La tortura, el desplazamiento forzado, las centenas de miles de desaparecidos, los cuerpos de poblaciones claramente focalizadas bajo la economía de guerra de los megaproyectos, el vómito de la democracia: el fascismo.
PROPUESTAS Y RECOMENDACIONES PARA UN NUEVO TRATO ENTRE EL ESTADO, LOS PUEBLOS...
Palabras frente al fascismo en Colombia
1. Palabras frente al fascismo en Colombia
por Humberto Cárdenas Motta
Domingo, 15 de Junio de 2014
La tortura, el desplazamiento forzado, las centenas de miles de
desaparecidos, los cuerpos de poblaciones claramente focalizadas
bajo la economía de guerra de los megaproyectos, el vómito de la
democracia: el fascismo.
“El fascismo debería llamarse más bien corporativismo, puesto que
surge de la fusión entre el estado y el poder corporativo.”
Benito Mussolini
La tortura, el desplazamiento forzado, las centenas de miles de
desaparecidos, los cuerpos de poblaciones claramente focalizadas
bajo la economía de guerra de los megaproyectos, el vómito de la
democracia: el fascismo.
Colombia es uno de los países donde se producen las mayores
desigualdades del mundo: se dice que es el séptimo
(http://www.dinero.com, 2012) y segundo en Latinoamérica (Molina
Ortiz, s.f.). Ha superado también, en varios cientos de miles, a la
suma de los desaparecidos de las dictaduras del cono sur con
Pinochet, Videla, Stroessner, Bánzer, y la dictadura en Uruguay.
Cuenta con estrategias y ejércitos paramilitares, políticos,
presidentes, banqueros, ganaderos, industriales, fascistas, medios de
comunicación, ideólogos, USAID, etc. Tiene el apoyo irrestricto de los
2. Estados Unidos, con bases militares, mercenarios y “ayuda
militar”. Colombia es, según se expone en la vidriera de las
estadísticas, segundo en el mundo en desplazamiento forzado,
teniendo en cuenta que el estado corporativo en la ley de “víctimas”
(espejo que refracta el rostro de sus autores), no reconoce a quienes
han sido desplazados/expulsados hacia otros países. En Colombia, el
modelo económico combina la producción de la miseria con el
funcionamiento perpetuo de las factorías del crimen: esta es la
manera como históricamente se ha concentrado la riqueza
en Colombia.
En Colombia, los grandes medios de prensa dicen
“escándalo” cuando del sufrimiento y del dolor real se trata: se
descuartizan seres, se desplaza a millones de pobladores, se asesinan
niños, pero la democracia permanece intacta. Son las virtudes
políticas del estado corporativo, con su senado de la república, sus
fuerzas militares, sus naciones unidas, sus empresas transnacionales.
Dos rostros, dos voces, dos discursos, al menos, de un mismo
cuerpo: las voces del modelo económico corporativo. Una voz, un
discurso que se presenta como público: en este discurso los
productos de sus factorías de muerte son un “escándalo”, “casos
aislados”, “errores involuntarios” de sus ejércitos, “falsos positivos”,
“excesos de la fuerza pública”, “excesos de fuerza”, o golpes que se
propinan a un enemigo al que es legítimo aniquilar para resguardar
“el orden”, la integridad social, la convivencia, la paz. Frente a toda
una tipología compuesta de categorías particulares en la que se
clasifican todos los productos de sus factorías de muerte (indigentes,
insurgentes, sindicalistas, estudiantes, poblaciones marginales,
campesinos, jóvenes, desempleados, mujeres, etc.), están las
categorías universales del orden, la paz, la sociedad. El “orden” es
intangible, expuesto a la mirada pública desde una sacralidad
distante que lo resguarda de cualquier contingencia y que
autoperpetúa su indiscutida universalidad. Sobre una realidad
saqueada, el “orden”, como manera en que se presenta de forma
hegemónica un ideal baldío, proyecta su sombra como
fragmentación, como descoyuntamiento del fluir de relaciones que
desmembra como desmembra los cuerpos.
