El documento compara el reino de Dios a un grano de mostaza, la semilla más pequeña, que después de ser sembrada crece hasta ser la planta más grande, dando sombra a las aves. También habla de renovar los votos del bautismo a diario mediante el agua y la sangre de Cristo, y recibir la eucaristía para fortalecer el espíritu y hacerlo crecer como la planta de mostaza.