1. soja
Estrés Hídrico en Soja
Ing. Agr. José M.
Andriani
INTA Oliveros, Santa
Fe
En regiones con sequía y sobre todo si hay riego complementario,
hay que conocer la respuesta a la disponibilidad hídrica para el
manejo del cultivo. Estos conocimientos sumados a los del
ambiente donde se implantará el cultivo redundarán en óptimos
rendimientos
El consumo de agua de los cultivos comprende el agua transpirada por las plantas y la
evaporada directamente del suelo. Se trata de la
evapotranspiración del cultivo. La cantidad
total de agua consumida varía entre años y
regiones, estas variaciones dependen de la
demanda atmosférica, la duración del ciclo del
cultivo y del área foliar que éste desarrolla.
La demanda atmosférica es un factor de gran
importancia ya que determina la cantidad de
agua que requiere un cultivo de soja para su
máxima producción; la misma dependerá de la
radiación incidente, de la temperatura, de la
humedad relativa del aire y del viento. Al
aumentar, la planta de soja evapotranspira una
mayor cantidad de agua, hasta un cierto límite
fijado por el potencial agua de sus hojas.
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A medida que la soja alarga su ciclo, aumenta
la cantidad total de agua consumida. El largo
del ciclo de un cultivo de soja variará fundamentalmente con la fecha de siembra y con la
sensibilidad al fotoperíodo del cultivar utilizado
(Grupo de maduración).
Casi toda el agua transpirada por un cultivo herbáceo pasa a través de la superficie de sus
hojas; por tanto, a medida que aumenta el área
foliar, aumenta linealmente el consumo de agua
del cultivo para una misma demanda atmosférica, hasta alcanzar un cierto valor que produce
la cobertura casi total del suelo, después del
cual incrementos en el área foliar producen
pequeños aumentos en el consumo de agua.
Distintos autores encontraron que para diferentes condiciones de cultivos de soja en Estados
2. soja
Unidos, el agua que habían consumido variaba
entre 330 y 825 mm. Para la región sojera
núcleo, las necesidades de agua del cultivo de
soja de primera y segunda época de siembra
varían de 450 a 650 mm y de 350 a 550 mm,
respectivamente.
RESERVORIO DE AGUA
Cualquier cultivo de soja debe disponer diariamente de agua para satisfacer la demanda
atmosférica, es decir, su consumo diario. El
suelo es el único reservorio de agua que dispone la planta; el volumen de suelo explorado por
las raíces es el que determina la cantidad de
agua potencialmente disponible para el cultivo.
En su gran mayoría, los suelos agrícolas de la
pampa húmeda son franco-limosos y pertenecen al gran grupo de los Argiudoles, Hapludoles
y Haplustoles. El primero posee suelos de textura más fina, con horizontes de alto contenido
de arcilla, mientras que los otros dos agrupan
suelos de textura más gruesa y menos
desarrollados.
De acuerdo con estudios realizados por otros
investigadores, se encontró una estrecha relación entre la textura y las constantes hídricas
del suelo, siendo éstas las que establecen los
límites de agua disponible para los cultivos. La
capacidad máxima de almacenaje de agua disponible para las plantas en el suelo, es de alrededor de 160 y 155 mm de agua para el primer
metro de suelo y de 300 y 255 mm para el total
de 2 metros, en los Argiudoles y Hapludoles,
respectivamente.
En todo el mundo se ha establecido que sólo el
50% de la cantidad máxima disponible de agua
en el suelo (A.U.M.), es fácilmente extractable.
El 50% restante es utilizada por la planta bajo
condiciones de estrés hídrico, cada vez más
intenso a medida que disminuye su contenido.
Por lo tanto, el límite de estrés hídrico está fijado en el 50% del contenido de agua útil del
suelo explorado por las raíces.
EXTRACCIÓN DE AGUA DEL SUELO
La capacidad de las raíces de los cultivos para
extraer agua del suelo depende de la distribución y profundidad de su sistema radical. Desde
el punto de vista del balance de agua, es muy
importante conocer el crecimiento de las raíces
en profundidad. A medida que la raíz profundi-
za va aumentando el volumen de suelo explorado, donde puede estar almacenada el agua.
Las plantas de soja poseen una raíz principal
muy desarrollada y engrosada en sus primeros
centímetros y raíces secundarias más delgadas
pero con una gran capacidad de profundización.
Las raíces de los principales cultivos extensivos
tienen una gran capacidad exploratoria a través
de todo el perfil de suelo, aunque la mayor densidad se encuentre en los primeros centímetros.
Algunos autores citan que la profundidad alcanzada por las raíces de los cultivos extensivos, en
suelos Argiudoles sin impedimentos físicos, es
de alrededor de los 2 metros.
Para conocer el comportamiento de las raíces de
soja, en cuanto a su capacidad y velocidad de
profundización, se realizaron observaciones
directas en suelos Hapludoles del sur de Santa
Fe.
En cultivos de soja de primera, sembrados a
mediados de noviembre con variedades del
grupo de maduración IV y V, se encontró que el
crecimiento de la raíz de soja es lento en los
primeros 30 días después de la siembra, para
luego ser bastante rápido, hasta alrededor de
los 100 días.
