Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
Celebracion del Sacramento de la Uncion de Enfermos
1. CELEBRACION DEL SACRAMENTO DE LA
UNCIÓN A LOS ENFERMOS
SALUDO DEL SACERDOTE
CANTO
MONICIÓN DE ENTRADA
Estamos aquí reunidos una semana más para celebrar el domingo, el día
del Señor. Para celebrar la alegría de su presencia entre nosotros y la vida
nueva que él nos da.
Hoy, nuestra celebración tiene un tono peculiar. Un grupo de miembros de
nuestra comunidad va a recibir el sacramento de la Unción, el sacramento
con el que Jesucristo se acerca a ellos con su fuerza, para acompañarles,
confortarlos y llenarlos de vida.
Bienvenidos todos vosotros, los que vais a recibir el sacramento de la
Unción. Hoy Jesucristo vendrá a vosotros y os afirmará con su gracia. El
os ayudará a vivir con serenidad, con confianza, con paz, con amor y cariño
hacia los demás. Y , unidos a él, seguiréis anunciando a todos que la vejez,
la enfermedad y el sufrimiento nunca podrán quitarnos nuestra esperanza.
Al recibiros hoy en nuestro encuentro , aprovechamos este momento para
agradecemos vuestra entrega, vuestro trabajo, todo lo que habéis aportado
a nuestra sociedad y, sobre todo, el testimonio de vuestra fe, la fe que
ahora todos unidos vamos a celebrar.
Comencemos con alegría esta eucaristía.
CANTO
RITO DE PERDÓN
Hermanos: para participar con fruto en esta celebración, comencemos por
reconocer nuestros pecados.
1
2. Tú que por el misterio pascual nos has obtenido la salvación: Señor, ten
piedad. Señor, ten piedad
Tú que no cesas de actualizar entre nosotros las maravillas de tu pasión.
Cristo, ten piedad
Tú que, por la comunión de tu cuerpo, nos haces participar del sacrificio
pascual. Señor, ten piedad
ORACIÓN
Señor Jesucristo, redentor de los hombres, que en tu pasión quisiste
soportar nuestros sufrimientos, te pedimos por estos hermanos nuestros
que van a recibir el sacramento de la Unción de los enfermos, dales
fortaleza en su debilidad, aviva en ellos la fe y la esperanza y reconforta su
cuerpo y espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor.
MONICION A LA LAS LECTURAS
Para Jesús y la primeras comunidades de cristianos los enfermos y los más
débiles ocupaban uno de los primeros puestos. Es difícil entender a Jesús y
su mensaje sin su dimensión sanadora. Hoy, también, para la nueva
generación de discípulos, los enfermos deben ocupar un puesto de
privilegio.
LECTURA DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES
En aquellos días, Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo:
Jefes del pueblo y senadores, escuchadme; porque le hemos hecho un favor
a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese
hombre.
Pues quede bien claro, a vosotros y a todo Israel, que ha sido en nombre de
Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó
de entre los muertos; por su nombre, éste se presenta sano ante vosotros.
Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha
convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar y, bajo el cielo no
se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.
CANTOA MODO DE SALMO
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3. EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó
diciéndole:
-Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre
mucho.
Él le contestó:
-Voy yo a curarlo.
Pero el centurión le replicó:
-Señor, ¿ quién soy yo para que entres bajo mi techo? Basta que lo digas
de palabra y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo
disciplina y tengo soldados a mis órdenes: Y le digo a uno “ve”, y va; al
otro, “ven”, y viene; a mi criado, “ haz esto”, y lo hace.
Cuando Jesús lo oyó quedó admirado y dijo a los que le seguían:
-Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe
Y al centurión le dijo:
-Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído.
PRESENTACIÓN DE LOS QUE VAN A RECIBIR LA UNCIÓN
Vamos a celebrar ahora el sacramento de la Unción, en el que nuestros
hermanos recibirán, por la imposición de las manos y la unción con el óleo
santo, la fuerza de Jesucristo, que cura y salva.
Van a recibir el sacramento de la Unción: (Se leen los nombres de los que
recibirán el sacramento y ase adelantan hasta las gradas del altar).
ACCIÓN DE GRACIAS SOBRE EL ÓLEO
(Se coloca en lugar visible un recipiente con el óleo y el celebrante dice
la oración siguiente):
Demos ahora gracias a Dios por el óleo con el que ungiremos a nuestros
hermanos.
Podéis responder a cada invocación diciendo: Bendito seas por siempre,
Señor.
Bendito seas, Dios, Padre todopoderoso, que por nosotros y por
nuestra salvación enviaste tu Hijo al mundo.
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4. R/Bendito seas por siempre, Señor.
Bendito seas, Dios, Hijo unigénito, que te has rebajado haciéndote
hombre como nosotros, para curar nuestras enfermedades.
R/Bendito seas por siempre, Señor.
Bendito seas, Dios, Espíritu Santo Consolador, que con tu poder
fortaleces la debilidad de nuestro cuerpo.
R/ Bendito seas por siempre, Señor.
Fortalece, Señor, a estos hijos tuyos, a quienes ahora, llenos de fe,
vamos a ungir con el óleo santo; haz que se sientan confortados en su
debilidad y aliviados en sus enfermedades y sufrimientos. Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
MONICIÓN A LA IMPOSICIÓN DE LAS MANOS Y LA UNCIÓN
Ahora, el celebrante, junto con los demás sacerdotes, impondrá las manos,
y ungirá con el óleo santo a nuestros hermanos.
