Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 4ºESO
Revista: A la vuelta
1. A la Vuelta
A la Vuelta
Sus manos
protegen nuestro
PATRIMONIO
Daniel López, un artisa que restaura
todo lo que llega a su taller en la UNLa
Vecinos aventureros
Fueron de Banfield a México en un Dodge
1500 de los‘70
El Luna de Llavallol
Los socios salvaron al club donde se filmó
Luna de Avellaneda de Campanella
La revista de los vecinos de Avellaneda, Lanús y Lomas de Zamora
Junio de 2013
Ejemplar de
distribución
gratuita
3. A la Vuelta
EDITORIAL 06.13
A la vuelta de casa viven unos jovenes de unos 30 años que se
fueron a recorrer Latinoamérica en un auto de los‘70. Si cami-
no unas cuadras más, un grupo de vecinos está recuperando
un antiguo cine que dejó de funcionar hace décadas, pero
que todavía conseva entre sus paredes esa mísitca de antaño.
Doy algunos pasos y me encuentro en una casa cultural, a 10
cuadras de la“Fortaleza”granate, donde una banda de jazz me
transporta al corazón de algun barcito newyorkino.Y justo en-
frente, un grupo de socios busca rescatar a un club del ahogo
financiero para que siga siendo su lugar en el mundo.
En el barrio pasan cosas. No hay que prender la tele o abrir
los diarios para encontrarnos con historias sorprendentes.
sumario
Basta con bajar un poco la mirada y descubrir que en la cuadra
donde vivimos, quizás toda la vida, hay acontecimientos que
podrían ser plasmados en cualquier guión de Hollywood. Y
de eso se trata nuestra propuesta. De acercar a los vecinos de
la comunidad sureña del GBA esas historias, que permitirán
crear nuevos vínculos entre sí y con los espacios de la zona
que muchas veces pasan desapercibidos.
Con fuerte acento en el arte y la cultura, (nombre revista) está
hecha por gente de barrio, como vos. Podrás encontrarla en
los principales comercios e instituciones de tu localidad, una
vez por mes. Te invitamos a conocernos. Y no te olvides: vos
podes ser la próxima nota de tapa.
Aventura: de Banfield a México en un
Dodge 1500 de los‘70.
P.04
El cine de Wilde que recuperaron los
vecinos del barrio.
P.6
Una cooperativa de cartoneros que
repara y dona computadoras.
P.10**
Las manos que protegen el patrimonio
histórico de Escalada
P.14
El jazz tiene su lugar en la casa del
pueblo de Lanús Este.
P18
Entrevista: Juan Parafioriti. Un escultor
que defiende el arte popular.
P.22
Director periodístico: Nicolás Pawlusiak. Redacción: Nicolás Pawlusiak. Fotografía: Nicolás Pawlusiak.
Diagramación: Nicolás Pawlusiak. Jefe de Arte: Vanina Ludueña.
Número 1. Domicilio legal: Hipólito Yrigoyen 23663
(1822), Lanús Oeste, Buenos Aires. Teléfono: 4241-
9658. Propiedad intelectual 519.365.
3
Bienvenidos
El Luna de Llavallol. La historia de un
club de película.
P.25
4. A la Vuelta
De Banfield a México en
un Dodge 1500 de los ‘70
L
a historia de Federico De Paola (34)
es de esas que dejan un mensaje
inspirador. Unrelato donde los
sueños se hacen realidad. En 2010 eran
un simple egresado de Bellas Artes y
Vecino de Banfield que se ganaba la
vida como docente. Hasta que decidió
patear el tablero, y junto a dos amigos,
emprendió un viaje por Latinoamé-
rica a bordo de un Dodge 1500 de los
‘70. La travesía duró más de dos años,
período en que se reencontró con su
vocación artística, ya que hizo más de
20 murales a lo largo del continente,
dejando una huella a cada paso.
“Estaba atascado, necesitaba salir de
la rutina. Deba clases en colegios de
Calzada y Burzaco, pero no me sentía
pleno”, contó Federico, que estudió
en la Escuela de Bellas Artes Manuel
Belgrano, de Barracas. Fue entonces,
que le propuso a Facundo y Ariel la
idea de hacer un viaje en auto. “Uno
de los chicos tenía el Dodge. No nos
costó mucho esfuerzo decidirnos y a
las pocas semanas ya estábamos en
campaña para poner a la Paloma -apodo
que recibió el 1500- a punto”, agregó. La
salida de la ciudad, allá por diciembre
de 2010, fue algo inolvidable para los
amigos. Recuerdan como si fuera hoy la
carabana de autos repletos de familiares
y amigos que se formó a lo largo de la
avenida Alsina. Para financiar elrecorrido
tenían rebusques de todo tipo: por ejem-
plo, vendían remeras con estampados del
Dodge, artesanías y comida. “Llevamos
un disco de arado en donde hacíamos
pizzas. Salían exquisitas y fueron un éxito
en todas partes”, aseguró el viajero. Pero
además, una de las actividades terminó
siendo su principal actividad hasta el día
de hoy: pintar murales.”El primero lo hice
en una carnicería de Salta. Después seguí
pintando en Perú, Bolivia y Ecuador”,
señaló el artista (ver Dejó su huella...)
Si bien el objetivo del viaje era llegar a
Alaska, la embajada de Estados Unidos
les negó las visas de ingreso que trami-
taron en Panamá. Entonces, los planes
cambiaron sobre la marcha. Al llegar a
México, después de más de un año de
ruta y aventuras, los amigos se separa-
ron. Playa del Carmen fue el lugar que
mejor le sentó a Federico y sus murales.
