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La innovación una alternativa
1. La innovación una alternativa para transformar la educación 1
UNIVERSIDAD SIMÓN BOLÍVAR
MAESTRÍA EN DUCACIÓN
COHORTE XVI
LA INNOVACIÓN UNA ALTERNATIVA PARA
TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN
Artículo de reflexión presentado por:
MARCO TULIO FUENTES VELOZA
HANANIA ESTHER OJEDA SALINAS
Con la tutoría de la Doctora:
MARIBEL MOLINA CORREA
BARRANQUILLA – ATLÁNTICO
2014
2. La innovación una alternativa para transformar la educación 2
LA INNOVACIÓN, UNA ALTERNATIVA PARA TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN
INNOVATION, AN ALTERNATIVE TO TRANSFORM EDUCATION
Marco Tulio Furentes Veloza
Hanania Esther Ojeda Salinas
Maestrantes Cohorte XVI
Universidad Simón Bolívar
RESUMEN:
Este texto surge de una reflexión sobre varios autores que abordan la temática de la innovación desde distintas perspectivas. A
partir de los textos leídos y desde la experiencia docente se profundiza en el análisis y la comprensión del concepto y en su
significación dentro de los espacios educativos. La conclusión más relevante establece que la investigación y la innovación se
entrelazan en la práctica educativa, posibilitando los cambios en las instituciones que se perpetúan en lo tradicional, asumiendo
una actitud distinta que involucra a toda la comunidad educativa y que implica el compromiso colectivo.
Palabras Clave: Innovación, Investigación y Educación.
ABSTRACT:
This text comes from a reflection on several authors that address the theme of innovation from different perspectives. From read
texts and from the teaching experience elaborates on the analysis and understanding of the concept and its significance within the
educational spaces. The most relevant conclusion set that research and innovation are interwoven in educational practice, allowing
changes in the institutions that are perpetuated in the traditional, assuming a different attitude that involves the entire educational
community and involving collective commitment.
Key words: Innovation, research and education.
El contexto mundial es complejo, flexible y dinámico en todos los ámbitos de la vida,
mientras la educación aparece rígida, apegada a métodos tradicionales y poco eficaces que
retoman postulados del siglo XIX, liderada por maestros formados en el siglo XX y que
muestran la deteriorada imagen de una escuela actual que no corresponde a los desafíos del siglo
XXI. De allí, la necesidad de abrir una ventana e incorporar la innovación y la creatividad, como
elementos fundamentales para producir el desequilibrio, la movilización mental y lograr los
anhelados y decisivos cambios.
En este sentido, Jaume Carbonell, menciona que la innovación:
“no es una actividad puntual sino un proceso, un largo viaje o trayecto que se detiene a contemplar
la vida en las aulas, la organización de los centros, la dinámica de la comunidad educativa y la
cultura general del profesorado” (2002 citado en Cañal de León, p.11-12)
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Por consiguiente, la innovación no puede considerarse como una receta que por arte de
magia arregla los problemas educativos; más bien puede pensarse como una actitud grupal que
engloba a toda una comunidad. Esclareciendo que cuando se asevera que la innovación y la
creatividad corresponden a un maestro en particular, es equivocarse de manera infantil o negar la
existencia de otros dentro de la organización. De igual forma cuando se cree que una idea nueva
representa la solución inmediata del problema se está obviando el recorrido, el tiempo y el
proceso, contemplando como posible la idea de caminar antes que gatear.
En el anterior sentido, Torre S. plantea: “que el docente por si solo constituye un
verdadero subsistema y es artífice de innovación” (1994, p.171), lo cual le da cierto realce y lo
coloca en el centro del proceso haciéndolo responsable de la innovación, que será como él quiera
y llegará hasta donde él lo precise. Pero, lo cierto es que no se puede olvidar que el complejo
mundo de la educación es un sistema o un engranaje, donde la responsabilidad no puede recaer
solamente sobre el educador, sino que tiene que ir articulada con los actores que intervienen o
hacen parte de la comunidad educativa conforme con las exigencias del contexto.
Pensar que la innovación depende en gran medida del maestro es responsabilizarlo del
sistema educativo, desconociendo en gran medida la función de cada subsistema, cuando en la
práctica, la realidad muestra que si algún elemento del todo anda en mal funcionamiento, todo el
organismo se queja del mismo dolor y no puede articularse adecuadamente a su función. Cuando
realmente la innovación debe ser vista en toda su complejidad, construida en conjunto entre
sujetos diversos que desarrollan sus potencialidades e innovan para gestar los verdaderos
procesos de cambio.
