El Espectador acompañó una “Peregrinación por la vida” protagonizada por la Comunidad de Paz, representantes indígenas de diferentes puntos del país, organismos de derechos humanos y acompañantes internacionales. El objetivo de la movilización de cerca de 120 personas era concreto: buscar a los paramilitares en una base, denunciada por las comunidades, ubicada en la vereda de Sabaleta; recoger los testimonios de las personas que han visto el accionar de este grupo, conocer la suerte de Buenaventura Hoyos; enfrentar a los victimarios sin armas, escuchar las razones de las amenazas que han emitido contra la comunidad y ejercer la dignidad que han cultivado durante los 16 años que lleva su experiencia de neutralidad y paz frente a los diversos actores del conflicto
Un río de vida buscando la muerte. Comunidad de Paz San José Apartadó
1. El padre Javier Giraldo y los campesinos de Urabá por las montañas
de la cordillera de Abibe. / Jesús Abad Colorado
Comunidad de Paz de San José de Apartadó
Un río de vida buscando la muerte
El Espectador acompañó una peregrinación que buscaba, sin armas,
entrar al corazón paramilitar en el Urabá antioqueño.
El pasado 31 de agosto Buenaventura Hoyos, un campesino de la
vereda La Hoz, en el municipio de Apartadó (Urabá antioqueño,
noroccidente de Colombia), fue retenido por el grupo paramilitar
Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC). Según organismos de
Derechos Humanos, a este labriego se le vio por última vez el 3 de
septiembre, atado por sus captores, camino al departamento de
Córdoba. Al parecer, Hoyos habría sido víctima de un reclutamiento
forzado. Su familia huyó de La Hoz, al igual que otras 50 personas
que desde finales de agosto han visto a un grupo de más de dos
centenares de paramilitares que se campean entre Nueva Antioquia
(corregimiento de Turbo, Antioquia) y varias veredas que forman
parte de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó.
El Espectador acompañó una “Peregrinación por la vida”
protagonizada por la Comunidad de Paz, representantes indígenas de
diferentes puntos del país, organismos de derechos humanos y
acompañantes internacionales. El objetivo de la movilización de cerca
de 120 personas era concreto: buscar a los paramilitares en una
base, denunciada por las comunidades, ubicada en la vereda de
Sabaleta; recoger los testimonios de las personas que han visto el
accionar de este grupo, conocer la suerte de Buenaventura Hoyos;
enfrentar a los victimarios sin armas, escuchar las razones de las
amenazas que han emitido contra la comunidad y ejercer la dignidad
2. que han cultivado durante los 16 años que lleva su experiencia de
neutralidad y paz frente a los diversos actores del conflicto.
La movilización, que comenzó el domingo 6 de octubre, se dividió en
dos grupos. Ambos partieron de San Josecito (el principal de los 11
asentamientos de la Comunidad de Paz) con destino a Nueva
Antioquia, el lugar que en la región se conoce como “el centro de
operaciones” del paramilitarismo. El primero, con cerca de 70
personas, salió a pie y en mula, cruzando por la vereda de La Unión
para llegar el día lunes al casco urbano de Nueva Antioquia. El otro
grupo, en bus, llegó al mismo destino al día siguiente. Allí, el
verdadero comienzo de una caminata que duraría cuatro días más y
que, a su paso, evidenció que la Comunidad de Paz tiene la razón: en
Urabá está tomando fuerza un grupo ilegal que promete continuar
con una historia de violencia contra las organizaciones campesinas
bajo el manto de una supuesta guerra antisubversiva.
En Nueva Antioquia la “calma chicha” es evidente. En este pequeño
poblado la Policía tiene dos estaciones fuertemente custodiadas. Un
puesto de avanzada sobre la loma contigua al casco urbano y una
estación sobre la avenida principal dan cuenta del conflicto armado. A
esta última llegó una comisión de veedores internacionales y
periodistas que acompañó al sacerdote jesuita Javier Giraldo (líder y
acompañante histórico de la Comunidad de Paz) a dialogar con la
Fuerza Pública. “Como sólo tengo jurisdicción sobre el casco urbano,
no puedo dar fe de que aquí operen bandas criminales (nunca usó la
palabra paramilitares). En los últimos meses, en puestos de control,
hemos capturado a dos personas con antecedentes judiciales. La
presencia del Estado acá somos nosotros, no hay ni corregidor. Este
es un pueblo abandonado”, dijo Adolfo Renalh, el intendente que
comanda la estación.
