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JOSEPH EDDY FONTENROSE nació en California en 1903. Estu­
dió Ciencia Política en Berkeley y, más tarde, cursó la maestría en
Griego Antiguo y Clásico, y el doctorado en Mitología Griega. Des­
pués de experiencias académicas en las universidades de Cornell,
Oregon y Yale, regresó a Berkeley, donde se dedicó a la investiga­
ción y la docencia hasta 1986, año en que murió. Presidió el depar­
tamento de Estudios Clásicos y fue nombrado profesor emérito.
Entre sus obras destacan The Ritual Theory of Myth (1966), The
Delphic Oracle: Its Responses and Operations (1978), Orion: The Myth
of the Hunter and the Huntress (1981) y su primera obra publicada,
Python, estudio del mito délficoy susorígenes (1959), única obra tra­
ducida al español, con la que ganó el reconocimiento académico.
Su otro gran interés fue la literatura, en particular la obra de John
Steinbeck, en la que vislumbró una influencia de la mitología.
«Todos los dioses tienen sus enemigos, a los que deben vencer y
aniquilar. El enemigo de Apolo era el gran dragón Python, al que
debía enfrentarse y dar muerte antes de poder establecer su templo
y su oráculo en Delfos». Es éste el mito que Fontenrose desentraña
magistralmente al explorar no sólo las diversas fuentes y versiones
disponibles sobre el mismo, sino también al relacionarlo con otros
mitos griegos, como el que narra el combate de Zeus con Typhon,
y con los mitos de los pueblos culturalmente cercanos — hititas,
cananeos, babilonios, egipcios, indios— y de otros menos cerca­
nos — chinos,japoneses, mayas, indios de América del Norte, cristianos,
germanos— , todo ello sin dejar de tomar en cuenta la relación
del mito con los rituales que acompañan a sus diversas variantes.
Ejemplo inmejorable de mitología comparada, este estudio soporta
con creces la conclusión principal de su autor: no hay entre los mitos
del combate simples coincidencias y semejanzas, sino una verdadera
relación «genética»: «Descienden de un original común, de un
arquetipo». Y esto es así porque detrás del combate se esconden
temas capitales para la humanidad como la creación del mundo y la
existencia del mal. El mito del combate es en realidad una cosmogonía,
una narración de la forma en que adviene el cosmos sobre el caos.
Pero es también un mito de los ataques repetidos de las fuerzas del
caos sobre las fuerzas del orden, de la lucha incesante entre ambos
elementos. Si el dios-héroe defiende las fuerzas de creación, vida,
actividad y orden, el enemigo-dragón defiende las de caos, inacción,
inactividad y muerte. «Ello equivale a decir — sentencia el autor—
que ambas fuerzas, las de la vida y la muerte, son necesarias en un
individuo y en un mundo correctamente equilibrados». Esta verdad
fundamental del espíritu humano, disfrazada por las «fantasías»
del mito, que a pesar de su vasta diversidad conserva una unidad
indisoluble, es quizás la mayor aportación de este libro, indispensable
para todo aquél interesado en la mitología antigua.
«Un imponente estudio sobre el mito délfico».
R o b e r t o C a l a s s o
«En este políglota laberinto de mitos, Fontenrose pone a prueba su
excelente y genial hilo de Ariadna. El libro es una.contribución mayor
al estudio de los mitos».
Classical Philology
E st u d io d e l m it o d e if ic o y s u s o r íg e n e s
J o s e p h F o n t e n r o s e
T ra d u c c ió n de M a r ía Tabuyo y A g u s tín López
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Todos los derechos reservados.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, transmitida
o almacenada de manera alguna sin el permiso previo del editor.
Título original
Python
A Study ofDelphic Myth and Its Origins
Copyright © Regents of the University of California
Primera edición en español: 2011
Traducción
M a r ía Tabuyo y A gustín López
Copyright © EDITORIAL SEXTO PlSO, S.A. de C.V., 30 0 9
San Miguel# 36
Colonia Barrio San Lucas
Coyoacán, 04030
México D.F., México
Sexto Piso España, S. L.
c/ Monte Esqninza i3, 40. Dcha.
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Diseño de portada
E studio J oaquín Gallego
ISBN: 978-84-96867-73-4
Depósito legal: M-3o633-aon
Impreso en España
Esta obra ha sido publicada con la subvención de la Dirección General del Libro,
Archivos y Bibliotecas del M inisterio de Cultura, para su préstamo público en Bibliotecas
Públicas, de acuerdo a lo previsto en el artículode la Ley de Propiedad Intelectual.
...múltiples valles oscuros/lóbregos cruzaron,
y muchas regiones dolorosas, [...]
Donde toda vida muere, naturaleza engendra,
la muerte vive,
todo tipo de cosasprodigiosas, monstruosas
y perversas,
abominables, indescriptibles, y peores aún
que las concebidas o imaginadas en los cuentos,
Hidras y Gorgonas, y horribles Quimeras.
MlLTON,Elparaíso perdido, II, 618-638
Al que la hueste universal responde
con un grito que desgarra los Infiernos Cóncavos
y, más allá, el Reino del Gaosy la Noche antigua.
Ibid., I, 54,1-54*3
G ledow eR : Puedo llamar a los espíritus de la
profundidad inmensa.
HOTSPUR: Bien, tambiényo puedo, y cualquier
hombrepuede hacerlo-,
pero, ¿vendrán cuando se les llame?
Shakespeare, 1 Enrique IV, III, 1,53-55
Jane, Bob/Anne,
A quienes les gusta ver
el dragón recibe lo que se merece
,4
ÍNDICE
PRÓLOGOALAEDICIÓNDE1980 19
Prólogo 31
Introducción 39
Temas del mito del combate 39
Capítulo I .A polo y el dragón 43
Python y Delphyne 43
Tityos 53
Phorbas y Phlegyas 57
Capítulo II. Kyknos y otros personajes m alvados 61
Kyknos 61
Lapitas y driopes 69
Pyreneus y Sybaris 80
Capítulo III. Python y sus derivaciones 83
Capítulo IV. Zeus y Typhon n 3
Capítulo Y. Typhon y Python 131
Capítulo VI. La dragona y Lamia 141
Echidna, Keto 141
Skylla 144
Lamia 148
Poine y Psamathe ig3
Empusa, Mormo, Gello
Addendum al capítulo VI
166
i?2!
Capítulo VII. E l dios y e l dragón en e l O riente Próximo 175
El dragón y el demonio hititas 17g
Los combates de Baal con el Mar y la Muerte 184
Aqhat 195
El dragón como Mary Muerte ?oo
Capítulo VIII. El Dios y el dragón en Mesopotamia 305
El combate del dios 205
Análisis comparativo 213
Tammuz y Bilulu 2,2,9
Gilgamesh ^3?
Capítulo IX. E l Dios y e l dragón en Egipto y la India 345
Mitos egipcios ?4g
Mitos índicos 365
Observaciones sobre los mitos asiáticos 384
Capítulo X. Caos y cosmos 293
Los demonios del caos 394
Gigantomaquia 3?o
El dios que muere 33o
Demonias y diosas del amor 340
Engaño y magia 346
Resumen 348
Capítulo X I. Perseus y Kadmos 361
Perseus 36?
Kadmos 400
Capítulo XII. Herakles 417
Alkestis y Thanatos 420
Herakles en Pylos 425
Antaios 438
Geiyony Cacus 434
Laomedon y Hesione 449
Acheloos, Nessos y Amaltheia 454
Hidra y león 461
Capítulo XIII. Las formas más antiguas del
MITO DÉLFIGO 471
Telphusa 472
Dionysos en Delfos 48?
Poseidon y Pyrrhos 507
Herakles y el trípode 515
Capítulo XIV. La cueva coricia 531
La cueva cilicia 533
La cueva parnasiana 535
Lykoreia 539
Pyrrhos, Deukalión, Lykoros 537
Hombres de roble y piedra 541
Las tres hermanas del Parnaso 545
Capítulo XV. Los rituales 555
El festival babilónico delAño Nuevo 557
Otros rituales orientales 569
Festival del Septerion y festival pítico 577
Observaciones finales sobre el mito y el ritual 587
Conclusión 593
A p é n d ic e s 605
1. Caronte y el timonel del Argo 607
Z- Judit y Holofernes 6^3
3. Los mitos del combate de China, JapónyAmérica 637
4. San Jorge y el dragón 659
5. El combate en el mito y la leyenda germánicos 667
6. Dragones y manantiales 701
7- Lista de obras de arte que ilustran los
combates de Python, Tityos, Kyknos y Typhi
B ib lio g r a fía
ILUSTRACIONES
[PARA OA (OBRAS DE ARTE), VÉASE APÉNDICE 7]
1. Apolo, Leto y Python (OA 1) 48
?· Apolo y Python (OA ?) 49
3. Leto, Apolo, Artemis y Python (OA7) 5°
4. Apolo y Tityos (OA?o) 54
5- Apolo y Tityos (OA 35) 55
6. Apolo y Tityos (OA29) 57
7· Apolo y Tityos (0A 3o) 58
8. Herakles y Kyknos (OA3γ) 62
9 · Herakles y Kyknos (o a 38) 64
10. Herakles y Kyknos (OA39) 66
11. Herakles y Kyknos (OA49) 68
12,. Leto y Tityos en la gigantomaquia.
Friso del altar de Zeus en Pérgamo (OA 54) 96
i3. Zeus y Typhon (OA 50) 114
14. Zeus y Typhon en la gigantomaquia (OA 53) 116
*5- Zeus y Typhon. Friso del altar de Zeus en Pérgamo
(OA 54) 125
16. Dios de la atmósfera e Illuyankas. Escultura
en roca de Malatia !?7
!?■ Dios luchando con Zu. Relieve del British Museum 306
l8. Adad-M arduky dragón. Sello de cilindro
del British Museum 309
19-
Dios luchando con dragón de siete cabezas.
Sello de cilindro en el Chicago Oriental Institute 209
2 0 . Zu sobre leones. Sección de un bajorrelieve
de Lagash, Louvre, París ?i8
Horus matando a Set-hipopótamo. Relieve del
templo de Edfu: Naville (1870) lám. XIII 352
22- Herakles y Acheloos. CVA, British Museum 3, III I C,
lám. 19, ib; rf. Stamnos; British Museum E437 3i 3
23. Perseus y Medusa. Woodward (1987) lám. i3A ;
bf. JUG, British Museum B471 3?6
24. Perseus y Ketos. Woodward (1987) lám. 9A;
bf. ánfora, Berlín 1652 379
35· Perseus y Ketos. Woodward (1987) lám. 3i;
rf. ánfora, Museo de Nápoles 3225 398
26. Herakles y Geiyon. Bf. ánfora, Br. Mus B155,
Cat. II fig. 26 435
37· Apolo, Pythony Omphalos (o a3) 483
28. Omphalos en Delfos 489
MAPAS
i. Grecia del nordeste: Focis, Beocia, Malia, Tesalia
s>. Siria, Palestina, Cilicia y Capadocia
3. Delfos y sus proximidades
ABREVIATURAS UTILIZADAS EN LAS NOTAS
AGV Auserlene GriechischenVasenbilder, editado por Eduard
Gerhard. 4 vols. Berlín, 184,0-1858.
AHS T. W. Allen, W. R. Halliday, E. E. Sikes, editores: The
Homeric Hymns. 3a ed. Oxford, Clarendon Press,
1936.
OA Obras de arte que ilustran los combates de Python,
Tityos, Kyknos y Typhon, Apéndice 7.
BCH Bulletin De Correspondance Hellénique.
bd The Book ofthe Dead: An English Translation... [Véase
Bibliografía: Budge (1901)].
BMCC British Museum Catalogue of Coins.
SHBR Çatapatha Brâhmana.
g i l Corpus Inscriptionum Latinarum, Academia Litera-
rum Borussica.
g v a CorpusVasorumAntiquorum, UnionAcadémique Inter­
nationale.
em Etymologicon Magnum.
FD Fouilles de Delphes, Ecole Française d’Athènes. París.
f f Folklore Fellows Communications. Helsinki.
f r A. Furtwängler, K. Reichhold: Griechischen Vasenma­
lerei. 3 vols., 180 láminas en 18 hojas. Munich: Bruck­
mann, 1904-1933.
GGM Geographi Graeci Minores, editado por C. Mueller. ?
vols. París, 1883.
HN Historia Numorum, de B.V. Head. 2a ed. Oxford, Cla­
rendon Press, 1911.
iG Inscriptiones Graecae, Academia Litterarum Borussica.
J Felix Jacobi, editor: Die Fragmente der griechischen
Historiker. 3 vols, en 14. Berlin: Weidmann; Leiden:
Brill; 1923-1958.
JAOS Journal ofAmerican Oriental Society.
JHS Journal of Hellenic Studies.
JNES Journal of Near Eastern Studies.
LM Ausführliches Lexikon der griechischen und römis­
chen Mythologie, editado por W. H. Roscher.
LSJ Liddell-Scott-Jones: AGreek-EnglishLexicon. 9aed.
Oxford: Clarendon Press.
M C. y Th. Mueller, editores: Fragmenta Historicorum
Graecorum. 5 vols. Paris, ι 863- ι8γο.
OCD The Oxford Classical Dictionary. Oxford: Clarendon
Press.
p-B W. Pape, G.E. Benseler: Wörterbuch der griechischen
Eigennamen. 3aed. 2vols. Braunschweig, 1863-1870.
r e Real-Encyclopädie der classischenAltertumswissens­
chaft (Pauly-Wissowa).
r e g Rewe des Etudes Grecques.
RV Rig Veda.
SGDI Sammlung der griechischen Dialekt-Inschriften, edi­
tado por H. Collitz, F. Bechtel, 4 vols, en 5. Gotinga,
1884-1889.
SiG Sylloge InscriptionumGraecarum, editado por W.
Dittenberger, 3a ed. 4 vols, en 5.Leipzig: Hirzel,
1915-1914,. '
TS Taittirîya Sanhita.
PRÓLOGO A LA EDICIÓN DE 1980
De los diversos libros escritos a lo largo de mi vida, Python es el
que me ha proporcionado mayores alegrías. En consecuencia,
la aparición de una nueva edición en rústica es un motivo de
profunda satisfacción para mí. Guando un libro de índole eru­
dita se publica en rústica significa que ha encontrado aproba­
ción suficiente entre los lectores cultos y que su tesis central
ha resistido la prueba del tiempo.
Mi estudio del mito sigue un método temático que ha susci­
tado algunas objeciones, pero que me parece elúnico válido para
poner de manifiesto la relación genética de varios mitos entre sí
y su procedencia común, con modificaciones, de un mismo ori­
ginal. Es una especie de método estructural, aunque no sea
lévistraussiano. Las pruebas históricas y otros métodos pueden
complementarlo, pero el método en sí me parece indispensa­
ble. Un mismo tema puede aparecer espontáneamente en varios
lugares; un modelo opatróntemático debe tenerun único origen.
El lector no debe suponer que la lista de temas que se recoge
en las páginas 40-43 es un «marco organizado de antema­
no», según la apreciación de un crítico, como si yo lo hubiera
redactado al comienzo de mi estudio del mito del combate para
encajar posteriormente en él todos los mitos. En realidad, los
temas fueron surgiendo en el curso del estudio, mientras prepa­
raba los ocho primeros capítulos; y no llegué a los cuarenta y
tres temas hasta que escribí el capítulo VIII. Una vez termina­
do el libro, incluí la lista de temas después de la Introducción
para mayor comodidad de los lectores, e inserté las referencias
en los ocho primeros capítulos.
Tampoco debe pensar ellector que mis observaciones de las
páginas 393-394 significan, como han creído algunos críticos,
que encuentro el origen del mito del combate en alguna lucha
real de un hombre prehistórico con animales obandidos. Lo que
afirmo es que eltema central del combate fue sugerido por com­
bates reales, pues ningún narrador podría imaginar un combate
si nadie hubiera librado uno anteriormente. Y estas observacio­
nes no deben combinarse con las de la página 591 referentes a
las narraciones populares más antiguas: éstas no se limitan al
mito del combate, que podría haber sido un mito con el que em­
pezar. Por supuesto, el lector no debe inferir que el proceso por
el que se desarrolló el mito del combate se repitió en el desarro­
llo de cada variante. Eso sería difícilmente coherente con una
relación genética. Cadavariante es el mito mismo, modificado en
sutransmisión através deltiempo y el espacio,y afectado por las
circunstancias locales.
Python reveíalos caminos del mito, y tengo la esperanza de
que la edición en rústica dé a conocer este hecho amuchos más
lectores.
Joseph Fontenrose
Berkeley
i/f de agosto de
PRÓLOGO
Mi interés por el oráculo délfico, que surgió hace más de vein­
te años, y mi interés por la mitología griega, que conservo desde
la infancia, me condujeron inevitablemente al estudio del
combate deApolo con el dragón Python, mito de origen del san­
tuario délfico deApolo. Su estudio, que me ha resultado pro­
vechoso y apasionante, me llevó a los mitos, leyendas y cuentos
populares de numerosos topos·. Grecia, Anatolia, Canaán, Meso­
potamia, Egipto, India, China, Japón, la Europa germánica, la
cristiandad medieval, incluso América Central y la costa del
Pacífico.
Creo y espero que este libro pueda ser útil no sólo ahuma­
nistas y a orientalistas, sino también a folcloristas, antropólo­
gos y a todos los lectores que gusten de los mitos y los cuentos
populares. En consecuencia, he tratado de adaptarlo a lectores
inteligentes que puedan tener un conocimiento escaso o nulo
de las lenguas antiguas o de las lenguas asiáticas. En los capítu­
los VII, VIII y IX, y en elApéndice 3, que trata de los mitos orien­
tales, he citado no sólo las ediciones de los textos originales y
las traducciones de los orientalistas al alemán, francés o inglés,
sino también traducciones y resúmenes ingleses semipopula-
res. Por ejemplo, me refiero a los libros de Donald Mackenzie
sobre los mitos babilónicos, egipcios eindios, que, aunque no son
obras de un especialista, y ahora resulten anticuados en algunos
aspectos particulares, son competentes, interesantes y es poco
probable que induzcan a errores en el lector. Además, esos
libros se pueden encontrar en numerosas bibliotecas públicas
y privadas, mientras que las ediciones de textos, los comenta­
rios y las traducciones de los especialistas sólo están disponi­
bles en universidades o en bibliotecas para investigadores.
En general, he traducido las palabras, frases y senten­
cias griegas y latinas citadas en el texto, y habitualmente he
escrito las palabras griegas simples en letras romanas y no
griegas. En el texto, he transcrito los nombres orientales de
manera que el lector no especialista pueda pronunciarlos fácil­
mente: lavocales se pronuncian como en español, y, en los nom­
bres indios, ç se pronuncia como la sh inglesay la c delante de
vocal aproximadamente como la ch española, para distinguir
la palatal sibilante (ç) de la lingual sibilante (s+), para la que
uso sh, y la palatal sorda (c) de la correspondiente sorda aspi­
rada, comúnmente transcrita por ch; en las notas, sin embar­
go, transcribo los nombres según el sistema que utilizan
muchos indiólogos ingleses y americanos, con el uso de sig­
nos diacríticos.
En este libro he renunciado a mi práctica anterior de la­
tinizar todos los nombres griegos. He llegado ala conclusión
de que formas como Cronus, Cadmus, Heracles, dan una ima­
gen equivocada del nombre griego a los lectores de habla in ­
glesa (y dos de estos tres nombres no existen en la literatura
latina); por eso los escribo ahora según su transcripción direc­
ta: Kronos, Kadmos, Herakles (no creo que se deba cambiar la
kappa por la c, dado que tenemos una k perfectamente apro­
piada en nuestro alfabeto).Así pues, el nombre es el mismo
se escriba en letras griegas o romanas (sólo en circunstancias
especiales utilizo ê y ó para distinguir eta y omega de épsilon
y ómicron). Conservo sólo aquellas formas latinizadas que es­
tán muy establecidas en nuestra lenguas modernas (por ejem­
plo, Esquilo o Apolo) y que resultarían muy extrañas si se
transliteraran directamente (pero si la única diferencia entre
la forma griega y la latinizada es -os > -us, no hay ninguna
buena razón para no utilizar la forma en -os). También he
procurado mantener los nombres de algunos autores en su
ortografía latinizada, por ejemplo, Calimaco, cuando los
bibliotecarios utilizan los nombres latinizados. Pero aunque
escribaLicia para el nombre del país, utilizo el adjetivo licio-,
puesto que el sufijo es español, lykio o lykiano serían formas
2, 2 ,
híbridas. Sin embargo, la coherencia perfecta en esta mate­
ria no es ni posible ni deseable.1
He dispuesto las notas apie de página, las citas y la biblio­
grafía de manera que evite molestias sin sacrificar la utilidad y
la claridad. He intentado citar todas las fuentes pertinentes
y todas las obras de erudición importantes que han tratado
estos temas. Mi estudio de las fuentes me ha conducido a cada
una de las conclusiones expresadas en este libro, aunque pueda
no haber sido el primero en llegar auna conclusión particular.
He intentado reconocer los méritos ajenos allí donde me pa­
recía de justicia, pero puede ser que haya pasado por alto la
formulación anterior de alguna idea que yo mismo he expre­
sado; esos posibles descuidos no han sido intencionales.
Siento una gran satisfacción en reconocer mi gratitud ava­
rias personas e instituciones que me han ayudado en la redac­
cióny la publicación dePython. Puesto que en este libro confluyen
mis estudios délficos y ovídicos, debo dar las gracias al Ame­
rican Council of Learned Societies por la beca de investigación
que me permitió visitar las ruinas de la antigua Delfos como
1 Hemos tratado de ajustarnos razonablemente a los criterios del autor en
estamateria. No obstante, dado que, porunaparte, elproblema no se presen­
ta del mismo modo desde el inglés y desde el castellano y que, por otra, los
usos actuales no son los mismos que los que estaban envigencia cuando se
publicó el original, nos hemos creído autorizados a adoptar en ciertos casos
otros criterios. Por ejemplo, paralos personajes otemas míticos se utilizan
habitualmente las transcripciones del autor siempre que —aun no siendo
las más habituales en nuestra lengua (por ejemplo, Kadmos y no Gadmo,
etc.)—resulten fácilmente reconocibles, y con las salvedades que él mismo
sugiere. Ahora bien, en aquellos casos en que podían presentarse dificul­
tades de reconocimiento para los lectores no familiarizados con la lengua
griega (por ejemplo Ghímaira, Aktaion, etc.) se han utilizado las formas
habituales en castellano (Quimera, Acteón, etc.). También se han utilizado
las denominaciones habituales en castellano para aquellos nombres que
forman parte del lenguaje común (cíclopes, arpías, etc.). Se utiliza tam­
bién la tilde para adaptarlos a nuestra fonética (Andrómeda, Poseidón,
etc.) cuando nuestras reglas gramaticales lo exigen. También a diferencia
del original, se utilizan los nombres más comúnmente aceptados en caste­
llano para los topónimos y los nombres de los autores clásicos. Hay que
teneT en cuenta en todo caso que, como dice el autor,la coherencia en esta
materia es prácticamente imposible. (Nde los T.)
parte de mi anterior estudio del oráculo délfico, a la Yale Uni­
versity Graduate School por una beca de investigación que me
permitió continuar mis estudios délficos, y a laAmericanAca­
demy de Roma por unabeca en clásicas, que me permitió dedicar
un año al estudio del texto de las Metamorfosis de Ovidio. Estoy
agradecido a la University of California por las becas de inves­
tigación que me permitieron sufragar fotografías y dibujos de
obras de arte, cartografía, mecanografía y las comprobaciones
de algunas referencias; al British Museum por las fotografías de
las obras de arte reproducidas en las ilustraciones 5, 9,14, y 18
y por el permiso para su publicación; al Chicago Oriental Ins­
titute por una fotografía del sello de cilindro reproducido en la
ilustración 19 y por el permiso para publicarla; aViking Press
por elpermiso para citarun pasaje de TheForgottenVillage, deJohn
Steinbeck; a Random House por su permiso para citar otro del
Hungerfield de Robinson Jeffers.
Tengo una gran deuda de gratitud con mis colegas Ivan Lin-
forth, Louis Mackayy William Helmbold por su atentalectura de
todo el manuscrito y por sus numerosos y valiosos comentarios
y sugerencias. Es grande también mi deuda con Jürgen Laess0ey
Murray Emeneau por leer los capítulos V II-IX del manuscrito
y por la ayuda que me prestaron encontrando o sugiriendo in­
teresantes fuentes de información. Debo dar igualmente las
gracias a Peter Boodberg y Edward Schafer por su ayuda en cues­
tiones de mitología china; a Robert Heizer y Jacques Schnier
por separatas de diversos artículos-, a Ben Meritt por una copia
de la inscripción de la cueva de Apolo en la Acrópolis de Ate­
nas; a H. R. W. Smith por la valiosa ayuda para localizar imá­
genes de vasos y otras obras de arte; y a diversos amigos que me
han indicado la existencia de documentación de la que, de otro
modo, no habría podido disponer.
Cinco jóvenes damas merecen una especial mención de
agradecimiento: Marilyn Sode Smith, Lee Dabney y Patricia
Lawrence por organizar mapas y dibujos; Nancy Helmbold y
Anne Pippin por mecanografiar cuidadosamente una parte con­
siderable del manuscrito.
2,4
Finalmente, quiero expresar mi gran gratitud al personal
de University of California Press por su servicial ayuda desde el
momento en que comencé a escribir este libro hasta su publi­
cación final: a Harold Small por indicarme algunos mitos de
los Paiutes y de otros nativos californianos, y por sus consejos
y sugerencias; sobre todo, aJohnGildersleevepor su cuidado­
sa revisióny su atención a todos los detalles de estilo y maque-
tación: me ha salvado de varios lapsus e incoherencias.
Joseph Fontenrose
Kifissia
de marzo de lyfô
%
INTRODUCCIÓN
I
Todos los dioses tienen sus enemigos, a los que deben vencer
y aniquilar. Zeus y Baal, Coyote y Ahura Mazda, Thor y el Señor
de los Ejércitos coinciden en este punto: todos ellos deben
luchar con un terrible antagonista. El enemigo de Apolo era el
gran dragón Python, al que debía enfrentarse y dar muerte antes
de poder establecer su templo y su oráculo en Delfos. Este estu­
dio comienza y termina con este mito.
