Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Evangelio 13/11/11
1. La parábola de los talentos nos enseña que una vida cristiana basada, no en la formalidad, la auto-protección y el temor, sino en la gratuidad, en el coraje y en el sentido del otro, constituye la alegría del Señor. Y la nuestra. Gustavo Gutiérrez Texto: Mateo 25, 14-30 // Tiempo Ordinario 33 –A-. Comentarios y presentación: Asun Gutiérrez. Música: Bach. Concierto para oboe en re menor. Adagio.
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4. 20 El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. “Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado». 21 «Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor». 22 Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: «Señor, me has confiado dos talentos, aquí están los otros dos que he ganado». 23 Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor». Lo que cuenta es que cada cual ponga lo que es y lo que tiene al servicio del Reino. Sabemos que los hijos no actúan por miedo ni por la paga, ni por castigos y/o recompensas, sino con alegría e ilusión porque trabajan por el proyecto del Padre, que es también el suyo. Una actitud y respuesta generosa,en todos los ámbitos de la vida, lanza hacia la felicidad y la plenitud.
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6. 29 Porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aún lo que tiene. 30 Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes». La vida es como un capital (un dinero) que se nos ha confiado y debemos ponerlo en rendimiento. Es válido el tema en clave de responsabilidad, pero el simbolismo del dinero resulta duro, poco abierto a la ternura y a la misericordia de Dios que ha revelado Cristo. Por el contexto de todo el Evangelio sabemos que la imagen de Juez Vengador no tiene absolutamente nada que ver con Jesús. “Quien me ve a mí, ve al Padre” (Jn 14,9). Tenemos la suerte y la alegría de saber que ante quien somos responsables es ante nuestro Padre, quien nos comprende, nos acoge, nos acompaña, nos quiere más que nadie. La gratuidad y la inmensidad de su amor lo desborda todo.
7. A Ti, Señor, no te ata la ciencia, ni te retiene la ley o las costumbres... Ven y agítanos con tu fe y ya no valdrán nuestros cálculos. Ven y llénanos de tu Espíritu y ya no serán excusa nuestros miedos. Ven, Señor, en nuestra ayuda y renovaremos la faz de la tierra.