1. DOMINGO I - Tiempo Ordinario El Bautismo de Jesús
La manifestación de Jesús
«Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si Juan no
sería el Mesías, él tomó la palabra y les dijo: «Yo los bautizo con agua,
pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de
desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y
en el fuego.
Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y
mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió
sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del
cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi
predilección»» (Lc 3,15-16.21-22).
El BAUTISMO de Jesús en el Jordán es el momento en que finaliza su
vida oculta y comienza su actividad pública.
Sus palabras y acciones los Apóstoles llegarían a comprenderlas como
una MANIFESTACION de la presencia de Dios entre los hombres:
«Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por
Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a
Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El pasó
haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del
demonio, porque Dios estaba con él» (Hech 10,38).
2. DOMINGO I - Tiempo Ordinario El Bautismo de Jesús
Los cielos abiertos
«Todo el pueblo se hacía bautizar, y también fue bautizado Jesús. Y
mientras estaba orando, se abrió el cielo…» (Lc 3,21).
Lo más importante para todos los Evangelistas es la MANIFESTACION
(gr. EPIFANIA) divina que acontece en el momento del Bautismo.
Dios presenta al que será su mediador de salvación entre los hombres.
Para eso se evocan una serie de escenas bíblicas en las que Dios envía a
sus mensajeros para anunciar o iniciar la redención de su pueblo.
La primera evocación es la de los cielos abiertos:
«Ellos se acordaron de los días del pasado, de Moisés, su servidor:
¿Dónde está el que hizo subir de las aguas al pastor de su rebaño?
¿Dónde está el que puso dentro de él su Santo Espíritu, el que hizo
marchar su brazo glorioso a la derecha de Moisés, el que separó las
aguas delante de ellos, para ganarse un renombre eterno?... ¡Si
rasgaras el cielo y descendieras las montañas se disolverían delante
de ti!» (Is 63,11-12.19).
En el Jordán se manifiesta que Dios nuevamente desciende hasta un
pueblo necesitado de redención (Ex 3,8), para proveer de su Espíritu al
que los guiará a la salvación. Como Moisés (Ex 2,10), también Jesús
surge de las aguas…
3. DOMINGO I - Tiempo Ordinario El Bautismo de Jesús
El descenso del Espíritu
«…y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma»
(Lc 3,22).
En descenso del Espíritu Santo se manifiesta que Jesús era el anunciado por
Juan:
«Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni
siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el
Espíritu Santo y en el fuego» (Lc 3,16).
El Espíritu de Dios es el que capacita a Jesús para su misión profética y
liberadora. Es el que lo unge como iniciador del gran cambio mesiánico:
«Sobre él reposará el Espíritu del Señor» (Is 11,2).
«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. El me
envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vender los corazones heridos, a
proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar
un año de gracia del Señor» (Is 61,1-2).
El Espíritu será el que mueva en adelante a Jesús y el que hace comenzar el
Reinado de Dios entre los hombres, como reconoce Jesús:
«si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que
el Reino de Dios ha llegado a ustedes» (Lc 11,20).
4. DOMINGO I - Tiempo Ordinario El Bautismo de Jesús
El Hijo de Dios
«Se oyó entonces una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en
quien tengo puesta toda mi predilección» (Lc 3,22).
Por ser ungido por Dios, Jesús es proclamado asimismo Hijo suyo,
según la declaración del Salmo de entronización de los reyes de la casa de
David:
«Los reyes de la tierra se sublevan, y los príncipes conspiran contra el
Señor y contra su Ungido. [Pero dice el Señor] «Yo mismo establecí a mi
Rey en Sión, mi santa Montaña». [Por su parte el rey declara:] Voy a
proclamar el decreto del Señor: El me ha dicho: «Tú eres mi hijo, yo te he
engendrado hoy» (Sal 2,2.6-7).
El Apóstol Pablo utiliza el mismo Salmo, pero lo refiere a la resurrección
de Jesús. Ése sería el momento de la unción mesiánica de Jesús:
«La promesa que Dios hizo a nuestros padres, fue cumplida por él en
favor de sus hijos, que somos nosotros, resucitando a Jesús, como está
escrito en el Salmo segundo: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado HOY»
(Hech 13,32-33).