Tejada, J. (1995, p.48) habla del papel del maestro en la innovación y expresa que
cuando el sistema educativo es de corte positivista la función del docente es el de ejecutor; por lo
cual se vislumbra que son los expertos de la educación los que plantean las técnicas de
innovación y creatividad y el docente sólo se limita a desarrollar de la mejor forma el libreto de la
creatividad. Así también, cuando el enfoque educativo es de tipo histórico - hermenéutico el
docente adquiere el rol de implementador y desarrolla activamente algunas actividades que ha
interpretado. Por otro lado, cuando el enfoque es socio-crítico aparece el rol del docente
curricular, quien filtra y define los proyectos, teniendo en cuenta el contexto en una relación
colaborativa, en constante innovación y cualificación profesional.
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Todo lo anterior abre la mente para entender que el maestro asume un papel decisivo en
los cambios que se proponen y que por tanto no puede pensarse en él como un intermediario;
pero tampoco puede llegarse al punto de ubicarlo por encima de los demás creyendo que todo
depende necesariamente de él, cuando realmente su reto presente es posibilitar que la innovación
se despliegue no únicamente en sí mismo; sino en igual forma en cada una de las personas que
educa. Porque en la medida en que es capaz de tomar iniciativas y de ayudar a otros a reconocer
sus propios alcances se generan importantes transformaciones.
Es bueno que se vaya abandonando la visión del “profesor como mero ejecutor de
proyectos de innovación” (Torre & Barrios, 2000, p.3) para asumir el nuevo perfil del docente
curricular donde se ve al maestro como un investigador e innovador que reflexiona sobre la
práctica pedagógica y luego toma elementos que le pueden servir para mejorar su servicio
educativo. En consecuencia, la investigación y la innovación se entrelazan e interactúan
mutuamente en la práctica educativa, permitiéndole al maestro hallar un mayor sentido en lo que
hace y suscitar la motivación por su oficio.
Sin duda, el conocimiento del entorno es fundamental para que la innovación fluya en el
maestro, porque cuando la práctica pedagógica se hace dentro de las paredes del aula de clase sin
mirar el exterior ésta surge descontextualizada y sin ningún sentido. En repetición de lo mismo
pero de diversas maneras; con la errónea idea de que se está innovando cuando realmente se están
ejecutando las mismas rutinas con algunas modificaciones que pueden crear la ceguera mental de
la innovación, cuando realmente persiste el paradigma existente.
La capacidad de reflexión sobre la práctica educativa, amplía la interpretación del
fenómeno de la educación en su carácter sistémico y no separado por partes. Siendo ésta una
premisa que invita a re significar lo que se hace para obtener lo que se busca, sin que esto
implique que se tenga que inventar necesariamente todo nuevo. Tristemente, algunos maestros
ven los espacios de reflexión como momentos oportunos para referenciar una lista interminable
de quejas y lamentos sobre la educación, desviando la intencionalidad de hacer un pare y mirar
con detenimiento lo que se hace para: retomar, cambiar y proponer elementos educativos que
puedan ayudar a fortalecer los conocimientos pedagógicos.
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En cuanto a la actitud autocrítica y a la evaluación profesional, se contempla al maestro
analizando su labor pedagógica con profesionalismo, en revisión de los aciertos en el proceso
educativo y de los errores o equivocaciones con la intención de re - direccionar lo que está
haciendo para no continuar en la repetición de lo mismo. Asumiendo los rápidos cambios
tecnológicos con una clara apertura para hacer ajustes en los procedimientos de enseñanza,
vinculándose a un camino de formación permanente, sin pesimismo, en ausencia de sentimientos
de derrota ante los múltiples desafíos de la educación del siglo XXI.
Razón que fundamenta la flexibilidad y la espera en el proceso de adaptación a los
cambios y en esa búsqueda de llegar a ser innovadores, creativos y sin apegos a los esquemas del
pasado, en una lucha por cambiar el pensamiento de que la educación anterior fue mejor o de
considerar que no hay necesidad de hacer ajustes porque todo está bien. Lo cual podría definirse
dentro un esquema pobre de pensamiento que no detecta las necesidades reales que se están
dando en el contexto educativo y que se niega a aceptar la marcha rápida del tiempo y la continua
evolución.
