SlideShare uma empresa Scribd logo
1 de 9
Baixar para ler offline
* Lección magistral pronunciada en la apertura de los Cursos de Formación para
el Profesorado de Enseñanza Secundaria, el 10 de julio de 2006, dentro del marco de
los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid, en la Sede de estos
Estudios Superiores.
La vocación docente*
Diego GRACIA
Facultad de Medicina
Universidad Complutense de Madrid
Resumen: El docente, maestro o profesor, es la persona que forma, ayu-
dando a sacar del interior de cada uno lo mejor que lleva dentro. Esto no se
puede hacer ni imponiendo, ni simplemente informando, sino razonando,
dialogando y deliberando, como hizo Sócrates, lo que requiere que el
docente haga «carne de su carne» lo que quiere enseñar.
Abstract: The educator, teacher or professor, is the person who forms,
while encouraging to extract from one´s interior the finest that each carries
within. This can be achieved neither by imposition nor by simply infor-
ming, but as Socrates did, through reasoning, engaging in dialogue and
reflection, thus requiring that the educator become one with the subject
matter, making «flesh of his flesh» that which he/she desires to teach.
Palabras clave: Docente, Vocación, Ideal, Libertad, Formación, Mode-
lo socrático, Eros pedagógico.
Keywords: Educator, Vocation, Ideal, Freedom, Education, Socratic
method, Pedagogic eros.
Anuario Jurídico y Económico Escurialense, XL (2007) 807-816 / ISSN: 1133-3677
Hace meses me llamaron del Ministerio de Educación y Ciencia
para pedirme la organización de un curso de formación del profeso-
rado de Enseñanza Media sobre bioética. Tardé muy poco tiempo en
decidirme, a pesar de que había bastantes razones para que mi res-
puesta fuera negativa. Me decidí porque tengo una profunda admira-
ción hacia todos los tipos y niveles de docentes y porque considero
que en nuestra sociedad están mal tratados. Quiero explicarme. Los
profesores tenemos una enorme responsabilidad, la de formar las
mentes y las personalidades de las jóvenes generaciones, de lo que
van a ser esas personas en su vida, y, por tanto, también de lo que va
a ser este país. Y mi impresión es que este altísimo cometido, en el
que la sociedad se juega buena parte de su futuro, no está debida-
mente reconocido ni recompensado. Ser profesor es casi heroico. No
sólo por el bajo salario y la alta dedicación que el asunto exige, sino
también, y quizá principalmente, por la falta de estima social. Vengo
diciendo desde hace muchos años que el verdadero Ministerio de
Economía, entre nosotros, tendría que ser el Ministerio de Educa-
ción. El motivo es muy simple: al proceso económico nosotros no
podemos aportar capital financiero, ni tradición industrial, ni tampo-
co capacidad inventiva o investigadora. Lo único que podemos apor-
tar es mano de obra, capital humano. Y nuestra gran aspiración tiene
que ser, por ello, que esa mano de obra sea cualificada, que se halle
perfectamente formada. Este país no tiene casi otro capital que su
capital humano. Y ese está en manos de los docentes.
Permitidme que hable con una cierta pasión de este oficio, que es
el vuestro, pero que también es el mío. Soy hijo de maestros. Tanto
mi padre como mi madre fueron maestros nacionales del Plan profe-
sional de Marcelino Domingo. Y yo llevo toda mi vida dedicada a
este menester. Suelo decir que me dedico a esto porque creo en ello,
porque pienso que ésta es la manera que yo creo eficaz de trabajar
por un mundo mejor. Si creyera que las vías eran otras, quizá hubie-
ra intentado ser, por ejemplo, político. Pero no es así. He creído y
sigo creyendo que los seres humanos y los países se construyen y se
destruyen en las aulas. Y que por eso los profesores tenemos una
enorme responsabilidad.
Quiero referirme a un tema que cada vez considero más impor-
tante. Se trata de un vocablo viejo y casi en desuso, el de vocación.
Hoy no puede subsistir en el mundo de la enseñanza más que la per-
sona con una vocación a toda prueba. La vocación no es un propósi-
to, ni un proyecto. Es algo previo a todo eso. Es algo que se nos
impone desde dentro de nosotros mismos con fuerza irresistible, de
modo que si no lo seguimos frustramos nuestra vida.
Ortega dedicó a este tema páginas muy bellas. Distingue entre lo
que uno «es», lo que «debe ser» y lo que «tiene que ser». La voca-
ción es esto último. Ortega lo identifica también con el término ale-
mán Bestimmung, que significa destino. Pero no el destino externo e
impuesto por la propia naturaleza, que a eso lo llama el alemán
Schicksal, sino el destino íntimo, eso que «tenemos que llegar a ser»
si es que de veras queremos ser sinceros con nosotros mismos. En
Pidiendo un Goethe desde dentro, escribe: «La cosa es terrible, pero
es innegable; el hombre que tenía que ser ladrón y, por virtuoso
esfuerzo de su voluntad, ha conseguido no serlo, falsifica su vida. No
se confunda, pues, el deber ser de la moral, que habita en la región
intelectual del hombre, con el imperativo vital; con el tener que ser
de la vocación personal, situado en la región más profunda y prima-
ria de nuestro ser.»
Puestos ya a citar a Ortega, permitidme que eche mano de otro
texto suyo, «Misión del bibliotecario». Fue una conferencia que tuvo
que dar ante el Congreso Internacional de Bibliotecarios que tuvo
lugar en Madrid el año 1935. A Ortega le dieron la conferencia inau-
gural y le pusieron el título. Él confiesa al comienzo que el término
«misión» «le asusta un poco». Y lo aclara: «Misión significa, por lo
pronto, lo que un hombre tiene que hacer en su vida. Por lo visto, la
misión es algo exclusivo del hombre. Sin hombre no hay misión.
Pero esa necesidad a que la expresión “tener que hacer” alude, es una
condición muy extraña y no se parece nada a la forzosidad con que la
piedra gravita hacia el centro de la tierra [esto sería Schicksal]. La
piedra no puede dejar de gravitar, mas el hombre puede muy bien no
hacer eso que tiene que hacer [esto es Bestimmung]. ¿No es esto
curioso? Aquí la necesidad es lo más opuesto a una forzosidad, es
una invitación. ¿Cabe nada más galante? El hombre se siente invita-
do a prestar su anuencia a lo necesario. Una piedra que fuese medio
inteligente, al observar esto, acaso se dijera: “¡Qué suerte ser hom-
810 DIEGO GRACIA
bre!” Yo no tengo más remedio que cumplir inexorablemente mi ley:
tengo que caer, caer siempre…
En cambio, lo que el hombre tiene que hacer, lo que el hombre
tiene que ser, no le es impuesto, sino que le es propuesto. Pero esa
piedra imaginaria pensaría así porque es sólo medio inteligente. Si lo
fuera del todo, advertiría que ese privilegio del hombre es tremebun-
do. Pues implica que en cada instante de su vida el hombre se
encuentra ante diversas posibilidades de hacer, de ser, y que es él
mismo quien bajo su exclusiva responsabilidad tiene que resolverse
por una de ellas. Y que para resolverse a hacer esto y no aquello
tiene, quiera o no, que justificar ante sus propios ojos la elección, es
decir, tiene que descubrir cuál de sus acciones posibles en aquel ins-
tante es la que da más realidad a su vida, la que posee más sentido, la
más suya. Si no elige ésa, sabe que se ha engañado a sí mismo, que
ha falsificado su propia realidad, que ha aniquilado un instante de su
tiempo vital, el cual, como antes dije, tiene contados sus instantes.»
La cosa, dice Ortega, es «estupefaciente». Y añade este párrafo:
«Esta llamada que hacia un tipo de vida sentimos, esta voz o grito
imperativo que asciende de nuestro más radical fondo, es la voca-
ción. En ella le es al hombre, no impuesto, pero sí propuesto, lo que
tiene que hacer. Y la vida adquiere, por ello, el carácter de la realiza-
ción de un imperativo. En nuestra mano está querer realizarlo o no,
ser fieles o ser infieles a nuestra vocación. Pero ésta, es decir, lo que
verdaderamente tenemos que hacer, no está en nuestra mano. Nos
viene inexorablemente propuesto. He aquí por qué toda vida humana
tiene misión. Misión es esto: la conciencia que cada hombre tiene de
su más auténtico ser que está llamado a realizar. La idea de misión
es, pues, un ingrediente constitutivo de la condición humana, y como
antes decía, sin hombre no hay misión, podemos ahora añadir: sin
misión no hay hombre.»
El ejemplo paradigmático de esto lo constituye Don Quijote. Es
difícil hablar de El Quijote aquí, en El Escorial, y no recordar de
nuevo a Ortega, que aquí escribió sus Meditaciones de El Quijote.
Alonso Quijano tuvo un ser y un deber ser. Era un hidalgo manche-
go, y, según cuentan las crónicas, una buena persona, éticamente
intachable. Sus paisanos le llamaban «Alonso Quijano el bueno».
Sin embargo, al rondar los cincuenta años, siente la imperiosa nece-
sidad de salir por el Campo de Montiel a reformar el mundo. Quiere
transformar la edad de hierro en que vive en una nueva edad de oro.
No es que quiera hacerlo, es que tiene que hacerlo. Por eso hizo locu-
811LA VOCACIÓN DOCENTE
ras. Todo el que sigue un ideal hace locuras. Pero hacer locuras es