Los mitos, leyendas y cuentos populares de la humanidad
están llenos de relatos de dioses y de héroes que encuentran y
derrotan a dragones, monstruos, demonios y gigantes. Por eso,
el mero combate difícilmente podría ser suficiente para esta­
blecer una relación genética entre el mito de Apolo-Pythony
cualquier otro en el que un dios luche con un dragón. Puede
parecer que el investigador estudioso del mito de Python sólo
tiene que encontrar todas las fuentes literarias y monumenta­
les, distinguir las diferentes versiones en las que se contó el
mito, deducir su forma y procedencia originales, y revelar su
relación con el culto délfico. Ese estudio es valioso y necesario,
y, en parte, ya se ha hecho. Las fuentes se limitan a la literatu­
ra y el arte clásicos, y el estudioso rara vez tiene que ocuparse
de otras que no sean las que se refieren directamente al mito de
Python y a Delfos.
Pero si entre el mito de Pythony otro mito de combate apa­
recen más puntos de concordancia que el combate mismo; si
los dos mitos coinciden en buena medida en los antecedentes
y el período posterior al combate, si, en resumen, comparten lo
que parece ser una trama común, entonces podemos decir que
el mito de Python está relacionado genéticamente con el otro;
o que uno deriva del otro o que ambos descienden de un origi­
nal común, de un arquetipo. El estudio del mito de Python entra
entonces en una segunda fase: el estudio de aquellos mitos y
leyendas del combate que están más próximos a él en el tiem­
po y en el espacio.
Así pues, en el estudio que sigue, después de examinar las
fuentes y diferenciar la diversas versiones del mito de Python,
exploro varias leyendas menores del combate que se agrupan en
torno a Delfosy al dios délfico: las leyendas de Tityos, Phorbas,
Phlegyas, Kyknos, Sybaris y algunas otras, afin de determinar
su relación con el mito de Python. Luego, vuelvo al combate de
Zeus con Typhon, mito igualmente conocido por los lectores de
los clásicos. Estos dos combates —los que los dos grandes dio­
ses, ZeusyApolo, libraron con Typhony Python con riesgo de su
soberanía y de sus vidas—fueron para los griegos antiguos los
más transcendentales de todos los combates en los que in ­
tervino un dragón. Dado que, a primera vista, se pueden per­
cibir varias correspondencias sorprendentes entre ambos
mitos, estudio detenidamente si son o no son variantes muy
relacionadas de un solo mito y doy una respuesta al problema.
Por otra parte, investigadores y lectores son conscientes
desde hace tiempo de que los vecinos de Grecia por el este y por
el sur—hititas, cananeos, babiloniosy egipcios—tenían impor­
tantes mitos de combate entre un dios y un dragón o similares
enemigos monstruosos; también de que los indios antiguos, que
hablabanuna lengua muy relacionada con el indoeuropeo, tenían
mitos de ese tipo, en particular el gran mito de la lucha de Indra
con la serpiente Vritra. Dado que las civilizaciones orientales
influyeron en Grecia de muchas formas, tanto de manera obvia
como sutil, es razonable suponer que los griegos recibieron de
ellos la trama de algunos mitos. Efectivamente, los eruditos han
establecido que los mitos de Python y Typhon derivaban de los
mitos de combate asiáticos oestabaninfluenciadospor ellos. Pero
se han limitado a señalar algunas coincidencias y semejanzas.
Se necesita un estudio más riguroso para probar una verdadera
3o
relación; y esa fase, en la medida en que pueda ser emprendi­
da por alguien que se siente mucho más cómodo con las len­
guas y literaturas clásicas que con las del Oriente Próximo y la
India, es la tercera fase de este estudio. Al tratar de los mitos
asiáticos he tenido que contar con los estudiosy traducciones de
los orientalistas; pero, después de todo, la obra de los especialis­
tas está pensada para el uso de otros.Unavez realizado el análisis
comparativo, que pone los dos mitos griegos junto a los mitos
orientales más relevantes, vemos que un patrón común subyace
atodo el grupo de mitos. Un patrón común implica un solo ori­
genpara todos los mitos que lo comparten; pero si alguien nega­
ra que esto es así, deberá no obstante conceder que la presencia
de un patrón común, o incluso de varias correspondencias lla­
mativas, en mitos de orígenes diversos e independientes, es un
fenómeno notabley digno de atención. Si es cierto que el patrón
de un mito particular se difundió por granparte delViejo Mundo,
de Grecia a la India y al sur de Egipto, si no más allá, y se mani­
festó en múltiples variantes nacionales, entonces debe de haber
tenido una importancia inusualpara los pueblos que lo contaron
y lo adoptaron. Por eso exploro los significados más profundos
del mito: ¿qué intentaron decir los asiáticos y los griegos con
estas palabras e imágenes míticas?
Los resultados de la comparación de los mitos orientales
con los mitos griegos —la localización de un patrón común y el
estudio de sus significados—hace posible dirigir la atención
de nuevo a Grecia y determinar la relación de las leyendas he­
roicas de combate, las de Perseus, Kadmos y Herakles, con
los mitos deApolo-Pythony Zeus-Typhon. Vuelvo luego al mi­
to de Python de Delfos y le aplico los resultados de toda la
investigación.
Finalmente, investigo la relación del mito con los rituales
que acompañan a sus diversas variantes, puesto que con fre­
cuencia se afirmaba que el combate era el precedente primiti­
vo de ciertas instituciones de culto.
3i
II
Debo aclarar desde el principio que por mito me refiero aun re­
lato tradicional que acompaña alos rituales. En primer lugar, digo
un relato, cuando algo tiene un comienzo, un desarrollo y un
final; en otras palabras, un argumento. No utilizo el término de
forma amplia y vaga para referirme a ideas animistas y teoló­
gicas en general. Segundo, me refiero aun relato tradicional,
si éste fue transmitido de forma oral. Tercero, me refiero al tipo
de relato que pretende narrar la ocasión en que tuvo su origen
alguna institución religiosa, un culto o algunos de sus ritos y
celebraciones, y los actos divinos que sientan elprecedente de
los actos tradicionales realizados en el culto. Se descubre que
incluso los mitos de la creación están relacionados con cultos.
A otros relatos tradicionales, los independientes del culto, se
les denomina de manera más apropiada leyendas ocuentospopu­
lares, aunque eventualmente pueda incluirlos también en el
término mito o mitología, como se hace a menudo. En efecto,
un mismo argumento puede aparecer en las tres clases de rela­
to tradicional: no es el argumento el que establece la diferen­
cia, y algunas variantes del mito del combate pertenecen al
cuento heroico o al cuento de hadas pero no al mito auténtico.
Al tratar de los mitos de países antiguos debemos basar­
nos en las narraciones, noticias y alusiones que se encuentran
en la literatura antigua, con un cierto apoyo en las obras del arte
antiguo que representan escenas míticas. Muy rara vez el pro­
pósito de ningún escritor antiguo fue informar alos otros acer­
ca del mito, contarles una historia que no conocieran ya. Esto
es particularmente cierto en el mito griego. Se han recuperado
textos de mitos de Babilonia y Egipto que contienen las propias
versiones de mitos que estaban asociados con los rituales y los
cultos y eran conocidos del sacerdocio y los devotos; pero poco
de ese tipo nos ha llegado de Grecia. Los escritores griegos no
elaboraban textos rituales; usaban los materiales míticos para
sus propios objetivos literarios particulares: cambiando, aña­
diendo, suprimiendo, fundiendo como les parecía oportuno.
3?
Aunque encontremos toda una narración mítica, no un re­
sumen, ni un fragmento, ni una alusión, no es probable que
sea exactamente la versión conocida por el pueblo, en particu­
lar por el pueblo de aquellas zonas en las que el mito estaba
vinculado aun culto. Por consiguiente, las fuentes son como
fragmentos, que deben ser reunidos, estudiados y combina­
dos antes de que podamos saber cómo era del todo realmen­
te el conjunto.
Al tratar con los mitos griegos, muchos estudiosos supo­
nen que un autor antiguo recibía su conocimiento de un mito
de escritores anteriores. Así pues, es probable que se limiten
auna historia literaria del mito y supongan que cualquier dife -
rencia que se pueda encontrar debe de ser una innovación del
autor en cuya obra se localiza por primera vez. Por supuesto, los
escritores posteriores fueron influidos por otros anteriores, y,
con seguridad, los escritores innovaron y cambiaron; pero a
menudo la supuesta innovación en un mito, oun rasgo que apa­
rece de forma tardía en la tradición literaria, tiene un paralelo
en similares griegos o extranjeros del mito atestiguados por
fuentes más antiguas. Es muyposible, aveces probable, que el
autor lo tomara de la tradición oral, si no de literatura ahora per­
dida: tenía la tradición oral por todas partes. Los eruditos han
tendido a ignorar la transmisión oral de los mitos o a suponer
que no existió después de una fecha temprana no especificada;
sin embargo, estuvo sin duda muy viva durante toda la Anti­
güedad y, en realidad, nunca desapareció, sino que asumió un
revestimiento cristiano en la Edad Media. Se pueden encon­
trar algunas huellas de la tradición oral en las páginas de Pau­
sanias y en algunas pinturas devasijas, pero en general hay que
adivinarlas a partir del estudio comparado de las fuentes y los
paralelos del mito.
Por ello, altratar de los mitos griegos de combate, utilizotodo
el material pertinente recogido de la literatura y el arte griego y
latino, tanto antiguo como posterior. Aveces consigo una infor­
mación importante de escritores tardíos y saco de ella conclu­
siones referentes aformas tempranas del mito analizado. Pero,
33
habitualmente, estas conclusiones sacadas de fuentes tardías
encuentran apoyo en fuentes anteriores. Es cierto también que
fuentes posteriores de los mitos mesopotámicos, egipcios e
indios ofrecen un material valioso, y que las conclusiones basa­
das en ellos con frecuencia pueden ser apoyadas por pruebas
anteriores. Sobrevive poco de todo lo que se escribió en Hélade
desde el siglo VIII al IV o en el Oriente Próximo durante el segun­
do milenio. No tenemos registros de informadores nativos.
La versión tardía de un mito puede haber aparecido antes por
escrito, ouna versión transmitida oralmente puede haber reci­
bido entonces atención literaria por vez primera. En pocas
palabras, no podemos ignorar ninguna prueba; todo nos es
de utilidad.
La misma permanencia del relato literario oscurece la
naturaleza fluida de la tradición mítica. Podemos inclinarnos a
pensar que los mitos griegos se contaron siempre como los
cuenta Ovidio. Pero sin duda no fue así. Quizá ningún griego
del siglo V conocía de los mitos de Ovidio en la forma en que
éste los cuenta. Cualquier narración que encontremos es la
versión conocida por un hombre en un momento determina­
do. El mito o el cuento popular, desplazándose de un lugar a
otro, pasando de una persona a otra, de una generación a otra,
sufre cambios de manera constante; se forman nuevas versiones
en cada regióny en cada época. La versión nueva aparece cuan­
do se cambian los detalles —cuando se da una expresión algo
diferente a un tema o un episodio, cuando se añade o se quita
algo, cuando se cambia la secuencia de los episodios—pero los
nombres personales y los topónimos permanecen inalterables.
Cuando una versión particular, en su progreso de un lugar a
otro, adquiere nombres nuevos para sus personajes y lugares,
se forma una variante nueva. La variante es esencialmente
la misma historia, pero con dioses, hombres y escenarios
diferentes. Esta es la distinción que establezco entre los tér­
minos versióny vanante, que muchos investigadores utilizan de
manera indistinta. Un tipo es un argumento tradicional que
aparece en diversas variantes. Es una serie de episodios, una
34
constelación de temas, que permanece bastante bien fijada
entre las variantes. Puede haber cambios enla secuencia; pue­
den desaparecer episodios o temas secundarios; se pueden
añadir características nuevas. Pero debe haber un núcleo dura­
dero, observable en todas las variantes, para poder hablar de
«tipo». Por ejemplo, pensemos en el relato tipo denomina­
do «la esposa de Putifar». El relato de José en el Génesis es
una variante hebrea de este tipo; los relatos de Bellerophon,
Hippolytos y Ténedos son tres variantes griegas. La variante
de Hippolytos se contaba de maneras diferentes entre los
griegos: podemos denominar versión a cada manera diferen­
te. Los nombres de Hippolytos, Fedra o Theseus dan unidad a
la variante ; el argumento da unidad al tipo. La diferencia entre
variante y versión se asemeja a la que existe entre especie y
variedad; el tipo es el gen.
Un argumento tradicional, al entrar en una nueva región,
se vincula en general a los dioses o héroes de esa región. Los
nombres cambian: un pueblo puede sustituir, por ejemplo, con
el dios que rige los fenómenos atmosféricos al dios homólogo de
la historia que hatomado prestada. Por ello, el estudio de la difu­
sión del mito se interesa más por los argumentosy los temas que
por los participantes divinos o sus nombres. Es común que el
origen y desarrollo del mito tengan poco o nada que ver con
el origen de los dioses que aparecen en la variante nacional o
con el origen de sus nombres.
Este estudio, al tratar de relacionar un mito con otro, se
interesa principalmente por los temas narrativos. Por tema me
refiero aun rasgo o episodio recurrente de los relatos tradicio -
nales. Es una parte integral de la historia en que se encuentra;
pero es separable en el sentido de que puede aparecer también
en otras historias tipo. Algunos temas son esenciales aun tipo;
otros pueden aparecer en unavariante y estar ausentes en otra.1
1 Escojo el término tema con preferencia a motivo (mifl) utilizado por Stith
Thompson, y lo defino de manera más general, porque así será más útil a
nuestro estudio. Los «motivos» de Thompson tienen un perfil demasiado
35
El tema no se expresa de manera idéntica en cada versión
ovariante: cambia constantemente su ropaje externo de acuer­
do con las costumbres nacionales olas características locales de
los lugares en que se encuentra. Puede oscurecerse o disfra­
zarse; puede ser que sólo quede una huella. Si no fuera por esto,
todas las variantes se parecerían mucho y sería obvio el origen
común. Pero un origen común de los mitos de combate no es
obvio; por lo tanto, es necesario un cuidadoso análisis temáti­
co de los diversos mitos. Puede ser útil señalar el tipo devaria-
ciones que se producen en el tema.
delimitado; es probable que cualquier cambio en un detalle o en la vesti­
menta de un tema se enumere como motivo separado. Pero prefiero con­
siderar como un solo tema todos aquellos elementos del relato que sirven
al mismo propósito narrativo, aquéllos que lógica o prácticamente son
iguales, conuna función idéntica en cuentos diferentes. En ocasiones mis
temas corresponderán alos motivos generales deThompson, que compren­
den subclases de motivos; aveces reunirán motivos que él ha enumerado
en categorías diferentes. Por ejemplo, el tema 3b (véase pág. 40) indica la
forma o componente animal del enemigo del dios; es confrecuencia un dra­
gón o una serpiente, pero puede ser concebido como un león o un jabalí,
o puede tener forma mixta. Esto no genera ninguna diferencia en el mito;
su naturaleza salvaje y animal se subraya de forma adecuada en cualquiera
de esas formas. Eltema 3bresume el conjunto B0-B99 deThompson; nues­
tros dragones tendrían que ser Bu; las formas mixtas, B?o a B29, según la
combinación; formas de pez, B80; demonios serpiente, B91. Mi tema 3e, las
transformaciones del enemigo, podrían estar en la gama Do a D699. El
tema8D (temaVenusberg o Sirena) combina Fi3i.i (VenusbergXB^S (Sire­
na), F3o? (amante hada), F3o?.3.4 (las hadas seducen alos hombres para
hacerles daño), G?64 (las demonias seducen a los hombres para su des­
trucción) ,y G530.1 -3 (la hija o la esposa del ogro ayuda al héroe). El tema
9 abarca K811.1 (enemigo invitado al banquete y asesinado), K ^ ó y K871
(el enemigo es capturado o asésinado cuando está ebrio), K873 (Judit y
Holofernes), G531 (ogro embriagado y vencido), K?357 (disfraz para entrar
en el campamento enemigo), K1810 (engaño mediante el disfraz), y muchos
más, todos los cuales asumen la misma función enlos mitos que se estu­
dian. Igualmente, sólo necesito una categoría para el rostro mortífero del
enemigo (tema 3d) ;puede destruir con una mirada oun destello de fuego
de sus ojos o espirar fuego desde su nariz; así B11.3.11 (dragón con espi­
ración de fuego), D581 (petrificación por la mirada), D2061.3.1 (mirada
mortífera), D3071 (mal de ojo); éstosy otros deben combinarse. El empleo
del sistema de Thompson podría no revelar las correspondencias reales
entre los relatos.
36
i. Mutaciones de papel; cambios de rango, de relación, d
clase. Un héroe puede reemplazar aun dios o a un gigante, oun
leónpuede reemplazar aun dragón. Un padre se puede convertir
en abuelo, tío, hermano, rey, tutor; una madre se puede conver­
tir en abuela, madre adoptiva, nodriza, esposa; hermana, esposa
e hija se intercambian con frecuencia.
%Mutaciones enla acción. El modo de combate puede cam­
biar de unavariante a otra. Un tipo de castigo o de engaño puede
ser sustituido por otro.
3.Una característica llamativa deunavariante puede quedar
reducida en otra algo menos sorprendente, o puede estar dis­
frazada. La muerte puede transformarse en herida, sueño, derro­
ta, exilio, desesperación. Una acciónpuede quedar meramente
en un intento de acción.
4. Las acciones o rasgos de un personaje pueden transfe­
rirse a otro: del campeón a su hijo, esposa o ayudante, incluso
a su enemigo y viceversa.
5. Se pueden combinar o fundir temas y papeles. Laheroí-
na puede aprovecharse de la lujuria del enemigo para atraerle
ala destrucción: así se combinan los temas 4E, 8üy9 (págs.41-
4?). La vigilancia por parte del dragón de un manantial puede
combinarse con su habitación en el mar, su contención de las
aguas, su bloqueo de un camino y su control sobre un recinto
sagrado: temas ?D, 3E, 4G, 4Fy %Cestán así mezclados.
6. Puede haber expansión o duplicación de temas, perso­
nas, episodios. El campeónpuede dividirse enpadre e hijo. Un
solo enemigo se puede convertir en el jefe y múltiples subordi­
nados. Se pueden librar varios combates, convarias muertes o
derrotas del campeón o del enemigo.
Dado que a menudo se ha señalado la semejanza de los
mitos con los sueños, debemos observar que los modos en que
se expresa un tema en los mitos reales presentan una marcada
analogía con los modos en que se expresa el pensamiento del
sueño en el contenido del sueño, según Freud los definió. Freud
apunta factores de condensación y desplazamiento. A) Con­
densación es la convergencia de varios pensamientos del sueño
3?
en un punto clave, que se convierte en un elemento único en
el contenido del sueño. Se puede ver una forma de condensa­
ción en las personas compuestas de los sueños. La con­
densación corresponde a la combinación y fusión del punto 5,
supra. B) El desplazamiento se manifiesta en la sustitución de
una idea por otra sin alteración del significado esencial, o en
la inversión de las ideas.· transformación en lo contrario o
en algo muy diferente. Las mutaciones y reducciones de 1
a 4, supra, son análogas a los desplazamientos del sueño. Las
duplicaciones de 6 corresponden a la duplicación que con fre­
cuencia aparece en los sueños.3
Esos son los cambios que pueden experimentar los
temas. El estudioso debe reconocer que un tema puede asumir
en un mito un revestimiento muy diferente del que tiene en otro.
Debe mirar a menudo debajo de la cobertura exterior para en­
contrar el tema. Debe comprenderse que el pensamiento míti­
co es ilógico para nuestros esquemas habituales: incluso en
esto se parece al pensamiento de los sueños. Elementos opues­
tos, contradictorios, inconsecuencias, pueden estar, y están,
juntos en una misma intención y en una misma narración. Sin
embargo, el mito no es un revoltijo de tonterías y absurdos;
tiene su propia lógica. Quien estudia el mito debe tratar de
comprender los modos míticos del pensar.
En las páginas siguientes, mito, además de tener los
sentidos anteriormente definidos, designa con frecuencia la
narración particular con que nos enfrentamos, la versión o
variante del mito tipo, que también se puede denominar mito.
Confío en que el contexto aclare siempre la referencia.
Para comodidad de los lectores finalizo esta introducción
con una lista de los temas que se repiten en los diversos mitos
que vamos a estudiar. Nos referiremos constantemente a es­
tos temas por medio de los símbolos numérico-alfabéticos
que aparecen junto alos enunciados de los temas enla siguien­
te lista.
3 Freud (id) 319-397, especialmente 320-339·
38
TEMAS DEL MITO DEL COMBATE
i. El enemigo es de origen divino.
íA. Es hijo de la madre primordial: demonia del caos o
diosa de la tierra.
xB. Es hijo de un dios padre: demonio del caos o dios
padre, depuesto o gobernante.
íC. Tiene una esposa o compañera femenina de origen y
naturaleza similares.
?. El enemigo tiene una morada distintiva.
s?A. El rasgo tiene correspondencia geográfica: el enemi­
go vive en una región donde los contadores del mito
suelen situar la morada de los monstruos y los demo -
nios en general.
3B. Vive en una cueva, cabaña o árbol.
?C. Ocupa el temenos de un dios.
2,1). Es el guardián o espíritu de una fuente o manantial.
2,E. Vive en el mar, en un lago o en un río.
3. El enemigo tiene aparienciay propiedades extraordinarias.
3a. Es gigantesco.
3b. Tiene forma no humana: la mayoría de las veces tiene
forma de serpiente, pero también de lagarto, cocodri­
lo, escorpión, pez, hipopótamo, jabalí, león, lobo, perro,
caballo, toro, águila, buitre, halcón, etc.; aveces,una
forma mixta de varias combinaciones de miembros
animales y humanos.
3c. Tiene varias cabezas, brazos, piernas, etc.
3d. Envía la muerte por el fuego, la mirada o el aliento·,
fuego de su nariz, boca u ojos, miradas mortíferas o
semblante mortífero alavista, soplo cargado de vene­
no de la nariz o la boca.
3e. Puede cambiar de forma avoluntad.
3f. Es un espíritu de muerte, demonio maligno, espec­
tro, que surge del mundo inferior.
39
3g. Es viento, inundación, tormenta, plaga, ham bruna,
sequía.
4. El enemigo es depravado y codicioso.
4A. Saquea, roba, asesina y hace la guerra.
4B. Es un gobernante despótico oun señor que oprime a
sus súbditos y les impone tributos.
4C. Se lleva a los jóvenes y a los animales.
4D. Es glotón, devora rebaños enteros y come carne hu­
mana.
4E. Es lascivo y violador, y exige que se le ofrezcan don­
cellas.
4F. Controla un camino y mata a los viajeros, a menudo
en una competición a la que les obliga.
4G. Bloquea ríos o manantiales para ocultar el agua a los
hombres, o seca los ríos para saciar su sed.
5. El enemigo conspira contra el cielo.
5A. Quiere gobernar el mundo.
5B. Su madre, su esposa o su compañera le incitan a
ello.
6. Aparece un campeón divino para hacerle frente.
6a. El dios de la atmósfera o el dios del cielo va a luchar
con él.
6b . Es su prim era hazaña: es entonces un niño o un joven.
7. El campeón lucha con el enemigo.
7A. El campeón, utilizando sus armas predilectas, lucha
con el enemigo y le da muerte.
7B. Tiene que utilizar numerosos proyectiles; pues el ene­
migo es formidable o tiene una piel invulnerable.
7C. Los otros dioses son presas del pánico: aplacan al ene­
migo o huyen.
7D. Lahermana, la esposa ola madre del campeónle pres­
tan ayuda.
40
γΕ. Otro dios u otro campeón ayuda al campeón prota­
gonista.
7F. El enemigo huye durante el combate.
7G. El combate es el elem ento central de una giganto­
maquia.
8. El campeón casi pierde la batalla.
8a. Sufre una derrota o una muerte temporales.
8b. El enemigo extrae un órgano potente de su cuerpo o
coge un objeto potente de él.
8c. El enemigo le vence después de atraerlo aun banquete.
8d. La consorte del enemigo seduce al campeón para su
destrucción, o entabla una relación amorosa con él
(tema de Venusberg).
8e. Se lamenta la muerte del campeón.
9. El enemigo es finalmente destruido después de ser bur­
lado, engañado o hechizado: es especialmente suscepti­
ble al atractivo de (a) la comida y (b) el sexo; se le engaña
fácilmente con (c) un disfraz; (d) se emplea la magia con­
tra él.
10. El campeón se deshace del enemigo y celebra su victoria.
10A. Castiga al enemigo, incluso después de matarlo,
encerrándolo en el mundo inferior, o bajo una mon­
taña, o mutilando o cortando o dejando abandonado
su cadáver.
10B. Celebra su victoria con un banquete y otros festejos;
es aclamado por dioses y hombres.
10C. Se purifica de la contaminación de la sangre.
10D. Instituye un culto, un ritual, una celebración, y cons­
truye un templo para sí mismo.