Es verdad que mantenerse dentro de lo común y lo cotidiano da sensación de
conformismo y de protección; no obstante se debe desarrollar la capacidad de adaptación ante los
cambios, porque en el trabajo se necesitan constantes procesos de reacomodación de la posición
personal del educador para adaptarse ante los nuevos retos. Esta no es una tarea sencilla donde
bien al inicio resulta válida la inseguridad, porque los cambios fluyen en un continuo devenir y se
producen en medio de la incertidumbre dando la sensación de pérdida del piso; no obstante todo
este proceso con efectos y características es importante para acercarse a la mencionada
innovación.
Un maestro innovador debe poseer la capacidad de iniciativa y el coraje para decidir en
determinados momentos que se requiere cambiar. Claro está, sin olvidar que:
“la innovación es la actitud y el proceso de indagación de nuevas ideas, propuestas y aportaciones,
efectuadas de manera colectiva, para la solución de situaciones problemáticas de la práctica, lo
que comportará un cambio en los contextos y en la práctica institucional de la educación”
(Imbernon F. 1996, p.64)
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En la medida que la innovación se vea como natural y adherida a la dinámica permanente
de la escuela. Así también, el maestro va a contar con el apoyo de las directivas para poner en
aplicación dentro de la ejecución misma de la práctica pedagógica sus nuevas estrategias,
percibiendo la novedad no como una pérdida de tiempo o como un desorden por romper con
aquello que tradicionalmente se considera como normal, al salirse de los parámetros de la
disciplina donde se privilegia el silencio y aquellos esquemas lineales donde el maestro emite
interminables discursos en muestra de su saber.
Es fundamental el poder y la autonomía para encarar el proceso educativo y hacer frente a
los cambios en justicia al tiempo y a la necesidad. En sintonía con el pensamiento de Juan
Escudero quien menciona que “la innovación educativa significa una batalla a la realidad tal cual
es, a lo mecánico, rutinario y usual, a la fuerza de los hechos, y al peso de la inercia” (Pascual R.
1988, p.86). Es necesario estar alerta porque la rutina anda suelta, para apoderarse de las
instituciones educativas y la innovación hay que cuidarla como el tesoro más preciado que se
quiere tener guardado para seguir adelante y no dejarse apoderar del dinosaurio del conformismo
y la tradicionalidad.
La innovación no se puede dar como algo independiente y como iniciativa de una sola
persona, ésta “supone pues, una apuesta por lo colectivamente construido como deseable, por la
imaginación creadora, por la transformación de lo existente” Escudero (citado en Pascual, 1988,
p.86). Por tanto la creatividad y la innovación en los establecimientos educativos se debe dar
como fruto de la reflexión colectiva y no sólo desde los caprichos de una persona que cree tener
la razón, con esto no se quiere decir que no existan ideas individuales, sino que tienen que ser
validadas por el colectivo de trabajo.
El maestro innovador no puede ser conformista, debe tener voluntad de auto
perfeccionamiento y al hallar obstáculos no debe contentarse con plantear los problemas y con
decir que hay dificultad, sino que debe buscar las alternativas de solución a través de la propia
capacitación y la auto- formación sin esperar a que el supuesto experto venga a plantearle
solución a los problemas que se le vienen presentando. Porque está en él la búsqueda del
conocimiento y la solución a sus preguntas y es la investigación un camino alternativo para
mostrar toda su capacidad creativa y transformar la realidad.
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El compromiso ético- profesional es fundamental, porque la labor del maestro más que un
trabajo es una vocación y cuando se ve así el compromiso surge espontáneamente y no requiere
perseguirse a nadie; sino que por el contrario hay disposición total a lo nuevo y todo se ejecuta
por el beneficio de la organización educativa a la que se pertenece y no por lograr prestigio
personal o por lograr únicamente remuneraciones salariales o reconocimientos que puedan elevar
el ego personal.
La innovación educativa requiere de objetivos claros y precisos para no portar falsos
disfraces que supuestamente exhiben el tema en mención, pero que finalmente están lejos de
considerarse como tal y caen en seudo - sistemas que aparentan ser novedosos y se presentan
como tal en los círculos educativos; no obstante en realidad son tan sólo posiciones ficticias o
malas construcciones de innovación.
