Desarrollo y Aplicación de la Administración por Valores
Corredor Mediterráneo
1. Río Cuarto . Río Tercero . San Francisco . Villa María
DESDEELMIRADOR
ESPERANZA
POR KEPA MURUA
PÁG. 8
LECTURAS
SOBRE ÉTICA ERÓTICA,
POLÍTICA, TECNOLOGÍA
Y GESTIÓN DE LOS
PLACERES DE ABELARDO
BARRA RUATTA
POR MARTÍN E. DÍAZ
PÁG. 4
Miércoles 07 de octubre de 2020 . Año 20 Nº 924
El presidente de la Fundación por la Cultura hace un exhaustivo y positivo balance de los cuatro años de gestión
cultural implementada a través de la Subsecretaría de Cultura municipal de la Capital Alterna de la Provincia.
PÁG. 2 y 3
ENTREVISTAA
FERNANDOSASSATELLI
HISTORIAS DEL “CONSER”
JUAN FILLOY
Y LA MÚSICA
POR ANTONIO M. ÁLVAREZ
PÁG. 6
LA COLUMNA
JARDÍN
SALVAJE
de Leonor Mauvecin
Por Hernán Jaeggi
PÁG. 7
RESEÑA
2. El Corredor Mediterráneo / Página 2
ENTREVISTAA
FERNANDO
SASSATELLI
Por Antonio Tello
El profesor Fernando Sassatelli es
un hombre que se caracteriza por
el rigor con que afronta su trabajo,
especialmente en el área cultural.
Su clara visión y su empeño han
alimentado una experiencia que en
los últimos años han logrado im-
portantes resultados como delega-
do de la Agencia Córdoba Cultura
en Río Cuarto, dirigiendo la Casa
de la Cultura, a la que puso “a dis-
posición de la gente”. Desde esta
plataforma, el profesor Sassatelli
logró para la ciudad el espacio del
Centro Cultural Leonardo Favio sal-
vándolo de la demolición a la que
estaba destinado, para la Provincia
impulsó la creación del Museo de
Alpa Corral. Tras un fugaz paso por
la presidencia de la Agencia Córdo-
ba Cultura, que debió abandonar
por problemas de salud, recuperó
suficientes energías para asumir la
presidencia de la Fundación por la
Cultura y llevar a cabo con Diego
Formía al frente de la Subsecretaría
de Cultura municipal una ingente
labor cultural que, además de las
obras y organización de importan-
tes eventos, no descuida la aten-
ción social a los artistas y artesanos
más vulnerables en tiempos de pan-
demia.
Profesor Fernando Sassatelli, mu-
chos se preguntan cuál es el pa-
pel de la Fundación que preside y
como funciona dentro de la orga-
nización administrativa municipal
en relación con la Subsecretaría de
Cultura.
La Fundación por la Cultura es un
ente autárquico, una persona jurí-
dica creada en el ámbito municipal
en los años ´90, para gestionar con
eficacia todo lo relativo a la cultura
y la educación de la ciudad. En ma-
teria cultural se ocupa de la preser-
vación, difusión, enriquecimiento y
promoción del Patrimonio Cultural
Heredado y de las tradiciones, para
beneficio de las generaciones pre-
sentes como de las que vendrán.
En cuanto a materia educativa,
fortalecer la educación de todos y
para todos, con el fin de favorecer
las posibilidades de empleo y el
desarrollo de habilidades y capa-
cidades que faciliten una armónica
participación en la vida social. La
Fundación por la Cultura funciona
a través de un comité ejecutivo de-
signado por el poder ejecutivo mu-
nicipal, el cual trabaja de manera
mancomunada y articulada con la
Subsecretaría de Educación y Culto
y la Subsecretaría de Cultura de la
Municipalidad de Río Cuarto, con
el fin de lograr el objetivo mencio-
nado anteriormente.
Una de las primeras medidas de su
gestión fue trasladar la sede de la
Fundación y de la Subsecretaría de
los Altos del Teatro a la vieja esta-
ción de El Andino ¿Lo hizo siguien-
do un pensamiento federalista y de
descentralización?
La reubicación de la Subsecretaría
de Cultura en el edificio del Andino
fue resuelta en función de un espa-
cio que brindara las comodidades
y necesidades del funcionamiento
del área, teniendo en cuenta que la
accesibilidad en los Altos del Teatro
no era la adecuada. El traslado de la
Subsecretaría se dio en el marco de
la recuperación de un espacio cul-
tural muy simbólico para la ciudad.
