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1ª edición: julio 2008
2º edición (digital), Marzo 2009
©De esta edición, Colectivo Autobombo, Julio 2008
© edición digital, Colectivo Autobombo, Marzo 2009

http://colectivoautobombo.blogspot.com
http://colectivoautobombo.es


Diseño de cubierta: Sargento Pioje & Leli Vorratxes
Fotografía: Chema Madoz




               Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
Colectivo Autobombo
            presenta




3ª Auto(e)logia de Textos
     Autobombásticos




        Ediciones del Bombín
           Barcelona 2009
I MANIFESTO DECÁLOGO AUTOBOMBÁSTICO


1. Creo en Autobombo.

2. Es necesario creer en el autobombismo y es necesario crear -bajo anagrama-
   desde él.

3. No hay lugar en autobombo para zoquetes inertes.

4. Muéstranos lo que tienes dentro, porque si yo lo hago yo digo que es bueno y
   si tú lo haces yo te apoyo en ello.

5. El autobombismo es un ser vivo que necesita nutrición, puede reproducirse y
   está preparado para (auto)mejorarse.

6. Autobombo no necesita de una cabeza visible.

7. Autobombo funciona mejor como un rizoma.

8. El bombo sigue girando y tú puedes sacar la próxima bola que evidentemente
   llevará tu nombre.

9. ¡Me cago en el puto ombligo y los estertores interinos del pelusillero agujero
   de la pseudoflantropía autobombástica!

10.Todo empezó en un Auto y esperemos no acabe en Bombo.

11.Esto no es un Decálogo.
ÍNDICE




1. Un día de lo más normal en la vida de Marta Polbín

2. Primera crónica porteña de una mujer calva, por Eza Calva II

3. Las manos tienen pies, por El Sargento Pioje
   - Génesis y consecución: Glosa sobre la obra literaria del Sargento Pioje

4. The Fruitman's chronicle to the Second Self-Bombastic Congress, por Pere
   Rovira

5. Epifanía, por S.M.R. la Enana (sic)
   - Roturas enanas o A Modo de Pie de Página, glosa literaria combinada
      de S.M.R. la Enana (sic) y D Tovi Franja Reza D Rotura Decente.

6. Escribano Analfabeto, capítulo IV, por La Zozobra Nonliga Besalento

7. Primer campeonato de Proxeo: quot;Cómetela dobladaquot;, por la Zorra Alevín

8. La siesta del Ogro (Égloga del Ogro y la Ninfa Enana), por El Ogro del Sí

9. De cómo la Sociedad Científca de Lebab no cambió de color, por Anica Ratt

10.Juegos Reunidos

11....si alguien se pregunta ¿por què huele a tila y menta?..., por D Tovi
   Franja Reza D Rotura Decente

12.La partida (Escaqueo Project #1), por Leli Vorratxes

13.El Peruano, por el Dr. Garpesiano
   - El escritorio del doctor, aproximación al Dr. Garpesiano

14.Elogio de la ausencia, por El Burrot Català

15.Premios, galardones, otras menciones

16.Perdón imposible, por Mónica Copérnica

17.The Bloody Bucket, or I'm Your Man
PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN




       Tienen en sus manos el tercero de los volúmenes performativos de este Colectivo; tienen en
sus manos un tomo de Autobombo que esperamos les haga reír, les interese pero sobretodo haga que
ustedes nos conozcan y nos valoren.
       En esta ocasión hemos tratado de diluir levemente el aspecto más onanista de otras
compilaciones: además de la satisfacción narcisista de ver publicados nuestros textos, esperamos
que el lector profano también pueda entenderlo, entendernos. No porque necesitemos su opinión o
aprobación, ya que tanto el diagnóstico como la estrategia iniciales de Autobombo siguen vigentes
(vaya dicho, es uno mismo-y su red de amigos-quien decide qué es bueno y digno de publicar),
acaso más que nunca. A los periódicos, editoriales, librerías y demás instrumentos con los que los
escritores articularon sus éxitos en el pasado, el capitalismo posmoderno añade virulentas
estrategias de marketing y las posibilidades del ciberespacio, como el link, epitome del
amiguimismo ataviado de cita erudita. Se practica más autobombo que se baila el chiki-chiki. El
Colectivo es ya tan sólo un poco, muy poco, más honesto y explícito en su intención que los Prisas
y los Nocillas de turno.
       No, si nos queremos explicar es porque nos hemos dado cuenta de que “com més serem,
més riurem”, o sea, que cuantas más voces haya en Autobombo más divertido s y bombásticos serán
los resultados. Y aunque esto suene a apología multi-culti al uso, pasen y vean como lo que decimos
es cierto: presenta esta Auto(e)logia, por primera vez en el papel bombástico, textos de nuevos
miembros, renovadores, cada uno a su manera, del Colectivo, como también de Pere Rovira,
miembro antiguo que se publica ahora coincidiendo con su nuevo ardor creativo: La Zozobra,
constante y sintética;     Anica Ratt, elegante y posmoderna; Rotura Decente, visceral e
inconmensurable; Garpesiano, introspectivo y execrante; la Enana, creativa y sabia.
       Pasen y vean como en el Autobombismo cabemos todos, vean como ustedes ya son de
Autobombo sin saberlo. Que no les desanime que el limbo esté tan lleno: que algunas firmas
presentes en otras antologías hayan desaparecido no hace sino posponer su futura reaparición: el
ascensor que Virgilio maniobra viaja en dos sentidos.
       Y si no, vengan igual, disfruten con nosotros de los Martinis en la piscina, de las
hamburguesas completas, de los ping pones y de los lobos: crean.
1. El Colectivo tiene dos plataformas digitales, la web, donde se resumen nuestras
actividades, y el blog, que se actualiza casi a diario, y que permite a los miembros
comentar sus creaciones, editarlas, y participar en juegos y propuestas a varias
bandas. He aquí un ejemplo de la crítica textual (nunca ‘castrante’ ni ‘paralizante’)
a la que se entregan los miembros en el blog.



        Semblanza de Marta Polbín
No es dato nada revelador que Marta Polbín nació por error. Para su madre nunca fue una hija
deseada y de hecho, siempre le profesó menos estima que a su hermana mayor, Mar Putina. De
todos es conocida la jugarreta con la que le obsequió cuando se infiltró en el colectivo de
congresistas autobombásticos de cuya autoría ideológica ella misma, la hija, era responsable,
haciéndose pasar por una científica de renombre universal que buscaba piso en Poble Nou. La
Polbín se exilió a Francia para huir de su desairada madre y se inició en La Sorbona en las artes
escénicas. Allí conoció a miembros conspicuos del Obrador de Literatura Potencial con los que tuvo
relaciones. Estos le abrirían las puertas de la literatura lúdica y le conminarían a formar un grupo de
estas mismas características en España. Movida sobre todo por un espíritu patriótico escribió su
celebrado Circo Finés que levantaría ampollas entre la crítica y la colocaría ya para siempre entre
las autoras más citadas y controvertidas de nuestro mundo literario y social.


        Un día de lo más normal en la vida de Marta Polbín1


        Esta mañana me he despertado temprano y me he dicho: quot;Tate, seguro que el Dasein,
existiendo, es su Ahíquot;. Y mientras meaba he acabado de dar forma a esta idea: quot;Eso significaría, por
una parte, que el mundo es 'ahí'; su ser-ahí es el estar-en. Y éste es, asimismo, 'ahí', como aquello
por mor de lo cual el Dasein esquot;. Luego me he olvidado del tema hasta la hora de comer. Pero
mientras veía el telediario me ha asaltado de nuevo la cuestión, de una forma cristalina: quot;Claro, es
evidente que en el por-de-mor está abierto el existente estar-en-el mundo en cuanto tal y que en la
comprensión del por-mor-de está coabierta la significatividad que en él se fundaquot;. He estado a punto
de llamar a mi madre para contárselo, pero me he contenido para acabar de dar forma a mi
pensamiento, que sin embargo se resistía a conformarse de forma definitiva. Por la tarde he ido a
comprar algo de comida para la cena, y mientras cogía una alcachofa ha llegado la revelación
esperada, como si una voz interior me susurrara al oído: quot;La aperturidad del comprender en cuanto
aperturidad del por-mor-de y de la significatividad, es cooriginariamente una aperturidad del íntegro
estar-en-el-mundo. La significatividad es aquello en función de lo cual el mundo está abierto como

    Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 25/5/2008
1
tal. Que el por-mor-de y la significatividad estén abiertos en el Dasein significa que el Dasein es el
ente al que en cuanto estar-en-el-mundo le va su propio serquot;. Entusiasmada, he soltado la alcachofa
y he salido corriendo del supermercado. He llegado a casa, me he tirado en la cama y he tenido un
primer orgasmo, que he ahogado mordiendo las sábanas. Pero en el segundo no he podido contener
un gritito de placer que decía algo así como: ah, ah, mmm, arf, puto heidegger, ah, ah...


quot;Un día de lo más normal en la vida de Marta Polbínquot;
6 comentarios - Mostrar entrada original Ocultar comentarios


leliaaargh...arfff dijo...
mudos nos hemos quedados todos...goce quedo...
27 de mayo de 2008 16:10


el ogro dijo...
Querida Marta:
Le vuelve a remitir a mi propio comentario añadido a mi propio artículo intitulado Crónicas
Berlinesas, en el que le conminaba a leer al no pocas veces denostado Deleuze en su ensayo Crítica
y Clínica. Aquella vez no me hizo caso y mire usted dónde ha acabado. Por su propia salud mental
le ruego lo lea ahora, así podrá confrontar sus ideas faustrollianas con su pasión por Gadamer y
Heiddeger y contarnos cómo va su recuperación en el balneario gestaltico de Steiner.


PD: el Dr. Garpesiano me pide que le conmine a abstenerse de realizar una dieta fenomenológica
más allá de Hegel. Por lo visto las alcachofas producen unos ácidos alcalinos que mezclados con la
teoría ontológica dejan secuelas irreparables
27 de mayo de 2008 18:03


el roto dijo la metadona ya se puede adquirir vìa internet en los supermercados dijo...
...el 32 por ciento de los ciudadanos sabe que las estadìsticas son falsas o mienten(como lo prefiera
el 68 por ciento de la poblaciòn restante)...
27 de mayo de 2008 18:49
critica a la sazón (y a la Pura) dijo...
Que mal rollo cabrona, me has hecho recordar a la Pura (puaj!), pero sí lo reconozco debería haber
estado+en clase.
Gracias por tu enormalidad. Ahora sé por qué nunca he escrito un cuento filosófico. Todos acaban
igual... extasiados... ahí: en un sinfín de palabras revueltas.
F.T.Q (20 PaK)
27 de mayo de 2008 19:45


rotura dijo...
ahì, en un montòn de palabras resueltas...
28 de mayo de 2008 2:15


Pacienta Polbín dijo...
Querido Ogro:
Tomaré muy en serio su recomendación médico-clínica, leeré a Deleuze en el balneario de Steiner,
seguro que la mezcla no puede follar, digo fallar. Agradezca usted al Dr. Garpesiano su advertencia
sobre el poder pernicioso de las alcachofas (afortunadamente las solté antes de salir corriendo del
súper).
Siempre suya,
M.P.
2 . El  bombín se ha convertido, por homofonía y elegancia, en un símbolo del
Colectivo. A su vez, la autofcción y la metareferencialidad son motores esenciales
de las creaciones del Colectivo; el siguiente texto de Eza Quilla combina a la
perfección los dos elementos.


         Semblanza en prosa poética de Eza Quilla I
         Transcurría el Medioevo plácidamente, y corrían tiempos de bonanza literaria. Mas habla la
peremiología de una altiva estirpe marinera que arrasaría con todo, cual Alejandría (la historia
posmoderna de la literatura jamás la condonaría). Su escritura vana y grotesca hace acopio de su
ebria parla, mas no quiero yo hablar de sus líneas, pues como sus andares, como surcando mares,
marean de soslayo. Una calva porteña, un rabo sin preámbulo y una copa quebrada hablan por sí
solos de Eza Quilla I, la nunca suficiente loada.


         Primera crónica porteña de una mujer calva,2 por Eza Calva II3


         Pocos bombines he podido descubrir hasta ahora en Buenos Aires, ciudad del tango, los
señores con bigote y las medias lunas. Después de escasos días en este país, puedo decir que he
llegado a una conclusión contundente y fundamentada: el bombín argentino es puro mito. La razón
la encontré en una perspicaz observación de un compañero de aulas y farras (y que, por cierto, está
ya medio calvo):
quot;aquí los hombres son peludos de pies a cabeza; tal es así que es cosa bien extraña adivinar en
boliches y museos calvicies totales o incipientesquot;.
         A este apunte, posible después de que dicho amigo realizara un exhaustivo trabajo de campo
en la terminal de autobuses de Rosario -trazó dos columnas en una libretita (una para los calvos,
otra para los peludos) y estuvo dibujando palitos en una u otra según la pelumbrera de quienes
transitaban por ese lugar (sobra decir que la columna de los peludos parecía un frondoso campo de
maíz y la de los calvos un lamentable orinal con un solitario sorete)-, le siguió su subsiguiente
explicación, en esta ocasión proveniente de la madre de otra compinche de almiralls y
frankfurtecas4:
         quot;aquí el agua es mucho mejor que en España y eso, parece que no, pero a la larga afecta al
cuero cabelludoquot;.
         Así que, ágil como soy, deduje que:


     Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 29/8/2007
2

    Alter ego ad hoc de Eza Quilla I
3

     Referencias a dos establecimientos de suministro de alcohol donde se reúnen los miembros del Colectivo (N. del
4

    ed.)
1. Hay pocos calvos en Argentina que sean argentinos.
2. El agua en Barcelona terminará arruinando el negocio peluquero.
       Teniendo esto bien claro (tuve que escribirlo yo también en una libretita cuadriculada,
porque si no me tuerzo), fui un poco más allá y logré saltar del pelo y el agua al Bombín. La
conexión se dio, seré sincera, por mi tozudo interés en autorretratarme -sin que se me viera la cara-
con la prenda símbolo de nuestro patrio y amado colectivo. Fue imposible, pues no hallé a nadie
que amablemente pudiera prestarme para tal acción su sombrerito de fieltro. Así que, entrecerrando
los ojos -porque dicen que haciéndolo se piensa mejor-, alcancé el tercer punto de mi tesis:


3. Si el agua es buena, no hay calvos; si no hay calvos, no hay bombines.
o
3b: Si no hay bombines, no hay calvos; si no hay calvos, el agua es buena.


Y de este modo estuve elucubrando hasta pulirme todas las letras del abecedario. Segundos después
-todavía fruncía el ceño-, me dirigí sin pensarlo a unos grandes almacenes, pues, sea en Argentina o
en España, en esos lugares siempre tienen de todo:


       quot;Voy a comprarme una boina porteña. Últimamente se me está cayendo mucho el peloquot;.
3.   Los textos del Colectivo pueden esconder mensajes ocultos, vean sino el
siguiente texto que homenajea acrósticamente a otro miembro y que es, a la vez,
precursor de la Patagénesis y enlace necesario con otro texto de la presente
Aut(e)logia.


        Las manos, tienen pies,5 por El Sargento Pioje


        El árbol del parque se mantuvo despierto hasta principios de otoño. Aquel día Adam decidió
cobijarse en uno contiguo, molestando esto sensiblemente al primero. -Tal desafecto se resolvió con
un par de hojas suicidas- pero Adam, ajeno a ello, se detuvo un instante en la hierba, descaminando
su rutina, ante una de aquellas hojas en las que todavía perduraba un atisbo de esplendor; necesitó
tan sólo una fugaz mirada para inconscientemente entender que aquella hoja buscaba un camino
diferente en su extinción. Decidió casi sin querer, rescatarla de la intemperie y observarla con
detenimiento más tarde, una vez recogido en su hogar. Y, aunque con miramiento pero sin excesivo
interés, la resguardó, de regreso, entre las hojas de su bloc de notas dónde, muy a su pesar, aún
permanecían en blanco las hojas de aquél día y el contiguo; y desde entonces, irónicamente
inconexas por otra hoja, moribunda y natural.

        Zafándose, horas más tarde, de la maldita sábana que retenía sus pies, se incorporó en la
cama asaltado por una efervescencia, una discusión que había mantenido bares antes, con sus
compañeros de barras acerca de las líneas de las manos. “Incomprensiblemente –se decía- mientras
se otorga significado a unas, se margina a otras: las líneas de los pies. Y, claro, todo el mundo sabe
decir uno, dos e incluso más significados de dichas líneas en las extremidades superiores pero nadie
toma conciencia de la importancia de las que se dibujan en las inferiores. Salvo en una ocasión, al
nacer, cuando todos recibimos, rechistando y agitando las manos, un pincelazo de tinta negra para
robarnos exclusividad y lacrarnos, de manera insulsa, en la burocracia. Pero eso ya nadie lo
recuerda.”

        Así fue cómo Adam, decidido, agarró la pluma y el bloc, y abriéndose éste caprichosamente
dejó caer un improvisado punto de libro agonizante. Adam observó la lenta y blanca caída desde el
'hoy/mañana'. La hoja se posó en el suelo de tal manera que el flexo del escritorio le dejó ver con
claridad la ausencia de nervaduras, la ausencia de líneas en sus propias manos.




    Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 11/11/2007
5
Génesis y consecución: Glosa sobre la obra literaria del Sargento Pioje

(Pastiche creado a partir de múltiples piezas: Decálogo Autobombástico, “El Tendón
G de Aquiles”, “La vida: colección de cromos” y “Las manos tienen pies”)

                                                                                           “Back to the army, sergeant,
                                                                                                 Back to the army again,
                                                                                            Out o’ the cold an’ the rain”
                                                                                                        Rudyard Kipling
                                                                                 Glosa: Del latín glossa, palabra oscura,
                                                                                               que necesita explicación,
                                                                                      y este del griego γλώσσα, lengua)
                                                                                                Real Academia Española


Al principio no había nada. Entonces, el Sargento Pioje y sus etílicos amigos, “compañeros de
barras”, (reunidos en sesión plenaria en un bar) dijeron: ‘¡Que se haga la luz!’. La nada se iluminó y
le pusieron el nombre de Colectivo Autobombo.

Y sí. El Sargento Pioje
Sus compañeros de barras
El Autobombo
Creamos y creemos en él (bajo estricto anagrama)
“Me llamo Ed, dije. Y me inventé un sueño”.

No, no se equivoquen.
No somos zoquetes inertes
“Empiece finalmente, me dijo. ¿A qué se refería? ¿Querría saber el desenlace de todo para así psicojuzgarme de manera
trivial, sin haber hecho un estudio previo, sin conocerme?”.


Economía Autobombástica,
Dogma de fe:
Si yo lo hago yo digo que es bueno
Si tú lo haces yo te apoyo en ello
“Así fue como Adam, decidido, agarró la pluma y el bloc, y abriéndose éste caprichosamente dejó caer un improvisado
punto de libro agonizante. Adam observó la lenta y blanca caída desde el ‘hoy/mañana’. La hoja se posó en el suelo de
tal manera que el flexo del escritorio le dejó ver con claridad la ausencia de nervaduras, la ausencia de líneas en sus
propias manos”.


I believe.

Cada texto Autobombástico
Nutre el Autobombismo
Así
Se reproduce y (auto)mejora
“Como si todo estuviera en las palabras. Lo único que hacen los libros, todos, es decir lo mismo en diferente modo y es
bien sabido que las ideas propias provienen de los hechos, las acciones, con todos los sentidos, y eso es, su señoría, lo
que me encanta: Gozar de la vida”.

No hay cabeza visible
Pasen y vean
“Que me apeteció golpearle la cabeza contra el espejo, que lo hice y que mientras se la metía por detrás le arranqué la
cola de caballo para fustigarla y perfumarme, una vez muerta”.
Porque, oigan,
Va dicho, sí,
El Autobombismo es un rizoma
“El árbol del parque se mantuvo despierto hasta principios de otoño”.
Y fin. Que todo
Empieza en un Auto,
Pero no acaba en Bombo
4. El Colectivo se organiza, en la distancia, a través de la red. Sin embargo, para
alcanzar el grado de cohesión del que disfrutamos son necesarios congresos y
festas. La siguiente crónica de Fruitman, alter ego del anagramado Pere Rovira,
ejemplifca la obsesión de narrar todo aquello que nos suceda para la posteridad, y a
la vez, testimonia el nacimiento del término ‘congriesta’, que refere con exactitud
nuestros encuentros.



        Semblanza de Pere Rovira
        Pere Rovira nació un buen día. Su padre era poeta; su madre era una mujer, y como el
nombre de su progenitora era femenino y no ligaba con su género, al nacer le pusieron el nombre de
su padre. Años más tarde,nuestro amigo descubriría que esa era la mejor elección que podrían haber
hecho, ya que Pere Rovira es el único nombre que permite,después de cuadrar el círculo y
anamorfosear el cuadrado, elaborar un anagrama idéntico al nombre anagramado.
        A pesar de este regalo del destino -que además le convierte en un hombre “fructífero”-, y
tratando de negar freudianamente a su antecesor, decidió enmascarar su verdadera pasión tras el
traje de chaqueta y las matemáticas numéricas. Después de encontrarse por el camino a varias malas
influencias, acabó enrolándose definitivamente en las listas de cierto grupo paraliterario que lo
acogió con las crónicas abiertas.
        Superhombre exclusivo de muñeca veloz, es el único capaz de vencer los reveses
pingponescos de Leli Vorratxes. Viajero incansable de oriente a occidente. El Larra postmoderno;
sus artículos son altamente determinantes en las decisiones tomadas por la ONU. Incluso, en cierta
ocasión, fue invitado a hackear la base de datos del Pentágono. Pero era jueves y como todos saben,
es el día de la hamburguesa completa...


        The Fruitman's chronicle to the Second Self-Bombastic Congress6


        El sábado 13 de Octubre, a las once cincuenta y cinco de la noche, pulsé el botón del
interfono. Ya no había marcha atrás, en apenas unos minutos entraría en al ático parnásico de la
calle Casanova, sede del Segundo Congreso Internacional de Autobombo.
        quot;Es normal que estés nerviosoquot;, me dije. En efecto, mi estado no era el más adecuado. No
me había afeitado, lucía una pija chaqueta deportiva de algodón, y no había preparado ponencia o
quot;actoquot; alguno. Además, mi compañero de piso me había acojonado con su relato apocalíptico del
Primer Congreso. Mis únicas armas eran dos porros preparados con mucho amor, y seis latas de
cerveza. ¿Sería suficiente?


    Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 16/10/2007.
6
Marta Polbín y un hombre con capa roja y bastantes cabellos grisáceos me abrieron la
puerta. Saludos efusivos, palabras de alegría y bienvenida. Ascensor estrecho, trayecto hasta el
ático, entrada en el piso y fotografía oficial de la mano de una chica de gafas rojas y sombrero gris
que, tras el flash inicial, se reveló como Eza Quilla I.
        Las paredes del ático parnásico lucían carteles propagandísticos que alentaban a creer en
autobombo, en varios idiomas. No en vano, se trataba de un congreso internacional. Satisfacción,
confort, tranquilidad. El metrónomo de mi sistema nervioso se balanceaba plácido, la cerveza era
abundante y sendos barreños de sangría y agua de valencia garantizaban que alcohol, por lo menos,
no iba a faltar.
        Charlé con Sofian, físico belga de gran renombre, y practiqué mis habilidades sociales con
su acompañante, también físico. Sofian opina que es importante adquirir una excelente base técnica
antes de abordar la crítica del esquema conceptual del mundo. Yo me limitaba a llevarle la contraria
sin mucho interés, mientras el arder del primer porro se divertía quemando neuronas en mi cerebro.
        Decidí explorar otros rincones, y me dirigí a la terraza, donde un individuo buscaba su
celular autollamándose desde otro aparato (ejercicio que catalogué como el primer acto
autobomástico de la noche). Decidí que el sofá vacío era el lugar para terminar mi petardo, y fumé
plácidamente, y charlé con el Sargento Pioje acerca de los trenes de cercanías. La brisa nocturna
acariciaba Barcelona, dos estrellas tiritaban en el firmamento y en mi mano izquierda un gin-tonic.
Poco más podía pedir, sin embargo regresé al comedor porque tenía algo de frío.
        quot;El horror relatado por mi compañero de piso no ha lugar en este recinto de gente amable y
servicialquot;, me dije mientras colocaba en la solapa de mi chaqueta una tarjeta que me identificaba
como miembro del colectivo. Pero cuanto más cegador es el rayo, más fuerte es el estruendo del
trueno. Y el trueno llegó transmutado en avalancha de cuerpos de féminas inconmensurables y
leñadores suecos, y música disco de los años ochenta a todo volumen.
        Sucedió todo muy rápido. De repente, una mujer que me doblaba en peso (lo cuál no
significa que su cuerpo no fuera digno de ser salvajemente gozado, pues es sabido que soy más bien
enclenque) me pidió que realizara un strip-tease, y empezó a tirar de la manga de mi chaqueta, por
si sus palabras no eran suficientemente amenazantes. quot;Es que me ha tocado esto como prueba, y tú
eres mi víctima preferidaquot;, apostilló.
        quot;Mira, un enano voladorquot;, le contesté, y las milésimas de distracción me permitieron correr
hacia el oscuro pasillo, tomar la primera puerta a la derecha y encerrarme en el baño. quot;Necesitas
aligerar tu cuerpo por si toca correrquot;, me dije, y a aligerarme procedí, en la paz umbilical de los
baños. quot;Todo va bien, todo va bien, tan sólo un pequeño incidentequot;, me dije mientras acumulaba las
agallas suficientes para abrir el pestillo que me resguardaba del mundo.
Al salir del baño, el leñador luchaba por levantarse del suelo emitiendo guturales ruidos. La
sueca gigante me sonreía. Alguien proponía juzgar a un miembro traidor del colectivo, y la masa
respondía con gritos de quot;¡al paredón, al paredón!quot;. La sueca seguía sonriendo, su mirada fija en mí,
y temí que me declarara también traidor, y la masa, ávida de instrucciones específicas en medio de
un caos etílico, decidiera encomendarme a la justicia del leñador. ¿Cuál era, si no, el propósito del
leñador en el congreso?
       Entonces entró en acción el misterioso hombre de la capa roja y bastantes cabellos grisáceos
que me había abierto la puerta al comienzo de la noche. Completamente ido, profería gritos
indescifrables mientras blandía una raqueta de playa en la que podía leerse, garabateado, este
inquietante emblema: quot;la raqueta justicieraquot;. Raudo, volví al pasillo y me abracé, sudoroso, a Marta
Polbín. Sin duda la Polbín ignoraba mi desesperación, y tomó el abrazo como símbolo de amor, y
nos metimos mano un ratito.
       Lo siguiente que recuerdo es una habitación oscura iluminada por la pantalla de un
ordenador, y acaso una pequeña lucecilla de mesa. A mi alrededor, por fin, tan sólo caras conocidas:
Eza Quilla I y sus gafas rojas Ray Ban, el Sargento Pioje, Marta Polbín. Y es posible que también
Leli Vorratxes y el Ogro del Sí, o quizás eso fue más tarde. Pero no había bebido Agua de Bezoya,
sino Agua de Valencia, así que no sabría decirlo.
       El caso es que fui entrevistado con un micrófono de verdad por primera vez en la vida, y
entonces pensé que había valido la pena pulsar el botón del interfono del ático parnásico, a las once
cincuenta y cinco de la noche. La calidez de esa estancia de la casa me devolvió la fe en el
Colectivo, y me sentí a salvo y entre los míos, y pensé que quizás el porro y el agua de valencia
habían exagerado mi percepción del peligro ante la amenaza de la sueca gigante y su leñador. Y
hasta creo haber visto al justiciero de la raqueta entregándole su capa roja a un niño, imagen pura de
la dulzura y la bondad.
       La noche siguió, pero soy incapaz de dar un sentido a las imágenes que se pasean ante los
ojos de mi mente. Sé que bajé por la calle Casanova, y que me costaba mantener una linea recta y
hablar al mismo tiempo con la Quilla, y que mientras me fumaba el segundo porro pensaba quot;pero
qué coño haces fumando si vas más borracho que unas peras al vinoquot;.
       Ya en casa (omito aquí (pero dejo constancia de) mi penoso periplo de regreso), me tumbé
en el sofá, abrí un libro de Machado, y soñé que me dormía y que leía:


      Anoche cuando dormía
      soñé ¡bendita ilusión!
      que una fontana fluía
      dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?


Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.


Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.


Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.


Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que era Autobombo lo que tenía
dentro de mi corazón.
5. El uso de anagramas, la frecuente autofccionalidad y el uso de la web 2.0 como
plataforma expresiva apunta hacia el drama como una fórmula de expresión
perfecta para el autobombismo. Sin embargo, a día de hoy aún no se ha
materializado en un texto o una representación teatral. 7 Presentamos un texto de
S.M.R. la Enana [sic] que intenta abrir caminos en ese sentido, a la vez que dilucida,
de una vez por todas, la naturaleza dialógica de lo divino (ahí es nada…)




        Epifanía8, por S.M.R. la Enana (sic)



        (VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Manueeeeel!

        Manuel está sentado en el sofá de su casa. Son algo más de las cuatro de la tarde y después
de comer ha encendido la televisión. La digestión y el calor le han dejado adormecido.

        (VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Manueeeeeeeeeeel!

        Manuel abre los ojos de repente, acompañando los párpados con un brusco levantamiento de
la cabeza. Le ha parecido oír una voz, como si alguien le estuviera llamando. Debe de haber
fusionado los ruidos de la televisión con un sueño y se habrá dado un pequeño susto. Repasa la
habitación instintivamente: el salón sigue igual. Respira hondo apaciblemente, se acomoda entre los
cojines y cierra los ojos de nuevo.

        (VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Oye tú, que te estoy llamando!

        Manuel pega un brinco, abre los ojos y emite un grito insignificante, como un hipo. Está
seguro de que esta vez no ha fusionado nada porque ni siquiera había empezado a dormirse. Eso no
ha sido la televisión; además, Manuel es soltero, y ocupa un piso entero para él solo.

        (VOZ DE ULTRATUMBA): ¿Hola?

        MANUEL (tragando saliva y mirando a todas partes): ¿Hola?

        (VOZ DE ULTRATUMBA): Vaya, por fin puedo hablar contigo. Había mala comunicación.

        MANUEL: Ah…

        Manuel no comprende nada, pero tampoco está demasiado exaltado. Por suerte o por
desgracia, nunca ha sido un hombre impresionable. Los fantasmas le dan igual, y más si le tutean.


    En el momento de editar la segunda edición (digital) de esta auto(e)logía, esto ya se ha solventado. Ver 17.
7

    Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 11/5/2008.
8
(VOZ DE ULTRATUMBA): ¿Sabes quién soy?

       MANUEL: Pues ahora mismo no caigo.

       (VOZ DE ULTRATUMBA, carraspea y declama): Soy el dios de todos los hombres.

       MANUEL: Ah, ¿al final sí que tenemos?

       Silencio incómodo.

       (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, sin declamar): ¡Pues claro! (Pausa) ¿Pero
qué demonios os pasa conmigo? Con la de tiempo que llevo cuidándoos, ayudándoos a pasar la
vida... y así me lo agradecéis. Dándome la espalda, ninguneándome. ¿Es que os habéis olvidado de
que estáis aquí por mí? ¿Que si yo no quisiera, aquí no habría ni dios?

       MANUEL: Ande, no se ponga usted así…

       Manuel se acaba de imaginar a sí mismo y se ha sentido absurdo, mirando hacia arriba con
compasión, como si le diera consejos al techo del apartamento. Acto seguido se ha dado cuenta de
que (al parecer) le está hablando Dios y que encima le está contando sus problemas, así que decide
improvisar algo que pueda tranquilizarle.

       MANUEL: Mire, los hombres postmodernos somos muy tontos: cuando vemos que algo no
funciona rápido lo dejamos de usar.

       (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, decaído): ¡Sí, eso! Esa maldita
postmodernidad os está matando y no me hacéis caso. Os lo intento advertir cada día, pero no hay
manera. ¡Yo haciendo milagros y vosotros llamándolo “catástrofe natural”! ¡Cuando hay sequía
tenéis muchísima lluvia, pero no la sabéis repartir! ¡Egoístas! ¡Como ahí abajo van tan mal las cosas
acaba lloviendo donde nadie quiere que llueva! (Respira, decaído) No os puedo salvar yo solo…

       MANUEL: Ya… sí… todo está muy mal. Pero siempre ha sido así, la historia lo demuestra.
Usted no se preocupe, que ya nos las arreglaremos.

       (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Que no Manuel, que por eso te he venido
a buscar.

       Manuel estira la frente y las orejas se le tensan hacia el cuello. Levanta una ceja.

       MANUEL: ¿Cómo?

       (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Sí, que te he escogido a ti entre todos los
hombres y mujeres para que me ayudes a salvar tu Tierra –que al fin y al cabo también es mía-. Eres
casto y bueno, un hombre equilibrado, y no pecas.

         (Voz interior de MANUEL): ¿Así soy yo? ¿Pero qué desgracia he hecho con mi vida? Ay, a
ver si me va a oír…

         (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, declamando solemne): Levántate y dile a
todo el mundo que el capitalismo es un infierno terrenal y que es el error más grande que habéis
inventado -porque eso sí que no os lo enseñé yo-. Diles que tengan hijos sanos, que vivan en el
campo y cuiden a los animales que les darán alimento. Que destrocen las máquinas que manchan la
naturaleza y que vuelvan a usar el sagrado fuego; que construyan sus hogares, que hablen entre
ellos.

         MANUEL: ¿Yo? ¿Todo eso? Uy… eso es imposible.

         (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): ¿Dudas? ¿Por qué no te levantas? ¡Es una
orden!

         MANUEL: No, mire, lo siento. Me sabe mal, pero es que a mí nunca me ha gustado recibir
órdenes.

         (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Sí, ya sé, pero cuando las ordeno yo
siempre se cumplen. ¡Porque soy (declama) el dios de todos los hombres!

         MANUEL: Ejem… por curiosidad: ¿cuánto hace no que le ordena una misión a un hombre?

         (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Uf… pues bastante. Creo que la última
vez fue en Portugal, hace muchos años, a dos niñas del campo. Recientemente han sido
canonizadas. ¿Ves cómo los hombres buenos recompensan a los salvadores?

         MANUEL: Pero es que toda la vida los santos han sido maltratados… por eso son santos
¿no? Y yo no quiero que me corten trocitos del cuerpo para guardarlos en cajitas de recuerdo.

         (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): ¡Eso fue por amor a la humanidad!
¡Sacrificios! ¡Yo lo hice por amor! ¡Para que veáis cuál es el camino que hay que seguir en la vida!

         MANUEL: Uff… pero es que entonces, ya, mire, mejor me marco yo solito el camino. No
se preocupe, que yo estaré bien. Yo no le puedo ayudar. Nunca se me ha dado bien hablar en público
ni convencer a las masas. Es que para salvar al mundo sin ganas, así porque sí, prefiero no hacerlo.
Yo no soy nadie, señor. Mejor avise a otro individuo más carismático, aunque tampoco creo yo que
le ayudara porque esos no suelen creer en un dios.

         Manuel acaba de hablar y se hace un silencio incómodo. Mira arriba y abajo. No recibe
ninguna respuesta. Respira hondo, se frota los ojos y empieza a pensar a quién le puede explicar lo
que acaba de sucederle. Sube el volumen de la televisión. Eructa.

          De repente la Tierra se borra y el dios de todos los hombres se pone a descansar.




          ROTURAS ENANAS o A MODO DE PIE DE PÁGINA9
Glosa literaria combinada de S.M.R. la Enana (sic) y D Tovi Franja Reza D Rotura Decente.




 


Concisa, breve y diminuta -pero perfecta y tersa como el guisante de la princesa insomne-, nuestra
bombástica majestad entrecierra los ojos y, titilante, moja tímidamente la pluma y escribe: “Dichoso
aquél que sabe escupir textos de un tirón” (sic). Luego, escupe sobre el papel amarillento, lo dobla
por la mitad, y, resuelta, le prende fuego con la vela que reposa ante el espejo de la cómoda. Se
escudriña en él su rostro pálido y descubre, sorprendida, un brillo extraño en sus ojos. Le parece
que algo –o alguien- se ha instalado en el fondo mismo de sus párpados. Y entonces murmura,
poseída: “¡¡Manueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeel!! Bombìn, semàforo, bàilame la pièrna, crònica en
telegràma”. Reconoce como suyos tales escupitajos, aunque percibe que en ellos se ha instalado sin
permiso la rotura monstruosa de lo ajeno, que masculla, desde la ultratumba: “No venimos a por
nadie màs que nosotros, porque no hay nadie màs que nosotros”. La princesa se estremece y se
acentúa hacia fuera, hacia la silueta frontal de su cuello, su nuca, su espalda, sus pechos, sus
piernas, su cicatriz abierta. Exánime, la amordazan tales letanías y se siente presa de un torreón en
llamas. Un tormento desquiciado de palabras y minutos nauseabundos recorre su piel de cera.
Esquizofrénicamente, se cose la boca.
… (puntos de rotura)
Apabullante, tatuado y suspensivo -pero esdrújulo y tenso como el gigante de la inmensa hecatombe
–nuestro elástico desgarro entreabre las fauces y, rugiente, reza: “Lo normal. Porque no necesito
saber còmo acaba todo”. Y el rapsoda durmiente vislumbra una silueta diminuta que avanza
retrocediendo, cual sombra proyectada en un jarrón chino que despedaza la luna en jirones. No será
ella quien se acerque, si no él quien, menguante… se desvanece. Un dolor extenuado empieza a
comérsele las uñas y va subiendo por los puños, que son ya codos, devorando su enésimo querer.
.
Fui un gigante
.
ahora soy         `


9
  Leyenda hallada en un bombín cosido a mano que narra la historia de cómo el Gigante Roto suturó los
labios de la Enana Muda.
.
surcando palabras
.
 unos labios lacerados
.
eternamente condenados
.
en un punto
.
.
.
.
.
cerrado.


              que no haya alergia.
              (la distracciòn es dèbil como una tentaciòn
              ...
              caemos en la cita distraida
              ...
              caemos en la cita distraida
              ...
              y nos llamamos la atenciòn totalmente distraidos).
              .
              (acudes a mi mesa con el calor,
              agarrando con ambas manos,
              como si fuera una taza
              la que lo contiene
              ...
              calma,
              nerviosa
              ...
              acudo a tu mesa ,
              mostràndote tu calor,
              con ambas manos,
              miràndote el pecho
              que tirita
              al latir con las interrogantes
              ...
              sentimos picores
              ...
              eres una pregunta para mì
              que me apetece cuestionar).
.
       .
       .
       .
       Asì es como entrecruzamos.
       Miradas con ambas manos.
       Esperando por dios
hasta que debimos hacerlo
...
no lo sè).
.
(Merece la pena que aclare
que no eramos
hasta que mencionamos
nuestra propia existencia).
.
Pareciò que chocamos
con la brutalidad de la tranquilidad,
casi un accidente.
Oliendo a tranquilidad e inquietud
(oliendo a tila y menta
a inquietud despuès
...
sublime).
.
Presumimos de excepciòn
de origen
de las veces
incluso de imperfecciones
de ayudas.
de nuestras esencias màs ìntimas
hacièndose pùblicas.
(ella necesita de costillas,
yo de barro
...
huele a tila y menta
...
sublime).
.
Nuestra calamidad es la propia calamidad.
.
Fràgiles y condenados a juntarnos.
6. Las sinergias y ritmos de creación y juego del Colectivo son variables; si bien a
veces basta con que alguien lance una piedra para ponernos todos a lapidar, en
otras ocasiones hay quien se sirve de las plataformas para desarrollar proyectos
personales. Es el caso de La Zozobra, y su sección aperiódica de epigramática
posmoderna ‘El Manotazo’, o su serie por entregas sobre la vida del Escribano
Analfabeto.




         Contra-crónica a un escriba analfabeto por un lector analfabeto


 Gato insomne de los tejados y azoteas del corazón de la ciudad, ingeniero de cápsula explosiva -
léanlo en su manotazo, más puñetazo que diario-, anima al colectivo con su autoficción, más real
que su vida misma, narración lírica de un escritor analfabeto que dibuja grafías en vez de
escribirlas. Su única verdad: vendería el alma -que ya vendió- por ver a Tom Waits. Disfrútenlo en
vaso ancho con una rodaja de limón amargo y una aceituna.




         Escribano analfabeto, Capítulo VI10, por La Zozobra Nonliga Besalento




         ...paisajes que le dejaban sin escapatoria; encuentros forzosos con la nada, el espacio entre
dos sentimientos, la suspensión por un segundo del trapecista de su cabeza.

         Escribano era feliz en el país de las brumas, aquel cielo bajo e inmenso y ese sol que el
Mediterráneo anhela en cada atardecer. Andaba la mañana, andaba la tarde y por las noches se
refugiaba al calor de los banjos y la cerveza negra.

         Puede que este capítulo suene muy idílico a ojos lector pero fue exactamente así y todavía
más delicado, añejo y lírico. Escribano melancólico, Escribano bajo la lluvia; Escribano con la
mirada detenida en los rápidos del río, los cisnes, las barcas negras: Escribano fumador, conmovido
con su verdad en la mano y el horizonte ancho.

         Hubo amigos. Olof, sueco de sonrisa en la mirada, pelo atolondrado y variación musical de
un alma muy parecida a la de Ascher. Olof recogía mejillones cuando bajaba la marea, tocaba la

     Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 3/6/2008
10
mandolina, saltaba por la playa, el campo, la casa.

       Y si en un principio escribano socializó e incluso trabajó en lugares públicos, con los meses
se fue retirando de la vida social para pasar los días en su diminuta casa a pie de jardín. Entregado a
su oficio, hacía una diaria salida nocturna a su pub preferido con una puntualidad religiosa. Allí, los
mayores le hablaban del cielo irlandés: “there’s no sky like irish sky...” bebían con él y él con ellos
caldeando y dulcificando las noches al amparo de una paredes tan negras como su cerveza.

       Pasaron los meses, y los días del Escribano eran planos, carentes de las tripas que evocaban
sus letras. Progresivamente se fue sumiendo en una plácida tristeza que lo empujaría a dar paseos
todavía más largos. Escribano se deshacía como una piedra de sal bajo la lluvia. Escribano solitario,
Escribano aullando entre sábanas, Escribano en un avión, Escribano enfermo.

       La vuelta a España fue fácil de no ser por la pneumonía que se trajo de Irlanda y que supuso
un retiro de un mes en la casa familiar donde reposo y comida lo dejaron como nuevo. Una vez
recuperado, Escribano volvía a Barcelona donde le esperaba la experiencia más real, peligrosa y
brutal de su vida.
7. Los   combates textuales se han convertido en una práctica habitual en el
Colectivo. El Proxeo, nacido durante una misión del Colectivo en Berlín, intenta
despertar mediante el reto verbal el potencial creativo de los miembros.




         I Campeonato de Proxeo Autobombástico

         Viendo que se acerca la inauguración de la próxima temporada de Proxeo, y sabiendo que
tenemos aún pendiente la elaboración de las crónicas del guateque, me tomo la libertad de
demandar contendiente con nombre y apellidos para el próximo combate proxeístico. Las reglas son
simples: en él se enfrentan dos miembros del colectivo esbozando un tema común (en este caso será
Berlín) e incluyendo en su historia al miembro contrincante intentando hacer uso de la ironía o
incluso la mofa sarcástica para tumbarlo sobre la lona. El árbitro será el publicante de la semana (en
este caso El Sargento Pioje) y los miembros del colectivo los encargados de votar (si es que esto
fuera necesario) quien ha sido el ganador del combate (si es que hubiera de haber vencedores y
vencidos). Así mismo habrá un máximo de cuatro rounds, o cuatro textos, dos por cada participante,
pudiendo convocarse un quinto round definitivo en caso de empate.
         Preparénse todos pues para la primera velada que enfrentará por un lado del cuadrilátero a El
Ogro del Sí (O combates O derrotas) y por el otro a Zorra Alevín (O combates, O victorias).

¡Que empiece el espectáculo!”
                                                                             El Ogro del Sí




         Primer campeonato de Proxeo: quot;Cómetela dobladaquot;,11por la Zorra Alevín




         Como sabéis, he sido retada por el omnipresente Ogro, quien no contento con eso, se atrevió
a poner ciertas normas al duelo que yo sin duda transgrediré. Aquí van mis Crónicas berlinesas:

         El Ogro del Sí viajaba a Berlín con la secreta intención de colgar sus 95 tesis en las puertas
de la Catedral y empezar así una nueva polémica que cambiara la teología, sí, pero también la
hermenéutica y sobretodo el ser-en-el-mundo de todos y cada uno de los habitantes de nuestro
planeta. No hay duda de que lo consiguió y de que nada volverá a ser ya lo que era. Sus tesis, como
ya todos sabéis, son irresumibles y difícilmente pensables, pero intentaré por lo menos contar algo
acerca del momento en que yo las descubrí, o mejor, en el que él me las transmitió como debió
hacer Dios al dar el primer aliento a Adán.
     Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 7/3/2008
11
Sobrevolábamos los Alpes cuando, extasiados ante la atrayente visión de papel arrugado con
pelaje de armiño, de las suntuosas y atrayentes cumbres que disimulan su altura por lo breve del
relieve y lo ancho de la mirada que ofrecen, noté con pavor un frío metálico en la garganta que no
me permitía articular palabra, una presciencia, un centro nuevo localizado en la boca del esófago, en
el que se condensó una forma inconcebible de saber, un saber no finito e irrepudiable del que para
fatalidad mía e incomprensible entusiasmo de la humanidad ya no podremos zafarnos.

       Se dice que el Ogro est homo pro se et homo pro nos; se dice incluso que el Ogro está en el
origen etimológico y anacrónico de la palabra “logro”. Lo cierto es que el Ogro lo ha cambiado
todo. Fijémonos por ejemplo en su conocida teoría literaria: Cada texto es únicamente todo lo que el
texto no dice. El texto como un negativo.

       Para captar aunque sea ladinamente el inconmensurable legado del Ogro, comparémoslo con
Cristo (aunque la comparación no le valdría con ningún hombre, ni siquiera mítico). A la luz de esta
comparación, el sentido último de la existencia del Ogro, no es ya la redención del género humano,
sino también la redención de Cristo, ese ser vanidoso y engreído que vendió su cuerpo al demonio
guardando su alma para el remanso eterno, que esparció su doctrina con la palabra y el cuerpo; no
así el Ogro, quien capaz de la más sublime de las transmutaciones, hizo de su alma aire para que
inevitable y felizmente nos embebamos de su espíritu en cada aspaviento, suspiro y sobresalto.

       Su dialéctica filosófico-meditativa-presciente-hermenéutico-dubitativa es ya inextricable del
ser primero (urwort , que en la tradición ontoteológica es la palabra originaria para representar la
unicidad del ser) en que nos ha convertido, a la vez que nos ha librado de la besserwissen o pedante
erudición en la que todos vivíamos inmersos. Como ser culto oculto ha logrado unir a la humanidad
supranacionalmente y por encima de consideraciones de clase, género o cultura, en una nueva forma
del ser: el ser-saber (ya indesligables), que algunos prefieren llamar saber-ser. Barruntó él solo todas
las posibilidades del ser. Os habréis fijado ya en la enigmática disposición al cambio que posee su
rostro, tanto que parece haber sido por breves espacios de tiempo todos los rostros del hombre,
también los de la mujer, haber adoptado todas las formas del rostro como sabemos ha adoptado su
alma todas las formas de la nuestra.