Cuando las nuevas actividades no se proponen, ni se dan a conocer a los demás miembros
de la comunidad educativa se pierden la intencionalidad de las mismas o aparecen como acciones
confusas fruto de unos pocos; pero la experiencia como tal no transciende ya que la comunidad
no interioriza el sentido de lo que se busca. De allí la necesidad de dialogar en las comunidades
de aprendizaje para establecer puntos comunes y posibilitar el despliegue de la creatividad como
una acción consciente con aprobación colectiva.
Además el desarrollo de propuestas educativas es necesario, para oxigenar el quehacer
pedagógico; ya que cuando no se propone nada nuevo, todo permanece estático y resulta
incoherente y contradictorio con la continua evolución de la sociedad. Entonces estas propuestas
deben responder a las necesidades del mundo actual, al concepto de ser humano que se tiene y a
la realidad latente en el mundo desde todos los contextos posibles.
Igualmente, cada proyecto que se emprende no puede ser visto como algo inmodificable y
rígido que no se puede variar, por el contrario debe verse como algo necesariamente flexible, el
cual se puede adaptar constantemente a los retos que se dan diariamente. Por tanto, éste no puede
ser planeado por décadas o por grandes períodos de tiempo, tiene que ser revisado continuamente
para hacer las adecuaciones que se necesitan para dar solución al momento concreto que se está
viviendo.
8. La innovación una alternativa para transformar la educación 8
En cuanto a las teorías, a los métodos, procesos, técnicas administrativas deben
corresponder a las circunstancias de la comunidad educativa, porque no se puede andar por un
lado con el discurso y por otro con la realidad. Es cierto, que la teoría y la filosofía orientan el
proceso educativo y que realmente no se da total identificación entre lo que piensa la institución y
lo que hace, sin embargo es cierto que se obtendrán mayores resultados cuando se disminuya la
brecha entre lo que se dice y lo que se hace.
Si en la institución educativa no se investiga no habrá innovación, porque en la medida en
que se reflexiona sobre el quehacer pedagógico y se investiga sobre las distintas problemáticas
que surgen de ésta labor se irán encontrando nuevos caminos para orientar la educación. Entonces
claramente, hay estrecha relación entre la innovación y la investigación. Ahora bien, investigar es
una acción que requiere de esfuerzo y motivación constante para que a través de ella se puedan
solventar los retos que enfrenta la educación.
Pero también resulta importante que en Colombia se destine un poco más del 0.449% del
Producto Interno Bruto (PIB) a los proyectos, a los grupos de investigación y a los profesionales
de las instituciones con espíritu investigativo ya que la inversión se justificaría en los resultados y
posibilitaría que el país no estuviese tan lejos de los países asiáticos y europeos que destinan
entre el 2 y el 5% del PIB. De la misma forma, se deben promover actitudes positivas en las
organizaciones inteligentes, para que se vean las reformas como algo necesario y positivo para la
institución, evitando el clima de negativismo e intolerancia que suele formarse en las
comunidades educativas cuando se habla de investigar y producir algo nuevo.
También es fundamental la sistematización de la experiencia educativa, para que las ideas
innovadoras no se pierdan y puedan trascender en el tiempo. Siendo de vital importancia crear los
documentos necesarios para que ésta quede impresa en la memoria de la institución y se pueda
retomar en cualquier momento para su estudio o para hacer modificaciones si es necesario en un
nuevo contexto posible.
La escuela innovadora no se puede cerrar sobre sí misma, porque de igual manera que un
maestro se aísla en sí mismo y pierde el horizonte institucional, el establecimiento al aislarse
dentro de sus límites se descontextualiza. Por tanto, las experiencias creativas no están hechas
para ser guardadas en un anaquel o en un lugar oculto, sino que deben servir para ser
9. La innovación una alternativa para transformar la educación 9
compartidas con otras instituciones a fin de comparar, replantear, estudiar resultados, ver posibles
variaciones.
Reafirmando la idea anterior, es preciso hacer alusión a lo conceptuado por Juan Escudero
sobre la innovación educativa, la cual la explica como “un proceso de definición, construcción y
participación social” (Escudero citado en Pascual, 1998, p. 86), que no puede ser vista como algo
esporádico que se da en la semana cultural o en eventos especiales. Así la innovación y la
creatividad debe ser algo cotidiano en la institución, teniendo en cuenta que lo rutinario y lo
novedoso se mezclan en las mismas circunstancias y que por tanto se debe estar haciendo el
proceso continuo de investigación y reflexión de la práctica educativa para decantar
adecuadamente lo que es innovación educativa, de lo que no es.