Entonces, sin razón oficial sobre la presencia de las AGC, la Comisión
partió hacia la vereda de Rodoxalí (Apartadó) donde, en días
anteriores, los paramilitares habían advertido sobre su “necesidad” de
“ejercer control en la región”. En un camino que los campesinos
recorren en tres horas, la peregrinación tardó siete. Al llegar, los
testimonios de los pobladores de esta vereda, que no es parte de la
comunidad, aunque denotaban alegría daban cuenta de los horrores
de la guerra: “Qué alegría que hayan venido, nos sentimos
acompañados. Pero sentimos miedo porque parece que desde Nueva
Antioquia les avisaron que ustedes (la peregrinación) venían hacia
acá, se fueron hacia el monte y, cuando se vayan, no sabemos qué
vaya a pasar”, confesó una de las personas que les brindó hospedaje
a varios de los campesinos de San José de Apartadó.
Al día siguiente, el martes, una avanzada de los marchantes fue hacia
Sabaleta. Allí los testimonios recogidos por el padre fueron más
3. específicos y hablaron de brazaletes con la sigla AGC, de armas
largas, de encapuchados y operativos, por lo menos ignorados, por
las tropas del Ejército. Sin razón de la ubicación exacta del grupo
ilegal, el destacamento de no más 40 campesinos volvió a Rodoxalí,
para partir de allí, el miércoles, hacia Mulatos, epicentro de la
dignidad de la Comunidad de Paz. Con la salida de los últimos
marchantes y cabalgantes sonaron, provenientes de las lomas que
rodean la vereda, por lo menos tres tiros de fusil. Una manera de
decir: adiós, no nos vieron, pero aquí estamos.
El camino hacia la vereda Mulatos, destino final del miércoles, tiene
menos dificultades topográficas. El trecho, de cinco horas, se vio
interrumpido por la llegada a un punto, en límites de la vereda La
Hoz, que probó una vez más la presencia paramilitar. Un
campamento evidentemente abandonado recientemente por las AGC
con pinturas de la sigla y cambuches rudimentarios. A menos de 400
metros, un campamento militar en funcionamiento. Los oficiales que
salieron al paso de la caravana advirtieron que estaban allí por las
dificultades del orden público, pero, como la Policía de Nueva
Antioquia, negaron conocer la existencia de dicha “banda criminal”.
Para llegar a Mulatos hay que cruzar repetidamente por lo menos 10
brazos del río que lleva el mismo nombre. Allí, en la vereda, el
proyecto de resistencia de la comunidad se hace evidente: la Aldea
de Paz Luis Eduardo Guerra, líder asesinado en la masacre cometida
contra 3 niños y 5 adultos (en las veredas de Mulatos y La
Resbalosa), según sentencia judicial, por miembros del Ejército
Nacional y de los paramilitares confederados en las Autodefensas
Unidas de Colombia (Auc) el 21 de febrero de 2005.
“Esta aldea la construimos como homenaje a quienes cayeron ese
día, pero también a los más de 200 muertos y desaparecidos que
hemos puesto durante los últimos 16 años. Aquí no sólo hemos
puesto en marcha nuestro modelo de autosostenibilidad agrícola y
educativa, sino demostrado que podemos vivir en un mundo mejor,
construido por nosotros como resistencia frente al abandono y la
violencia del Estado”, dice Arley Tuberquia, miembro del Consejo de
la Comunidad de Paz.
El jueves, en Mulatos, la Peregrinación se dividió en dos. Un grupo,
conformado por las comisiones indígenas y miembros de la
Comunidad de Paz, se quedó en la Universidad de la Resistencia
encaminada a la autosostenibilidad y el fortalecimiento de la
neutralidad frente al conflicto. La otra partió para cerrar el círculo,
para volver a San Josecito.
