2. • Son combustibles líquidos que se extraen a
partir de la producción de materias primas
vegetales.
3. La producción de estas materias primas requiere de:
monocultivos a gran escala, en tierras robadas a los
bosques y a los campesinos de los países empobrecidos
para su sustento
semillas transgénicas, alto empleo de agua, fertilizantes y
plaguicidas químicos
condiciones de trabajo brutales en las plantaciones de caña
de azúcar
su procesado en plantas industriales emplazadas
principalmente en los puertos europeos o
norteamericanos. Existen dos tipos de agrocombustibles:
1) ETANOL: que es un alcohol producido a partir de caña de
azúcar, maíz, trigo, arroz o remolacha, entre otros
productos agrícolas y alimenticios
2) 2) AGRODIESEL: es la producción de aceite extraída de la
soja, la colza o la palma africana.
4. • La producción de agrocombustibles está suplantando
millones de hectáreas destinadas a la agricultura
afectando a las comunidades rurales que trabajan en
ellas.
• Amenaza el derecho a la Soberanía Alimentaria de los
pueblos destruyendo cultivos destinados al sustento de
la población
• Los productos básicos que se usan para la alimentación,
al pasar a formar parte de los utilizados para la
producción de agrocombustibles aumentan su precio.
• Los monocultivos y los cultivos genéticamente
modificados son causantes de la desaparición de fauna y
flora autóctonas.
• Se necesita mucha más cantidad de materia prima para
producir el mismo nivel de energía, llegando a destruir
bosques y selvas como es el caso de Malasia e Indonesia.
• La producción, el procesamiento y el transporte de
agrocombustibles (y las tecnologías utilizadas en el
proceso) gastan más energía que la que contiene el
combustible mismo.
5. • está bajo el control de las multinacionales
petroleras, las transnacionales de la biotecnología
y las multinacionales del automóvil, que se
adaptan progresivamente a los nuevos
combustibles.
• El Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial obligan a los países pobres a abrirse a las
inversiones extranjeras si quieren recibir
subvenciones y fondos para el desarrollo.
• Los avances tecnológicos permiten que las
transnacionales forestales y plantas de celulosa
puedan convertirse en plantas de procesamiento
de etanol y que las industrias alimenticias de
engorde de pollo y ganado fabriquen agrodiesel
de la grasa animal.
6. El auge de los Los beneficiarios finales de la
agrocombustibles revolución de los agrocombustibles
consolidará aún más su serán los megacomerciantes de
dominación sobre nuestros granos, entre ellos Cargill, ADM y
alimentos y sistemas de Bunge; las empresas petroleras
combustibles y les permitirá como BP, Shell, Chevron, Neste Oil,
determinar qué se produce, Repsol y Total; las empresas
cómo y en qué cantidad, automotrices como General Motors,
con el resultado de más Volkswagen AG, FMC-Ford France,
pobreza rural, más PSA Peugeot-Citröen y Renault; y los
destrucción ambiental y más gigantes de la biotecnología como
hambre. Monsanto, DuPont y Syngenta.
7. El cultivo de la soja ya ha provocado la deforestación de 21
millones de hectáreas de bosques en Brasil y ha convertido
grandes superficies de la Cuenca Amazónica en tierra
infértil.
Amenazada la Amazonía. El ingeniero químico brasileño
Expedito Parente, propietario de la primera patente
registrada en el mundo para producir biodiesel a nivel
industrial, declaró: “Tenemos 80 millones de hectáreas en
la Amazonía que van a transformarse en la Arabia Saudita
del biodiesel”.
En los años setenta, 2,5 millones de personas fueron
desplazadas por la producción de soja en Paraná y 300.000
fueron desplazados en Río Grande del Sur. Muchos de estos
nuevos Sin Tierra han emigrado a la Amazonía, donde han
deforestado bosques primarios.
