El documento resume las lecturas del segundo domingo de Adviento. Habla sobre Juan el Bautista y su mensaje de preparar el camino para la llegada del Señor aplanando el terreno de la vida mediante la conversión y el arrepentimiento de los pecados. También destaca la humildad como una virtud necesaria para recibir a Dios.
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
Ii domingo de adviento guión para la misa
1. Aportes - 1
pero también puede ser para que, en un
sitio propicio, instale su casa para gobernar.
Lo que nos interesa es el significado de ese
terreno nivelado.
Para entrar en esta comprensión, debemos
recurrir al evangelio de hoy, que es el inicio de
la obra de san Marcos. Esta presentación de
la actividad inicial de Jesús es tan sencilla
que está desprovista de lo que llamamos el
evangelio de la infancia, como sí lo presentan
Mateo y Lucas, en el que muestran el misterio
de la encarnación y nacimiento del Señor.San
Marcos retoma, en cambio, el pedido de Dios
que hace por medio de Isaías, y lo pone en
labios de uno de los personajes más signifi-
cativos del Adviento: Juan Bautista.
Hecha esta aclaración, la persona del
Bautista y su mensaje son la preparación
del terreno plano por donde llega el Señor.
Aplanar el terreno de la vida social y personal
desechando el pecado es la manera de per-
mitir que se instale en nosotros la presencia
de Dios.Así, ese terreno liso y aplastado está
simbolizado con el bautismo de conversión y
la confesión de los pecados.La conversión es
una consecuencia de aceptar la novedad de
Dios, porque donde él entra debe encontrar
un corazón “desmalezado”, libre de cizaña,
sin los huecos de la corrupción de la menti-
ra y las desigualdades sociales. Por eso, el
Adviento también tiene este componente de
conversión, pero no al estilo de la penitencia
que vivimos en Cuaresma. En Adviento,
deseamos un cambio de vida para que Dios
viva en nosotros.
El Señor viene y
edifica su casa
en un terreno nivelado
Is 40, 1-5. 9-11; Sal 84, 9-14; 2Ped 3,
8-14; Mc 1, 1-8
Para construir una casa se debe nivelar
el terreno donde se va a edificar. Para eso,
primero hay que desmalezarlo y limpiarlo;
después, hay que desenterrar las piedras;
luego, hay que rellenar los pozos y desniveles
del área;por último, se riega abundantemente
para que se asienten los rellenos.Sólo así se
podrá construir sobre un terreno plano.
Si el Señor viene, debe hacerlo por un
camino plano y libre de obstáculos, y si quiere
construir su casa en medio nuestro, debemos
seguir más o menos esos pasos para que
encuentre un terreno adecuado para edificar
su morada. Esto es lo que nos enseñan las
lecturas bíblicas de hoy.
El profeta Isaías es el encargado de llevar
una buena noticia al pueblo cuyo corazón
está seco y culpable de la injusticia y de
alejarse de Dios. Él debe llevar consolación,
por eso dirá: “Su culpa está pagada”. Esto lo
debe anunciar desde una montaña elevada,
con una fuerte voz y sin temor.Y Dios le pide:
“¡Preparen en el desierto el camino del Señor,
tracen en la estepa un sendero para nuestro
Dios! ¡Que se rellenen todos los valles y se
aplanen todas las montañas y colinas; que
las quebradas se conviertan en llanuras y
los terrenos escarpados, en planicies!”. Esta
nivelación del terreno podría ser para que
venga por él el Señor en su carro de triunfo; (Continúa en la p. 4).
Aportes para la homilía
Aportes
Celebración
2º domingo de Adviento 10 de diciembre de 2017
Ciclo B. Color: Morado Año XXI - Nº 1229
Aportes
Celebración
para la
Homilía y guión para la Santa Misa
2. Aportes - 2
Guión para la Santa Misa
1) Introducción a la celebración
Hermanos y hermanas: El protago-
nista de este domingo es san Juan
Bautista. A él se le encomendó la
misión de ser el precursor, de abrir
y allanar los caminos para que por él pase
el Señor. En el Bautista nos vemos refle-
jados para derribar muros, quitar obstá-
culos y alisar los caminos para que llegue
el Señor a nuestra vida, sin dificultades.
Reunidos en torno a la mesa del altar y
cultivándonos con la Palabra para alcan-
zar esta disposición de corazón, iniciamos
la celebración recibiendo de pie al padre
que presidirá la Eucaristía y cantamos
con alegría…
2) Saludo inicial
Hermanos: Nos preparamos para
recibir el nacimiento del Señor,
pero antes debemos facilitar su
llegada preparando un terreno apropiado
por donde él camine e instale su morada.
Suavicemos el suelo de nuestras vidas.
Que la salvación que está cerca de
nosotros porque llega Cristo, los haga
crecer en la esperanza que no defrau-
da, y esté ahora y siempre con ustedes.