41
APOLO Y EL DRAGÓN
PYTHON Y DELPHYNE
En el himno homérico aApolo encontramos el relato más anti­
guo que conocemos del combate de Apolo con un dragón en
Delfos. Poco después de su nacimiento en Délos, Apolo cruza
el mar y vaga por tierra firme buscando un lugar adecuado para
establecer un santuario oracular. Finalmente escoge Haliarto,
junto al manantial de Telphusa, y ha empezado ya a echar los
cimientos cuando la ninfa del manantial Telphusa le habla y le
convence astutamente de que se dirija mejor a Krisa, en la lade­
ra del Parnaso. Así que Apolo va al Parnaso, y allí, en el sitio de
Delfos, sienta los cimientos de su gran templo, ayudado por
Trophonios y Agamedes, que ponen la piedra del umbral en su
lugar, y por las tribus de los hombres, que levantaron el tem­
plo sobre los cimientos.1
No queda claro en el himno si se había terminado o no la
obra cuandoApolo luchó conuna dragona (drakaina) junto aun
manantial y la mató con una flecha de su arco. Pero es proba­
ble queApolo se encontrara con ella mientras estaba trabajando
en los cimientos a no más de unos pocos cientos de metros de
su manantial. Erauna criatura monstruosa, enorme y salvaje, que
llevaba a cabo actos de terrible violencia contra el pueblo y el
1 Him. hom. 3.182-387. Véase 298, άμφ'ι όε νηόνενασσαν άθέσφατα
φϋΧ άνθρώπων, tal vez una alusión a los pueblos de la anfictionia. AHS su­
gieren que el ουδός, levantado por Trophonios y Agamedes, puede ser el
adyton, pero nos inclinamos más bien a pensar que se refiere a las pri­
meras hiladas del edificio. Para un análisis de la versión del himno,
véase Dornseiff (1933) 16-29. Sobre el mito, véase Schreiber (1879) 1-9,
que no distingue las versiones como he hecho yo.
ganado del país. Encontrarse con ella significaba la muerte para
cualquier hombre. Además, había sido nodriza de Typhaon, el
monstruoso hijo de Hera, a quien la reina de los dioses había
concebido en su cólera contra Zeus, porque él había dado a luz
aAthena de su cabeza, sin ninguna necesidad de ella, su entre­
gada esposa. Decidida a igualar la hazaña de Zeus, produciendo
un hijo sin ayudamasculina, Hera lo logró, pero elniño que alum­
bró fue el monstruo Thyphaon, sin igual entre los dioses y los
hombres mortales. Se lo entregó a la drakaina de Delfos, como
un mal entregado a otro mal, κακφ κακόν.2·
Después de una digresión de unas cincuenta líneas sobre
la historia del nacimiento de Typhaon de su madre Hera, el
poeta vuelve al combate de Apolo con la dragona; Typhaon es
olvidado, salvo cuando Apolo, en su discurso de triunfo, cuen­
ta a su moribunda adversaria que ahora Typhoeusy Quimera no
pueden salvarla de la muerte. El poema se limita a repetir que
Apolo mató a la dragona con su flecha, pero no nos da ningún
detalle del combate. Dedica más tiempo alos dolores de su ago-
níayal discurso triunfal deApolo, en el cual encontramos, como
en los versos siguientes, la primera noticia de la etimología que
hace derivar el nombre geográfico Pytho de la corrupción del
cadáver de la serpiente (πύϋειν).3
Después del combate, Apolo va a castigar aTelphusa, y luego
(και τότεδή) piensa en proporcionar sacerdotes y servidores
para su templo. El episodio de Telphusa remata la versión del
himno del combate de Apolo con un dragón. No se da ningún
nombre en el himno a la serpiente femenina, pero se la llama
Delphyne enla literatura posterior. Tampoco era la guardiana del
2 Himno 3.354-356,
δώχεν έπειτα φέρουσα χαχφ χαχάν, ή δ’ϋπέδεκτο.
δς χαχώ πόλΧ êρδεσχε χατά χλυτά φϋλ' άνθρώπων.
δς τή γ' άντιάσειε, φέρεσχέ μιν αϊσιμον ήμαρ.
3 Es mejor considerar Typhoeus de367 (v. l. Τυφωνεύς Μ) tan solo como una
variante de Typhaon,y no como el nombre de un ser diferente, pues como
veremos en el capítulo IV, los nombres Typh(a)on y Typhoeus (también
Thyphos) son intercambiables en laliteratura posterior.
44
santuario oracular de Ge o de Themis, puesto que el himno no
habla de ningún santuario en Delfos antes de que Apolo funda­
ra el suyo.4
Guando nos encontramos de nuevo con el combate deApolo,
el dragón se ha vuelto del sexo masculino y se llama Python.
Nuestra primera noticia de esta forma del relato nos llega de
Simónides, y es la versión que se encuentra más a menudo enla
literaturaposterior. Pero sólo de manera indirecta conocemos lo
que dijo Simónides; le cita el pseudo-Juliano con referencia
al epíteto Helcatos deApolo: recibió este nombre, decía Simó­
nides, porque venció al dragón Python con cien flechas. La noti­
cia es breve, y no podemos estar seguros de si Simónides utilizaba
el nombre de Python o si se refería solamente a un dragón, al
4 Un escolio sobre Apolonio Arg. 3.706 dice que algunos dan al dragón el
nombre femenino Delphyne, otros el masculino Delphynes. Otro esco­
lio, ibid., dice que Calimaco llamaba al dragón de Delfos tanto Delphyne
como Delphynes. Al parecer no se refiere a Cal. Himno 3.100 s. ó 4.90-94,
donde el poeta habla de un dragón macho, pero no da ningún nombre. El
mismo escoliasta nos dice también que Leandrios utilizó el nombre mas-
culino de Delphynes; Schol. sobre 3.711 dice que Leandrios hablaba del
dragón hembra Delphyna. El propio Apolonio nos deja en la duda con
Δελφύνην πελώριον y en ningún lugar aparece un pronombre decisivo.
Me inclino apensar que se refiere a una dragona. Igualmente ambiguo es
Nono Dion. 13.38. Dionisio Periegetes 441 s. dice δράκοντος Δελφύνης
(si el texto es correcto). La forma es desde luego femenina, aunque su apo-
sitivo es el genitivo de drakon, utilizado tanto para designar al macho de
este orden como a cualquierindividuo independientemente de su sexo; pero
la hembra es drakaina. Eustacio ad loc. no está seguro de que Dionisio se
refiera aun dragón macho ohembra. Según Juan deAntioquía (1.30,4.539
M), existía desacuerdo en cuanto a si el festival pítico estaba relacionado
con el dragón Delphynes o con la hêrôis Delphyne (pág. 377). En FD
3.3.i38.35-38,la inscripción de un himno ateniense aApolo en Delfos, se
llama al enemigo de Apolo hija de Ge; pero no aparece ningún nombre
entre las letras visibles. En FD 3.3.137.33, también un himno ateniense de
Delfos, su enemigo es sin dudauna serpiente del sexo masculino; tampo­
co aquí hay ningún nombre visible. Para la drakaina anónima véase tam­
bién Plut. Mor. 414A, 988A. Para el masculino Delphynes véase también
Schol. Vet. sobre Eut. Fen. 333 s.; Suid. ZI310; Apost. 15.10. Todo esto sólo
puede surgir de tal ambigüedad, como vemos enArg. 3.706. Hesiq. Δ 6o3
llama Delphys ala serpiente macho. Parala Lamia hembra de Delfos, véase
págs. 43 s.
45
que el pseudo-Juliano dio el nombre con el que desde hacía
tiempo se había hecho conocido.5
En cualquier caso, la mención de cien flechas apunta a la
versión que parece haber sido más popular después del año
3oo a. C. Apolo, siendo todavía niño, fue a Delfos mientras Ge
o Themis gobernaba todavía el santuario y pronunciaba orácu­
los. Un dragónllamado Python, que custodiaba el santuario para
la diosa, se enfrentó conApolo a su llegada. El dios luchó con él
y tras disparar numerosas flechas con su arco, finalmente le mató.
Apolo fue entonces aTempe, oa Creta, para purificarse de la con­
taminación de sangre, y después volvió a Delfos a tomar pose­
sión. Fundó los juegos píticos para celebrar su victoria sobre
Python.6
Esta es la versión que utilizó Ovidio en las Metamorfosis,
aunque no diga nada sobre el hecho de que Python guardara el
santuario ni sobre la purificación deApolo. Pero Themis gobier­
na Delfos (1.379) y esa Python, un dragón macho, al que el dios
mata con mil flechas. Para conmemorar suvictoria, el dios funda
el festival pítico, y lo nombra según la serpiente a la que había
matado. Esta derivación de los nombres Pytho, Pythios y Pythia
5 Simónides, frag. 26ABergk, ap. ps.-Jul. Epist. 34, pág. 395D. AHS afirman
rotundamente (pág. 346) que el nombre Python se encuentra por prime­
ra vez enla «versión euhemerista» de Eforo. Pero yo me inclino a pensar
que Simónides utilizó el nombre. Pseudo-Juliano dice, διότι r óv Πύθωνα
τ ôv δράχοντα βέλεσιν όός φησιν (Σιμωνίδης) εχειρώσατο. χαί μάλλον
αύτόν "Εχατον fj Πϋθιον χαίρειν προσαγορευόμενον... El epíteto deApolo,
Pythios, se hace derivar a menudo del hecho de haber matado a Python.
6 Apolod. 1.4.1; FD 3.2.137.31-34; Paus. 10.6.5. s.; ElianoVH3.i; Poli. Onom.
4.84; Men. Ret. Epid. 3.17, pág. 441 esp.; Ovidio Met. 1.438-451; Estacio
Teb. 1.562-571,5.531-533,6.8 s.; Claud. 2; Sid. Ap. Garm. 2.152-155; Axgg.
1 y 3 a Pínd. Pit. ; Mit. Vat. I ι ι 3, I I 19. Las alusiones circunstanciales son
demasiado numerosas para enumerarlas aquí. Esta fue probablemente la
versión representada en escultura por Pitágoras de Regio en el siglo V (Plin.
NH34.8.59) ;se mostraba a la serpiente paralizada por las flechas deApolo.
Sin duda es la versión de Gal. Himno 2.97-104, aunque parece que en otro
lugar Calimaco contó una versión diferente de la historia (véase nota 4).
No todos los autores citados tienen tan resumidos los detalles del relato.
Las observaciones de Plutarco sobre el festival Septerion en Greek Ques­
tions 12 (Mor. 293c) se pueden referir a esta versión, pero pueden tener
relación también con la versión E (véase pág. 53).
46
a partir del nombre de Python es característica de la segunda
version del mito; la primera, como hemos visto, los supone
derivados de πύϋειν."
Después del himno homérico y de Simónides, la noticia
literaria más antigua del combate se encuentra en Ifigenia en
Táunde de Eurípides (1339-1251). Después de que Leto diera a
luz aApolo en Délos, llevó al dios niño al Parnaso. Allí vivía un
dragón, hijo de Ge y guardián de su oráculo. Aunque era toda­
vía un bebé que tenía que ser llevado en brazos, Apolo mató a
aquel monstruo con sus flechas y tomó posesión del santuario.
Esta tercera versión del relato se encuentra en algunos es­
critores posterioresy envarias obras de arte. En un lekythos con
figuras negras sobre fondo blanco, obra de principios del sigloV,
y porlo tanto anterior ala obra de Eurípides, vemos alApolo niño
disparando sus flechas desde los brazos de Leto a una serpiente
con numerosos anillos, que aparece enun hueco entre las rocas
(fig. 1). La mayoría de las representaciones del combate deApolo
y Python en el arte muestran esta tercera versión: de las trece
enumeradas en el artículo «Python» en el Lexikon de Roscher
sólo la escultura de bronce de Pitágoras de Regio y la moneda
tipo de Crotona (fig. 2) proponen otra versión, probablemen­
te la segunda. La escultura de Pitágoras desapareció hace tiempo,
y también el grupo de bronce de Delfos, descrito por Clearco de
Soloi, que representaba la tercera versión. Leto, dice Clearco,
fue desde Calcis, en Eubea, a Delfos, llevando alos gemelosApolo
? EnMet. 1.439s. ,populisque novis terroreras, yi. 459,pestifero ventre, se puede
pensar que Ovidio alude a Python como la plaga de la región, carácter que
parece inconsecuente con su custodia, como señala Schreiber (1879·. 7).
Pero terrorerasva seguido inmediatamente por tantum spatii de monte tene­
bas; es decir, era el grantamaño de Pythonlo que impresionaba alos hom­
bres. Ypestífero ventre alude quizá alveneno de Python; véase 1.444, vulnera
nígra veneno. Pero obsérvese Men. Ret. loc. cit., donde Python, hijo de Ge,
gobierna Delfos, saquea el pais eimpide también ala gente visitar el orácu­
lo de Themis. Respecto delsexo de Python, adviértase Met. 1.439, donde en
un manuscrito se puede leer incognita, que, si es correcto, es un calificati­
vo deserpens, sustantivo femenino, como en447,perdomitae serpentis. Paus.
10.6.5 yArg. 3 a Pínd. Pit. parecen combinarla derivación dePytho oPythia
de πϋθειν con la segunda versión, pero tampoco nombran al dragón.
47
Figura i .Apolo, Leto y Python.
yArtemis en sus brazos. Cuando llegó cerca de la cueva de Python,
éste se precipitó sobre ellos y Apolo lo mató. Heliodoro y un
poeta de la Antología parecen referirse a esta versión cuando
dicen que Python atacó a Leto y fue matado por Apolo.8
Otros escritores relatan una versión en la que Apolo fue a
Delfos solo, como en la segunda versión, pero expresamente
para matar a Python por haber perseguido y acosado a su madre
Leto cuando estaba embarazada de él. Servio, Lactancio Pláci­
doy otros comentadores dicen que fue Hera quien envió a Python
a perseguir a la embarazada Leto para impedir el nacimien­
to de su hijo. Lucano alude de forma breve a estahistoria, dicien­
do que el joven Apolo mató a Python por perseguir a su madre
durante su embarazo. Higinio dice que la embarazada Leto,
obligada avagar errante por el odio de Hera, fue perseguida por
8 Qearco46, ?.3i8M; Heliodoro ap. Tzetz. en Lic. 308;Ant. Pal. 3. 6ytitulum·, cf.
Sén. Med. 700; Paus. 3.7.7. Para las representaciones en el arte, véase OA1-9
(figs. 1-3, 27); véase apéndice 7 para la lista de obras de arte. CVA, Francia 1,
III De, lám. 3.13, es una figura negra que Pottier interpreta como Kadmos
y el dragón tebano. Jocelyn Woodward (193?: 34-36) aboga por Apolo y
Pythony relaciona la escena con el trono de Bathykles. Adviértase que las
dos (¿otres?) obras de arte que presentan la versión segunda son bastan­
te tempranas, ninguna posterior al año 400; mientras que de las once que
presentan la tercera versión, sólo una puede ser datada en el siglo V, aun­
que las esculturas de Leto huyendo con su hijotienenun original del siglo V.
4,8
Figura a. Apolo y Python.
Python, que quería matarla antes de que pudiera dar a luz a su
hijo, puesto que sabía que el hijo de Leto la mataría. No consi­
guió sorprenderla y volvió a Parnaso, adonde fue Apolo cuan­
do sólo tenía cuatro días y vengó a su madre matando a Python
con sus flechas. Puesto que Higinio parece usar la misma fuen­
te que los comentadores, podemos suponer que también en su
relato Hera y Python se confabularon contra Leto. Un escritor
anónimo (Bachm. Anecd. 2.351) dice que Hera envió al dragón
contra la embarazada Leto para que matara a su hijo. Según
Macrobio, Hera se enfrentó a la embarazada Leto, y cuando
naciéronlos dos gemelos, Python los atacó en sus cunas y Apolo
lo mató. Luciano limita el papel de Hera a poner a Tierra (es
decir, a Ge) bajo el juramento de no dejar que Leto diera a luz
a sus hijos; pero Poseidón dio refugio a Leto en Délos cuando
el dragón la perseguía.9
9 LucanoBC5.79-81; LucianoDMar. 10; Hig.íbb. 140 (cf. 53.3); Macr. 1.17.50-
53; Serv. En. 3.73; Lact. Plác. Teb. 5.533 yj4g. 306; ps-Liban. Narr. 35; Schol.
sobre Clem. Alej.Protr. ?P; Schol. sobre Lucano 5C3.177,5.79, 6.407; Mit.
Vat. I 37, I I 17, III 8.3; Bachm. Anecd. 3.351. En esta versión, observamos
que Apolo, aunque con tan solo unos pocos días, ya se ha convertido en
kouros, efebo, y tiene la apariencia de unjoven deunos dieciséis años (pero
véase pág. 59 referente a las obras de arte). Para el rápido crecimiento de
Apolo, véase Him. hom. 3.127-135.
No sólo estaversión parece combinarlaterceraversión, ataque de Python
a Leto, con la segunda, sino que Macrobio y Bachm. Anecd. 2.351 lo unen
con un elemento de la primera; que la corrupción del cadáver de la ser­
piente dio al lugar su nombre Pytho o al dios su nombre Pythios; aun­
que Macrobio nos cuenta también que el dragón con el que luchó Apolo
49
Existe también otra versión, llamada racionalista o euhe-
merista, enla que Python esunhombre. Según elbreve eincom­
pleto resumen de Estrabón de un relato tomado del historiador
Eforo, Apolo, en su camino de Atenas a Delfos, llegó a Pano­
peo, donde encontró y mató al bandolero Tityos. Entonces los
habitantes de Parnaso fueron hasta ély le hablaron de otro ban­
dido que andaba por el país, un hombre llamado Python o Dra­
kon. Apolo lo mató también con sus flechas, mientras las gentes
de Parnaso le aclamaban con gritos de Hie Paian y quemaban la
tienda de Python, acción, añade, que se conmemoraba en los
posteriores ritos délficos. Pausanias no menciona el nombre
del bandido. Después de aludir brevemente a la historia de la
lucha de Apolo con un dragón que era hijo de Ge, nos informa
de que se cuenta otra historia. Un tal Krios, que gobernaba en
Eubea, tenía un hijo descarriado que saqueó el santuario de
Apolo y toda la región que se encontraba a su alrededor. Guando
estaba apunto de haceruna segunda incursión, los habitantes de
Delfos pidieron aApolo que les ayudara. Supromantis, la Pythia
Phemonoe, respondió entres hexámetros, diciéndoles que
se llamaba Python. Coincide conlaterceraversión al decir que elApolo niño
mató a Python, pero desde la cuna, no desde los brazos de su madre.
5°
Phoebus pronto enviaría su flecha sobre aquel bandido y luego
seríapurificado dela contaminación de sangre por los cretenses.10
Existen diferencias obvias entre el relato de Pausanias y el
resumen de Estrabón que hacen improbable que Eforo fuera
también fuente de Pausanias. Es cierto que los incidentes y las
circunstancias que menciona uno, pero no el otro, pudieran ser
complementarios. Pero las diferencias van más lejos. En el
resumen de Estrabón, la gente de Parnaso se encuentra con
Apolo justo después de que éste mate a Tityos en Panopeo y le
hablan de Python; según Pausanias, Apolo estaba en su santua­
rio de Delfos cuando los habitantes de esa ciudad le apelaron,
pues fue la Pythia quien les respondió. Además, cuandoApolo,
en el relato de Eforo, mató a Python, las gentes de Delfos que­
maron su tienda, que representaba la cueva de Python, situada
en Delfos en las otras cuatro versiones. El hijo de Krios, en el
relato de Pausanias, no vivía en Delfos, sino quizá en Eubea;
había saqueado Delfos una vez y estaba dispuesto a hacerlo de
nuevo (έπεστράτευσε και δεύτερον.)11
El mito deApolo contra Pythonfue utilizado como aition del
festival de Septeriony del festival pítico (véase págs. 577-587).
Plutarco, al describir el Septerion, refiere una versión del mito
que los eruditos han considerado racionalistay cercana ala ver­
sión de Eforo. No dice nada que indique claramente si Python
es hombre o serpiente. Añade a la historia dos incidentes que
no menciona ningún otro autor: que el herido Python huyó
de Delfos a Tempe, adonde le persiguió Apolo, y que Python,
que murió antes de que Apolo pudiera alcanzarle, recibió ri­
tos funerarios realizadospor suhijoAix. Tampoco el incidente nos
obligaapensar que su Python no seaun dragón: hay muchas otras
historias de dragones que huyen, y los dragones pueden tener
hijos. Y no es más extraño que un dragón reciba ritos funerarios
que el hecho de que el dios Apolo tenga necesidad de buscar la
10 Eforo 3ib, 3.53 J, ap. Estr. 9.3.13, pág. 433; Paus. 10.6 s.
11 Halliday (1938: 70) remite sin reservas a Eforo tanto el relato de Pausa-
nías como el de Estrabón.
51
purificación por haber matado aunó de ellos. Sólo el nombre de
Aix indica una posible relación con la llamada versión raciona­
lista; pues en ésta, como cuenta Pausanias, el padre del enemigo
deApolo se llama Krios. Es decir, Python, queteníaun hijoCabra,
puede ser el bandolero que tenía un padre Carnero. Tan débil
como ésta es la prueba para suponer que la versión de Plutarco
presenta a Python como un bandido de forma humana.13
Encontramos en conjunto cincoversiones delmito del com­
bate deApolo con el dragón, cada una de ellas sometida avaria­
ciones de detalle o a confusiones con otras versiones:
A. Laversión delhimno homérico. CuandoApolo estableció
su santuario y oráculo en Pythos, luchó y mató a una serpiente
hembra que acosaba al país. Escritores posteriores la llamaron
aveces Delphyne.
B. Laversión de Simónides,Apolodoro, Eliano, Ovidioymu-
chos otros. Apolo llegó a Delfos y encontró al dragón Python,
que custodiaba el santuario para Ge o Themis. Python lo atacó,
ole impidió el acceso ala sima sagrada, después de lo cualApolo
luchó con él y lo mató tras un duro combate en el que utilizó
numerosas flechas. Así Apolo se apropió del santuario.
C. Laversión de Eurípides, Clearcoy otros. Cuando Leto hubo
dado a luz a Apolo, en Délos, llevó en sus brazos al dios niño a
Delfos, donde el dragón Pythonlavio y la atacó. El bebé salvó a su
madre disparando flechas contra Python desde sus brazos. A
veces se asocia aArtemis, siendo niña, conApolo.
D. Laversión de Lucano, Luciano, Higinio y comentadores.
Hera ordenó a Python que persiguiera a la embarazada Leto y la
matara a ella y a su hijo no nacido. Leto encontró refugio en
Délos. Más tarde, Apolo fue a Delfos y saldó cuentas con Python.
la Plut.Mor. 293c, 4,iyF-4,i8b.Véase Halliday (1928) 69-71. Pocopeso podemos
atribuir alhecho de que Plutarco, como Eforo, refiera el mito al Septerion;
pues es evidente a partir de Mor. 4,17F el theologoi délfico empleaba el mito
usual del dragón comoaition.También Eliano (VH 3.1), que cuentala segun­
da versión, relaciona la historia con el Septerion. Plutarco coincide con
Eforo respecto de la quema de la tienda, mientras que elvínculo de suAix
con Krios establecería una conexión con el relato de Pausanias.
53
E. Laversión de Éforo (Ei) y Pausanias (E?). Los habitante
de Delfos buscáronla ayuda deApolo contra el bandido Python
o Drakon, que saqueaba el país. Apolo luchó con él y lo mató.
Es evidente quelaversiónA, enla queApolo luchó conla dra­
gonaDelphyne,se aparta en algunamedida delas otras cuatrover­
siones, en las que su oponente es el Python macho y que están
relacionadas entre sí de manera estrecha. La versión E? difiere
de todas las demás en queApolo ya poseía Delfos y su oráculo ya
funcionaba cuando Pythonfue a saquear el santuario. Laversión
Ei, por otraparte, dice queApolo iba camino deAtenas a Delfos,
en el curso de susviajes con la misión de civilizar a los hombres;
éstafue, en la medida en que podemos juzgarlo apartir de las pa­
labras de Estrabón, su primera visita a Delfos, y a este respecto
Ei es, por consiguiente, coherente conlas otras cuatroversiones.13
Hasta este punto sólo podemos decir que Apolo luchó con
un enemigo en Delfos-Pytho al que habitualmente se repre­
senta como una serpiente, pero aveces como unbandido huma­
no; que a veces es representado como macho, y a veces como
hembra; pero que, por lo demás, se le describe entérminos muy
parecidos. Amenudo, enlos capítulos siguientes, se empleará el
nombre Python sólo como designación apropiada para el opo­
nente de Apolo, sin considerar sexo o especie.
TITYOS
Python no fue el único enemigo con que luchó Apolo y al que
venció en su infancia o en su primera juventud. También un
gigante llamado Tityos, al que se menciona en la Odisea, atrajo
las flechas del dios: cuando Odiseo visitó el reino de Hades vio
aTityos, hijo de Gaia, allí tumbado, tendido sobre imeveplethra
de terreno; dos buitres sentados, uno a cada lado de él, le roían
l3 En Paus. 10.6.6 adviértase καί έσύλησ ε μέν τοϋ θεοϋ τό Ιερόν en refe­
rencia al anterior saqueo de Delfos por Python, y, como se mencionaba
anteriormente, la presencia de una Pythia en Delfos.
53
Figura 4. Apolo y Tityos.
el hígado desgarrado, metiendo la cabeza en su vientre, sin que
él pudiera rechazarlos. Recibía su castigo por haber maltratado
(ε?ικησε) a Leto cuando atravesaba Panopeo camino a Pytho. Alla­
noos menciona también a Tityos, cuando promete a Odiseo que
los feacios lo llevarán a su casa, aunque Itaca estuviera más lejos
que Eubea, adonde los feacios habían realizado suviaje más largo
cuando llevaron a Rhadamanthys aver aTityos, elhijo de Gaia.14
Todo eso nos cuenta la Odisea. No podemos estar seguros
de que el poeta conoció la historia tal como la encontramos en
escritores posteriores, pero parece probable que así fue. Gomo
nos cuentan la mayor parte de ellos, Leto, poco después del
nacimiento deApolo y Artemis en Délos, cogió a los bebés en
brazos y atravesó tierra y mar camino de Delfos. Guando pasó
por Panopeo, cerca delpaso oriental de Parnaso —justo en terri­
torio feacio cuando se va desde Beocia—Tilyos la vio, la deseó y
se abalanzó sobre ella, y, en algunos relatos, le puso realmente las
manos encima. En cualquier caso, elApolo niño, todavía enbra-
zos de su madre, le disparó sus flechas. Algunos relatos dicen que
tambiénArtemis utilizó su arco contra Tityos, pero Higinio dice
que Zeus lo fulminó con su rayo.15
*4 Od. 11.576-581, 7.331-334. Véase Herzog-Hauser (1930).