Pasando por Chontalito, el punto más alto del camino, el paisaje es
increíble. Desde uno de los puntos altos de la cordillera de Abibe (una
4. de las tres ramificaciones de la cordillera Occidental) se ve el Golfo de
Urabá y el resultado de esta guerra: el monocultivo de banano, los
megaproyectos de teca y la reducción de la frontera selvática.
Pasando por lo alto de la cordillera, quienes acompañan a periodistas
y extranjeros, lamentan que los invitados no hayan visto lo que ellos
ven a diario: el avance de los señores de la muerte. Pero celebran la
vida, celebran que están unidos y que “aunque no sabemos si
estaremos vivos o la comunidad persista en 10 o 15 años, el tiempo
nos dará la razón. Algún día, en vez de señalarnos, tendrán que
reconocer la fuerza ética y moral de nuestra comunidad al declarar su
neutralidad”, dice Berta Tuberquia, quien, como la mayoría de los
peregrinos, ha visto correr la sangre de su familia por las montañas
de Urabá.
csegura@elespectador.com
@CamiloSeguraA
Por: Camilo Segura Álvarez
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Sin armas en búsqueda de un ejército de asesinos armados
Nuestra Comunidad de Paz, desde el 6 al 10 de octubre de 2013
realizó una peregrinación por la vida y contra el desplazamiento y la
desaparición forzada que se viene presentando contra la población
civil en la región; dicha peregrinación tuvo como objetivo
fundamental recorrer varias veredas del corregimiento de San José,
tales como La Esperanza, La Hoz, Rodoxaly, Sabaleta, entre otras, y
el corregimiento de Nuevo Antioquia del municipio de Turbo. En la
peregrinación participaron más de 150 personas; asistieron personas
de distintos países: Alemania, Francia, Canadá, Inglaterra, México,
Italia, Portugal y Estados Unidos, así como de otras regiones de
Colombia y miembros de nuestra Comunidad de Paz.
Al iniciar nuestro recorrido pudimos constatar y confirmar la
presencia de paramilitares por los lugares que recorrimos. En la
vereda la Esperanza, cerca a nuestro asentamiento de la Comunidad
de Paz, así como en las veredas aledañas como El Porvenir y Playa
Larga, comprobamos la presencia de varios grupos paramilitares
fuertemente armados, con camuflados y con brazaletes de las AGC.
Al llegar al casco urbano de Nuevo Antioquia, pudimos ver cómo
reconocidos paramilitares recorren las calles tranquilamente sin ser
molestados por la Policía, la cual hace presencia permanente allí pues
varios de los más reconocidos paramilitares viven allí, como alias
Panelo, Alias Tribilín o “El Enano”, entre otros. Al llegar a Rodoxaly y
Sabaleta nos percatamos de que los paramilitares habían estado allí
5. antes de que el grupo de caminantes llegara, pues minutos antes se
habían escondido entre la montaña; encontramos muchas casas
vacías de familias que habían abandonado recientemente el lugar,
espacios que hasta nos sirvieron de alojamiento, se calculan que
alrededor de 28 familias entre Rodoxaly y la Hoz han tenido que huir
por temor a que sean asesinados. Ya cuando salíamos de Rodoxaly, a
pocos minutos de haber partido del lugar, los paramilitares realizaron
varios disparos como diciéndonos: no nos encontraron pero aquí
estamos. A tan solo 2 kilómetros encontramos un grupo de militares
al parecer al mando de un “Sargento” de apellido “Guarán”, los cuales
negaron rotundamente la presencia paramilitar en la zona, pues
según ellos, llevan más de un mes y no han visto nada, su respuesta
es idéntica a la que nos han dado durante 16 años: “los buscamos y
no los encontramos”. Nos hemos enterado de que luego de nuestra
partida, los paramilitares regresaron allí. Nos preguntamos, por qué
ellos no dan la cara? y la única respuesta que encontramos es que,
ellos jamás serían capaces de justificar sus crímenes.