cualquier cosa menos estar loco. Para hacer locuras hay que estar
muy cuerdo. Y Don Quijote se nos convierte así en el paradigma del
hombre con «vocación», del ser humano que se cree con una
«misión» que cumplir.
No hay duda que para ser profesor se requiere hoy una alta dosis
de vocación. Todo maestro o profesor tiene algo de Quijote. Pero
sólo algo, al menos hoy. Y es que el maestro tradicional ha utilizado
muchas veces para imponer sus propias reglas e ideas la fuerza, unas
veces física, como Don Quijote, y otras psicológica o social. La
enseñanza ha sido durante la mayor parte de nuestra historia «adoc-
trinamiento» o «indoctrinación». Los dos términos proceden del sus-
tantivo abstracto latino doctrina, derivado del verbo doceo, que
suele traducirse por enseñar. Doceo, a su vez, traduce el griego
dokéo, creer, parecer, de donde procede el sustantivo dóxa, opinión,
creencia. Esas opiniones constituían los llamados tópoi o loci com-
munes, que eran los que el maestro debía transmitir a sus discípulos.
Por supuesto, no se trataba de razonar, ni de discutir; se trataba de
indoctrinar o adoctrinar, de hacer que las nuevas generaciones cono-
cieran el depósito de tópicos o lugares comunes, la doctrina. Quien
la conocía pasaba a ser doctus, instruido, a diferencia del indoctus,
ignorante. Y quien se dejaba adoctrinar era el docilis. Del alumno no
se esperaba otra virtud que la docilidad.
Recordando todo esto alguno de vosotros exclamará con Cicerón:
Oh tempora, oh mores! Y es que las cosas han cambiado mucho en
los últimos tiempos. La antítesis de ese modelo dogmático e imposi-
tivo lo constituye el modelo liberal moderno, en el que la libertad ha
pasado a ser el valor máximo, que además actúa como protector de
todos los demás (ése es el sentido de la «libertad de conciencia»
como derecho humano, que, como es bien sabido, empezó a cobrar
carta de naturaleza ya bien entrado el mundo moderno, en el siglo
XVII). De esta forma el docente se ve incapaz de «educar», es decir,
de conducir al joven. Nuestra cultura ha aceptado como principio
que lo único que interesan en el proceso formativo son los «hechos»,
que los «valores» son subjetivos y dependen de cada uno, y que
sobre ellos no cabe discusión posible. Más aún, hablar sobre ellos se
considera, las más de las veces, de mala educación. En el mundo de
los valores es preciso conservar la más estricta «neutralidad». Frente
al indoctrinamiento, la neutralidad. Es bien sabido que hace décadas
hubo todo un movimiento internacional de enorme éxito entre los
812 DIEGO GRACIA
profesores de enseñanza media, llamado Values clarification. La
función del profesor es «informar», nada más. En lo demás, el profe-
sor debe ser neutral.
Estos dos modelos funcionan como tesis y antítesis. Y a nadie se
le oculta que es necesaria una síntesis. Y esa síntesis no puede venir
más que de un modelo que no busque el indoctrinamiento ni la mera
información, sino la formación. Ese modelo no puede ser más que
socrático. Se trata de sacar del interior de cada uno lo mejor que
lleve dentro. Se trata de dar a luz eso que cada uno tiene que ser, por
seguir con los términos propuestos por Ortega, y que constituye lo
mejor de nosotros mismos. Esto no se puede hacer imponiendo, ni
tampoco simplemente informando de hechos. Esto no puede hacerse
más que razonando, dialogando, deliberando. Éstos son términos
que habría que analizar despacio, cosa que ahora no podemos. Pero
al menos cabe decir una cosa, y es que este método exige que el pro-
fesor haga carne de su carne eso que quiere enseñar, y que el alumno
actúe por mímesis, imitando lo que hace el profesor, es decir, reha-
ciendo en su interior la propia experiencia que el profesor le transmi-
te. No hay otro modo de enseñar, enseñar de veras, que éste. Lo
demás es pura erudición.
Esto es lo que hizo Sócrates. Pero por no ir tan atrás, esto es lo
que en la filosofía contemporánea nos enseñaron a hacer los fenome-
nólogos. No se aprende filosofía, se aprende a filosofar. Esto, que
hoy es un tópico, significa algo tan importante como que la filosofía
tiene que rehacerla cada uno desde cero, desde el origen, en el inte-
rior de sí mismo. Lo demás, decía Zubiri, es pura erudición. Y aña-
día: «Se pueden escribir toneladas de papel y consumir una larga
vida en una cátedra de filosofía, y no haber rozado, ni tan siquiera de
lejos, el más leve vestigio de vida filosófica. Recíprocamente, se
puede carecer en absoluto de “originalidad” y poseer, en lo más
recóndito de sí mismo, el interno y callado movimiento del filoso-
far.»
Ésta si es una gran misión, un destino que merece la pena. Esto sí
es una vocación que tira de nosotros, que se nos impone de modo
imperativo. Esto ilusiona, enamora, suscita en nosotros lo que se ha
llamado el «eros pedagógico». Platón, en el Banquete, habla así por
boca de Diótima: «[El maestro] debe tener por más valiosa la belleza
de las almas que la de los cuerpos, de tal modo que si alguien es dis-
creto de alma, aunque tenga poca lozanía, baste ello para amarle,
mostrarse solícito, engendrar y buscar palabras tales que puedan
813LA VOCACIÓN DOCENTE
hacer mejores a los jóvenes» (Banq 210 b-c). Es el famoso «eros
pedagógico», básico en la vida de un profesor, es decir, de quien ha
hecho de la educación de los jóvenes la profesión de su vida. El eros
pedagógico es la otra cara de la vocación. Sólo quien hace las cosas
con verdadera y profunda vocación tendrá profundo amor a eso que
hace. Sólo él irá al trabajo henchido de las tres virtudes teologales, la
fe, la esperanza y el amor. La docencia no puede hacerse sin amor,
sin dar amor y sin recibir amor.
Cuando yo era joven, allá por los años sesenta, y más en concre-
to, en las riberas del mayo del 68, circulaba por Europa una obrita de
uno de los mentores del movimiento libertario de Berkeley. Se lla-
maba Herbert Marcuse, y su libro, Eros y civilización. Una de sus
tesis es que había que conseguir lo que él llamaba el «trabajo eroti-
zado». Hay que amar el trabajo. Hay que erotizarlo. Cada clase tiene
que ser una obra de arte, más aún, una obra de amor, de seducción.
Permitidme que acabe por donde he empezado, leyendo a Ortega.
Volvamos a El Escorial. Situémonos en 1914. Año trágico en Euro-
pa, comienzo de una gran guerra, la primera. Ortega escribe el prólo-
go a las Meditaciones de El Quijote. Y dice:
«Hay dentro de toda cosa la indicación de una posible plenitud. Un
alma abierta y noble sentirá la ambición de perfeccionarla, de auxi-
liarla, para que logre esa su plenitud. Esto es amor –el amor a la per-
fección de lo amado […] Cada cosa es un hada que reviste de mise-
ria y vulgaridad sus tesoros interiores, y es una virgen que ha de ser
enamorada para hacerse fecunda […] Yo sospecho que, merced a
causas desconocidas, la morada íntima de los españoles fue tomada
tiempo hace por el odio, que permanece allí artillado, moviendo
guerra al mundo. Ahora bien, el odio es un afecto que conduce a la
aniquilación de los valores. Cuando odiamos algo, ponemos entre
ello y nuestra intimidad un fiero resorte de acero que impide la
fusión, siquiera transitoria, de la cosa con nuestro espíritu. Sólo exis-
te para nosotros aquel punto de ella donde nuestro resorte de odio se
fija; todo lo demás, o nos es desconocido, o lo vamos olvidando,
haciéndolo ajeno a nosotros. Cada instante va siendo el objeto
menos, va consumiéndose, perdiendo valor.
De esta suerte se ha convertido para el español el universo en una
cosa rígida, seca, sórdida y desierta. Y cruzan nuestras almas por la
vida, haciéndole una agria mueca, suspicaces y fugitivas como lar-
gos canes hambrientos […] Por el contrario, el amor nos liga a las
cosas, aun cuando sea pasajeramente. Pregúntese el lector, ¿qué
carácter nuevo sobreviene a una cosa cuando se vierte sobre ella la
814 DIEGO GRACIA
calidad de amada? ¿Qué es lo que sentimos cuando amamos una
mujer, cuando amamos la ciencia, cuando amamos la patria? Y antes
que otra nota hallaremos ésta: aquello que decimos amar se nos pre-
senta como algo imprescindible. Lo amado es, por lo pronto, lo que
nos parece imprescindible. ¡Imprescindible! Es decir, que no pode-
mos vivir sin ello, que no podemos admitir una vida donde nosotros
existiéramos y lo amado no –que lo consideramos como una parte de
nosotros mismos. Hay, por consiguiente, en el amor una ampliación
de la individualidad que absorbe otras cosas dentro de ésta, que las
funde con nosotros. Tal ligamen y compenetración nos hace inter-
narnos profundamente en las propiedades de lo amado. Lo vemos
entero, se nos revela en todo su valor. Entonces advertimos que lo
amado es, a su vez, parte de otra cosa, que necesita de ella, que está
ligado a ella. Imprescindible para lo amado, se hace también impres-
cindible para nosotros. De este modo va ligando el amor cosa a cosa,
y todo a nosotros, en firme estructura esencial. Amor es un divino
arquitecto que bajó al mundo –según Platón, óste tò pân autò autô
syndedésthai “a fin de que todo en el universo viva en conexión”.»
815LA VOCACIÓN DOCENTE