*5 Apolo y Artemis juntos: Paus. 3.18.15, en alusión a una escena sobre el
trono de Bathykles, 10.11.1, en alusión aun grupo escultórico de Gnido en
Delfos (en ambas obras de arte, los gemelos sonadultos); Gal. Himno3.no
54
55
Figura5.ApoloyTityos.
Las fuentes literarias, salvo cuando describen una escultu­
ra o una pintura, casi siempre sitúan la agresión de Tityos poco
después del nacimiento de los gemelos, mientras eran todavía
niños. Pero todas las imágenes de los vasos, los relieves y otras
obras de arte que representan el incidente muestran alos geme­
los (o aApolo solo) como adultos, de al menos dieciséis años.10
Observamos con cierta sorpresa que el Apolo niño (o los
gemelos) aparece en las representaciones artísticas de la his­
toria de Pythony enlas fuentes literarias del relato de Tityos; y
que el Apolo adulto (o los gemelos) aparece enlas representa­
ciones artísticas del relato de Tityos y en las fuentes litera­
rias de la historia de Python (salvo en la versión G). Es también
evidente que el relato de Tityos guarda una estrecha semejan­
za con la versión C del relato de Python, y también cierta seme­
janza conlas versiones Dy E. Es probable que ambos relatos se
y Schol.; Apolod. 1.4.i; Suid. T696; Mit. Vat. I i3;^4pp. Narr. γ3, pág. 386
West.; Ant. Pal. 3.14 titulum. Véase OAio, 11,19 -21,26 (véasefig. 4). Apolo
solo;Apolonioj4rg. 1.759-762; Ant. Pal. 3.14; Quinto Esm. 3.392-398; Serv.
En. 6.595; Lact. Plác. Teb. 11.12 (cf. Teb. 1.710); Mit.Vat. II104; Schol.yEust.
sobre Od. 7.324. Véase 0A12-18,22-25,28-32 (figs. 5-7)· Pínd. Pit. 4.90 s.
se refiere a Artemis solamente como la que dio muerte a Tityos. Según
Euforiónap. Schol.enApolonio^rg·. 1.8 1,fueaArtemisalaqueTilyosinten­
taba tomar. Leto sola es mencionada en Hig. Fab. 55. Sobre Tityos, véase
Waser, LM 5.1033-1055 y K. Scherling, RE 6a . 1593-1609.
16 Esto es cierto también de obras de arte que ya no existen, pero que descri-
benlos autores antiguos.Apolonio (Arg. 1.759-762),hablando deApolo como
βοϋπαις οϋπω πολλός, está describiendo una obra de arte imaginaria. Se
suele considerar que los tipos de esculturay monedas que muestran a Leto
corriendo conlos dos niños representan su huida ante Tityos:véase Türk,
LM 3.3411. Por ejemplo, una moneda milesia del período imperial romano
(bmCC, Ionia, Miletus, nos. 158,164, pl. 22.i3). Pero GAS se refiere a la per­
secución de Leto por parte de Python. Herzog(i9o5: 990) tuvo información
de Theodor Wiegand respecto de un relieve en el altar de Artemis Boulaia
en Mileto que muestra a «Leto, von Tityos verfolgte, dargestellt, derselbe
Mythos, aufden die Münzen deuten». Segúnmis informaciones, este relie­
ve no ha sido publicado todavía. ¿Muestra realmente aTityos? ¿O, como la
moneda, muestra solamente a la madre (y a los gemelos) en su huida? En
este último caso, que Tityos sea el perseguidor sería una conjetura de Wie­
gand o Herzog; en caso de decantarnos por el primer supuesto, entonces
estamos ante una obra de arte que coincide conlas versiones literarias.
56
Figura 6. Apolo y Tityos.
remonten a un original común, y esto se hará más evidente en
el análisis que realizamos en el capítulo III.1?
PHORBAS Y PHLEGYAS
Python y Tityos no eran los únicos azotes de Delfos y Parnaso
en el mito griego. Apolo tuvo que luchar con otro bandido, Phor­
bas, reydelosflegios, que desde súbase en Panopeo (la ciudad
de Tityos), o cerca de allí, sembraba el terror en la región de
Parnaso y hacía inseguro el camino a Delfos. Gomo Amyltos
de Bitinia, obligaba al viajero imprudente que iba de camino a
pelearse con él (o, como dice Filostrato, a luchar o a competir
con él en una carrera o en lanzamiento de disco). Phorbas gana­
ba siempre, después de lo cual su derrotado oponente tenía que
entregar su vida, y él le cortaba la cabezay la colgaba de un roble
o la añadía a un montón de calaveras, hasta el día en que Apolo
luchó con Phorbas y lo mató de un golpe. Luego, el fuego del
cielo consumió el roble. Parece que el relato fue conocido por
los poetas cíclicos, y Filostrato lo cuenta con todo detalle, como
tema de una pintura descrita por él.10
La semejanza o relación entre Pythony Tityos ha sido brevemente apun­
tada por Roscher (1873) 41, Schreiber (1879) 56.
18 Gicl. ap. Scholl. AB in II. 23.660; Filostr. Imag. 2.19; Tzetz, sobre Lic. 160.
57
Figura 7. Apolo y Tityos.
En esta leyenda, Phorbas se asemeja mucho a una forma
de Python o de Tityos, al menos en su carácter de enemigo de
Apolo. Pero el nombre Phorbas lo lleva también un joven al
que Apolo amaba y que era un luchador contra los dragones.
Sin embargo, es probable que los dos sean fundamentalmen­
te el mismo: pues el enemigo de Apolo era un flegio, el jo ­
ven un lapita, y flegios y lapitas eran el mismo pueblo (véase
pág. 69) ; primero encontramos al lapita Phorbas como rival de
Apolo en el amor; y otros vínculos entre el bandido y el héroe
se harán más evidentes a medida que avancemos. Tenemos aquí
una inversión de papeles, un fenómeno que se repetirá a lo
largo de este estudio (págs. 24,1 f., 53o).19
Phorbas y sus flegios, dicen Ovidio y Filostrato, corta­
ron el paso al templo de Apolo en Delfos. Nos enteramos en
otra parte de que Phlegyas, epónimo de los flegios, atacó y
saqueó Delfos, e incluso quemó el templo; aunque este último
detalle puede ser un juego de palabras a partir de su nombre.
19 Diod. 4.69.2,5.58.5; Pans. 5 .1.11; cf. Ovidio,Met. 13.330-326; Plut.iVwna
4; Polyzelo 7, 3.493 J; Roscher, LM 3.3428, mantiene que los dos son el
mismo; y a la vista de las tradiciones diferentes respecto del lapita Phor­
bas, su origen y hazañas, es probable que otras figuras de la leyenda lla­
madas Phorbas estén también estrechamente relacionadas con él y con el
enemigo de Apolo; véase ibid. 2424-2480; Johanna Schmidt, RE 20.528-
532. Véase Him. hom. 3 .211 sobre Phorbas como rival deApolo. Era abue­
lo de Argos Panoptes; Feréc. 66,1.79 J.
58
Incluso otros escritores, sin mencionar ningún jefe, dicen que
los flegios atacaron, o saquearon, o quemaron el templo de
Apolo en Delfos, pero que el dios fue a rescatar su santuario y
derrotó a los flegios, matando a muchos de ellos. Según Pau­
sanias, que no nos cuenta que los flegios saquearan realmen­
te Delfos, Apolo mató a la mayoría con abundantes rayos y con
violentos y poderosos terremotos, y envió plagas sobre los
supervivientes (según Ferécides, Apolo lo hizo por orden de
Zeus).30
Es evidente que Phorbas y Phlegyas son la misma perso­
na, un gobernante legendario y, por lo tanto, símbolo del pue­
blo flegio que acosó Delfos. Pues en un principio Phlegyas no
era más que un nombre atribuido al antepasado imaginario
de los flegios. Nunca llegó a ser una figura de leyenda conse­
cuentemente pensada; la consistencia que había adquirido le
venía de Phorbas, con el que se le identificaba o confundía.
Guando Filostrato describe al caído Phorbas con la palabra
ó Φλεγΰας δε κεϊται ήδη (Imag. 3.19.4). se ve muy claro cómo
Phlegyas se pudo convertir en el nombre del rey flegio que
era el enemigo deApolo.31
w Ovidio Met. 11.413 s., ...nam templa profanus / invia cum Phlegysfaciebat
DelphicaPhorbas. Filostr. Imag. 3.19.1, τήνγάρεϋθϋ Φωχέωντεχαί Δελφών
όδ ôv χατασχών οϋτε θύει Πυθοί οϋδε'ις έτι οϋτε παιάνας άπάγει τφ
θεφ, χρησμοί τεχαΐ λόγια και όμφαί τρίποδος έχλέλεικται πάντα. Phlegyas:
Serv. En. 6.618; Lact. Plác. Teb. ΐ·7ΐ3; Mit. Vat. II 138. Sobre Φλεγύαςγ
iρλέγειν, véase Havet (1888) 165. Flegios y Delfos: Feréc. 4ide, 1.74 J;
Paus. 9.36.3 s., 10.7.1,10.34.3. Pausanias (9.36.1) habló de la fundación
de Flegia por Phlegyas, desde donde su pueblo continuó saqueando a sus
vecinos, hasta que finalmente marcharon contra Delfos. Se saca la con­
clusión de que Phlegyas ya no estávivo. Sobre su destrucción por parte de
Apolo, véase también Schol. T sobre ÍI. i3.3o2; Sócr. Epist. 3o.8 (Hercher).
Según el escoliasta, los arrojó al Tártaros. Véase Schultz (1882).
?1 Véase Havet (1888) 164: «Phlégyas n’estpas un de cespersonnages classiques
comme Ulysse ou Oedipe, qui, longuement élaborés par le génie des grands
artistes, ontfinipar acquérir unephysiognomie, une biographie, unefamille,
une patrie, une date. C’est, au contraire, une desfigures les plus inconsis­
tantes de lafable, etpar conséquent, sans doute une des moins littéraires. Ace
nom de Phlégyas ont été rattachées plus ou moins arbitrairement des tradi­
tions decousues.»
59
Podemos decir con cierta seguridad, después de esta breve
revisión de las leyendas, que los nombres de Phorbas, Phlegyas
y Tityos fueron los tres atribuidos a un rey legendario de los fle­
gios, una figura compuesta que representa atodo el pueblo, que
fue concebida como una criatura gigantesca y salvaje, y, por
alguna razón, asimilada en carácter y acciones a Python.??
^ Las autoridades difieren sobre sus padres y sus hijos, y segúnApolod. 3.5.5,
fueron Lykosy Nykteus quienes le mataron. Sin embargo, todos esos frag­
mentos de la tradición pueden pertenecer a un complejo del mito más
amplio y más antiguo o descender de él: ése es el tema de este estudio.
Según Serv. En. 6.618, Phlegyas quemó el templo de Delfos porque Apolo
había seducido a su hija Koronis, y por ello fue castigado en el Hades.
Sobre Tityos como flegio, véase Müller (1844) 185. Véase capítulo III para
un análisis de esas leyendas.
60
II
KYKNOS Y OTROS PERSONAJES MALVADOS
Python, Tityos, Phorbas y Phlegyas no agotan la lista de perso­
najes legendarios que atormentaban a Delfos: en las fuentes
aparecen varios más. Pero Apolo no desempeña ya el papel de
protagonista; es Herakles quien lucharáy matará al enemigo del
santuario de Apolo.
KYKNOS
El combate de Herakles con Kyknos, hijo deAres, fue celebrado
por tres poetas antes del siglo V: el autor de el Escudo de Hera­
kles (identificado enlaAntigüedad conHesíodo),un poetacíclico,
y Estesicoro. En el siglo V, Pindaro y Eurípides aluden a dicho
combate, un tema favorito de los pintores de vasos a lo largo de
los siglos VI y Y .1
1 Las principales fuentes de relato de Kyknos son ps.-Hes. Escudo 57-140,
318-480; Estes, frag. 1? Bergk, ap. Schol. Vet. in Pínd. 01. 10.15 (19), 17
(31); Gicl. ap. Scholl. AB inii. 33.346; Pínd. 01. 10.15 s.; Eur. Her. 389-393,
Alk. 501-503; Diod. 4.37.1-4; Apolod. 3.5.11, 2.7.7; Hig· Fab. 3i.3, 369;
véase también Paus. 1.37.6,3.i8.io; Nie. Dam. 54J; Schol. Vet. sobre Pínd.
01. 3.83 (147); Arg. 1 a Escudo. Paralas pinturas de los vasos, etc., véase
OA33-49 (figs. 8-11); Vian (1945). Haymucha semejanza entre estas repre­
sentaciones y las de Tityos. Tanto K. como T. derrotados se ven sentados
de espaldas en el suelo o arrodillados o dándose la vuelta para huir; K. en
GASS, 34, 37-40,43-46,49 (figs. 8-11): T. enOAn, 18-31, ?5-3i, 54 (figs.
4-7,12)· K. va siempre con armadura, como hijo deAres, encontraste con
la desnudez de T. En todas las representaciones, Herakles avanza contra
su oponente desde la izquierda; ocasionalmente Apolo aparece desde la
derecha (OA13, i3). H. con espada dibujada se asemejaaA. (figs. 6, 8-11).
K. y T. varían entre con barba o sin barba. T. aparece casi siempre barbudo;
para K. barbudo, véase figs. 10 ,11; sinbarba, fig. 9.
En el Escudo encontramos un relato muy detallado de la
lucha. Herakles y Iolaos, de camino a Traquis para visitar al rey
Keyx, se topan con Kyknos y su padre Ares en el temenos del
Apolo pagaseo, y Kyknos quiso vencer a Herakles. Los con­
trincantes dejaron sus carros y cayeronuno sobre el otro. Pronto
la lanza de Herakles cortó dos tendones del cuello de Kyknos,
quien cayó al suelo. Entonces Ares avanzó contra Herakles, re­
cibiendo su ataque. Athena, que había ido a ayudar a Heraldes (ya
le había proporcionado su armadura), intentó sin éxito contener
aAres, y cuando la lanza de éste golpeó el escudo de Herakles, la
fuerza deAthena flaqueó. Ares sacó su espaday se precipitó sobre
Herakles, pero el héroe le hirió en el muslo, igual que hizo Dio­
medes en la llanura troyana, y le tiró al suelo. Entonces Phobos
y Peimos, servidores del dios de la guerra, levantaron aAres, le
pusieron en su carroy se fueron hacia Olympos. Heraklesy Iolaos
siguieron su camino a Traquis, y el cuerpo de Kyknos fue ente­
rrado por Keyx, su suegro, y los vecinos de éste. Sin embargo, el
río Anauros, por orden deApolo, arrasó la tumba, pues Kyknos
le había robado alos peregrinos, que recorrían el camino a Pytho,
los animales que llevaban allá para su sacrificio.
Según Estesicoro (tal como lo recoge el escoliasta pin-
dárico), Kyknos mataba a los viajeros en el camino, les corta­
ba la cabeza y pretendía construir un templo a Apolo con sus
63
calaveras. Guando Herakles pasó por allí, entabló combate con
Kyknos, pero huyó cuando vio a Ares apoyando a su hijo. Más
tarde volvió ala lucha, cuando Kyknos se quedó solo, y le mató.
Pero el poeta cíclico, si el escoliastahomérico cita correcta­
mente, cuenta un relato muy diferente. Herakles, que conducía
el caballo Areion, derrotó a Kyknos en una carrera de carros
durante los juegos que el rey Kopreus de Haliarto celebró en el
temenos del Apolo pagaseo, cerca de Traquis. No hay ninguna
otra prueba de que Kyknos entrara en combate.8
Apolodoro tiene dos historias sobre el combate de Hera­
kles con Kyknos. En una (2.7.7) se encontró con Kyknos, hijo
de Ares y Pelopeia, en Itonos, en Achaia Ftiotis, después de
derrotar a los lapitas y los driopes. Otros también mencionan
Itonos como escenario, y su localización coincide bastante bien
con el relato tradicional tal como lo encontramos en el Escudo
yEstesicoro. Enla otra, (2.5.11) se encuentra con Kyknos, hijo de
Ares y Pyrene, en el río Equedoro, en Macedonia, cuando iba
camino de Hespérides. Ares estaba junto a su hijo, pero cuando
Ares inició el combate con Herakles, un rayo caído del cielo los
separó. En Higinio, que parece seguir la misma fuente, está claro
que este rayo procedía de Zeus. Cualquier duda de que éste sea
el mismo Kyknos que el oponente tesalio de Herakles ha sido
disipada por el hallazgo de Höfer de una entrada en el oscuro y
poco conocido Etymologicum Florentinum·, Ares y Pyrene (hija
de Himeros, hijo de Europs), eran padres de Lykaon, rey de los
crestones; Lykaon vio a Herakles camino de Hespérides y le
retó; lucharon en la arboleda de Pyrene, donde Heraldes mató
a Lykaon. Esta narración identifica el Lykaon al que menciona
Herakles en él Alkestis (501-504) de Eurípides como uno de
los tres hijos deAres: Herakles ya había matado a dos (Lykaon
y Kyknos) e iba de camino a luchar con el tercero (Diome­
des) . Por lo tanto, es evidente que Lykaon era el hijo de Ares y
Pyrene con el que Herakles luchó en el Equedoro, y que había
? Τροιζήνι de Schol. A(sobreiI. 23.34,6) es obviamente un error por Τραχϊνι.
Schol. B omite esta cláusula. Sobre el combate de Kyknos, véase pág. 101.
63
Figura 9. Heraldes y Kyknos.
sido sustituido por Kyknos en la versión que llegó a Apolo­
doro e Higinio. Aun así, las dos versiones tienen mucho en
común, y difieren sólo en el nombre del adversario de Hera­
kles y en el escenario del combate. Lykaon es esencialmente el
mismo bandido, pero localizado demasiado lejos de Delfos para
que se dedicara a molestar a los peregrinos que iban al santua­
rio délfico de Apolo.3
3 Apolod. 2.5.11, πορευόμενος οϋν tiú ποταμδν Έχέδωρον ήχε. Κϋχνος δε
"Αρεοςχαί Πυρήνης εις μονομαχίαν αϋ τόν προχαλεΐτο. "Αρεος δέ τοϋτον
έκδιχοΌντος χαί συνιστάντος μονομαχίαν βληθείς χεραυνός μέσος
αμφοτέρων διαλύει πήνμάχην. Véase Hig. Fab. 3ι.3. Desde estaperspec-
tiva no está claro que Herakles mataraaKyknos. PeroApolodoro dice queAres
luchó eon H. para conseguir justicia para su hijo (τοϋτον έκδιχοΌντος),
64,
En la mayoría de los casos, Kyknos vive en el sur de Tesalia,
ya sea en Pelasgiotis, en Pagasai, cerca del río Anauros (Escudo,
CicL, Eur.), o en Itonos, en Achaia Ftiotis (Diod., Apolod.). Ito-
nos, justo al norte del monte Otris, es una base más apropiada
desde la que acosar a los peregrinos con rumbo a Delfos desde el
norte,puesto que controla el paso desde Tesalia, porla cordillera
Otris, a Malis, Traquisylas Termopilas. Haytambién razones para
situar a Kyknos y su leyenda en Doris-Diyopis (véase pág. 9?), y
ésta debe de haber sido originalmente la residencia de Kyknos
en supapel de ladrón sobre el camino a Delfos. La localización en
Tesalia es más adecuada para el relato del viaje de Herakles a
Tracia en busca de los caballos de Diomedes. En el combate con
Kyknos, en Tesalia, como en el que entabla con Lykaon en Mace­
donia, un hermano de Diomedes obstaculizó el viaje del héroe.4
El nombre mismo puede proceder de Tesalia. En la leyen­
da encontramos otro Kyknos, hijo de Poseidón, que combate
conAquiles en el país de Troya. Wilamowitz piensa que éste fue
el combate original de Kyknos y que tuvo lugar en Tesalia, y que
más tarde Herakles tomó el lugar de Aquiles en el escenario
original. Es muy probable que así fuera. Es posible también que
lo que parece implicar que H. le había matado. Quizás se ha omitido una
frase del texto (véase Höfer, LM3.334?). posible reconciliar 2.5.11}?
3·7·7ροΓmedio de Estes, frag. 12 7 Pínd. 01. 10.15 s-: es decir. H. encuentra
primero a K. en el Equedoro, pero se retira al ver allí a Ares; más tarde
encuentra a Ksolo en Itonos. Esto supondría que Πυρήνηςεβ una equivo­
cación por ΠελοπεΙας, y que &χδιχοΐ>νno significa más que άμϋνεΐν, defen­
der. Pero es más probable que la explicación de Höfer sea correcta. Frazer
(nota sobreApolod. 2·5·ΐι) piensa quehubo dos Kyknoique lucharon con H.
Sobre Etim. Flor., véase Höfer, loc. cít., que cita de E. Miller, Mélanges de
littérature Grecque (Paris, 1868): Lykaon es llamado rey των Κρητων, pero
Höfer muestra que debe ser corregido por Κρηστωνων. Su morada esta­
ba situada en un lugar desde el que se podía pensar que hostigaba a los
hiperbóreos que hacían el camino a Delfos y Délos con sus ofrendas habi­
tuales. Nótese que H. le encuentra en su viaje alas Hespérides.
4 Probablemente, eltemenos del Apolo pagaseo esta en Pagasai o cerca de
allí; y esto es confirmado por el Escudo, que lo sitúa cerca del río Anauros.
Schol. T sobre ñ. 23.347 dice realmente «en Pagasai». Pero Apolo Paga-
saios puede haber sido adorado también en otras partes; el poeta cíclico,
como vimos, habla de un Apolo pagaseo cerca de Traquis.
65
Figura ίο. Herakles y Kyknos.
Herakles antes hubiera sido oponente del bandido de Parnaso,
Phlegyas-Phorbas, hijo deAres, y que cuando reemplazó aAqui-
les, Ares reemplazara a Poseidón como padre de Kyknos.5
Mirándolo desde otraperspectiva, Kyknos, como Deukalión
y Pyrrha, pertenecía a las regiones de ambos lados del monte
Otris, regiones que están muyrelacionadas geográficaytradicio­
nalmente. Al sur está el valle Esperquio, la masa montañosa de
Oita, y la franja costerarelacionada: región que comprende Malis,
Traquinia, Ainis, Doris y Lokris oriental. Al norte y nordeste
está Achaia Ftiotis y Pelasgiotis. Todo allí se orienta hacia la
misma masa de agua, ese golfo que está aislado del Egeo abierto
5 Kyknos troyano: Pínd. 01. 2.8?ySchol. Vet.; Ovidio, Met. 1^.71-14,5; Schol.
sobre Teócr. 16.49. Wilamowitz ^895). Comentario pág. 3i: «.. .derschwan,
Apolos diener, war früher ein böser könig und feind Apolos, den in sei­
nem dienste der äolische (später der dorische) held erschlagen hat.»
Adviértase que la invulnerabilidad de Kyknos, hijo de Poseidón, se atri­
buye alhijo deAres en Sén. HF 485 s. También es interesante Schol. sobre
Teócr., Κύχνον λέγει τον Ποσειδφνοςχαί Κήυχος. Probablemente, esto
es un error por Καλύχης.
66
Mapa i. Grecia del nordeste: Focis, Beocia, Malia, Tesalia.
Figura ii. Heraldes y Kyknos.
por la isla de Eubea, y que se caracteriza por el cabo Kenaiony
el descenso hacia el este de Otris en los golfos de Eubea, Malis
y Pagasai (mapa i).
En la leyenda de Kyknos, Ares es el segundo oponente de
Herakles, que se adelanta para ocupar el puesto de su hijo caído.
Naturalmente, cuando el mito toma esta forma no se podía per­
mitir que Herakles matara aAres. Zeus debe separarlos o, como
en el Escudo, Herakles sólo debe herir aAres. Pero esta herida
se asemeja mucho a una sustitución de la muerte; y los rayos
que caen se parecen mucho alos que acaban con el enemigo del
dios en las leyendas. Ambas características sugieren que en su
origenelhéroe-diosteníaunenemigo, que se dividió endos, o
que tenía dos enemigos a los que hacer frente, y mató a los dos
(págs. 340-34,3).6
6 Para el rayo de Zeus, véase Apolod. 3.5.11; Hig. Fab. 3i.3. Aunque estas
fuentes se refieren al combate con Lykaon en Macedonia, la intervención
de Zeus con un rayo también pertenece ala leyenda verdadera de Kyknos,
como se evidencia apartir de laspinturas délos vasos, muchas délas cua­
les ponen nombre a Kyknos y la mayoría de las cuales muestran detalles
que coinciden con elEscudo o con Estesicoro, como la presencia de carros
68
LAPITAS Y DRIOPES
Hay mucho en la leyenda tal como la tenemos para demostrar
que Kyknos es una forma del señor feudal flegio que vivia del
robo, hostigando el santuario de Apolo en Delfos, aunque es
Herakles y noApolo quien le hace frente en combate. Esta con­
clusión se encuentra apoyadapor la estrecharelación del comba­
te de Kyknos con las campañas de Herakles contra lapitas y
driopes y sus combates con sus reyes Koronos y Laogoras. Según
DiodoroyApolodoro, cuyas narraciones coinciden en más deta­
lles, Herakles pasó con su compañera Deianeira por el país
driope hacia Keyx en Traquis. OHerakles ya había provocado a
los driopes para entrar en guerra al matar a uno de los bueyes
con que araba Theiodamas, o los driopes cometían actos ilega­
les contra el santuario délfico (Diod.). Desde Traquis, Herakles
junto con los malios avanzó contra ellos, los derrotó y, según
Diodoro, mató a su rey Phylas y los expulsó de su país.