La profundidad máxima promedio fue de 210
cm, cuando la soja se encontraba en el primer
período de llenado de semilla. En cultivos de
soja de segunda, sembrados en la segunda
quincena de diciembre con cultivares similares,
se observó que la tasa de crecimiento de la raíz
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en profundidad era mayor que en los cultivos de
soja de primera. Sin embargo, la profundidad
máxima no superaba los 2 metros.
Un dato complementario que surge de las
observaciones realizadas en todos los cultivos
es que la distribución de las raíces es muy uniforme a lo largo de todo el perfil de este tipo de
suelo, con una muy buena densidad, aunque la
mayor densidad de raíces se encuentre en los 30
cm superficiales.
RENDIMIENTO EN SEMILLA
dio del cultivo. Para evaluar este efecto se
puede dividir el ciclo del cultivo en tres períodos:
- Emergencia a Floración (E-R1): En este período deficiencias hídricas de mediana intensidad
(40-50% de agua útil (A.U.) en el suelo) no
producen reducciones en el rendimiento en
semilla, si bien pueden disminuir el área foliar
y la altura de la planta. Intensidades mayores
(contenidos entre 20 y el 40 % de A.U.) podrían producir reducciones en rendimiento en
semilla del orden del 10% (figura 1).
Hasta hace unos pocos años, en la región
pampeana, el cultivo de la soja se ha realizado
en su totalidad en condiciones de secano. De
este modo es común que el cultivo esté sometido a distinto grado de estrés hídrico, en una
o más etapas de su desarrollo, a pesar que las
lluvias a lo largo de su ciclo superen las necesidades de agua del cultivo. La falta de una adecuada distribución de las precipitaciones son
las responsables de que se produzcan déficit
hídricos temporarios en distintos momentos del
ciclo.
El momento de ocurrencia de una deficiencia
hídrica es importante, porque con una misma
intensidad de deficiencia el efecto sobre el rendimiento en semilla será distinto según el esta-
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- Floración a comienzo del llenado de la semilla
(R1-R5): Este período es más susceptible a deficiencias hídricas que el anterior, ya que intensidades medias pueden producir reducciones en
el rendimiento en semilla del orden del 10% y
deficiencias severas un 20% o más. La reducción del rendimiento se debe al aborto de flores y vainas que disminuyen el número final de
estas últimas, siendo en parte compensado por
el peso de las semillas, si cesa la deficiencia
hídrica en la etapa siguiente.
- Comienzo de llenado a fin de llenado de semilla (R5-R7): Es el período más crítico para el
cultivo de soja, el estrés produce la reducción
simultánea del número de vainas, del número
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de semillas por vaina y del peso de las semillas.
Deficiencias hídricas severas pueden producir
pérdidas de rendimiento muy importantes (40%
o más).
Figura 1 Porcentaje de rendimiento de un cultivo en
distintos períodos de crecimiento sometido a dos
niveles de deficiencia hídrica (40-50% y 20-40%
A.U.), respecto de un cultivo sin déficit
de diferente magnitud e intensidad constituye
la principal causa de variabilidad interanual de
los rendimientos. Estas sequías se presentan en
diferentes momentos dentro del ciclo de crecimiento del cultivo, según los años, pero del
análisis de una serie decádica de precipitaciones de más de 40 años, surge que para el área
de Oliveros, provincia de Santa Fe, la mayor probabilidad de sequías ocurre durante enero y
principios de febrero. Al tener en cuenta esta
circunstancia, se pueden utilizar distintos grupos de maduración (precocidad) y épocas de
siembra, para lograr que no coincida ese
momento con el período de mayor sensibilidad
del cultivo a las deficiencias de agua en el
suelo.
En una siembra de soja de primera época en
Oliveros se evaluó el comportamiento de cultivares del grupo de maduración III al VII, en
condiciones de secano y con riego suplementario.
La diferente respuesta del cultivo a iguales
niveles de estrés hídrico en sus distintas etapas
fenológicas, es de gran importancia en el manejo del cultivo bajo condiciones de secano y más
aún con riego suplementario. Sobre la base de
estos conocimientos y los del ambiente donde
se va a implantar el cultivo, se elegirá el cultivar, la fecha de siembra y los umbrales de riego,
entre otros aspectos del manejo del cultivo.
RESPUESTA DE CULTIVARES
En la región pampeana la ocurrencia de sequías
En condiciones de secano, los resultados obtenidos marcan claramente que los cultivares de
los grupos V y VI, sembrados en noviembre, presentan en promedio rendimientos en semilla
más elevados, aunque en algunos años los cultivares del grupo IV presenten los mayores rendimientos.
En condiciones de riego, los cultivares más
recomendados serían los del grupo IV y V determinados. Estos cultivares de ciclo corto aprovecharían el período de alta radiación solar incidente en llenado de granos y tendrían un óptimo crecimiento vegetativo. Mientras que en el
caso de los cultivares de ciclo más largo, tendrían un crecimiento muy exhuberante y contraproducente para la producción de semilla,
debido al vuelco y ataque de enfermedades.
Bibliografía
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