8. • La producción masiva de agrocombustibles amenaza de forma
directa el derecho de los pueblos a la seguridad alimentaria. El uso
del término “biocombustibles” es rechazado porque al usar el
prefijo “bio” que significa vida, quiere dar a entender que es algo
positivo, bueno con el medio ambiente, cuando en realidad son
combustibles extraídos de la tierra que contaminan tanto o mas
que los combustibles fósiles: hay que llamarlos 'agrocombustibles'
porque van a salir de la tierra y de esa tierra serán expulsados los
campesinos e indígenas para que las controlen los grandes
consorcios y dedicarán la tierra a producir para alimentar a los
motores y no a las personas.
9. • El mundo indígena y campesino debe preservar sus
semillas, manteniéndolas lejos de la privatización de la
vida. La necesidad de recuperar y reivindicar los
conocimientos tradicionales y el derecho a los territorios,
es parte inseparable de la seguridad alimentaria. Las
organizaciones campesinas e indígenas tienen ante sí
enormes retos, porque lo que está pasando con la
producción de agrocombustibles afecta de forma directa a
estas poblaciones, que son las primeras afectadas aunque
el efecto será negativo para toda la sociedad.
10. • Todo esto pone en peligro tanto nuestra vida como la
biodiversidad y la vida misma del planeta Tierra, por eso
tenemos que ser capaces de hacer grandes acciones, no
podemos quedarnos en que la lucha es sólo contra los
agrocombustibles, tenemos que luchar por nuestra propia
agenda que es la seguridad alimentaria, la reforma agraria,
la lucha contra el capitalismo salvaje que destruye a
nuestros pueblos.
11. a) Denuncia pública: tenemos que desmitificar la propaganda “ecológica”
sobre los agrocombustibles, considerando los efectos negativos de esas
fuentes de energía, por ejemplo la producción de etanol conlleva un
altísimo consumo de agua (por cada litro de etanol se usan 12 litros de
agua), contaminación de suelos y de las fuentes de agua subterráneas,
producción de gases de efecto invernadero, entre muchos otros impactos
negativos.
b) Resistencia social: la hipótesis de construir una sociedad alternativa
supone que los campesinos y los pueblos en general tengan autonomía
energética, hay que proponer un proyecto de sociedad capaz de negar el
proyecto capitalista y eso sólo puede lograrse articulando una enorme
resistencia social.
c) Acción directa: tenemos que enfrentar el capital en el campo, ocupar
los ingenios, ocupar las tierras que se usan para caña, soya o maíz
transgénico, enfrentar directamente al capital en conjunto con el
proletariado rural, los jornaleros, los que están temporales y precarios.
d) Articulación de la lucha a nivel internacional: debido a las dimensiones
del problema, no es posible dar la lucha aisladamente, se necesitan
estrategias comunes y este es un terreno en el que es urgente avanzar.
12. La expansión del sector
bioenergético puede afectar la
seguridad alimentaria en los
países de América Latina y el
Caribe, a través de cuatro
dimensiones: disponibilidad,
acceso, estabilidad y utilización,
siendo la dimensión “acceso” la
más sensible en los países de la
región.
El término “bioenergía” se refiere a la energía obtenida a partir de biomasa, que es la fracción
biodegradable de los productos, desechos y residuos procedentes de la agricultura (de origen vegetal y
animal), de la silvicultura y de industrias conexas, así como la fracción biodegradable de los residuos
industriales y municipales
13. Disponibilidad la disponibilidad de un suministro adecuado
de alimentos puede verse amenazada por la producción de
biocombustibles debido a la competencia por insumos como
la tierra, el agua, fertilizantes y otros recursos productivos
que pueden ser desviados desde la producción de
alimentos.
Acceso Los programas de agrocombustibles pueden
representar una oportunidad si se enfocan en la pequeña
agricultura con poca capacidad de acceso a mercados. Con
la creación de nuevos mercados y la integración del
pequeño agricultor en la cadena productiva, las familias
campesinas recibirían ingresos mayores y más estables.
Estabilidad Estabilidad es la garantía de manutención de las
actividades productivas, con precios remunerativos, por un
período largo.
Utilización algunos sistemas de producción de bioenergía
exigen cantidades considerables de agua, tanto para la
producción de la materia básica como para la conversión a
biocombustible.