3) Acto penitencial
Liberemos el terreno de nuestras
vidas de las depresiones, de la
altivez, de las malezas que son el
error, el pecado y el desamor, para que
venga el Señor y nos dé su misericordia.
* Libéranos de las depresiones que
nos angustian, para encontrar sólo
en ti el sentido de nuestras vidas.
Señor, ten piedad.
* Libéranos de la soberbia que nos
quita humildad, para reconocer los
signos de tu presencia. Cristo, ten
piedad.
* Libéranos del egoísmo y la indiferen-
cia, para socorrer el sufrimiento de
los demás. Señor, ten piedad.
Dios todopoderoso tenga mise-
ricordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la
vida eterna.
4) Liturgia de la Palabra
Primera lectura (Is 40, 1-5. 9-11):
Isaías es una voz de consolación y
esperanza. Dios perdona al peca-
dor y viene gobernar la tierra, pero
debe hacerlo por caminos rectos y llanos.
Salmo (Sal 84, 9-14): De la misma
forma que el profeta, el salmista anuncia
un tiempo de paz para el pueblo, donde
la justicia y la verdad serán una realidad.
Respondemos: Muéstranos, Señor, tu
misericordia.
Segunda lectura (2Ped 3, 8-14): San
Pedro, como discípulo misionero de Je-
sús, anuncia que llegará el Día del Señor,
y comenzarán los cielos nuevos y la tierra
nueva. Debemos esperar esta realidad
nueva siendo constructores de paz.
Evangelio (Mc 1, 1-8): Juan Bautista
con su mensaje preparan el terreno plano
por donde llega el Señor.Significa nivelar
el terreno de la vida social y personal
desechando el pecado, que son los im-
pedimentos y obstáculos para que emerja
la presencia de Dios.
5) Credo
El Señor vendrá de nuevo con
gloria. Que esta fe nos mueva a
preparar el camino del Señor con
una vida santa y justa. Creo...
6) Oración de los fieles
Hermanos: Los profetas Isaías
y Juan Bautista anuncian la lle-
gada del Señor. Invoquemos su
misericordia para que nos encuentre con
un corazón modesto y actitudes fraternas.
3. Aportes - 3
9) Padrenuestro
Juan Bautista invitaba a la conver-
sión para el perdón de los pecados.
Movidos por esa propuesta, noso-
tros no dejamos de pedir al Padre que
“perdone nuestras ofensas como nosotros
perdonamos a los que nos ofenden”. Con
este espíritu rezamos: Padre nuestro...
10) Cordero de Dios
Juan Bautista confiesa que viene
uno más poderoso que él y al que
no es digno ni siquiera de desatar
la correa de sus sandalias.Con esa misma
humildad reconocemos:Este es el Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo.
Felices los invitados a la Cena del Señor.
11) Comunión
Hermanos: Como los peregrinos y
penitentes que se hacían bautizar
por Juan, nosotros vayamos a reci-
bir al mismo Hijo de Dios que vive
en la forma de pan y desde esa humildad
nos da vida en abundancia. Nos acerca-
mos a comulgar cantando…
12) Rito de conclusión
Motivación: Hermanos, en es-
tos días allanemos el camino
del Señor, derribemos murallas,
salgamos de las depresiones, quitemos
obstáculos que impiden la comunión con
Dios y los hermanos.
Bendición: El Señor esté con us-
tedes. Señor, nuestro espíritu pide que
vengas a traernos paz. Bendice a tu
pueblo que prepara tu llegada. Y que la
bendición de Dios...
Despedida: Hagamos fácil el camino
de nuestras vidas, sin obstáculos. Por allí
pasará el Señor. ¡Vayamos en paz!
13) Canto final
Queridos amigos: Seamos la voz
de Dios anunciando esperanza y
llevando consuelo al mundo entero.
Para despedirnos cantamos...
A cada intención respondamos:
Ven, Señor, no tardes.
4 Para que la Iglesia sea un
espacio llano, sin prerrogativas que
impiden testimoniar la llegada humilde
del Señor. Oremos.
4 Para que en nuestro País se allanen
las diferencias y se trabaje con ahínco
por la igualdad y la inclusión social.
Oremos.
4 Para que en nuestra Patria desman-
telemos los muros que nos dividen, y
así recibamos al Señor con una con-
vivencia pacífica. Oremos.
4 Para que nuestra comunidad allane el
camino del Señor cultivando actitudes
de comunión, empatía y solidaridad.
Oremos.
4 Para que María de Guadalupe, patrona
de América Latina, nos entregue a
Jesús, Sol de justicia y nos una en una
gran hermandad. Oremos.
Señor, escucha nuestra voz que
te suplica: ¡Ven! Mira nuestros
esfuerzos para que no haya obs-
táculos que impidan tu presencia entre
nosotros. Escucha nuestra oración y
ven a salvarnos. Te lo pedimos a ti...