       Sin embargo, pocas veces se le presenta a un hombre un enemigo tan efervescente, pugilista
y mordaz como el suyo. Su adversaria es el perfecto negativo de su brillante persona. Todo lo que
tiene él de bueno, sabio, rubio, tolerante, lo tiene ella de mala, ignorante, morena y fanática. Todo lo
que él de prohombre, ella de contramujer. Si él es profundo, todo lo abarca, es todos; ella es
superficial, abarca la nada, es nadie. Si él Apolo, ella las Furias. Estos dos mundos dispares, uno
con la humanidad entera a sus espaldas, otro con la nada más absurda, debían enfrentarse. La
intelligentsia autobombástica, formada por las mentes más preclaras del momento, intuían el
inevitable choque que, quién lo dudaba, debía darse por obra de la Zorra Alevín. Pero el Ogro, el
único capaz de tanto amor y empatía, quiso ahorrarle tal deshonor a la Zorra y él mismo empezó el
ataque, pues en su afán de totalidad es David y Goliat, Caín y Abel, y lanzar la primera piedra y así
redimirla fue todo uno. El hombre más importante que concibirá este siglo, el más elocuente
defensor de todo y nada, hizo praxis de sus ideales dedicando a su más acérrima enemiga una
laudatoria incomparable (que ella tomaría como el peor de los agravios) en sus siempre reveladoras,
sorprendentes e inspiradas Crónicas berlinesas.
8 . Por       su parte, el Teletexto hurga en las debilidades y, sobretodo, en la
potencialidad creativa de los miembros para extraer de sus bombines grandes
obras.


         Semblanza del Ogro del Sí

        De profunda mirada de ojos claros y elegante porte de chaqueta de cuero, El Ogro del Sí es
sin duda el miembro más atractivo del por otra parte minoritario Colectivo Autobombo.
Es conocida su sentencia quot;me gusta cuando las japonesitas me llaman Dolisquot;. Y es que El Ogro del
Sí residió durante varios años en la ciudad de Osaka, Japón, durante los cuales utilizó el anagrama
Doris L. Golder.
        Precisamente durante esa experiencia oriental se fraguó su actual anagrama. En palabras de
Doris: quot;para las japonesitas yo era como un Ogro, así tan oscuro y peludo, pero sin embargo les
gustaba que, imitando a los Japoneses, nunca dijera que no. Por eso me pusieron el nombre de El
Ogro del Síquot;.

Sin embargo, cuando llega la hora de la verdad, a mí siempre me dice que no.



     quot;Estimado sr. Ogro del Sí:


la editorial Brisa Suave se complace en invitarlo a participar en la Antología de la Nueva Lírica
Española, que editará en breve con la colaboración de ADAPT (Asociación en Defensa de los
Animalitos PequeñiTos). Rogamos nos envíe un poema lírico de su elección que deberá ser, como
única condición, de temática amorosa y ambientación pastoral.quot;


La siesta del Ogro (Égloga del Ogro y la Ninfa Enana),12 por El Ogro del Sí



Andaba entre sauces y hayas buscando


ese arroyuelo que le llevara


a encontrar la perla más preciosa


Silbaba con fuerza la brisa cuando


se arrodilló a tañir esa citara



     Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 30/5/2008
12
que quiso encantar a la rosa


en la selva encarnada en que morara




No eran riberas del Guadalmedina


ni tierras yermas de seco olivar


Sí había castaños y robles en flor


gencianas monteras color violeta


abiertas ginestas retama de olor


amapolas de prado su pedestal




No daban las cuerdas con la inspiración


El fresero se llevaba las notas


con él no había fruta que recoger


por mor de los dioses llevaba una bota


cargada con un fulminante vino


de su piel carnera se puso a beber


Y en su pecho nació un fiel vellocino
En pocos segundos ya estaba dormido


Fue el rumor del río el que le despertó


en la panza sintió un grave rugido


era la hora del aperitivo


tenía hambre de niño o algo pequeño


algún pajarillo un ínfimo cuervo


llantar exiguo para ogro sin dueño




Cuando en el prado vio un sueño pasar


Sombra desnuda que se refrescaba


pensó es imposible que esto sea el vino


no será el codo lo único que empino


si veo a una ninfa de en verga dura


tan enanita como este pulgar


justo del volumen que mi tripa ha


algo de más ha de ser que he bebido
En la fuente su busto refrescaba


con agua que corre a se rociar


Se esconde en la lluvia ¿pero dónde está?


Ah, sí, ya la ve, tras el manantial


Persigue su madeja enredada ya


con enhiesta flauta que no sabe tocar


en su cabeza dos camachuelos


se acerca y contempla su amor por detrás




Qué nalgas tan finas, qué buen reposar


Su cándido cuerpo brindado al azar




Ogro:


¡Decidme dioses! ¿me la debo zampar?


Es tan pequeña como un dedo mío


¿Dónde escondíais tan tierno manjar?


Acaso es la esposa de un dios ínfimo


Por mi piel velluda que no escapará
¿De dónde salís criatura de beldad?


No sé si comerte o hacerte gozar


¿Quieres escuchar una copla de hadas


o tienes miedo de mi aspecto brutal?




Ninfa enana:


Ogro de encanto dejadme marchar


Tan solo vine al frescor matinal


Recojo amapolas para mi gente


Con este agua ellos la hierven


y sueñan que están en otro lugar


No debes comerme pues muy mal sabrá


Estoy en los huesos y soy muy frugal


Tengo una cesta con más pajarillos


Si quieres los sirvo con salsa real


Toca tu cítara y haz que me olvide


De que tengo cuerpo pequeño y fugaz


Así que tocó notas de embeleso
El hada quedó sin alas tendida


por el sortilegio desprotegida


Su piel rozaba la nuda figura


y él cada vez estaba más tieso


Usó de sus muslos para lamerlos


Piececitos dulces como caramelo


La grupa salada, de jugo pleno


Pechos de membrillo y sabor eterno




De los camachuelos no tuvo piedad


Primero se comió los de su pelo


Después se sació con los del morral


Y acabó el festín con topos del suelo




Llevó su cuerpo a la madriguera


Sin música, luz, ni ruido siquiera


Del placer vino un grueso regüeldo


Que desveló su profundo sueño
Vio dónde estaba por un haz de fuego


que iluminó la cara velluda


pero no gritó ni lloró amargura


No pidió que soltara cadenas


sino acercarse a lamer su cintura




Fue entonces que el ogro empezó otra canción


Y al ensueño sus fanales cayeron


La modorra solo duró un momento


pero ya no había ninfa ni gruta


en el delirio desaparecieron


su mente había jugado astuta




De ella no había ni el aliento


Se revolcaba solo entre amapolas


Y el agua lavaba su pensamiento




9. Las autologías autobombásticas sirven numerosos propósitos. Difusión
recapitulación, alegría, pero de vez en cuando la edición sirve de plataforma para
textos inéditos: es este el caso del primer capítulo del ‘Atlas Botánico de Nedé’,
colección inacabada de Anica Ratt que aún no había visto la luz de los ojos
autobombásticos.

       A imagen y semejanza de Anica Ratt


Sólo espero que el brandy no traicione mi deseo, y ya te oigo decir que si acaso mi deseo hablaría a
través del brandy: no me líes, sabes usar las palabras, y aún así…Es difícil conjurar una presencia
invisible, única miembro del Colectivo sin puesta de largo –aunque quizá cuando esto se lee…-y
aun así, cuando busco palabras, me encuentran las imágenes que tú muestras, mujeres-serpiente,
cuerpos tatuados de tan poseídos por los discursos, un vértigo abismal que arrastra hacia aquelarres
shakesperianos, una artista del circo, una oreja que escucha historias. Y todo eso, desde un encerado
donde una mano izquierda hilvana mayúsculas de brocado. Si Tupra estuviera aquí, compartiendo
este brandy conmigo, nos sacaríamos el bombín y brindaríamos por el fuego que derrite los polos.

       Atlas Botánico de Néde

Capítulo 1: “De cómo la Sociedad Científca de Lebab no cambió de color”


       Confiesa Naipaul que ese fue un verano de gotas de sudor suspendidas a medio caer, gotas
de sudor que dejaban una senda salada para que toda la comunidad de Néde siguiese desembocando
en un único tema: el intenso calor, la estación árida que había llegado como de la nada y que
transformaba todo en nada. Los pocos viejos que sobrevivieron a ese verano cuentan que fue el más
caluroso en décadas. Naipaul, cartero de Néde y coleccionista oficial del municipio, sigue con su
historia: ahora nos cuenta como durante ese verano incluso las lagartijas parecían temerosas de
enfrentarse a la verticalidad del sol, pero que por supuesto lo hacían y, por supuesto, lo lograban.
Naipaul siempre fue proclive a la exageración, pero los niños de Néde siguen adorando sus
historias. Dentro de pocos años, cuando muera a manos de un inoportuno resbalón al intentar
apresar un excepcional ejemplar de mariposa, estos niños, ya crecidos, perpetuarán sus historias al
contárselas a sus hijos y, éstos, a los hijos de sus hijos. Se comenta en Néde que Naipaul no morirá
nunca, que vivirá a través de sus leyendas y de su impresionante colección de mariposas, que aún
hoy puede observarse en una sala adjunta del Museo de Lebab.



       Aunque, quién sabe si el viejo cartero-coleccionista decía la verdad. Yo, desde luego, no
puedo saberlo, ya que por aquel entonces me encontraba en el agradable y equilibrado medio que
consentía el útero materno. Úrsula estaba en su octavo mes de gestación, por lo que para mi la
estación no fue ni más ni menos calurosa que las demás, privada como estaba de todo rasero por el
cuál juzgar ese verano. De hecho, por aquel entonces yo ni siquiera sabía lo que era un verano. Mis
inquietudes consistían en examinar la flexibilidad de mi entorno, en rebotar contra las paredes del
útero y provocar, así, el milagro de la reacción: el movimiento de una pierna primero y de la otra,
después. Úrsula, al otro lado, no podía por más que sorprenderse ante lo que ella descodificaba
como mi impaciencia por nacer. Pero yo no tenía ninguna intención de abandonar mi pequeño
habitáculo de líquido amniótico de manera anticipada, y mucho menos para encontrarme con un
árido mundo exterior que, día a día, observaba como la naturaleza perecía de sed. Y es que Néde
estaba seco en toda su extensión, salvo por el jardín de mi abuela, en el que un heroico árbol había
escapado la tiranía de la estación y se erguía rutilante, jugoso, lleno de vida, henchido al lado de sus
desdichados y míseros compañeros de jardines colindantes. Poco a poco, la historia del árbol lleno
de vida se fue extendiendo por el pueblo, implacable como la ola de calor, y el jardín de mi abuela
Península se convirtió en una especie de lugar de peregrinación al que acudían aquellos que
necesitaban ver con sus propios ojos que un árbol no hace verano, por así decirlo. También los había
que con la excusa del árbol se quedaban hasta la hora de cenar, por si a Península se le ocurría hacer
uno de sus guisos fríos y ahuyentar así hasta más tarde el fantasma de la vuelta al solitario, y más
cálido que nunca, hogar. El jardín se transformó, así, en una Tierra Santa a la que acudían prestos
todos los habitantes de Néde, y el árbol, tan preñado de vida como mi propia madre, hacía las veces
de emblema de rebeldía frente al desierto en el que se había transformado la pacífica vida de Néde.
L e s recordaba el esplendoroso vegetal a los allí presentes que incluso en la más árida de las
situaciones, el tenaz instinto vital encuentra su camino de plenitud.



       Ninguno de los habitantes de Néde puso jamás en entredicho la verdadera naturaleza de lo
que ocurría en el jardín de Península. Se trataba, en efecto, de un verdadero milagro, allí estaba ese
rutilante árbol para demostrarlo. Y, a fin de cuentas, ¿no tenía la dueña de ese pequeño vergel
antecedentes milagrosos? ¿No había sido Península la flamante descubridora de un insólito
espécimen de flor de mimosa? En efecto, cuenta con orgullo Lilian, esposa de Sexton, que en una
de sus incursiones científicas por el bosque, Península halló una variedad de mimosa cuyos pétalos
cambiaban de color con el simple roce de la mano humana. Tras semejante hallazgo, Península se
apresuró en volver a casa, acomodar la mimosa en tierra fresca, y escribir a la Sociedad Científica
de Lebab para comunicarles su descubrimiento y proponer que incluyesen la Mutatis Mimosam
–“de la que se incluye un pétalo en la presente misiva”- en su famosa compilación, Las Quince Mil
Formas del Mundo Vegetal de Lebab: Volumen I. Tras mucho debatir consigo misma, mi abuela
reunió el coraje suficiente para incluir en su manuscrito una petición formal para que a la Mutatis
Mimosam se la conociera por el sobrenombre de ‘Península’. Muchos pensareis que esto último fue
un ataque de egocentrismo, pero nada más alejado de la realidad. Se trataba, por el contrario, de
conseguir que su nombre consiguiese la entidad que en incontables ocasiones se le había negado.
Así, Mutatis Mimosam Península inauguraría una era en la que dignas sucesoras de mi abuela,
futuras generaciones de expertas herbolarias, llevarían su nombre con orgullo.



       La respuesta de la Sociedad Científica de Lebab no se hizo esperar. La carta, sucinta donde
las haya, argumentaba que una planta que cambia de color ante el roce humano tenía que ser cosa
del Demonio (sí, a ella también le sorprendió que la ciencia acudiese al Maligno en busca de
excusas), le aconsejaban que olvidase sus excursiones por el campo en pro de cuidar de su hogar
(no, la Sociedad Científica no tenía datos sobre el grado de implicación doméstica de mi abuela, ni
había oído hablar de sus populares guisos fríos) y, por último, preguntaban sorprendidos cómo no se
le había ocurrido acudir presta al Registro Civil de Lebab a cambiarse ese nombre, que más que un
nombre era un accidente de la naturaleza. Mi abuela recibió este último comentario con la
tranquilidad que había demostrado durante toda su vida –se mantuvo impasible ante la caída de los
cuatro muros de su casa durante el terremoto de 1834- y decidió pensar que si los miembros de la
Sociedad Científica no querían aceptar a la Mimosa Península ni a su descubridora era, por
supuesto, porque este hallazgo no había sido suyo y porque, en efecto, para la época mi abuela era,
como bien la había descrito la carta, un accidente de la naturaleza. Península, impertérrita ante
terremotos y derrumbe de hogares, siguió regando y atendiendo a la mimosa como su nombre
merecía (el de la mimosa, claro está), con la tranquilidad de saber que algún día, hasta la Sociedad
Científica de Lebab cambiaría de color.



       Pero la Sociedad Científica de Lebab no cambió de color, ni siquiera ante la obviedad de un
renovado milagro vegetal en forma de esplendoroso árbol en mitad de la más dura de las sequías. El
solitario habitante del jardín de Península, sin embargo, resistió las embestidas del verano que
finalmente sería testigo de mi nacimiento. Y resistió de tal manera, que consiguió nutrir a todo el
censo de Néde cuando las cosechas se echaron a perder. Cada fin de verano, una gran fiesta
rememora las gestas de Península y su árbol mágico. Con o sin Sociedad Científica de Lebab, mi
abuela Península, el árbol rebelde y la Mutatis Mimosam prosperaron. También lo hizo mi madre
Úrsula, que decidió darme el nombre de mi abuela. Y también lo hizo Néde, cuna de la publicación
del segundo volumen de Las Quince Mil Formas del Mundo Vegetal de Lebab, que lleva el subtítulo
de “Accidentes de la Naturaleza”


10.   Como puso de manifesto el artículo “Epígonos Oulipianos del siglo XXI:
Colectivo Autobombo”, ‘los intereses y formación de sus miembros [de Autobombo]
han hecho que en no pocas ocasiones sus propuestas creativas hayan compartido
las inquietudes literarias y el espíritu de los distintos obradores de literatura
potencial.’13

     Hay-qus fantásticos

Composiciones breves y sintéticas, alentadas por el espíritu de los haikus japoneses, que puedan
contar un relato de género fantástico en tres breves versos. Como única condición (quot;au fond, je me
donne des règles pour être librequot;, Perec dixit), las obras deben contar, como su título indica, con
palabras que tengan la letra ‘Q’.

                  Quántico
                  Por qué no existo
                  Bifurqué mi recuerdo
                  Quimera y tiempo
                  Goce quedo
                  Desnuda bajo el llorón
                  follaje y viento
                  un embarazo verde
                  Viaje
                  Hombreojo
                  aspero gruñido
                  telequinesis.
                  Hai-clon
                  Un viejo estanque
                  Una rana salta al agua,¡zas!
                  Su clon salta detrás.
                  Inefabibilidad
                  Un no sé qué
                  que queda
                  balbuciendo.
                  Qpérnico
                  Los ojos en Sol menor
                  vino quijotesco
                  in orbita sum


         Make-up

El procedimiento es simple: se plantea el inicio de una frase que debe ser terminada con el nombre
y el apellido de alguien.

     Con Oleguer dimito... y con Gabi Milito.
     Hebdomio quiere guerra y... Octavio Paz.
     Pérez Reverte viste de Armani y... Juan Manuel de Prada.
     Milagros del Corral, vos, plantás y...Rosa Regàs.
         Monterrosaurio


     Revista de Erudición y Crítica (REC), n. 6, Junio 2008
13
La fórmula es, como no podía ser de otro modo: quot; Cuando + V, S + Adv + V + allíquot;.

       Cuando Dinho despertó, la Liga ya no estaba allí.
       Cuando me desperté Monterroso continuaba allí.
       Cuando Augusto terminó el dinosaurio ya estaba dormido.

       Encuentros en la tercera frase

Los participantes habrán de componer relatos de tres frases (entendiéndose ‘frase’ como aquella
unidad con sentido delimitada por un punto) en los cuales aparezca o se dé lugar un encuentro en la
tercera fase, digo, frase.

       •   No recuerdo en qué pensaba. No vi el reflejo ni la sombra. Al torcer la esquina, el
           fogonazo de la idea.
       •   Todo su cuerpo bailaba y se estremecía con una música muda. Andaba de prisa,
           inquieta: sus ojos no permanecían un segundo quietos. Entonces, afinando la vista,
           leyó: WC.
       •   Nicolás yacía en el suelo retorciéndose de dolor y con la boca ensangrentada. Hacia él
           se acercaba un hombre que al llegar recogió dos dientes del suelo y dijo: soy dentista.
       •   Te soñé. Te busqué. Me encontré casado, soñándote sin buscarte más.
       •   Tú tenías hambre. Yo tenía sed. Aquello fue un festín de sábanas revueltas.
       •   Abrió un párpado y no pudo ver nada (y de fondo, sollozos, plegarias, arena, silencio).
           “Te voy a comer hasta los ojos”, le dijo el gusano al tercer día. La esperada frase había
           sido dicha, dictada irrefutablemente la sentencia de su segunda muerte.




       Qwertyograma

Dícese de la unidad de expresión limitada al orden de las teclas de una máquina de escribir (o en su
defecto una computadora) para crear un relato.

          Carta a un desconocido14

“Querido Wizz estamos retenidos. Tienes, y urgentemente, irremediablemente (o perecerás)
ayudarnos, sacarnos del fango. Generas, húngaro jactancioso, kafkiana languidez. Ñandú zopenco,
xerocopias cabreos, voraces bestias. Nada más.”


          Ejercicio de estilo qwertygramático

Queneau, Whitman, Esteban, Rilke, Tzara, Yevtuschenko, U…, Ilf, Orozco, Palacio, Antunes,
Sontag, Denis, Formosa, Grass, Herman, James, Kisfaludy, Lugones, zumzejaven, xerraven
contínuament…volien bescanviar-se noms mecanografiats.

          Autoqwertybombo

Qui –who- és raude, trepidant, un il·lusionista- o potencial artista, savi domador ferotge, gràcil,
hàbil jugador, kafkià líric, zigzaguejador?: Xavier, certer verbíbor, bon narrador microrelatístic.




11. También el Colectivo Autobombo recibe críticas, tanto externas como internas:
      Relato a dos bombines de las desventuras del Colectivo en el aeropuerto de Girona, cuando el vuelo de Wizz Air
14

     que los llevaba de misión a Budapest se retrasó 12 horas.
no somos ajenos a crisis, cismas y polémicas. 15 De momento, no obstante, el
Colectivo ha demostrado una gran capacidad de aprovechamiento de lo que de fuera
llueva, y de lo que de dentro emerja. Y eso se debe, parece, a su capacidad para
adaptarse a nuevas propuestas y aceptar nuevas aportaciones que participen de su
espíritu. Como muestra un botonazo de los de D Tovi Franja Reza D Rotura Decente,
un miembro poético y brillantemente excesivo.



           ...si alguien se pregunta ¿por què huele a tila y menta?...16


           por: Soy yo. la rotura. la infusiòn. el rezo. la franja. la decente.

La pregunta formula sudada de pregunta y brevedad.
.
Me solicita cuando estoy precario
cuando estoy màs alto de lo debido,
incisiva con el convencimiento
de un argumento asistente.
Como un acontecimiento ìntimo
coincide conmigo
me contempla
me sabe
...
Cuàndo uno va a suceder al otro,
cercanos
inminentes
asombrados,
nuestro nacimiento y ocaso.
.
Necesito saber
para que ella(la pregunta)


       Véase, por ejemplo, la Primera Antología de Textos Autobombásticos (Ediciones del Bombín, 2007) y l la “primera
15

      crisis del autobombismo”, donde se encuentran famosas sentencias (por ejemplo, “Me cago en el puto ombligo y los
      extertores interinos del pelusillero agujero de la pseudofilantropia autobombastica!”) que han pasado a ocupar un
      lugar de oro en los principios del Colectivo. O también, resultados proxeísticos de gran calibre: “y es que solamente
      derrotarte me basta y robar con violencia tu aliento de borracha con las primeras impresiones como forma de acabar
      contigo sin censuracomo tù estilas y asì grueso yo y tù te la comes y te la comes entera y sin destripar para que luego
      no me respondas algo que ya sepa como que depende del dìa que yo elija porque hoy es un buen dìa para dejarte sin
      costillas o verbo...” (en Tan vertiginoso que se te han hecho jugo las piernas, de Franja Reza, 15/3/2008).
       Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 3/2/2008
16
pueda tomar su nombre,
y yo
la llave existencia de su pecho.
.
Tomo la liga estrecha de sus muslos,
dos interrogantes la pregunta.
.
Huele a tila y menta
a inquietud despuès.
a tila y menta.
a inquietud despuès.
.
(La pregunta
...
A travès de ella que conozco
a travès de ella que fallezco
a travès de mì que fallece
...
y no sentimos repulsiòn
de nuestros instintos màs primarios
...
curiosean sin pudor nuestros dedos a travès).
.
Cuàndo lo supimos
no lo sè.
(No escapamos
hasta que debimos hacerlo
...
no lo sè).
.
(Merece la pena que aclare
que no eramos
hasta que mencionamos
nuestra propia existencia).
.
Pareciò que chocamos
con la brutalidad de la tranquilidad,
casi un accidente.
Oliendo a tranquilidad e inquietud
(oliendo a tila y menta
a inquietud despuès
...
sublime).
.
Presumimos de excepciòn
de origen
de las veces
incluso de imperfecciones
de ayudas.
de nuestras esencias màs ìntimas
hacièndose pùblicas.
(ella necesita de costillas,
yo de barro
...
huele a tila y menta
...
sublime).
.
Nuestra calamidad es la propia calamidad.
.
Fràgiles y condenados a juntarnos.
(la distracciòn es dèbil como una tentaciòn
...
caemos en la cita distraida
...
caemos en la cita distraida
...
y nos llamamos la atenciòn totalmente distraidos).
.
(acudes a mi mesa con el calor,
agarrando con ambas manos,
como si fuera una taza
la que lo contiene
...
calma,
nerviosa
...
acudo a tu mesa ,
mostràndote tu calor,
con ambas manos,
miràndote el pecho
que tirita
al latir con las interrogantes
...
sentimos picores
...
eres una pregunta para mì
que me apetece cuestionar).
.
.
.
.
Asì es como entrecruzamos.
Miradas con ambas manos.
Esperando por dios
que no halla alergia.
.
.
.
.
Olemos a tranquilidad e inquietud.
.
Nuestra visita mùtua.
.
Tù olor fuerte y ùnico
(a tranquilidad e inquietud).
Mi olor fuerte y ùnico
(a tranquilidad e inquietud).
.
.
.
.
Al encontrarse,
sublime.
Al propalarse,
sublime.
Al separarse,
sublime.
.
.
.
.
12. La tendencia a hacer una crónica de todo + la ludolingüística + la pasión por el
ajedrez= el escaqueo, crónicas ajedrecísticas



         Semblanza de Leli Vorratxes

         Leli Vorratxes (también conocida como Rolex Versátil) fue una de las miembras fundadoras
del Colectivo Autobombo y una de las principales impulsoras del ombliguismo interestelar. Su
llegada al mundo se produjo una estrellada noche de un 30 de enero de 1979, fecha mítica que todos
los niños aprenden hoy de memoria en las escuelas, y que será recordada ad eternum. Cuenta la
leyenda que al ver aquella monada salir de las trémulas piernas de su venerada madre, el doctor que
atendía el parto solo atinó a musitar un admirativo aunque lacónico “She, she, she… ¡she, she,
she!”.