Mientras que Ariel y Facundo, después
de recorrer el país azteca, volvieron a
su querido Banfield. ¿Qué pasó con La
Paloma? Se quedó en México en manos
de amigos de confianza. Y lejos está
de detener su marcha. Este año, con
visas en mano, el duo planea cumplir el
sueño de sus vidas: llegar a Alska.
Federico De Paola es vecino de Banfield y junto a dos amigos del barrio recorrió Latinoamérica en un Dodge
modelo 1977. Es artista y en el viaje descubrió su habilidad para pintar murales.
“Estaba atascado,
necesitaba salir de la
rutina”
Historias y personajes
El Dodge pasó la prueba.
Por Nicolás Pawlusiak
5. A la Vuelta
Dejó su huella por América
V
iajar al exteriro te transforma.
Esa persona que se fue no es la
misma que regresa. Las experi-
encias vividas, la gente o el intercambio
cultural hacen que uno se replantee
infinidad de cuestiones. Y sino, que
lo diga Federico De Paola. Durante
su aventura americana encontró una
cualidad que hasta entonces no había
desarrollado: la pintura de murales.
“Siempre hacía cuadros o dibujos, pero
experimenté con cosas grandes durante
el viaje. Terminó siendo lo que más
me apasiona hacer”asegura el artista
que hizo más de 20 murales a lo largo
del continente. El primero fue en una
carnicería de salta. Su dueño le había
comentado a Federico que necesitaba
un cambio en su local.“Le ofrecí pintar
algo. Confieso que estaba un poco
nervioso porque no tenía idea de lo
que podía salir. Pero al final terminó
encantado”, dice el lomense. Y agrega:
“Al dueño lo apodaban el Oso y hice
un dibujo de uno de esos animales con
una vaca, muy divertido”.
Su obra tiene una temática particular.
Se relaciona con la naturaleza y en es-
pecial con los compenentes de la selva.
Tigres, paisajes, plantas y retratos son
una constante en sus trabajos. Y no es
casualidad que América le haya sentado
tan bien.“En Perú y Ecuador hice varios
murales. A medida que terminaba las
obras iba sacando fotos para armar una
carpeta, que luego usaba para presen-
tarme y mostrar a los clientes”, explica.
Bares, hoteles, restaurantes y espacios
públicos de Colombia, Venezuela,
Panamá, Costa Rica y Nicaragua, fueron
renovados por las manos del lomense.
Aunque según confiesa, Playa del Car-
men, en México, fue el lugar donde
obtuvo mayores réditos:“me surgieron
muchas oportunidades en esa ciudad.
Creo que por los colores y temáticas mi
obra da muy bien con la onda del lugar”
asegura el viajero. Además, allí comen-
zó otro emprendimeinto relacionado
con el arte, que consistía en la restau-
ración de mubles. Con unos toques de
su pincel, se transformaban en piezas
únicas que luego vendían en puestos
callejeros en el centro comercial.
Una vez de vuelta en Argentia, Federico
se dedicó de lleno al muralismo. Con-
tiuó su trabajo en escuelas y plazas de
Lomas y Esteban Echeverría. Además,
pintó varias obras por encargos particu-
laes en el país azteca.
Sueños inspiradores
Candelaria y Hernán Zapp, una pareja de aventureros de Zárate, son fuente de
inspiración para muchos viajeros. En el 2002 salieron desde su ciudad a bordo
de un Graham de la década del‘30. El objetivo: Alaska. Estuveron cerca de cuatro
años recorriendo el continente, a una velocidad promedio que no superaba los
50 kilómetros por hora. Su travesía incluyó la navegación del Amazonas en balsa.
Y como si fuera poca adrenalina, tuvieron su primer hijo en el camino.
Durante el recorrido escribieron“Atrapa tu sueño”, un libro de viaje que utilizaron
para financiar parte del viaje y hoy tiene más de 50.000 ejemplares vendidos.
Sin emabrgo, su intención es continuar
viajando y aprovechar su profesión
para hacerlo. A pesar de los kilómetros
recorridos no piensa detener su marcha.
“Quiero viajar a Centroamérica y Cuba,
pero esta vez acompañado de mi novia.
Si las cosas salen bien espero poder qu-
edarme a vivir en Palya del Carmen o en
el Caribe. Estando allá me di cuenta de
lo hermoso que es estar cerca del mar”,
concluye este artista nacido en Lomas y
del Mundo por adopción.
5
Los murales y dibujos de Federico la pegaron en Playa del Cármen.
6. A la Vuelta
El cine que volvió a
ser de los vecinosGracias al esfuerzo de un grupo de soñadores,Wilde volvió a tener un cine propio en el
corazón de la localidad. Esperan poder armar su propia cartelera.
6
La gente y el barrio
Por Nicolás Pawlusiak
7. A la Vuelta
E
n una época era la estrella del bar-
rio. Grandes y chicos se apilaban
en la puerta para no perderse ni un
segundo de la función. Eran tiempos
donde se proyectaban dos o hasta tres
películas, siempre a sala llena. Muchos
de los que vivieron esos años de esplen-
dor del viejo cine de Wilde, que cerró
sus puertas hace 22 años, hoy peinan
canas grises. Los que continúan vivien-
do en la zona guardan un recuerdo
nostálgico y alegre de esos momentos
de películas en familia.
Si damos rienda suelta a la imagi-
nación, es posible hacer un paralelo con
el clásico“Cinema Paradiso”, cuya his-
toria tiene mucho en común con la de
esta localidad de Avellaneda: en 2010,
un grupo de vecinos se embarcó detrás
de un sueño: volver a tener un cine en
el barrio. Y después de mucho esfuerzo
lo consiguieron. Desde marzo, Wilde
disfruta su sala propia en el corazón de
la localidad.
