12. Cuando entró Caperucita, el lobo
estaba disfrazado de abuelita y le
dijo: - ¡Que orejas tan grandes! - ¡
Que nariz tan grande tienes! ¡Que
boca tan grande tienes! – Es para
comerte mejor
13. Un cazador que pasaba por ahí, al
oir los ronquidos del Lobo,
entendió lo que pasaba.
14. El lobo se quedò dormido con la
panza llena de piedras.