Las empresas transnacionales ocupan el territorio de diversas comunidades en toda Latinoamérica. Entrevistamos a Lolita Chávez y Jesús Alemancia, portavoces indígenas de Guatemala y Panamá
Las multinacionales presentes en nuestro territorio representan una segunda colonización
1. "Las multinacionales presentes en nuestro territorio
representan una segunda colonización"
LOLITA CHÁVEZ Y JESÚS ALEMANCIA
ACTIVISTAS INDÍGENAS
Las empresas transnacionales ocupan el territorio de diversas
comunidades en toda Latinoamérica. Entrevistamos a Lolita Chávez y
Jesús Alemancia, portavoces indígenas.
DIEGO JIMÉNEZ. Barcelona. Diagonal global
22/01/13
Edición impresa
Hace un año que las comunidades ngäbes buglés en Panamá se
levantaron contra la explotación hidroeléctrica prevista por el
Gobierno en el río Tabasará, que supondría un daño irreversible
contra sus bienes naturales, el desplazamiento de decenas de
personas y un ataque frontal contra lo que estas comunidades
consideran la madre tierra.
La principal represa proyectada en Panamá es la de Barro Blanco, en
cuyo diseño y aprobación participaron empresas españolas como
Soluziona (hoy, Indra), los consultores Novotec y CSI, y la propia
Asociación Española de Normalización y Certificación (Aenor), que
certificó el megaproyecto. Las protestas se saldaron con varias
personas indígenas muertas y cientos de heridas. Pero las obras
siguen sin poder dar comienzo.
Jesús Alemancia es activista y portavoz de los procesos de
resistencia contra las transnacionales. Sociólogo de formación,
acompaña al pueblo ngäbe buglé en su lucha contra las represas.
2. En esa misma lucha está Lolita Chávez, portavoz electa del
Consejo de Pueblos K’iche’s de Guatemala, donde participan las
comunidades, autoridades ancestrales y dirigentes que están velando
por el respeto, la recuperación y la defensa del territorio. Según
afirma Lolita, ni la veintena de denuncias que se han cursado en su
contra, ni las amenazas y los atentados que ha sufrido durante el
último año conseguirán que abandone. Ella participó en la
coordinación de la consulta comunitaria en su municipio, Santa Cruz
del Quiché, en la que 27.000 personas se pronunciaron en contra de
cualquier proyecto minero o hidroeléctrico que pretenda llevarse a
cabo en sus territorios.
Pero esta activista también es consciente del desprecio con el
que actúa el Gobierno presidido por el general retirado Otto
Pérez, acusado de genocidio. Conoce de cerca el caso de la
represa Hidro Santa Cruz, concesionada por la empresa gallega
Hidralia Energía y aprobada a pesar de la negativa de la población,
que desembocó en la declaración de un Estado de sitio en el
municipio de Barillas y la muerte de un dirigente comunitario,
presuntamente a manos del personal de seguridad de la corporación.
Un mapa de conflictos
Estos casos están ya recogidos y denunciados en el mapa sobre
conflictos entre pueblos indígenas y empresas transnacionales
recogidos por la Coordinación por los Derechos de los Pueblos
Indígenas (CODPI). Esta organización trabaja en Latinoamérica
para denunciar las violaciones de los derechos de los pueblos
indígenas por la entrada de las corporaciones de capital
español. Entrevistamos a Jesús Alemancia y Lolita Chávez, que están
trabajando en ese proceso de denuncia contra los efectos de las
multinacionales.
DIAGONAL: ¿Qué supone para las comunidades indígenas la
entrada de transnacionales en su territorio?
JESÚS ALEMANCIA: Tiene que ver con la enajenación. Las
empresas transnacionales se están apropiando de grandes
extensiones de tierra, lo que significa quedarse con los recursos que
son de las comunidades. Es un ‘señor’ que nadie invitó, que viene y
violenta la vida. Da igual de dónde vengan, el resultado es el mismo.
En esta fase del neoliberalismo, como ya no quedan muchas cosas de
3. donde obtener beneficios y renta, ellos ponen las manos en la
naturaleza. Eso afecta también al futuro del planeta: se está
presionando mucho a la tierra.