César Torres es hijo del último encar-
gado de la boletería del viejo cine, que
estaba en Las Flores al 300.“Mi viejo me
dejaba ver las funciones en la cabina
de proyección. Me enseñó sobre el
empalme de las películas, que en ese
entonces eran de cinta”, recuerda el ve-
cino. Y continúa:“Fue muy triste cuando
tuvo que apagar la luz y cerrar la puerta
por última vez, en 1991”. Ese momento
quedó guardado en la retina de César,
que hace tres años organizó la primer
reunión vecinal para dar comienzo al
sueño de tener un cine en el barrio. En
aquella oportunidad se juntaron 100
personas.
El camino no fue fácil. Primero, junto a
un grupo de vecinos realizaban proyec-
ciones en la calle para las familias.
Luego, consiguieron que el proyecto lle-
gara al Intendente de Avellaneda, Jorge
Ferraresi, quién se interesó en la propu-
esta. A esto le siguieron interminables
reuniones con funcionarios y entidades
locales para estudiar las diferentes
posibilidades. Y finalmente, después
de varias idas y vueltas, consiguieron
un espacio para la construcción de la
sala: la ex Papelera del Plata, ubicada en
Onsari y FlorencioVarela.
“Las obras empezaron en 2011, pero
estuvieron paradas varios meses.
Recién a principios de este año, qu-
edaron listas. La sala está al nivel de
Un espacio cultural que sigue
proyectando crecer
Las obras que se realizaron en el
edificio consistieron en el rea-
condicionamiento de 615 metros
cuadrados donde se levantaron
una boletería, un bar, un auditorio,
baños, un área técnica distribuidos
en distintos niveles.
Además de la inauguración de la
sala de cine, se abrió un anexo don-
de se van a realizar diversas actividades
culturales y un teatro comunitario. El
auditorio general tiene una capacidad
para 178 personas. Además proyectan
construir un teatro para 80 personas
y dos microcines que pueden recibir
hasta 54 personas cada uno. Un espacio
propio, un espacio barrial, un espacio
de todos los vecinos.
7
La sala tiene capacidad para 180 espectadores y un espacio para actividades culturales.
En la inuaguración
hubo más de 100
personas.
9. A la Vuelta
clandestina”, dirigida por Benjamín Avila
y protagonizada por Natalia Oreiro,
Ernesto Alterio y Cristina Banegas, fue
la película elegida para la inauguración.
Además, hubo una linda sorpresa: los
actores principales participaron del
evento y se sacaron fotos con cientos
de vecinos. Desde entonces, grandes y
chicos disfrutan de una amplia cartelera
El cine ya está en marcha, pero la
comunidad de Wilde va por más. Ahora,
el objetivo es abrir el debate y elegir,
de manera democrática, qué películas
se proyectarán, sus días y horarios.
Además de establecer las pautas de
funcionamiento, convivencia y el aporte
voluntario para quienes quieran ayudar.
“Tenemos que ir definiendo la dinámica
a partir del hecho de que es realmente
vecinal”, señaló Taborda. Y sentenció:
“la gente se tiene que apropiar del cine
y definir la cartelera, si un día tenemos
que pasar películas de cowboys, otro
día de karate o de terror”. Ideas y buena
voluntad no le faltan a este grupo de
soñadores, que superando a la ficción,
lograron cumplir los suyos y el de toda
la localidad.
una comercial. Tiene 180 butacas y el
programa `Igualdad Cultural de Nación`
nos prometió traer un equipo de última
generación para proyectar HD y 3D”,
asegura FedericoTaborda, presidente
de la Asociación Civil Cines de Barrios,
encargado de supervisar las tareas en el
lugar. A la inauguración no faltó nadie.
Las butacas no alcanzaban para todos,
la gente se sentaba en los pasillos y
muchos tuvieron que ver el film casi
desde la puerta. No era para menos. El
bario volvía a tener un cine recuperado
gracias al esfuerzo de la gente.“Infancia
9
Los vecinos
ya disfrutan
la sala.
10. A la Vuelta
De cartoneros a
RECICLADORES
10
Emprendedores
Por Nicolás Pawlusiak
11. A la Vuelta
LacooperativaLaTomadelSurestáconformadapormásde100personas.Erancartonerosperodesde
2010 se dedican a reparar computadoras y electrodomésticos. Los donan a instituciones de la zona.
L
as calles de Dock Sud, en Avellane-
da, tienen algunas particularidades
en relación con otras localidades
de la Zona Sur. Una de ellas es la gran
cantidad de galpones, fábricas e indus-
trias que allí funcionan. Esto ocasiona
una consecuencia inmediata: camiones
por todos lados. Pero uno de estos
establecimientos se destaca por sobre
el resto. No desde su aspecto, que es
muy similar al de cualquier galpón, sino
desde su organización. Se trata de la
sede donde trabaja la cooperativa“La
Toma del Sur”, conformada por unos 30
socios más otros 70 colaboradores.
La historia de este emprendimiento
arranca a principios del año 2000.
