A una niña llamada Laia (caperucita roja), su abuelita le pide que lleve unos pastelitos a su abuelita, pero que tenga cuidado con el lobo. La niña se encuentra con el animal y este no se parece en nada a lo que la gente opina de él, se hacen amigos y contrario al cuento clásico el malo de este cuento es el cazador que tiene una idea errónea de lo que es ser héroe. El cazador recibe su merecido y el concepto de héroe se refuerza en el hecho de ser: aquel que cuida a los animales y los protege.