El documento es un relato en primera persona de una mujer que asesina a su familia de diferentes maneras. Primero mata a su hermano envenenándolo, luego electrocuta a sus dos hermanas pequeñas, apuñala a su madrastra y finalmente quema la casa con los cuerpos decapitados adentro después de cenar un platillo preparado con la carne de su padre.
2. SABOR A TI
Samuel Parra
La sed te llevó a la cocina, el hambre al cuarto de tus padres para
tragártelos. Nunca pensante que la Luna tendría esa extraña influencia
sobre ti. El vaporoso aroma a sustancias químicas que expelía cada
orificio de tu cuerpo me excitaba, esa noche conocí el olor del miedo.
Una llamada anónima delató el homicidio en la Calle De Magnolias.
Sabías que tu hermano, el jugador de futbol americano, sería el
elemento más difícil de contener, por eso leíste libros de anatomía
para descubrir cuál era su punto débil y aprender a cortar esa carne
dura. Página 183, Introducción al Cuerpo Humano, Fundamentos de
Anatomía y Fisiología, el término Deuda de Oxígeno representa el
oxígeno necesario por encima de su consumo en reposo, después de
cuatro arduas horas de entrenamiento tu hermano literalmente moría
de cansancio, ese dolor que sentimos después de ejercitarse se
produce por el ácido láctico convertido en depósitos hepáticos de
glucógeno, una ducha de agua fría y directo a la cama. Llamaste a su
novia Estefanía para disculparte porque tu hermano no podría verla,
se quedó dormido después del juego. Cambiaste sus pastillas de
Diclofenaco por Tafil, el dolor muscular no cesaría, pero sí tendría el
cuerpo entumecido para ser derribado por un perro chihuahua. No
batallaste en matarlo, estaba dormido cuando colocaste una almohada
3. gruesa sobre su cabeza, ahogarlo resultó más fácil que matar a tus dos
hermanitas con descargas eléctricas.
Quien diría que ese taller de electricidad de la secundaria técnica te
serviría algún día, sólo aprendiste a armar una radio enclenque con
viejos transistores, lo bueno es que tu padre era nostálgico de la
tecnología y decidió guardar aquel cachivache tuyo, malo por
Renatita y Sofía, adiós a la fiesta sorpresa de siete años que tu mamá
pretendía hacer, jamás se enteraría que conectaste los cables de cobre
de la radio a los aparatos ortopédicos de las nenas mientras ellas quizá
soñaban con lo mucho que aman a sus papis.
Esas cursilerías te daban náuseas, la reina de todo lo rosa era la perra
que se acostaba con tu padre, Nancy, jamás le pediste que fuera tu
madre, nada más un lazo de sangre las unía y esa tibia relación goteó
entre tus dedos cuando le clavaste el cuchillo en la sien de un tajo, a
tus 21 años no aprendiste a filetear un bistec porque lo tuyo era la
cacería, depredar a tus presas, esperar a que bajen la guardia,
permanecer detrás de la puerta a falta de los matorrales africanos, tú
una leona hambrienta de carne y ellos indefensos antílopes viejos,
gordos sin ánimos de sobrevivir, era el momento cumbre para
disfrutarlo tú sola.
4. Sonó la alarma, tres veinticinco de la mañana, te demoraste en
destripar a las niñas, la culpa te traicionó, gritaste como nunca y
alguien llamó a la policía, hiciste lo mejor posible en tu bautizo como
asesina en serie pero tu ausencia revelaría a la policía quien mató a tu
familia o pensarían que te secuestraron, mejor quemaste la casa,
decapitaste los cuerpos de tu madre, hermano y las niñas, eran trofeos
de caza, las bañarías en formol, después las secarías al sol para curtir
su piel y ponerlas a secar al sol, al final tendrían un espacio digno para
exhibirlas sobre la pared, como en Culiacán no se acostumbran las
chimeneas, pues buscarías la mejor superficie o levantas un muro de
mármol para ahí clavarlas.
