🦄💫4° SEM32 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
Homo videns 2
1. Ana Ruth Guerrero.
1130584.
HOMO VIDENS.
La televisión se caracteriza por una cosa: entretiene, relaja y divierte. Después de haber
formado a los niños continua formando o de algún modo influenciando a los adultos por
medio de la información. Primero se le s informa de noticias proporcionando lo que
acontece en el mundo, por lejano o cercano que este sea, pero la mayoría de estas
noticias terminan por ser deportivas, o sobre sucesos, o asuntos del corazón. Saber de
política es importante aunque a muchos no les importe, porque la política condiciona
nuestra vida y nuestra convivencia. La ciudad perversa nos encarcela, nos hace poco o
nada libres; y la mala política nos empobrece.
Entendemos que la video-política no solo caracteriza a la democracia. El poder de la
imagen esta también a disposición de las dictaduras. Actualmente el pueblo soberano
“opina” sobre todo en función de cómo la televisión le induce a opinar. Y en el hecho de
conducir la opinión. Si la democracia tuviera que ser un sistema de gobierno guiado y
controlado por la opinión de los gobernados, entonces la pregunta que nos deberíamos
replantear es: ¿Cómo nace y como se forma una opinión pública? Casi siempre la opinión
pública se da por un dato que es desconectado. Es como si las opiniones de la opinión
pública fueran, como la ideas de platón, ideas innatas.
Debemos añadir que la opinión pública no solo porque es del público, sino también
porque implica la res pública, la cosa pública, es decir, argumentos de naturaleza pública:
los intereses generales, el bien común, los problemas colectivos. Las opiniones son
convicciones frágiles y variables. Si se convierten en convicciones profundas y
fuertemente enraizadas, entonces debemos llamarlas creencias (y el problema cambia).
La democracia representativa le es suficiente, para existir y funcionar, con el hecho de
que el público tenga opiniones suyas, nada más, pero, atención, nada menos. Por lo
demás cuando la opinión pública se plasma fundamental en los periódicos, el equilibrio
entre opinión autónoma y opiniones heterónomas (hetero-dirigias) estaba garantizada por
la existencia de una prensa libre y múltiple, que representaba a muchas voces.
La televisión es explosiva porque destrona a los llamados lideres intermedios de opinión,
y porque se lleva por delante la multiplicidad de autoridades cognitivas que se establecen
de forma diferente, para cada uno de nosotros, en quien debemos creer, quien es digno
de crédito y de quien no lo es. Lo esencial es que el ojo cree en lo que ve; y por tanto. La
autoridad cognitiva en la que más se cree es en lo que se ve. Lo que se ve parece “real”,
lo que implica que parece verdadero. Porque la televisión se exhibe como porta voz de un
una opinión pública que en realidad es el eco de regreso de la propia voz. En realidad, la
televisión refleja los cambios que promueve e inspira a largo plazo.
2. La televisión: también la imagen debe estar repleta de contenidos. En gran parte, los
contenidos televisivos (de naturaleza informativa) son imágenes de acontecimientos, pero
son también “voces públicas”. De modo que, en primer lugar, las opiniones recogidas en
los sondeos son por regla general débiles; y es raro que alguna vez se recojan opiniones
profundas. El resultado de ello es que la mayoría de las opiniones recogidas son frágiles e
inconsistentes. Es verdad que algunas veces tenemos una opinión firme y sentida con
fuerza, pero incluso cuando es así, no es seguro que la opinión que dictara nuestra
elección de voto sea esa. El lector tiene en su escopeta, cuando entran en la cabina
electoral, un solo cartucho; y si tiene, pongamos por caso, cinco opiniones firmes, deberá
sacrificar cuatro.
Los sondeos no son instrumentos de demo-poder sino sobre todo una expresión del poder
de los medios de comunicación sobre el pueblo. Sin embargo, se callan como muertos. Y
de este modo convierten en inevitable algo que se podría evitar. Informar es proporcionar
noticias, y esto incluye noticias sobre nociones. Se puede estar informado de
acontecimientos, pero también del saber. Por si mismo, la información no lleva a
comprender las cosas: se puede estar informadísimo de muchas cuestiones, y a pesar de
ello no comprenderlas. Debemos también destacar que la importancia de las
informaciones es variable.
Numerosas informaciones solo son frívolas, sobre sucesos sin importancia o tienen un
puro y simple valor espectacular. Admitamos que la televisión informa todavía más que la
radio, en el sentido de que llega a una audiencia más que la radio, en el sentido de que
llega a una audiencia aun más amplia. Pero la progresión se detiene en este punto.
Porque la televisión da menos informaciones que cualquier otro instrumento de
información. Prueba de ello es que hasta la llegada de la televisión, el público se
interesaba por las noticias internacionales, y por eso los periódicos las publicaban. Ahora
se interesan por ellas cada vez menos.
La verdadera desinformación es no informar poco, sino informar mal, distorsionado. La
cámara de la televisión entra fácil y libremente en los países libres; entra poco y con
precaución en los países peligrosos; y no entra nunca en los países sin libertad. Es
comprensible que no se pueda imputar a la televisión que no muestre lo que no puede
mostrar. Hemos examinado diferentes distorsiones que son el resultado. Es difícil negar
que una mayor subinformación y una mayor desinformación son los puntos negativos del
tele ver, para falsear un acontecimiento narrado por medio de imágenes son suficientes
unas tijeras. Al perder la capacidad de abstracción perdemos también la capacidad de
distinguir entre lo verdadero y lo falso.