Inmediatamente después estalló la guerra entre los lapi­
tas y los dorios, que entonces vivían en Hestiaiotis. Puesto que
los lapitas eran superiores en fuerza, el rey dorioAigimios buscó
con éxito la ayuda de Herakles, prometiéndole una tercera parte
de su reino y el trono. Los aliados derrotaron a los lapitas y
Herakles mató a Koronos, el reylapita, en la batalla. Fue enton­
ces, segúnApolodoro, cuando Heraldes mató a Laogoras, rey de
los driopes, aliado delos lapitas, mientras celebraba un banque­
te con sushijos en eltemenos deApolo. Luego, según ambos escri­
tores, Herakles, al atravesar Itonos desde el campo de batalla
y de Athena-, véase OA39-43, 49 (figs, xo, 11). EnEscudo 333-337, Athena
limita expresamente a Herakles a que hiera aAres en el lugar de su cuerpo
que está desprotegido por debajo de su escudo-, luego debe retirarse, porque
no le estápermitido hacermás contraA. EnEscudo 458-466 H. hiere de grave­
dadaA., abatiéndolo realmente; Phobos y Deimos levantan el cuerpo deA.
y se lo llevan en su carro. Escudo 359 -367: A. ya había sentido la fuerza de H.
cuando, en la defensa de Pylos, fue alcanzado tres veces por la lanza de
H., herido gravemente, quedando tendido sobre el suelo (sobreA. en Pylos,
véase pág. 436). Escudo 98-101.· H. habla como si A. fuera su único opo­
nente; véase también págs. ii3- n 8, 157-162.
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Fontenrose, joseph   python. estudio del mito délfico y sus orígenes
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Fontenrose, joseph python. estudio del mito délfico y sus orígenes

  • 1.
  • 2. JOSEPH EDDY FONTENROSE nació en California en 1903. Estu­ dió Ciencia Política en Berkeley y, más tarde, cursó la maestría en Griego Antiguo y Clásico, y el doctorado en Mitología Griega. Des­ pués de experiencias académicas en las universidades de Cornell, Oregon y Yale, regresó a Berkeley, donde se dedicó a la investiga­ ción y la docencia hasta 1986, año en que murió. Presidió el depar­ tamento de Estudios Clásicos y fue nombrado profesor emérito. Entre sus obras destacan The Ritual Theory of Myth (1966), The Delphic Oracle: Its Responses and Operations (1978), Orion: The Myth of the Hunter and the Huntress (1981) y su primera obra publicada, Python, estudio del mito délficoy susorígenes (1959), única obra tra­ ducida al español, con la que ganó el reconocimiento académico. Su otro gran interés fue la literatura, en particular la obra de John Steinbeck, en la que vislumbró una influencia de la mitología.
  • 3. «Todos los dioses tienen sus enemigos, a los que deben vencer y aniquilar. El enemigo de Apolo era el gran dragón Python, al que debía enfrentarse y dar muerte antes de poder establecer su templo y su oráculo en Delfos». Es éste el mito que Fontenrose desentraña magistralmente al explorar no sólo las diversas fuentes y versiones disponibles sobre el mismo, sino también al relacionarlo con otros mitos griegos, como el que narra el combate de Zeus con Typhon, y con los mitos de los pueblos culturalmente cercanos — hititas, cananeos, babilonios, egipcios, indios— y de otros menos cerca­ nos — chinos,japoneses, mayas, indios de América del Norte, cristianos, germanos— , todo ello sin dejar de tomar en cuenta la relación del mito con los rituales que acompañan a sus diversas variantes. Ejemplo inmejorable de mitología comparada, este estudio soporta con creces la conclusión principal de su autor: no hay entre los mitos del combate simples coincidencias y semejanzas, sino una verdadera relación «genética»: «Descienden de un original común, de un arquetipo». Y esto es así porque detrás del combate se esconden temas capitales para la humanidad como la creación del mundo y la existencia del mal. El mito del combate es en realidad una cosmogonía, una narración de la forma en que adviene el cosmos sobre el caos. Pero es también un mito de los ataques repetidos de las fuerzas del caos sobre las fuerzas del orden, de la lucha incesante entre ambos elementos. Si el dios-héroe defiende las fuerzas de creación, vida, actividad y orden, el enemigo-dragón defiende las de caos, inacción, inactividad y muerte. «Ello equivale a decir — sentencia el autor— que ambas fuerzas, las de la vida y la muerte, son necesarias en un individuo y en un mundo correctamente equilibrados». Esta verdad fundamental del espíritu humano, disfrazada por las «fantasías» del mito, que a pesar de su vasta diversidad conserva una unidad indisoluble, es quizás la mayor aportación de este libro, indispensable para todo aquél interesado en la mitología antigua. «Un imponente estudio sobre el mito délfico». R o b e r t o C a l a s s o «En este políglota laberinto de mitos, Fontenrose pone a prueba su excelente y genial hilo de Ariadna. El libro es una.contribución mayor al estudio de los mitos». Classical Philology
  • 4. E st u d io d e l m it o d e if ic o y s u s o r íg e n e s J o s e p h F o n t e n r o s e T ra d u c c ió n de M a r ía Tabuyo y A g u s tín López isextopiso
  • 5. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, transmitida o almacenada de manera alguna sin el permiso previo del editor. Título original Python A Study ofDelphic Myth and Its Origins Copyright © Regents of the University of California Primera edición en español: 2011 Traducción M a r ía Tabuyo y A gustín López Copyright © EDITORIAL SEXTO PlSO, S.A. de C.V., 30 0 9 San Miguel# 36 Colonia Barrio San Lucas Coyoacán, 04030 México D.F., México Sexto Piso España, S. L. c/ Monte Esqninza i3, 40. Dcha. 38010, Madrid, España. www.sextopiso.com Diseño de portada E studio J oaquín Gallego ISBN: 978-84-96867-73-4 Depósito legal: M-3o633-aon Impreso en España Esta obra ha sido publicada con la subvención de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del M inisterio de Cultura, para su préstamo público en Bibliotecas Públicas, de acuerdo a lo previsto en el artículode la Ley de Propiedad Intelectual.
  • 6. ...múltiples valles oscuros/lóbregos cruzaron, y muchas regiones dolorosas, [...] Donde toda vida muere, naturaleza engendra, la muerte vive, todo tipo de cosasprodigiosas, monstruosas y perversas, abominables, indescriptibles, y peores aún que las concebidas o imaginadas en los cuentos, Hidras y Gorgonas, y horribles Quimeras. MlLTON,Elparaíso perdido, II, 618-638 Al que la hueste universal responde con un grito que desgarra los Infiernos Cóncavos y, más allá, el Reino del Gaosy la Noche antigua. Ibid., I, 54,1-54*3 G ledow eR : Puedo llamar a los espíritus de la profundidad inmensa. HOTSPUR: Bien, tambiényo puedo, y cualquier hombrepuede hacerlo-, pero, ¿vendrán cuando se les llame? Shakespeare, 1 Enrique IV, III, 1,53-55
  • 7. Jane, Bob/Anne, A quienes les gusta ver el dragón recibe lo que se merece ,4
  • 8. ÍNDICE PRÓLOGOALAEDICIÓNDE1980 19 Prólogo 31 Introducción 39 Temas del mito del combate 39 Capítulo I .A polo y el dragón 43 Python y Delphyne 43 Tityos 53 Phorbas y Phlegyas 57 Capítulo II. Kyknos y otros personajes m alvados 61 Kyknos 61 Lapitas y driopes 69 Pyreneus y Sybaris 80 Capítulo III. Python y sus derivaciones 83 Capítulo IV. Zeus y Typhon n 3 Capítulo Y. Typhon y Python 131 Capítulo VI. La dragona y Lamia 141 Echidna, Keto 141 Skylla 144 Lamia 148 Poine y Psamathe ig3
  • 9. Empusa, Mormo, Gello Addendum al capítulo VI 166 i?2! Capítulo VII. E l dios y e l dragón en e l O riente Próximo 175 El dragón y el demonio hititas 17g Los combates de Baal con el Mar y la Muerte 184 Aqhat 195 El dragón como Mary Muerte ?oo Capítulo VIII. El Dios y el dragón en Mesopotamia 305 El combate del dios 205 Análisis comparativo 213 Tammuz y Bilulu 2,2,9 Gilgamesh ^3? Capítulo IX. E l Dios y e l dragón en Egipto y la India 345 Mitos egipcios ?4g Mitos índicos 365 Observaciones sobre los mitos asiáticos 384 Capítulo X. Caos y cosmos 293 Los demonios del caos 394 Gigantomaquia 3?o El dios que muere 33o Demonias y diosas del amor 340 Engaño y magia 346 Resumen 348 Capítulo X I. Perseus y Kadmos 361 Perseus 36? Kadmos 400 Capítulo XII. Herakles 417 Alkestis y Thanatos 420 Herakles en Pylos 425 Antaios 438
  • 10. Geiyony Cacus 434 Laomedon y Hesione 449 Acheloos, Nessos y Amaltheia 454 Hidra y león 461 Capítulo XIII. Las formas más antiguas del MITO DÉLFIGO 471 Telphusa 472 Dionysos en Delfos 48? Poseidon y Pyrrhos 507 Herakles y el trípode 515 Capítulo XIV. La cueva coricia 531 La cueva cilicia 533 La cueva parnasiana 535 Lykoreia 539 Pyrrhos, Deukalión, Lykoros 537 Hombres de roble y piedra 541 Las tres hermanas del Parnaso 545 Capítulo XV. Los rituales 555 El festival babilónico delAño Nuevo 557 Otros rituales orientales 569 Festival del Septerion y festival pítico 577 Observaciones finales sobre el mito y el ritual 587 Conclusión 593 A p é n d ic e s 605 1. Caronte y el timonel del Argo 607 Z- Judit y Holofernes 6^3 3. Los mitos del combate de China, JapónyAmérica 637 4. San Jorge y el dragón 659 5. El combate en el mito y la leyenda germánicos 667 6. Dragones y manantiales 701
  • 11. 7- Lista de obras de arte que ilustran los combates de Python, Tityos, Kyknos y Typhi B ib lio g r a fía
  • 12. ILUSTRACIONES [PARA OA (OBRAS DE ARTE), VÉASE APÉNDICE 7] 1. Apolo, Leto y Python (OA 1) 48 ?· Apolo y Python (OA ?) 49 3. Leto, Apolo, Artemis y Python (OA7) 5° 4. Apolo y Tityos (OA?o) 54 5- Apolo y Tityos (OA 35) 55 6. Apolo y Tityos (OA29) 57 7· Apolo y Tityos (0A 3o) 58 8. Herakles y Kyknos (OA3γ) 62 9 · Herakles y Kyknos (o a 38) 64 10. Herakles y Kyknos (OA39) 66 11. Herakles y Kyknos (OA49) 68 12,. Leto y Tityos en la gigantomaquia. Friso del altar de Zeus en Pérgamo (OA 54) 96 i3. Zeus y Typhon (OA 50) 114 14. Zeus y Typhon en la gigantomaquia (OA 53) 116 *5- Zeus y Typhon. Friso del altar de Zeus en Pérgamo (OA 54) 125 16. Dios de la atmósfera e Illuyankas. Escultura en roca de Malatia !?7 !?■ Dios luchando con Zu. Relieve del British Museum 306 l8. Adad-M arduky dragón. Sello de cilindro del British Museum 309 19- Dios luchando con dragón de siete cabezas. Sello de cilindro en el Chicago Oriental Institute 209 2 0 . Zu sobre leones. Sección de un bajorrelieve de Lagash, Louvre, París ?i8 Horus matando a Set-hipopótamo. Relieve del templo de Edfu: Naville (1870) lám. XIII 352
  • 13. 22- Herakles y Acheloos. CVA, British Museum 3, III I C, lám. 19, ib; rf. Stamnos; British Museum E437 3i 3 23. Perseus y Medusa. Woodward (1987) lám. i3A ; bf. JUG, British Museum B471 3?6 24. Perseus y Ketos. Woodward (1987) lám. 9A; bf. ánfora, Berlín 1652 379 35· Perseus y Ketos. Woodward (1987) lám. 3i; rf. ánfora, Museo de Nápoles 3225 398 26. Herakles y Geiyon. Bf. ánfora, Br. Mus B155, Cat. II fig. 26 435 37· Apolo, Pythony Omphalos (o a3) 483 28. Omphalos en Delfos 489 MAPAS i. Grecia del nordeste: Focis, Beocia, Malia, Tesalia s>. Siria, Palestina, Cilicia y Capadocia 3. Delfos y sus proximidades
  • 14. ABREVIATURAS UTILIZADAS EN LAS NOTAS AGV Auserlene GriechischenVasenbilder, editado por Eduard Gerhard. 4 vols. Berlín, 184,0-1858. AHS T. W. Allen, W. R. Halliday, E. E. Sikes, editores: The Homeric Hymns. 3a ed. Oxford, Clarendon Press, 1936. OA Obras de arte que ilustran los combates de Python, Tityos, Kyknos y Typhon, Apéndice 7. BCH Bulletin De Correspondance Hellénique. bd The Book ofthe Dead: An English Translation... [Véase Bibliografía: Budge (1901)]. BMCC British Museum Catalogue of Coins. SHBR Çatapatha Brâhmana. g i l Corpus Inscriptionum Latinarum, Academia Litera- rum Borussica. g v a CorpusVasorumAntiquorum, UnionAcadémique Inter­ nationale. em Etymologicon Magnum. FD Fouilles de Delphes, Ecole Française d’Athènes. París. f f Folklore Fellows Communications. Helsinki. f r A. Furtwängler, K. Reichhold: Griechischen Vasenma­ lerei. 3 vols., 180 láminas en 18 hojas. Munich: Bruck­ mann, 1904-1933. GGM Geographi Graeci Minores, editado por C. Mueller. ? vols. París, 1883. HN Historia Numorum, de B.V. Head. 2a ed. Oxford, Cla­ rendon Press, 1911. iG Inscriptiones Graecae, Academia Litterarum Borussica.
  • 15. J Felix Jacobi, editor: Die Fragmente der griechischen Historiker. 3 vols, en 14. Berlin: Weidmann; Leiden: Brill; 1923-1958. JAOS Journal ofAmerican Oriental Society. JHS Journal of Hellenic Studies. JNES Journal of Near Eastern Studies. LM Ausführliches Lexikon der griechischen und römis­ chen Mythologie, editado por W. H. Roscher. LSJ Liddell-Scott-Jones: AGreek-EnglishLexicon. 9aed. Oxford: Clarendon Press. M C. y Th. Mueller, editores: Fragmenta Historicorum Graecorum. 5 vols. Paris, ι 863- ι8γο. OCD The Oxford Classical Dictionary. Oxford: Clarendon Press. p-B W. Pape, G.E. Benseler: Wörterbuch der griechischen Eigennamen. 3aed. 2vols. Braunschweig, 1863-1870. r e Real-Encyclopädie der classischenAltertumswissens­ chaft (Pauly-Wissowa). r e g Rewe des Etudes Grecques. RV Rig Veda. SGDI Sammlung der griechischen Dialekt-Inschriften, edi­ tado por H. Collitz, F. Bechtel, 4 vols, en 5. Gotinga, 1884-1889. SiG Sylloge InscriptionumGraecarum, editado por W. Dittenberger, 3a ed. 4 vols, en 5.Leipzig: Hirzel, 1915-1914,. ' TS Taittirîya Sanhita.
  • 16. PRÓLOGO A LA EDICIÓN DE 1980 De los diversos libros escritos a lo largo de mi vida, Python es el que me ha proporcionado mayores alegrías. En consecuencia, la aparición de una nueva edición en rústica es un motivo de profunda satisfacción para mí. Guando un libro de índole eru­ dita se publica en rústica significa que ha encontrado aproba­ ción suficiente entre los lectores cultos y que su tesis central ha resistido la prueba del tiempo. Mi estudio del mito sigue un método temático que ha susci­ tado algunas objeciones, pero que me parece elúnico válido para poner de manifiesto la relación genética de varios mitos entre sí y su procedencia común, con modificaciones, de un mismo ori­ ginal. Es una especie de método estructural, aunque no sea lévistraussiano. Las pruebas históricas y otros métodos pueden complementarlo, pero el método en sí me parece indispensa­ ble. Un mismo tema puede aparecer espontáneamente en varios lugares; un modelo opatróntemático debe tenerun único origen. El lector no debe suponer que la lista de temas que se recoge en las páginas 40-43 es un «marco organizado de antema­ no», según la apreciación de un crítico, como si yo lo hubiera redactado al comienzo de mi estudio del mito del combate para encajar posteriormente en él todos los mitos. En realidad, los temas fueron surgiendo en el curso del estudio, mientras prepa­ raba los ocho primeros capítulos; y no llegué a los cuarenta y tres temas hasta que escribí el capítulo VIII. Una vez termina­ do el libro, incluí la lista de temas después de la Introducción para mayor comodidad de los lectores, e inserté las referencias en los ocho primeros capítulos. Tampoco debe pensar ellector que mis observaciones de las páginas 393-394 significan, como han creído algunos críticos,
  • 17. que encuentro el origen del mito del combate en alguna lucha real de un hombre prehistórico con animales obandidos. Lo que afirmo es que eltema central del combate fue sugerido por com­ bates reales, pues ningún narrador podría imaginar un combate si nadie hubiera librado uno anteriormente. Y estas observacio­ nes no deben combinarse con las de la página 591 referentes a las narraciones populares más antiguas: éstas no se limitan al mito del combate, que podría haber sido un mito con el que em­ pezar. Por supuesto, el lector no debe inferir que el proceso por el que se desarrolló el mito del combate se repitió en el desarro­ llo de cada variante. Eso sería difícilmente coherente con una relación genética. Cadavariante es el mito mismo, modificado en sutransmisión através deltiempo y el espacio,y afectado por las circunstancias locales. Python reveíalos caminos del mito, y tengo la esperanza de que la edición en rústica dé a conocer este hecho amuchos más lectores. Joseph Fontenrose Berkeley i/f de agosto de
  • 18. PRÓLOGO Mi interés por el oráculo délfico, que surgió hace más de vein­ te años, y mi interés por la mitología griega, que conservo desde la infancia, me condujeron inevitablemente al estudio del combate deApolo con el dragón Python, mito de origen del san­ tuario délfico deApolo. Su estudio, que me ha resultado pro­ vechoso y apasionante, me llevó a los mitos, leyendas y cuentos populares de numerosos topos·. Grecia, Anatolia, Canaán, Meso­ potamia, Egipto, India, China, Japón, la Europa germánica, la cristiandad medieval, incluso América Central y la costa del Pacífico. Creo y espero que este libro pueda ser útil no sólo ahuma­ nistas y a orientalistas, sino también a folcloristas, antropólo­ gos y a todos los lectores que gusten de los mitos y los cuentos populares. En consecuencia, he tratado de adaptarlo a lectores inteligentes que puedan tener un conocimiento escaso o nulo de las lenguas antiguas o de las lenguas asiáticas. En los capítu­ los VII, VIII y IX, y en elApéndice 3, que trata de los mitos orien­ tales, he citado no sólo las ediciones de los textos originales y las traducciones de los orientalistas al alemán, francés o inglés, sino también traducciones y resúmenes ingleses semipopula- res. Por ejemplo, me refiero a los libros de Donald Mackenzie sobre los mitos babilónicos, egipcios eindios, que, aunque no son obras de un especialista, y ahora resulten anticuados en algunos aspectos particulares, son competentes, interesantes y es poco probable que induzcan a errores en el lector. Además, esos libros se pueden encontrar en numerosas bibliotecas públicas y privadas, mientras que las ediciones de textos, los comenta­ rios y las traducciones de los especialistas sólo están disponi­ bles en universidades o en bibliotecas para investigadores.
  • 19. En general, he traducido las palabras, frases y senten­ cias griegas y latinas citadas en el texto, y habitualmente he escrito las palabras griegas simples en letras romanas y no griegas. En el texto, he transcrito los nombres orientales de manera que el lector no especialista pueda pronunciarlos fácil­ mente: lavocales se pronuncian como en español, y, en los nom­ bres indios, ç se pronuncia como la sh inglesay la c delante de vocal aproximadamente como la ch española, para distinguir la palatal sibilante (ç) de la lingual sibilante (s+), para la que uso sh, y la palatal sorda (c) de la correspondiente sorda aspi­ rada, comúnmente transcrita por ch; en las notas, sin embar­ go, transcribo los nombres según el sistema que utilizan muchos indiólogos ingleses y americanos, con el uso de sig­ nos diacríticos. En este libro he renunciado a mi práctica anterior de la­ tinizar todos los nombres griegos. He llegado ala conclusión de que formas como Cronus, Cadmus, Heracles, dan una ima­ gen equivocada del nombre griego a los lectores de habla in ­ glesa (y dos de estos tres nombres no existen en la literatura latina); por eso los escribo ahora según su transcripción direc­ ta: Kronos, Kadmos, Herakles (no creo que se deba cambiar la kappa por la c, dado que tenemos una k perfectamente apro­ piada en nuestro alfabeto).Así pues, el nombre es el mismo se escriba en letras griegas o romanas (sólo en circunstancias especiales utilizo ê y ó para distinguir eta y omega de épsilon y ómicron). Conservo sólo aquellas formas latinizadas que es­ tán muy establecidas en nuestra lenguas modernas (por ejem­ plo, Esquilo o Apolo) y que resultarían muy extrañas si se transliteraran directamente (pero si la única diferencia entre la forma griega y la latinizada es -os > -us, no hay ninguna buena razón para no utilizar la forma en -os). También he procurado mantener los nombres de algunos autores en su ortografía latinizada, por ejemplo, Calimaco, cuando los bibliotecarios utilizan los nombres latinizados. Pero aunque escribaLicia para el nombre del país, utilizo el adjetivo licio-, puesto que el sufijo es español, lykio o lykiano serían formas 2, 2 ,
  • 20. híbridas. Sin embargo, la coherencia perfecta en esta mate­ ria no es ni posible ni deseable.1 He dispuesto las notas apie de página, las citas y la biblio­ grafía de manera que evite molestias sin sacrificar la utilidad y la claridad. He intentado citar todas las fuentes pertinentes y todas las obras de erudición importantes que han tratado estos temas. Mi estudio de las fuentes me ha conducido a cada una de las conclusiones expresadas en este libro, aunque pueda no haber sido el primero en llegar auna conclusión particular. He intentado reconocer los méritos ajenos allí donde me pa­ recía de justicia, pero puede ser que haya pasado por alto la formulación anterior de alguna idea que yo mismo he expre­ sado; esos posibles descuidos no han sido intencionales. Siento una gran satisfacción en reconocer mi gratitud ava­ rias personas e instituciones que me han ayudado en la redac­ cióny la publicación dePython. Puesto que en este libro confluyen mis estudios délficos y ovídicos, debo dar las gracias al Ame­ rican Council of Learned Societies por la beca de investigación que me permitió visitar las ruinas de la antigua Delfos como 1 Hemos tratado de ajustarnos razonablemente a los criterios del autor en estamateria. No obstante, dado que, porunaparte, elproblema no se presen­ ta del mismo modo desde el inglés y desde el castellano y que, por otra, los usos actuales no son los mismos que los que estaban envigencia cuando se publicó el original, nos hemos creído autorizados a adoptar en ciertos casos otros criterios. Por ejemplo, paralos personajes otemas míticos se utilizan habitualmente las transcripciones del autor siempre que —aun no siendo las más habituales en nuestra lengua (por ejemplo, Kadmos y no Gadmo, etc.)—resulten fácilmente reconocibles, y con las salvedades que él mismo sugiere. Ahora bien, en aquellos casos en que podían presentarse dificul­ tades de reconocimiento para los lectores no familiarizados con la lengua griega (por ejemplo Ghímaira, Aktaion, etc.) se han utilizado las formas habituales en castellano (Quimera, Acteón, etc.). También se han utilizado las denominaciones habituales en castellano para aquellos nombres que forman parte del lenguaje común (cíclopes, arpías, etc.). Se utiliza tam­ bién la tilde para adaptarlos a nuestra fonética (Andrómeda, Poseidón, etc.) cuando nuestras reglas gramaticales lo exigen. También a diferencia del original, se utilizan los nombres más comúnmente aceptados en caste­ llano para los topónimos y los nombres de los autores clásicos. Hay que teneT en cuenta en todo caso que, como dice el autor,la coherencia en esta materia es prácticamente imposible. (Nde los T.)
  • 21. parte de mi anterior estudio del oráculo délfico, a la Yale Uni­ versity Graduate School por una beca de investigación que me permitió continuar mis estudios délficos, y a laAmericanAca­ demy de Roma por unabeca en clásicas, que me permitió dedicar un año al estudio del texto de las Metamorfosis de Ovidio. Estoy agradecido a la University of California por las becas de inves­ tigación que me permitieron sufragar fotografías y dibujos de obras de arte, cartografía, mecanografía y las comprobaciones de algunas referencias; al British Museum por las fotografías de las obras de arte reproducidas en las ilustraciones 5, 9,14, y 18 y por el permiso para su publicación; al Chicago Oriental Ins­ titute por una fotografía del sello de cilindro reproducido en la ilustración 19 y por el permiso para publicarla; aViking Press por elpermiso para citarun pasaje de TheForgottenVillage, deJohn Steinbeck; a Random House por su permiso para citar otro del Hungerfield de Robinson Jeffers. Tengo una gran deuda de gratitud con mis colegas Ivan Lin- forth, Louis Mackayy William Helmbold por su atentalectura de todo el manuscrito y por sus numerosos y valiosos comentarios y sugerencias. Es grande también mi deuda con Jürgen Laess0ey Murray Emeneau por leer los capítulos V II-IX del manuscrito y por la ayuda que me prestaron encontrando o sugiriendo in­ teresantes fuentes de información. Debo dar igualmente las gracias a Peter Boodberg y Edward Schafer por su ayuda en cues­ tiones de mitología china; a Robert Heizer y Jacques Schnier por separatas de diversos artículos-, a Ben Meritt por una copia de la inscripción de la cueva de Apolo en la Acrópolis de Ate­ nas; a H. R. W. Smith por la valiosa ayuda para localizar imá­ genes de vasos y otras obras de arte; y a diversos amigos que me han indicado la existencia de documentación de la que, de otro modo, no habría podido disponer. Cinco jóvenes damas merecen una especial mención de agradecimiento: Marilyn Sode Smith, Lee Dabney y Patricia Lawrence por organizar mapas y dibujos; Nancy Helmbold y Anne Pippin por mecanografiar cuidadosamente una parte con­ siderable del manuscrito. 2,4
  • 22. Finalmente, quiero expresar mi gran gratitud al personal de University of California Press por su servicial ayuda desde el momento en que comencé a escribir este libro hasta su publi­ cación final: a Harold Small por indicarme algunos mitos de los Paiutes y de otros nativos californianos, y por sus consejos y sugerencias; sobre todo, aJohnGildersleevepor su cuidado­ sa revisióny su atención a todos los detalles de estilo y maque- tación: me ha salvado de varios lapsus e incoherencias. Joseph Fontenrose Kifissia de marzo de lyfô %
  • 23.