·
El martes 1 de octubre de 2013; un grupo de paramilitares
repartieron volantes en las veredas Rodoxaly, Sabaleta, las Flores y
las Monas, volantes que ya habían sido distribuidos el pasado 28 de
septiembre en toda la zona de Uraba, donde niegan los crímenes que
han cometido contra nuestra Comunidad de Paz y la población del
entorno. Allí, advirtieron a los campesinos que la Comunidad de Paz,
es una comunidad de la guerrilla, que quien ingrese a la Comunidad
de Paz, se abstiene a las consecuencias.
·
El viernes 4 de octubre de 2013; soldados del Batallón
Vélez quienes se encuentran en la vereda la Hoz desde hace algunos
días, se acercaron a la vivienda de un campesino en la vereda y
preguntaron por el paradero de la novia del Joven Buenaventura
Hoyos, desaparecido por los paramilitares el pasado 31 de agosto de
2013; allí el uniformado la describió con tanto detalle que inclusive
dijo que ella cargaba un collar con tales y tales detalles, además dijo
que el joven donde se encontraba, estaba muy bien, que no se
preocuparan, que a él le estaba yendo muy bien. Queda evidenciado
que el ejército y los paramilitares no solo actúan conjuntamente sino
que además conocen en detalle los resultados de sus operaciones.
·
El sábado 5 de octubre de 2013, hacia las 11:00 horas se
presentó un fuerte combate entre tropas del ejército nacional y
guerrilleros de las farc en la vereda Buenos Aires en el corregimiento
de San José, según versiones de campesinos de la vereda, al menos
dos soldados perdieron la vida.
·
El jueves 10 de octubre de 2013; se presentó un cruce de
disparos entre tropas del ejército nacional y guerrilleros de las farc,
en la vereda Miramar, en el corregimiento de San José, según
6. informaciones de campesinos, un guerrillero resultó muerto, y otro
herido.
·
Entre los días jueves 10 y viernes 11 de octubre de 2013,
un helicóptero sobrevoló la zona del corregimiento de San José,
lanzando desde el aire volantes en los cuales se invita a varios
supuestos milicianos de las Farc a acogerse al plan de reinserción,
este método no es más que una estrategia para preparar a la opinión
pública y a la ciudadanía en general para que cuando se dé captura o
muerte a civiles, las víctimas sean consideradas como guerrilleros.
·
El sábado 12 de octubre de 2013, a un soldado del ejército
nacional adscrito al Batallón Vélez, quien se encontraba en la vereda
la Hoz, en la finca del campesino Ismael Molina, delante de varios
civiles que se encontraban en la vivienda, se le escuchó reclamarle a
su mando: “mi comandante, si venimos persiguiendo a los
paramilitares, por qué nos quedamos tan destapados en esta finca y
tan tranquilos aquí, así no los vamos a encontrar y mucho menos a
combatir a ningunos paramilitares”; entonces su mando y otros
soldados de rango se lo llevaron lejos de la vivienda y allí lo rodearon
quién sabe para qué, lo que sí es claro es que minutos más tarde el
soldado regresó a la vivienda y muy preocupado le comentó a los
civiles “qué lástima que la cooperación con los paramilitares viene
desde sus propios mandos y ahí si no se puede hacer nada, el que
manda, manda”, además dijo: “los superiores me van a sancionar por
atreverme a desafiar a las tropas a perseguir los paramilitares
sabiendo que a ellos no se les combate”.
Aunque el Gobierno Nacional, Regional y local persista en encubrir
cobardemente como siempre lo ha hecho la difícil situación
humanitaria que se vive en nuestra región, nuestra comunidad no
guardara silencio, lo seguiremos diciendo en todos los tonos, y a los
cuatro vientos ante el país y el mundo, para que la historia algún día
juzgue.
Nuevamente agradecemos la solidaridad nacional e internacional con
nuestra Comunidad de Paz y la población de nuestro entorno
geográfico y social, gracias por acompañarnos en este largo caminar
de esperanzas, de resistir ante los asesinos con opciones alternativas
en defensa de la vida desde posiciones pacificas no violentas.
Las armas no nos intimidaran, y ante los sembradores de la muerte
nuestras opciones serán siempre por la vida.
Comunidad de Paz de San José de Apartado
Octubre 15 de 2013