Mais conteúdo relacionado

Mais procurados (7)

El arte de empezar
El arte de empezarEl arte de empezar
El arte de empezar
 
Desarrollo humano y pedagógico cuba) ordenadas julio 2014
Desarrollo humano y pedagógico cuba) ordenadas julio 2014Desarrollo humano y pedagógico cuba) ordenadas julio 2014
Desarrollo humano y pedagógico cuba) ordenadas julio 2014
 
Para entender el socialismo
Para entender el socialismoPara entender el socialismo
Para entender el socialismo
 
El cristiano y la educación formal universitaria
El cristiano y la educación formal universitariaEl cristiano y la educación formal universitaria
El cristiano y la educación formal universitaria
 
De lo Conveniente de ser Feo - Carlos de la Rosa Vidal
De lo Conveniente de ser Feo - Carlos de la Rosa VidalDe lo Conveniente de ser Feo - Carlos de la Rosa Vidal
De lo Conveniente de ser Feo - Carlos de la Rosa Vidal
 
El Arte de Cautivar by Lenin Valdiviezo
El Arte de Cautivar by Lenin ValdiviezoEl Arte de Cautivar by Lenin Valdiviezo
El Arte de Cautivar by Lenin Valdiviezo
 
Coaching para Emprender
Coaching para EmprenderCoaching para Emprender
Coaching para Emprender
 

Semelhante a Iv diego-gracia

Diazfloresenocreflexion
DiazfloresenocreflexionDiazfloresenocreflexion
DiazfloresenocreflexionEnocDiaz18
 
Etica y deontologia.pdf
Etica y deontologia.pdfEtica y deontologia.pdf
Etica y deontologia.pdfJOHNSNOW389329
 