Víctimas de la profunda crisis que
atravesó el país, sus actuales integran-
tes quedaron sin trabajo y comenzaron
a cartonear para ganarse la vida. Sin
embargo, no se quedaron ahí. Lograron
armar su propio proyecto productivo
creando el actual centro de reciclado,
donde no sólo separan materiales
reutilizables, sino que además reparan
computadoras y electrodomésticos que
después donan a instituciones de la
zona. Un ejemplo de superación y soli-
daridad.“Somos trabajadores de toda
la vida. Siempre estuvimos en fábricas,
tenemos esa cultura de laburo. Por eso,
salir a juntar cartones, no fue fácil sobre
todo por la identidad de los traba-
jadores”, cuenta Ramón Silva, miembro
de“La Toma del Sur”. Y continua:“En
2010 ya teníamos nuestro galpón y
recibimos unas 100 computadoras de
una empresa. La mayoría estaban rotas.
Uno de los chicos que conocía algo del
tema logró arreglar algunas y pudimos
venderlas a un precio mucho más con-
veniente”.
Al ver que la reparación de la“basura
tecnológica”era una buena alternativa
laboral, consiguieron que un técnico
amigo se acercara al lugar para ense-
ñarles cómo hacerlo. Así, el proyecto
cobró vida. Y no se quedaron sólo en
computadoras, también arreglan tel-
evisores, heladeras, lavarropas, fotoco-
piadoras y cualquier cosa que llegue al
local.
Si bien, muchos de los elementos que
reciclan los venden para solventar los
gastos y cobrar una mensualidad, la
cooperativa no deja de lado el espíritu
solidario característico de este tipo de
emprendimientos. El año pasado, por
11
El año pasado don-
aron más de 400
computadoras.
12. A la Vuelta
ejemplo, donaron 430 computadoras
a colegios e instituciones barriales de
Dock Sud.
“Es una alegría inmensa porque son
chicos pobres que no tienen para estu-
diar en su casa y lo hacen en el colegio.
Hemos donado a las escuelas 13 y 31
de Avellaneda, y a una guardería, entre
otras”, dice emocionado Carlos Roldán,
mientras ajusta los tornillos de una
computadora que está lista para ser en-
tregada. Y agrega:“Para seguir perfec-
cionando la actividad, tres compañeros
fueron becados para asistir a cursos
de armado y reparación. Tendrán sus
títulos y todo”.
Un poco más alejada de los ruidos, pero
en el inmenso galpón lleno de elec-
trodomésticos, está Vanesa Papuccio,
secretaria y recepcionista. Los llamados
generalmente son de vecinos o empre-
sas que quieren dar sus equipos que ya
no les sirven.“Para ellos son desechos,
pero para no tirarlos, las donan acá. En-
tonces nosotros las armamos. Además,
si hay alguien al que se le rompió su
electrodoméstico lo puede traer para
arreglar”, revela.
Al ver que la propuesta era un ben-
eficio para toda la región, la Comuna
de Avellaneda decidió colaborar con
la causa. Este año donó máquinas y
herramientas a la cooperativa, además
de acercar varias computadoras para
reparar. Y a cambio, sus integrantes
se comprometieron a donar más de
500 equipos para colegios humildes.
“Siento un orgullo enorme por lo que
construimos. Es una forma de mos-
trarle a la gente que la empresa no es
la única manera de organización. Hay
alternativas como estas, que también
son rentables, y donde todos somos
iguales”, concluyó Silva.
12
Ramón Silva es uno de los fundadores de la cooperativa de Dock Sud que este año cuenta con el apoyo del Municipio de Avellaneda.
En el galpón
trabajan más de 50
trabajadores
14. A la Vuelta
El patrimonio está enDaniel López (47) es el encargado de restauarar todo lo que llega a su taller. Lo expone en el museo o lo transforma
14
Daniel
dirije el taller
de Patrimonio
histórico de la
Universidad
Por Nicolás Pawlusiak
15. A la Vuelta
n buenas manosen una obra de arte. Junto a sus alumnos restauraron dos vagones que se usan como oficinas.
15
16. A la Vuelta
H
ace un poco más de 100 años,
en el predio donde hoy está
la La Universidad Nacional de
Lanús (UNLa) se ponía la piedra uno
de los talleres ferroviarios más grandes
de la provincia: Los llamados Talleres
de Escalada. Cientos de formaciones
llegaban al lugar, donde trabajaban
cerca de 3.000 personas entre operarios
y mecánicos. No sólo hacían repara-
ciones, sino que también construían
vagones y locomotoras íntegramente
nacionales. Era el emblema de la locali-
dad. El tiempo pasó y producto de la
crisis ferroviaria de los‘90 los talleres se
redujeron a menos de la mitad. Sin em-
bargo, las muestras de ese pasado no
tan lejano, afloran desde la tierra. Los
edificios donde se encuentran las aulas
y oficinas de la facultad eran parte de
estas dependencias. Y además, el lugar
es una especie de cementerio de piezas
y artefactos de aquella época dorada.
Durmientes, bulones, ruedas, herrami-
entas y hasta formaciones enteras. Todo
forma parte del patrimonio histórico de
la localidad de Remedios de Escalada.
Y en la UNLa le dan el valor se merece.
Desde hace cinco años tiene un taller
dedicado exclusivamente a restaurar
todo lo que encuentran. Su director,
Daniel López, trabaja junto a un equipo
de profesionales y alumnos. La inten-
ción de las autoridades es crear un
museo dentro del predio para exhibir a
la comunidad las obras restauradas.