Son unos gestos que provienen de Jesús. La imposición de las manos y la
unción en la frente y en las manos son signos que expresan la presencia de
Dios en ellos, para confortarlos y fortalecerlos en el cuerpo y en el espíritu.
IMPOSICIÓN DE LAS MANOS Y UNCIÓN DE LOS SACERDOTES
(El celebrante y los sacerdotes concelebrantes imponen las manos en
silencio sobre la cabeza de cada enfermo. A continuación, los unge en la
frente y en las manos diciendo: )
Por esta Santa Unción
y por su bondadosa misericordia
te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo,
R/. Amén.
Para que, libre de tus pecados,
te conceda la salvación
y te conforte en tu enfermedad.
R/ Amén.
Oración
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5. Señor, mira con bondad a nuestros hermanos
que, sintiéndose débiles por el peso de sus años,
piden recibir la gracia de la santa unción
para bien de su cuerpo y de su alma;
concédeles que, confortados con el don del Espíritu santo,
permanezcan en la fe y en la esperanza,
den a todos ejemplo de paciencia
y así manifiesten el consuelo de tu amor.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
ORACIÓN UNIVERSAL
Sacerdote.- Presentemos nuestras plegarias a Dios, nuestro Padre. Oremos
por el mundo entero y por la Iglesia. Oremos hoy, especialmente, por estos
hermanos nuestros que han recibido el sacramento de la santa Unción.
Respondemos a cada petición diciendo: Escúchanos, Padre.
Para que el Espíritu de Dios llene el corazón de nuestros hermanos
que acaban de recibir la santa Unción, y les comunique su fuerza y
su alegría. Oremos al Señor.
Para que les sostenga en sus dificultades y mantenga siempre viva en
ellos la llama de la fe y de la esperanza. Oremos al Señor.
Para que todos los que, en cualquier lugar del mundo, sufren en el
cuerpo o en el espíritu encuentren en Dios fortaleza y paz. Oremos al
Señor.
Para que los que se dedican al cuidado de los enfermos o a la
investigación, para curar las enfermedades, realicen su tarea con
espíritu generoso y Dios les bendiga con su bondad. Oremos al
Señor.
Por la Iglesia y por todos los que estamos aquí reunimos, que dentro
de unos instantes compartiremos la mesa de la Eucaristía, para que
vivamos, llenos de la alegría de la Pascua. Oremos al Señor.
Sacerdote.- Mira bondadoso, Señor, a estos hermanos nuestros enfermos y
a todos los que sufren. Hazle sentir tu amor, haz que ponga siempre en ti su
esperanza. Por...
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6. MONICIÓN ANTES DE CONCLUIR Y OBSEQUIO
(Después de la Comunión y tras unos momentos de silencio)
Hoy nuestra celebración de la Eucaristía ha tenido un carácter especial:
hemos tenido entre nosotros a un amplio grupo de hermanos nuestros que
han celebrado el sacramento de la Unción. Jesús resucitado se ha hecho
presente para ellos de un modo más cercano, más intenso.
Nosotros, hoy, acompañándolos en la recepción de este sacramento, hemos
recordado que la Resurrección Jesús es luz y vida para todos, y de manera
especial para los que sufren, para los más débiles.
Hemos recordado, también, que una Comunidad cristiana nunca puede
desentenderse de los hermanos débiles, espiritual o corporalmente.
Y ahora, antes de marchar, os ofrezcamos un pequeño obsequio como
recuerdo de lo que hoy hemos celebrado. Os vais adelantando hasta el
sacerdote, de uno en uno.
(Se reparte el pequeño obsequio)
BENDICIÓN SOLEMNE
Pidamos ahora solemnemente la bendición de Dios. Podéis responder
Amén a cada una de la invocaciones.
Que Dios Padre os bendiga.
Que el Hijo de Dios os conforte
Que el Espíritu Santo os ilumine
Que el Señor proteja vuestro cuerpo y salve vuestra alma.
Que haga brillar su rostro sobre vosotros y os lleve a la vida eterna.
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes, os bendiga Dios
todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
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7. MONICIÓN ANTES DE CONCLUIR Y OBSEQUIO
(Después de la Comunión y tras unos momentos de silencio)
Hoy nuestra celebración de la Eucaristía ha tenido un carácter especial:
hemos tenido entre nosotros a un amplio grupo de hermanos nuestros que
han celebrado el sacramento de la Unción. Jesús resucitado se ha hecho
presente para ellos de un modo más cercano, más intenso.
Nosotros, hoy, acompañándolos en la recepción de este sacramento, hemos
recordado que la Resurrección Jesús es luz y vida para todos, y de manera
especial para los que sufren, para los más débiles.
Hemos recordado, también, que una Comunidad cristiana nunca puede
desentenderse de los hermanos débiles, espiritual o corporalmente.
Y ahora, antes de marchar, os ofrezcamos un pequeño obsequio como
recuerdo de lo que hoy hemos celebrado. Os vais adelantando hasta el
sacerdote, de uno en uno.
(Se reparte el pequeño obsequio)
BENDICIÓN SOLEMNE
Pidamos ahora solemnemente la bendición de Dios. Podéis responder
Amén a cada una de la invocaciones.
Que Dios Padre os bendiga.
Que el Hijo de Dios os conforte
Que el Espíritu Santo os ilumine
Que el Señor proteja vuestro cuerpo y salve vuestra alma.
Que haga brillar su rostro sobre vosotros y os lleve a la vida eterna.
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes, os bendiga Dios
todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
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