LOLITA CHÁVEZ: Soy parte del pueblo k’iche. Como pueblo,
amamos la vida. Es un compromiso cosmogónico. En todo Ixim Ulew
[en castellano Tierra del Maíz, actual Guatemala] y en toda Abya Yala
[América Latina] la presencia de las transnacionales y sus
megaproyectos los consideramos como un nuevo ciclo de invasión,
tienen un objetivo claro de despojo y saqueo.
Para estas empresas, la existencia de los pueblos, de la madre tierra,
del aire, de las montañas, de las energías, sólo se conciben como
mercancía. Y para ello cuentan con los apoyos de los gobiernos de
turno y de las oligarquías, que tienen esa codicia del desarrollo, de la
exploración, explotación y acumulación. Y, a nivel local, de los
gobiernos y funcionarios que no tienen sentido de comunidad.
Las multinacionales también están vinculadas con los delincuentes,
con los que trafican armas y drogas. Todo esto va unido a estas
empresas, porque no tienen principios ni valores, y están metidos en
ese sistema patriarcal, capitalista y neoliberal, que destruye la vida.
Para ellos la vida no vale nada y si estás en su camino simplemente
te quitan de enmedio. Y si para quitarte es necesario cooptarte,
perseguirte o encarcelarte, incluso matarte, lo hacen.
D.: Es una tarea común, la de construir una alternativa, ¿cómo
podríamos hacerlo colectivamente?
L.C.: Dentro de la historia que los abuelos y abuelas nos han dejado,
hay sistemas impuestos. El modelo de desarrollo también se ha
impuesto, tanto en los pueblos de acá como de allá, por parte de
personas que se han desconectado de la madre tierra y de la vida.
Ese modelo lo imponen las multinacionales con violencia.
Por ejemplo, el hecho de que alguien viva bien, si es a costa de otras
vidas. Eso no es una relación armónica con la vida. En la existencia
hay un compromiso en el que tiene necesariamente que haber
equilibrio con la humanidad y con la naturaleza.
La actual es una crisis existencial que se vive con mucha angustia y
las personas están siendo afectadas. Lo que hay que hacer es
generar comunidad. Deben ser las propias comunidades las que
determinen cómo quieren vivir, cómo quieren organizarse y cómo
4. elegir sus autoridades, incluso sin, necesariamente, pertenecer a un
Estado. Y en este elegir y decidir, está el fortalecimiento del llamado
derecho a la libre determinación de los pueblos.
J.A.: Ahora se habla de que el calentamiento global es irreversible.
Pero yo creo que podría llegar a ser combatido si lo hacemos
conjuntamente, de forma global. Y esto tiene que ver con el sentido
del beneficio y del desarrollo: ¿Vamos a seguir enriqueciendo a gente
que son ‘ciegos del futuro’ porque están pensando que lo más
importante es tener plata?
No se dan cuenta de que están destruyendo la casa común que
tenemos todos. Desde ese punto de vista, yo creo que el movimiento
indígena tiene posibilidades de ir aportando para construir valores,
que pueden proponerse como un proyecto de vida muy distinto, que
no pase por el tú o el yo, de otra manera.
Aquí hay que plantearse la propuesta del Buen Vivir [concepción
indígena basada en su experiencias]. Mientras que el Occidente
capitalista piense que tiene la verdad y que no hay otra, nunca vamos
a poder ver la vida de otra manera. La ruptura consiste en hacer que
los valores de las comunidades y el pensamiento indígena sean
formas de ver la vida, formas que tienen racionalidad y fundamento
científico.
Además, es importante cómo afrontar la crisis de alimentos que
viene. Por eso valdría la pena dar el salto y construir la propuesta que
planteamos. Cualquier planteamiento hecho en papel que no haya
salido de las asambleas comunales no tiene futuro. Una propuesta
que nace del corazón de las comunidades tiene posibilidades. Y ésa
es la única democracia que entendemos.
CONSTRUCCIÓN DE REPRESAS EN TIERRAS COMUNITARIAS
Empresas españolas en territorio indígena
SoluZiona, CSI o Gas Natural Fenosa son algunas de las
multinacionales españolas que operan en Latinomérica en la
construcción de grandes presas.