La educación requiere continua revisión y mejora para adaptarse a las necesidades que se
van dando en el ámbito educativo, ya que un ambiente educativo paquidérmico y anquilosado en
el tiempo rápidamente se va desadaptando y no cumple con los requerimientos de satisfacer las
necesidades del individuo y de la sociedad.
Diariamente el maestro actúa en cumplimiento de diversas acciones que se sitúan en el
marco mismo de lo que se determina e implementa desde la obligación, en atención a lo
solicitado por la institución educativa donde labora. Siguiendo un proceso específico y unas
rutinas establecidas el maestro termina siendo un hábil ejecutante de la acción, diligencia
esquemas de planeación, valora y registra los resultados del aprendizaje en planillas, suministra
una información específica, entrega y aporta los documentos que se precisan dentro de la
organización del establecimiento y en ese afán constante por cumplir, se le pierde el camino de
contacto con la intención de su misión y la autenticidad de su práctica pedagógica.
En medio de esa realidad que se presenta con muestras claras de cambio, el maestro
encuentra un seguro refugio en el uso sostenido del repertorio de estrategias que ha venido
utilizando desde hace mucho tiempo, como si la película del mundo se hubiese detenido y el hoy
fuese una réplica del ayer, el pasado se resiste a abandonar los espacios escolares y se repliega en
medio de los actores del proceso independientemente de las necesidades y requerimientos del
momento actual, en contravía con los resultados que señalan la urgencia de profundos cambios.
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Atrapado en medio de las exigencias propias de su profesión, el maestro revisa los
formatos diseñados, reformula sus estructuras y determina mejores características para los
documentos ya elaborados y en la medida que el contenido de lo registrado se perfecciona,
aumenta la distancia que separa la práctica de lo teórico. Aparentemente las páginas de los planes
de asignatura o planes de estudio referencian secuencias didácticas innovadoras, pero en el
recinto interior del aula se legitima una y otra vez las viejas prácticas, las reconocidas, aquellas
que se señalan como “tradicionales” cuando evidentemente parecen recientes y se desarrollan
como actuales.
Es una inversión bastante alta de creatividad e ingenio la que se exhibe en el papel, pero
que lamentablemente no desemboca en el aula. Y la pretensión no es que la fuente de
información se vacíe hasta el punto de que llevemos una práctica educativa sin registros que
sustenten el proceso; pero sí que exista una coherencia que conecte los procesos de enseñanza
aprendizaje con lo que se enfatiza en los documentos institucionales y un equilibrio en cuanto al
tiempo y el esfuerzo que se aplica en la construcción de lo reglamentado y en los procesos que
tienen lugar dentro de ese pequeño espacio que es el aula y que debe constituirse en una réplica
del mundo.
Es meritorio que se disminuyan las contradicciones y que el maestro logre una verdadera
comprensión de la teoría pedagógica para que su actuar cotidiano en el aula impacte con nuevos
elementos que contribuyan positivamente en el aprendizaje de los estudiantes. Para ello será
necesario que actualice sus conocimientos y considere su formación personal como una acción
permanente, posibilitando así el resurgir de las nuevas ideas y el florecimiento de su capacidad
creativa e innovadora.
Hallando en el camino precisiones a los conceptos que muchas veces lo desorientan y lo
llevan al uso de la teoría sin la comprensión de la misma. La innovación no puede llegar a
considerarse como un evento mágico, que surgen de la nada y que se caracteriza por la
destrucción de lo construido, por el contrario “innovar” es enfrentarse a lo conocido y
enriquecerlo con una perspectiva distinta, nutriendo la mente con nuevos conceptos en
articulación con los anteriores; porque nadie puede llegar a algo nuevo sino retoma lo que ya sabe
y existe.
11. La innovación una alternativa para transformar la educación 11
Es determinante que al interior de las organizaciones educativas se generen procesos que
potencialicen al equipo humano y se gestione con el conocimiento, a fin de dejar de repetir lo que
otros hacen, adoptando una posición que marque la diferencia por la aplicación de nuevas
estrategias, cambios en el currículo, en las prácticas y en la forma de enseñar. Es claro, que un
cambio en este sentido no es fácil e involucra el esfuerzo conjunto que posibilita que no se
desvanezca la visión sistémica, donde el que enseña tanto como el que aprende están íntimamente
ligados en la innovación.