“La mayoría de los elementos que se
usaron para construir la facultad fueron
recuperados en este galpón”, cuenta
Daniel mientras se quita los guantes de
trabajo y muestra un candado antiquísi-
mo al que intenta recuperar.“Ventanas,
tirantes, chapas. Estaba todo en los
edificios viejos y fueron restaurados por
nosotros”, agrega el director de Patri-
monio Histórico. Si bien el objetivo es
darle una utilidad a las piezas , muchas
sirven para reflejar parte de la historia
de la región. Al recorrer los pasillos de la
sede universitaria podemos encontrar
muebles con vitrinas donde exhiben
todo tipo de piezas ferroviarias reci-
cladas.“No hacemos una restauración
completa de las cosas. Nos gusta que
se noten los años que guardan. Por eso,
dejamos algunas huellas como clavos o
golpes, que es una forma de vincular al
patrimonio con las personas”explica el
museólogo y artista plástico.
Todo lo que se encuentra en el predio
viene a parar al taller. Como en el cam-
pus hay obras constantemente, se usan
máquinas para nivelar el suelo. Es ahí
cuando aparecen objetos enterrados,
como piezas arqueológicas. Hace poco,
por ejemplo, recuperaron una reja y un
techo que se van a usar para la nueva
sala. Así le van dando una identidad
a las construcciones de la facultad.
Entre las distintas oficinas, hay dos que
cobran particular relevancia. Se trata
salas de reuniones que fueron creadas
en dos vagones centenarios reciclados,
denominados“Malvinas”y“Bandera”.
Tiene aire acondicionado, biblioteca y
ventanales.“Las formaciones estaban
destruidas , aclara Javier, uno de los
integrantes del taller de patrimonio.
16
Javier forma parte del equipo que dirige Daniel. Juntos hicieron más de 500 restauraciones.
17. A la Vuelta
Cuesta creerlo porque hoy son de los
espacios más pintorescos que tiene esta
universidad nacinoal y gratuita.
López es capáz de crear arte a partir
de cualquier cosa. Tapas de eje de
vagón montadas sobre pinotea, clavos,
candados y rodamientos son más que
Los encargados del área de Patrimonio
de la universidad, Daniel, y Javier Lor-
enzo Álvarez, participan del programa
“La UNLa y los jóvenes”. Se trata de una
iniciativa que se realiza los sábado de
13 a 17 y tiene el objetivo de enseñarle
a adolescentes de 90 barrios carencia-
dos de Lanús a utilizar las máquinas del
taller para que entren en contacto con
los elementos. ”Muchas veces en los bar-
rios no tienen actividades. Acá vienen y
eligen lo que quieren aprender para
poner en valor piezas del pasado ferro-
viario. Ahora, muchos están trabajando
en la restauración de un vagón de 1920”,
cuenta Daniel. Desde quitarle el óxido
del interior hasta pintarlo y colocarle
un revestimiento de madera en el piso
y las paredes exteriores. Todo lo hacen
los chicos y quedará en la facultad. Los
chicos vienen de zonas humildes de
Escalada, como el barrio Talleres, y del
resto del Partido. “Acá me enseñaron
carpintería. En mi casa tengo hechas
mesitas de luz y algunos bancos. Ojalá
pueda armar mi propio negocio cuando
termine la secundaria. Sería una linda
posibiliad laboral”, contó Mariana Acos-
ta, vecina de Lanus Este que participa
del programa en la universidad.
suficientes para realizar una obra de
exposición. De hecho, varios de sus tra-
bajos fueron expuestos en Italia junto
a otras del maestro Yuyo Noé.“Desar-
rollé mi actividad manual reparando
motores. Hace unos años mi ayudante
me trajo un cuatriciclo, lo arreglamos
y me fui sólo hasta el Faro de Puerto
Mardryn”, recuerda mientras toca una
vieja locomotora destruida que está
en la entrada del taller. Sus ojos brillan.
Y en seguida suelta un pensamiento:
“seguro que a esto en algo lo vamos a
transformar.
17
La estación de trenes de Remedios de Escalada tiene más de un siglo de história. Acompañó el crecimiento de la Localidad.
Hoy la UNLa.
Antes un taller
ferroviario.
El orgullo de ayudar a los más chicos
La Universidad y un programapara chicos de barrios
humildes de Lanús. Una institución modelo en la zona
18. A la Vuelta
En la casa del Pueblo un gurpo de jovenes lleva adelante un ciclo de jazz. Es la primera vez que este género
tiene un espacio en el distrito. Se hace todos los miércoles desde las 21 con entrada gratuita.
El jazz tiene su casa
en Lanús Este
A metros de La Fortaleza granate y a cinco cuadras de la Estación
18
El ciclo
convoca a
artistas de
renombre
nacional.
Espacio musical
Por Nicolás Pawlusiak
19. A la Vuelta
Los tambores invaden el estadio con
sus voces monótonas. Suenan acom-
pañados con algunos redoblantes, pla-
tillos y trompetas que marcan el com-
pás de los cánticos de la tribuna.“Te
alentaremos de corazooon…”es el hit
que se corea en todas las cabeceras de
la Fortaleza Granate, en la esquina de
Madariaga y Guidi. En eso, aparece el
equipo . La gente estalla en una ovación
ensordecedora de gritos y aplausos
que, por unos instantes, dejan mudos
a los cinco tambores que no logran
hacerse escuchar a pesar del esfuerzo
de sus músicos. No es para menos.
Lanús pelea la punta del campeonato
y la cancha está repleta, a pesar de ser
miércoles por la noche. El sonido de la
multitud se escucha por todo el centro
de la zona este de la Ciudad y en los
alrededores de la 9 de Julio. Daría la
impresión de que en esta localidad,
futbolera por excelencia, no pasa otra
cosa fuera del partido. Sin embargo,
en La Casa del Pueblo, a pocas cuadras
del estadio, se vive una atmósfera que
nada tiene que ver con el mundo de la
redonda, donde conviven con otra ar-
monía el público con los protagonistas
del espectáculo.
