Una meditación sobre los misterios del Santo Rosario. Nos permite contemplar la relación entre los misterios formando una cruz mental. Del bautismo a la eucaristía. De Nazareth al Gólgota.
1. El Santo Rosario. La cruz mística de Tierra Santa Primer misterio de dolor La oración en el huerto Quinto misterio de dolor La crucifixión del Señor Quinto misterio de luz La institución de la eucaristía Primer misterio de luz El bautismo del Señor Quinto misterio de gozo El niño Jesús perdido y encontrado en el templo Primer misterio de gozo La Encarnación del Señor Primer misterio de gloria La resurrección del Señor Quinto misterio de gloria La entronización de la Virgen María
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3. Basílica de la Anunciación, Nazareth Y la palabra se hizo carne Y habitó entre nosotros; Y hemos visto su gloria, La gloria propia del Hijo único del Padre, Lleno de gracia y de verdad. (Jn 1,14)
8. “ Cuando Elías se retiró al Monte Carmelo, sobre el siglo IX antes de la Encarnación del Hijo de Dios, hacía tres años que una implacable sequía se cernía sobre Palestina, castigando la infidelidad de los hebreos con Dios. Mientras rezaba con fervor pidiendo que el castigo fuese aliviado por los méritos del Redentor que vendría. Elías envió a su siervo a la cumbre del monte ordenándole: Vete y mira hacía el mar… Pero el siervo no vio nada. Y bajando, dijo: No hay nada . Esperanzado, el Profeta le hizo volver siete veces a la infructuosa escalada. Por fin, el siervo volvió, diciendo: Veo una nubecilla del tamaño de la pisada de un hombre. De hecho, la nube era tan pequeña que parecía destinada a desaparecer al primer soplo de los abrasadores vientos del desierto. Pero no; poco a poco creció, se alargó en el cielo hasta cubrir el horizonte y se precipitó sobre la tierra en forma de abundante lluvia ( 1 Re 18, 43-44) La pequeña nube era una figura de la humildad de María cuyos meritos y virtudes excedían a los de todo el género humano, atrayendo para los pecadores el perdón y la Redención. El Profeta Elías había comprendido en su contemplación el papel mediador de la Madre del Mesías esperado. Fue, por así decir, su primer devoto” (Juan S. Clá Díaz, El Escapulario de Nuestra Señora del Carmen) Bahía de Jaifa desde el Monte Carmelo
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11. ¡ Abba, Padre! Todo te es posible. Aparta de mí esta copa de amargura. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú (Mc 14, 36). Roca de la Agonía.
16. Yo os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi sangre y bebe mi sangre vive en mí y yo en el (Jn 6, 53-55) Peregrinos conmemorando este pasaje evangélico en la sinagoga de Cafarnaún.
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19. Habéis salido a prenderme con espadas y palos como si fuera un bandido. A diario he estado enseñando en el templo y no me apresasteis (Mt 26, 55) Vista del torrente Cedrón y Jerusalén desde el Monte de los Olivos
23. MAGNIFICAT ANIMA MEA DOMINUM Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Pero ¿Cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque en cuanto oí tu saludo, el niño empezó a dar saltos de alegría en mi seno (Lc 1, 43-44) El encuentro entre María e Isabel, entre Jesús y Juan anticipa el misterio del bautismo y proclama jubiloso el fin del pecado original, la redención del genero humano, el reinado de María sobre ángeles, patriarcas, profetas, santos y todos sus hijos
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25. La exaltación de la Santa Cruz Y como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga en él la vida eterna Jn 3, 14 Roca del Calvario