La provincia de Sucumbíos en Ecuador depende fuertemente de la industria petrolera, pero las operaciones han contaminado severamente el agua y dañado la agricultura. Los residentes beben y usan agua contaminada con hidrocarburos y enfrentan altos riesgos de cáncer. A pesar de una demanda legal, la compañía petrolera estatal Petroecuador no ha limpiado adecuadamente la contaminación ni compensado a los afectados. La extracción de petróleo ha traído también otros impactos socioambientales negat
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Ecuador: Sucumbíos, la tierra donde el agua “no vale”
1. Ecuador: Sucumbíos, la tierra donde el agua “no vale”
Biodiversidad America Latina y el Caribe 25 de agosto 2014
Fuente OPSUR
Por Hernán Scandizzo
"Desde la Amazonía hasta el bosque nuboso, nos escolta un
oleoducto en el viaje de regreso a Quito. Luego se lo pierde de vista,
pero su presencia continua clavada en la retina por varios kilómetros.
En su interior viaja el crudo extraído de las entrañas de la tierra roja,
de las entrañas de la selva, de las entrañas de la gente."
Aún es temprano pero el movimiento no cesa en las calles de Lago
Agrio. En el bar desfilan las camareras cargando desayunos que
combinan huevos revueltos, bolones de plátano y chicharrón, café,
jugos, licuados, y en torno a las mesas se apiña la gente; el calor
comienza a sentirse. Las veredas se colman de ofertas múltiples,
incluso de cuerpos. En la ciudad, capital de la provincia de
Sucumbíos, las referencias al petróleo son constantes, un hotel que
se llama Oro Negro, al igual que una cooperativa de taxis, y una
empresa de colectivos tiene por nombre Petrolera –la similitud con la
Cooperativa El Petróleo, de Cutral Co, no es mera coincidencia. La
misma denominación de la ciudad está íntimamente relacionada con
la industria extractiva, Lago Agrio fue llamado el primer pozo
perforado por el consorcio Texaco-Gulf, en su avanzada sobre la
Amazonía ecuatoriana, en 1967; y no es que haya tal lago en el lugar
sino que se inspiraron en Sour Lake, Texas. La ciudad luego fue
llamada Nueva Loja, pero se impone Lago Agrio: los hidrocarburos y
la presencia de las empresas petroleras, además de los impactos
2. socio-ambientales, están en el ADN de la localidad, que se levanta a
pocos kilómetros de la frontera con Colombia.
No más avanzar por la ruta para toparnos con una cuadrilla de
obreros que, a más de un mes de la rotura de un oleoducto
secundario del Área Libertador, trabajan en quitar el crudo que se
derramó sobre el río Parahuaico, en el campo Parahuaco. Y un poco
más allá, en el campo Atacapi, un mechero no cesa de quemar gas
junto a un pozo, es que el interés de la empresa pública
PetroAmazonas está puesto en el crudo, lo demás sobra. Y más
adelante, en Shushuqui, las piletas con aguas de producción de
campo Libertador se pierden en la espesa selva; pero la densidad de
la vegetación no puede ocultar el olor penetrante de los hidrocarburos
que se evaporan bajo el intenso sol. Tampoco el cerco a medio
construir pone a salvo a los pobladores de Pacayacu de la exposición
al venteo de gas y los vapores de una pileta de producción situada a
pocos metros del casco urbano. Incluso en medio del pueblo la
petrolera estatal aspira a reabrir un pozo del campo Carabobo.
Alexandra, de Acción Ecológica, asegura que Texaco diseñó una
matriz de comportamiento en la explotación petrolera que fue
seguida luego tanto por las empresas privadas y públicas: el
desapego por el cuidado del ambiente.
Fabián cuenta que cuando llegó al campo Secoya había “harta pesca,
harta cacería, el agua no era tanto… todavía no era tanta
contaminación”. La producción de maíz, cacao, café, plátano y yuca
(mandioca) estaba más extendida. “Antes se sacaban cinco o seis
quintales de café por hectárea, ahora se saca un quintal cada una o
dos hectáreas.” El hombre, moreno, de ojos brillantes y mirada
transparente, sostiene: “No podemos tener cultivos, los esteros están
llenos de contaminación… los animalitos se enferman, se flaquean”.
Por eso tuvo que abandonar su finca de 50 hectáreas y trasladarse a
Pacayacu, donde participa del Comité de Afectados por la
Contaminación del Agua. “Estamos inmersos en la contaminación,
bebemos el agua contaminada… En estos espacios nos organizamos y
3. tenemos voz para denunciar la contaminación”, explica. Luego
remata: “Si no pueden descontaminar el agua que dañan, que no
exploten más petróleo”.
Fabián cuenta que en Secoya quitaba de la superficie del estero la
‘nata’ de crudo y recogía de allí agua para consumo. Magalí, avala ese
relato y señala que en la parroquia de donde viene no hay
explotación petrolera, pero igual el estero está contaminado y no
tienen más alternativa que proveerse de allí. El botellón de 25 litros
de agua cuesta 2 dólares, los sueldos en la industria petrolera, que
son los más altos, oscilan entre los 300 dólares, para quienes
trabajan en las cuadrillas de mantenimiento, y los 1087, para quienes
lo hacen en los equipos de perforación.
La esposa de Sixto murió de cáncer. Él afirma que la enfermedad
llegó de la mano del agua contaminada con petróleo. Durante un
tiempo permaneció en su finca junto a sus seis hijos, pero poco
después tuvo que abandonarla, a la contaminación del agua se
sumaron las fumigaciones aéreas que Colombia hacía en la frontera
para erradicar los cultivos de coca. Ya no era posible seguir viviendo
allí. Se trasladó a Pacayacu y más tarde se sumó al Comité.
En 2005 el Comité de Afectados inició una demanda judicial contra
Petroecuador, que llegó hasta la Corte Nacional, la cual falló a favor
de los pobladores. Sin embargo la petrolera llevó el caso a la Corte
Constitucional y todavía no hay sentencia firme que se pueda
ejecutar. En 2010 se hicieron estudios para determinar la presencia
de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAPs), de 23 muestras de
4. agua, 22 dieron positivas. Los PAHs son considerados compuestos
orgánicos persistentes (COPs), por lo que pueden permanecer en el
medioambiente durante largos períodos de tiempo sin alterar sus
propiedades tóxicas. La exposición crónica a éstos puede ocasionar
cáncer y también efectos adversos en la reproducción, el desarrollo y
el sistema inmunológico.
Los integrantes del Comité denuncian que la renta petrolera se
invierte en las provincias de la costa, mientras que “en la Amazonía,
que es el centro, la matriz del petróleo” los tienen abandonados.
También destacan que la empresa trae gente de otras provincias para
trabajar y a ellos no los toman o le dan trabajos temporarios sin
beneficios.
Como una gran boa negra se extiende a lo largo del camino, avanza
en línea recta, luego tuerce a la derecha y a la izquierda, pasa frente
a viviendas, se apoya sobre soportes metálicos, se sumerge bajo del
asfalto y reaparece al otro lado coronado, de vegetación. Así desde la
Amazonía hasta el bosque nuboso, nos escolta un oleoducto en el
viaje de regreso a Quito. Luego se lo pierde de vista, pero su
presencia continua clavada en la retina por varios kilómetros. En su
interior viaja el crudo extraído de las entrañas de la tierra roja, de las
entrañas de la selva, de las entrañas de la gente.
Fuente: OPSur