El otro, el discurso que se reprime, que se solapa, que se oculta
colocándolo a la vista de todos y en la palabra de muchos, el plan
global del fascismo en ascenso: su capacidad para la industrialización
del crimen como condición sin la cual el modelo económico
corporativo no puede utilizar toda la masa y el potencial de sus
fuerzas productivas en crecimiento. El monopolio del uso de las
armas, del uso legítimo de la fuerza, se erigen como categorías
universales que legitiman, por sí mismas, el crecimiento de las
fuerzas productivas aplicadas, no ya a la explotación directa de la
3. mano de obra en los procesos de proletarización de todos los pueblos
del mundo, sino a la destrucción masiva de los pueblos y mano de
obra considerados por el capital como pueblos y mano de obra
excedentaria. Desde estas categorías universales se constituyen unas
categorías particulares que se presentan como descoyuntadas entre
sí, cuando son el resultado del mismo proceso. La dinámica
capitalista es el trasfondo, el espejo que mutila la real diversidad de
los rostros que se miran en la opacidad avara de su nombre:
capitalismo.
El capital ha artificializado la vida, la ha homogenizado, tal y como lo
planteó Mussolini, y requiere del tinte de la “diversidad” en su
discurso público para reprimir la significación profunda de su vocación
necrófila, su militancia contra la vida. La condición de existencia de la
diversidad en el marco del capitalismo es el sufrimiento de los
pueblos sometidos espacialmente organizado como gueto. Para el
modelo económico corporativo los pueblos devienen en ser la
perpetua repetición de los lugares del terror, la isotopía del miedo.
¿Cómo, una sociedad que es inviable porque no puede resolver los
problemas que ella misma genera, que engaña y que falsea la
percepción de la realidad, puede ser el espacio de reivindicación
donde la vida pueda volver a florecer? Sé que resuenan en mi
pregunta las primeras tres frases escritas por el poeta Aimé Césaire
en el Discurso sobre el colonialismo. Y sé que tengo en la memoria el
texto de Slavoj Zizek En defensa de la intolerancia. Y algo más…
Para producir el discurso que se presenta como público se realiza
una maniobra que es fundamental para el modelo económico
corporativo: la “despolitización de la economía” (Slavoj Zizek). Las
cadenas productivas son hoy uno de los escenarios para el ejercicio
de esta despolitización, que es, al mismo tiempo, ejercicio de la
fragmentación. Su propósito es simular que el modelo económico
corporativo no tiene ninguna relación con la guerra. ¿Esto es real?
Monsanto y el agente naranja: Vietnam. Monsanto y el plan usa-
colombia: colombia. Respecto al primer caso, Monsanto y el agente
naranja, encontré por estos días un artículo titulado “los hijos del
agente naranja.” Hace 41 años que salió derrotado Estados Unidos de
Vietnam. Y los efectos de la fumigación como acción de guerra
continúan generándose sobre la población.
¿Cuándo saldrá derrotado Estados Unidos de Colombia? “Los hijos del
glifosato” será el titular que tal vez lean nuestros nietos dentro de
medio siglo más. Otro ejemplo: Chiquita Brands. Los tres mil fusiles
AK47 y los cinco millones de cartuchos que entró a colombia esta
transnacional en sus barcos a través del puerto concedido por la
DIAN, y donados generosamente a los paramilitares, muestran la
articulación y la versatilidad operativa de quienes integran el Estado
4. corporativo global. Un par de años después esta transnacional fue
condecorada por la OEA por su “lucha contra la pobreza” (más Estado
corporativo global). La “despolitización de la economía” está sentada
como discurso hegemónico a la mesa de negociaciones en La
Habana: “Santos afirma que no se discute "el sistema político
colombiano o el modelo económico”, sino las condiciones para
que "la guerrilla pueda desmovilizarse e ingresar en la vida
democrática. Que cambien las balas por votos.” (EFE, 2014). [El
resaltado es mío].
Lo que revelan los dos discursos, el público y el privado, es el
imperativo militar sobre el cual se asienta el modelo económico
corporativo, de una parte, y el carácter transnacional de los intereses
que impulsan la guerra en Colombia como territorio sobre el cual
focaliza y teje el desarrollo de sus acciones el capital. Podría
ampliarse la argumentación con las transnacionales Coca Cola y el
asesinato de trabajadores; de la Anglo Gold Ashanti sobre la cual
existe, entre muchos otros, el artículo tituladoRutina, de Alfredo
Molano, publicado en el periódico El Espectador (Molano, 2008); con
el “Plan Colombia” y el anuncio previo desde el Estado de los
Estados Unidos del desplazamiento forzado de la población
en Colombia sin que nadie, absolutamente nadie en el mundo hiciera
nada para evitar este genocidio descomunal que continúa hasta
nuestros días, y que ubica a Colombia como el segundo país en el
mundo con población desplazada; con los descuartizados en las “casa
de pique” en el puerto de Buenaventura (ciudad totalmente
militarizada) y el megaproyecto IIRSA, la Alianza del Pacífico, etc.
