1. ¿Cómo entender la calidad educativa? – Perú
Por: Luis Oswaldo Damián Casas
La sociedad contemporánea requiere de modelos educativos que propicien el
aprendizaje significativo, el desarrollo de las distintas inteligencias, del talento y
del pensamiento innovador. Podemos afirmar esto, sobre todo, si entendemos
que vivimos en una sociedad donde el conocimiento y las aptitudes para
manejarlo son fundamentales; donde la calidad educativa, entendida en
sentido amplio, se hace cada vez más necesaria.
En el fenómeno educativo intervienen actores sociales como el estado, el
sector productivo, las iglesias, los padres de familia, los docentes, la sociedad
civil, entre otros; que con motivaciones y demandas diferentes, perciben y se
crean expectativas distintas sobre la escuela, su naturaleza y su misión, y en
consecuencia, entienden de manera particular lo que es una educación de
calidad. Por ellos, se puede decir que hay tantas definiciones de calidad
educativa como grupos que intervienen en ella y que por tanto, también existen
variadas maneras de medirla.
Algunos, centrándose en la eficiencia del uso de los recursos y la optimización
de los procesos, sostienen que un programa educativo es de calidad cuando
cuenta con una adecuada infraestructura y equipamiento, y logra maximizar el
uso de los mismos con un número apropiado de horas de clase impartidas.
Otros, concentrándose más bien en la eficacia y el logro de metas, sostienen
que un programa educativo alcanza la calidad cuando se cumple con la
programación curricular, o en otras palabras, cuando los estudiantes aprenden
lo planteado en la programación; ya sea en términos de objetivos,
competencias, capacidades o cualquier otro sobre el que se haya diseñado el
currículo de centro y la programación. Finalmente, están quienes intentan
evaluar la calidad en función de su significatividad, es decir, quienes
consideran que el diseño es apropiado en la medida que genera aprendizajes
valiosos y útiles (significativos); formando personas integrales capaces de
responder a las demandas de la sociedad. Estas perspectivas no son
excluyentes entre sí, y pueden combinarse para elaborar una definición más
amplia y fructífera. Lo que parece necesario entonces, es identificar cómo
2. aproximarnos al fenómeno educativo, a fin de poder establecer diagnósticos
válidos y útiles.
Niveles de análisis
1. Escuela y Sociedad
La sociedad contemporánea ha sido denominada sociedad del conocimiento
por la importancia que ha adquirido el manejo de información, la innovación y la
producción de tecnologías. En ella, el acceso a los datos se ha hecho
fundamental, pero más aún, la adquisición de conocimientos, los cuales
suponen además de contar con información —su materia prima—, haber
pasado por un conjunto de procesos sociales y psíquicos, que permiten utilizar
esta información de acuerdo a necesidades determinadas.
En este contexto, una sociedad debe procurar ofrecer una buena educación en
sus escuelas, planteándose metas y objetivos estratégicos para alcanzar altos
niveles de calidad, y por tanto, abriendo el camino hacia el mejoramiento del
desarrollo humano en su población. Asimismo, y teniendo en cuenta el proceso
de globalización, es fundamental que la sociedad busque desarrollar ventajas
comparativas desde la educación, formando ciudadanos innovadores, creativos
y emprendedores, es decir, un contingente con “potencial energético humano”.
Pero la calidad y la competitividad no son producto de una casualidad ni surgen
espontáneamente; se alcanzan a través de mucho esfuerzo, de un trabajo
sostenido y de un largo proceso de aprendizaje. Por ello, un país que aspira a
mejorar en el mediano y largo plazo el nivel de vida de su población y el
funcionamiento de sus instituciones, tiene que plantearse, un plan de inversión
en infraestructura educativa y en efectiva capacitación docente; una alianza en
la que participen el estado y todos los actores de la sociedad civil con el
objetivo de promover la calidad de los aprendizajes.