         Sea como fuere, y para evitar caer en especulaciones biográficas que no nos llevarían a
ninguna parte, lo cierto es que su labor ha sido reconocida por las más prestigiosas corporaciones,
academias y universidades a lo largo y ancho del universo, y su magna obra ha sido debatida y
elogiada en tertulias, revistas, programas del corazón, concursos gastronómicos y demás eventos
culturales. Con “Baimafeima” saltó a la fama, pero ya anteriormente había destacado en empresas
de diversa índole por las que era conocida (e incluso idolatrada) en los ambientes más underground
del planeta, de entre las que destaca su innovador golpeo de baquetas (el conocido como “lelitok” o
“tofutok”), que vino a revolucionar el panorama musical chino, para desde allí arrasar en buena
parte de la galaxia. Memorable es también su aportación al ludolingüismo de corte verbívoro, en
especial a través de su omnipresente trabajo como editora, que le llevó a fundar revistas
transgresoras que marcaron un cambio en las tendencias posmodernas (es el caso de Verbigracia) o
a construir imperios editoriales que transformaron la concepción de la edición a nivel
interplanetario (como las archiconocidas Ediciones del Bombín, cuyas primeras publicaciones, las
llamadas Autologías, son hoy piezas de coleccionista codiciadas en las principales casas de
subastas). De menor repercusión, pero no de menor enjundia, fueron las traducciones que llevó a
cabo de las creaciones de otros compañeros del Colectivo, en especial las de Marta Polbín (hoy en
día consideradas un modelo de traducción estudiado en las más prestigiosas universidades
terrícolas), viniendo así a demostrar el famoso dicterio autobombástico que reza que “si yo lo hago
yo digo que es bueno y si tú lo haces yo te apoyo en ello y te traduzco ya que estamos”. Gran
repercusión tuvieron también, desde finales de la era prebombástica, las calçotades anuales que se
celebraban en el rancho de Premià de Mar, y que vinieron a superar en glamour, popularidad y
popularidad y desenfreno a las famosas fiestas que Truman Capote daba en Nueva York hacia los
años 40 a. de A. B.

         En fin, se han dicho de Vorratxes tantas cosas que por fuerza nos quedaríamos cortos aquí si
intentáramos siquiera resumirlas, pero valgan como muestrario estas pequeñas perlas: “Desde
Confucio, nadie había sabido aunar de forma tan apoteósica la civilización occidental y la oriental”
(New Yorker); “Con Vorratxes nace el mito de la posthumanidad delicuescente” (Libération);
“Simplemente, la más grande” (ABC); e incluso, y remárquese la relevancia de este comentario por
venir de donde viene: “Siempre habrá un antes y un después de Leli Vorratxes” ( Neptune Zeitung).
Lamentablemente, y como suele ocurrir en casos tan sonados, la fuga de cerebros no se hizo
esperar. Así, tras sus fugaces escapadas prebombásticas a Irlanda y la China, durante el segundo año
de la nueva era decidió emprender un viaje transoceánico que debía llevarle a los EE. UU., ante la
consternación de sus admiradores europeos, que veían cómo una vez más el infierno yanqui tentaba
a uno de sus hijos más pródigos. Pocos días antes de embarcarse rumbo a nuevas metas tuvo lugar
en el rancho de Premià un congreso autobombástico que sería recordado durante varias
generaciones… Pero no es este ni el lugar ni el momento para extendernos en detalles que todo
niñato puede leer en cualquier libro de texto escolar, o acceder a ellos en el ciberespacio con un
simple clic de su mouse, así que nos limitaremos a ofrecer en bandeja de plata esta creación de Leli
Vorratxes y a desearles que la disfruten como lo que es: un manjar intemporal que ha hecho, hace y
hará las delicias de los más exigentes comensales. ¡Salud y autobombo!



         La partida (Escaqueo Project #1): Crónica de una partida de ajedrez
entre F.T.Q. i la Zorra Alevín a tiempo real, 17 por Leli Vorratxes



         Un tablero al borde de una mesa baja y blanca, cuarteado de piezas blancas y negras. El
peón blanco del rey sube dos peldaños y es respondido por su oponente. El caballo salta a f3 y las
negras a d6. La dama de compañía de la reina se coloca pareja al paje del rey, y el alfil negro sube a
g4. Tras un rifirrafe de peones en el centro del tablero, los contendientes intercambian reinas,
moviéndose el rey negro fuera de la zona de seguridad que le daban las paredes de tu castillo. Y sin
embargo, el ataque blanco no se detiene: el caballo, apostado a la derecha salta para zamparse un
peón, y el alfil baja a cubrir la diagonal regia. Y, señoras y señores, qué emoción, el obispo blanco
trenza hacia c4, y tras acabar con el alfil negro de e6 es eliminado por un humilde pero poderoso
peón. Sin un momento de tregua, el otro peón marfileño se sitúa en g5, cuál daga sangrante, directa
al corazón del monarca de ébano.

     Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 20/6/2008
17
Tomemos un respiro y observemos ese campo de batalla, tan presto y ya teñido de sangre
noble, con las huestes blancas emplazadas en severo ataque. El rey negro se refugia, parcialmente,
en los estrechos pasillos que le cobijan. Dos unidades de caballería-c3 y e5-junto la curia eclesial
que infiltrada, acosa a la casa real por la diagonal negra, hacen sudar a las negras. El rey ha acabado
con el caballo osado en f7, y evita, por el momento, al alfil malévolo. Incredulidad y atisbos de
desespero dejan al contendiente negro con la mano alzada, calculando las posibilidades que le
permitan cerrar filas.



       Un momento de reposo-una enana real, que no participa del combate, deja los aposentos-y
de repente la caballería negra, sacando fuerzas de los relinchos, salta al ataque. Alas, poor Yorick, el
cuitado blanco, por primera vez quizá desde que iniciásese este torneo, observa con caución sus
movimientos. ¿Será el momento para que la torre, encarada en d1 y con campo abierto, se desplace
hacia la guarida blanca? Efectivamente, este cronista ha atinado, y por ello se merecería el pañuelo
de una dama, con olor a pitiminí: la torre jalea en el jaque, y los caminos del rey se acortan. El alfil
se sacrifica y muere a manos de otro alfil…sí?...no?.. el blanco titubea y este torneo, con poco
respeto a las leyes internacionales del ajedrez, le permite la retracción. Acaso mejor entonces…o
quizá si…susurros quedos, pensamientos veloces que cruzan las trincheras y …sangre, dolor y
alfiles muertos finalmente, ninguna flechita en la declaración de la renta permite ya a la curia seguir
en el juego, todo alfil ya cría malvas en el Otro Mundo del que fueron embajadores.



       A continuación, son las torres, que como si los cimientos de la tierra blandieran espadas
flamígeras ante un golfo tormentoso, ajustan cuentas: los casetones de la torre blanca no aguantan la
acometida y el bastión se tambalea y colapsa. Bello momento siempre, heroico, cuando como ahora
los peones abandonan sus seguridades y cuál Davides plantan cara al enemigo. Pocas opciones
restan ya: una torre blanca de aspecto amenazante pero escorada, demasiado escorada; un caballo
negro voluntarioso pero mal herrado, dos altezas más amilanadas que corajosas.



       Vayamos por un momento al corazón del atanor bélico: el enemigo mira a los ojos de su
oponente, se inicia ese tango lento y macabro, esa persecución de titanes en que un rey-ahora el
negro-capotea con una torre demasiada enhiesta para matar pero fatal en su tenacidad. Vemos como
ese peón apartado de la batalla ve acercarse el final, aplastado por la ebúrnea torre implacable,
encendida de ira por las roturas de cintura del rey. Las filas de peones, otrora serviles segundones,
se alzan ahora como las columnas de Hércules, como solemnes patas de elefante cartaginés que sólo
conoce el final en su muerte. Y callados, entonando las últimas oraciones peoniles-salva, señor, a
este tu servidor Flavio Peonio- la escabechina se cierne sobre los relegados, los apartados de la
gloria, los de muerte discreta, peones porta pendones y ponderados.



       Recuerdo apenas la pena que versos como el que sigue provocaba en los peones cuando en
las largas noches de instrucción miraban la luna reflejada en el peán:



       “Apenas llega y ya penas llegan.”



       O algo así. Allegados, no sufráis, porque penden sobre sus tumbas las leyendas y las
canciones de su pueblo, que siempre recordaran a sus defensores y que no saben de rangos. Y punto.



       Porque los excursus tienen el peligro de desviarnos, y si, como meandros, perdiéramos el
rumbo de este río del relato bélico, perderíamos también el fin último que es el mar que es el morir
que es el fin de este juego, va dicho: fatal. Y es que aunque se dilate el tiempo y los contendientes
pausadamente mediten sobre ligeros movimientos-esta torre negra que apenas avanza una casilla
para amenazar a su doppelnganger-el tictac del reloj funesto avanza hacia el morir que es el mar
para las torres, los caballos y también y sobretodo, y sobretodos, S.M.R. el Rey.



       Cuentan, y a lugar comentarlo ahora, que un rey nubio decidió un día detener esta siniestra
rueda del destino a que su nacimiento lo atenazaba, y cuando se decidió a cambiar de ropas y bajar a
los establos a dormir con los peones, una mano le abrió una puerta y allí encontró un espejo y una
rosa y tuvo sueño…pero debemos volver a este nuestro presente e impedir que nuestras acertadas
reflexiones despisten nuestra lectura: el espectáculo duele de mirar, dos reyes en las esquinas, lo
más alejados posible, y en el centro, un empate técnico claro: dos peones blancos miran sin
desmayo un caballo negro y su jinete peónido. Y quizá, y esto es material de leyenda, lo que pueda
cambiar la suerte de la contienda sea este rey negro que se atreve a salta a la melé, y oh, que grande,
ahuyenta el caballo. ¿Cómo pudieron los blancos perder su ventaja agresiva y acabar en ese
estado?...



Jetope, jitanjáfora del arroz, presidio del olvido,


casa de hierro de la tradición y el perro verde,
general demediado de porte zafio y



atroz desmayo rojo: rifirrafe de comino y esfera



que atenaza la luz y medita el menú, ristra insomne de jofainas y pazgüeños:



gritad la hora y el carmesí esmero! Moved las caderas en allegro justo



y salvad las naves.



Jetope, salvador, destornillado y convulso jeroglífico



justo. Penad



y calzad botas de rey para que las trenzas se desmadejen y,



libres, dolidas, jirafas del ayer,



combatid con las huestes venecianas contra el caliente desamor.



Gira, rueca, sobre tu jeque de ratios finiseculares.



Gafe trismegisto bacular, zenotafio de gotas



como gotas



como gotas



como
dos



gotas



de



cuero, gime jinetera constantinopolitana



por un médico que abra la ventana y



sane al sol.



        El cronista se aburría, y como recomendaron ilustres reformistas de la poesía tradicional
china a principios del siglo pasado, dejó que la mano siguiera a la boca. Porqué su boca dice así, es
harina de otro costal, y como tal, ahora no la discutiremos: disfrútenla sólo como si se tratase del
canto burlesco del bufón real, que ameniza las largas horas del exilio de ese rey negro que, abúlico
y sin futuro, desea ya la muerte, donde sucederán más cosas que en esta vida sin mañanas nuevos.
Como Napoleón en Santa Helena, el rey me dice al oído: “nadie lo sabe pero no estoy loco, tan sólo
cansado y sin ilusión.” El rey me cuenta también el final del cuento anterior: en el espejo vio una
puerta que llevaba al campamento enemigo, y ahí estaba el rey enemigo, con su misma faz, su
mismo espejo y su mismo pesar.



        The End: la dama ha vuelto a la vida y acaso por ello, el rey negro, tras larga agonía,
buscando la muerte por inanición de su adversario, acaba acorralado y muere.quot;
13. No es casual que Autobombo se exprese y se comunique a través de la Red. La
dispersión geográfca (China, México, Estados Unidos, España, Argentina) hace
inevitable estos usos. Esto ha permitido, asimismo, que los temas, referentes e
intereses del Colectivo sean variados y dispares. Desde Barcelona, llega este texto
que sin embargo bebe de fuentes más lejanas.



       El escritorio del doctor, aproximación al Dr. Garpesiano


       Aprovecho una ausencia del doctor para entrar en su estudio, su laboratorio, lo que sea ese
lugar donde se recluye y pasa las horas. Tengo tiempo: lo vi subirse al tren, dirección al norte,
dirección a un pasado que vuelve. Tengo tiempo, pero el caos se me antoja imposible: miles de
cajones y cajoncitos ocupan un escritorio decimonónico, todos llenos de fichas, de cuartillas, de
anotaciones. En ocasiones, estas notas remiten a los estantes que ocupan toda la habitación, filas y
columnas de libros, películas, mapas y guías gruesas como ladrillos. En el suelo, un catálogo de
objetos estrambóticos, o al menos lo son para mí que no comprendo sus razones: un balón de fútbol,
medio parachoques, tres luces verdes, un neceser de viaje, un cencerro. Busco en vano el
estetoscopio, los bisturíes, acaso un fórceps, pero no aparecen. Garpesiano es doctor en unas artes
que se me escapan. ¿Supondrá una pista el eco a Descartes de su nombre? ¿Debo emprender el
camino a través de las notas, los textos, los estudios sobre cosas variopintas que amenazan la
madera del escritorio? Derrotado, vuelvo a la estación de tren y subo al mismo tren que le vi tomar
a él, avanzo con unas horas de retraso por las mismas vías, hacia el norte, siempre hacia el norte.

       Cuando bajo del tren, me sacude un mar salvaje, un escenario que le parece expresionista y
dramático a mi sofrosine mediterránea. Y en esa trepidación de aguas marinas y casas como iglesias
lo descubro tomando un café tranquilo, sentado frente a alguien que tiene su misma cara y su
mismo pelo y sus mismos ojos, y que sin embargo le lleva una generación. Si todos sus papeles
querían trazar un sendero, el destino era este bar: el encuentro finalmente apacible de Garpesiano
con sus ancestros del otro lado del Atlántico.
El Peruano,18 por El Dr. Garpesiano
                                                                                           A El Burrot Català


                                                       “Aquello que no vemos es lo que nos impide el paso”
                                                                                          Andrés Neuman

         Debe haber pocas cosas menos irritantes que intentar comprender el desvarío de mis
accidentados amaneceres. De todas formas lo hago, lo intento. Necesito saber que fue lo que hice
las horas previas a mi desvanecimiento. Los pasos caminados hasta alcanzar el catre [1] donde
ocasionalmente haya depositado mis huesos.
         El procedimiento es simple. Me siento sobre el colchón apoyando los brazos sobre mis
rodillas. Mi cabeza, lentamente, asoma su vergüenza oculta aún de los rayos lumínicos del día. Acto
seguido busco donde vomitar. No todo va a parar al lugar previsto y otro poco vuelve siempre a su
lugar de origen. El espeso líquido que desciende por mi garganta me reconforta impulsando lo que
resta de mi cuerpo. A partir de aquí comienzo a recordar, reconstruir como me gusta decirlo.
        Existen ocasiones en que mis esfuerzos no son suficientes. Los recuerdos vagos apenas me
permiten obtener alguna persona amiga que compartiera parte de la noche conmigo. En estos casos
abandono mi escondite para buscarle. Una etapa ya más vergonzante pero no menos necesaria.
         La última vez que esto sucedió el afortunado fue Roberto, un amigo chileno que llevaba
como yo unos años viviendo en Barcelona. Lo llamé para quedar en vernos y nos encontramos en
un bar de esos que él solía frecuentar. Le interrogué primero de manera sutil pero ya luego abierta y
descaradamente. Saber que existía un espectador de actos que yo no podría reconocer era
demasiado para mi frágil existencia.
         Compartiendo un par de cigarrillos, yo en aquel entonces intentaba dejarlo, me contó que
todo lo interesante de la noche se redujo a una fiesta, más bien a la terraza de la casa en que ocurría,
precisamente en una discusión que trencé con un compatriota. Álex, el peruano, y yo atravesamos
distintos momentos en nuestra charla. La inicial camaradería compartiendo intenciones genuinas de
algún día regresar a nuestra patria. Los matices de profundizar sobre la orientación política y sexual
de uno y otro. Aclaraciones en ambos aspectos completamente innecesarias y una pasional
discrepancia sobre la concepción del arte, su representación y sus representantes. Todo ese caos
organizado puede resumirse en que mi compatriota no reconocía mi diferenciación entre arte
burgués y arte popular. Argumentaba fastuosas explicaciones técnicas dignas del buen estudiante
que mostraba ser. Menospreciaba mis argumentos sobre todo por la falta de estas y se partió de risa
cuando puse sobre la mesa el mejor de mis ejemplos.
        En este punto tuve que intervenir a Roberto. No me digas que largué el rollo de la música

     Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 14/4/2008
18
clásica en oposición al jazz, consulté avergonzado. Así es, fue todo lo que me brindó como
respuesta. Entonces, le dije, las dos chicas simpáticas también estaban en esa fiesta. ¿Cuáles?,
consultó ahora él. Las de las preguntas ridículas, tienes que recordarlo. Que si Shakira era mejicana,
que si García Márquez era argentino. ¿Es que acaso tienen algún problema las mujeres de aquí con
Colombia?
       Ya estaba conforme. Tampoco podía manejar mucha mas información. Con la ayuda de mi
amigo logré recordar lo más importante, mi partida. Me fui solo de la casa luego de abandonar a
Álex en medio de su discurso en favor del mecenazgo. Argumenté que necesitaba usar el baño. Me
retuvo un tiempo más la improvisada orquesta de músicos rumanos que a pleno concierto habían
ocupado la sala. Les dedique mis últimos reflejos de comprensión, me volví y orienté mis pasos a la
puerta de calle. Cuando la estaba cruzando, sobre mis espaldas, sonaba el comienzo de la canción
de The Godfather.




[1] Hasta el año 2001 lo mas usual era acabar la noche en un pensión de la calle Lavalle esquina
Montevideo conocido como “El rebenque, pensión familiar”.
14 . Protegidos       y motivados por el anagrama, Autobombo supone para sus
miembros una especie de segunda vida, un espacio paralelo donde la realidad extra-
bombástico se retoma como material literario, como terreno de experimentación y
en muchos casos para exorcizar agobios como los de una tesina. El texto del Burrot
Català así lo prueba.


       Semblanza del Burrot Català

       Me han pedido una biografía imposible pero como dice un buen amigo, en este caso la
Zozobra, ningún intento es perezoso, así que empezaré in media res explicándoos cómo conocí a El
Burrot Català porque no suelo fiarme de lo que dicen otros sobre este personaje tan peculiar y por
ello no puedo contaros de su vida anterior a que yo le conociera, anterior a esa apretada tarde de
invierno en la que yo paseaba distraídamente por la biblioteca de la Universidad de Barcelona. Al
doblar la esquina y entrar en la sección de arameo, me sorprendió indeciblemente ver un remolino
de papeles que surcaban descontroladamente el aire envolviendo en el centro a un personaje, El
Burrot, que pareciendo guardar un férreo control de situación tan descabellada, daba golpes de
índice en las páginas, haciéndoles pequeñas mellas que, después lo sabría, indicaban los lugares
dónde insertar una nota a pie de página. Debo decir que los bibliotecarios estaban muy
descontentos, pero el hombre estaba tan absorto en su tarea que nadie se atrevió a decirle nada. Yo
fui retrocediendo sin darle la espalda, debo reconocerlo, un poco asustada por el ímpetu y las
piruetas que constantemente realizaba el Burrot, pero justo cuando iba a desaparecer por el quicio
de la puerta, este hombre inquieto me miró de soslayo y dijo:
-¡Espera!
       Y para gran sorpresa mía, los signos de exclamación salieron de una de las páginas y me
detuvieron agarrándome las muñecas. Mis ojos, desorbitados, miraron al Burrot, que en ese
momento y mientras con sus giros seguía sosteniendo las hojas al vuelo, se acercó y me dijo:
-      Sólo las notas a pie de página son el texto. La revolución jerárquica más importante de la
Historia, derridianamente conseguido. ¡El texto a los márgenes!
       Con el tiempo supe que ese hombre inquieto y vivaz era un reconocido catedrático que
después de realizar una brillante y trastornadora tesis doctoral sobre el paratexto que le otorgó fama
mundial, se retiró durante muchísimos años a realizar unas investigaciones secretas, que eran tan
esperadas como temidas por la intelligentsia occidental.
       Pero lo que en esos momentos nadie sabía era que ese sabio reconcentrado, que además
pasaba por uno de los hombres más atractivos de la intelectualidad española,, y no lo digo yo
porque sea una Zorra (ambas apreciaciones son vox populis), era varias personas a la vez. Supongo
que estaréis sorprendidos, pero un día mientras paseaba por el Mercat de Sant Antoni, le vi
hablando con uno de los vendedores, quién le pedía que le firmara un libro porque deseaba tener la
firma del autor en un ejemplar que a partir de entonces mil multiplicaría su valor. El libro era De la
A a la Z, veintinueve letras y algún signo de puntuación, escrito por El Burrot Català, editado por la
editorial Delectura, con quiénes no he conseguido ponerme en contacto. Cuando el hombre marchó
me acerqué inmediatamente al tendero y le compré la edición recién firmada por una muy elevada
cantidad de dinero. Resultó ser una joya bibliográfica y uno de los libros más intrigantes y preclaros
que jamás he leído. A estas alturas El Burrot ya había entrado en mi vida y la había desbaratado de
tal modo que se reducía a seguirle la pista. Yendo y viniendo de editoriales y librerías de viejo
encontré algunos relatos suyos publicados en hoja de pliego con títulos tan extraños como Del ¡! al
¿?, un brevísimo pero muy aclarador ensayo filosófico que resume veintiséis siglos de historia de la
filosofía en tres páginas; o El lector analfabeto, un tierno homenaje a la par que un estudio crítico
interesantísimo que sentó las bases para el surgimiento de un grupo artístico, hasta la fecha poco
comprendido, que escribe poesía y relatos bellísimos sin una sola letra, valiéndose únicamente de
los signos de puntuación. Debo deciros que aunque al principio me mostré reacia a esta idea,
leyendo uno de esos relatos, lloré.
       Intrigada por todos estos descubrimientos seguí investigando y supe que nuestro personaje
pertenece a Colectivo Autobombo, por lo que sé un grupo terrorista que opera en Tatabánya, en la
frontera entre Eslovaquia y Hungría, que en una ocasión secuestró a un tal Fabricius Andre, a quién
alguien llamado el Ogro de Sí, o al menos ese era su sobrenombre guerrillero, reclamaba unos
derechos nobiliarios que en verdad nunca llegaron a existir. Aprovecho este momento para pediros
cualquier pista acerca de este colectivo porque en verdad es muy difícil encontrar información sobre
ellos. Sólo sé que en esa ocasión los secuestradores eran el supuesto aristócrata, un sargento
llamado Pioje y una señorita con el curioso nombre de Leli Vorratxes
       Os habréis fijado en que cuando descubro algo nuevo de mi ya querido personaje es casi
siempre por casualidad y así, un día mirando la televisión oí un inquietante y breve texto llamado
La pérdida de la fama de “la pescadilla que se muerde la cola”, en el que creí reconocer el trazo de
Burrot, a pesar de que al revelar el nombre del autor, dijeron que se llamaba Albert Caturla.
Fiándome de mi primera impresión empecé a mover las letras del nombre y ahí estaba: El Burrot
Català. Fue así como empecé a ver que debía aguzar mi ingenio si quería saber más de este singular
personaje, y así, como mi antigua afición por los anagramas se tornó casi obsesión, gracias a Dios,
porque de qué otro modo hubiera podido averiguar que el trío formado por Rut, graffitera de
renombre internacional, Carlota, bailarina y cantante arrabalera y Abel, escritor de novela negra y
de Hip-Hop eran en efecto personajes anagramáticos de El Burrot Català…
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3. Autoelogia