  • 24. INTRODUCCIÓN I Todos los dioses tienen sus enemigos, a los que deben vencer y aniquilar. Zeus y Baal, Coyote y Ahura Mazda, Thor y el Señor de los Ejércitos coinciden en este punto: todos ellos deben luchar con un terrible antagonista. El enemigo de Apolo era el gran dragón Python, al que debía enfrentarse y dar muerte antes de poder establecer su templo y su oráculo en Delfos. Este estu­ dio comienza y termina con este mito. Los mitos, leyendas y cuentos populares de la humanidad están llenos de relatos de dioses y de héroes que encuentran y derrotan a dragones, monstruos, demonios y gigantes. Por eso, el mero combate difícilmente podría ser suficiente para esta­ blecer una relación genética entre el mito de Apolo-Pythony cualquier otro en el que un dios luche con un dragón. Puede parecer que el investigador estudioso del mito de Python sólo tiene que encontrar todas las fuentes literarias y monumenta­ les, distinguir las diferentes versiones en las que se contó el mito, deducir su forma y procedencia originales, y revelar su relación con el culto délfico. Ese estudio es valioso y necesario, y, en parte, ya se ha hecho. Las fuentes se limitan a la literatu­ ra y el arte clásicos, y el estudioso rara vez tiene que ocuparse de otras que no sean las que se refieren directamente al mito de Python y a Delfos. Pero si entre el mito de Pythony otro mito de combate apa­ recen más puntos de concordancia que el combate mismo; si los dos mitos coinciden en buena medida en los antecedentes y el período posterior al combate, si, en resumen, comparten lo que parece ser una trama común, entonces podemos decir que
  • 25. el mito de Python está relacionado genéticamente con el otro; o que uno deriva del otro o que ambos descienden de un origi­ nal común, de un arquetipo. El estudio del mito de Python entra entonces en una segunda fase: el estudio de aquellos mitos y leyendas del combate que están más próximos a él en el tiem­ po y en el espacio. Así pues, en el estudio que sigue, después de examinar las fuentes y diferenciar la diversas versiones del mito de Python, exploro varias leyendas menores del combate que se agrupan en torno a Delfosy al dios délfico: las leyendas de Tityos, Phorbas, Phlegyas, Kyknos, Sybaris y algunas otras, afin de determinar su relación con el mito de Python. Luego, vuelvo al combate de Zeus con Typhon, mito igualmente conocido por los lectores de los clásicos. Estos dos combates —los que los dos grandes dio­ ses, ZeusyApolo, libraron con Typhony Python con riesgo de su soberanía y de sus vidas—fueron para los griegos antiguos los más transcendentales de todos los combates en los que in ­ tervino un dragón. Dado que, a primera vista, se pueden per­ cibir varias correspondencias sorprendentes entre ambos mitos, estudio detenidamente si son o no son variantes muy relacionadas de un solo mito y doy una respuesta al problema. Por otra parte, investigadores y lectores son conscientes desde hace tiempo de que los vecinos de Grecia por el este y por el sur—hititas, cananeos, babiloniosy egipcios—tenían impor­ tantes mitos de combate entre un dios y un dragón o similares enemigos monstruosos; también de que los indios antiguos, que hablabanuna lengua muy relacionada con el indoeuropeo, tenían mitos de ese tipo, en particular el gran mito de la lucha de Indra con la serpiente Vritra. Dado que las civilizaciones orientales influyeron en Grecia de muchas formas, tanto de manera obvia como sutil, es razonable suponer que los griegos recibieron de ellos la trama de algunos mitos. Efectivamente, los eruditos han establecido que los mitos de Python y Typhon derivaban de los mitos de combate asiáticos oestabaninfluenciadospor ellos. Pero se han limitado a señalar algunas coincidencias y semejanzas. Se necesita un estudio más riguroso para probar una verdadera 3o
  • 26. relación; y esa fase, en la medida en que pueda ser emprendi­ da por alguien que se siente mucho más cómodo con las len­ guas y literaturas clásicas que con las del Oriente Próximo y la India, es la tercera fase de este estudio. Al tratar de los mitos asiáticos he tenido que contar con los estudiosy traducciones de los orientalistas; pero, después de todo, la obra de los especialis­ tas está pensada para el uso de otros.Unavez realizado el análisis comparativo, que pone los dos mitos griegos junto a los mitos orientales más relevantes, vemos que un patrón común subyace atodo el grupo de mitos. Un patrón común implica un solo ori­ genpara todos los mitos que lo comparten; pero si alguien nega­ ra que esto es así, deberá no obstante conceder que la presencia de un patrón común, o incluso de varias correspondencias lla­ mativas, en mitos de orígenes diversos e independientes, es un fenómeno notabley digno de atención. Si es cierto que el patrón de un mito particular se difundió por granparte delViejo Mundo, de Grecia a la India y al sur de Egipto, si no más allá, y se mani­ festó en múltiples variantes nacionales, entonces debe de haber tenido una importancia inusualpara los pueblos que lo contaron y lo adoptaron. Por eso exploro los significados más profundos del mito: ¿qué intentaron decir los asiáticos y los griegos con estas palabras e imágenes míticas? Los resultados de la comparación de los mitos orientales con los mitos griegos —la localización de un patrón común y el estudio de sus significados—hace posible dirigir la atención de nuevo a Grecia y determinar la relación de las leyendas he­ roicas de combate, las de Perseus, Kadmos y Herakles, con los mitos deApolo-Pythony Zeus-Typhon. Vuelvo luego al mi­ to de Python de Delfos y le aplico los resultados de toda la investigación. Finalmente, investigo la relación del mito con los rituales que acompañan a sus diversas variantes, puesto que con fre­ cuencia se afirmaba que el combate era el precedente primiti­ vo de ciertas instituciones de culto. 3i
  • 27. II Debo aclarar desde el principio que por mito me refiero aun re­ lato tradicional que acompaña alos rituales. En primer lugar, digo un relato, cuando algo tiene un comienzo, un desarrollo y un final; en otras palabras, un argumento. No utilizo el término de forma amplia y vaga para referirme a ideas animistas y teoló­ gicas en general. Segundo, me refiero aun relato tradicional, si éste fue transmitido de forma oral. Tercero, me refiero al tipo de relato que pretende narrar la ocasión en que tuvo su origen alguna institución religiosa, un culto o algunos de sus ritos y celebraciones, y los actos divinos que sientan elprecedente de los actos tradicionales realizados en el culto. Se descubre que incluso los mitos de la creación están relacionados con cultos. A otros relatos tradicionales, los independientes del culto, se les denomina de manera más apropiada leyendas ocuentospopu­ lares, aunque eventualmente pueda incluirlos también en el término mito o mitología, como se hace a menudo. En efecto, un mismo argumento puede aparecer en las tres clases de rela­ to tradicional: no es el argumento el que establece la diferen­ cia, y algunas variantes del mito del combate pertenecen al cuento heroico o al cuento de hadas pero no al mito auténtico. Al tratar de los mitos de países antiguos debemos basar­ nos en las narraciones, noticias y alusiones que se encuentran en la literatura antigua, con un cierto apoyo en las obras del arte antiguo que representan escenas míticas. Muy rara vez el pro­ pósito de ningún escritor antiguo fue informar alos otros acer­ ca del mito, contarles una historia que no conocieran ya. Esto es particularmente cierto en el mito griego. Se han recuperado textos de mitos de Babilonia y Egipto que contienen las propias versiones de mitos que estaban asociados con los rituales y los cultos y eran conocidos del sacerdocio y los devotos; pero poco de ese tipo nos ha llegado de Grecia. Los escritores griegos no elaboraban textos rituales; usaban los materiales míticos para sus propios objetivos literarios particulares: cambiando, aña­ diendo, suprimiendo, fundiendo como les parecía oportuno. 3?
  • 28. Aunque encontremos toda una narración mítica, no un re­ sumen, ni un fragmento, ni una alusión, no es probable que sea exactamente la versión conocida por el pueblo, en particu­ lar por el pueblo de aquellas zonas en las que el mito estaba vinculado aun culto. Por consiguiente, las fuentes son como fragmentos, que deben ser reunidos, estudiados y combina­ dos antes de que podamos saber cómo era del todo realmen­ te el conjunto. Al tratar con los mitos griegos, muchos estudiosos supo­ nen que un autor antiguo recibía su conocimiento de un mito de escritores anteriores. Así pues, es probable que se limiten auna historia literaria del mito y supongan que cualquier dife - rencia que se pueda encontrar debe de ser una innovación del autor en cuya obra se localiza por primera vez. Por supuesto, los escritores posteriores fueron influidos por otros anteriores, y, con seguridad, los escritores innovaron y cambiaron; pero a menudo la supuesta innovación en un mito, oun rasgo que apa­ rece de forma tardía en la tradición literaria, tiene un paralelo en similares griegos o extranjeros del mito atestiguados por fuentes más antiguas. Es muyposible, aveces probable, que el autor lo tomara de la tradición oral, si no de literatura ahora per­ dida: tenía la tradición oral por todas partes. Los eruditos han tendido a ignorar la transmisión oral de los mitos o a suponer que no existió después de una fecha temprana no especificada; sin embargo, estuvo sin duda muy viva durante toda la Anti­ güedad y, en realidad, nunca desapareció, sino que asumió un revestimiento cristiano en la Edad Media. Se pueden encon­ trar algunas huellas de la tradición oral en las páginas de Pau­ sanias y en algunas pinturas devasijas, pero en general hay que adivinarlas a partir del estudio comparado de las fuentes y los paralelos del mito. Por ello, altratar de los mitos griegos de combate, utilizotodo el material pertinente recogido de la literatura y el arte griego y latino, tanto antiguo como posterior. Aveces consigo una infor­ mación importante de escritores tardíos y saco de ella conclu­ siones referentes aformas tempranas del mito analizado. Pero, 33
  • 29. habitualmente, estas conclusiones sacadas de fuentes tardías encuentran apoyo en fuentes anteriores. Es cierto también que fuentes posteriores de los mitos mesopotámicos, egipcios e indios ofrecen un material valioso, y que las conclusiones basa­ das en ellos con frecuencia pueden ser apoyadas por pruebas anteriores. Sobrevive poco de todo lo que se escribió en Hélade desde el siglo VIII al IV o en el Oriente Próximo durante el segun­ do milenio. No tenemos registros de informadores nativos. La versión tardía de un mito puede haber aparecido antes por escrito, ouna versión transmitida oralmente puede haber reci­ bido entonces atención literaria por vez primera. En pocas palabras, no podemos ignorar ninguna prueba; todo nos es de utilidad. La misma permanencia del relato literario oscurece la naturaleza fluida de la tradición mítica. Podemos inclinarnos a pensar que los mitos griegos se contaron siempre como los cuenta Ovidio. Pero sin duda no fue así. Quizá ningún griego del siglo V conocía de los mitos de Ovidio en la forma en que éste los cuenta. Cualquier narración que encontremos es la versión conocida por un hombre en un momento determina­ do. El mito o el cuento popular, desplazándose de un lugar a otro, pasando de una persona a otra, de una generación a otra, sufre cambios de manera constante; se forman nuevas versiones en cada regióny en cada época. La versión nueva aparece cuan­ do se cambian los detalles —cuando se da una expresión algo diferente a un tema o un episodio, cuando se añade o se quita algo, cuando se cambia la secuencia de los episodios—pero los nombres personales y los topónimos permanecen inalterables. Cuando una versión particular, en su progreso de un lugar a otro, adquiere nombres nuevos para sus personajes y lugares, se forma una variante nueva. La variante es esencialmente la misma historia, pero con dioses, hombres y escenarios diferentes. Esta es la distinción que establezco entre los tér­ minos versióny vanante, que muchos investigadores utilizan de manera indistinta. Un tipo es un argumento tradicional que aparece en diversas variantes. Es una serie de episodios, una 34
  • 30. constelación de temas, que permanece bastante bien fijada entre las variantes. Puede haber cambios enla secuencia; pue­ den desaparecer episodios o temas secundarios; se pueden añadir características nuevas. Pero debe haber un núcleo dura­ dero, observable en todas las variantes, para poder hablar de «tipo». Por ejemplo, pensemos en el relato tipo denomina­ do «la esposa de Putifar». El relato de José en el Génesis es una variante hebrea de este tipo; los relatos de Bellerophon, Hippolytos y Ténedos son tres variantes griegas. La variante de Hippolytos se contaba de maneras diferentes entre los griegos: podemos denominar versión a cada manera diferen­ te. Los nombres de Hippolytos, Fedra o Theseus dan unidad a la variante ; el argumento da unidad al tipo. La diferencia entre variante y versión se asemeja a la que existe entre especie y variedad; el tipo es el gen. Un argumento tradicional, al entrar en una nueva región, se vincula en general a los dioses o héroes de esa región. Los nombres cambian: un pueblo puede sustituir, por ejemplo, con el dios que rige los fenómenos atmosféricos al dios homólogo de la historia que hatomado prestada. Por ello, el estudio de la difu­ sión del mito se interesa más por los argumentosy los temas que por los participantes divinos o sus nombres. Es común que el origen y desarrollo del mito tengan poco o nada que ver con el origen de los dioses que aparecen en la variante nacional o con el origen de sus nombres. Este estudio, al tratar de relacionar un mito con otro, se interesa principalmente por los temas narrativos. Por tema me refiero aun rasgo o episodio recurrente de los relatos tradicio - nales. Es una parte integral de la historia en que se encuentra; pero es separable en el sentido de que puede aparecer también en otras historias tipo. Algunos temas son esenciales aun tipo; otros pueden aparecer en unavariante y estar ausentes en otra.1 1 Escojo el término tema con preferencia a motivo (mifl) utilizado por Stith Thompson, y lo defino de manera más general, porque así será más útil a nuestro estudio. Los «motivos» de Thompson tienen un perfil demasiado 35
  • 31. El tema no se expresa de manera idéntica en cada versión ovariante: cambia constantemente su ropaje externo de acuer­ do con las costumbres nacionales olas características locales de los lugares en que se encuentra. Puede oscurecerse o disfra­ zarse; puede ser que sólo quede una huella. Si no fuera por esto, todas las variantes se parecerían mucho y sería obvio el origen común. Pero un origen común de los mitos de combate no es obvio; por lo tanto, es necesario un cuidadoso análisis temáti­ co de los diversos mitos. Puede ser útil señalar el tipo devaria- ciones que se producen en el tema. delimitado; es probable que cualquier cambio en un detalle o en la vesti­ menta de un tema se enumere como motivo separado. Pero prefiero con­ siderar como un solo tema todos aquellos elementos del relato que sirven al mismo propósito narrativo, aquéllos que lógica o prácticamente son iguales, conuna función idéntica en cuentos diferentes. En ocasiones mis temas corresponderán alos motivos generales deThompson, que compren­ den subclases de motivos; aveces reunirán motivos que él ha enumerado en categorías diferentes. Por ejemplo, el tema 3b (véase pág. 40) indica la forma o componente animal del enemigo del dios; es confrecuencia un dra­ gón o una serpiente, pero puede ser concebido como un león o un jabalí, o puede tener forma mixta. Esto no genera ninguna diferencia en el mito; su naturaleza salvaje y animal se subraya de forma adecuada en cualquiera de esas formas. Eltema 3bresume el conjunto B0-B99 deThompson; nues­ tros dragones tendrían que ser Bu; las formas mixtas, B?o a B29, según la combinación; formas de pez, B80; demonios serpiente, B91. Mi tema 3e, las transformaciones del enemigo, podrían estar en la gama Do a D699. El tema8D (temaVenusberg o Sirena) combina Fi3i.i (VenusbergXB^S (Sire­ na), F3o? (amante hada), F3o?.3.4 (las hadas seducen alos hombres para hacerles daño), G?64 (las demonias seducen a los hombres para su des­ trucción) ,y G530.1 -3 (la hija o la esposa del ogro ayuda al héroe). El tema 9 abarca K811.1 (enemigo invitado al banquete y asesinado), K ^ ó y K871 (el enemigo es capturado o asésinado cuando está ebrio), K873 (Judit y Holofernes), G531 (ogro embriagado y vencido), K?357 (disfraz para entrar en el campamento enemigo), K1810 (engaño mediante el disfraz), y muchos más, todos los cuales asumen la misma función enlos mitos que se estu­ dian. Igualmente, sólo necesito una categoría para el rostro mortífero del enemigo (tema 3d) ;puede destruir con una mirada oun destello de fuego de sus ojos o espirar fuego desde su nariz; así B11.3.11 (dragón con espi­ ración de fuego), D581 (petrificación por la mirada), D2061.3.1 (mirada mortífera), D3071 (mal de ojo); éstosy otros deben combinarse. El empleo del sistema de Thompson podría no revelar las correspondencias reales entre los relatos. 36
  • 32. i. Mutaciones de papel; cambios de rango, de relación, d clase. Un héroe puede reemplazar aun dios o a un gigante, oun leónpuede reemplazar aun dragón. Un padre se puede convertir en abuelo, tío, hermano, rey, tutor; una madre se puede conver­ tir en abuela, madre adoptiva, nodriza, esposa; hermana, esposa e hija se intercambian con frecuencia. %Mutaciones enla acción. El modo de combate puede cam­ biar de unavariante a otra. Un tipo de castigo o de engaño puede ser sustituido por otro. 3.Una característica llamativa deunavariante puede quedar reducida en otra algo menos sorprendente, o puede estar dis­ frazada. La muerte puede transformarse en herida, sueño, derro­ ta, exilio, desesperación. Una acciónpuede quedar meramente en un intento de acción. 4. Las acciones o rasgos de un personaje pueden transfe­ rirse a otro: del campeón a su hijo, esposa o ayudante, incluso a su enemigo y viceversa. 5. Se pueden combinar o fundir temas y papeles. Laheroí- na puede aprovecharse de la lujuria del enemigo para atraerle ala destrucción: así se combinan los temas 4E, 8üy9 (págs.41- 4?). La vigilancia por parte del dragón de un manantial puede combinarse con su habitación en el mar, su contención de las aguas, su bloqueo de un camino y su control sobre un recinto sagrado: temas ?D, 3E, 4G, 4Fy %Cestán así mezclados. 6. Puede haber expansión o duplicación de temas, perso­ nas, episodios. El campeónpuede dividirse enpadre e hijo. Un solo enemigo se puede convertir en el jefe y múltiples subordi­ nados. Se pueden librar varios combates, convarias muertes o derrotas del campeón o del enemigo. Dado que a menudo se ha señalado la semejanza de los mitos con los sueños, debemos observar que los modos en que se expresa un tema en los mitos reales presentan una marcada analogía con los modos en que se expresa el pensamiento del sueño en el contenido del sueño, según Freud los definió. Freud apunta factores de condensación y desplazamiento. A) Con­ densación es la convergencia de varios pensamientos del sueño 3?
  • 33. en un punto clave, que se convierte en un elemento único en el contenido del sueño. Se puede ver una forma de condensa­ ción en las personas compuestas de los sueños. La con­ densación corresponde a la combinación y fusión del punto 5, supra. B) El desplazamiento se manifiesta en la sustitución de una idea por otra sin alteración del significado esencial, o en la inversión de las ideas.· transformación en lo contrario o en algo muy diferente. Las mutaciones y reducciones de 1 a 4, supra, son análogas a los desplazamientos del sueño. Las duplicaciones de 6 corresponden a la duplicación que con fre­ cuencia aparece en los sueños.3 Esos son los cambios que pueden experimentar los temas. El estudioso debe reconocer que un tema puede asumir en un mito un revestimiento muy diferente del que tiene en otro. Debe mirar a menudo debajo de la cobertura exterior para en­ contrar el tema. Debe comprenderse que el pensamiento míti­ co es ilógico para nuestros esquemas habituales: incluso en esto se parece al pensamiento de los sueños. Elementos opues­ tos, contradictorios, inconsecuencias, pueden estar, y están, juntos en una misma intención y en una misma narración. Sin embargo, el mito no es un revoltijo de tonterías y absurdos; tiene su propia lógica. Quien estudia el mito debe tratar de comprender los modos míticos del pensar. En las páginas siguientes, mito, además de tener los sentidos anteriormente definidos, designa con frecuencia la narración particular con que nos enfrentamos, la versión o variante del mito tipo, que también se puede denominar mito. Confío en que el contexto aclare siempre la referencia. Para comodidad de los lectores finalizo esta introducción con una lista de los temas que se repiten en los diversos mitos que vamos a estudiar. Nos referiremos constantemente a es­ tos temas por medio de los símbolos numérico-alfabéticos que aparecen junto alos enunciados de los temas enla siguien­ te lista. 3 Freud (id) 319-397, especialmente 320-339· 38
  • 34. TEMAS DEL MITO DEL COMBATE i. El enemigo es de origen divino. íA. Es hijo de la madre primordial: demonia del caos o diosa de la tierra. xB. Es hijo de un dios padre: demonio del caos o dios padre, depuesto o gobernante. íC. Tiene una esposa o compañera femenina de origen y naturaleza similares. ?. El enemigo tiene una morada distintiva. s?A. El rasgo tiene correspondencia geográfica: el enemi­ go vive en una región donde los contadores del mito suelen situar la morada de los monstruos y los demo - nios en general. 3B. Vive en una cueva, cabaña o árbol. ?C. Ocupa el temenos de un dios. 2,1). Es el guardián o espíritu de una fuente o manantial. 2,E. Vive en el mar, en un lago o en un río. 3. El enemigo tiene aparienciay propiedades extraordinarias. 3a. Es gigantesco. 3b. Tiene forma no humana: la mayoría de las veces tiene forma de serpiente, pero también de lagarto, cocodri­ lo, escorpión, pez, hipopótamo, jabalí, león, lobo, perro, caballo, toro, águila, buitre, halcón, etc.; aveces,una forma mixta de varias combinaciones de miembros animales y humanos. 3c. Tiene varias cabezas, brazos, piernas, etc. 3d. Envía la muerte por el fuego, la mirada o el aliento·, fuego de su nariz, boca u ojos, miradas mortíferas o semblante mortífero alavista, soplo cargado de vene­ no de la nariz o la boca. 3e. Puede cambiar de forma avoluntad. 3f. Es un espíritu de muerte, demonio maligno, espec­ tro, que surge del mundo inferior. 39
  • 35. 3g. Es viento, inundación, tormenta, plaga, ham bruna, sequía. 4. El enemigo es depravado y codicioso. 4A. Saquea, roba, asesina y hace la guerra. 4B. Es un gobernante despótico oun señor que oprime a sus súbditos y les impone tributos. 4C. Se lleva a los jóvenes y a los animales. 4D. Es glotón, devora rebaños enteros y come carne hu­ mana. 4E. Es lascivo y violador, y exige que se le ofrezcan don­ cellas. 4F. Controla un camino y mata a los viajeros, a menudo en una competición a la que les obliga. 4G. Bloquea ríos o manantiales para ocultar el agua a los hombres, o seca los ríos para saciar su sed. 5. El enemigo conspira contra el cielo. 5A. Quiere gobernar el mundo. 5B. Su madre, su esposa o su compañera le incitan a ello. 6. Aparece un campeón divino para hacerle frente. 6a. El dios de la atmósfera o el dios del cielo va a luchar con él. 6b . Es su prim era hazaña: es entonces un niño o un joven. 7. El campeón lucha con el enemigo. 7A. El campeón, utilizando sus armas predilectas, lucha con el enemigo y le da muerte. 7B. Tiene que utilizar numerosos proyectiles; pues el ene­ migo es formidable o tiene una piel invulnerable. 7C. Los otros dioses son presas del pánico: aplacan al ene­ migo o huyen. 7D. Lahermana, la esposa ola madre del campeónle pres­ tan ayuda. 40
  • 36. γΕ. Otro dios u otro campeón ayuda al campeón prota­ gonista. 7F. El enemigo huye durante el combate. 7G. El combate es el elem ento central de una giganto­ maquia. 8. El campeón casi pierde la batalla. 8a. Sufre una derrota o una muerte temporales. 8b. El enemigo extrae un órgano potente de su cuerpo o coge un objeto potente de él. 8c. El enemigo le vence después de atraerlo aun banquete. 8d. La consorte del enemigo seduce al campeón para su destrucción, o entabla una relación amorosa con él (tema de Venusberg). 8e. Se lamenta la muerte del campeón. 9. El enemigo es finalmente destruido después de ser bur­ lado, engañado o hechizado: es especialmente suscepti­ ble al atractivo de (a) la comida y (b) el sexo; se le engaña fácilmente con (c) un disfraz; (d) se emplea la magia con­ tra él. 10. El campeón se deshace del enemigo y celebra su victoria. 10A. Castiga al enemigo, incluso después de matarlo, encerrándolo en el mundo inferior, o bajo una mon­ taña, o mutilando o cortando o dejando abandonado su cadáver. 10B. Celebra su victoria con un banquete y otros festejos; es aclamado por dioses y hombres. 10C. Se purifica de la contaminación de la sangre. 10D. Instituye un culto, un ritual, una celebración, y cons­ truye un templo para sí mismo. 41
  • 37. APOLO Y EL DRAGÓN PYTHON Y DELPHYNE En el himno homérico aApolo encontramos el relato más anti­ guo que conocemos del combate de Apolo con un dragón en Delfos. Poco después de su nacimiento en Délos, Apolo cruza el mar y vaga por tierra firme buscando un lugar adecuado para establecer un santuario oracular. Finalmente escoge Haliarto, junto al manantial de Telphusa, y ha empezado ya a echar los cimientos cuando la ninfa del manantial Telphusa le habla y le convence astutamente de que se dirija mejor a Krisa, en la lade­ ra del Parnaso. Así que Apolo va al Parnaso, y allí, en el sitio de Delfos, sienta los cimientos de su gran templo, ayudado por Trophonios y Agamedes, que ponen la piedra del umbral en su lugar, y por las tribus de los hombres, que levantaron el tem­ plo sobre los cimientos.1 No queda claro en el himno si se había terminado o no la obra cuandoApolo luchó conuna dragona (drakaina) junto aun manantial y la mató con una flecha de su arco. Pero es proba­ ble queApolo se encontrara con ella mientras estaba trabajando en los cimientos a no más de unos pocos cientos de metros de su manantial. Erauna criatura monstruosa, enorme y salvaje, que llevaba a cabo actos de terrible violencia contra el pueblo y el 1 Him. hom. 3.182-387. Véase 298, άμφ'ι όε νηόνενασσαν άθέσφατα φϋΧ άνθρώπων, tal vez una alusión a los pueblos de la anfictionia. AHS su­ gieren que el ουδός, levantado por Trophonios y Agamedes, puede ser el adyton, pero nos inclinamos más bien a pensar que se refiere a las pri­ meras hiladas del edificio. Para un análisis de la versión del himno, véase Dornseiff (1933) 16-29. Sobre el mito, véase Schreiber (1879) 1-9, que no distingue las versiones como he hecho yo.