Además de las áreas del personal
administrativo y coordinación de
áreas artísticas, se rehabilitaron en
el proceso la sala Alberto Pinto, la
Galería Artistas Argentinos, el Mu-
seo del Riel, la Junta de Historia y el
Archivo Histórico y espacios colin-
dantes como el Paseo Evita, la Casa
de la Memoria, la biblioteca vagón.
y Galpón blanco. De esta manera
se refleja la descentralización de los
espacios culturales trasladándolos a
otro punto de la ciudad.
Ya han pasado cuatro años desde
que asumiera la presidencia de la
Fundación por la Cultura. En este
tiempo las condiciones económi-
cas y sociales, a las que ahora se
han sumado las sanitarias, han sido
y son bastante adversas, aun así
¿cómo calificaría los resultados de
la gestión?
La valoración de una gestión se
hace por sí misma. En estos cuatro
años de trabajo, hemos reflejado en
un informe, el detalle de los pro-
gramas, eventos y obras llevados a
cabo. Lo más sobresaliente de éste
es que hemos renovado y puesto en
valor diez espacios – las restaura-
ciones del Museo Histórico, Museo
del Riel, el Teatrino de la Trapalan-
da, el Anfiteatro, el hall de ingreso,
balcones, cielorrasos, sanitarios y
otras dependencias del Teatro Mu-
nicipal, al que dotamos de salas de
ensayo en los altos - y creado seis,
entre ellos la sala Franklin Arregui
Cano, en el hall del Palacio Muni-
cipal, el Galpón Blanco y la biblio-
teca infantil El reino del revés, el
Trencito del Parque, el Museo Hé-
roes de Malvinas, la Casa de Poe-
sía-Museo Betty Medina Cabral,
y un largo etcétera, que incluye la
ayuda y asistencia social a muchos
artistas y artesanos que ahora la es-
tán necesitando.
Entiendo que tales resultados posi-
tivos son fruto de una política cul-
tural clara ¿cuáles son los criterios
básicos de esa organización políti-
ca?
Tener una estructura Directiva/
Administrativa bien organizada y
transparente, para poder cumplir el
objetivo de la creación de la Funda-
ción. La gestión está basada en cin-
co áreas artísticas, una administrati-
va, y otra de difusión y prensa. Las
3. El Corredor Mediterráneo / Página 3
áreas artísticas son Música, Artes
visuales, Artes escénicas, Museos
y Literatura. Todas estas áreas son
coordinadas por un responsable de
área, quien trabaja de manera arti-
culada con la Subsecretaría de Cul-
tura. En cuanto a la administración
y coordinación de los espacios, es-
tán bajo responsabilidad de la Fun-
dación por la Cultura.
Suele decirse que se reconoce
una buena gestión cultural por las
obras que deja ¿qué obras pueden
reconocer los ciudadanos como
aportes importantes para la ciudad
en estos últimos cuatro años?
De las obras que hemos realizado
y que ya mencioné, desde el año
2016 al 2020, yo destacaría los seis
nuevos espacios que inauguramos,
como la sala Franklin Arregui Cano,
el C.C. Galpón Blanco, el Museo
Municipal Héroes de Malvinas, la
Casa de Poesía Museo Betty Me-
dina Cabral y la Biblioteca Vagón
“Reino del Revés”.
¿En todas estas realizaciones se ha
tenido presente la jerarquía polí-
tico-administrativa de la ciudad
como Capital Alterna de la Provin-
cia y del país?
Muchas de las obras realizadas
contaron con el apoyo imprescin-
dible del Gobierno de la Provincia
de Córdoba, entre ellos, la accesibi-
lidad de los ascensores del Palacio
Municipal y la restauración del An-
fiteatro Municipal.
¿La fundación trabaja en colabo-
ración con otros estamentos del
gobierno municipal? Pienso aho-
ra, por ejemplo, en la restauración
edilicia de la Biblioteca Popular
Mariano Moreno, lograda a través
de los presupuestos participativos.