Un sistema educativo es de calidad cuando tiene la capacidad de producir
cambios a nivel global en el largo plazo y cuando los aprendizajes construidos
desde la escuela contribuyen a disminuir los problemas sociales y a
transformar la estructura social. En definitiva, el impacto de las medidas que se
tomen no podrá ser apreciado inmediatamente; pero es necesario empezar con
ellas desde hoy.
La cultura de la calidad y la cultura del cambio
Son dos nociones que se complementan y hacen viable la
calidad educativa:
a. La cultura de calidad: es un estilo de vida que el ser
humano incorpora en su estructura mental y materializa
con sus actos cotidianos. Significa poner en acción el
pensamiento lógico, hacer uso del sentido común y tener
3. la voluntad de hacer siempre bien las cosas. Calidad no
es igual a perfección y no es un concepto estático;
calidad es buscar el perfeccionamiento, mejorar,
trazarse metas. Cuando nos referimos a un programa o
sistema educativo de calidad, estamos señalando aquel
que ha alcanzado estándares óptimos de desarrollo y
continúa superándose.
b. La cultura del cambio: consiste en adecuarse al proceso
de transformaciones acelerado por el avance de la
ciencia, la tecnología y los nuevos componentes
socioculturales. Ser parte de la cultura del cambio
supone entender nuestra posición (personal o
institucional) frente a los nuevos elementos culturales
que se van configurando, comprender la naturaleza de
las transformaciones y ser capaz de explotarlas.
En las últimas dos décadas ciencias de la educación han
avanzado mucho en este sentido. Los aportes de la
antropología, la sociología, las ciencias de la comunicación, la
biología, la neurociencia y la psicología le han permitido
enriquecerse y desarrollar valiosos modelos pedagógicos.
2. Escuela y comunidad
A un nivel intermedio podemos comenzar por transformar nuestras instituciones
educativas, públicas o privadas, en unidades autónomas, democráticas y
participativas, desde las cuales se produzca una articulación con el sector
productivo y se promueva la aplicación de la investigación científica a los
modelos educativos. Desde las que se difundan los valores de convivencia y el
desarrollo de las capacidades superiores (la creativa, la crítica, la de resolución
de problemas y la de toma decisiones) que permitirán que nuestros educandos
se adapten mejor a los requerimientos de esta sociedad.
Tiene que plantearse, un plan de inversión en infraestructura educativa y en
efectiva capacitación docente
4. Este segundo nivel de análisis es menos amplio que el anterior, y permite
introducir temas más concretos como el de la importancia del respeto a la
diversidad y la pertinencia de los aprendizajes generados en las aulas.
En primer lugar, debemos mencionar que además del valor ético del respeto a
la pluralidad, este se muestra también con una dimensión práctica, la cual tiene
que ver con el hecho de que muchos de los saberes particulares, propios de
cada comunidad, son valiosos para los individuos que la conforman y no para
otros, y que por ello, no pueden ser extrapolados despreocupadamente sino
ser utilizados adecuadamente, es decir, de manera pertinente.
Es fundamental tener en cuenta la correspondencia entre lo aprendido por los
estudiantes y el contexto inmediato del centro educativo, por lo que vale la
pena considerar el concepto de “escuela total”, con el cual se busca trascender
el ámbito tradicional de enseñanza-aprendizaje, y plantear un espacio de
formación ética y moral, a través de la cual se acerque a los estudiantes a lo
que pueden aportar en su formación, los padres de familia y la población en
general . Se trata de desarrollar una personalidad abierta en los alumnos que
les permita asumir, valorar y aprovechar la influencia del colectivo social,
haciendo que la escuela asuma lo positivo de la idiosincrasia local, sus
costumbres, saberes y valores; superar lo meramente cognitivo para fomentar y
desarrollar un tipo de aprendizaje amplio: los “aprendizajes holísticos”.
Una escuela de calidad debe comprometerse con su comunidad y con su
realidad cercana, y atender, en lo posible, los problemas que la aquejan.
