1. IMÁGENES DE CRISTO
Por: J. Marcellus Kik
Éxodo 20:4-6
4 “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo
en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte,
celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me aborrecen,
6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.
En este segundo mandamiento se nos prohíbe hacer cualquier imagen o semejanza de
lo que esté arriba en el cielo, abajo en la tierra o en las aguas debajo de la tierra. Se
nos prohíbe inclinarnos a ellas o darles honra.
Ahora bien, la pregunta que se ha hecho es: ¿Prohíbe este mandamiento el uso de
imágenes o dibujos de Cristo? ¿Sí, o no? Bueno, por seguro el mandamiento prohíbe
inclinarse ante tales pinturas, dibujos y fotos, así como adorarlas. No puede haber
ninguna duda acerca de esto.
En muchas Iglesias Evangélicas se usan las imágenes de Cristo para la enseñanza y
en los hogares de los cristianos, estas son colgadas para recordarles de Cristo,
supongo yo. ¿Es esto bíblico? ¿Recibe la aprobación de Dios, o es pecado? ¿No será
una manera más de desobedecer el segundo mandamiento?
Sin duda alguna, si yo digo que el uso de las imágenes de Cristo no es bíblico, que
esto no recibe la aprobación de Dios, que es pecaminoso y que infringe el segundo
mandamiento; entonces yo seré visto como un fanático, un reaccionario y quizás una
persona no del todo normal. Pero antes de que tenga esos pensamientos
desagradables, por favor escúcheme hasta que termine. Si somos cristianos, nuestro
servicio y adoración a Dios, deben ser regulados por la Palabra de Dios. La Biblia es
nuestra guía infalible de fe y adoración.
Ahora, aquí hay una cosa sorprendente. En ningún lugar de la Biblia, ni en el Antiguo ni
en el Nuevo Testamento, hay una descripción física de Cristo. ¿No es extraño que si
Dios quisiera que usáramos la imagen de Cristo para difundir el evangelio o para la
adoración, que no se nos dijera cómo era Cristo, si era alto o bajo, de piel oscura o
clara, de cabello rubio o negro, con ojos azules o café?
Con todo el amor que le tenían al Señor, sería lógico esperar que Pedro o Juan
hubieran dado una descripción de Él, a menos que, por supuesto, eso no les fue
permitido. Ellos escribieron bajo la inspiración del Espíritu Santo. Es claramente
significante que ninguno de ellos, ni ninguna otra de las Escrituras, dio una descripción
física del Señor. Seguramente, si Dios deseaba el uso de imágenes de Cristo para
promover Su causa, El habría dado una descripción física de Su Hijo en Su Palabra.
2. ¿Por qué debemos nosotros considerarnos más sabios que Dios y proveer lo que Él
deliberadamente omitió?
El segundo hecho asombroso es que en los primeros cuatro siglos de la historia de la
iglesia, no se usó ninguna fotografía de Cristo. Esos fueron los años en los cuales el
cristianismo experimentó su mayor crecimiento; estos fueron los años en los cuales los
cristianos conquistaron a la Roma pagana para el Señor. Frecuentemente se dice que
necesitamos imágenes de Cristo para enseñar el evangelio. El apóstol Pedro no
necesitó fotos de Cristo para instruir a los jóvenes, ni para llevar el evangelio a los
adultos. El apóstol Juan no necesitó figuras de Cristo para convertir a los paganos, ni
para instruir a la Iglesia; tampoco para convertir a los bárbaros, ni a los griegos. La
Iglesia Primitiva no necesitó imágenes de Cristo para conquistar al paganismo. Lo
lograron a través de la predicación de la Palabra de Dios, por el poder del Espíritu
Santo.
Cuando las imágenes fueron introducidas por primera vez, recibieron oposición.
Eusebio, un historiador de la iglesia que vivió en el Siglo IV, se expresó de la manera
más fuerte contra las imágenes de Cristo, en una carta dirigida a la Emperatriz
Constantina, quien le pregunto por tal imagen. Entre otras cosas, Eusebio escribió:
“¿Quién, por lo tanto, puede falsificar mediante los colores muertos e insensibles y
por el vano pincel del artista, la brillante, radiante y resplandeciente gloria del
Señor? Mientras que los santos discípulos no fueron capaces de contemplar la
misma en la montaña, los cuales postrándose sobre sus rostros, reconocieron que
no eran capaces de contemplar aquella visión”.
Aquí, Eusebio mencionó una de las razones del por qué es imposible tener una imagen
verdadera de Cristo. Si usted deseara una imagen de Cristo, ¿desearía una de cuándo
Él estuvo en la tierra o de cómo está ahora en el cielo? Si usted deseara una figura de
Él de cuando estuvo en la tierra, usted tendría un gran problema. No se pintó ninguna
imagen autentica de Él. Todas las así llamadas “imágenes de Cristo”, las cuales están
presentes hoy en día, vienen de la imaginación de los artistas. Esta es la razón por la
que hay muchas imágenes diferentes de Él, y ninguna de ellas es una imagen
verdadera. Así que, cada vez que usted dice, esta o aquella es una imagen de Cristo,
usted está diciendo una mentira; y usted no puede enseñar una verdad a través de una
mentira. Jesucristo es la Verdad y seguramente Él no desearía el uso de ese método
falso para señalarlo a Él. Nuestro Señor aborrece la mentira y la falsedad.
¿Qué le parecería, si alguien que nunca lo ha visto a usted, pintara un retrato y le dijera
a todo el mundo que es una fotografía suya? Seguramente usted lo tomaría a mal, y
Cristo también ha de tomar a mal todas aquellas representaciones falsas de su imagen.