El artículo mencionado de Alfredo Molano permite ver las
articulaciones dentro del estado corporativo de transnacionales con
recorridos sangrientos sobre la vida de los pueblos, megaproyectos,
terratenientes, gamonales, militares-paramilitares, gobernantes,
presidente de la república:
En carta pública al presidente Uribe los “pudientes” de Riosucio
aconsejan al Gobierno: “Como están las cosas aquí, es mejor que se
acelere el megaproyecto que tiene el Estado y las multinacionales de
convertir a Riosucio, Marmato y Quinchia en un gran distrito minero.
Sabemos que la riqueza del subsuelo es del Estado y no de los indios.
Y el oro que posee el subsuelo de esta tierra es exuberante”.
(Ibídem)
Para producir el discurso que se reprime, que se solapa, que se oculta
colocándolo a la vista de todos y en la palabra de muchos, el discurso
que se presenta como privado, se realiza una maniobra que,
igualmente, es fundamental para el modelo económico corporativo: la
despolitización de la guerra. De esta manera, la guerra se presenta
5. sin ninguna relación con el modelo económico corporativo, mucho
menos con el estado corporativo que lo ejecuta presentándolo de dos
maneras: o bien como política “contrainsurgente” o “antiterrorista”, o
bien como acciones delictivas de estructuras organizativas que, en
apariencia, nada tienen que ver con el modelo económico ni con el
Estado corporativo. El proceso de industrialización del crimen, que es
la manera de aplicar parte de las fuerzas productivas del capital en el
marco del modelo económico corporativo, queda solapado por el
discurso contrainsurgente, antiterrorista, del discurso de la ley contra
el delito.
La distancia entre el discurso público, que clasifica los productos
de sus factorías de muerte en una tipología compuesta de categorías
particulares frente a las categorías universales de la paz, el orden, la
armonía social, y el discurso privado, el de las factorías de muerte
(los “falsos positivos” ejecutados a través de la brigadas militares
bajo el ministerio de guerra del señor santos, por ejemplo), es una
distancia que en tanto separa, articula; en tanto discrimina, reúne: la
distancia entre los dos discursos expresa la unidad hegemónica del
modelo económico corporativo. Inscribirse en una de estas dos voces,
desde cualquier perspectiva, es asumir el contrato de la
despolitización tanto del modelo económico corporativo como de la
guerra que lo sustenta y del cual hace parte indisoluble. Esta
distancia, que conjunta sus prácticas, hace posible la reproducción
del modelo económico corporativo.
Bajo el liderazgo del führer se promociona el terror para vender el
simulacro de la esperanza. El modelo económico corporativo se
reproduce sobre el espectáculo de la sangre: es el glamour de esta
“democracia”.
La paz es un simulacro: se disimula la guerra. El modelo
económico corporativo y su gran masa de medios de
producción simulan la existencia de la democracia: disimulan el
terror. El “proceso de paz” en Colombia ¿disimula la existencia del
fascismo? El capitalismo ha sido enfático desde el principio de este
glamoroso ejercicio: ni el modelo económico corporativo ni su
fundamento militar están en discusión. ¿Votarán por Santos las miles
de madres cuyos hijos fueron acorralados en los cuarteles y
asesinados para luego ser acumulados en la categoría siniestra de los
“falsos positivos”?:
“No estaban precisamente cogiendo café”, fue la declaración pública
del hoy senador Uribe Vélez: “…los jóvenes desaparecidos de Soacha
fueron dados de baja en combate. No fueron a recoger café iban con
propósitos delincuenciales, y no murieron un día después de su
desaparición sino un mes más tarde.” (Justicia y Vida, 2013)
6. ¿Votarán por el modelo económico corporativo los millones de
desplazados por el plan Usa-Colombia? ¿Votarán por Santos los
varios millones de desplazados ninguneados por la misma ley sobre
desplazamiento forzado que los desconoce por estar en el exilio?
