El tratado entre EEUU y Europa supondrá el final del modelo social europeo y un golpe de estado por parte de las corporaciones que terminará por hacer añicos nuestras ya precarias democracias.
1. TTIP, EL SECUESTRO DE LA DEMOCRACIA
Verónica Gómez, ATTAC⎮nuevatribuna.es⎮13 de Abril de 2015
Publicado en: abr 13 2015 - 6:08pm por Nerea Castro
El tratado entre EEUU y Europa supondrá el final del modelo social
europeo y un golpe de estado por parte de las corporaciones que
terminará por hacer añicos nuestras ya precarias democracias.
Bajo el TTIP, más de 75.000 empresas podrán doblegar la
voluntad de los gobiernos
Hasta la fecha, es preocupante el bajo perfil de las noticias
relacionadas con el TTIP en los medios de comunicación, el Acuerdo
Transatlántico de Comercio e Inversión que están negociando la
UE y los EEUU en el secretismo más absoluto y cuyos objetivos
podrían tener un impacto dramático en la calidad de vida de los
ciudadanos y la democracia.
El TTIP pretende la creación de una zona de libre comercio e
inversión que englobaría la UE y EEUU
El TTIP pretende la creación de una zona de libre comercio e
inversión que englobaría la UE y EEUU. Uno de sus focos de interés
está en eliminar las “barreras”a la libre circulación de productos y
servicios, que no es otra cosa que la degradación de las normas,
salvaguardas y estándares sociales y medioambientales que se han
conseguido a la lo largo de luchas generacionales. Sin embargo, este
artículo no se va a centrar en esta cuestión de hondo calado y mayor
impacto, sino en el segundo foco de interés del TTIP: la creación de
procesos paralelos totalmente al margen de los parlamentos, la
2. ciudadanía y el control democrático, que otorgan un poder inusitado a
las multinacionales en detrimento del interés general y la soberanía
de los gobiernos para regular a favor del interés público.
Para ello cuentan con dos estrategias. La primera es la creación
del “Consejo de Cooperación Regulatoria Transatlántica”. Este
instituto transnacional, y sin precedente histórico, tiene como
propósito que un puñado de funcionarios y representantes de las
corporaciones se sienten a la mesa para que, a puerta cerrada y
totalmente al margen del debate público y el interés general, se siga
desregulando en aquellos sectores donde no se haya alcanzado un
acuerdo tras finalizar las negociaciones del TTIP.
Más allá todavía, el objetivo es que todas las nuevas normas y
regulaciones sean supervisadas primero desde su impacto sobre el
comercio y deban ir acompañadas de un informe que asegure que los
legisladores no adoptan medidas que van en detrimento de los
grandes negocios. Es decir, medidas perfectamente legítimas para
salvaguardar la salud pública, proteger el medioambiente, apoyar a
las empresas nacionales frente a las extranjeras, apoyar a las PYMES,
luchar contra la crisis, o promover modelos productivos alternativos,
podrían ser rechazadas o“suavizadas” para asegurarse de que las
grandes corporaciones siguen haciendo negocio. Mientras tanto,
aquellas medidas que favorezcan a éstas, se presentarían como un
acuerdo sin espacio para ninguna modificación. Por lo tanto, este
consejo tiene el poder de substraer las nuevas propuestas normativas
del debate público, modificarlas en el mejor interés de las
multinacionales, y presentarlas justo después, como el resultado
lógico de acuerdos previamente alcanzados entre los lobbies,
autoridades de EEUU y la UE y un grupo de funcionarios no
responsables frente a la ciudadanía.
Por si esto no fuera suficiente, el TTIP incluye el ISDS, un mecanismo
que otorga a las corporaciones el poder de demandar a los gobiernos
de un país cada vez que aprueben una ley que contravenga sus
intereses, fuera de su sistema legal y en tribunales ad hoc, donde 3
abogados privados deciden, arbitrando normalmente a favor de las
multinacionales, y obligando a los gobiernos a pagar demandas
millonarias con el dinero de los sufridos contribuyentes. Así viene
ocurriendo en los 10 últimos años. Vattenfall demandó al gobierno
alemán por querer desmantelar dos de sus plantas nucleares tras el
accidente de Fukushima por 3.700 millones €, Philip Morris a Uruguay
por lanzar una campaña para reducir el consumo de tabaco, 2.000
millones $, Argentina recibió más de 40 demandas (1.000 millones $)
por congelar los intereses de los servicios de agua y electricidad para
que fueran asequibles en época de crisis, y así un largo de etcétera.
Bajo el TTIP más de 75.000 transnacionales podrían usar el ISDS
3. para doblegar la voluntad de los gobiernos e impedir leyes a favor del
interés público.
García Bercero, aseguró a su homólogo estadounidense que los
documentos de las negociaciones no serían públicos hasta pasados 30
años, y hay razones de sobra para que así sea, el TTIP supondría el
final del modelo social europeo y un golpe de estado por parte de las
corporaciones que terminaría de hacer añicos nuestras ya precarias
democracias.
Verónica Gómez. Comisión Internacional de ATTAC
Fuente: http://www.nuevatribuna.es/articulo/europa1/ttip-secuestro-
democracia/20150413100222114664.html