  • 38. ganado del país. Encontrarse con ella significaba la muerte para cualquier hombre. Además, había sido nodriza de Typhaon, el monstruoso hijo de Hera, a quien la reina de los dioses había concebido en su cólera contra Zeus, porque él había dado a luz aAthena de su cabeza, sin ninguna necesidad de ella, su entre­ gada esposa. Decidida a igualar la hazaña de Zeus, produciendo un hijo sin ayudamasculina, Hera lo logró, pero elniño que alum­ bró fue el monstruo Thyphaon, sin igual entre los dioses y los hombres mortales. Se lo entregó a la drakaina de Delfos, como un mal entregado a otro mal, κακφ κακόν.2· Después de una digresión de unas cincuenta líneas sobre la historia del nacimiento de Typhaon de su madre Hera, el poeta vuelve al combate de Apolo con la dragona; Typhaon es olvidado, salvo cuando Apolo, en su discurso de triunfo, cuen­ ta a su moribunda adversaria que ahora Typhoeusy Quimera no pueden salvarla de la muerte. El poema se limita a repetir que Apolo mató a la dragona con su flecha, pero no nos da ningún detalle del combate. Dedica más tiempo alos dolores de su ago- níayal discurso triunfal deApolo, en el cual encontramos, como en los versos siguientes, la primera noticia de la etimología que hace derivar el nombre geográfico Pytho de la corrupción del cadáver de la serpiente (πύϋειν).3 Después del combate, Apolo va a castigar aTelphusa, y luego (και τότεδή) piensa en proporcionar sacerdotes y servidores para su templo. El episodio de Telphusa remata la versión del himno del combate de Apolo con un dragón. No se da ningún nombre en el himno a la serpiente femenina, pero se la llama Delphyne enla literatura posterior. Tampoco era la guardiana del 2 Himno 3.354-356, δώχεν έπειτα φέρουσα χαχφ χαχάν, ή δ’ϋπέδεκτο. δς χαχώ πόλΧ êρδεσχε χατά χλυτά φϋλ' άνθρώπων. δς τή γ' άντιάσειε, φέρεσχέ μιν αϊσιμον ήμαρ. 3 Es mejor considerar Typhoeus de367 (v. l. Τυφωνεύς Μ) tan solo como una variante de Typhaon,y no como el nombre de un ser diferente, pues como veremos en el capítulo IV, los nombres Typh(a)on y Typhoeus (también Thyphos) son intercambiables en laliteratura posterior. 44
  • 39. santuario oracular de Ge o de Themis, puesto que el himno no habla de ningún santuario en Delfos antes de que Apolo funda­ ra el suyo.4 Guando nos encontramos de nuevo con el combate deApolo, el dragón se ha vuelto del sexo masculino y se llama Python. Nuestra primera noticia de esta forma del relato nos llega de Simónides, y es la versión que se encuentra más a menudo enla literaturaposterior. Pero sólo de manera indirecta conocemos lo que dijo Simónides; le cita el pseudo-Juliano con referencia al epíteto Helcatos deApolo: recibió este nombre, decía Simó­ nides, porque venció al dragón Python con cien flechas. La noti­ cia es breve, y no podemos estar seguros de si Simónides utilizaba el nombre de Python o si se refería solamente a un dragón, al 4 Un escolio sobre Apolonio Arg. 3.706 dice que algunos dan al dragón el nombre femenino Delphyne, otros el masculino Delphynes. Otro esco­ lio, ibid., dice que Calimaco llamaba al dragón de Delfos tanto Delphyne como Delphynes. Al parecer no se refiere a Cal. Himno 3.100 s. ó 4.90-94, donde el poeta habla de un dragón macho, pero no da ningún nombre. El mismo escoliasta nos dice también que Leandrios utilizó el nombre mas- culino de Delphynes; Schol. sobre 3.711 dice que Leandrios hablaba del dragón hembra Delphyna. El propio Apolonio nos deja en la duda con Δελφύνην πελώριον y en ningún lugar aparece un pronombre decisivo. Me inclino apensar que se refiere a una dragona. Igualmente ambiguo es Nono Dion. 13.38. Dionisio Periegetes 441 s. dice δράκοντος Δελφύνης (si el texto es correcto). La forma es desde luego femenina, aunque su apo- sitivo es el genitivo de drakon, utilizado tanto para designar al macho de este orden como a cualquierindividuo independientemente de su sexo; pero la hembra es drakaina. Eustacio ad loc. no está seguro de que Dionisio se refiera aun dragón macho ohembra. Según Juan deAntioquía (1.30,4.539 M), existía desacuerdo en cuanto a si el festival pítico estaba relacionado con el dragón Delphynes o con la hêrôis Delphyne (pág. 377). En FD 3.3.i38.35-38,la inscripción de un himno ateniense aApolo en Delfos, se llama al enemigo de Apolo hija de Ge; pero no aparece ningún nombre entre las letras visibles. En FD 3.3.137.33, también un himno ateniense de Delfos, su enemigo es sin dudauna serpiente del sexo masculino; tampo­ co aquí hay ningún nombre visible. Para la drakaina anónima véase tam­ bién Plut. Mor. 414A, 988A. Para el masculino Delphynes véase también Schol. Vet. sobre Eut. Fen. 333 s.; Suid. ZI310; Apost. 15.10. Todo esto sólo puede surgir de tal ambigüedad, como vemos enArg. 3.706. Hesiq. Δ 6o3 llama Delphys ala serpiente macho. Parala Lamia hembra de Delfos, véase págs. 43 s. 45
  • 40. que el pseudo-Juliano dio el nombre con el que desde hacía tiempo se había hecho conocido.5 En cualquier caso, la mención de cien flechas apunta a la versión que parece haber sido más popular después del año 3oo a. C. Apolo, siendo todavía niño, fue a Delfos mientras Ge o Themis gobernaba todavía el santuario y pronunciaba orácu­ los. Un dragónllamado Python, que custodiaba el santuario para la diosa, se enfrentó conApolo a su llegada. El dios luchó con él y tras disparar numerosas flechas con su arco, finalmente le mató. Apolo fue entonces aTempe, oa Creta, para purificarse de la con­ taminación de sangre, y después volvió a Delfos a tomar pose­ sión. Fundó los juegos píticos para celebrar su victoria sobre Python.6 Esta es la versión que utilizó Ovidio en las Metamorfosis, aunque no diga nada sobre el hecho de que Python guardara el santuario ni sobre la purificación deApolo. Pero Themis gobier­ na Delfos (1.379) y esa Python, un dragón macho, al que el dios mata con mil flechas. Para conmemorar suvictoria, el dios funda el festival pítico, y lo nombra según la serpiente a la que había matado. Esta derivación de los nombres Pytho, Pythios y Pythia 5 Simónides, frag. 26ABergk, ap. ps.-Jul. Epist. 34, pág. 395D. AHS afirman rotundamente (pág. 346) que el nombre Python se encuentra por prime­ ra vez enla «versión euhemerista» de Eforo. Pero yo me inclino a pensar que Simónides utilizó el nombre. Pseudo-Juliano dice, διότι r óv Πύθωνα τ ôv δράχοντα βέλεσιν όός φησιν (Σιμωνίδης) εχειρώσατο. χαί μάλλον αύτόν "Εχατον fj Πϋθιον χαίρειν προσαγορευόμενον... El epíteto deApolo, Pythios, se hace derivar a menudo del hecho de haber matado a Python. 6 Apolod. 1.4.1; FD 3.2.137.31-34; Paus. 10.6.5. s.; ElianoVH3.i; Poli. Onom. 4.84; Men. Ret. Epid. 3.17, pág. 441 esp.; Ovidio Met. 1.438-451; Estacio Teb. 1.562-571,5.531-533,6.8 s.; Claud. 2; Sid. Ap. Garm. 2.152-155; Axgg. 1 y 3 a Pínd. Pit. ; Mit. Vat. I ι ι 3, I I 19. Las alusiones circunstanciales son demasiado numerosas para enumerarlas aquí. Esta fue probablemente la versión representada en escultura por Pitágoras de Regio en el siglo V (Plin. NH34.8.59) ;se mostraba a la serpiente paralizada por las flechas deApolo. Sin duda es la versión de Gal. Himno 2.97-104, aunque parece que en otro lugar Calimaco contó una versión diferente de la historia (véase nota 4). No todos los autores citados tienen tan resumidos los detalles del relato. Las observaciones de Plutarco sobre el festival Septerion en Greek Ques­ tions 12 (Mor. 293c) se pueden referir a esta versión, pero pueden tener relación también con la versión E (véase pág. 53). 46
  • 41. a partir del nombre de Python es característica de la segunda version del mito; la primera, como hemos visto, los supone derivados de πύϋειν." Después del himno homérico y de Simónides, la noticia literaria más antigua del combate se encuentra en Ifigenia en Táunde de Eurípides (1339-1251). Después de que Leto diera a luz aApolo en Délos, llevó al dios niño al Parnaso. Allí vivía un dragón, hijo de Ge y guardián de su oráculo. Aunque era toda­ vía un bebé que tenía que ser llevado en brazos, Apolo mató a aquel monstruo con sus flechas y tomó posesión del santuario. Esta tercera versión del relato se encuentra en algunos es­ critores posterioresy envarias obras de arte. En un lekythos con figuras negras sobre fondo blanco, obra de principios del sigloV, y porlo tanto anterior ala obra de Eurípides, vemos alApolo niño disparando sus flechas desde los brazos de Leto a una serpiente con numerosos anillos, que aparece enun hueco entre las rocas (fig. 1). La mayoría de las representaciones del combate deApolo y Python en el arte muestran esta tercera versión: de las trece enumeradas en el artículo «Python» en el Lexikon de Roscher sólo la escultura de bronce de Pitágoras de Regio y la moneda tipo de Crotona (fig. 2) proponen otra versión, probablemen­ te la segunda. La escultura de Pitágoras desapareció hace tiempo, y también el grupo de bronce de Delfos, descrito por Clearco de Soloi, que representaba la tercera versión. Leto, dice Clearco, fue desde Calcis, en Eubea, a Delfos, llevando alos gemelosApolo ? EnMet. 1.439s. ,populisque novis terroreras, yi. 459,pestifero ventre, se puede pensar que Ovidio alude a Python como la plaga de la región, carácter que parece inconsecuente con su custodia, como señala Schreiber (1879·. 7). Pero terrorerasva seguido inmediatamente por tantum spatii de monte tene­ bas; es decir, era el grantamaño de Pythonlo que impresionaba alos hom­ bres. Ypestífero ventre alude quizá alveneno de Python; véase 1.444, vulnera nígra veneno. Pero obsérvese Men. Ret. loc. cit., donde Python, hijo de Ge, gobierna Delfos, saquea el pais eimpide también ala gente visitar el orácu­ lo de Themis. Respecto delsexo de Python, adviértase Met. 1.439, donde en un manuscrito se puede leer incognita, que, si es correcto, es un calificati­ vo deserpens, sustantivo femenino, como en447,perdomitae serpentis. Paus. 10.6.5 yArg. 3 a Pínd. Pit. parecen combinarla derivación dePytho oPythia de πϋθειν con la segunda versión, pero tampoco nombran al dragón. 47
  • 42. Figura i .Apolo, Leto y Python. yArtemis en sus brazos. Cuando llegó cerca de la cueva de Python, éste se precipitó sobre ellos y Apolo lo mató. Heliodoro y un poeta de la Antología parecen referirse a esta versión cuando dicen que Python atacó a Leto y fue matado por Apolo.8 Otros escritores relatan una versión en la que Apolo fue a Delfos solo, como en la segunda versión, pero expresamente para matar a Python por haber perseguido y acosado a su madre Leto cuando estaba embarazada de él. Servio, Lactancio Pláci­ doy otros comentadores dicen que fue Hera quien envió a Python a perseguir a la embarazada Leto para impedir el nacimien­ to de su hijo. Lucano alude de forma breve a estahistoria, dicien­ do que el joven Apolo mató a Python por perseguir a su madre durante su embarazo. Higinio dice que la embarazada Leto, obligada avagar errante por el odio de Hera, fue perseguida por 8 Qearco46, ?.3i8M; Heliodoro ap. Tzetz. en Lic. 308;Ant. Pal. 3. 6ytitulum·, cf. Sén. Med. 700; Paus. 3.7.7. Para las representaciones en el arte, véase OA1-9 (figs. 1-3, 27); véase apéndice 7 para la lista de obras de arte. CVA, Francia 1, III De, lám. 3.13, es una figura negra que Pottier interpreta como Kadmos y el dragón tebano. Jocelyn Woodward (193?: 34-36) aboga por Apolo y Pythony relaciona la escena con el trono de Bathykles. Adviértase que las dos (¿otres?) obras de arte que presentan la versión segunda son bastan­ te tempranas, ninguna posterior al año 400; mientras que de las once que presentan la tercera versión, sólo una puede ser datada en el siglo V, aun­ que las esculturas de Leto huyendo con su hijotienenun original del siglo V. 4,8
  • 43. Figura a. Apolo y Python. Python, que quería matarla antes de que pudiera dar a luz a su hijo, puesto que sabía que el hijo de Leto la mataría. No consi­ guió sorprenderla y volvió a Parnaso, adonde fue Apolo cuan­ do sólo tenía cuatro días y vengó a su madre matando a Python con sus flechas. Puesto que Higinio parece usar la misma fuen­ te que los comentadores, podemos suponer que también en su relato Hera y Python se confabularon contra Leto. Un escritor anónimo (Bachm. Anecd. 2.351) dice que Hera envió al dragón contra la embarazada Leto para que matara a su hijo. Según Macrobio, Hera se enfrentó a la embarazada Leto, y cuando naciéronlos dos gemelos, Python los atacó en sus cunas y Apolo lo mató. Luciano limita el papel de Hera a poner a Tierra (es decir, a Ge) bajo el juramento de no dejar que Leto diera a luz a sus hijos; pero Poseidón dio refugio a Leto en Délos cuando el dragón la perseguía.9 9 LucanoBC5.79-81; LucianoDMar. 10; Hig.íbb. 140 (cf. 53.3); Macr. 1.17.50- 53; Serv. En. 3.73; Lact. Plác. Teb. 5.533 yj4g. 306; ps-Liban. Narr. 35; Schol. sobre Clem. Alej.Protr. ?P; Schol. sobre Lucano 5C3.177,5.79, 6.407; Mit. Vat. I 37, I I 17, III 8.3; Bachm. Anecd. 3.351. En esta versión, observamos que Apolo, aunque con tan solo unos pocos días, ya se ha convertido en kouros, efebo, y tiene la apariencia de unjoven deunos dieciséis años (pero véase pág. 59 referente a las obras de arte). Para el rápido crecimiento de Apolo, véase Him. hom. 3.127-135. No sólo estaversión parece combinarlaterceraversión, ataque de Python a Leto, con la segunda, sino que Macrobio y Bachm. Anecd. 2.351 lo unen con un elemento de la primera; que la corrupción del cadáver de la ser­ piente dio al lugar su nombre Pytho o al dios su nombre Pythios; aun­ que Macrobio nos cuenta también que el dragón con el que luchó Apolo 49
  • 44. Existe también otra versión, llamada racionalista o euhe- merista, enla que Python esunhombre. Según elbreve eincom­ pleto resumen de Estrabón de un relato tomado del historiador Eforo, Apolo, en su camino de Atenas a Delfos, llegó a Pano­ peo, donde encontró y mató al bandolero Tityos. Entonces los habitantes de Parnaso fueron hasta ély le hablaron de otro ban­ dido que andaba por el país, un hombre llamado Python o Dra­ kon. Apolo lo mató también con sus flechas, mientras las gentes de Parnaso le aclamaban con gritos de Hie Paian y quemaban la tienda de Python, acción, añade, que se conmemoraba en los posteriores ritos délficos. Pausanias no menciona el nombre del bandido. Después de aludir brevemente a la historia de la lucha de Apolo con un dragón que era hijo de Ge, nos informa de que se cuenta otra historia. Un tal Krios, que gobernaba en Eubea, tenía un hijo descarriado que saqueó el santuario de Apolo y toda la región que se encontraba a su alrededor. Guando estaba apunto de haceruna segunda incursión, los habitantes de Delfos pidieron aApolo que les ayudara. Supromantis, la Pythia Phemonoe, respondió entres hexámetros, diciéndoles que se llamaba Python. Coincide conlaterceraversión al decir que elApolo niño mató a Python, pero desde la cuna, no desde los brazos de su madre. 5°
  • 45. Phoebus pronto enviaría su flecha sobre aquel bandido y luego seríapurificado dela contaminación de sangre por los cretenses.10 Existen diferencias obvias entre el relato de Pausanias y el resumen de Estrabón que hacen improbable que Eforo fuera también fuente de Pausanias. Es cierto que los incidentes y las circunstancias que menciona uno, pero no el otro, pudieran ser complementarios. Pero las diferencias van más lejos. En el resumen de Estrabón, la gente de Parnaso se encuentra con Apolo justo después de que éste mate a Tityos en Panopeo y le hablan de Python; según Pausanias, Apolo estaba en su santua­ rio de Delfos cuando los habitantes de esa ciudad le apelaron, pues fue la Pythia quien les respondió. Además, cuandoApolo, en el relato de Eforo, mató a Python, las gentes de Delfos que­ maron su tienda, que representaba la cueva de Python, situada en Delfos en las otras cuatro versiones. El hijo de Krios, en el relato de Pausanias, no vivía en Delfos, sino quizá en Eubea; había saqueado Delfos una vez y estaba dispuesto a hacerlo de nuevo (έπεστράτευσε και δεύτερον.)11 El mito deApolo contra Pythonfue utilizado como aition del festival de Septeriony del festival pítico (véase págs. 577-587). Plutarco, al describir el Septerion, refiere una versión del mito que los eruditos han considerado racionalistay cercana ala ver­ sión de Eforo. No dice nada que indique claramente si Python es hombre o serpiente. Añade a la historia dos incidentes que no menciona ningún otro autor: que el herido Python huyó de Delfos a Tempe, adonde le persiguió Apolo, y que Python, que murió antes de que Apolo pudiera alcanzarle, recibió ri­ tos funerarios realizadospor suhijoAix. Tampoco el incidente nos obligaapensar que su Python no seaun dragón: hay muchas otras historias de dragones que huyen, y los dragones pueden tener hijos. Y no es más extraño que un dragón reciba ritos funerarios que el hecho de que el dios Apolo tenga necesidad de buscar la 10 Eforo 3ib, 3.53 J, ap. Estr. 9.3.13, pág. 433; Paus. 10.6 s. 11 Halliday (1938: 70) remite sin reservas a Eforo tanto el relato de Pausa- nías como el de Estrabón. 51
  • 46. purificación por haber matado aunó de ellos. Sólo el nombre de Aix indica una posible relación con la llamada versión raciona­ lista; pues en ésta, como cuenta Pausanias, el padre del enemigo deApolo se llama Krios. Es decir, Python, queteníaun hijoCabra, puede ser el bandolero que tenía un padre Carnero. Tan débil como ésta es la prueba para suponer que la versión de Plutarco presenta a Python como un bandido de forma humana.13 Encontramos en conjunto cincoversiones delmito del com­ bate deApolo con el dragón, cada una de ellas sometida avaria­ ciones de detalle o a confusiones con otras versiones: A. Laversión delhimno homérico. CuandoApolo estableció su santuario y oráculo en Pythos, luchó y mató a una serpiente hembra que acosaba al país. Escritores posteriores la llamaron aveces Delphyne. B. Laversión de Simónides,Apolodoro, Eliano, Ovidioymu- chos otros. Apolo llegó a Delfos y encontró al dragón Python, que custodiaba el santuario para Ge o Themis. Python lo atacó, ole impidió el acceso ala sima sagrada, después de lo cualApolo luchó con él y lo mató tras un duro combate en el que utilizó numerosas flechas. Así Apolo se apropió del santuario. C. Laversión de Eurípides, Clearcoy otros. Cuando Leto hubo dado a luz a Apolo, en Délos, llevó en sus brazos al dios niño a Delfos, donde el dragón Pythonlavio y la atacó. El bebé salvó a su madre disparando flechas contra Python desde sus brazos. A veces se asocia aArtemis, siendo niña, conApolo. D. Laversión de Lucano, Luciano, Higinio y comentadores. Hera ordenó a Python que persiguiera a la embarazada Leto y la matara a ella y a su hijo no nacido. Leto encontró refugio en Délos. Más tarde, Apolo fue a Delfos y saldó cuentas con Python. la Plut.Mor. 293c, 4,iyF-4,i8b.Véase Halliday (1928) 69-71. Pocopeso podemos atribuir alhecho de que Plutarco, como Eforo, refiera el mito al Septerion; pues es evidente a partir de Mor. 4,17F el theologoi délfico empleaba el mito usual del dragón comoaition.También Eliano (VH 3.1), que cuentala segun­ da versión, relaciona la historia con el Septerion. Plutarco coincide con Eforo respecto de la quema de la tienda, mientras que elvínculo de suAix con Krios establecería una conexión con el relato de Pausanias. 53
  • 47. E. Laversión de Éforo (Ei) y Pausanias (E?). Los habitante de Delfos buscáronla ayuda deApolo contra el bandido Python o Drakon, que saqueaba el país. Apolo luchó con él y lo mató. Es evidente quelaversiónA, enla queApolo luchó conla dra­ gonaDelphyne,se aparta en algunamedida delas otras cuatrover­ siones, en las que su oponente es el Python macho y que están relacionadas entre sí de manera estrecha. La versión E? difiere de todas las demás en queApolo ya poseía Delfos y su oráculo ya funcionaba cuando Pythonfue a saquear el santuario. Laversión Ei, por otraparte, dice queApolo iba camino deAtenas a Delfos, en el curso de susviajes con la misión de civilizar a los hombres; éstafue, en la medida en que podemos juzgarlo apartir de las pa­ labras de Estrabón, su primera visita a Delfos, y a este respecto Ei es, por consiguiente, coherente conlas otras cuatroversiones.13 Hasta este punto sólo podemos decir que Apolo luchó con un enemigo en Delfos-Pytho al que habitualmente se repre­ senta como una serpiente, pero aveces como unbandido huma­ no; que a veces es representado como macho, y a veces como hembra; pero que, por lo demás, se le describe entérminos muy parecidos. Amenudo, enlos capítulos siguientes, se empleará el nombre Python sólo como designación apropiada para el opo­ nente de Apolo, sin considerar sexo o especie. TITYOS Python no fue el único enemigo con que luchó Apolo y al que venció en su infancia o en su primera juventud. También un gigante llamado Tityos, al que se menciona en la Odisea, atrajo las flechas del dios: cuando Odiseo visitó el reino de Hades vio aTityos, hijo de Gaia, allí tumbado, tendido sobre imeveplethra de terreno; dos buitres sentados, uno a cada lado de él, le roían l3 En Paus. 10.6.6 adviértase καί έσύλησ ε μέν τοϋ θεοϋ τό Ιερόν en refe­ rencia al anterior saqueo de Delfos por Python, y, como se mencionaba anteriormente, la presencia de una Pythia en Delfos. 53
  • 48. Figura 4. Apolo y Tityos. el hígado desgarrado, metiendo la cabeza en su vientre, sin que él pudiera rechazarlos. Recibía su castigo por haber maltratado (ε?ικησε) a Leto cuando atravesaba Panopeo camino a Pytho. Alla­ noos menciona también a Tityos, cuando promete a Odiseo que los feacios lo llevarán a su casa, aunque Itaca estuviera más lejos que Eubea, adonde los feacios habían realizado suviaje más largo cuando llevaron a Rhadamanthys aver aTityos, elhijo de Gaia.14 Todo eso nos cuenta la Odisea. No podemos estar seguros de que el poeta conoció la historia tal como la encontramos en escritores posteriores, pero parece probable que así fue. Gomo nos cuentan la mayor parte de ellos, Leto, poco después del nacimiento deApolo y Artemis en Délos, cogió a los bebés en brazos y atravesó tierra y mar camino de Delfos. Guando pasó por Panopeo, cerca delpaso oriental de Parnaso —justo en terri­ torio feacio cuando se va desde Beocia—Tilyos la vio, la deseó y se abalanzó sobre ella, y, en algunos relatos, le puso realmente las manos encima. En cualquier caso, elApolo niño, todavía enbra- zos de su madre, le disparó sus flechas. Algunos relatos dicen que tambiénArtemis utilizó su arco contra Tityos, pero Higinio dice que Zeus lo fulminó con su rayo.15 *4 Od. 11.576-581, 7.331-334. Véase Herzog-Hauser (1930). *5 Apolo y Artemis juntos: Paus. 3.18.15, en alusión a una escena sobre el trono de Bathykles, 10.11.1, en alusión aun grupo escultórico de Gnido en Delfos (en ambas obras de arte, los gemelos sonadultos); Gal. Himno3.no 54
