1. ¿Sirve realmente el método Gabriel para perder peso?
En este articulo veremos brevemente en que consiste el método Gabriel, espero que os resulte de
interés mi articulo.
Bajar de peso es un reto que es diferente para cada persona. Algunos individuos están dotados con
buenos genes que les permiten metabolizar los alimentos tan pronto como estos son consumidos, lo
que ayuda a mantenerse delgado sin mucho esfuerzo. Para otros, sin embargo, cada sorbo de una
bebida azucarada, y cada bocado de una hamburguesa jugosa y tentadora puede hacer que los
números de la balanza se disparen. Dependiendo de constitución biológica de la persona, el acto de
comer puede ser un capricho o un típico dilema siempre presente que puede dictar el estado de su
salud general y su bienestar.
Hay una gran cantidad de recursos para la pérdida de peso que se encuentran en una variedad de
canales. Los programas de televisión ahora ofrecen especialistas de la salud que ofrecen asesoramiento
sobre la forma fácil de adoptar estilos de vida saludables, libros y vídeos que promocionan las
diferentes técnicas de control de peso y blogs escritos por personas con verdaderas experiencias
transformadoras animando a los lectores a alcanzar objetivos similares, no hay duda ni ninguna excusa
para que nadie diga que no están adecuadamente preparados para iniciar su viaje de pérdida de peso.
Sin embargo, miles de personas siguen luchando por mantenerse en un peso adecuado. Tal vez, lo
único que le tomaría un poco más de esfuerzo seria encontrar la forma de eliminar el peso de forma
correcta, como por ejemplo,usando las técnicas expuestas en el método Gabriel, por ejemplo.
Jon Gabriel es una persona que tuvo éxito en su batalla contra la grasa. El aumento de peso en 1990, se
encontró a sí mismo convertido en un obeso mórbidos y alcanzando un peso de más de 400 libras o
186 kilos, una cifra que las numerosas dietas que probaba eran incapaces de derribar. Cursó estudios
desnutrición y se acercó con un enfoque que él llamó entonces el Método Gabriel, una técnica holística
que facilita la pérdida de peso sin recurrir a dietas restrictivas.
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2. En lugar de matarle de hambre , el método se centra en la identificación de los factores
desencadenantes que provocan que el cuerpo anhele los alimentos insalubres o demasiada comida,
logra atender a las necesidades físicas, emocionales y espirituales de cada uno, y utiliza la investigación
neurología como elemento valioso para ayudar a una persona con visualización práctica y técnicas
superar el estrés y la ansiedad que le hace caer en la comida compulsiva.
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La gordura, y con mayor motivo la obesidad, son fenómenos sociales. De alguna manera son el
subproducto de la civilización.
Si observamos lo que sucede en las sociedades primitivas, veremos que este problema prácticamente
no existe.
De la misma forma, la obesidad es casi inexistente en el reino animal, al menos en las especies que
viven en su propio medio natural. Sólo los animales domesticados por el hombre conocen los problemas
que la gordura origina.
Paradójica mente, el exceso de peso es más evidente en las sociedades evolucionadas. Es como si
fuera el corolario del nivel de vida. Y este fenómeno ha tenido lugar a lo largo de toda la historia.
Salvo excepciones, ha sido siempre entre las categorías sociales más ricas donde se encontraban los
individuos más gordos.
Por otra parte, la gordura estaba considerada como una virtud. Era el símbolo del éxito social, así
como el de una buena salud. ¿No se decía acaso que los gordos eran buenos?
En la actualidad las mentalidades han evolucionado pues, aparte de que los cánones de belleza han
cambiado, se ha tomado conciencia poco a poco de los inconvenientes del exceso de peso.
La obesidad es hoy considerada como un peligro, por que se sabe que es un factor de riesgo
importante para la salud.
Si analizamos cuál es la situación de la obesidad en el MUNDO, comprobaremos que donde asume
rasgos catastróficos es en Estados Unidos, el país más rico del globo.
Ahora bien, observando el modo de alimentarse de los norteamericanos, es fácil deducir que son los
malos hábitos alimentarios el origen de su obesidad. Y esta situación no ha hecho más que empeorar con
los años.
Contrariamente a lo que algunos sostienen, la obesidad no es una fatalidad. Aunque en la mayoría de
los casos sus orígenes son hereditarios, no es menos cierto que todos ellos son la consecuencia de malos
hábitos alimentarios.
3. Abordar el tema ocultando este aspecto esencial de la cuestión nos llevaría a preocuparnos
únicamente por los síntomas (el peso) dejando de lado la causa. El fracaso de la dietética tradicional
radica en este punto de vista erróneo. En lugar de intentar extirpar los síntomas por medio de regímenes
de hambre, sería mejor analizar por qué se adelgaza. En lugar de seguir tontamente las listas de menús
ya confeccionados, contando las calorías o pesando los alimentos, sería mejor tratar de comprender
cómo funciona nuestro organismo y de qué manera asimila las diferentes clases de alimentos.
Para adelgazar y estabilizarse en un determinado peso, según creo, primero hay que pasar por una fase
educativa obligatoria. Por lo tanto, antes de empezar a poner en práctica los principios del método
descrito en este libro yo le propondría franquear tres etapas previas que constituyen una verdadera toma
de conciencia.
Toma de conciencia ante todo de los pésimos hábitos alimentarios adquiridos desde hace algunas
décadas, y que dependen de una refinación excesiva de ciertos alimentos. Este es el origen de la
desestabilización progresiva de nuestro metabolismo. Y esta situación es la que provoca obesidad y mala
salud.
Toma de conciencia también de la manera como funciona nuestro cuerpo. Es necesario conocer el
funcionamiento de nuestro metabolismo, así como el de nuestro aparato digestivo.
Toma de conciencia por último de la naturaleza de los alimentos, de sus propiedades y de la familia a la
que pertenecen.
Esta es la forma de elaborar en concreto una dietética inteligente tal como ofrece el metodo gabriel, a
partir de la cual uno se pueda hacer cargo de sí mismo y no solamente administrar su alimentación, sino
mantener el equilibrio ponderal.
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