DIEGO JIMÉNEZ. Barcelona
22/01/13
Edición impresa
5. SURVIVAL
La presencia de multinacionales en Latinoamérica para la explotación
de recursos naturales es cada vez mayor. Muchas de estas
transnacionales son españolas y provocan graves daños
ambientales y el desplazamiento de los pueblos originarios de
la zona. La Coordinación por los Derechos de los Pueblos Indígenas
(Codpi) ha llevado a cabo recientemente un estudio que denuncia la
implicación de las empresas españolas en Latinoamérica.
En Barro Blanco, Panamá
En la comarca Ngöbe-Buglé, en Panamá, se lleva a cabo el proyecto
de la presa de Barro Blanco, que prevé la inundación de las tierras
comunales anexas pertenecientes a los indígenas ngöbe buglé,
que desplazará a millares de habitantes locales y tendrá
graves impactos sobre miles de personas más que dependen
del río para conseguir agua y alimentos.
Los movimientos sociales locales denuncian que las comunidades
afectadas no fueron consultadas y que el estudio de impacto
ambiental cuenta con información falsa. La compañía promotora es
Generadora del Istmo S.A. (Genisa), entidad creada ad hoc en 2006
que ha actuado intimidando a los propietarios locales, según recogen
diversas denuncias. Las empresas españolas participantes en el
proyecto fueron: Soluziona y CSI, que elaboraron el estudio de
la presa; y Novotec Consultores y Aenor, que elaboraron los
informes para la aprobación de la represa.
6. En Guatemala, Hidroeléctrica Q'amb’alam se encuentra en el
municipio de Barillas. Allí opera la empresa Hidro Santa Cruz,
sociedad participada y gestionada por Hidralia Energía,
fundada en 2006 en A Coruña como una compañía de ingeniería,
consultoría y desarrollo de proyectos. La compañía gallega fue creada
“para ofrecer a sus clientes un servicio global de proyectos
hidroeléctricos abarcando estudios y diseños así como gestión,
proceso de aprobación, obtención de licencias y financiación”.
Actualmente, la empresa tiene contratos en varios países de América
Latina como Ecuador, Venezuela, Honduras, Nicaragua y Guatemala.
En mayo de 2011, el Ministerio de Energía y Minas de Guatemala
concedió a Hidro Santa Cruz una autorización para la construcción de
la Hidroeléctrica Canbalam I. Este permiso da vía libre a la instalación
de una unidad generadora con capacidad de 4.998 Mw, así como una
subestación. El proyecto contaría además con una línea de
transmisión de una longitud de 5 km. La empresa construye un
cerco con malla y postes en el que se colocan minas
antipersona.
Aunque la represa está aún en fase de construcción, ya ha
provocado importantes conflictos en la región, incluyendo la
muerte de un dirigente comunitario. Tras estos hechos, el
Gobierno guatemalteco declaró Estado de sitio en la región y
encarceló durante ocho meses a nueve líderes comunitarios opuestos
a la construcción de la represa.
Gas Natural Fenosa
En Guatemala también se encuentra las hidroeléctricas El Puente, en
el departamento de Chiquimula, San Luis, departamento de El
Quiché, y Cahabón 10, departamento de Alta Verapaz. Allí, los
proyectos para tres hidroeléctricas fueron entregados a la empresa
Generación Limpia de Guatemala (GLG), subsidiaria de Gas Natural
Fenosa. Ninguno de estos proyectos fue consultado con los
pueblos mayas de la región y ya han causado graves impactos
sociales como amenazas y enfrentamientos para conseguir la
venta de tierras en una región donde ya existe una gran
problemática en torno a la propiedad de la tierra.
Otro proyecto es el de la Hidroeléctrica de El Volcán, en el
departamento de Alta Verapaz, operada por la empresa Generación
7. Limpia de Guatemala. Gas Natural Fenosa vendió sus activos a un
fondo de inversión británico (Actis) en 2011, aunque la mayor parte
de las violaciones de derechos se produjeron cuando GLG aún
era propiedad de la empresa española.