Como todos los miércoles, unas
cincuenta personas se reúnen para
disfrutar del ciclo de Jazz que organizan
desde hace un año Hernán Colantuono
y Fito Nicolau. Una propuesta musical
que no tiene precedentes en el par-
tido y convoca a bandas de renombre
nacional. Basta con ingresar al espacio
- ubicado en Sarmiento al 300- y dejarse
llevar por los acordes para sentirse en
alguna cantina newyorkina.
La iluminación es tenue. Alcanza para
distinguir una biblioteca y la barra,
donde tres o cuatro personas comen
el plato del día: rissotto. En uno de los
extremos del salón está el escenario.
Hernán afina las cuerdas del contrabajo.
Tiene el oído pegado al instrumento
y la mirada puesta en el techo. No hay
otra cosa en el mundo para él más
que esa nota a la que quiere llegar con
precisión. Al mismo tiempo, el resto de
la banda pone a punto batería, guitarra
19
Esquilax, la
banda anfitriona
del espacio.
20. A la Vuelta
Pintura entre
corcheas
En el momento
en que la banda
ensaya su primer
acorde, el pincel
de Julián Ochoa
cae sobre un
trozo de lienzo.
Parece como si
bailara al compás
de las notas. Sus
movimientos son
suaves, delicados,
armónicos. Le
bastan unos minu-
tos para comenzar
y terminar su obra.
Un poco de rojo
por acá, otro de
verde por allá, algo
de negro y se hace
la magia. El rostro
de una mujer del
norte argentino,
entre un paisaje
natural, queda
inceiblemente
plasmado, a pesar
de la iluminación
escaza y el poco
tiempo disponible.
Julián es vecino de
Valentín Alsina y se
dedica a la pintura.
Con un estilo
impresionista, el
joven artista tiene
cuadros pintados
a lo largo y ancho
del país. Un tal-
ento local que to-
davía no encontró
su techo y tiene
mucho para dar.
y saxo que completan el cuarteto de
jazz. Salvando las diferencias, es como
el precalentamiento de los jugadores
que están por disputar el partido. Los
espectadores se acomodan alrededor
de las mesas y sillas, mientras un vide-
oclip que sirve como previa se proyecta
en la pared. En eso, uno de los organi-
zadores toma el micrófono, presenta
a los músicos de la banda anfitriona y
comienza la función entre aplausos.
“Hacemos un jazz no tradicional,
mezclado con algunas cosas de rock.
Cuando empezamos, hace un año
atrás, no pensamos que la gente se iba
a copar tanto. Hoy es todo un éxito el
ciclo”, cuenta Hernán, que tiene 22 años
y es vecino de Lanús de toda la vida.
“La idea de hacer jazz surgió, princi-
palmente, por una cuestión de gusto
personal. Al ver que en nuestra locali-
dad no había ninguna alternativa para
escuchar decidimos formar la banda
y empezar la movida. Es algo distinto.
Sirve para juntarse con amigos, tomar
unas cervezas y cortar la semana”,
agrega el bajista.
Además de la banda anfitriona Esquilax,
compuesta por Hernán, Nicolás, Pablo
y Daniel, hay conjuntos invitados que
se acercan a tocar. Y a medida que la
propuesta se consolida, aparecen más
interesados. La semana pasada, por
ejemplo, recibieron al cuarteto de
Valentin Reiners, uno de los grandes del
género a escala local.
Para disfrutar del ciclo no hay que
pagar entrada. Aunque, como dice
Hernán,“de algo hay que vivir”. En me-
dio del show, se pasa la gorra para que
la gente deje el dinero que pueda.
Quienes conocen de Jazz, saben de
que se trata. Y para los que no, nada
mejor que un lugar cerca de casa y con
músicos locales para descubrir una
experiencia nueva, llena de armonía
y tranquilidad. Mientras tanto, en la
Fortaleza la pelota sigue girando. La
hinchada salta con cada golpe de
bombo y explota en un grito de gol.
Dos mundos opuestos, a menos de
diez cuadras.
20
Las pinturas
de Julián
adornan las
paredes de
la Casa de
Pueblo.
22. A la Vuelta
“ME CONSIDERO DEFENSOR
DEL ARTE POPULAR ”
Juan Parafioriti (40) es vecino de Lanús y escultur.Trabaja en la secre-
taría de Cultura desde hace 15 años y fue director de la Escuela de Arte
local. El año pasado impulsó el Paseo de la Memoria que hoy tiene a su
cuidado. Además, participa de simposios en todo el país.
Por Nicolás Pawlusiak
22
El artista, en
el simposio de
Formosa.
Entrevsita
23. A la Vuelta
construir el puente. ¿Te imaginás qué hacía un barco en
Lanús? (risas). En el under hay una movida interesante pero
no se trata de lo cuantitativo solamente. También hace falta
calidad.
Tal vez no es masivo, pero el arte pop tomó bastante pro-
tagonismo desde hace algunas décadas. Si puede ser. A mi
no me llega el arte pop. Los escultores tenemos eso de bes-
tias: nos dan un pedazo de madera, unas chapas y un par de
herramientas y hacemos algo. Soy más rústico. Igualmente,
tengo mis referentes en lo que a me gusta, como pueden ser
Henry Moore o Brancusi. Pero no son tan mediáticos como
Andy Warhol o Marta Minujín.
