1. Oración a mi hijo
Ayúdame, Señor, te lo suplico, a entender a mis hijos, a escucharlos
pacientemente y a contestar sus preguntas con amabilidad.
No permitas que les interrumpa y menos que los contradiga sin razón.
Concédeme la gracia de ser siempre tan cortes para con ellos, como yo quiero
que lo sean conmigo.
Dame valor suficiente para confesarles mis faltas y pedir su perdón cuando les
haya hecho algún daño.
No permitas nunca que hiera con mis actos sus sentimientos.
Evita que me ría de sus errores o que los castigue avergonzándolos o
poniéndolos en ridículo; y sobre todo te pido, Señor, que nunca descargue en ellos mi
ira tan solo para satisfacer mi egoísmo.
Jamás permitas que los induzca a mentir o robar.
Hazme cada día más humilde y que deje ya de sermonearlos continuamente.
Guíame hora tras hora para que pueda confirmar, por lo que diga y haga que la
honestidad es fuente de felicidad.
Cuando me salga de mis casillas, ayúdame, Señor, a contener mi lengua.
Hazme tolerante con los pequeños errores de mis hijos, pero dame luz para ver
las cosas buenas que ellos hacen.
Pon siempre en mis labios la palabra justa, cuando merezca elogio.
Ayúdame a tratarlos de acuerdo con su edad.
No permitas que exija de ellos que razonen como adultos y que tengan el juicio
que solo la experiencia da.
Permíteme que pueda concederles todas las satisfacciones que sean razonables,
pero dame el valor suficiente para negarles cualquier privilegio que pueda perjudicarles.
No permitas que les robe la oportunidad de cuidarse ellos mismos y de que
piensen y lleven a cabo sus propias decisiones.
Permíteme que sea tan equitativo, tan justo y amigable para con ellos, que
sientan autentica estimación por mi.
HAZME DIGNO, SEÑOR, DE QUE SEA AMADO E IMITADO POR MIS HIJOS