Asimismo, a través de la educación para el trabajo, debe utilizar eficientemente
los recursos tecnológicos y vincularse con el sector productivo, para
constituirse también en un polo de desarrollo sensible a las necesidades de su
medio.
La escuela de calidad debe tener como política institucional aplicar los
principios de inclusión, participación y responsabilidad social. Solo así
propiciara una socialización saludable y promoverá una cultura democrática e
inclusiva, respetuosa de la diferencia, la defensa de la igualdad y de la justicia.
3. Maestro – alumno
Este tercer nivel de análisis debe centrarse propiamente en los procesos
pedagógicos entendidos como el conjunto de hechos, interacciones e
intercambios que se producen en el proceso de enseñanza – aprendizaje.
Una definición de calidad
“Dos principios caracterizan la mayoría de tentativas de definición de lo que es
una educación de calidad: el primero considera que el desarrollo cognitivo del
educando es el objetivo explícito más importante de todo sistema educativo y,
por consiguiente, su éxito en este ámbito constituye un indicador de la calidad
que se ha recibido; el segundo hace incapié en el papel que desempeña la
educación en la promoción de las actitudes y valores relacionados con una
buena conducta cívica, así como en la creación de condiciones propicias para
5. el desarrollo afectivo y creativo del educando. Como el logro de estos últimos
objetivos no se puede evaluar fácilmente, es difícil efectuar comparaciones
entre países a este respecto”.
Unesco. Informe de seguimiento de la EPT en el Mundo 2005. Educación para
todos, el imperativo de la calidad. París, 2004.
Hasta hace unas décadas, la labor docente y todo el aparato educativo, tenían
como eje al llamado paradigma a la enseñanza, es decir, a la idea de que el
profesor debía transmitir la información a sus alumnos, quienes debían
aprenderla y reproducirla sin mayor aporte. Actualmente, esto ha cambiado, y
este paradigma ha sido desplazado por el del aprendizaje, que desde una
perspectiva constructivista, propone reconocer las distintas aristas de la
dinámica educativa e ir elaborando los conocimientos en la interacción misma
de un salón de clase. Para esto es fundamental que se establezcan relaciones
maestro–alumno bastante horizontales y que se cree un espacio de diálogo y
apertura para fomentar la intervención de los alumnos y facilitar un proceso de
aprendizaje exitoso.
Así, un maestro que contribuya a desarrollar un aprendizaje de calidad, debe
propiciar el desarrollo sistemático de las capacidades de pensamiento
complejo, procurar la diversificación curricular, aplicar el principio de jerarquía
de los aprendizajes y trabajar con los esquemas de análisis metacognitivos. Es
decir, utilizar los recursos más apropiados que en concordancia con los
planteados en os niveles superiores, contribuyan a lograr un aprendizaje de
calidad en sus estudiantes.
En los sectores rurales los
impedimentos para valorar los
conocimientos
y
representaciones procedentes
de la perspectiva femenina son
alarmantes.
Es
imposible
alcanzar una educación de
calidad si las diferencias de
género son tan grandes.
Calidad en un sentido amplio pero concreto
Hemos visto cómo la calidad puede ser entendida de muy diversas maneras, y
cómo podemos, además, analizarla a distintos niveles, yendo desde una escala
macro, hasta lo más elemental y restringido, como la relación alumno maestro.
6. Pero para finalizar, debemos decir que la prioridad en una educación de calidad
es el desarrollo de los aprendizajes holísticos, o sea, de los aprendizajes que
recogen y procesan sistemáticamente (de la tradición local, de la experiencia
propia del alumno y la del mismo docente) capacidades, destrezas,
habilidades, conocimientos, valores, actitudes, emociones, sensaciones y
sentimientos. El aprendizaje debe estar orientado a que los estudiantes
aprendan a estructurar su pensamiento, a que aprovechen las herramientas de
la metacognición, que empleen la información y los conocimientos como
medios para desarrollar capacidades que les permitan interactuar
adecuadamente en la sociedad y convertirse en agentes comprometidos con el
desarrollo integral de la sociedad.