  • 1.
  • 2. 1ª edición: julio 2008 2º edición (digital), Marzo 2009 ©De esta edición, Colectivo Autobombo, Julio 2008 © edición digital, Colectivo Autobombo, Marzo 2009 http://colectivoautobombo.blogspot.com http://colectivoautobombo.es Diseño de cubierta: Sargento Pioje & Leli Vorratxes Fotografía: Chema Madoz Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons
  • 3. Colectivo Autobombo presenta 3ª Auto(e)logia de Textos Autobombásticos Ediciones del Bombín Barcelona 2009
  • 4. I MANIFESTO DECÁLOGO AUTOBOMBÁSTICO 1. Creo en Autobombo. 2. Es necesario creer en el autobombismo y es necesario crear -bajo anagrama- desde él. 3. No hay lugar en autobombo para zoquetes inertes. 4. Muéstranos lo que tienes dentro, porque si yo lo hago yo digo que es bueno y si tú lo haces yo te apoyo en ello. 5. El autobombismo es un ser vivo que necesita nutrición, puede reproducirse y está preparado para (auto)mejorarse. 6. Autobombo no necesita de una cabeza visible. 7. Autobombo funciona mejor como un rizoma. 8. El bombo sigue girando y tú puedes sacar la próxima bola que evidentemente llevará tu nombre. 9. ¡Me cago en el puto ombligo y los estertores interinos del pelusillero agujero de la pseudoflantropía autobombástica! 10.Todo empezó en un Auto y esperemos no acabe en Bombo. 11.Esto no es un Decálogo.
  • 5. ÍNDICE 1. Un día de lo más normal en la vida de Marta Polbín 2. Primera crónica porteña de una mujer calva, por Eza Calva II 3. Las manos tienen pies, por El Sargento Pioje - Génesis y consecución: Glosa sobre la obra literaria del Sargento Pioje 4. The Fruitman's chronicle to the Second Self-Bombastic Congress, por Pere Rovira 5. Epifanía, por S.M.R. la Enana (sic) - Roturas enanas o A Modo de Pie de Página, glosa literaria combinada de S.M.R. la Enana (sic) y D Tovi Franja Reza D Rotura Decente. 6. Escribano Analfabeto, capítulo IV, por La Zozobra Nonliga Besalento 7. Primer campeonato de Proxeo: quot;Cómetela dobladaquot;, por la Zorra Alevín 8. La siesta del Ogro (Égloga del Ogro y la Ninfa Enana), por El Ogro del Sí 9. De cómo la Sociedad Científca de Lebab no cambió de color, por Anica Ratt 10.Juegos Reunidos 11....si alguien se pregunta ¿por què huele a tila y menta?..., por D Tovi Franja Reza D Rotura Decente 12.La partida (Escaqueo Project #1), por Leli Vorratxes 13.El Peruano, por el Dr. Garpesiano - El escritorio del doctor, aproximación al Dr. Garpesiano 14.Elogio de la ausencia, por El Burrot Català 15.Premios, galardones, otras menciones 16.Perdón imposible, por Mónica Copérnica 17.The Bloody Bucket, or I'm Your Man
  • 6. PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN Tienen en sus manos el tercero de los volúmenes performativos de este Colectivo; tienen en sus manos un tomo de Autobombo que esperamos les haga reír, les interese pero sobretodo haga que ustedes nos conozcan y nos valoren. En esta ocasión hemos tratado de diluir levemente el aspecto más onanista de otras compilaciones: además de la satisfacción narcisista de ver publicados nuestros textos, esperamos que el lector profano también pueda entenderlo, entendernos. No porque necesitemos su opinión o aprobación, ya que tanto el diagnóstico como la estrategia iniciales de Autobombo siguen vigentes (vaya dicho, es uno mismo-y su red de amigos-quien decide qué es bueno y digno de publicar), acaso más que nunca. A los periódicos, editoriales, librerías y demás instrumentos con los que los escritores articularon sus éxitos en el pasado, el capitalismo posmoderno añade virulentas estrategias de marketing y las posibilidades del ciberespacio, como el link, epitome del amiguimismo ataviado de cita erudita. Se practica más autobombo que se baila el chiki-chiki. El Colectivo es ya tan sólo un poco, muy poco, más honesto y explícito en su intención que los Prisas y los Nocillas de turno. No, si nos queremos explicar es porque nos hemos dado cuenta de que “com més serem, més riurem”, o sea, que cuantas más voces haya en Autobombo más divertido s y bombásticos serán los resultados. Y aunque esto suene a apología multi-culti al uso, pasen y vean como lo que decimos es cierto: presenta esta Auto(e)logia, por primera vez en el papel bombástico, textos de nuevos miembros, renovadores, cada uno a su manera, del Colectivo, como también de Pere Rovira, miembro antiguo que se publica ahora coincidiendo con su nuevo ardor creativo: La Zozobra, constante y sintética; Anica Ratt, elegante y posmoderna; Rotura Decente, visceral e inconmensurable; Garpesiano, introspectivo y execrante; la Enana, creativa y sabia. Pasen y vean como en el Autobombismo cabemos todos, vean como ustedes ya son de Autobombo sin saberlo. Que no les desanime que el limbo esté tan lleno: que algunas firmas presentes en otras antologías hayan desaparecido no hace sino posponer su futura reaparición: el ascensor que Virgilio maniobra viaja en dos sentidos. Y si no, vengan igual, disfruten con nosotros de los Martinis en la piscina, de las hamburguesas completas, de los ping pones y de los lobos: crean.
  • 7. 1. El Colectivo tiene dos plataformas digitales, la web, donde se resumen nuestras actividades, y el blog, que se actualiza casi a diario, y que permite a los miembros comentar sus creaciones, editarlas, y participar en juegos y propuestas a varias bandas. He aquí un ejemplo de la crítica textual (nunca ‘castrante’ ni ‘paralizante’) a la que se entregan los miembros en el blog. Semblanza de Marta Polbín No es dato nada revelador que Marta Polbín nació por error. Para su madre nunca fue una hija deseada y de hecho, siempre le profesó menos estima que a su hermana mayor, Mar Putina. De todos es conocida la jugarreta con la que le obsequió cuando se infiltró en el colectivo de congresistas autobombásticos de cuya autoría ideológica ella misma, la hija, era responsable, haciéndose pasar por una científica de renombre universal que buscaba piso en Poble Nou. La Polbín se exilió a Francia para huir de su desairada madre y se inició en La Sorbona en las artes escénicas. Allí conoció a miembros conspicuos del Obrador de Literatura Potencial con los que tuvo relaciones. Estos le abrirían las puertas de la literatura lúdica y le conminarían a formar un grupo de estas mismas características en España. Movida sobre todo por un espíritu patriótico escribió su celebrado Circo Finés que levantaría ampollas entre la crítica y la colocaría ya para siempre entre las autoras más citadas y controvertidas de nuestro mundo literario y social. Un día de lo más normal en la vida de Marta Polbín1 Esta mañana me he despertado temprano y me he dicho: quot;Tate, seguro que el Dasein, existiendo, es su Ahíquot;. Y mientras meaba he acabado de dar forma a esta idea: quot;Eso significaría, por una parte, que el mundo es 'ahí'; su ser-ahí es el estar-en. Y éste es, asimismo, 'ahí', como aquello por mor de lo cual el Dasein esquot;. Luego me he olvidado del tema hasta la hora de comer. Pero mientras veía el telediario me ha asaltado de nuevo la cuestión, de una forma cristalina: quot;Claro, es evidente que en el por-de-mor está abierto el existente estar-en-el mundo en cuanto tal y que en la comprensión del por-mor-de está coabierta la significatividad que en él se fundaquot;. He estado a punto de llamar a mi madre para contárselo, pero me he contenido para acabar de dar forma a mi pensamiento, que sin embargo se resistía a conformarse de forma definitiva. Por la tarde he ido a comprar algo de comida para la cena, y mientras cogía una alcachofa ha llegado la revelación esperada, como si una voz interior me susurrara al oído: quot;La aperturidad del comprender en cuanto aperturidad del por-mor-de y de la significatividad, es cooriginariamente una aperturidad del íntegro estar-en-el-mundo. La significatividad es aquello en función de lo cual el mundo está abierto como Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 25/5/2008 1
  • 8. tal. Que el por-mor-de y la significatividad estén abiertos en el Dasein significa que el Dasein es el ente al que en cuanto estar-en-el-mundo le va su propio serquot;. Entusiasmada, he soltado la alcachofa y he salido corriendo del supermercado. He llegado a casa, me he tirado en la cama y he tenido un primer orgasmo, que he ahogado mordiendo las sábanas. Pero en el segundo no he podido contener un gritito de placer que decía algo así como: ah, ah, mmm, arf, puto heidegger, ah, ah... quot;Un día de lo más normal en la vida de Marta Polbínquot; 6 comentarios - Mostrar entrada original Ocultar comentarios leliaaargh...arfff dijo... mudos nos hemos quedados todos...goce quedo... 27 de mayo de 2008 16:10 el ogro dijo... Querida Marta: Le vuelve a remitir a mi propio comentario añadido a mi propio artículo intitulado Crónicas Berlinesas, en el que le conminaba a leer al no pocas veces denostado Deleuze en su ensayo Crítica y Clínica. Aquella vez no me hizo caso y mire usted dónde ha acabado. Por su propia salud mental le ruego lo lea ahora, así podrá confrontar sus ideas faustrollianas con su pasión por Gadamer y Heiddeger y contarnos cómo va su recuperación en el balneario gestaltico de Steiner. PD: el Dr. Garpesiano me pide que le conmine a abstenerse de realizar una dieta fenomenológica más allá de Hegel. Por lo visto las alcachofas producen unos ácidos alcalinos que mezclados con la teoría ontológica dejan secuelas irreparables 27 de mayo de 2008 18:03 el roto dijo la metadona ya se puede adquirir vìa internet en los supermercados dijo... ...el 32 por ciento de los ciudadanos sabe que las estadìsticas son falsas o mienten(como lo prefiera el 68 por ciento de la poblaciòn restante)... 27 de mayo de 2008 18:49 critica a la sazón (y a la Pura) dijo... Que mal rollo cabrona, me has hecho recordar a la Pura (puaj!), pero sí lo reconozco debería haber estado+en clase. Gracias por tu enormalidad. Ahora sé por qué nunca he escrito un cuento filosófico. Todos acaban igual... extasiados... ahí: en un sinfín de palabras revueltas.
  • 9. F.T.Q (20 PaK) 27 de mayo de 2008 19:45 rotura dijo... ahì, en un montòn de palabras resueltas... 28 de mayo de 2008 2:15 Pacienta Polbín dijo... Querido Ogro: Tomaré muy en serio su recomendación médico-clínica, leeré a Deleuze en el balneario de Steiner, seguro que la mezcla no puede follar, digo fallar. Agradezca usted al Dr. Garpesiano su advertencia sobre el poder pernicioso de las alcachofas (afortunadamente las solté antes de salir corriendo del súper). Siempre suya, M.P.
  • 10. 2 . El bombín se ha convertido, por homofonía y elegancia, en un símbolo del Colectivo. A su vez, la autofcción y la metareferencialidad son motores esenciales de las creaciones del Colectivo; el siguiente texto de Eza Quilla combina a la perfección los dos elementos. Semblanza en prosa poética de Eza Quilla I Transcurría el Medioevo plácidamente, y corrían tiempos de bonanza literaria. Mas habla la peremiología de una altiva estirpe marinera que arrasaría con todo, cual Alejandría (la historia posmoderna de la literatura jamás la condonaría). Su escritura vana y grotesca hace acopio de su ebria parla, mas no quiero yo hablar de sus líneas, pues como sus andares, como surcando mares, marean de soslayo. Una calva porteña, un rabo sin preámbulo y una copa quebrada hablan por sí solos de Eza Quilla I, la nunca suficiente loada. Primera crónica porteña de una mujer calva,2 por Eza Calva II3 Pocos bombines he podido descubrir hasta ahora en Buenos Aires, ciudad del tango, los señores con bigote y las medias lunas. Después de escasos días en este país, puedo decir que he llegado a una conclusión contundente y fundamentada: el bombín argentino es puro mito. La razón la encontré en una perspicaz observación de un compañero de aulas y farras (y que, por cierto, está ya medio calvo): quot;aquí los hombres son peludos de pies a cabeza; tal es así que es cosa bien extraña adivinar en boliches y museos calvicies totales o incipientesquot;. A este apunte, posible después de que dicho amigo realizara un exhaustivo trabajo de campo en la terminal de autobuses de Rosario -trazó dos columnas en una libretita (una para los calvos, otra para los peludos) y estuvo dibujando palitos en una u otra según la pelumbrera de quienes transitaban por ese lugar (sobra decir que la columna de los peludos parecía un frondoso campo de maíz y la de los calvos un lamentable orinal con un solitario sorete)-, le siguió su subsiguiente explicación, en esta ocasión proveniente de la madre de otra compinche de almiralls y frankfurtecas4: quot;aquí el agua es mucho mejor que en España y eso, parece que no, pero a la larga afecta al cuero cabelludoquot;. Así que, ágil como soy, deduje que: Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 29/8/2007 2 Alter ego ad hoc de Eza Quilla I 3 Referencias a dos establecimientos de suministro de alcohol donde se reúnen los miembros del Colectivo (N. del 4 ed.)
  • 11. 1. Hay pocos calvos en Argentina que sean argentinos. 2. El agua en Barcelona terminará arruinando el negocio peluquero. Teniendo esto bien claro (tuve que escribirlo yo también en una libretita cuadriculada, porque si no me tuerzo), fui un poco más allá y logré saltar del pelo y el agua al Bombín. La conexión se dio, seré sincera, por mi tozudo interés en autorretratarme -sin que se me viera la cara- con la prenda símbolo de nuestro patrio y amado colectivo. Fue imposible, pues no hallé a nadie que amablemente pudiera prestarme para tal acción su sombrerito de fieltro. Así que, entrecerrando los ojos -porque dicen que haciéndolo se piensa mejor-, alcancé el tercer punto de mi tesis: 3. Si el agua es buena, no hay calvos; si no hay calvos, no hay bombines. o 3b: Si no hay bombines, no hay calvos; si no hay calvos, el agua es buena. Y de este modo estuve elucubrando hasta pulirme todas las letras del abecedario. Segundos después -todavía fruncía el ceño-, me dirigí sin pensarlo a unos grandes almacenes, pues, sea en Argentina o en España, en esos lugares siempre tienen de todo: quot;Voy a comprarme una boina porteña. Últimamente se me está cayendo mucho el peloquot;.
  • 12. 3. Los textos del Colectivo pueden esconder mensajes ocultos, vean sino el siguiente texto que homenajea acrósticamente a otro miembro y que es, a la vez, precursor de la Patagénesis y enlace necesario con otro texto de la presente Aut(e)logia. Las manos, tienen pies,5 por El Sargento Pioje El árbol del parque se mantuvo despierto hasta principios de otoño. Aquel día Adam decidió cobijarse en uno contiguo, molestando esto sensiblemente al primero. -Tal desafecto se resolvió con un par de hojas suicidas- pero Adam, ajeno a ello, se detuvo un instante en la hierba, descaminando su rutina, ante una de aquellas hojas en las que todavía perduraba un atisbo de esplendor; necesitó tan sólo una fugaz mirada para inconscientemente entender que aquella hoja buscaba un camino diferente en su extinción. Decidió casi sin querer, rescatarla de la intemperie y observarla con detenimiento más tarde, una vez recogido en su hogar. Y, aunque con miramiento pero sin excesivo interés, la resguardó, de regreso, entre las hojas de su bloc de notas dónde, muy a su pesar, aún permanecían en blanco las hojas de aquél día y el contiguo; y desde entonces, irónicamente inconexas por otra hoja, moribunda y natural. Zafándose, horas más tarde, de la maldita sábana que retenía sus pies, se incorporó en la cama asaltado por una efervescencia, una discusión que había mantenido bares antes, con sus compañeros de barras acerca de las líneas de las manos. “Incomprensiblemente –se decía- mientras se otorga significado a unas, se margina a otras: las líneas de los pies. Y, claro, todo el mundo sabe decir uno, dos e incluso más significados de dichas líneas en las extremidades superiores pero nadie toma conciencia de la importancia de las que se dibujan en las inferiores. Salvo en una ocasión, al nacer, cuando todos recibimos, rechistando y agitando las manos, un pincelazo de tinta negra para robarnos exclusividad y lacrarnos, de manera insulsa, en la burocracia. Pero eso ya nadie lo recuerda.” Así fue cómo Adam, decidido, agarró la pluma y el bloc, y abriéndose éste caprichosamente dejó caer un improvisado punto de libro agonizante. Adam observó la lenta y blanca caída desde el 'hoy/mañana'. La hoja se posó en el suelo de tal manera que el flexo del escritorio le dejó ver con claridad la ausencia de nervaduras, la ausencia de líneas en sus propias manos. Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 11/11/2007 5
  • 13. Génesis y consecución: Glosa sobre la obra literaria del Sargento Pioje (Pastiche creado a partir de múltiples piezas: Decálogo Autobombástico, “El Tendón G de Aquiles”, “La vida: colección de cromos” y “Las manos tienen pies”) “Back to the army, sergeant, Back to the army again, Out o’ the cold an’ the rain” Rudyard Kipling Glosa: Del latín glossa, palabra oscura, que necesita explicación, y este del griego γλώσσα, lengua) Real Academia Española Al principio no había nada. Entonces, el Sargento Pioje y sus etílicos amigos, “compañeros de barras”, (reunidos en sesión plenaria en un bar) dijeron: ‘¡Que se haga la luz!’. La nada se iluminó y le pusieron el nombre de Colectivo Autobombo. Y sí. El Sargento Pioje Sus compañeros de barras El Autobombo Creamos y creemos en él (bajo estricto anagrama) “Me llamo Ed, dije. Y me inventé un sueño”. No, no se equivoquen. No somos zoquetes inertes “Empiece finalmente, me dijo. ¿A qué se refería? ¿Querría saber el desenlace de todo para así psicojuzgarme de manera trivial, sin haber hecho un estudio previo, sin conocerme?”. Economía Autobombástica, Dogma de fe: Si yo lo hago yo digo que es bueno Si tú lo haces yo te apoyo en ello “Así fue como Adam, decidido, agarró la pluma y el bloc, y abriéndose éste caprichosamente dejó caer un improvisado punto de libro agonizante. Adam observó la lenta y blanca caída desde el ‘hoy/mañana’. La hoja se posó en el suelo de tal manera que el flexo del escritorio le dejó ver con claridad la ausencia de nervaduras, la ausencia de líneas en sus propias manos”. I believe. Cada texto Autobombástico Nutre el Autobombismo Así Se reproduce y (auto)mejora “Como si todo estuviera en las palabras. Lo único que hacen los libros, todos, es decir lo mismo en diferente modo y es bien sabido que las ideas propias provienen de los hechos, las acciones, con todos los sentidos, y eso es, su señoría, lo que me encanta: Gozar de la vida”. No hay cabeza visible Pasen y vean “Que me apeteció golpearle la cabeza contra el espejo, que lo hice y que mientras se la metía por detrás le arranqué la cola de caballo para fustigarla y perfumarme, una vez muerta”.
  • 14. Porque, oigan, Va dicho, sí, El Autobombismo es un rizoma “El árbol del parque se mantuvo despierto hasta principios de otoño”. Y fin. Que todo Empieza en un Auto, Pero no acaba en Bombo
  • 15. 4. El Colectivo se organiza, en la distancia, a través de la red. Sin embargo, para alcanzar el grado de cohesión del que disfrutamos son necesarios congresos y festas. La siguiente crónica de Fruitman, alter ego del anagramado Pere Rovira, ejemplifca la obsesión de narrar todo aquello que nos suceda para la posteridad, y a la vez, testimonia el nacimiento del término ‘congriesta’, que refere con exactitud nuestros encuentros. Semblanza de Pere Rovira Pere Rovira nació un buen día. Su padre era poeta; su madre era una mujer, y como el nombre de su progenitora era femenino y no ligaba con su género, al nacer le pusieron el nombre de su padre. Años más tarde,nuestro amigo descubriría que esa era la mejor elección que podrían haber hecho, ya que Pere Rovira es el único nombre que permite,después de cuadrar el círculo y anamorfosear el cuadrado, elaborar un anagrama idéntico al nombre anagramado. A pesar de este regalo del destino -que además le convierte en un hombre “fructífero”-, y tratando de negar freudianamente a su antecesor, decidió enmascarar su verdadera pasión tras el traje de chaqueta y las matemáticas numéricas. Después de encontrarse por el camino a varias malas influencias, acabó enrolándose definitivamente en las listas de cierto grupo paraliterario que lo acogió con las crónicas abiertas. Superhombre exclusivo de muñeca veloz, es el único capaz de vencer los reveses pingponescos de Leli Vorratxes. Viajero incansable de oriente a occidente. El Larra postmoderno; sus artículos son altamente determinantes en las decisiones tomadas por la ONU. Incluso, en cierta ocasión, fue invitado a hackear la base de datos del Pentágono. Pero era jueves y como todos saben, es el día de la hamburguesa completa... The Fruitman's chronicle to the Second Self-Bombastic Congress6 El sábado 13 de Octubre, a las once cincuenta y cinco de la noche, pulsé el botón del interfono. Ya no había marcha atrás, en apenas unos minutos entraría en al ático parnásico de la calle Casanova, sede del Segundo Congreso Internacional de Autobombo. quot;Es normal que estés nerviosoquot;, me dije. En efecto, mi estado no era el más adecuado. No me había afeitado, lucía una pija chaqueta deportiva de algodón, y no había preparado ponencia o quot;actoquot; alguno. Además, mi compañero de piso me había acojonado con su relato apocalíptico del Primer Congreso. Mis únicas armas eran dos porros preparados con mucho amor, y seis latas de cerveza. ¿Sería suficiente? Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 16/10/2007. 6
  • 16. Marta Polbín y un hombre con capa roja y bastantes cabellos grisáceos me abrieron la puerta. Saludos efusivos, palabras de alegría y bienvenida. Ascensor estrecho, trayecto hasta el ático, entrada en el piso y fotografía oficial de la mano de una chica de gafas rojas y sombrero gris que, tras el flash inicial, se reveló como Eza Quilla I. Las paredes del ático parnásico lucían carteles propagandísticos que alentaban a creer en autobombo, en varios idiomas. No en vano, se trataba de un congreso internacional. Satisfacción, confort, tranquilidad. El metrónomo de mi sistema nervioso se balanceaba plácido, la cerveza era abundante y sendos barreños de sangría y agua de valencia garantizaban que alcohol, por lo menos, no iba a faltar. Charlé con Sofian, físico belga de gran renombre, y practiqué mis habilidades sociales con su acompañante, también físico. Sofian opina que es importante adquirir una excelente base técnica antes de abordar la crítica del esquema conceptual del mundo. Yo me limitaba a llevarle la contraria sin mucho interés, mientras el arder del primer porro se divertía quemando neuronas en mi cerebro. Decidí explorar otros rincones, y me dirigí a la terraza, donde un individuo buscaba su celular autollamándose desde otro aparato (ejercicio que catalogué como el primer acto autobomástico de la noche). Decidí que el sofá vacío era el lugar para terminar mi petardo, y fumé plácidamente, y charlé con el Sargento Pioje acerca de los trenes de cercanías. La brisa nocturna acariciaba Barcelona, dos estrellas tiritaban en el firmamento y en mi mano izquierda un gin-tonic. Poco más podía pedir, sin embargo regresé al comedor porque tenía algo de frío. quot;El horror relatado por mi compañero de piso no ha lugar en este recinto de gente amable y servicialquot;, me dije mientras colocaba en la solapa de mi chaqueta una tarjeta que me identificaba como miembro del colectivo. Pero cuanto más cegador es el rayo, más fuerte es el estruendo del trueno. Y el trueno llegó transmutado en avalancha de cuerpos de féminas inconmensurables y leñadores suecos, y música disco de los años ochenta a todo volumen. Sucedió todo muy rápido. De repente, una mujer que me doblaba en peso (lo cuál no significa que su cuerpo no fuera digno de ser salvajemente gozado, pues es sabido que soy más bien enclenque) me pidió que realizara un strip-tease, y empezó a tirar de la manga de mi chaqueta, por si sus palabras no eran suficientemente amenazantes. quot;Es que me ha tocado esto como prueba, y tú eres mi víctima preferidaquot;, apostilló. quot;Mira, un enano voladorquot;, le contesté, y las milésimas de distracción me permitieron correr hacia el oscuro pasillo, tomar la primera puerta a la derecha y encerrarme en el baño. quot;Necesitas aligerar tu cuerpo por si toca correrquot;, me dije, y a aligerarme procedí, en la paz umbilical de los baños. quot;Todo va bien, todo va bien, tan sólo un pequeño incidentequot;, me dije mientras acumulaba las agallas suficientes para abrir el pestillo que me resguardaba del mundo.