  • 50. Las fuentes literarias, salvo cuando describen una escultu­ ra o una pintura, casi siempre sitúan la agresión de Tityos poco después del nacimiento de los gemelos, mientras eran todavía niños. Pero todas las imágenes de los vasos, los relieves y otras obras de arte que representan el incidente muestran alos geme­ los (o aApolo solo) como adultos, de al menos dieciséis años.10 Observamos con cierta sorpresa que el Apolo niño (o los gemelos) aparece en las representaciones artísticas de la his­ toria de Pythony enlas fuentes literarias del relato de Tityos; y que el Apolo adulto (o los gemelos) aparece enlas representa­ ciones artísticas del relato de Tityos y en las fuentes litera­ rias de la historia de Python (salvo en la versión G). Es también evidente que el relato de Tityos guarda una estrecha semejan­ za con la versión C del relato de Python, y también cierta seme­ janza conlas versiones Dy E. Es probable que ambos relatos se y Schol.; Apolod. 1.4.i; Suid. T696; Mit. Vat. I i3;^4pp. Narr. γ3, pág. 386 West.; Ant. Pal. 3.14 titulum. Véase OAio, 11,19 -21,26 (véasefig. 4). Apolo solo;Apolonioj4rg. 1.759-762; Ant. Pal. 3.14; Quinto Esm. 3.392-398; Serv. En. 6.595; Lact. Plác. Teb. 11.12 (cf. Teb. 1.710); Mit.Vat. II104; Schol.yEust. sobre Od. 7.324. Véase 0A12-18,22-25,28-32 (figs. 5-7)· Pínd. Pit. 4.90 s. se refiere a Artemis solamente como la que dio muerte a Tityos. Según Euforiónap. Schol.enApolonio^rg·. 1.8 1,fueaArtemisalaqueTilyosinten­ taba tomar. Leto sola es mencionada en Hig. Fab. 55. Sobre Tityos, véase Waser, LM 5.1033-1055 y K. Scherling, RE 6a . 1593-1609. 16 Esto es cierto también de obras de arte que ya no existen, pero que descri- benlos autores antiguos.Apolonio (Arg. 1.759-762),hablando deApolo como βοϋπαις οϋπω πολλός, está describiendo una obra de arte imaginaria. Se suele considerar que los tipos de esculturay monedas que muestran a Leto corriendo conlos dos niños representan su huida ante Tityos:véase Türk, LM 3.3411. Por ejemplo, una moneda milesia del período imperial romano (bmCC, Ionia, Miletus, nos. 158,164, pl. 22.i3). Pero GAS se refiere a la per­ secución de Leto por parte de Python. Herzog(i9o5: 990) tuvo información de Theodor Wiegand respecto de un relieve en el altar de Artemis Boulaia en Mileto que muestra a «Leto, von Tityos verfolgte, dargestellt, derselbe Mythos, aufden die Münzen deuten». Segúnmis informaciones, este relie­ ve no ha sido publicado todavía. ¿Muestra realmente aTityos? ¿O, como la moneda, muestra solamente a la madre (y a los gemelos) en su huida? En este último caso, que Tityos sea el perseguidor sería una conjetura de Wie­ gand o Herzog; en caso de decantarnos por el primer supuesto, entonces estamos ante una obra de arte que coincide conlas versiones literarias. 56
  • 51. Figura 6. Apolo y Tityos. remonten a un original común, y esto se hará más evidente en el análisis que realizamos en el capítulo III.1? PHORBAS Y PHLEGYAS Python y Tityos no eran los únicos azotes de Delfos y Parnaso en el mito griego. Apolo tuvo que luchar con otro bandido, Phor­ bas, reydelosflegios, que desde súbase en Panopeo (la ciudad de Tityos), o cerca de allí, sembraba el terror en la región de Parnaso y hacía inseguro el camino a Delfos. Gomo Amyltos de Bitinia, obligaba al viajero imprudente que iba de camino a pelearse con él (o, como dice Filostrato, a luchar o a competir con él en una carrera o en lanzamiento de disco). Phorbas gana­ ba siempre, después de lo cual su derrotado oponente tenía que entregar su vida, y él le cortaba la cabezay la colgaba de un roble o la añadía a un montón de calaveras, hasta el día en que Apolo luchó con Phorbas y lo mató de un golpe. Luego, el fuego del cielo consumió el roble. Parece que el relato fue conocido por los poetas cíclicos, y Filostrato lo cuenta con todo detalle, como tema de una pintura descrita por él.10 La semejanza o relación entre Pythony Tityos ha sido brevemente apun­ tada por Roscher (1873) 41, Schreiber (1879) 56. 18 Gicl. ap. Scholl. AB in II. 23.660; Filostr. Imag. 2.19; Tzetz, sobre Lic. 160. 57
  • 52. Figura 7. Apolo y Tityos. En esta leyenda, Phorbas se asemeja mucho a una forma de Python o de Tityos, al menos en su carácter de enemigo de Apolo. Pero el nombre Phorbas lo lleva también un joven al que Apolo amaba y que era un luchador contra los dragones. Sin embargo, es probable que los dos sean fundamentalmen­ te el mismo: pues el enemigo de Apolo era un flegio, el jo ­ ven un lapita, y flegios y lapitas eran el mismo pueblo (véase pág. 69) ; primero encontramos al lapita Phorbas como rival de Apolo en el amor; y otros vínculos entre el bandido y el héroe se harán más evidentes a medida que avancemos. Tenemos aquí una inversión de papeles, un fenómeno que se repetirá a lo largo de este estudio (págs. 24,1 f., 53o).19 Phorbas y sus flegios, dicen Ovidio y Filostrato, corta­ ron el paso al templo de Apolo en Delfos. Nos enteramos en otra parte de que Phlegyas, epónimo de los flegios, atacó y saqueó Delfos, e incluso quemó el templo; aunque este último detalle puede ser un juego de palabras a partir de su nombre. 19 Diod. 4.69.2,5.58.5; Pans. 5 .1.11; cf. Ovidio,Met. 13.330-326; Plut.iVwna 4; Polyzelo 7, 3.493 J; Roscher, LM 3.3428, mantiene que los dos son el mismo; y a la vista de las tradiciones diferentes respecto del lapita Phor­ bas, su origen y hazañas, es probable que otras figuras de la leyenda lla­ madas Phorbas estén también estrechamente relacionadas con él y con el enemigo de Apolo; véase ibid. 2424-2480; Johanna Schmidt, RE 20.528- 532. Véase Him. hom. 3 .211 sobre Phorbas como rival deApolo. Era abue­ lo de Argos Panoptes; Feréc. 66,1.79 J. 58
  • 53. Incluso otros escritores, sin mencionar ningún jefe, dicen que los flegios atacaron, o saquearon, o quemaron el templo de Apolo en Delfos, pero que el dios fue a rescatar su santuario y derrotó a los flegios, matando a muchos de ellos. Según Pau­ sanias, que no nos cuenta que los flegios saquearan realmen­ te Delfos, Apolo mató a la mayoría con abundantes rayos y con violentos y poderosos terremotos, y envió plagas sobre los supervivientes (según Ferécides, Apolo lo hizo por orden de Zeus).30 Es evidente que Phorbas y Phlegyas son la misma perso­ na, un gobernante legendario y, por lo tanto, símbolo del pue­ blo flegio que acosó Delfos. Pues en un principio Phlegyas no era más que un nombre atribuido al antepasado imaginario de los flegios. Nunca llegó a ser una figura de leyenda conse­ cuentemente pensada; la consistencia que había adquirido le venía de Phorbas, con el que se le identificaba o confundía. Guando Filostrato describe al caído Phorbas con la palabra ó Φλεγΰας δε κεϊται ήδη (Imag. 3.19.4). se ve muy claro cómo Phlegyas se pudo convertir en el nombre del rey flegio que era el enemigo deApolo.31 w Ovidio Met. 11.413 s., ...nam templa profanus / invia cum Phlegysfaciebat DelphicaPhorbas. Filostr. Imag. 3.19.1, τήνγάρεϋθϋ Φωχέωντεχαί Δελφών όδ ôv χατασχών οϋτε θύει Πυθοί οϋδε'ις έτι οϋτε παιάνας άπάγει τφ θεφ, χρησμοί τεχαΐ λόγια και όμφαί τρίποδος έχλέλεικται πάντα. Phlegyas: Serv. En. 6.618; Lact. Plác. Teb. ΐ·7ΐ3; Mit. Vat. II 138. Sobre Φλεγύαςγ iρλέγειν, véase Havet (1888) 165. Flegios y Delfos: Feréc. 4ide, 1.74 J; Paus. 9.36.3 s., 10.7.1,10.34.3. Pausanias (9.36.1) habló de la fundación de Flegia por Phlegyas, desde donde su pueblo continuó saqueando a sus vecinos, hasta que finalmente marcharon contra Delfos. Se saca la con­ clusión de que Phlegyas ya no estávivo. Sobre su destrucción por parte de Apolo, véase también Schol. T sobre ÍI. i3.3o2; Sócr. Epist. 3o.8 (Hercher). Según el escoliasta, los arrojó al Tártaros. Véase Schultz (1882). ?1 Véase Havet (1888) 164: «Phlégyas n’estpas un de cespersonnages classiques comme Ulysse ou Oedipe, qui, longuement élaborés par le génie des grands artistes, ontfinipar acquérir unephysiognomie, une biographie, unefamille, une patrie, une date. C’est, au contraire, une desfigures les plus inconsis­ tantes de lafable, etpar conséquent, sans doute une des moins littéraires. Ace nom de Phlégyas ont été rattachées plus ou moins arbitrairement des tradi­ tions decousues.» 59
  • 54. Podemos decir con cierta seguridad, después de esta breve revisión de las leyendas, que los nombres de Phorbas, Phlegyas y Tityos fueron los tres atribuidos a un rey legendario de los fle­ gios, una figura compuesta que representa atodo el pueblo, que fue concebida como una criatura gigantesca y salvaje, y, por alguna razón, asimilada en carácter y acciones a Python.?? ^ Las autoridades difieren sobre sus padres y sus hijos, y segúnApolod. 3.5.5, fueron Lykosy Nykteus quienes le mataron. Sin embargo, todos esos frag­ mentos de la tradición pueden pertenecer a un complejo del mito más amplio y más antiguo o descender de él: ése es el tema de este estudio. Según Serv. En. 6.618, Phlegyas quemó el templo de Delfos porque Apolo había seducido a su hija Koronis, y por ello fue castigado en el Hades. Sobre Tityos como flegio, véase Müller (1844) 185. Véase capítulo III para un análisis de esas leyendas. 60
  • 55. II KYKNOS Y OTROS PERSONAJES MALVADOS Python, Tityos, Phorbas y Phlegyas no agotan la lista de perso­ najes legendarios que atormentaban a Delfos: en las fuentes aparecen varios más. Pero Apolo no desempeña ya el papel de protagonista; es Herakles quien lucharáy matará al enemigo del santuario de Apolo. KYKNOS El combate de Herakles con Kyknos, hijo deAres, fue celebrado por tres poetas antes del siglo V: el autor de el Escudo de Hera­ kles (identificado enlaAntigüedad conHesíodo),un poetacíclico, y Estesicoro. En el siglo V, Pindaro y Eurípides aluden a dicho combate, un tema favorito de los pintores de vasos a lo largo de los siglos VI y Y .1 1 Las principales fuentes de relato de Kyknos son ps.-Hes. Escudo 57-140, 318-480; Estes, frag. 1? Bergk, ap. Schol. Vet. in Pínd. 01. 10.15 (19), 17 (31); Gicl. ap. Scholl. AB inii. 33.346; Pínd. 01. 10.15 s.; Eur. Her. 389-393, Alk. 501-503; Diod. 4.37.1-4; Apolod. 3.5.11, 2.7.7; Hig· Fab. 3i.3, 369; véase también Paus. 1.37.6,3.i8.io; Nie. Dam. 54J; Schol. Vet. sobre Pínd. 01. 3.83 (147); Arg. 1 a Escudo. Paralas pinturas de los vasos, etc., véase OA33-49 (figs. 8-11); Vian (1945). Haymucha semejanza entre estas repre­ sentaciones y las de Tityos. Tanto K. como T. derrotados se ven sentados de espaldas en el suelo o arrodillados o dándose la vuelta para huir; K. en GASS, 34, 37-40,43-46,49 (figs. 8-11): T. enOAn, 18-31, ?5-3i, 54 (figs. 4-7,12)· K. va siempre con armadura, como hijo deAres, encontraste con la desnudez de T. En todas las representaciones, Herakles avanza contra su oponente desde la izquierda; ocasionalmente Apolo aparece desde la derecha (OA13, i3). H. con espada dibujada se asemejaaA. (figs. 6, 8-11). K. y T. varían entre con barba o sin barba. T. aparece casi siempre barbudo; para K. barbudo, véase figs. 10 ,11; sinbarba, fig. 9.
  • 56. En el Escudo encontramos un relato muy detallado de la lucha. Herakles y Iolaos, de camino a Traquis para visitar al rey Keyx, se topan con Kyknos y su padre Ares en el temenos del Apolo pagaseo, y Kyknos quiso vencer a Herakles. Los con­ trincantes dejaron sus carros y cayeronuno sobre el otro. Pronto la lanza de Herakles cortó dos tendones del cuello de Kyknos, quien cayó al suelo. Entonces Ares avanzó contra Herakles, re­ cibiendo su ataque. Athena, que había ido a ayudar a Heraldes (ya le había proporcionado su armadura), intentó sin éxito contener aAres, y cuando la lanza de éste golpeó el escudo de Herakles, la fuerza deAthena flaqueó. Ares sacó su espaday se precipitó sobre Herakles, pero el héroe le hirió en el muslo, igual que hizo Dio­ medes en la llanura troyana, y le tiró al suelo. Entonces Phobos y Peimos, servidores del dios de la guerra, levantaron aAres, le pusieron en su carroy se fueron hacia Olympos. Heraklesy Iolaos siguieron su camino a Traquis, y el cuerpo de Kyknos fue ente­ rrado por Keyx, su suegro, y los vecinos de éste. Sin embargo, el río Anauros, por orden deApolo, arrasó la tumba, pues Kyknos le había robado alos peregrinos, que recorrían el camino a Pytho, los animales que llevaban allá para su sacrificio. Según Estesicoro (tal como lo recoge el escoliasta pin- dárico), Kyknos mataba a los viajeros en el camino, les corta­ ba la cabeza y pretendía construir un templo a Apolo con sus 63
  • 57. calaveras. Guando Herakles pasó por allí, entabló combate con Kyknos, pero huyó cuando vio a Ares apoyando a su hijo. Más tarde volvió ala lucha, cuando Kyknos se quedó solo, y le mató. Pero el poeta cíclico, si el escoliastahomérico cita correcta­ mente, cuenta un relato muy diferente. Herakles, que conducía el caballo Areion, derrotó a Kyknos en una carrera de carros durante los juegos que el rey Kopreus de Haliarto celebró en el temenos del Apolo pagaseo, cerca de Traquis. No hay ninguna otra prueba de que Kyknos entrara en combate.8 Apolodoro tiene dos historias sobre el combate de Hera­ kles con Kyknos. En una (2.7.7) se encontró con Kyknos, hijo de Ares y Pelopeia, en Itonos, en Achaia Ftiotis, después de derrotar a los lapitas y los driopes. Otros también mencionan Itonos como escenario, y su localización coincide bastante bien con el relato tradicional tal como lo encontramos en el Escudo yEstesicoro. Enla otra, (2.5.11) se encuentra con Kyknos, hijo de Ares y Pyrene, en el río Equedoro, en Macedonia, cuando iba camino de Hespérides. Ares estaba junto a su hijo, pero cuando Ares inició el combate con Herakles, un rayo caído del cielo los separó. En Higinio, que parece seguir la misma fuente, está claro que este rayo procedía de Zeus. Cualquier duda de que éste sea el mismo Kyknos que el oponente tesalio de Herakles ha sido disipada por el hallazgo de Höfer de una entrada en el oscuro y poco conocido Etymologicum Florentinum·, Ares y Pyrene (hija de Himeros, hijo de Europs), eran padres de Lykaon, rey de los crestones; Lykaon vio a Herakles camino de Hespérides y le retó; lucharon en la arboleda de Pyrene, donde Heraldes mató a Lykaon. Esta narración identifica el Lykaon al que menciona Herakles en él Alkestis (501-504) de Eurípides como uno de los tres hijos deAres: Herakles ya había matado a dos (Lykaon y Kyknos) e iba de camino a luchar con el tercero (Diome­ des) . Por lo tanto, es evidente que Lykaon era el hijo de Ares y Pyrene con el que Herakles luchó en el Equedoro, y que había ? Τροιζήνι de Schol. A(sobreiI. 23.34,6) es obviamente un error por Τραχϊνι. Schol. B omite esta cláusula. Sobre el combate de Kyknos, véase pág. 101. 63
  • 58. Figura 9. Heraldes y Kyknos. sido sustituido por Kyknos en la versión que llegó a Apolo­ doro e Higinio. Aun así, las dos versiones tienen mucho en común, y difieren sólo en el nombre del adversario de Hera­ kles y en el escenario del combate. Lykaon es esencialmente el mismo bandido, pero localizado demasiado lejos de Delfos para que se dedicara a molestar a los peregrinos que iban al santua­ rio délfico de Apolo.3 3 Apolod. 2.5.11, πορευόμενος οϋν tiú ποταμδν Έχέδωρον ήχε. Κϋχνος δε "Αρεοςχαί Πυρήνης εις μονομαχίαν αϋ τόν προχαλεΐτο. "Αρεος δέ τοϋτον έκδιχοΌντος χαί συνιστάντος μονομαχίαν βληθείς χεραυνός μέσος αμφοτέρων διαλύει πήνμάχην. Véase Hig. Fab. 3ι.3. Desde estaperspec- tiva no está claro que Herakles mataraaKyknos. PeroApolodoro dice queAres luchó eon H. para conseguir justicia para su hijo (τοϋτον έκδιχοΌντος), 64,
  • 59. En la mayoría de los casos, Kyknos vive en el sur de Tesalia, ya sea en Pelasgiotis, en Pagasai, cerca del río Anauros (Escudo, CicL, Eur.), o en Itonos, en Achaia Ftiotis (Diod., Apolod.). Ito- nos, justo al norte del monte Otris, es una base más apropiada desde la que acosar a los peregrinos con rumbo a Delfos desde el norte,puesto que controla el paso desde Tesalia, porla cordillera Otris, a Malis, Traquisylas Termopilas. Haytambién razones para situar a Kyknos y su leyenda en Doris-Diyopis (véase pág. 9?), y ésta debe de haber sido originalmente la residencia de Kyknos en supapel de ladrón sobre el camino a Delfos. La localización en Tesalia es más adecuada para el relato del viaje de Herakles a Tracia en busca de los caballos de Diomedes. En el combate con Kyknos, en Tesalia, como en el que entabla con Lykaon en Mace­ donia, un hermano de Diomedes obstaculizó el viaje del héroe.4 El nombre mismo puede proceder de Tesalia. En la leyen­ da encontramos otro Kyknos, hijo de Poseidón, que combate conAquiles en el país de Troya. Wilamowitz piensa que éste fue el combate original de Kyknos y que tuvo lugar en Tesalia, y que más tarde Herakles tomó el lugar de Aquiles en el escenario original. Es muy probable que así fuera. Es posible también que lo que parece implicar que H. le había matado. Quizás se ha omitido una frase del texto (véase Höfer, LM3.334?). posible reconciliar 2.5.11}? 3·7·7ροΓmedio de Estes, frag. 12 7 Pínd. 01. 10.15 s-: es decir. H. encuentra primero a K. en el Equedoro, pero se retira al ver allí a Ares; más tarde encuentra a Ksolo en Itonos. Esto supondría que Πυρήνηςεβ una equivo­ cación por ΠελοπεΙας, y que &χδιχοΐ>νno significa más que άμϋνεΐν, defen­ der. Pero es más probable que la explicación de Höfer sea correcta. Frazer (nota sobreApolod. 2·5·ΐι) piensa quehubo dos Kyknoique lucharon con H. Sobre Etim. Flor., véase Höfer, loc. cít., que cita de E. Miller, Mélanges de littérature Grecque (Paris, 1868): Lykaon es llamado rey των Κρητων, pero Höfer muestra que debe ser corregido por Κρηστωνων. Su morada esta­ ba situada en un lugar desde el que se podía pensar que hostigaba a los hiperbóreos que hacían el camino a Delfos y Délos con sus ofrendas habi­ tuales. Nótese que H. le encuentra en su viaje alas Hespérides. 4 Probablemente, eltemenos del Apolo pagaseo esta en Pagasai o cerca de allí; y esto es confirmado por el Escudo, que lo sitúa cerca del río Anauros. Schol. T sobre ñ. 23.347 dice realmente «en Pagasai». Pero Apolo Paga- saios puede haber sido adorado también en otras partes; el poeta cíclico, como vimos, habla de un Apolo pagaseo cerca de Traquis. 65
  • 60. Figura ίο. Herakles y Kyknos. Herakles antes hubiera sido oponente del bandido de Parnaso, Phlegyas-Phorbas, hijo deAres, y que cuando reemplazó aAqui- les, Ares reemplazara a Poseidón como padre de Kyknos.5 Mirándolo desde otraperspectiva, Kyknos, como Deukalión y Pyrrha, pertenecía a las regiones de ambos lados del monte Otris, regiones que están muyrelacionadas geográficaytradicio­ nalmente. Al sur está el valle Esperquio, la masa montañosa de Oita, y la franja costerarelacionada: región que comprende Malis, Traquinia, Ainis, Doris y Lokris oriental. Al norte y nordeste está Achaia Ftiotis y Pelasgiotis. Todo allí se orienta hacia la misma masa de agua, ese golfo que está aislado del Egeo abierto 5 Kyknos troyano: Pínd. 01. 2.8?ySchol. Vet.; Ovidio, Met. 1^.71-14,5; Schol. sobre Teócr. 16.49. Wilamowitz ^895). Comentario pág. 3i: «.. .derschwan, Apolos diener, war früher ein böser könig und feind Apolos, den in sei­ nem dienste der äolische (später der dorische) held erschlagen hat.» Adviértase que la invulnerabilidad de Kyknos, hijo de Poseidón, se atri­ buye alhijo deAres en Sén. HF 485 s. También es interesante Schol. sobre Teócr., Κύχνον λέγει τον Ποσειδφνοςχαί Κήυχος. Probablemente, esto es un error por Καλύχης. 66
  • 61. Mapa i. Grecia del nordeste: Focis, Beocia, Malia, Tesalia.
  • 62. Figura ii. Heraldes y Kyknos. por la isla de Eubea, y que se caracteriza por el cabo Kenaiony el descenso hacia el este de Otris en los golfos de Eubea, Malis y Pagasai (mapa i). En la leyenda de Kyknos, Ares es el segundo oponente de Herakles, que se adelanta para ocupar el puesto de su hijo caído. Naturalmente, cuando el mito toma esta forma no se podía per­ mitir que Herakles matara aAres. Zeus debe separarlos o, como en el Escudo, Herakles sólo debe herir aAres. Pero esta herida se asemeja mucho a una sustitución de la muerte; y los rayos que caen se parecen mucho alos que acaban con el enemigo del dios en las leyendas. Ambas características sugieren que en su origenelhéroe-diosteníaunenemigo, que se dividió endos, o que tenía dos enemigos a los que hacer frente, y mató a los dos (págs. 340-34,3).6 6 Para el rayo de Zeus, véase Apolod. 3.5.11; Hig. Fab. 3i.3. Aunque estas fuentes se refieren al combate con Lykaon en Macedonia, la intervención de Zeus con un rayo también pertenece ala leyenda verdadera de Kyknos, como se evidencia apartir de laspinturas délos vasos, muchas délas cua­ les ponen nombre a Kyknos y la mayoría de las cuales muestran detalles que coinciden con elEscudo o con Estesicoro, como la presencia de carros 68
  • 63. LAPITAS Y DRIOPES Hay mucho en la leyenda tal como la tenemos para demostrar que Kyknos es una forma del señor feudal flegio que vivia del robo, hostigando el santuario de Apolo en Delfos, aunque es Herakles y noApolo quien le hace frente en combate. Esta con­ clusión se encuentra apoyadapor la estrecharelación del comba­ te de Kyknos con las campañas de Herakles contra lapitas y driopes y sus combates con sus reyes Koronos y Laogoras. Según DiodoroyApolodoro, cuyas narraciones coinciden en más deta­ lles, Herakles pasó con su compañera Deianeira por el país driope hacia Keyx en Traquis. OHerakles ya había provocado a los driopes para entrar en guerra al matar a uno de los bueyes con que araba Theiodamas, o los driopes cometían actos ilega­ les contra el santuario délfico (Diod.). Desde Traquis, Herakles junto con los malios avanzó contra ellos, los derrotó y, según Diodoro, mató a su rey Phylas y los expulsó de su país. Inmediatamente después estalló la guerra entre los lapi­ tas y los dorios, que entonces vivían en Hestiaiotis. Puesto que los lapitas eran superiores en fuerza, el rey dorioAigimios buscó con éxito la ayuda de Herakles, prometiéndole una tercera parte de su reino y el trono. Los aliados derrotaron a los lapitas y Herakles mató a Koronos, el reylapita, en la batalla. Fue enton­ ces, segúnApolodoro, cuando Heraldes mató a Laogoras, rey de los driopes, aliado delos lapitas, mientras celebraba un banque­ te con sushijos en eltemenos deApolo. Luego, según ambos escri­ tores, Herakles, al atravesar Itonos desde el campo de batalla y de Athena-, véase OA39-43, 49 (figs, xo, 11). EnEscudo 333-337, Athena limita expresamente a Herakles a que hiera aAres en el lugar de su cuerpo que está desprotegido por debajo de su escudo-, luego debe retirarse, porque no le estápermitido hacermás contraA. EnEscudo 458-466 H. hiere de grave­ dadaA., abatiéndolo realmente; Phobos y Deimos levantan el cuerpo deA. y se lo llevan en su carro. Escudo 359 -367: A. ya había sentido la fuerza de H. cuando, en la defensa de Pylos, fue alcanzado tres veces por la lanza de H., herido gravemente, quedando tendido sobre el suelo (sobreA. en Pylos, véase pág. 436). Escudo 98-101.· H. habla como si A. fuera su único opo­ nente; véase también págs. ii3- n 8, 157-162. 69