La cuestión de género
Para lograr la calidad debemos empezar por reconocer la
existencia de una educación “masculinista”, que reproduce
formas de entender el mundo tradicionalmente masculinas, e
impide validar los conocimientos y las representaciones
procedentes de la perspectiva femenina. Este tipo de
educación, además, tiende a asignar roles rígidos y limitantes,
de manera que las niñas y los niños son educados con pocas
opciones de vida.
Como lo han señalado estudios de Patricia Ruiz Bravo, Fanni
Muñoz y Patricia Ames, esta situación es más grave en
sectores rurales y muchas veces contribuyen a acrecentar los
índices de deserción escolar femenina; por ello, es fundamental
iniciar el cambio hacia un sistema educativo y un estilo docente
inclusivo y promotor de la igualdad entre hombre y mujeres.
Algunos indicadores de calidad educativa en el Perú:
•
•
•
•
•
La tasa neta de matrícula en pre-primaria es de 48,9%, de 90,9% en
primaria, y de 69,5 % en secundaria[cifra del 2002].
El 8,2 % de los alumnos repiten de año en primaria y el 4,2 % en
secundaria [cifra del 2002].
El 3,9 % de los alumnos abandona la escuela en primaria y el 6,8 % en
secundaria [cifra del 2002].
En 1999 el promedio de profesores había recibido15 años de educación
El promedio de hombres entre 25 y 59 años ha recibido 10 años de
educación, en tanto que el promedio de mujeres en el mismo rango de
edad ha recibido 8,7 [cifra del 2000].
Fuente: Grade. Informe de progreso educativo 2003. Lima, 2004.
7. Pero para finalizar, debemos decir que la prioridad en una educación de calidad
es el desarrollo de los aprendizajes holísticos, o sea, de los aprendizajes que
recogen y procesan sistemáticamente (de la tradición local, de la experiencia
propia del alumno y la del mismo docente) capacidades, destrezas,
habilidades, conocimientos, valores, actitudes, emociones, sensaciones y
sentimientos. El aprendizaje debe estar orientado a que los estudiantes
aprendan a estructurar su pensamiento, a que aprovechen las herramientas de
la metacognición, que empleen la información y los conocimientos como
medios para desarrollar capacidades que les permitan interactuar
adecuadamente en la sociedad y convertirse en agentes comprometidos con el
desarrollo integral de la sociedad.
La cuestión de género
Para lograr la calidad debemos empezar por reconocer la
existencia de una educación “masculinista”, que reproduce
formas de entender el mundo tradicionalmente masculinas, e
impide validar los conocimientos y las representaciones
procedentes de la perspectiva femenina. Este tipo de
educación, además, tiende a asignar roles rígidos y limitantes,
de manera que las niñas y los niños son educados con pocas
opciones de vida.
Como lo han señalado estudios de Patricia Ruiz Bravo, Fanni
Muñoz y Patricia Ames, esta situación es más grave en
sectores rurales y muchas veces contribuyen a acrecentar los
índices de deserción escolar femenina; por ello, es fundamental
iniciar el cambio hacia un sistema educativo y un estilo docente
inclusivo y promotor de la igualdad entre hombre y mujeres.
Algunos indicadores de calidad educativa en el Perú:
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La tasa neta de matrícula en pre-primaria es de 48,9%, de 90,9% en
primaria, y de 69,5 % en secundaria[cifra del 2002].
El 8,2 % de los alumnos repiten de año en primaria y el 4,2 % en
secundaria [cifra del 2002].
El 3,9 % de los alumnos abandona la escuela en primaria y el 6,8 % en
secundaria [cifra del 2002].
En 1999 el promedio de profesores había recibido15 años de educación
El promedio de hombres entre 25 y 59 años ha recibido 10 años de
educación, en tanto que el promedio de mujeres en el mismo rango de
edad ha recibido 8,7 [cifra del 2000].
Fuente: Grade. Informe de progreso educativo 2003. Lima, 2004.