¿Notás algún cambio positivo en el arte que se expresa
desde el conurbano? Creo que se está haciendo más que
antes para difundir un poco más. Fui director de la escuela de
arte de Lanús durante tres años. Te puede decir que recibe
cada vez más alumnos y el año pasado hubo que agrandarla
porque no daba a basto. Igual-
mente, como te dije antes, hay
cosas del arte abstracto que
no llega a buena parte de la
población. La gente no disfruta
de ver algo y tratar de pensar
qué sentimientos les transmite.
Parece que todo tiene que ser
figurativo. Y el arte no siempre
es lindo o concreto. Por eso,
valoro mucho el paseo de la
memoria que hicimos el año
pasado, que entre otras cosas
fue el primer simposio de es-
cultura que se hizo en el distrito.
Vinieron artistas de todas partes
de país, Chile, Brasil y Uruguay.
Durante una semana trabajaron
a sol y sombra para crear el
paseo.
¿Y cómo lo tomó la gente
del barrio? Al principio no
entendían qué hacíamos ahí.
Pero después de acompañar
todo el proceso, vieron cómo
un pedazo de tronco se trans-
formaba en una obra de arte y
se empezaron a enganchar. Hoy
es muy concurrido y la gente
cuida las esculturas. Creo que
sirvió que vieran el esfuerzo que lleva hacerlas para que las
valoren un poco más.
¿Pudiste viajar para exponer tus obras? No hice exposi-
ciones. Pero recorrí el país gracias a los simposios de escultu-
ra. Sin duda el evento más groso que participé fue la Vienal
del Chaco, que es la tercera más importante del mundo
después de Venecia y San Pablo. Son más de 20.000 personas
que se juntan en Resistencia sólo por la escultura. La verdad
es que es algo muy bueno. Es la capital de la escultura. Ojalá
que algún día podamos darle ese valor acá.
Entre mates y un poco de música, una charla con Juan se
puede extender durante horas sin darse cuenta. Pero el
trabajo lo llama. Mira el reloj, enchufa la amoladora, se calza
los guantes y continúa su obra en un trozo de madera. Este
vecino de Lanús de toda la vida no quiere ser un caso aislado.
De a poco, busca contagiar con su arte las plazas y esquinas
del Distrito.
E
l arte no tiene que ser algo dirigido a una minoría
selecta. Yo me identifico con el pueblo y considero que
las obras no sólo sirven para adornar museos o ex-
posiciones. La gente común tiene que poder disfrutarlas, y
para eso trabajo”. Defensor de un arte popular, y por qué no
callejero, Juan Parafioriti (40) no concibe separar lo artístico
de lo social. Es escultor y trabaja en la dirección de Cultura
del Municipio desde hace más de 15 años. Tiene decenas de
obras desparramadas a lo largo y ancho del Partido, aunque
uno de sus principales desafíos fue la creación del Paseo de
la Memoria, el año pasado. Se trata de una muestra artística
permanente, ubicada en el Velódromo municipal, realizada
por escultores nacionales y latinoamericanos. En un mano a
mano con A La Vuelta, nos deja algunas reflexiones sobre el
campo artístico en la zona sur del Conurbano.
Dicen que un artista plasma aspectos de su vida en las
obras. ¿Es tu caso? Por supuesto. A los cuatro años me fui
exiliado a México junto a mi
mamá y tres hermanos. Fue en
el año 76. Mis viejos estuvieron
detenidos por el gobierno
militar, pudieron salir y nos
fuimos. Todo por tierra, del lado
del Atlántico pasando por Brasil,
las Guyanas y demás. Recuerdo
pocas cosas. Pero es algo que
quedó marcado a fuego en mí.
Por eso, el tema de la memoria
y la justicia están presentes a
través de mi obra. Me gusta tra-
tar temáticas sociales y trato de
meter un mensaje con el título.
¿Lo tuyo fue siempre la es-
cultura? Arranqué con dibujo
y pintura. En México con mi
hermano hacíamos historietas.
Teníamos nuestros propios per-
sonajes, como“Rayo de la Selva”
(risas). Desde entonces supe
que quería hacer algo artístico.
Cuando volvimos a Buenos
Aires ya estaba por empezar el
secundario y me anoté en una
escuela de dibujo publicitario,
porque mi vieja decía que tenía
más salida laboral. Lo terminé
pero nunca me gustó la publici-
dad entonces seguí la carrera de profesor de bellas artes. Fue
ahí donde descubrí la escultura y me partió la cabeza.
¿Qué materiales trabajas? De todo, aunque lo que más me
gusta es la madera. Si tiene historia, como un durmiente de
ferrocarril, mejor. Pero también hago cosas en cemento, met-
ales, vidrio. Todo sirve. Por ejemplo, una obra que está en el
museo Sivori del Municipio la hice con cueros de chivos. Eso
da cuenta de la variedad de cosas que hay para hacer.
La música, por ejemplo, es una forma de expresión de
lo más popular ¿Por qué las artes como la escultura no
alcanzan esa popularidad? Es que hoy la gente quire -o
necesita- entenderlo todo y el arte no es así. Hay abstracción.
Mirá, en el puente de Escalada hice una obra con materiales
ferroviarios. Vigas, durmientes, ruedas. Había gente que
estaba contenta pero otros no la entendían. Hasta se llegó
a decir en el barrio que eso era un pedazo de un barco que
encontraron enterrado cuando hicieron la excavación para
23
25. A la Vuelta
LLAVALLOL
El club Juventud Unida de Llavallol fue el escenario de la película de Campanella
“Luna de Avellaneda”. Por problemas económicos estuvo cerca de cerrar sus puer-
tas, como en el film. Pero los socios lo sacaron adelante.