Durkheim-Educacion-su-naturaleza-y-función.pdf
Durkheim-Educacion-su-naturaleza-y-función.pdfDurkheim-Educacion-su-naturaleza-y-función.pdf
Durkheim-Educacion-su-naturaleza-y-función.pdfWilliam Orozco Gómez
 
U1 freire-el-grito-manso-dos-cap(1)
U1 freire-el-grito-manso-dos-cap(1)U1 freire-el-grito-manso-dos-cap(1)
U1 freire-el-grito-manso-dos-cap(1)saladaniela
 
Freire Las Virtudes Del Educador
Freire Las Virtudes Del EducadorFreire Las Virtudes Del Educador
Freire Las Virtudes Del EducadorSoyJoaquin
 
Freire - Las Virtudes Del Educador
Freire - Las Virtudes Del EducadorFreire - Las Virtudes Del Educador
Freire - Las Virtudes Del Educadorx xxx
 
La lucha interna del docente moderno
La lucha interna del docente modernoLa lucha interna del docente moderno
La lucha interna del docente modernorobbie
 
Francisco Soler: Introduccion a la filosofia; revista Mapocho Nº 72
Francisco Soler: Introduccion a la filosofia; revista Mapocho Nº 72Francisco Soler: Introduccion a la filosofia; revista Mapocho Nº 72
Francisco Soler: Introduccion a la filosofia; revista Mapocho Nº 72Universidad de Chile
 
Practica De La PedagogíA CríTica
Practica De La PedagogíA CríTicaPractica De La PedagogíA CríTica
Practica De La PedagogíA CríTicaProfesorachapela
 
Practica De La PedagogíA CríTica
Practica De La PedagogíA CríTicaPractica De La PedagogíA CríTica
Practica De La PedagogíA CríTicaProfesorachapela
 
Frankensteineducador
FrankensteineducadorFrankensteineducador
Frankensteineducadorggbbar
 
Valores que hoy necesitamos
Valores que hoy necesitamosValores que hoy necesitamos
Valores que hoy necesitamosRamón Rivas
 
Valores que hoy necesitamos
Valores que hoy necesitamosValores que hoy necesitamos
Valores que hoy necesitamosRamón Rivas
 
Grupo triple h. teorías
Grupo triple h. teoríasGrupo triple h. teorías
Grupo triple h. teoríasmtorresh
 

Semelhante a Iv diego-gracia (20)

Diazfloresenocreflexion
DiazfloresenocreflexionDiazfloresenocreflexion
Diazfloresenocreflexion
 
Etica y deontologia.pdf
Etica y deontologia.pdfEtica y deontologia.pdf
Etica y deontologia.pdf
 
Freire - Extensión o comunicación
Freire - Extensión o comunicaciónFreire - Extensión o comunicación
Freire - Extensión o comunicación
 
reinventarse.pdf
reinventarse.pdfreinventarse.pdf
reinventarse.pdf
 
Durkheim-Educacion-su-naturaleza-y-función.pdf
Durkheim-Educacion-su-naturaleza-y-función.pdfDurkheim-Educacion-su-naturaleza-y-función.pdf
Durkheim-Educacion-su-naturaleza-y-función.pdf
 
U1 freire-el-grito-manso-dos-cap(1)
U1 freire-el-grito-manso-dos-cap(1)U1 freire-el-grito-manso-dos-cap(1)
U1 freire-el-grito-manso-dos-cap(1)
 
Freire Las Virtudes Del Educador
Freire Las Virtudes Del EducadorFreire Las Virtudes Del Educador
Freire Las Virtudes Del Educador
 
Freire - Las Virtudes Del Educador
Freire - Las Virtudes Del EducadorFreire - Las Virtudes Del Educador
Freire - Las Virtudes Del Educador
 
La lucha interna del docente moderno
La lucha interna del docente modernoLa lucha interna del docente moderno
La lucha interna del docente moderno
 
Capitulo 1
Capitulo 1Capitulo 1
Capitulo 1
 
Cartilla Moral- PDF Alfonso Reyes
Cartilla Moral- PDF Alfonso ReyesCartilla Moral- PDF Alfonso Reyes
Cartilla Moral- PDF Alfonso Reyes
 
Francisco Soler: Introduccion a la filosofia; revista Mapocho Nº 72
Francisco Soler: Introduccion a la filosofia; revista Mapocho Nº 72Francisco Soler: Introduccion a la filosofia; revista Mapocho Nº 72
Francisco Soler: Introduccion a la filosofia; revista Mapocho Nº 72
 
Practica De La PedagogíA CríTica
Practica De La PedagogíA CríTicaPractica De La PedagogíA CríTica
Practica De La PedagogíA CríTica
 
Practica De La PedagogíA CríTica
Practica De La PedagogíA CríTicaPractica De La PedagogíA CríTica
Practica De La PedagogíA CríTica
 
La Escuela de la Vida
La Escuela de la VidaLa Escuela de la Vida
La Escuela de la Vida
 
Frankensteineducador
FrankensteineducadorFrankensteineducador
Frankensteineducador
 
Valores que hoy necesitamos
Valores que hoy necesitamosValores que hoy necesitamos
Valores que hoy necesitamos
 
Valores que hoy necesitamos
Valores que hoy necesitamosValores que hoy necesitamos
Valores que hoy necesitamos
 
Etica solemne ii
Etica solemne iiEtica solemne ii
Etica solemne ii
 
Grupo triple h. teorías
Grupo triple h. teoríasGrupo triple h. teorías
Grupo triple h. teorías
 

Último

Resumen de generalidades de la fotografia.
Resumen de generalidades de la fotografia.Resumen de generalidades de la fotografia.
Resumen de generalidades de la fotografia.CentroEspecializacio
 
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdf
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdfDialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdf
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdfarturocastellanos569
 
El marinerismo y sus características en la arquitectura
El marinerismo y sus características en la arquitecturaEl marinerismo y sus características en la arquitectura
El marinerismo y sus características en la arquitecturacorcegajoselyt
 
Infografia de El Minierismo reflejado en la Arquitectura
Infografia de El Minierismo reflejado en la ArquitecturaInfografia de El Minierismo reflejado en la Arquitectura
Infografia de El Minierismo reflejado en la Arquitecturafrenyergt23
 
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdf
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdfTRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdf
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdfjavierchana780
 
Fundamentos del concreto armado propiedades .pptx
Fundamentos del concreto armado propiedades .pptxFundamentos del concreto armado propiedades .pptx
Fundamentos del concreto armado propiedades .pptxalexvelasco39
 
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.nixnixnix15dani
 
EXPOSICION FOTOGRAFICA 1946-2024 Aniversario Conservatorio Carlos Valderrama ...
EXPOSICION FOTOGRAFICA 1946-2024 Aniversario Conservatorio Carlos Valderrama ...EXPOSICION FOTOGRAFICA 1946-2024 Aniversario Conservatorio Carlos Valderrama ...
EXPOSICION FOTOGRAFICA 1946-2024 Aniversario Conservatorio Carlos Valderrama ...alfredo estrada
 