  • 17. Al salir del baño, el leñador luchaba por levantarse del suelo emitiendo guturales ruidos. La sueca gigante me sonreía. Alguien proponía juzgar a un miembro traidor del colectivo, y la masa respondía con gritos de quot;¡al paredón, al paredón!quot;. La sueca seguía sonriendo, su mirada fija en mí, y temí que me declarara también traidor, y la masa, ávida de instrucciones específicas en medio de un caos etílico, decidiera encomendarme a la justicia del leñador. ¿Cuál era, si no, el propósito del leñador en el congreso? Entonces entró en acción el misterioso hombre de la capa roja y bastantes cabellos grisáceos que me había abierto la puerta al comienzo de la noche. Completamente ido, profería gritos indescifrables mientras blandía una raqueta de playa en la que podía leerse, garabateado, este inquietante emblema: quot;la raqueta justicieraquot;. Raudo, volví al pasillo y me abracé, sudoroso, a Marta Polbín. Sin duda la Polbín ignoraba mi desesperación, y tomó el abrazo como símbolo de amor, y nos metimos mano un ratito. Lo siguiente que recuerdo es una habitación oscura iluminada por la pantalla de un ordenador, y acaso una pequeña lucecilla de mesa. A mi alrededor, por fin, tan sólo caras conocidas: Eza Quilla I y sus gafas rojas Ray Ban, el Sargento Pioje, Marta Polbín. Y es posible que también Leli Vorratxes y el Ogro del Sí, o quizás eso fue más tarde. Pero no había bebido Agua de Bezoya, sino Agua de Valencia, así que no sabría decirlo. El caso es que fui entrevistado con un micrófono de verdad por primera vez en la vida, y entonces pensé que había valido la pena pulsar el botón del interfono del ático parnásico, a las once cincuenta y cinco de la noche. La calidez de esa estancia de la casa me devolvió la fe en el Colectivo, y me sentí a salvo y entre los míos, y pensé que quizás el porro y el agua de valencia habían exagerado mi percepción del peligro ante la amenaza de la sueca gigante y su leñador. Y hasta creo haber visto al justiciero de la raqueta entregándole su capa roja a un niño, imagen pura de la dulzura y la bondad. La noche siguió, pero soy incapaz de dar un sentido a las imágenes que se pasean ante los ojos de mi mente. Sé que bajé por la calle Casanova, y que me costaba mantener una linea recta y hablar al mismo tiempo con la Quilla, y que mientras me fumaba el segundo porro pensaba quot;pero qué coño haces fumando si vas más borracho que unas peras al vinoquot;. Ya en casa (omito aquí (pero dejo constancia de) mi penoso periplo de regreso), me tumbé en el sofá, abrí un libro de Machado, y soñé que me dormía y que leía: Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que una fontana fluía dentro de mi corazón.
  • 18. Dí: ¿por qué acequia escondida, agua, vienes hasta mí, manantial de nueva vida en donde nunca bebí? Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que una colmena tenía dentro de mi corazón; y las doradas abejas iban fabricando en él, con las amarguras viejas, blanca cera y dulce miel. Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que un ardiente sol lucía dentro de mi corazón. Era ardiente porque daba calores de rojo hogar, y era sol porque alumbraba y porque hacía llorar. Anoche cuando dormía soñé ¡bendita ilusión! que era Autobombo lo que tenía dentro de mi corazón.
  • 19. 5. El uso de anagramas, la frecuente autofccionalidad y el uso de la web 2.0 como plataforma expresiva apunta hacia el drama como una fórmula de expresión perfecta para el autobombismo. Sin embargo, a día de hoy aún no se ha materializado en un texto o una representación teatral. 7 Presentamos un texto de S.M.R. la Enana [sic] que intenta abrir caminos en ese sentido, a la vez que dilucida, de una vez por todas, la naturaleza dialógica de lo divino (ahí es nada…) Epifanía8, por S.M.R. la Enana (sic) (VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Manueeeeel! Manuel está sentado en el sofá de su casa. Son algo más de las cuatro de la tarde y después de comer ha encendido la televisión. La digestión y el calor le han dejado adormecido. (VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Manueeeeeeeeeeel! Manuel abre los ojos de repente, acompañando los párpados con un brusco levantamiento de la cabeza. Le ha parecido oír una voz, como si alguien le estuviera llamando. Debe de haber fusionado los ruidos de la televisión con un sueño y se habrá dado un pequeño susto. Repasa la habitación instintivamente: el salón sigue igual. Respira hondo apaciblemente, se acomoda entre los cojines y cierra los ojos de nuevo. (VOZ DE ULTRATUMBA): ¡Oye tú, que te estoy llamando! Manuel pega un brinco, abre los ojos y emite un grito insignificante, como un hipo. Está seguro de que esta vez no ha fusionado nada porque ni siquiera había empezado a dormirse. Eso no ha sido la televisión; además, Manuel es soltero, y ocupa un piso entero para él solo. (VOZ DE ULTRATUMBA): ¿Hola? MANUEL (tragando saliva y mirando a todas partes): ¿Hola? (VOZ DE ULTRATUMBA): Vaya, por fin puedo hablar contigo. Había mala comunicación. MANUEL: Ah… Manuel no comprende nada, pero tampoco está demasiado exaltado. Por suerte o por desgracia, nunca ha sido un hombre impresionable. Los fantasmas le dan igual, y más si le tutean. En el momento de editar la segunda edición (digital) de esta auto(e)logía, esto ya se ha solventado. Ver 17. 7 Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 11/5/2008. 8
  • 20. (VOZ DE ULTRATUMBA): ¿Sabes quién soy? MANUEL: Pues ahora mismo no caigo. (VOZ DE ULTRATUMBA, carraspea y declama): Soy el dios de todos los hombres. MANUEL: Ah, ¿al final sí que tenemos? Silencio incómodo. (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, sin declamar): ¡Pues claro! (Pausa) ¿Pero qué demonios os pasa conmigo? Con la de tiempo que llevo cuidándoos, ayudándoos a pasar la vida... y así me lo agradecéis. Dándome la espalda, ninguneándome. ¿Es que os habéis olvidado de que estáis aquí por mí? ¿Que si yo no quisiera, aquí no habría ni dios? MANUEL: Ande, no se ponga usted así… Manuel se acaba de imaginar a sí mismo y se ha sentido absurdo, mirando hacia arriba con compasión, como si le diera consejos al techo del apartamento. Acto seguido se ha dado cuenta de que (al parecer) le está hablando Dios y que encima le está contando sus problemas, así que decide improvisar algo que pueda tranquilizarle. MANUEL: Mire, los hombres postmodernos somos muy tontos: cuando vemos que algo no funciona rápido lo dejamos de usar. (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, decaído): ¡Sí, eso! Esa maldita postmodernidad os está matando y no me hacéis caso. Os lo intento advertir cada día, pero no hay manera. ¡Yo haciendo milagros y vosotros llamándolo “catástrofe natural”! ¡Cuando hay sequía tenéis muchísima lluvia, pero no la sabéis repartir! ¡Egoístas! ¡Como ahí abajo van tan mal las cosas acaba lloviendo donde nadie quiere que llueva! (Respira, decaído) No os puedo salvar yo solo… MANUEL: Ya… sí… todo está muy mal. Pero siempre ha sido así, la historia lo demuestra. Usted no se preocupe, que ya nos las arreglaremos. (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Que no Manuel, que por eso te he venido a buscar. Manuel estira la frente y las orejas se le tensan hacia el cuello. Levanta una ceja. MANUEL: ¿Cómo? (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Sí, que te he escogido a ti entre todos los hombres y mujeres para que me ayudes a salvar tu Tierra –que al fin y al cabo también es mía-. Eres
  • 21. casto y bueno, un hombre equilibrado, y no pecas. (Voz interior de MANUEL): ¿Así soy yo? ¿Pero qué desgracia he hecho con mi vida? Ay, a ver si me va a oír… (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES, declamando solemne): Levántate y dile a todo el mundo que el capitalismo es un infierno terrenal y que es el error más grande que habéis inventado -porque eso sí que no os lo enseñé yo-. Diles que tengan hijos sanos, que vivan en el campo y cuiden a los animales que les darán alimento. Que destrocen las máquinas que manchan la naturaleza y que vuelvan a usar el sagrado fuego; que construyan sus hogares, que hablen entre ellos. MANUEL: ¿Yo? ¿Todo eso? Uy… eso es imposible. (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): ¿Dudas? ¿Por qué no te levantas? ¡Es una orden! MANUEL: No, mire, lo siento. Me sabe mal, pero es que a mí nunca me ha gustado recibir órdenes. (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Sí, ya sé, pero cuando las ordeno yo siempre se cumplen. ¡Porque soy (declama) el dios de todos los hombres! MANUEL: Ejem… por curiosidad: ¿cuánto hace no que le ordena una misión a un hombre? (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): Uf… pues bastante. Creo que la última vez fue en Portugal, hace muchos años, a dos niñas del campo. Recientemente han sido canonizadas. ¿Ves cómo los hombres buenos recompensan a los salvadores? MANUEL: Pero es que toda la vida los santos han sido maltratados… por eso son santos ¿no? Y yo no quiero que me corten trocitos del cuerpo para guardarlos en cajitas de recuerdo. (Voz de EL DIOS DE TODOS LOS HOMBRES): ¡Eso fue por amor a la humanidad! ¡Sacrificios! ¡Yo lo hice por amor! ¡Para que veáis cuál es el camino que hay que seguir en la vida! MANUEL: Uff… pero es que entonces, ya, mire, mejor me marco yo solito el camino. No se preocupe, que yo estaré bien. Yo no le puedo ayudar. Nunca se me ha dado bien hablar en público ni convencer a las masas. Es que para salvar al mundo sin ganas, así porque sí, prefiero no hacerlo. Yo no soy nadie, señor. Mejor avise a otro individuo más carismático, aunque tampoco creo yo que le ayudara porque esos no suelen creer en un dios. Manuel acaba de hablar y se hace un silencio incómodo. Mira arriba y abajo. No recibe
  • 22. ninguna respuesta. Respira hondo, se frota los ojos y empieza a pensar a quién le puede explicar lo que acaba de sucederle. Sube el volumen de la televisión. Eructa. De repente la Tierra se borra y el dios de todos los hombres se pone a descansar. ROTURAS ENANAS o A MODO DE PIE DE PÁGINA9 Glosa literaria combinada de S.M.R. la Enana (sic) y D Tovi Franja Reza D Rotura Decente. Concisa, breve y diminuta -pero perfecta y tersa como el guisante de la princesa insomne-, nuestra bombástica majestad entrecierra los ojos y, titilante, moja tímidamente la pluma y escribe: “Dichoso aquél que sabe escupir textos de un tirón” (sic). Luego, escupe sobre el papel amarillento, lo dobla por la mitad, y, resuelta, le prende fuego con la vela que reposa ante el espejo de la cómoda. Se escudriña en él su rostro pálido y descubre, sorprendida, un brillo extraño en sus ojos. Le parece que algo –o alguien- se ha instalado en el fondo mismo de sus párpados. Y entonces murmura, poseída: “¡¡Manueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeel!! Bombìn, semàforo, bàilame la pièrna, crònica en telegràma”. Reconoce como suyos tales escupitajos, aunque percibe que en ellos se ha instalado sin permiso la rotura monstruosa de lo ajeno, que masculla, desde la ultratumba: “No venimos a por nadie màs que nosotros, porque no hay nadie màs que nosotros”. La princesa se estremece y se acentúa hacia fuera, hacia la silueta frontal de su cuello, su nuca, su espalda, sus pechos, sus piernas, su cicatriz abierta. Exánime, la amordazan tales letanías y se siente presa de un torreón en llamas. Un tormento desquiciado de palabras y minutos nauseabundos recorre su piel de cera. Esquizofrénicamente, se cose la boca. … (puntos de rotura) Apabullante, tatuado y suspensivo -pero esdrújulo y tenso como el gigante de la inmensa hecatombe –nuestro elástico desgarro entreabre las fauces y, rugiente, reza: “Lo normal. Porque no necesito saber còmo acaba todo”. Y el rapsoda durmiente vislumbra una silueta diminuta que avanza retrocediendo, cual sombra proyectada en un jarrón chino que despedaza la luna en jirones. No será ella quien se acerque, si no él quien, menguante… se desvanece. Un dolor extenuado empieza a comérsele las uñas y va subiendo por los puños, que son ya codos, devorando su enésimo querer. . Fui un gigante . ahora soy ` 9 Leyenda hallada en un bombín cosido a mano que narra la historia de cómo el Gigante Roto suturó los labios de la Enana Muda.
  • 23. . surcando palabras . unos labios lacerados . eternamente condenados . en un punto . . . . . cerrado. que no haya alergia. (la distracciòn es dèbil como una tentaciòn ... caemos en la cita distraida ... caemos en la cita distraida ... y nos llamamos la atenciòn totalmente distraidos). . (acudes a mi mesa con el calor, agarrando con ambas manos, como si fuera una taza la que lo contiene ... calma, nerviosa ... acudo a tu mesa , mostràndote tu calor, con ambas manos, miràndote el pecho que tirita al latir con las interrogantes ... sentimos picores ... eres una pregunta para mì que me apetece cuestionar).
  • 24. . . . . Asì es como entrecruzamos. Miradas con ambas manos. Esperando por dios hasta que debimos hacerlo ... no lo sè). . (Merece la pena que aclare que no eramos hasta que mencionamos nuestra propia existencia). . Pareciò que chocamos con la brutalidad de la tranquilidad, casi un accidente. Oliendo a tranquilidad e inquietud (oliendo a tila y menta a inquietud despuès ... sublime). . Presumimos de excepciòn de origen de las veces incluso de imperfecciones de ayudas. de nuestras esencias màs ìntimas hacièndose pùblicas. (ella necesita de costillas, yo de barro ... huele a tila y menta ...
  • 25. sublime). . Nuestra calamidad es la propia calamidad. . Fràgiles y condenados a juntarnos.
  • 26. 6. Las sinergias y ritmos de creación y juego del Colectivo son variables; si bien a veces basta con que alguien lance una piedra para ponernos todos a lapidar, en otras ocasiones hay quien se sirve de las plataformas para desarrollar proyectos personales. Es el caso de La Zozobra, y su sección aperiódica de epigramática posmoderna ‘El Manotazo’, o su serie por entregas sobre la vida del Escribano Analfabeto. Contra-crónica a un escriba analfabeto por un lector analfabeto Gato insomne de los tejados y azoteas del corazón de la ciudad, ingeniero de cápsula explosiva - léanlo en su manotazo, más puñetazo que diario-, anima al colectivo con su autoficción, más real que su vida misma, narración lírica de un escritor analfabeto que dibuja grafías en vez de escribirlas. Su única verdad: vendería el alma -que ya vendió- por ver a Tom Waits. Disfrútenlo en vaso ancho con una rodaja de limón amargo y una aceituna. Escribano analfabeto, Capítulo VI10, por La Zozobra Nonliga Besalento ...paisajes que le dejaban sin escapatoria; encuentros forzosos con la nada, el espacio entre dos sentimientos, la suspensión por un segundo del trapecista de su cabeza. Escribano era feliz en el país de las brumas, aquel cielo bajo e inmenso y ese sol que el Mediterráneo anhela en cada atardecer. Andaba la mañana, andaba la tarde y por las noches se refugiaba al calor de los banjos y la cerveza negra. Puede que este capítulo suene muy idílico a ojos lector pero fue exactamente así y todavía más delicado, añejo y lírico. Escribano melancólico, Escribano bajo la lluvia; Escribano con la mirada detenida en los rápidos del río, los cisnes, las barcas negras: Escribano fumador, conmovido con su verdad en la mano y el horizonte ancho. Hubo amigos. Olof, sueco de sonrisa en la mirada, pelo atolondrado y variación musical de un alma muy parecida a la de Ascher. Olof recogía mejillones cuando bajaba la marea, tocaba la Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 3/6/2008 10
  • 27. mandolina, saltaba por la playa, el campo, la casa. Y si en un principio escribano socializó e incluso trabajó en lugares públicos, con los meses se fue retirando de la vida social para pasar los días en su diminuta casa a pie de jardín. Entregado a su oficio, hacía una diaria salida nocturna a su pub preferido con una puntualidad religiosa. Allí, los mayores le hablaban del cielo irlandés: “there’s no sky like irish sky...” bebían con él y él con ellos caldeando y dulcificando las noches al amparo de una paredes tan negras como su cerveza. Pasaron los meses, y los días del Escribano eran planos, carentes de las tripas que evocaban sus letras. Progresivamente se fue sumiendo en una plácida tristeza que lo empujaría a dar paseos todavía más largos. Escribano se deshacía como una piedra de sal bajo la lluvia. Escribano solitario, Escribano aullando entre sábanas, Escribano en un avión, Escribano enfermo. La vuelta a España fue fácil de no ser por la pneumonía que se trajo de Irlanda y que supuso un retiro de un mes en la casa familiar donde reposo y comida lo dejaron como nuevo. Una vez recuperado, Escribano volvía a Barcelona donde le esperaba la experiencia más real, peligrosa y brutal de su vida.
  • 28. 7. Los combates textuales se han convertido en una práctica habitual en el Colectivo. El Proxeo, nacido durante una misión del Colectivo en Berlín, intenta despertar mediante el reto verbal el potencial creativo de los miembros. I Campeonato de Proxeo Autobombástico Viendo que se acerca la inauguración de la próxima temporada de Proxeo, y sabiendo que tenemos aún pendiente la elaboración de las crónicas del guateque, me tomo la libertad de demandar contendiente con nombre y apellidos para el próximo combate proxeístico. Las reglas son simples: en él se enfrentan dos miembros del colectivo esbozando un tema común (en este caso será Berlín) e incluyendo en su historia al miembro contrincante intentando hacer uso de la ironía o incluso la mofa sarcástica para tumbarlo sobre la lona. El árbitro será el publicante de la semana (en este caso El Sargento Pioje) y los miembros del colectivo los encargados de votar (si es que esto fuera necesario) quien ha sido el ganador del combate (si es que hubiera de haber vencedores y vencidos). Así mismo habrá un máximo de cuatro rounds, o cuatro textos, dos por cada participante, pudiendo convocarse un quinto round definitivo en caso de empate. Preparénse todos pues para la primera velada que enfrentará por un lado del cuadrilátero a El Ogro del Sí (O combates O derrotas) y por el otro a Zorra Alevín (O combates, O victorias). ¡Que empiece el espectáculo!” El Ogro del Sí Primer campeonato de Proxeo: quot;Cómetela dobladaquot;,11por la Zorra Alevín Como sabéis, he sido retada por el omnipresente Ogro, quien no contento con eso, se atrevió a poner ciertas normas al duelo que yo sin duda transgrediré. Aquí van mis Crónicas berlinesas: El Ogro del Sí viajaba a Berlín con la secreta intención de colgar sus 95 tesis en las puertas de la Catedral y empezar así una nueva polémica que cambiara la teología, sí, pero también la hermenéutica y sobretodo el ser-en-el-mundo de todos y cada uno de los habitantes de nuestro planeta. No hay duda de que lo consiguió y de que nada volverá a ser ya lo que era. Sus tesis, como ya todos sabéis, son irresumibles y difícilmente pensables, pero intentaré por lo menos contar algo acerca del momento en que yo las descubrí, o mejor, en el que él me las transmitió como debió hacer Dios al dar el primer aliento a Adán. Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 7/3/2008 11
  • 29. Sobrevolábamos los Alpes cuando, extasiados ante la atrayente visión de papel arrugado con pelaje de armiño, de las suntuosas y atrayentes cumbres que disimulan su altura por lo breve del relieve y lo ancho de la mirada que ofrecen, noté con pavor un frío metálico en la garganta que no me permitía articular palabra, una presciencia, un centro nuevo localizado en la boca del esófago, en el que se condensó una forma inconcebible de saber, un saber no finito e irrepudiable del que para fatalidad mía e incomprensible entusiasmo de la humanidad ya no podremos zafarnos. Se dice que el Ogro est homo pro se et homo pro nos; se dice incluso que el Ogro está en el origen etimológico y anacrónico de la palabra “logro”. Lo cierto es que el Ogro lo ha cambiado todo. Fijémonos por ejemplo en su conocida teoría literaria: Cada texto es únicamente todo lo que el texto no dice. El texto como un negativo. Para captar aunque sea ladinamente el inconmensurable legado del Ogro, comparémoslo con Cristo (aunque la comparación no le valdría con ningún hombre, ni siquiera mítico). A la luz de esta comparación, el sentido último de la existencia del Ogro, no es ya la redención del género humano, sino también la redención de Cristo, ese ser vanidoso y engreído que vendió su cuerpo al demonio guardando su alma para el remanso eterno, que esparció su doctrina con la palabra y el cuerpo; no así el Ogro, quien capaz de la más sublime de las transmutaciones, hizo de su alma aire para que inevitable y felizmente nos embebamos de su espíritu en cada aspaviento, suspiro y sobresalto. Su dialéctica filosófico-meditativa-presciente-hermenéutico-dubitativa es ya inextricable del ser primero (urwort , que en la tradición ontoteológica es la palabra originaria para representar la unicidad del ser) en que nos ha convertido, a la vez que nos ha librado de la besserwissen o pedante erudición en la que todos vivíamos inmersos. Como ser culto oculto ha logrado unir a la humanidad supranacionalmente y por encima de consideraciones de clase, género o cultura, en una nueva forma del ser: el ser-saber (ya indesligables), que algunos prefieren llamar saber-ser. Barruntó él solo todas las posibilidades del ser. Os habréis fijado ya en la enigmática disposición al cambio que posee su rostro, tanto que parece haber sido por breves espacios de tiempo todos los rostros del hombre, también los de la mujer, haber adoptado todas las formas del rostro como sabemos ha adoptado su alma todas las formas de la nuestra. Sin embargo, pocas veces se le presenta a un hombre un enemigo tan efervescente, pugilista y mordaz como el suyo. Su adversaria es el perfecto negativo de su brillante persona. Todo lo que tiene él de bueno, sabio, rubio, tolerante, lo tiene ella de mala, ignorante, morena y fanática. Todo lo que él de prohombre, ella de contramujer. Si él es profundo, todo lo abarca, es todos; ella es superficial, abarca la nada, es nadie. Si él Apolo, ella las Furias. Estos dos mundos dispares, uno con la humanidad entera a sus espaldas, otro con la nada más absurda, debían enfrentarse. La
