Entre las sierras Cañisola y Altahona (534 metros), a la izquierda de la rambla del Garruchal, con las cresterías de Columbares por testigo, aparece un mar picado de lomas y vaguadas desnudas, blancas y polvorientas a causa de la deforestación, la ausencia de agua, el pastoreo y las abusivas talas de madera, tierras yermas que fueron de secano y ahora ofrecen un aspecto límite, descarnado y doliente, de extrema belleza también, un museo al aire libre, espacio desértico que algunas publicaciones lo sitúan entre la solana de la Cresta de Gallo y la umbría del Relojero con el nombre de Paisaje Lunar, cuando en realidad, el que guarda más parecido con nuestro satélite se encuentra al este de la rambla del Garruchal, a la altura del Puntarrón (379 metros), imponente cabezo de piedra rojiza en cuya cima los musulmanes instalaron una guarnición para controlar el paso del campo de Cartagena al valle del Segura..(Texto. Jose Mª Galiana)