2. La fecundación es un proceso
biológico que se caracteriza por
la unión de dos células, el
gameto masculino y el
femenino, que a su vez generan
la primera célula de un nuevo
individuo.
La fusión de estas dos células (un
ovocito y un espermatozoide)
producen una célula distinta
llamada cigoto, la fecundación
implica por lo tanto el
inicio de la vida….
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3. Durante el coito, los
espermatozoides penetran en
la vagina. Al no convenirles el
medio ácido de esta, emigran
hacia el cuello (un medio
alcalino más
favorable), atraviesan el útero
y llegan a las trompas de
Falopio en un par de horas. Allí
pueden sobrevivir de 48 a 72
horas (fuera de la mujer viven
menos de 24 horas). Es decir,
la fecundación puede
producirse dos o tres días
después del encuentro sexual.
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4. De los cientos de
millones de
espermatozoides que
contiene el semen,
apenas un centenar
consigue llegar hasta el
óvulo (el resto se agota y
muere) y solo uno de
ellos logrará entrar en su
interior y fecundarlo.
Cuando ocurre, la
membrana del óvulo,
hasta entonces
permeable, altera su
estructura química y
cierra el paso al resto de
espermatozoides.
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5. Al unirse con el óvulo, el
espermatozoide pierde la
cola y fusiona su núcleo con
el del gameto femenino. De
esta simbiosis nace la
primera célula del bebé: el
huevo fecundado o cigoto,
que contiene una
información genética única:
desde el color de ojos hasta la
estatura aproximada que
tendrá el nuevo ser humano.
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6. Empujado por los impulsos musculares de
la trompa y la ayuda de unos cilios
vibrátiles (una especie de pelillos) que hay
en ella, el huevo fecundado inicia un
viaje de tres a cuatro días hacia el útero.
A las pocas horas de la fecundación se
divide en dos células y en el camino
continúa desdoblándose en partes
iguales.
Cuando llega a la cavidad uterina consta
de 16 células y se parece a una
mora (mórula).
No anida de inmediato, porque aún no ha
alcanzado el desarrollo necesario, sino
que permanece libre dos o tres días
(sufriendo nuevas modificaciones) antes
de implantarse en la mucosa uterina.
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7. La implantación tiene lugar siete
días después de la fecundación, es
decir, 21 ó 22 días después del
inicio de la última regla.
El huevo se sitúa sobre el endometrio
y se adhiere fuertemente a él como
una ventosa.
La capa exterior excava una especie
de nido y forma el trofoblasto, una
membrana que luego dará origen a
la placenta, que nutrirá al bebé
durante su estancia en el útero. A
partir de ese momento, el desarrollo
del embrión es constante y los
cambios se suceden hora a hora
hasta el día del parto.
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9. Una o dos semanas después de
la nidación, las hormonas
comienzan a mandar señales
que sugieren a la mujer que
algo ha cambiado en
ella: náuseas, cierta fragilidad
emocional... Estos primeros
síntomas de embarazo, que
llenan de alegría a
muchas parejas, en realidad
solo son un pequeño reflejo de
la increíble transformación que
ha empezado a acusar el
organismo femenino.
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