PRIMER EXAMEN_merged (3).pdfdsadsadasdasd
PRIMER EXAMEN_merged (3).pdfdsadsadasdasdPRIMER EXAMEN_merged (3).pdfdsadsadasdasd
PRIMER EXAMEN_merged (3).pdfdsadsadasdasdpachecojean639
 
teoriasymodelosdeenfermeria-190315005411.pptx
teoriasymodelosdeenfermeria-190315005411.pptxteoriasymodelosdeenfermeria-190315005411.pptx
teoriasymodelosdeenfermeria-190315005411.pptxdjosemagarino
 
Catálogo Mayo en Artelife Regalería Cristiana
Catálogo Mayo en Artelife Regalería CristianaCatálogo Mayo en Artelife Regalería Cristiana
Catálogo Mayo en Artelife Regalería Cristianasomosartelife
 
El Legado de Walter Gropius y Frank Lloyd Wright en la Arquitectura Moderna_c...
El Legado de Walter Gropius y Frank Lloyd Wright en la Arquitectura Moderna_c...El Legado de Walter Gropius y Frank Lloyd Wright en la Arquitectura Moderna_c...
El Legado de Walter Gropius y Frank Lloyd Wright en la Arquitectura Moderna_c...MariangelUrrieta
 
ODEBRECHT Y EL OSCE EN EL PERU Y SU PROBLEMATICAS
ODEBRECHT Y EL OSCE EN EL PERU Y SU PROBLEMATICASODEBRECHT Y EL OSCE EN EL PERU Y SU PROBLEMATICAS
ODEBRECHT Y EL OSCE EN EL PERU Y SU PROBLEMATICASAlejandraViteFarro
 
Nuestro Libro de Aventuras, en PPTX.pptx
Nuestro Libro de Aventuras, en PPTX.pptxNuestro Libro de Aventuras, en PPTX.pptx
Nuestro Libro de Aventuras, en PPTX.pptxcabrerairene011
 
Reconocimiento y reparación de los exiliados a través del arte - Sofía Leo...
Reconocimiento y reparación de los exiliados a través del arte - Sofía Leo...Reconocimiento y reparación de los exiliados a través del arte - Sofía Leo...
Reconocimiento y reparación de los exiliados a través del arte - Sofía Leo...Aeroux
 
2.-del-absolutismo-al-despotismo-ilustrado.ppt
2.-del-absolutismo-al-despotismo-ilustrado.ppt2.-del-absolutismo-al-despotismo-ilustrado.ppt
2.-del-absolutismo-al-despotismo-ilustrado.ppttoribioCcanchillanos
 
EXPONENTES DEL MODERNISMO-VIRGINIA PRIETO.pdf
EXPONENTES DEL MODERNISMO-VIRGINIA PRIETO.pdfEXPONENTES DEL MODERNISMO-VIRGINIA PRIETO.pdf
EXPONENTES DEL MODERNISMO-VIRGINIA PRIETO.pdfVirginiaPrieto1
 
"Explorando la Pintura Costumbrista en la República Dominicana con E. Vidal"
"Explorando la Pintura Costumbrista en la República Dominicana con E. Vidal""Explorando la Pintura Costumbrista en la República Dominicana con E. Vidal"
"Explorando la Pintura Costumbrista en la República Dominicana con E. Vidal"EusebioVidal1
 
como me enamore de ti (1).pdf.pdf_20240401_120711_0000.pdf
como me enamore de ti (1).pdf.pdf_20240401_120711_0000.pdfcomo me enamore de ti (1).pdf.pdf_20240401_120711_0000.pdf
como me enamore de ti (1).pdf.pdf_20240401_120711_0000.pdfleonar947720602
 
planeacion de encuentros pedagogicos atencion primera infancia
planeacion de encuentros pedagogicos atencion primera infanciaplaneacion de encuentros pedagogicos atencion primera infancia
planeacion de encuentros pedagogicos atencion primera infanciaIbethRincon
 

Último (20)

Resumen de generalidades de la fotografia.
Resumen de generalidades de la fotografia.Resumen de generalidades de la fotografia.
Resumen de generalidades de la fotografia.
 
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdf
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdfDialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdf
Dialnet-DesafiosDeLaGestionDelTransporteYLogisticaEnLosCen-8399928.pdf
 
El marinerismo y sus características en la arquitectura
El marinerismo y sus características en la arquitecturaEl marinerismo y sus características en la arquitectura
El marinerismo y sus características en la arquitectura
 
Infografia de El Minierismo reflejado en la Arquitectura
Infografia de El Minierismo reflejado en la ArquitecturaInfografia de El Minierismo reflejado en la Arquitectura
Infografia de El Minierismo reflejado en la Arquitectura
 
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdf
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdfTRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdf
TRIPTICO LA CADENA ALIMENTICIA PARA EL CONSUMO HUMANO (2).pdf
 
Fundamentos del concreto armado propiedades .pptx
Fundamentos del concreto armado propiedades .pptxFundamentos del concreto armado propiedades .pptx
Fundamentos del concreto armado propiedades .pptx
 
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.
Leyendo una obra: presentación de las hermanas Sanromán.
 
EXPOSICION FOTOGRAFICA 1946-2024 Aniversario Conservatorio Carlos Valderrama ...
EXPOSICION FOTOGRAFICA 1946-2024 Aniversario Conservatorio Carlos Valderrama ...EXPOSICION FOTOGRAFICA 1946-2024 Aniversario Conservatorio Carlos Valderrama ...
EXPOSICION FOTOGRAFICA 1946-2024 Aniversario Conservatorio Carlos Valderrama ...
 
PRIMER EXAMEN_merged (3).pdfdsadsadasdasd
PRIMER EXAMEN_merged (3).pdfdsadsadasdasdPRIMER EXAMEN_merged (3).pdfdsadsadasdasd
PRIMER EXAMEN_merged (3).pdfdsadsadasdasd
 
teoriasymodelosdeenfermeria-190315005411.pptx
teoriasymodelosdeenfermeria-190315005411.pptxteoriasymodelosdeenfermeria-190315005411.pptx
teoriasymodelosdeenfermeria-190315005411.pptx
 
Catálogo Mayo en Artelife Regalería Cristiana
Catálogo Mayo en Artelife Regalería CristianaCatálogo Mayo en Artelife Regalería Cristiana
Catálogo Mayo en Artelife Regalería Cristiana
 
El Legado de Walter Gropius y Frank Lloyd Wright en la Arquitectura Moderna_c...
El Legado de Walter Gropius y Frank Lloyd Wright en la Arquitectura Moderna_c...El Legado de Walter Gropius y Frank Lloyd Wright en la Arquitectura Moderna_c...
El Legado de Walter Gropius y Frank Lloyd Wright en la Arquitectura Moderna_c...
 