7) Presentación de las ofrendas
La gente de Judea acudía a ha-
cerse bautizar por el Bautista. En
cambio, a nosotros Jesús nos ha
dado su bautismo y ahora le ofre-
cemos los dones nuestra vida cristiana
frutos de nuestro trabajo y confianza en
la providencia. Llevamos el pan y el vino
al altar. Cantamos…
8) Prefacio I de Adviento
Damos gracias al Padre porque
el Señor hoy abre el camino de la
salvación y nos trae abundancia de
dones.Nosotros lo aguardamos con
perseverancia y fidelidad.
4. Aportes - 4
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Juan Bautista es el símbolo de quien deja
que Dios llegue por un camino llano. Su mis-
ma persona, marcada por la sobriedad, es un
indicio de que hay una novedad en la historia
que no todos la saben descifrar:“Juan estaba
vestido con una piel de camello y un cinturón
de cuero, y se alimentaba con langostas
y miel silvestre”. Juan es como el profeta
Oseas, quien para demostrar la infidelidad del
pueblo se casa con una mujer desleal y que
se prostituye. Juan es como Ezequiel, quien,
tenido por loco, hizo un hueco en las murallas
de la ciudad y salió por ella con la cabeza
cubierta y con un equipaje que simbolizaba
el destierro. Juan representa la pequeñez
de los creyentes y su modestia para vestir y
comer, porque lo más importante en la vida es
el Señor, aunque la vestimenta y el alimento
son básicos en la vida de las personas. Dios
llega a las personas por la simplicidad y la
sobriedad. Así lo hace Jesús, quien declara
que el Hijo del Hombre no tiene dónde re-
costar su cabeza (cf. Mt 8, 20), y que él es
paciente y humilde de corazón (cf.Mt 11, 29).
Juan Bautista recibe a Jesús con humil-
dad, reconociendo que no es él a quien deben
esperar, sino a otro “que es más poderoso”, y
con reverencia declara: “Y yo ni siquiera soy
digno de ponerme a sus pies para desatar la
correa de sus sandalias”. Y promete al pue-
blo creyente: “Él los bautizará con el Espíritu
Santo”. Es una humildad parecida a la de
la cueva donde José y María prepararon el
pesebre para recostar al Niño Dios, envuelto
en pañales y adorado por los pobres pastores
de la zona. Juan es un hombre humilde, pero
eso no significa despreciable, porque Jesús
lo presentará como al más grande nacido de
mujer (cf. Mt 11, 11). La humildad es propia
del Predecesor, como también del Anunciado
y Esperado.
Si el terreno por donde llega el Señor es
plano, debemos pisonarlo y regarlo para que
se nivele lo más posible. Esto es lo que nos
explica san Pedro que, recurriendo a la ima-
gen de la llegada inesperada del Señor como
la de un ladrón, pide: “¡Qué santa y piadosa
debe ser la conducta de ustedes, esperando y
acelerando la venida del Día del Señor!”.Pedro
sugiere que tengamos un comportamiento que
nazca de la convicción, de la fe que no sólo
espere sino que además anticipe la venida
del Señor, haciendo realidad “un nuevo cielo
y una nueva tierra donde habitará la justicia”.
Esa vida santa y piadosa es la vida de la
humildad. La soberbia y la vanidad, tan criti-
cadas en algunos políticos de años anteriores,
a veces están disimuladas en la vida de los
creyentes que buscan la ostentación y los pri-
meros puestos, y aseguran la“carrera”a costa
de degradar a los demás.Es contradictorio ser
creyente y tener un terreno tan escabroso. El
mundo acepta a personas humildes como el
papa Francisco, pero no adopta su mensaje
de sobriedad, cercanía, llaneza del trato, pro-
fundidad de las palabras y los gestos. Para
recibir al Señor, debemos tener la fuerza para
reconocer que debemos cambiar, convertirnos
y, a la vez, buscar un estilo de vida sencillo
y fraternal. Quizás este es el camino moral
para un cambio en la política del País, tan
anhelada por la inmensa mayoría.Por un lado,
es necesario que se nivele la sociedad con
inclusión, equidad y oportunidades para todos;
y por otro, levantar el nivel moral del pueblo
actuando con transparencia, cumpliendo la
palabra empeñada y sosteniendo un estilo
de servicio para gobernar y administrar los
bienes de todos. Por eso, nos preguntamos:
¿Cómo preparar la Navidad si antes no somos
humildes ante Dios y los hermanos?
En Adviento, debemos anunciar con
palabras y obras que los terrenos cerriles
deben abajarse. Así lo hizo el Bautista, que
nos deja el ejemplo con su humildad, como
una luz que brilla en la oscuridad.
(Viene de la p. 1).