2. La cortesía cristiana
“No consiste en afectación o pulimento artificial,
ni en inclinarse con reverencia y sonrisas
artificiales… La verdadera urbanidad y cortesía
consiste en manifestar bondad hacia todos,
humildes o encumbrados, ricos o pobres… La
cortesía cristiana se recibe tan sólo bajo la
actuación del Espíritu Santo.”
3. Se inculca en el hogar
“Una bondad universal debiera ser la ley de la
casa. Nadie debiera expresarse con rudeza ni
con palabras de amargura… Los niños son
atraídos por una conducta animosa.”
“Si queremos que nuestros hijos practiquen la
bondad, la cortesía y el amor, nosotros mismos
debemos darles el ejemplo.”
“Mostradles bondad y cortesía y ellos
manifestarán el mismo espíritu hacia vosotros y
entre sí.”
4. La regla de oro en el hogar…
“Todas las cosas que quisierais que los hombres
hiciesen con vosotros, así también haced
vosotros con ellos”.
Es el principio de la cortesía verdadera.
Debe ser la ley de la familia.
“Las reglas más valiosas para el trato social y
familiar se encuentran en la Biblia.”
“Quienes cultiven el espíritu de Cristo
manifestarán cortesía en la casa”, querrán hacer
felices a los demás.
5. Hace del hogar un paraíso…
“Al hablar bondadosamente a sus hijos y al
elogiarlos cuando tratan de obrar bien, los padres
pueden alentar sus esfuerzos, hacerlos muy
felices y rodear a la familia de un círculo
encantado que rechazará toda sombra e
introducirá la alegre luz del sol… La bondad y la
tolerancia mutuas harán del hogar un paraíso y
atraerán a los ángeles santos al círculo familiar.”
“Pero ellos [los ángeles] huirán de una casa
donde se oyen palabras desagradables, irritación
y contiendas. La falta de bondad, las quejas y la
ira destierran a Jesús de la morada.”
6. Hace del hogar un paraíso…
La cortesía y el afecto familiar no dependen de
circunstancias externas.
Debiéramos manifestar mayor cortesía en
nuestro hogar.
“Los padres deben rodear a sus hijos de una
atmósfera de alegría, cortesía y amor… Padres,
permitid que el sol del amor, la alegría y un feliz
contentamiento penetre en vuestro corazón, y
dejad que su dulce influencia impregne el hogar.
Manifestad un espíritu bondadosa y tolerante, y
estimuladlo en vuestros hijos, cultivando todas
las gracias que alegran la vida del hogar. La
atmósfera así creada será para los niños lo que
son el aire y el sol para el mundo vegetal, y
7. Temperamentos distintos…
“ Concuerda con lo ordenado por Dios que se asocien
personas de diversos temperamentos.”
Debemos considerar como sagrados los derechos
ajenos.
Desarrollaremos la tolerancia y la consideración hacia
los demás, y se debilitarán los rasgos toscos del
carácter.
“La fusión de los variados temperamentos beneficiará
a cada uno.”
8. No hay excusa para la falta de
cortesía…
Cualquier acto carente de cortesía confirma un
hábito que alejará el carácter de la semejanza del
carácter de Cristo.
“Los que profesan seguir a Cristo y son al mismo
tiempo rudos, carentes de bondad y descorteses
en sus palabras y conducta no han aprendido de
Cristo. Un hombre brusco, intolerante y criticón
no es cristiano; porque ser cristiano es ser
semejante a Cristo.”
9. Las relaciones sociales
“Mediante las relaciones sociales es como el
cristiano trata con el mundo… Podemos
manifestar mil atenciones menudas en palabras
amistosas y miradas placenteras, que a su vez
nos serán devueltas.”
“A cada hombre o mujer que haya probado el
amor de Cristo y recibido la divina iluminación en
su corazón, Dios le pide que derrame luz en la
senda obscura de aquellos que no conocen el
camino mejor… Es imposible estar unido a Cristo
y carecer de bondad hacia los demás, con olvido
de sus derechos.”