ODEBRECHT Y EL OSCE EN EL PERU Y SU PROBLEMATICAS
ODEBRECHT Y EL OSCE EN EL PERU Y SU PROBLEMATICASODEBRECHT Y EL OSCE EN EL PERU Y SU PROBLEMATICAS
ODEBRECHT Y EL OSCE EN EL PERU Y SU PROBLEMATICAS
 
Nuestro Libro de Aventuras, en PPTX.pptx
Nuestro Libro de Aventuras, en PPTX.pptxNuestro Libro de Aventuras, en PPTX.pptx
Nuestro Libro de Aventuras, en PPTX.pptx
 
Reconocimiento y reparación de los exiliados a través del arte - Sofía Leo...
Reconocimiento y reparación de los exiliados a través del arte - Sofía Leo...Reconocimiento y reparación de los exiliados a través del arte - Sofía Leo...
Reconocimiento y reparación de los exiliados a través del arte - Sofía Leo...
 
2.-del-absolutismo-al-despotismo-ilustrado.ppt
2.-del-absolutismo-al-despotismo-ilustrado.ppt2.-del-absolutismo-al-despotismo-ilustrado.ppt
2.-del-absolutismo-al-despotismo-ilustrado.ppt
 
EXPONENTES DEL MODERNISMO-VIRGINIA PRIETO.pdf
EXPONENTES DEL MODERNISMO-VIRGINIA PRIETO.pdfEXPONENTES DEL MODERNISMO-VIRGINIA PRIETO.pdf
EXPONENTES DEL MODERNISMO-VIRGINIA PRIETO.pdf
 
"Explorando la Pintura Costumbrista en la República Dominicana con E. Vidal"
"Explorando la Pintura Costumbrista en la República Dominicana con E. Vidal""Explorando la Pintura Costumbrista en la República Dominicana con E. Vidal"
"Explorando la Pintura Costumbrista en la República Dominicana con E. Vidal"
 
como me enamore de ti (1).pdf.pdf_20240401_120711_0000.pdf
como me enamore de ti (1).pdf.pdf_20240401_120711_0000.pdfcomo me enamore de ti (1).pdf.pdf_20240401_120711_0000.pdf
como me enamore de ti (1).pdf.pdf_20240401_120711_0000.pdf
 
planeacion de encuentros pedagogicos atencion primera infancia
planeacion de encuentros pedagogicos atencion primera infanciaplaneacion de encuentros pedagogicos atencion primera infancia
planeacion de encuentros pedagogicos atencion primera infancia
 