  • 30. intelligentsia autobombástica, formada por las mentes más preclaras del momento, intuían el inevitable choque que, quién lo dudaba, debía darse por obra de la Zorra Alevín. Pero el Ogro, el único capaz de tanto amor y empatía, quiso ahorrarle tal deshonor a la Zorra y él mismo empezó el ataque, pues en su afán de totalidad es David y Goliat, Caín y Abel, y lanzar la primera piedra y así redimirla fue todo uno. El hombre más importante que concibirá este siglo, el más elocuente defensor de todo y nada, hizo praxis de sus ideales dedicando a su más acérrima enemiga una laudatoria incomparable (que ella tomaría como el peor de los agravios) en sus siempre reveladoras, sorprendentes e inspiradas Crónicas berlinesas.
  • 31. 8 . Por su parte, el Teletexto hurga en las debilidades y, sobretodo, en la potencialidad creativa de los miembros para extraer de sus bombines grandes obras. Semblanza del Ogro del Sí De profunda mirada de ojos claros y elegante porte de chaqueta de cuero, El Ogro del Sí es sin duda el miembro más atractivo del por otra parte minoritario Colectivo Autobombo. Es conocida su sentencia quot;me gusta cuando las japonesitas me llaman Dolisquot;. Y es que El Ogro del Sí residió durante varios años en la ciudad de Osaka, Japón, durante los cuales utilizó el anagrama Doris L. Golder. Precisamente durante esa experiencia oriental se fraguó su actual anagrama. En palabras de Doris: quot;para las japonesitas yo era como un Ogro, así tan oscuro y peludo, pero sin embargo les gustaba que, imitando a los Japoneses, nunca dijera que no. Por eso me pusieron el nombre de El Ogro del Síquot;. Sin embargo, cuando llega la hora de la verdad, a mí siempre me dice que no. quot;Estimado sr. Ogro del Sí: la editorial Brisa Suave se complace en invitarlo a participar en la Antología de la Nueva Lírica Española, que editará en breve con la colaboración de ADAPT (Asociación en Defensa de los Animalitos PequeñiTos). Rogamos nos envíe un poema lírico de su elección que deberá ser, como única condición, de temática amorosa y ambientación pastoral.quot; La siesta del Ogro (Égloga del Ogro y la Ninfa Enana),12 por El Ogro del Sí Andaba entre sauces y hayas buscando ese arroyuelo que le llevara a encontrar la perla más preciosa Silbaba con fuerza la brisa cuando se arrodilló a tañir esa citara Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 30/5/2008 12
  • 32. que quiso encantar a la rosa en la selva encarnada en que morara No eran riberas del Guadalmedina ni tierras yermas de seco olivar Sí había castaños y robles en flor gencianas monteras color violeta abiertas ginestas retama de olor amapolas de prado su pedestal No daban las cuerdas con la inspiración El fresero se llevaba las notas con él no había fruta que recoger por mor de los dioses llevaba una bota cargada con un fulminante vino de su piel carnera se puso a beber Y en su pecho nació un fiel vellocino
  • 33. En pocos segundos ya estaba dormido Fue el rumor del río el que le despertó en la panza sintió un grave rugido era la hora del aperitivo tenía hambre de niño o algo pequeño algún pajarillo un ínfimo cuervo llantar exiguo para ogro sin dueño Cuando en el prado vio un sueño pasar Sombra desnuda que se refrescaba pensó es imposible que esto sea el vino no será el codo lo único que empino si veo a una ninfa de en verga dura tan enanita como este pulgar justo del volumen que mi tripa ha algo de más ha de ser que he bebido
  • 34. En la fuente su busto refrescaba con agua que corre a se rociar Se esconde en la lluvia ¿pero dónde está? Ah, sí, ya la ve, tras el manantial Persigue su madeja enredada ya con enhiesta flauta que no sabe tocar en su cabeza dos camachuelos se acerca y contempla su amor por detrás Qué nalgas tan finas, qué buen reposar Su cándido cuerpo brindado al azar Ogro: ¡Decidme dioses! ¿me la debo zampar? Es tan pequeña como un dedo mío ¿Dónde escondíais tan tierno manjar? Acaso es la esposa de un dios ínfimo Por mi piel velluda que no escapará
  • 35. ¿De dónde salís criatura de beldad? No sé si comerte o hacerte gozar ¿Quieres escuchar una copla de hadas o tienes miedo de mi aspecto brutal? Ninfa enana: Ogro de encanto dejadme marchar Tan solo vine al frescor matinal Recojo amapolas para mi gente Con este agua ellos la hierven y sueñan que están en otro lugar No debes comerme pues muy mal sabrá Estoy en los huesos y soy muy frugal Tengo una cesta con más pajarillos Si quieres los sirvo con salsa real Toca tu cítara y haz que me olvide De que tengo cuerpo pequeño y fugaz Así que tocó notas de embeleso
  • 36. El hada quedó sin alas tendida por el sortilegio desprotegida Su piel rozaba la nuda figura y él cada vez estaba más tieso Usó de sus muslos para lamerlos Piececitos dulces como caramelo La grupa salada, de jugo pleno Pechos de membrillo y sabor eterno De los camachuelos no tuvo piedad Primero se comió los de su pelo Después se sació con los del morral Y acabó el festín con topos del suelo Llevó su cuerpo a la madriguera Sin música, luz, ni ruido siquiera Del placer vino un grueso regüeldo Que desveló su profundo sueño
  • 37. Vio dónde estaba por un haz de fuego que iluminó la cara velluda pero no gritó ni lloró amargura No pidió que soltara cadenas sino acercarse a lamer su cintura Fue entonces que el ogro empezó otra canción Y al ensueño sus fanales cayeron La modorra solo duró un momento pero ya no había ninfa ni gruta en el delirio desaparecieron su mente había jugado astuta De ella no había ni el aliento Se revolcaba solo entre amapolas Y el agua lavaba su pensamiento 9. Las autologías autobombásticas sirven numerosos propósitos. Difusión
  • 38. recapitulación, alegría, pero de vez en cuando la edición sirve de plataforma para textos inéditos: es este el caso del primer capítulo del ‘Atlas Botánico de Nedé’, colección inacabada de Anica Ratt que aún no había visto la luz de los ojos autobombásticos. A imagen y semejanza de Anica Ratt Sólo espero que el brandy no traicione mi deseo, y ya te oigo decir que si acaso mi deseo hablaría a través del brandy: no me líes, sabes usar las palabras, y aún así…Es difícil conjurar una presencia invisible, única miembro del Colectivo sin puesta de largo –aunque quizá cuando esto se lee…-y aun así, cuando busco palabras, me encuentran las imágenes que tú muestras, mujeres-serpiente, cuerpos tatuados de tan poseídos por los discursos, un vértigo abismal que arrastra hacia aquelarres shakesperianos, una artista del circo, una oreja que escucha historias. Y todo eso, desde un encerado donde una mano izquierda hilvana mayúsculas de brocado. Si Tupra estuviera aquí, compartiendo este brandy conmigo, nos sacaríamos el bombín y brindaríamos por el fuego que derrite los polos. Atlas Botánico de Néde Capítulo 1: “De cómo la Sociedad Científca de Lebab no cambió de color” Confiesa Naipaul que ese fue un verano de gotas de sudor suspendidas a medio caer, gotas de sudor que dejaban una senda salada para que toda la comunidad de Néde siguiese desembocando en un único tema: el intenso calor, la estación árida que había llegado como de la nada y que transformaba todo en nada. Los pocos viejos que sobrevivieron a ese verano cuentan que fue el más caluroso en décadas. Naipaul, cartero de Néde y coleccionista oficial del municipio, sigue con su historia: ahora nos cuenta como durante ese verano incluso las lagartijas parecían temerosas de enfrentarse a la verticalidad del sol, pero que por supuesto lo hacían y, por supuesto, lo lograban. Naipaul siempre fue proclive a la exageración, pero los niños de Néde siguen adorando sus historias. Dentro de pocos años, cuando muera a manos de un inoportuno resbalón al intentar apresar un excepcional ejemplar de mariposa, estos niños, ya crecidos, perpetuarán sus historias al contárselas a sus hijos y, éstos, a los hijos de sus hijos. Se comenta en Néde que Naipaul no morirá nunca, que vivirá a través de sus leyendas y de su impresionante colección de mariposas, que aún hoy puede observarse en una sala adjunta del Museo de Lebab. Aunque, quién sabe si el viejo cartero-coleccionista decía la verdad. Yo, desde luego, no puedo saberlo, ya que por aquel entonces me encontraba en el agradable y equilibrado medio que consentía el útero materno. Úrsula estaba en su octavo mes de gestación, por lo que para mi la
  • 39. estación no fue ni más ni menos calurosa que las demás, privada como estaba de todo rasero por el cuál juzgar ese verano. De hecho, por aquel entonces yo ni siquiera sabía lo que era un verano. Mis inquietudes consistían en examinar la flexibilidad de mi entorno, en rebotar contra las paredes del útero y provocar, así, el milagro de la reacción: el movimiento de una pierna primero y de la otra, después. Úrsula, al otro lado, no podía por más que sorprenderse ante lo que ella descodificaba como mi impaciencia por nacer. Pero yo no tenía ninguna intención de abandonar mi pequeño habitáculo de líquido amniótico de manera anticipada, y mucho menos para encontrarme con un árido mundo exterior que, día a día, observaba como la naturaleza perecía de sed. Y es que Néde estaba seco en toda su extensión, salvo por el jardín de mi abuela, en el que un heroico árbol había escapado la tiranía de la estación y se erguía rutilante, jugoso, lleno de vida, henchido al lado de sus desdichados y míseros compañeros de jardines colindantes. Poco a poco, la historia del árbol lleno de vida se fue extendiendo por el pueblo, implacable como la ola de calor, y el jardín de mi abuela Península se convirtió en una especie de lugar de peregrinación al que acudían aquellos que necesitaban ver con sus propios ojos que un árbol no hace verano, por así decirlo. También los había que con la excusa del árbol se quedaban hasta la hora de cenar, por si a Península se le ocurría hacer uno de sus guisos fríos y ahuyentar así hasta más tarde el fantasma de la vuelta al solitario, y más cálido que nunca, hogar. El jardín se transformó, así, en una Tierra Santa a la que acudían prestos todos los habitantes de Néde, y el árbol, tan preñado de vida como mi propia madre, hacía las veces de emblema de rebeldía frente al desierto en el que se había transformado la pacífica vida de Néde. L e s recordaba el esplendoroso vegetal a los allí presentes que incluso en la más árida de las situaciones, el tenaz instinto vital encuentra su camino de plenitud. Ninguno de los habitantes de Néde puso jamás en entredicho la verdadera naturaleza de lo que ocurría en el jardín de Península. Se trataba, en efecto, de un verdadero milagro, allí estaba ese rutilante árbol para demostrarlo. Y, a fin de cuentas, ¿no tenía la dueña de ese pequeño vergel antecedentes milagrosos? ¿No había sido Península la flamante descubridora de un insólito espécimen de flor de mimosa? En efecto, cuenta con orgullo Lilian, esposa de Sexton, que en una de sus incursiones científicas por el bosque, Península halló una variedad de mimosa cuyos pétalos cambiaban de color con el simple roce de la mano humana. Tras semejante hallazgo, Península se apresuró en volver a casa, acomodar la mimosa en tierra fresca, y escribir a la Sociedad Científica de Lebab para comunicarles su descubrimiento y proponer que incluyesen la Mutatis Mimosam –“de la que se incluye un pétalo en la presente misiva”- en su famosa compilación, Las Quince Mil Formas del Mundo Vegetal de Lebab: Volumen I. Tras mucho debatir consigo misma, mi abuela reunió el coraje suficiente para incluir en su manuscrito una petición formal para que a la Mutatis Mimosam se la conociera por el sobrenombre de ‘Península’. Muchos pensareis que esto último fue
  • 40. un ataque de egocentrismo, pero nada más alejado de la realidad. Se trataba, por el contrario, de conseguir que su nombre consiguiese la entidad que en incontables ocasiones se le había negado. Así, Mutatis Mimosam Península inauguraría una era en la que dignas sucesoras de mi abuela, futuras generaciones de expertas herbolarias, llevarían su nombre con orgullo. La respuesta de la Sociedad Científica de Lebab no se hizo esperar. La carta, sucinta donde las haya, argumentaba que una planta que cambia de color ante el roce humano tenía que ser cosa del Demonio (sí, a ella también le sorprendió que la ciencia acudiese al Maligno en busca de excusas), le aconsejaban que olvidase sus excursiones por el campo en pro de cuidar de su hogar (no, la Sociedad Científica no tenía datos sobre el grado de implicación doméstica de mi abuela, ni había oído hablar de sus populares guisos fríos) y, por último, preguntaban sorprendidos cómo no se le había ocurrido acudir presta al Registro Civil de Lebab a cambiarse ese nombre, que más que un nombre era un accidente de la naturaleza. Mi abuela recibió este último comentario con la tranquilidad que había demostrado durante toda su vida –se mantuvo impasible ante la caída de los cuatro muros de su casa durante el terremoto de 1834- y decidió pensar que si los miembros de la Sociedad Científica no querían aceptar a la Mimosa Península ni a su descubridora era, por supuesto, porque este hallazgo no había sido suyo y porque, en efecto, para la época mi abuela era, como bien la había descrito la carta, un accidente de la naturaleza. Península, impertérrita ante terremotos y derrumbe de hogares, siguió regando y atendiendo a la mimosa como su nombre merecía (el de la mimosa, claro está), con la tranquilidad de saber que algún día, hasta la Sociedad Científica de Lebab cambiaría de color. Pero la Sociedad Científica de Lebab no cambió de color, ni siquiera ante la obviedad de un renovado milagro vegetal en forma de esplendoroso árbol en mitad de la más dura de las sequías. El solitario habitante del jardín de Península, sin embargo, resistió las embestidas del verano que finalmente sería testigo de mi nacimiento. Y resistió de tal manera, que consiguió nutrir a todo el censo de Néde cuando las cosechas se echaron a perder. Cada fin de verano, una gran fiesta rememora las gestas de Península y su árbol mágico. Con o sin Sociedad Científica de Lebab, mi abuela Península, el árbol rebelde y la Mutatis Mimosam prosperaron. También lo hizo mi madre Úrsula, que decidió darme el nombre de mi abuela. Y también lo hizo Néde, cuna de la publicación del segundo volumen de Las Quince Mil Formas del Mundo Vegetal de Lebab, que lleva el subtítulo de “Accidentes de la Naturaleza” 10. Como puso de manifesto el artículo “Epígonos Oulipianos del siglo XXI: Colectivo Autobombo”, ‘los intereses y formación de sus miembros [de Autobombo]
  • 41. han hecho que en no pocas ocasiones sus propuestas creativas hayan compartido las inquietudes literarias y el espíritu de los distintos obradores de literatura potencial.’13 Hay-qus fantásticos Composiciones breves y sintéticas, alentadas por el espíritu de los haikus japoneses, que puedan contar un relato de género fantástico en tres breves versos. Como única condición (quot;au fond, je me donne des règles pour être librequot;, Perec dixit), las obras deben contar, como su título indica, con palabras que tengan la letra ‘Q’. Quántico Por qué no existo Bifurqué mi recuerdo Quimera y tiempo Goce quedo Desnuda bajo el llorón follaje y viento un embarazo verde Viaje Hombreojo aspero gruñido telequinesis. Hai-clon Un viejo estanque Una rana salta al agua,¡zas! Su clon salta detrás. Inefabibilidad Un no sé qué que queda balbuciendo. Qpérnico Los ojos en Sol menor vino quijotesco in orbita sum Make-up El procedimiento es simple: se plantea el inicio de una frase que debe ser terminada con el nombre y el apellido de alguien. Con Oleguer dimito... y con Gabi Milito. Hebdomio quiere guerra y... Octavio Paz. Pérez Reverte viste de Armani y... Juan Manuel de Prada. Milagros del Corral, vos, plantás y...Rosa Regàs. Monterrosaurio Revista de Erudición y Crítica (REC), n. 6, Junio 2008 13
  • 42. La fórmula es, como no podía ser de otro modo: quot; Cuando + V, S + Adv + V + allíquot;. Cuando Dinho despertó, la Liga ya no estaba allí. Cuando me desperté Monterroso continuaba allí. Cuando Augusto terminó el dinosaurio ya estaba dormido. Encuentros en la tercera frase Los participantes habrán de componer relatos de tres frases (entendiéndose ‘frase’ como aquella unidad con sentido delimitada por un punto) en los cuales aparezca o se dé lugar un encuentro en la tercera fase, digo, frase. • No recuerdo en qué pensaba. No vi el reflejo ni la sombra. Al torcer la esquina, el fogonazo de la idea. • Todo su cuerpo bailaba y se estremecía con una música muda. Andaba de prisa, inquieta: sus ojos no permanecían un segundo quietos. Entonces, afinando la vista, leyó: WC. • Nicolás yacía en el suelo retorciéndose de dolor y con la boca ensangrentada. Hacia él se acercaba un hombre que al llegar recogió dos dientes del suelo y dijo: soy dentista. • Te soñé. Te busqué. Me encontré casado, soñándote sin buscarte más. • Tú tenías hambre. Yo tenía sed. Aquello fue un festín de sábanas revueltas. • Abrió un párpado y no pudo ver nada (y de fondo, sollozos, plegarias, arena, silencio). “Te voy a comer hasta los ojos”, le dijo el gusano al tercer día. La esperada frase había sido dicha, dictada irrefutablemente la sentencia de su segunda muerte. Qwertyograma Dícese de la unidad de expresión limitada al orden de las teclas de una máquina de escribir (o en su
  • 43. defecto una computadora) para crear un relato. Carta a un desconocido14 “Querido Wizz estamos retenidos. Tienes, y urgentemente, irremediablemente (o perecerás) ayudarnos, sacarnos del fango. Generas, húngaro jactancioso, kafkiana languidez. Ñandú zopenco, xerocopias cabreos, voraces bestias. Nada más.” Ejercicio de estilo qwertygramático Queneau, Whitman, Esteban, Rilke, Tzara, Yevtuschenko, U…, Ilf, Orozco, Palacio, Antunes, Sontag, Denis, Formosa, Grass, Herman, James, Kisfaludy, Lugones, zumzejaven, xerraven contínuament…volien bescanviar-se noms mecanografiats. Autoqwertybombo Qui –who- és raude, trepidant, un il·lusionista- o potencial artista, savi domador ferotge, gràcil, hàbil jugador, kafkià líric, zigzaguejador?: Xavier, certer verbíbor, bon narrador microrelatístic. 11. También el Colectivo Autobombo recibe críticas, tanto externas como internas: Relato a dos bombines de las desventuras del Colectivo en el aeropuerto de Girona, cuando el vuelo de Wizz Air 14 que los llevaba de misión a Budapest se retrasó 12 horas.
  • 44. no somos ajenos a crisis, cismas y polémicas. 15 De momento, no obstante, el Colectivo ha demostrado una gran capacidad de aprovechamiento de lo que de fuera llueva, y de lo que de dentro emerja. Y eso se debe, parece, a su capacidad para adaptarse a nuevas propuestas y aceptar nuevas aportaciones que participen de su espíritu. Como muestra un botonazo de los de D Tovi Franja Reza D Rotura Decente, un miembro poético y brillantemente excesivo. ...si alguien se pregunta ¿por què huele a tila y menta?...16 por: Soy yo. la rotura. la infusiòn. el rezo. la franja. la decente. La pregunta formula sudada de pregunta y brevedad. . Me solicita cuando estoy precario cuando estoy màs alto de lo debido, incisiva con el convencimiento de un argumento asistente. Como un acontecimiento ìntimo coincide conmigo me contempla me sabe ... Cuàndo uno va a suceder al otro, cercanos inminentes asombrados, nuestro nacimiento y ocaso. . Necesito saber para que ella(la pregunta) Véase, por ejemplo, la Primera Antología de Textos Autobombásticos (Ediciones del Bombín, 2007) y l la “primera 15 crisis del autobombismo”, donde se encuentran famosas sentencias (por ejemplo, “Me cago en el puto ombligo y los extertores interinos del pelusillero agujero de la pseudofilantropia autobombastica!”) que han pasado a ocupar un lugar de oro en los principios del Colectivo. O también, resultados proxeísticos de gran calibre: “y es que solamente derrotarte me basta y robar con violencia tu aliento de borracha con las primeras impresiones como forma de acabar contigo sin censuracomo tù estilas y asì grueso yo y tù te la comes y te la comes entera y sin destripar para que luego no me respondas algo que ya sepa como que depende del dìa que yo elija porque hoy es un buen dìa para dejarte sin costillas o verbo...” (en Tan vertiginoso que se te han hecho jugo las piernas, de Franja Reza, 15/3/2008). Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 3/2/2008 16
  • 45. pueda tomar su nombre, y yo la llave existencia de su pecho. . Tomo la liga estrecha de sus muslos, dos interrogantes la pregunta. . Huele a tila y menta a inquietud despuès. a tila y menta. a inquietud despuès. . (La pregunta ... A travès de ella que conozco a travès de ella que fallezco a travès de mì que fallece ... y no sentimos repulsiòn de nuestros instintos màs primarios ... curiosean sin pudor nuestros dedos a travès). . Cuàndo lo supimos no lo sè. (No escapamos hasta que debimos hacerlo ... no lo sè). . (Merece la pena que aclare que no eramos hasta que mencionamos nuestra propia existencia). .
  • 46. Pareciò que chocamos con la brutalidad de la tranquilidad, casi un accidente. Oliendo a tranquilidad e inquietud (oliendo a tila y menta a inquietud despuès ... sublime). . Presumimos de excepciòn de origen de las veces incluso de imperfecciones de ayudas. de nuestras esencias màs ìntimas hacièndose pùblicas. (ella necesita de costillas, yo de barro ... huele a tila y menta ... sublime). . Nuestra calamidad es la propia calamidad. . Fràgiles y condenados a juntarnos. (la distracciòn es dèbil como una tentaciòn ... caemos en la cita distraida ... caemos en la cita distraida ... y nos llamamos la atenciòn totalmente distraidos). . (acudes a mi mesa con el calor,
  • 47. agarrando con ambas manos, como si fuera una taza la que lo contiene ... calma, nerviosa ... acudo a tu mesa , mostràndote tu calor, con ambas manos, miràndote el pecho que tirita al latir con las interrogantes ... sentimos picores ... eres una pregunta para mì que me apetece cuestionar). . . . . Asì es como entrecruzamos. Miradas con ambas manos. Esperando por dios que no halla alergia. . . . . Olemos a tranquilidad e inquietud. . Nuestra visita mùtua. . Tù olor fuerte y ùnico
  • 48. (a tranquilidad e inquietud). Mi olor fuerte y ùnico (a tranquilidad e inquietud). . . . . Al encontrarse, sublime. Al propalarse, sublime. Al separarse, sublime. . . . .