La cocina tenía despensa completa cuando la sed te llevó a tomar un
vaso con agua, eran las diez veinticuatro de la noche, todos dormían
menos tú. Tomaste del estante de mamá el viejo libro de cocina que
el tío Fernando escribió durante su estadía en Francia, el muy cabrón
te caía bien, su esposa la detestabas. Lo hojeaste por un rato ignorando
a donde te llevaría el ir y venir de las páginas hasta que detuviste aquel
vaivén en la receta que acaparó tu atención. Usaste una servilleta
como separador, sacaste de una caja las herramientas que necesitarías
para matar a tu familia, reservaste lo mejor para el último, le
agradeciste al destino que nadie tiró a la basura la oxidada báscula de
tu abuelo el tendero, decidiste usarla para pesar 600 gramos de carne
en un solo trozo, también ocupaste cien gramos de cebolla, una rama
5. de apio, un diente de ajo, zanahoria, tomate, aguacate, lechuga,
rábanos, chile verde picado, media taza de aceite, un tercio de taza de
vinagre, sal y pimienta al gusto.
La receta era sencilla, la carne se cuece en agua junto con la mitad de
la cebolla, incluso te imaginaste en un programa de cocina como
Chepina Peralta y hablabas en voz alta porque ya nadie podía oírte en
esa casa mutilada. Escuchen amigos televidentes se agrega la rama de
apio, el ajo y la zanahoria con un poco de sal hasta que la carne quede
blanda. Vamos a dejarla enfriar por aquí para después partirla en
trozos y deshebrarla. ¿Me van siguiendo? No quiero que se pierdan
ninguna parte de la receta, de cualquier forma, podrán seguir los pasos
nuevamente para prepararla en sus hogares metiéndose a mi Facebook
Tu Cocina Favorita, ahí encontrarás muchas recetas increíbles.
Eres una culera sádica, decías en tu mente a la par que fijabas la vista
en un punto suspendido en el aire donde debería estar la cámara de tu
programa de televisión. ¡Hey público! Escuchen, para hacer la
vinagreta usamos media taza de aceite, un tercio de vinagre, una
cucharadita de sal y pimienta. ¡Huy que rico! Agregamos la mayor
parte a la carne y se deja reposar unas dos horas macerando. Pasaron
las dos horas mientras decapitaste a Nancy. Regresaste a la cocina.
Quiero que laven unas hojas de lechuga, las parten en tiritas, ojo, la
cebolla se corta en medias lunas, que se vea bonita. Aquí viene lo
6. bueno. ¿Cómo voy a montar mi platillo? En el traste donde van a
servir, forman una cama de lechuga con el resto de la vinagreta, luego
la carne y la cebolla adornándola. Pónganle encima gajos de tomate y
rabanitos abiertos en flor, por último, rebanen un aguacate en tiras
para terminar la receta. Fue tu última cena en familia, lavaste los
trastes, apagaste el aire acondicionado, la noche sofocó la planta alta
cuando aquel grito tuyo alarmó a los vecinos, bajaste corriendo las
escaleras sin golpear la bolsa de plástico, abriste las llaves de gas de
la cocina para darle un toque más dramático.
Gracias papá por esta última comida, siempre llevaré conmigo los
momentos más bellos que me diste cuando me quedaba dormida en tu
regazo después de tanto jugar. Derramaste una botella de Licor 41
desde la cocina hasta el exterior de la casa. Familia los extrañaré.
Encendiste un cerillo. Niñas perdón. Lo arrojaste a la banqueta.
Hermano te odio por violarme de niña. Cayó sobre el licor. Madre
fuiste una puta. La lúgubre llama corrió hacia la casa. Hermanitas me
quitaron lo que más amé en la vida.
Primero un estruendo que cimbró el Fraccionamiento Las Primaveras,
después la luz de la hoguera. Papito gracias por el Salpicón, jamás
pensé que tu carne fuera tan suavecita y dulce.