Pero suponiendo que usted deseara una imagen de Cristo, de cómo Él es ahora.
Según la visión que tuvieron los discípulos en el monte de la transfiguración, leemos en
Mateo 17:2, “y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y
sus vestidos se hicieron blancos como la luz.” Así fue el aspecto del Cristo glorificado.
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3. Ningún artista podría darnos una imagen de Cristo, la cual pudiera mostrarnos el
resplandor del rostro de Cristo como el del sol y su vestimenta tan blanca como la luz.
Sólo robarían a la gloria de Cristo al fallar miserablemente y quedar cortos de
representar una imagen real de Cristo en Su gloria actual.
Pero quizás alguien declare que al menos podemos describir la humanidad de Cristo
así como Él se manifestó en la tierra. ¿Pero quiénes somos nosotros para separar Su
humanidad de Su divinidad?
El apóstol Pablo dijo: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”.
(Colosenses 2:9)
Y el apóstol Juan declaro en su Evangelio: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó
entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y
de verdad”. (Juan 1:14)
Notemos que el apóstol Juan declaró que incluso cuando Cristo tomó forma humana,
ellos vieron su divinidad así como su humanidad; así que, uno no debe contemplar su
humanidad como si fuera separada de su divinidad. Si se hace, se cae en el error
antiguo de Nestorio (monje y sacerdote católico, 380-451 D.C.) El declaró que Cristo
consistía de dos personas: una humana y la otra divina. Según Nestorio, en Cristo, hay
una separación entre la persona humana y la divina.
El error de Nestorio fue la razón por la cual el Concilio llamado por Constantino V
condenó las imágenes de Cristo. Note usted que este asunto de las imágenes de
Cristo, era el tema de controversia durante el Siglo VIII. Constantino V llamó un concilio
de 330 obispos en el año 753 D.C. La conclusión del concilio fue la siguiente:
“Si alguna persona dividiera la naturaleza humana, unida a la Persona de Dios el
Verbo; y teniendo esto sólo en la imaginación de su mente, intentara pintarla en
una imagen, sea considerado anatema (maldito). Si alguna persona dividiera a
Cristo, siendo sólo uno, en dos personas; poniendo en un lado al Hijo de Dios y en
el otro lado al hijo de María; tampoco confiesa la unión continua de la divinidad y
humanidad de Cristo Jesús. Y si por esa razón, pintara en una imagen al hijo de
María, como una entidad aparte y distinta; sea anatema. Si alguna persona pintara
en una imagen la naturaleza humana de Cristo, la cual se diviniza por la unión de la
misma a Dios el Verbo; separando la misma como si fuera de la Divinidad asumida
y deificada, sea considerado anatema”.
Este concilio señala la dificultad y de hecho la imposibilidad de pintar un retrato de
Cristo. Cristo es más que un hombre. El es Dios-Hombre. Es imposible describir
mediante el pincel de un pintor la omnipotencia de Cristo, la gloriosa majestad de
Cristo, el conocimiento infinito de Cristo; usted no puede representar en un solo lugar,
mediante el pincel de un pintor, la omnipresencia de Cristo. Uno sólo puede lograr
degradar a Cristo al hacer esto. Cuando uno considera la deidad de Cristo, no nos
sorprende que los apóstoles no intentaran dar una descripción física de su Señor y
Salvador.
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4. Siempre hay, también, el peligro de adorar la imagen de Cristo y otorgarle poder a la
misma. Incluso una compañía publicadora protestante, declaró que hay poder en la
imagen de Cristo. Afirma lo siguiente:
“Cuando uno planta profunda y firmemente en su mente la imagen de Cristo, esta
tiene una fuerte y poderosa influencia en su vida”.
Así que, en lugar de atribuir esta influencia a Cristo y al Espíritu Santo, ellos se la
atribuyen a la imagen de Cristo que están tratando de vender. Esto es una violación al
segundo mandamiento. “¿Pero no puede esto ayudar a salvar almas?”, se pregunta.
¿Pero cómo? Ver una imagen de Cristo colgado en la cruz no me dice nada. Esto no
me dice que Cristo Jesús fue crucificado allí en la cruz por el pecado; eso no nos dice
que Jesús es el Hijo de Dios. ¡Sólo la Palabra de Dios nos lo dice! Y es la Palabra de
Dios la que nos ha sido dada para contar la historia de la salvación a través de la
sangre de Cristo. No es a través de la locura de las imágenes que los pecadores son
convertidos, sino mediante “la locura de la predicación”.
Es increíble observar como las prácticas anti-bíblicas y mundanas entran lentamente a
la Iglesia Cristiana. Debemos, en todo tiempo, regresar a las Escrituras. La Biblia es
nuestra guía infalible, y si nuestras prácticas y doctrinas no se conforman a las
enseñanzas de las Escrituras, entonces debemos eliminarlas.
La Biblia instruye a la Iglesia a no hacer ninguna semejanza de Cristo. Las imágenes
de Cristo son falsas, y nadie puede hacer una afirmación seria, de que ellas se parecen
al Cristo que anduvo en la tierra. Las imágenes pretenden separar la humanidad de
Cristo de Su deidad y de ninguna manera nos dan un vislumbre de Su gloria actual. Las
imágenes no reciben la aprobación de los apóstoles inspirados por Dios.
Dios ha ordenado “la locura de la predicación” de su Palabra para evangelizar al
mundo.
1 Corintios 1:21 “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios
mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la
predicación.”
El ha prometido ayudar a la predicación de Su Palabra con el poder del Espíritu Santo.
Las así llamadas “imágenes de Cristo” son un obstáculo y una tentación para caer en la
idolatría.
¡Limpiemos el templo de Dios de ellas!
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