Partiendo de lo escrito por Hugo Martínez Alvarado:
“Innovar en educación es más parecido a dar un salto al vacío en que la osadía y el compromiso
del docente en el espacio incierto serán determinante para que el resultado sea exitoso. El desafío,
entonces, es atreverse a dar este salto” (Martínez, H. 2011, p.28)
Como bien se señala en esta cita seguramente serán muchos los obstáculos y dificultades
que tendrá que enfrentar todo aquel que desee innovar porque la aceptación a lo nuevo produce
tensión y resistencia muchas veces porque se siente el temor a equivocarse y a estar haciendo
algo en lo cual no se logre el éxito que se espera.
Son diversos los rostros y las actitudes que se asumen ante las propuestas de innovación
en los escenarios educativos. Y como un puñado de semillas que se esparcen en un terreno con
múltiples condiciones, es probable reconocer entre los maestros posiciones que favorecen la
siembra y otras que obstaculizan la introducción y el desarrollo de nuevas ideas. Algunos están
satisfechos con las rutinas, apegados a las acciones que han venido ejecutando y ven con ojos de
desconfianza el tener que hacer ajustes o modificaciones en lo que ya está diseñado y ha tenido su
lugar por mucho tiempo.
De allí que situados en la realidad y en los grandes debates que surgen al plantear cambios
sea necesario y pertinente tomar el pensamiento que expresa Peter Senge (1999) en su libro “La
Quinta Disciplina”
12. La innovación una alternativa para transformar la educación 12
“Para una innovación en conducta humana, es preciso ver los componentes como disciplinas.
Por “disciplina” no aludo a un “orden impuesto” o un “medio de castigo”, sino un corpus teórico
y técnico que se debe estudiar y dominar para llevarlo a la práctica”
En ese sentido antes de proceder en la aplicación, debe asumirse la acción de revisar la
teoría, comprenderla e interiorizarla porque ésta es una fase que puede ser decisiva para disminuir
los niveles de tensión e incertidumbre que se generan.
En unión a la idea anterior, Álvaro Marchesi el secretario General de la Organización de
Estado Iberoamericanos (2011, p.11) enmarca en el seminario internacional “La práctica
pedagógica en entornos innovadores de aprendizaje” que “Sin disposición, motivación y
compromiso, esta última tampoco conduce a una innovación constructiva” Sosteniendo que lo
que se plantea puede ser fructífero si existe buena voluntad para hacerlo y se mantiene encendida
la llama del interés con dosis importantes de compromiso hacia el trabajo que se plantea.
Algunos llegan a creer que cuando se incluyen recursos tecnológicos o se utiliza
hábilmente la tecnología se está actuando en correspondencia a un entorno innovador. Pero es
necesario entrar en lo profundo y no quedarse tan sólo con los elementos periféricos, porque
realmente tecnología no significa por sí misma innovación, sólo constituye una herramienta más
que posibilita la ejecución del proceso educativo. Así que ser creativo es una capacidad del ser
humano que se encarna en su ser y abarca las dimensiones.
En conclusión la investigación y la innovación van de la mano en un proceso continuo de
crecimiento, cuando se reflexiona sobre la práctica pedagógica se descubren problemas que valen
la pena profundizar siguiendo la huella del dilema pista tras pista, como el detective que busca
desenmascarar un delito o descubrir un enigma y esto se hace superando múltiples obstáculos que
se le van presentando al investigador y que en muchas ocasiones le desaniman e inclusive le
hacen dar pasos atrás en el camino recorrido, pero vuelve a retomar fuerzas para seguir su
objetivo, y así encontrar vías nuevas que le ayuden a solucionar las dificultades que se le vienen
presentando.
13. La innovación una alternativa para transformar la educación 13
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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entornos innovadores de aprendizaje. Montevideo, Uruguay.
Cañal de León, P. y otros, (2002). La innovación educativa. Madrid.
Imbernon, F. (1993). CORRD. La formación permanente del profesorado en los países de la
CEE.ICE/Horsori. Barcelona.
Pascual, R. (1998). La gestión educativa ante la innovación y el cambio. Madrid.
Senge, P. (1999). La Quinta Disciplina Barcelona: Editorial Granica (Grupo Editorial Norma)
Torre, S. De La. (1994). Innovación curricular: proceso estrategias y evaluación, Dikynson,
Madrid.
Tejada, J. (1998). El papel del profesor en la innovación educativa. Algunas implicaciones sobre
la práctica innovadora. Educar 19, 19-32