Los Evangelios Sinópticos, en cambio, muestran que Jesús actuó y vivió
como Hijo de Dios durante todo su ministerio.
5. DOMINGO I - Tiempo Ordinario El Bautismo de Jesús
El Hijo muy querido
«Se oyó entonces una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo muy querido, en
quien tengo puesta toda mi predilección» (Lc 3,22).
Los sentimientos de amor declarados por la voz divina añaden una
nueva evocación bíblica, que asemeja a Jesús al hijo de Abraham:
Dijo Dios a Abraham: «Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a Isaac,
vete al país de Moria y ofrécele allí en holocausto en uno de los montes, el
que yo te diga». Levantóse, pues, Abraham de madrugada, aparejó su
asno y tomó consigo a dos mozos y a su hijo Isaac. Partió la leña del
holocausto y se puso en marcha hacia el lugar que le había dicho Dios»
(Gn 22,2-3).
«Dios no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros» (Rom 8,32 )
También la predilección de Dios sitúa a Jesús en un rol de servidor, para restablecer la justicia
entre los hombres:
«Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto
mi Espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones» (Is 42,1).
Mateo ve cumplida esta profecía de Isaías en el hecho de que Jesús curó a todos los que lo
siguieron (cf. Mt 12,15-18).
6. DOMINGO I - Tiempo Ordinario El Bautismo de Jesús
El bautismo de Jesús y el nuestro
En el Nuevo Testamento no encontramos una conexión entre el
bautismo recibido por Jesús y el bautismo cristiano, como si fuera el origen
o modelo del mismo. Más bien será la muerte y resurrección de Jesús el
modelo del bautismo cristiano. Así lo enseña Pablo y lo practica la Iglesia,
al dedicar una liturgia bautismal durante la Vigilia Pascual:
«¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús,
nos hemos sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados
con él en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la gloria del
Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva» (Rom 6,3-4).
: Sólo en una época posterior aparecen conectados ambos bautismos:
«Jesús fue bautizado para que pudiera purificar el agua del bautismo
mediante su pasión» (Ignacio de Antioquía, Carta a los Efesios 18,2).
El relato del Bautismo de Jesús nos muestra la unción de Jesús por medio del Espíritu de Dios
para llevar adelante su misión de conducir a los hombres a la reconciliación con Dios.
Esta misión será consumada en su Pasión y Resurrección, cuando entregue, a su vez, el
Espíritu recibido a quienes reciban el Bautismo en su nombre:
«Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los
pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo» (Hech 2,38).
7. DOMINGO I - Tiempo Ordinario El Bautismo de Jesús
El bautismo de Jesús y el nuestro
En el Nuevo Testamento no encontramos una conexión entre el
bautismo recibido por Jesús y el bautismo cristiano, como si fuera el origen
o modelo del mismo. Más bien será la muerte y resurrección de Jesús el
modelo del bautismo cristiano. Así lo enseña Pablo y lo practica la Iglesia,
al dedicar una liturgia bautismal durante la Vigilia Pascual:
«¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús,
nos hemos sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados
con él en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la gloria del
Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva» (Rom 6,3-4).
: Sólo en una época posterior aparecen conectados ambos bautismos:
«Jesús fue bautizado para que pudiera purificar el agua del bautismo
mediante su pasión» (Ignacio de Antioquía, Carta a los Efesios 18,2).
El relato del Bautismo de Jesús nos muestra la unción de Jesús por medio del Espíritu de Dios
para llevar adelante su misión de conducir a los hombres a la reconciliación con Dios.
Esta misión será consumada en su Pasión y Resurrección, cuando entregue, a su vez, el
Espíritu recibido a quienes reciban el Bautismo en su nombre:
«Conviértanse y háganse bautizar en el nombre de Jesucristo para que les sean perdonados los
pecados, y así recibirán el don del Espíritu Santo» (Hech 2,38).