¿Votarán por Santos los fumigados por el plan usa-
Colombia mientras el modelo económico le reconoce a otro Estado
Latinoamericano los daños en los pueblos vecinos? Este Estado
Latinoamericano, dicho sea de paso, protege bajo la figura del refugio
a los desplazados Colombianos por el estado corporativo. Votar es
reconocer el hegemonismo del modelo económico corporativo. Pero,
¿es este el tema central para la vida de los pueblos?:
“El fascismo llega al poder, desde el punto de vista formal, de manera
absolutamente constitucional. Hitler y Mussolini llegan al poder
“respetando” las formas del Estado “democrático-parlamentario”, en
las normas jurídicas que todo Estado burgués prevé para los casos
críticos de lucha de clases.” (Poulantzas, 1971)
El modelo económico, insisto, está asentado sobre un imperativo
militar que garantiza su funcionamiento. Radicalizar las luchas,
politizarlas de manera que el soterrado y público segregacionismo
económico, político y cultural que ejerce el fascismo
en Colombia quede sin el ropaje con el cual se nos presenta: las
categorías universales, las categorías abstractas de la paz, la
democracia, la tolerancia, la diversidad cultural. Estas son categorías
cuyo referente no son nada de lo que promulgan. El referente de la
paz es la guerra; de la libertad, el fascismo; de la tolerancia, el
terror. Los océanos de sufrimiento de los pueblos sometidos a la
brutalidad de los intereses corporativos están ahí para refutarlos.
Somos el lugar de la contradicción viviente. La diversidad, la libertad,
la democracia reconocida por el estado corporativo cercena los
antagonismos de clase, mutila las luchas, impone su hegemonismo
por la vía civilizatoria de la despolitización de la economía y de la
guerra. La etiqueta de “víctimas” mutila el escenario político sobre el
cual el estado corporativo ha mutilado los cuerpos y ha vaciado de
contenido todos los lenguajes. “Mentira la mentira, mentira la
verdad” (Chao): no somos víctimas. Dígase pueblo y ya se dicen
todos los combates. No somos víctimas. ¿Quién representa al
torturado, al desplazado, al desaparecido, al perseguido, a la mujer
violada, al niño asesinado? ¿Quién puede hablar en su nombre?
¿Quién en nuestro nombre?
¿Dónde quedó la luz, en cual ceniza, en qué puerta colgaron la
esperanza, con qué cuchillo levantaron la bandera, con qué puñal
escriben democracia?
Somos el torturado y el desplazado, el desaparecido, el perseguido y
la mujer violada, el niño asesinado. No somos víctimas. Somos
7. luchadores populares. Somos combatientes. Combatimos con las
armas de nuestras vísceras dispersas, de nuestros huesos rotos, de
nuestra palabra hecha de semillas en la penumbra de la tierra.
Escuchando a Alfredo Zitarrosa mientras camino, cuyas canciones me
van cosiendo la sangre rota.
7 de junio de 2014
Algunas fuentes:
Chao, M. (Compositor). (s.f.). Mentira. [M. Chao, Intérprete]
EFE. (23 de febrero de 2014).
HTTP://WWW.ELESPECTADOR.COM/. Recuperado el 17 de abril de
2014, de HTTP://WWW.ELESPECTADOR.COM/NOTICIAS/PROCESO-
DE-PAZ/SANTOS-DICE-NO-SE-VA-CAMBIAR-MODELO-DE-ESTADO-
NEGOCIACI-ARTICULO-476794
http://www.dinero.com. (22 de marzo de 2012).
http://www.dinero.com. Recuperado el 5 de junio de 2014,
de http://www.dinero.com: http://www.dinero.com
Justicia y Vida. (23 de febrero de 2013). www.youtube.com.
Recuperado el 7 de junio de 2014, de www.youtube.com:
http://www.youtube.com/watch?v=d8l4lzGOreQ
Molano, A. (10 de octubre de 2008). Rutina. Recuperado el 7 de junio
de 2014, de Elespectador.com:
http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/alfredo
-molano-bravo/columna43230-rutina
Molina Ortiz, N. (s.f.). Colombia Líder. Recuperado el 4 de junio de
2014, de Colombia Líder:
http://www.colombialider.org/colombia-lider/colombia-segundo-
pais-con-mayor-desigualdad-en-latinoamerica/
Poulantzas, N. (1971). Fascismo y dictadura. México: Siglo XXI
Editores.