El Luna de
L
os clubes de barrio son más que
lugares para hacer deporte. Se trata
de espacios donde transcurren
momentos inolvidables en la vida de los
vecinos. ¿Quién no jugó algún picadito
en sus canchas de cemento o se dio ese
inolvidable primer beso en uno de los
tantos bailes que allí se organizaban?
Las historias se repiten en la mayoría de
estas instituciones que, además, dicen
mucho sobre la identidad de la región.Y
en la zona sur, son el símbolo y orgullo
de cada barrio. Por eso, no hace falta
mucho para comprender el éxito que
tuvo el film“Luna de Avellaneda”, pro-
tagonizado por Ricardo Darín. La trama
de la película se desarrolla a partir de
un grupo de socios que intentan salvar
a su club de la quiebra y, a pesar del
esfuerzo, terminan perdiéndolo. Pero
como se suele decir, a veces la realidad
25
Los socios cam-
biaron el final
de la pelicula.
La sede del club,
ubicada en A.
Argentina.
Por Nicolás Pawlusiak
26. A la Vuelta
supera a la ficción. Hace unos meses el
Juventud Unida de Llavallol, escenario
donde se filmó la película de Campan-
ella, pasó por una situación similar. Pero
esta vez sus socios se juntaron y pudi-
eron cambiarle el final a la historia por
uno feliz: lograron recuperar la sede.
Ubicada en Antártida Argentina al 2000,
la institución fundada en 1936 es todo
un emblema del barrio.“Luchamos
permanentemente para que el club
permanezca abierto y no pase lo de la
película. La cuota mensual es de $25
pero no todos la pueden pagar porque
esta es una zona de clase media baja.
Con ese ingreso sólo logramos cubrir
el gasto de la luz y reparar cosas muy
chicas”, comenta la Presidenta del club,
Iris Pardal. Debido a la falta de recur-
sos, desde la Comisión presentaron un
pedido a la Municipalidad de Lomas de
Zamora y lograron recuperar el edificio,
que estaba en una situación crítica.“No
se hacían trabajos desde hace tiempo.
El techo tenía problemas de goteras
al igual que parte de la estructura. Era
peligroso porque si se caía un pedazo,
podía lastimar a alguien. Había que
solucionarlo sí o sí porque había posi-
bilidades de no seguir funcionando”,
agregó Iris.
Una vez que consiguieron los fondos,
socios y vecinos se reunieron durante
un mes en la sede. Ellos mismos se
encargaron de realizar los trabajos,
además de conseguir a partir de rifas y
bailes parte del dinero necesario para
costear todas las obras. Entre todos
pintaron el frente, la cancha de basquet,
demolieron una pared para agrandar
la pista de patín y solucionaron los
problemas en el techo. Para entender
lo que siente la gente por el club, la
Presidenta arroja un dato:“hay mucha
gente que se mudó hace años del bar-
rio. Sin embargo, siguen colaborando
con la cuota social y asisten a todos los
eventos. De eso se trata formar parte de
una institución que pone lo social por
sobre lo deportivo”
Por los años en los que se fundó el club,
la zona tenía una actividad fabril inten-
sa y los miles de obreros que desfilaban
por allí representaban cientos de socios
e importantes ingresos. Con el paso del
tiempo, la fisionomía del lugar cambió.
Las industrias cerraron, principalmente
allá por los‘90; la cantidad de asocia-
dos bajó y, con ello, comenzaron los
problemas para cuidar las instalaciones.
Como el“Luna de Avellaneda”, el club
la pasó mal durante los primeros años
de la década pasada. Pero al igual que
Román Maldonado, el personaje inter-
pretado por Darín en la película, Iris fue
una de esas personas que dejó lagrimas
y sudor para salvar el club. Y la realidad
logró revertir a la ficción. El Juventud
Unida sigue en pie y junto a los vecinos.
Un barrio revolucionado
“Luna de Avellaneda se filmó en 2004.
Su director, Juan José Campanella, y su
productor Fernando Castets, vinieron
durante un año a presenciar los parti-
dos de básquet, el ballet, el patín y las
sesiones de la comisión directiva. Y en
la película está la prueba porque todos
los que integran el Club están repre-
sentados”, dice Atilio Pozzobón, que
además de su rol en el film es vecino de
Llavallol y fue el que propuso filmar en
el lugar.“Campanella me convocó para
contarme la historia, que en principio
pensaba filmar en el Deportivo Dock
Sud, de Avellaneda. Pero ese no era un
club barrial porque estaba afiliado a
la AFA, ya era profesional. Entonces se
asombró y me preguntó dónde podía
conseguir un club de barrio. Yo le dije
que había miles y que tenía uno a
cuatro cuadras de mi casa. Ahí comenzó
todo”, resume. Así, durante más de dos
meses la tranquila localidad lomense
se vio convulsionada con presencias,
como la de Ricardo Darín, Mercedes
Morán y Eduardo Blanco.
“La situación que vive el club Juven-
tud Unida de Llavallol y el espíritu
de toda la gente que trabaja allí me
conmovió mucho durante el rodaje
de Luna de Avellaneda. Me pone
muy contento saber que ahora hici-
eron algo para recuperar el edificio.
Sin embargo considero que el Es-
tado es quien, de una buena vez,
debe acompañar el esfuerzo de estas
personas que, día a día, contienen a
tantos chicos. Sin duda, están cum-
pliendo un rol social y acompañando
no solamente a los pibes del barrio
que asisten a practicar algún deporte,
sino también a la familia de cada uno
de ellos. A todos, un fuerte abrazo“.
26
La cancha principal quedó como nueva después del trabajo de los vecinos.
“La gente que trabaja en el
club me conmovió”