Iv diego-gracia

  • 1. * Lección magistral pronunciada en la apertura de los Cursos de Formación para el Profesorado de Enseñanza Secundaria, el 10 de julio de 2006, dentro del marco de los Cursos de Verano de la Universidad Complutense de Madrid, en la Sede de estos Estudios Superiores. La vocación docente* Diego GRACIA Facultad de Medicina Universidad Complutense de Madrid Resumen: El docente, maestro o profesor, es la persona que forma, ayu- dando a sacar del interior de cada uno lo mejor que lleva dentro. Esto no se puede hacer ni imponiendo, ni simplemente informando, sino razonando, dialogando y deliberando, como hizo Sócrates, lo que requiere que el docente haga «carne de su carne» lo que quiere enseñar. Abstract: The educator, teacher or professor, is the person who forms, while encouraging to extract from one´s interior the finest that each carries within. This can be achieved neither by imposition nor by simply infor- ming, but as Socrates did, through reasoning, engaging in dialogue and reflection, thus requiring that the educator become one with the subject matter, making «flesh of his flesh» that which he/she desires to teach. Palabras clave: Docente, Vocación, Ideal, Libertad, Formación, Mode- lo socrático, Eros pedagógico. Keywords: Educator, Vocation, Ideal, Freedom, Education, Socratic method, Pedagogic eros. Anuario Jurídico y Económico Escurialense, XL (2007) 807-816 / ISSN: 1133-3677
  • 2.
  • 3. Hace meses me llamaron del Ministerio de Educación y Ciencia para pedirme la organización de un curso de formación del profeso- rado de Enseñanza Media sobre bioética. Tardé muy poco tiempo en decidirme, a pesar de que había bastantes razones para que mi res- puesta fuera negativa. Me decidí porque tengo una profunda admira- ción hacia todos los tipos y niveles de docentes y porque considero que en nuestra sociedad están mal tratados. Quiero explicarme. Los profesores tenemos una enorme responsabilidad, la de formar las mentes y las personalidades de las jóvenes generaciones, de lo que van a ser esas personas en su vida, y, por tanto, también de lo que va a ser este país. Y mi impresión es que este altísimo cometido, en el que la sociedad se juega buena parte de su futuro, no está debida- mente reconocido ni recompensado. Ser profesor es casi heroico. No sólo por el bajo salario y la alta dedicación que el asunto exige, sino también, y quizá principalmente, por la falta de estima social. Vengo diciendo desde hace muchos años que el verdadero Ministerio de Economía, entre nosotros, tendría que ser el Ministerio de Educa- ción. El motivo es muy simple: al proceso económico nosotros no podemos aportar capital financiero, ni tradición industrial, ni tampo- co capacidad inventiva o investigadora. Lo único que podemos apor- tar es mano de obra, capital humano. Y nuestra gran aspiración tiene que ser, por ello, que esa mano de obra sea cualificada, que se halle perfectamente formada. Este país no tiene casi otro capital que su capital humano. Y ese está en manos de los docentes. Permitidme que hable con una cierta pasión de este oficio, que es el vuestro, pero que también es el mío. Soy hijo de maestros. Tanto mi padre como mi madre fueron maestros nacionales del Plan profe- sional de Marcelino Domingo. Y yo llevo toda mi vida dedicada a este menester. Suelo decir que me dedico a esto porque creo en ello, porque pienso que ésta es la manera que yo creo eficaz de trabajar por un mundo mejor. Si creyera que las vías eran otras, quizá hubie- ra intentado ser, por ejemplo, político. Pero no es así. He creído y sigo creyendo que los seres humanos y los países se construyen y se
  • 4. destruyen en las aulas. Y que por eso los profesores tenemos una enorme responsabilidad. Quiero referirme a un tema que cada vez considero más impor- tante. Se trata de un vocablo viejo y casi en desuso, el de vocación. Hoy no puede subsistir en el mundo de la enseñanza más que la per- sona con una vocación a toda prueba. La vocación no es un propósi- to, ni un proyecto. Es algo previo a todo eso. Es algo que se nos impone desde dentro de nosotros mismos con fuerza irresistible, de modo que si no lo seguimos frustramos nuestra vida. Ortega dedicó a este tema páginas muy bellas. Distingue entre lo que uno «es», lo que «debe ser» y lo que «tiene que ser». La voca- ción es esto último. Ortega lo identifica también con el término ale- mán Bestimmung, que significa destino. Pero no el destino externo e impuesto por la propia naturaleza, que a eso lo llama el alemán Schicksal, sino el destino íntimo, eso que «tenemos que llegar a ser» si es que de veras queremos ser sinceros con nosotros mismos. En Pidiendo un Goethe desde dentro, escribe: «La cosa es terrible, pero es innegable; el hombre que tenía que ser ladrón y, por virtuoso esfuerzo de su voluntad, ha conseguido no serlo, falsifica su vida. No se confunda, pues, el deber ser de la moral, que habita en la región intelectual del hombre, con el imperativo vital; con el tener que ser de la vocación personal, situado en la región más profunda y prima- ria de nuestro ser.» Puestos ya a citar a Ortega, permitidme que eche mano de otro texto suyo, «Misión del bibliotecario». Fue una conferencia que tuvo que dar ante el Congreso Internacional de Bibliotecarios que tuvo lugar en Madrid el año 1935. A Ortega le dieron la conferencia inau- gural y le pusieron el título. Él confiesa al comienzo que el término «misión» «le asusta un poco». Y lo aclara: «Misión significa, por lo pronto, lo que un hombre tiene que hacer en su vida. Por lo visto, la misión es algo exclusivo del hombre. Sin hombre no hay misión. Pero esa necesidad a que la expresión “tener que hacer” alude, es una condición muy extraña y no se parece nada a la forzosidad con que la piedra gravita hacia el centro de la tierra [esto sería Schicksal]. La piedra no puede dejar de gravitar, mas el hombre puede muy bien no hacer eso que tiene que hacer [esto es Bestimmung]. ¿No es esto curioso? Aquí la necesidad es lo más opuesto a una forzosidad, es una invitación. ¿Cabe nada más galante? El hombre se siente invita- do a prestar su anuencia a lo necesario. Una piedra que fuese medio inteligente, al observar esto, acaso se dijera: “¡Qué suerte ser hom- 810 DIEGO GRACIA
  • 5. bre!” Yo no tengo más remedio que cumplir inexorablemente mi ley: tengo que caer, caer siempre… En cambio, lo que el hombre tiene que hacer, lo que el hombre tiene que ser, no le es impuesto, sino que le es propuesto. Pero esa piedra imaginaria pensaría así porque es sólo medio inteligente. Si lo fuera del todo, advertiría que ese privilegio del hombre es tremebun- do. Pues implica que en cada instante de su vida el hombre se encuentra ante diversas posibilidades de hacer, de ser, y que es él mismo quien bajo su exclusiva responsabilidad tiene que resolverse por una de ellas. Y que para resolverse a hacer esto y no aquello tiene, quiera o no, que justificar ante sus propios ojos la elección, es decir, tiene que descubrir cuál de sus acciones posibles en aquel ins- tante es la que da más realidad a su vida, la que posee más sentido, la más suya. Si no elige ésa, sabe que se ha engañado a sí mismo, que ha falsificado su propia realidad, que ha aniquilado un instante de su tiempo vital, el cual, como antes dije, tiene contados sus instantes.» La cosa, dice Ortega, es «estupefaciente». Y añade este párrafo: «Esta llamada que hacia un tipo de vida sentimos, esta voz o grito imperativo que asciende de nuestro más radical fondo, es la voca- ción. En ella le es al hombre, no impuesto, pero sí propuesto, lo que tiene que hacer. Y la vida adquiere, por ello, el carácter de la realiza- ción de un imperativo. En nuestra mano está querer realizarlo o no, ser fieles o ser infieles a nuestra vocación. Pero ésta, es decir, lo que verdaderamente tenemos que hacer, no está en nuestra mano. Nos viene inexorablemente propuesto. He aquí por qué toda vida humana tiene misión. Misión es esto: la conciencia que cada hombre tiene de su más auténtico ser que está llamado a realizar. La idea de misión es, pues, un ingrediente constitutivo de la condición humana, y como antes decía, sin hombre no hay misión, podemos ahora añadir: sin misión no hay hombre.» El ejemplo paradigmático de esto lo constituye Don Quijote. Es difícil hablar de El Quijote aquí, en El Escorial, y no recordar de nuevo a Ortega, que aquí escribió sus Meditaciones de El Quijote. Alonso Quijano tuvo un ser y un deber ser. Era un hidalgo manche- go, y, según cuentan las crónicas, una buena persona, éticamente intachable. Sus paisanos le llamaban «Alonso Quijano el bueno». Sin embargo, al rondar los cincuenta años, siente la imperiosa nece- sidad de salir por el Campo de Montiel a reformar el mundo. Quiere transformar la edad de hierro en que vive en una nueva edad de oro. No es que quiera hacerlo, es que tiene que hacerlo. Por eso hizo locu- 811LA VOCACIÓN DOCENTE
