Adolfo Suárez, un político español que cumple 80 años, fue el primer presidente del gobierno elegido democráticamente tras la dictadura franquista. La autora conoció y trabajó con Suárez en los años 80 y 90, y lo describe como una persona sencilla, amable y carismática, dedicada a servir a España y su gente. A pesar de las dificultades que enfrentó, Suárez jugó un papel fundamental en la transición de España a la democracia.
2. Hace 80 años nació en Cebreros (Ávila) un político. Sí un bebé´. Sí un
varón. Pero sobre todo nació un político. Él lo tuvo muy claro desde
pequeño: quería ser presidente del Gobierno. Y lo logró, no por ambición
personal (de la que no carecía) sino por un sentido de Estado como no he
conocido en persona alguna que se haya dedicado a la política, salvo muy
honrosas excepciones.
Le conocí en el año 82, cuando tenía 50 años e inventó la aventura del
CDS (o Centro De Suárez) como decían muchos. Le seguí durante su
campaña electoral. Fui su jefa de Prensa en el 83-84 y he escrito hace
poco un Libro sobre él, que se titula "Adolfo Suárez: Recuerdos
Prestados".
Le he conocido, le he tratado, me he considerado su amiga y, en alguna
ocasión, su confidente... Por eso, con toda la humildad del mundo, puedo
decir que Adolfo Suárez, que hoy cumple 80 años es una de las personas
que nacen grandes, en lo personal y en lo político.
No voy a hablar del gran presidente que fue trayendo la democracia a
España, legalizando los partidos políticos, haciendo los Pactos de la
Moncloa, introduciendo el divorcio o la píldora anticonceptiva... Todas
esas cosas y muchas más ya se saben. Ya pertenecen a la mejor historia de
este país.
Quiero recordarle hoy, el día de su onomástica, por su persona: sencilla,
amable, simpática, empática, cercana... quiero recordarle por lo "buena
gente" que ha sido (y me imagino que es) a pesar de las "puñaladas
traperas" que le han dado por todos lados. En eso no se salvan ni las
personas en las que él más confiaba. Así de triste se sentía algunas veces...
3. Pero sobre todo quiero recordarle por su carisma, por su encanto, por su
"aura"... Era imposible estar cerca de él y no sentirte atrapada o atrapado
por su embrujo: su mirada directa y franca, su peculiar voz, sus abrazos
con palmada en la espalda... Amigo de sus amigos, se ha perdido
últimamente la pérdida de un buen compañero de mus, que a caballo ha
ido a recorrer la sierra para robar a los ricos y dar a los pobres haciendo
de Curro Jiménez una leyenda. También se ha perdido la pérdida de otro
político de talla, como los de antes no como los de ahora, de los
vocacionales que querían que España entrara en democracia de una
forma pacífica, aunque hubiera que renunciar al comunismo más radical.
Se ha perdido la marcha de Santiago Carrillo, que en la Transición y en la
política "codo a codo, fueron mucho más que dos"...
La ciudadanía, por culpa de su enfermedad nos hemos perdido muchas de
las reflexiones que podría haber aportado a la política y la marcha del
país. Pero, además, los españoles y españolas nos estamos perdiendo su
imagen, las noticias sobre su vida que nos escatiman su familia,
fundamentalmente, su hijo Adolfito que todavía no ha comprendido que
Adolfo Suárez es un poco el "padre" de todos, porque por todos dio la
cara, no sólo un 23-F sino en muchas ocasiones más.
Quiero felicitarle desde aquí y contaros una confidencia que me hizo una
noche tras doce horas de jornada de trabajo. Me dijo: "Carmen, ¿sabes
por qué me gustaría volver a ser presidente del Gobierno?". No importa lo
que yo le respondí... sino lo que él dijo: "Porque con lo que he aprendido,
no volvería a cometer los mismos errores"...
Desde entonces ha llovido mucho y casi (solamente casi) me alegro de que
no pueda ver los errores que se están cometiendo con la ciudadanía a la
que el dio voz a través del voto. ¡Felicidades, Adolfo! ¡Felicidades
Presidente!