  • 49. 12. La tendencia a hacer una crónica de todo + la ludolingüística + la pasión por el ajedrez= el escaqueo, crónicas ajedrecísticas Semblanza de Leli Vorratxes Leli Vorratxes (también conocida como Rolex Versátil) fue una de las miembras fundadoras del Colectivo Autobombo y una de las principales impulsoras del ombliguismo interestelar. Su llegada al mundo se produjo una estrellada noche de un 30 de enero de 1979, fecha mítica que todos los niños aprenden hoy de memoria en las escuelas, y que será recordada ad eternum. Cuenta la leyenda que al ver aquella monada salir de las trémulas piernas de su venerada madre, el doctor que atendía el parto solo atinó a musitar un admirativo aunque lacónico “She, she, she… ¡she, she, she!”. Sea como fuere, y para evitar caer en especulaciones biográficas que no nos llevarían a ninguna parte, lo cierto es que su labor ha sido reconocida por las más prestigiosas corporaciones, academias y universidades a lo largo y ancho del universo, y su magna obra ha sido debatida y elogiada en tertulias, revistas, programas del corazón, concursos gastronómicos y demás eventos culturales. Con “Baimafeima” saltó a la fama, pero ya anteriormente había destacado en empresas de diversa índole por las que era conocida (e incluso idolatrada) en los ambientes más underground del planeta, de entre las que destaca su innovador golpeo de baquetas (el conocido como “lelitok” o “tofutok”), que vino a revolucionar el panorama musical chino, para desde allí arrasar en buena parte de la galaxia. Memorable es también su aportación al ludolingüismo de corte verbívoro, en especial a través de su omnipresente trabajo como editora, que le llevó a fundar revistas transgresoras que marcaron un cambio en las tendencias posmodernas (es el caso de Verbigracia) o a construir imperios editoriales que transformaron la concepción de la edición a nivel interplanetario (como las archiconocidas Ediciones del Bombín, cuyas primeras publicaciones, las llamadas Autologías, son hoy piezas de coleccionista codiciadas en las principales casas de subastas). De menor repercusión, pero no de menor enjundia, fueron las traducciones que llevó a cabo de las creaciones de otros compañeros del Colectivo, en especial las de Marta Polbín (hoy en día consideradas un modelo de traducción estudiado en las más prestigiosas universidades terrícolas), viniendo así a demostrar el famoso dicterio autobombástico que reza que “si yo lo hago yo digo que es bueno y si tú lo haces yo te apoyo en ello y te traduzco ya que estamos”. Gran repercusión tuvieron también, desde finales de la era prebombástica, las calçotades anuales que se celebraban en el rancho de Premià de Mar, y que vinieron a superar en glamour, popularidad y popularidad y desenfreno a las famosas fiestas que Truman Capote daba en Nueva York hacia los
  • 50. años 40 a. de A. B. En fin, se han dicho de Vorratxes tantas cosas que por fuerza nos quedaríamos cortos aquí si intentáramos siquiera resumirlas, pero valgan como muestrario estas pequeñas perlas: “Desde Confucio, nadie había sabido aunar de forma tan apoteósica la civilización occidental y la oriental” (New Yorker); “Con Vorratxes nace el mito de la posthumanidad delicuescente” (Libération); “Simplemente, la más grande” (ABC); e incluso, y remárquese la relevancia de este comentario por venir de donde viene: “Siempre habrá un antes y un después de Leli Vorratxes” ( Neptune Zeitung). Lamentablemente, y como suele ocurrir en casos tan sonados, la fuga de cerebros no se hizo esperar. Así, tras sus fugaces escapadas prebombásticas a Irlanda y la China, durante el segundo año de la nueva era decidió emprender un viaje transoceánico que debía llevarle a los EE. UU., ante la consternación de sus admiradores europeos, que veían cómo una vez más el infierno yanqui tentaba a uno de sus hijos más pródigos. Pocos días antes de embarcarse rumbo a nuevas metas tuvo lugar en el rancho de Premià un congreso autobombástico que sería recordado durante varias generaciones… Pero no es este ni el lugar ni el momento para extendernos en detalles que todo niñato puede leer en cualquier libro de texto escolar, o acceder a ellos en el ciberespacio con un simple clic de su mouse, así que nos limitaremos a ofrecer en bandeja de plata esta creación de Leli Vorratxes y a desearles que la disfruten como lo que es: un manjar intemporal que ha hecho, hace y hará las delicias de los más exigentes comensales. ¡Salud y autobombo! La partida (Escaqueo Project #1): Crónica de una partida de ajedrez entre F.T.Q. i la Zorra Alevín a tiempo real, 17 por Leli Vorratxes Un tablero al borde de una mesa baja y blanca, cuarteado de piezas blancas y negras. El peón blanco del rey sube dos peldaños y es respondido por su oponente. El caballo salta a f3 y las negras a d6. La dama de compañía de la reina se coloca pareja al paje del rey, y el alfil negro sube a g4. Tras un rifirrafe de peones en el centro del tablero, los contendientes intercambian reinas, moviéndose el rey negro fuera de la zona de seguridad que le daban las paredes de tu castillo. Y sin embargo, el ataque blanco no se detiene: el caballo, apostado a la derecha salta para zamparse un peón, y el alfil baja a cubrir la diagonal regia. Y, señoras y señores, qué emoción, el obispo blanco trenza hacia c4, y tras acabar con el alfil negro de e6 es eliminado por un humilde pero poderoso peón. Sin un momento de tregua, el otro peón marfileño se sitúa en g5, cuál daga sangrante, directa al corazón del monarca de ébano. Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 20/6/2008 17
  • 51. Tomemos un respiro y observemos ese campo de batalla, tan presto y ya teñido de sangre noble, con las huestes blancas emplazadas en severo ataque. El rey negro se refugia, parcialmente, en los estrechos pasillos que le cobijan. Dos unidades de caballería-c3 y e5-junto la curia eclesial que infiltrada, acosa a la casa real por la diagonal negra, hacen sudar a las negras. El rey ha acabado con el caballo osado en f7, y evita, por el momento, al alfil malévolo. Incredulidad y atisbos de desespero dejan al contendiente negro con la mano alzada, calculando las posibilidades que le permitan cerrar filas. Un momento de reposo-una enana real, que no participa del combate, deja los aposentos-y de repente la caballería negra, sacando fuerzas de los relinchos, salta al ataque. Alas, poor Yorick, el cuitado blanco, por primera vez quizá desde que iniciásese este torneo, observa con caución sus movimientos. ¿Será el momento para que la torre, encarada en d1 y con campo abierto, se desplace hacia la guarida blanca? Efectivamente, este cronista ha atinado, y por ello se merecería el pañuelo de una dama, con olor a pitiminí: la torre jalea en el jaque, y los caminos del rey se acortan. El alfil se sacrifica y muere a manos de otro alfil…sí?...no?.. el blanco titubea y este torneo, con poco respeto a las leyes internacionales del ajedrez, le permite la retracción. Acaso mejor entonces…o quizá si…susurros quedos, pensamientos veloces que cruzan las trincheras y …sangre, dolor y alfiles muertos finalmente, ninguna flechita en la declaración de la renta permite ya a la curia seguir en el juego, todo alfil ya cría malvas en el Otro Mundo del que fueron embajadores. A continuación, son las torres, que como si los cimientos de la tierra blandieran espadas flamígeras ante un golfo tormentoso, ajustan cuentas: los casetones de la torre blanca no aguantan la acometida y el bastión se tambalea y colapsa. Bello momento siempre, heroico, cuando como ahora los peones abandonan sus seguridades y cuál Davides plantan cara al enemigo. Pocas opciones restan ya: una torre blanca de aspecto amenazante pero escorada, demasiado escorada; un caballo negro voluntarioso pero mal herrado, dos altezas más amilanadas que corajosas. Vayamos por un momento al corazón del atanor bélico: el enemigo mira a los ojos de su oponente, se inicia ese tango lento y macabro, esa persecución de titanes en que un rey-ahora el negro-capotea con una torre demasiada enhiesta para matar pero fatal en su tenacidad. Vemos como ese peón apartado de la batalla ve acercarse el final, aplastado por la ebúrnea torre implacable, encendida de ira por las roturas de cintura del rey. Las filas de peones, otrora serviles segundones, se alzan ahora como las columnas de Hércules, como solemnes patas de elefante cartaginés que sólo conoce el final en su muerte. Y callados, entonando las últimas oraciones peoniles-salva, señor, a
  • 52. este tu servidor Flavio Peonio- la escabechina se cierne sobre los relegados, los apartados de la gloria, los de muerte discreta, peones porta pendones y ponderados. Recuerdo apenas la pena que versos como el que sigue provocaba en los peones cuando en las largas noches de instrucción miraban la luna reflejada en el peán: “Apenas llega y ya penas llegan.” O algo así. Allegados, no sufráis, porque penden sobre sus tumbas las leyendas y las canciones de su pueblo, que siempre recordaran a sus defensores y que no saben de rangos. Y punto. Porque los excursus tienen el peligro de desviarnos, y si, como meandros, perdiéramos el rumbo de este río del relato bélico, perderíamos también el fin último que es el mar que es el morir que es el fin de este juego, va dicho: fatal. Y es que aunque se dilate el tiempo y los contendientes pausadamente mediten sobre ligeros movimientos-esta torre negra que apenas avanza una casilla para amenazar a su doppelnganger-el tictac del reloj funesto avanza hacia el morir que es el mar para las torres, los caballos y también y sobretodo, y sobretodos, S.M.R. el Rey. Cuentan, y a lugar comentarlo ahora, que un rey nubio decidió un día detener esta siniestra rueda del destino a que su nacimiento lo atenazaba, y cuando se decidió a cambiar de ropas y bajar a los establos a dormir con los peones, una mano le abrió una puerta y allí encontró un espejo y una rosa y tuvo sueño…pero debemos volver a este nuestro presente e impedir que nuestras acertadas reflexiones despisten nuestra lectura: el espectáculo duele de mirar, dos reyes en las esquinas, lo más alejados posible, y en el centro, un empate técnico claro: dos peones blancos miran sin desmayo un caballo negro y su jinete peónido. Y quizá, y esto es material de leyenda, lo que pueda cambiar la suerte de la contienda sea este rey negro que se atreve a salta a la melé, y oh, que grande, ahuyenta el caballo. ¿Cómo pudieron los blancos perder su ventaja agresiva y acabar en ese estado?... Jetope, jitanjáfora del arroz, presidio del olvido, casa de hierro de la tradición y el perro verde,
  • 53. general demediado de porte zafio y atroz desmayo rojo: rifirrafe de comino y esfera que atenaza la luz y medita el menú, ristra insomne de jofainas y pazgüeños: gritad la hora y el carmesí esmero! Moved las caderas en allegro justo y salvad las naves. Jetope, salvador, destornillado y convulso jeroglífico justo. Penad y calzad botas de rey para que las trenzas se desmadejen y, libres, dolidas, jirafas del ayer, combatid con las huestes venecianas contra el caliente desamor. Gira, rueca, sobre tu jeque de ratios finiseculares. Gafe trismegisto bacular, zenotafio de gotas como gotas como gotas como
  • 54. dos gotas de cuero, gime jinetera constantinopolitana por un médico que abra la ventana y sane al sol. El cronista se aburría, y como recomendaron ilustres reformistas de la poesía tradicional china a principios del siglo pasado, dejó que la mano siguiera a la boca. Porqué su boca dice así, es harina de otro costal, y como tal, ahora no la discutiremos: disfrútenla sólo como si se tratase del canto burlesco del bufón real, que ameniza las largas horas del exilio de ese rey negro que, abúlico y sin futuro, desea ya la muerte, donde sucederán más cosas que en esta vida sin mañanas nuevos. Como Napoleón en Santa Helena, el rey me dice al oído: “nadie lo sabe pero no estoy loco, tan sólo cansado y sin ilusión.” El rey me cuenta también el final del cuento anterior: en el espejo vio una puerta que llevaba al campamento enemigo, y ahí estaba el rey enemigo, con su misma faz, su mismo espejo y su mismo pesar. The End: la dama ha vuelto a la vida y acaso por ello, el rey negro, tras larga agonía, buscando la muerte por inanición de su adversario, acaba acorralado y muere.quot;
  • 55. 13. No es casual que Autobombo se exprese y se comunique a través de la Red. La dispersión geográfca (China, México, Estados Unidos, España, Argentina) hace inevitable estos usos. Esto ha permitido, asimismo, que los temas, referentes e intereses del Colectivo sean variados y dispares. Desde Barcelona, llega este texto que sin embargo bebe de fuentes más lejanas. El escritorio del doctor, aproximación al Dr. Garpesiano Aprovecho una ausencia del doctor para entrar en su estudio, su laboratorio, lo que sea ese lugar donde se recluye y pasa las horas. Tengo tiempo: lo vi subirse al tren, dirección al norte, dirección a un pasado que vuelve. Tengo tiempo, pero el caos se me antoja imposible: miles de cajones y cajoncitos ocupan un escritorio decimonónico, todos llenos de fichas, de cuartillas, de anotaciones. En ocasiones, estas notas remiten a los estantes que ocupan toda la habitación, filas y columnas de libros, películas, mapas y guías gruesas como ladrillos. En el suelo, un catálogo de objetos estrambóticos, o al menos lo son para mí que no comprendo sus razones: un balón de fútbol, medio parachoques, tres luces verdes, un neceser de viaje, un cencerro. Busco en vano el estetoscopio, los bisturíes, acaso un fórceps, pero no aparecen. Garpesiano es doctor en unas artes que se me escapan. ¿Supondrá una pista el eco a Descartes de su nombre? ¿Debo emprender el camino a través de las notas, los textos, los estudios sobre cosas variopintas que amenazan la madera del escritorio? Derrotado, vuelvo a la estación de tren y subo al mismo tren que le vi tomar a él, avanzo con unas horas de retraso por las mismas vías, hacia el norte, siempre hacia el norte. Cuando bajo del tren, me sacude un mar salvaje, un escenario que le parece expresionista y dramático a mi sofrosine mediterránea. Y en esa trepidación de aguas marinas y casas como iglesias lo descubro tomando un café tranquilo, sentado frente a alguien que tiene su misma cara y su mismo pelo y sus mismos ojos, y que sin embargo le lleva una generación. Si todos sus papeles querían trazar un sendero, el destino era este bar: el encuentro finalmente apacible de Garpesiano con sus ancestros del otro lado del Atlántico.
  • 56. El Peruano,18 por El Dr. Garpesiano A El Burrot Català “Aquello que no vemos es lo que nos impide el paso” Andrés Neuman Debe haber pocas cosas menos irritantes que intentar comprender el desvarío de mis accidentados amaneceres. De todas formas lo hago, lo intento. Necesito saber que fue lo que hice las horas previas a mi desvanecimiento. Los pasos caminados hasta alcanzar el catre [1] donde ocasionalmente haya depositado mis huesos. El procedimiento es simple. Me siento sobre el colchón apoyando los brazos sobre mis rodillas. Mi cabeza, lentamente, asoma su vergüenza oculta aún de los rayos lumínicos del día. Acto seguido busco donde vomitar. No todo va a parar al lugar previsto y otro poco vuelve siempre a su lugar de origen. El espeso líquido que desciende por mi garganta me reconforta impulsando lo que resta de mi cuerpo. A partir de aquí comienzo a recordar, reconstruir como me gusta decirlo. Existen ocasiones en que mis esfuerzos no son suficientes. Los recuerdos vagos apenas me permiten obtener alguna persona amiga que compartiera parte de la noche conmigo. En estos casos abandono mi escondite para buscarle. Una etapa ya más vergonzante pero no menos necesaria. La última vez que esto sucedió el afortunado fue Roberto, un amigo chileno que llevaba como yo unos años viviendo en Barcelona. Lo llamé para quedar en vernos y nos encontramos en un bar de esos que él solía frecuentar. Le interrogué primero de manera sutil pero ya luego abierta y descaradamente. Saber que existía un espectador de actos que yo no podría reconocer era demasiado para mi frágil existencia. Compartiendo un par de cigarrillos, yo en aquel entonces intentaba dejarlo, me contó que todo lo interesante de la noche se redujo a una fiesta, más bien a la terraza de la casa en que ocurría, precisamente en una discusión que trencé con un compatriota. Álex, el peruano, y yo atravesamos distintos momentos en nuestra charla. La inicial camaradería compartiendo intenciones genuinas de algún día regresar a nuestra patria. Los matices de profundizar sobre la orientación política y sexual de uno y otro. Aclaraciones en ambos aspectos completamente innecesarias y una pasional discrepancia sobre la concepción del arte, su representación y sus representantes. Todo ese caos organizado puede resumirse en que mi compatriota no reconocía mi diferenciación entre arte burgués y arte popular. Argumentaba fastuosas explicaciones técnicas dignas del buen estudiante que mostraba ser. Menospreciaba mis argumentos sobre todo por la falta de estas y se partió de risa cuando puse sobre la mesa el mejor de mis ejemplos. En este punto tuve que intervenir a Roberto. No me digas que largué el rollo de la música Publicado por primera vez en el blog del Colectivo, 14/4/2008 18
  • 57. clásica en oposición al jazz, consulté avergonzado. Así es, fue todo lo que me brindó como respuesta. Entonces, le dije, las dos chicas simpáticas también estaban en esa fiesta. ¿Cuáles?, consultó ahora él. Las de las preguntas ridículas, tienes que recordarlo. Que si Shakira era mejicana, que si García Márquez era argentino. ¿Es que acaso tienen algún problema las mujeres de aquí con Colombia? Ya estaba conforme. Tampoco podía manejar mucha mas información. Con la ayuda de mi amigo logré recordar lo más importante, mi partida. Me fui solo de la casa luego de abandonar a Álex en medio de su discurso en favor del mecenazgo. Argumenté que necesitaba usar el baño. Me retuvo un tiempo más la improvisada orquesta de músicos rumanos que a pleno concierto habían ocupado la sala. Les dedique mis últimos reflejos de comprensión, me volví y orienté mis pasos a la puerta de calle. Cuando la estaba cruzando, sobre mis espaldas, sonaba el comienzo de la canción de The Godfather. [1] Hasta el año 2001 lo mas usual era acabar la noche en un pensión de la calle Lavalle esquina Montevideo conocido como “El rebenque, pensión familiar”.
  • 58. 14 . Protegidos y motivados por el anagrama, Autobombo supone para sus miembros una especie de segunda vida, un espacio paralelo donde la realidad extra- bombástico se retoma como material literario, como terreno de experimentación y en muchos casos para exorcizar agobios como los de una tesina. El texto del Burrot Català así lo prueba. Semblanza del Burrot Català Me han pedido una biografía imposible pero como dice un buen amigo, en este caso la Zozobra, ningún intento es perezoso, así que empezaré in media res explicándoos cómo conocí a El Burrot Català porque no suelo fiarme de lo que dicen otros sobre este personaje tan peculiar y por ello no puedo contaros de su vida anterior a que yo le conociera, anterior a esa apretada tarde de invierno en la que yo paseaba distraídamente por la biblioteca de la Universidad de Barcelona. Al doblar la esquina y entrar en la sección de arameo, me sorprendió indeciblemente ver un remolino de papeles que surcaban descontroladamente el aire envolviendo en el centro a un personaje, El Burrot, que pareciendo guardar un férreo control de situación tan descabellada, daba golpes de índice en las páginas, haciéndoles pequeñas mellas que, después lo sabría, indicaban los lugares dónde insertar una nota a pie de página. Debo decir que los bibliotecarios estaban muy descontentos, pero el hombre estaba tan absorto en su tarea que nadie se atrevió a decirle nada. Yo fui retrocediendo sin darle la espalda, debo reconocerlo, un poco asustada por el ímpetu y las piruetas que constantemente realizaba el Burrot, pero justo cuando iba a desaparecer por el quicio de la puerta, este hombre inquieto me miró de soslayo y dijo: -¡Espera! Y para gran sorpresa mía, los signos de exclamación salieron de una de las páginas y me detuvieron agarrándome las muñecas. Mis ojos, desorbitados, miraron al Burrot, que en ese momento y mientras con sus giros seguía sosteniendo las hojas al vuelo, se acercó y me dijo: - Sólo las notas a pie de página son el texto. La revolución jerárquica más importante de la Historia, derridianamente conseguido. ¡El texto a los márgenes! Con el tiempo supe que ese hombre inquieto y vivaz era un reconocido catedrático que después de realizar una brillante y trastornadora tesis doctoral sobre el paratexto que le otorgó fama mundial, se retiró durante muchísimos años a realizar unas investigaciones secretas, que eran tan esperadas como temidas por la intelligentsia occidental. Pero lo que en esos momentos nadie sabía era que ese sabio reconcentrado, que además pasaba por uno de los hombres más atractivos de la intelectualidad española,, y no lo digo yo porque sea una Zorra (ambas apreciaciones son vox populis), era varias personas a la vez. Supongo
  • 59. que estaréis sorprendidos, pero un día mientras paseaba por el Mercat de Sant Antoni, le vi hablando con uno de los vendedores, quién le pedía que le firmara un libro porque deseaba tener la firma del autor en un ejemplar que a partir de entonces mil multiplicaría su valor. El libro era De la A a la Z, veintinueve letras y algún signo de puntuación, escrito por El Burrot Català, editado por la editorial Delectura, con quiénes no he conseguido ponerme en contacto. Cuando el hombre marchó me acerqué inmediatamente al tendero y le compré la edición recién firmada por una muy elevada cantidad de dinero. Resultó ser una joya bibliográfica y uno de los libros más intrigantes y preclaros que jamás he leído. A estas alturas El Burrot ya había entrado en mi vida y la había desbaratado de tal modo que se reducía a seguirle la pista. Yendo y viniendo de editoriales y librerías de viejo encontré algunos relatos suyos publicados en hoja de pliego con títulos tan extraños como Del ¡! al ¿?, un brevísimo pero muy aclarador ensayo filosófico que resume veintiséis siglos de historia de la filosofía en tres páginas; o El lector analfabeto, un tierno homenaje a la par que un estudio crítico interesantísimo que sentó las bases para el surgimiento de un grupo artístico, hasta la fecha poco comprendido, que escribe poesía y relatos bellísimos sin una sola letra, valiéndose únicamente de los signos de puntuación. Debo deciros que aunque al principio me mostré reacia a esta idea, leyendo uno de esos relatos, lloré. Intrigada por todos estos descubrimientos seguí investigando y supe que nuestro personaje pertenece a Colectivo Autobombo, por lo que sé un grupo terrorista que opera en Tatabánya, en la frontera entre Eslovaquia y Hungría, que en una ocasión secuestró a un tal Fabricius Andre, a quién alguien llamado el Ogro de Sí, o al menos ese era su sobrenombre guerrillero, reclamaba unos derechos nobiliarios que en verdad nunca llegaron a existir. Aprovecho este momento para pediros cualquier pista acerca de este colectivo porque en verdad es muy difícil encontrar información sobre ellos. Sólo sé que en esa ocasión los secuestradores eran el supuesto aristócrata, un sargento llamado Pioje y una señorita con el curioso nombre de Leli Vorratxes Os habréis fijado en que cuando descubro algo nuevo de mi ya querido personaje es casi siempre por casualidad y así, un día mirando la televisión oí un inquietante y breve texto llamado La pérdida de la fama de “la pescadilla que se muerde la cola”, en el que creí reconocer el trazo de Burrot, a pesar de que al revelar el nombre del autor, dijeron que se llamaba Albert Caturla. Fiándome de mi primera impresión empecé a mover las letras del nombre y ahí estaba: El Burrot Català. Fue así como empecé a ver que debía aguzar mi ingenio si quería saber más de este singular personaje, y así, como mi antigua afición por los anagramas se tornó casi obsesión, gracias a Dios, porque de qué otro modo hubiera podido averiguar que el trío formado por Rut, graffitera de renombre internacional, Carlota, bailarina y cantante arrabalera y Abel, escritor de novela negra y de Hip-Hop eran en efecto personajes anagramáticos de El Burrot Català…