1. ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
La solemnidad de la Anunciación del Señor la Sin embargo, la humanidad que mereció la muerte por
celebramos el día 25 de marzo. la desobediencia de Eva, se le da una nueva madre
Es natural que se celebre exactamente nueve meses en María, por su sumisión y dedicación a la voluntad
antes de su nacimiento, el día 25 de diciembre. de Dios. Después de que María haya aceptado, las
palabras del ángel, se hicieron realidad: "El Verbo se
La Anunciación del Señor, se comenzó a celebrar en hizo carne y habitó entre nosotros". Considerado, el
el año 430 en el este y en el oeste se ha celebrado evento más grande de la historia del mundo.
desde el siglo siete. Esta fecha une y honra a Jesús y
a María, quien llega a ser la Madre de Dios. ¿En qué forma podríamos nosotros pronunciar
nuestro "Si" para que Jesús se forme en nosotros?
La Iglesia, en su riqueza litúrgica, celebra esta Aceptando las tareas y acontecimientos de nuestra
ceremonia en conmemoración del salvífico "fiat" de la vida diaria con sus alegrías y tristezas, triunfos y
Palabra Encarnada, el que al entrar al mundo dijo: fracasos. Aceptándonos tal como somos y
"Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad" (Heb. amándonos como nos ama Dios. Dando gracias a
10,5-7). No debe de sorprendernos que la Santísima Dios por tantas bendiciones que nos concede, aún
Virgen haya respondido en igual forma al anuncio del cuando no las reconocemos. Entregando al Señor
ángel: "Yo soy la sierva del Señor; hágase en mi lo todos nuestros temores y abriéndonos a la obra del
que has dicho" (Luc. 1,38). Espíritu Santo en nuestras vidas.
La fiesta conmemora el comienzo de la redención, la
unión indisoluble y divina de la naturaleza humana
con la persona de Jesús.
Con relación a María, el día 25 de marzo se celebra la
fiesta de la Nueva Eva, la virgen obediente y fiel que,
con su generoso "Si-fiat", llegó a ser la Madre de Dios
por obra del Espíritu Santo, recibiendo en su vientre al
único Mediador, llegando a ser la verdadera Arca de
la Nueva Alianza y verdadero templo de Dios.