  • 6. ras. Todo el que sigue un ideal hace locuras. Pero hacer locuras es cualquier cosa menos estar loco. Para hacer locuras hay que estar muy cuerdo. Y Don Quijote se nos convierte así en el paradigma del hombre con «vocación», del ser humano que se cree con una «misión» que cumplir. No hay duda que para ser profesor se requiere hoy una alta dosis de vocación. Todo maestro o profesor tiene algo de Quijote. Pero sólo algo, al menos hoy. Y es que el maestro tradicional ha utilizado muchas veces para imponer sus propias reglas e ideas la fuerza, unas veces física, como Don Quijote, y otras psicológica o social. La enseñanza ha sido durante la mayor parte de nuestra historia «adoc- trinamiento» o «indoctrinación». Los dos términos proceden del sus- tantivo abstracto latino doctrina, derivado del verbo doceo, que suele traducirse por enseñar. Doceo, a su vez, traduce el griego dokéo, creer, parecer, de donde procede el sustantivo dóxa, opinión, creencia. Esas opiniones constituían los llamados tópoi o loci com- munes, que eran los que el maestro debía transmitir a sus discípulos. Por supuesto, no se trataba de razonar, ni de discutir; se trataba de indoctrinar o adoctrinar, de hacer que las nuevas generaciones cono- cieran el depósito de tópicos o lugares comunes, la doctrina. Quien la conocía pasaba a ser doctus, instruido, a diferencia del indoctus, ignorante. Y quien se dejaba adoctrinar era el docilis. Del alumno no se esperaba otra virtud que la docilidad. Recordando todo esto alguno de vosotros exclamará con Cicerón: Oh tempora, oh mores! Y es que las cosas han cambiado mucho en los últimos tiempos. La antítesis de ese modelo dogmático e imposi- tivo lo constituye el modelo liberal moderno, en el que la libertad ha pasado a ser el valor máximo, que además actúa como protector de todos los demás (ése es el sentido de la «libertad de conciencia» como derecho humano, que, como es bien sabido, empezó a cobrar carta de naturaleza ya bien entrado el mundo moderno, en el siglo XVII). De esta forma el docente se ve incapaz de «educar», es decir, de conducir al joven. Nuestra cultura ha aceptado como principio que lo único que interesan en el proceso formativo son los «hechos», que los «valores» son subjetivos y dependen de cada uno, y que sobre ellos no cabe discusión posible. Más aún, hablar sobre ellos se considera, las más de las veces, de mala educación. En el mundo de los valores es preciso conservar la más estricta «neutralidad». Frente al indoctrinamiento, la neutralidad. Es bien sabido que hace décadas hubo todo un movimiento internacional de enorme éxito entre los 812 DIEGO GRACIA
  • 7. profesores de enseñanza media, llamado Values clarification. La función del profesor es «informar», nada más. En lo demás, el profe- sor debe ser neutral. Estos dos modelos funcionan como tesis y antítesis. Y a nadie se le oculta que es necesaria una síntesis. Y esa síntesis no puede venir más que de un modelo que no busque el indoctrinamiento ni la mera información, sino la formación. Ese modelo no puede ser más que socrático. Se trata de sacar del interior de cada uno lo mejor que lleve dentro. Se trata de dar a luz eso que cada uno tiene que ser, por seguir con los términos propuestos por Ortega, y que constituye lo mejor de nosotros mismos. Esto no se puede hacer imponiendo, ni tampoco simplemente informando de hechos. Esto no puede hacerse más que razonando, dialogando, deliberando. Éstos son términos que habría que analizar despacio, cosa que ahora no podemos. Pero al menos cabe decir una cosa, y es que este método exige que el pro- fesor haga carne de su carne eso que quiere enseñar, y que el alumno actúe por mímesis, imitando lo que hace el profesor, es decir, reha- ciendo en su interior la propia experiencia que el profesor le transmi- te. No hay otro modo de enseñar, enseñar de veras, que éste. Lo demás es pura erudición. Esto es lo que hizo Sócrates. Pero por no ir tan atrás, esto es lo que en la filosofía contemporánea nos enseñaron a hacer los fenome- nólogos. No se aprende filosofía, se aprende a filosofar. Esto, que hoy es un tópico, significa algo tan importante como que la filosofía tiene que rehacerla cada uno desde cero, desde el origen, en el inte- rior de sí mismo. Lo demás, decía Zubiri, es pura erudición. Y aña- día: «Se pueden escribir toneladas de papel y consumir una larga vida en una cátedra de filosofía, y no haber rozado, ni tan siquiera de lejos, el más leve vestigio de vida filosófica. Recíprocamente, se puede carecer en absoluto de “originalidad” y poseer, en lo más recóndito de sí mismo, el interno y callado movimiento del filoso- far.» Ésta si es una gran misión, un destino que merece la pena. Esto sí es una vocación que tira de nosotros, que se nos impone de modo imperativo. Esto ilusiona, enamora, suscita en nosotros lo que se ha llamado el «eros pedagógico». Platón, en el Banquete, habla así por boca de Diótima: «[El maestro] debe tener por más valiosa la belleza de las almas que la de los cuerpos, de tal modo que si alguien es dis- creto de alma, aunque tenga poca lozanía, baste ello para amarle, mostrarse solícito, engendrar y buscar palabras tales que puedan 813LA VOCACIÓN DOCENTE
  • 8. hacer mejores a los jóvenes» (Banq 210 b-c). Es el famoso «eros pedagógico», básico en la vida de un profesor, es decir, de quien ha hecho de la educación de los jóvenes la profesión de su vida. El eros pedagógico es la otra cara de la vocación. Sólo quien hace las cosas con verdadera y profunda vocación tendrá profundo amor a eso que hace. Sólo él irá al trabajo henchido de las tres virtudes teologales, la fe, la esperanza y el amor. La docencia no puede hacerse sin amor, sin dar amor y sin recibir amor. Cuando yo era joven, allá por los años sesenta, y más en concre- to, en las riberas del mayo del 68, circulaba por Europa una obrita de uno de los mentores del movimiento libertario de Berkeley. Se lla- maba Herbert Marcuse, y su libro, Eros y civilización. Una de sus tesis es que había que conseguir lo que él llamaba el «trabajo eroti- zado». Hay que amar el trabajo. Hay que erotizarlo. Cada clase tiene que ser una obra de arte, más aún, una obra de amor, de seducción. Permitidme que acabe por donde he empezado, leyendo a Ortega. Volvamos a El Escorial. Situémonos en 1914. Año trágico en Euro- pa, comienzo de una gran guerra, la primera. Ortega escribe el prólo- go a las Meditaciones de El Quijote. Y dice: «Hay dentro de toda cosa la indicación de una posible plenitud. Un alma abierta y noble sentirá la ambición de perfeccionarla, de auxi- liarla, para que logre esa su plenitud. Esto es amor –el amor a la per- fección de lo amado […] Cada cosa es un hada que reviste de mise- ria y vulgaridad sus tesoros interiores, y es una virgen que ha de ser enamorada para hacerse fecunda […] Yo sospecho que, merced a causas desconocidas, la morada íntima de los españoles fue tomada tiempo hace por el odio, que permanece allí artillado, moviendo guerra al mundo. Ahora bien, el odio es un afecto que conduce a la aniquilación de los valores. Cuando odiamos algo, ponemos entre ello y nuestra intimidad un fiero resorte de acero que impide la fusión, siquiera transitoria, de la cosa con nuestro espíritu. Sólo exis- te para nosotros aquel punto de ella donde nuestro resorte de odio se fija; todo lo demás, o nos es desconocido, o lo vamos olvidando, haciéndolo ajeno a nosotros. Cada instante va siendo el objeto menos, va consumiéndose, perdiendo valor. De esta suerte se ha convertido para el español el universo en una cosa rígida, seca, sórdida y desierta. Y cruzan nuestras almas por la vida, haciéndole una agria mueca, suspicaces y fugitivas como lar- gos canes hambrientos […] Por el contrario, el amor nos liga a las cosas, aun cuando sea pasajeramente. Pregúntese el lector, ¿qué carácter nuevo sobreviene a una cosa cuando se vierte sobre ella la 814 DIEGO GRACIA
  • 9. calidad de amada? ¿Qué es lo que sentimos cuando amamos una mujer, cuando amamos la ciencia, cuando amamos la patria? Y antes que otra nota hallaremos ésta: aquello que decimos amar se nos pre- senta como algo imprescindible. Lo amado es, por lo pronto, lo que nos parece imprescindible. ¡Imprescindible! Es decir, que no pode- mos vivir sin ello, que no podemos admitir una vida donde nosotros existiéramos y lo amado no –que lo consideramos como una parte de nosotros mismos. Hay, por consiguiente, en el amor una ampliación de la individualidad que absorbe otras cosas dentro de ésta, que las funde con nosotros. Tal ligamen y compenetración nos hace inter- narnos profundamente en las propiedades de lo amado. Lo vemos entero, se nos revela en todo su valor. Entonces advertimos que lo amado es, a su vez, parte de otra cosa, que necesita de ella, que está ligado a ella. Imprescindible para lo amado, se hace también impres- cindible para nosotros. De este modo va ligando el amor cosa a cosa, y todo a nosotros, en firme estructura esencial. Amor es un divino arquitecto que bajó al mundo –según Platón, óste tò pân autò autô syndedésthai “a fin de que todo en el universo viva en conexión”.» 815LA VOCACIÓN DOCENTE