10. Las relaciones sociales…
El poder social, santificado por la gracia de
Cristo, debe ser aprovechado para ganar almas
para el Salvador. Vea el mundo que no estamos
egoístamente absortos en nuestros propios
intereses, sino que deseamos que otros
participen de nuestras bendiciones y privilegios…
Nunca debemos dar al mundo la impresión falsa
de que los cristianos son un pueblo lóbrego y
carente de dicha.”
“Si somos corteses y amables en casa, nos
acompañará el sabor de una disposición
placentera cuando nos ausentemos del hogar. Si
manifestamos
tolerancia, paciencia, mansedumbre y fortaleza
en el hogar, podremos ser una luz para el
12. Seamos hospitalarios
La Biblia promueve claramente la hospitalidad como
un deber.
Nos ayuda a desarraigar la naturaleza egoísta, y el
ayudar a otros fomenta nuestra salud mental.
Al bendecir a otros, somos bendecidos.
Es un método muy fuerte para ayudar a otros.
Al expresar verdadera simpatía proveniente del Cielo
podemos llevar a una persona a Cristo.
Tenemos la oportunidad como de antaño de hospedar
ángeles.
Cristo toma nota de cada acto sincero realizado a
favor de los demás y dice: “Te lo pagaré.”
13. Ejemplos de hospitalidad en la Biblia
Cristo alimentó a miles de personas en los
lugares despoblados en lugar de despedirlas en
ayunas.
Abrahán hospedó a ángeles.
Los huéspedes celestiales de Lot salvaron su
vida de la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Los israelitas hospedaban a los pobres,
extranjeros, y a los levitas en sus fiestas.
Al hospedar al profeta Elías, la viuda de Sarepta
sobrevivió a la hambruna.
Al llegar a Emaús, los discípulos reconocieron al
Cristo resucitado una vez que lo hubieron
hospedado en casa.
14. Falsas excusas para la
hospitalidad
• “No tengo nada preparado, no he cocinado nada;
tendrán que ir a otra parte.”
En la Biblia un hombre pidió prestado pan para
alimentar a su huésped.
• Falta de salud.
“Hacer el bien es un excelente remedio para la
enfermedad. A quienes se dedican a esa obra se
los invita a invocar a Dios, quien se ha
comprometido a responderles.”
15. Bendiciones perdidas por el egoísmo
Al ayudar a otros desarrollamos nuestro carácter.
Los ángeles esperan bendecirnos cuando
bendecimos a otros.
Los que encierran en sí mismos pierden muchas
bendiciones.
“Cuando muere el espíritu de la hospitalidad, el
corazón queda paralizado de egoísmo.”
16. Procuremos hospedar…
A los pobres, enfermos, ancianos, gente de
mayor necesidad, quienes no tienen los recursos
para devolvernos el favor.
17. Conservemos la sencillez
Alejémonos de la ostentación.
No demos alarde de poseer los recursos que en
realidad no tenemos, gastando una suma mayor a
nuestro presupuesto.
Seamos nosotros mismos, no aparentemos ser lo que
no somos.
Es mejor hacer felices a las personas con nuestra
simpatía, alegría y amor.
Las visitas deben ver que nos esforzamos por hacer
la voluntad de Cristo.
Cristo alimentó a la multitud con panes y peces, no
con comida gourmet
A pesar de nuestra pobreza, podemos hacer algo por
Cristo en nuestros actos por los demás.
18. No nos cansemos de hacer el
bien
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; que a su
tiempo segaremos, si no hubiéremos
desmayado.”
Busquemos por oportunidades de hacer el bien.
“No esperéis que se os indique vuestro deber.
Abrid los ojos y ved en derredor vuestro; llegad a
conocer a los desamparados, afligidos y
menesterosos. No os escondáis de ellos, y no
procuréis aislaros de sus necesidades.”