14. Celulosa
En la forma tradicional de obtener etanol, a partir del grano de maíz o del jugo de caña, solamente
se aprovecha parte de la biomasa vegetal. El llamado “etanol celulósico” procura utilizar la celulosa
contenida en todo el cuerpo de la planta y que tradicionalmente se quema o se desperdicia.
Recuperar los azúcares contenidos en estas partes vegetales no utilizadas y fermentarlos es una
manera de aprovechar más eficientemente la energía solar capturada por la biomasa
USA maíz
Una de las primeras plantas piloto construida en Golden, Colorado, a cargo del Laboratorio Nacional
de Energía Renovable ya está en condiciones de convertir una tonelada de residuos de plantas de
maíz, pasturas o madera en 260 litros de etanol en apenas una semana. Las nuevas plantas podrán
producir 500 millones de litros al año, un 3% de la producción actual de etanol en Estados Unidos.
Caña brasilera
Aquí las investigaciones se concentran en la caña de azúcar y hasta ahora el principal objetivo es
que el microorganismo encargado de producir el alcohol logre superar el escaso 30% de
aprovechamiento que hace del material ligno-celulósico. Se trata de producir el etanol no sólo a
partir del aprovechamiento del jugo de la caña sino también poder utilizar el resto de la planta.
Algas
Podrían ser una nueva opción de biocombustible para el futuro. Las algas presentan mejores
indicadores para la producción de biodiesel a partir de cultivos como el girasol, la soja y la colza. Se
trata de pequeñas plantas unicelulares o pluricelulares con capacidad de duplicarse en un período
entre 1 y 5 días y cuya cosecha –a diferencia de los tradicionales cultivos energéticos– no se hace
una vez al año sino todos los días.
15. El Futuro de los Agrocombustibles
• Consolidación del poder aliado de cuatro grandes industrias: Alimenticia,
Biotecnología, Petróleo y Automotriz.
• Conversión de una tierra de cosechas de producción de comida local y
subsistencia a monocultivos industriales y control transnacional.
• Conversión de áreas protegidas con una rica biodiversidad a monocultivos.
• Conversión de pequeñas granjas—frecuentemente entre los sectores que
más se oponen a la globalización en países en desarrollo—de productores
a trabajadores asalariados y sin su tierra.
16. • Aceleración de la producción y
condiciones de trabajo en
decadencia en las plantaciones de
caña de azúcar y otras.
• Renovación de requerimientos
para el sector público-privado
concerniente a los préstamos de
IFIs, incrementando el
endeudamiento nacional
• Elevación del costo del material
agrícola (maíz y soya), generando
inflación y hambre, y reduciendo
la presión para reformar los
programas agrícolas de subsidio
estadounidenses y europeos.
• Intensificación en el uso de
fertilizantes químicos y cultivos
genéticamente modificados.
• Incremento en la dependencia
alimenticia y pérdida de la
soberanía alimenticia.
17.
18. Los agrocombustibles presentan tanto oportunidades como riesgos para la
seguridad alimentaria. Sus repercusiones variarán en el espacio y a lo largo del
tiempo, dependiendo de la evolución de las fuerzas del mercado y de los avances
tecnológicos.
Es de responsabilidad de los gobiernos de la región tomar la iniciativa para
formular este marco analítico, que permita maximizar las oportunidades y
minimizar los riesgos que puedan surgir de la producción de agrocombustibles,
teniendo en cuenta las realidades de cada país.
Además de las implicaciones para la seguridad alimentaria y para la estructura de
la agricultura, los agrocombustibles tienen implicaciones para el desarrollo
agroindustrial y para la creación de empleos.
La implementación de políticas adecuadas puede reducir los riesgos de adopción
de cultivos bioenergéticos sobre la seguridad alimentaria y el medioambiente.
La existencia de una reglamentación ambiental es importante para prevenir el uso
intensivo de fertilizantes y agroquímicos que amenacen ecosistemas.
La producción de agrocombustible debe estar orientada hacia un desarrollo
territorial sostenible.
El desarrollo territorial basado en la producción agrícola de agrocombustible
puede favorecer la inclusión de pequeños agricultores de países en desarrollo,
sobre todo de América Latina y África.