La Fundación trabaja con las dis-
tintas áreas del Municipio, y tiene
un estrecho vínculo con el área de
Presupuesto participativo, el cual
posibilitó la realización de varias
propuestas en el ámbito municipal
y privado, como son las rehabilita-
ciones de las bibliotecas populares
Mariano Moreno, en el centro, y
Sarmiento, en el barrio Alberdi, en-
tre otras.
¿Cuáles son las vías de activación y
promoción de la cultura local?
Las actividades y promoción de la
cultura están enmarcados en los
distintos programas de la Subse-
cretaría de Cultura y sus distintas
áreas de expresiones artísticas, tales
como, Área de Artes visuales, Área
Musical, Área Artes Escénicas, Área
Eventos, y área Museos.
Volviendo a la capitalidad alterna de
la ciudad ¿cómo son las relaciones
con la Agencia Córdoba Cultura?
Se trabaja en forma mancomuna-
da con la Agencia Córdoba Cultura
en distintas propuestas, como son,
Carnavales, Otoño Polifónico, Or-
questas Barriales y Ciclos Musica-
les.
¿La colaboración está determinada
por un objetivo regional de tipo fe-
deral?
La política Cultural de la Agencia
Córdoba Cultura atiende a los mu-
nicipios y comunas de la Provincia
con un criterio regional y en función
de las necesidades particularizadas
de tales municipios y comunas.
Para el futuro ¿cree usted en la ne-
cesidad de impulsar obras, ya sean
edilicias o escultóricas, que eleven
el capital simbólico de la ciudad
acorde con su papel político-admi-
nistrativo regional?
Para el futuro, será necesario seguir
recorriendo el camino de creci-
miento y consolidando los espa-
cios necesarios para la actividad
artística de la ciudad y de la región.
Entre ello, llevar a cabo la obra de
techado del Anfiteatro Municipal ,
terminación de la nueva propuesta
del Viejo Mercado, que ya está en
marcha a pesar de la pandemia, y la
restauración edilicia delTeatro Mu-
nicipal. Además, está la necesidad
de replantear espacios nuevos en el
Sur y Oeste de la ciudad.
En caso de que los ciudadanos re-
nueven la confianza en el actual
gobierno municipal ¿cuáles son los
puntos esenciales del nuevo pro-
grama cultural?
La política cultural se enmarca en
los lineamientos generales de la po-
lítica del Gobierno Municipal, asu-
miendo el compromiso de llevar a
cabo las acciones que sean necesa-
rias para cumplir con el objetivo de
la Fundación y tratando de satisfa-
cer las necesidades de los ciudada-
nos en cuanto a materia cultural y
educativa y la comunidad artística
de la ciudad.
.
Los factores más importantes de una gestión cultural eficaz, llevada a cabo
por el Gobierno municipal de la Capital Alterna de la Provincia a través de
la Subsecretaría de Cultura, es para el presidente de la Fundación por la
Cultura el presentar obras concretas en la recuperación y creación de nue-
vos espacios culturales.
4. El Corredor Mediterráneo / Página 4
La consumación de diversas formas
de liberación de las múltiples opre-
siones que nos constituyen tanto
a nivel individual como colectivo
configura un objeto de problemati-
zación de carácter teórico y político
-si es que es posible escindir estas
dimensiones íntimamente entrela-
zadas- en aras de cimentar “modos
otros” de relacionarnos con noso-
tros mismos y con los/as otros/as.
La construcción de un ordenamien-
to ético-político mediante el cual
articular -para decirlo con Michel
Foucault (2009)- una “vida otra”
emerge, en este sentido, una apues-
ta central en pos de desarticular los
mandatos hegemónicos impuestos
por la cultura moderno occidental.
Inscripto en esta clave de lectura
el libro de Abelardo Barra Ruatta
Ética Erótica. Política, tecnología y
gestión de los placeres, constituye
una decidida y radical apuesta filo-
sófica englobada -a saber- en dos
aspectos medulares. Por un lado, la
necesidad de desnaturalizar la im-
posición de un ordenamiento ético
sostenido en una concepción uni-
verzalizante, idealista, metacorpo-
ral que ha reducido al universo de
la sexualidad y el erotismo humano
a los parámetros morales impuestos
por la cultura heteropatriarcal hege-
mónica. Por el otro, Ética Erótica se
adentra en una indagación crítica
de los derroteros inhóspitos, anó-
malos y contrahegemónicos que
se desprenden de una concepción
libertaria de la sexualidad y erotici-
dad humana.
Escrita en un registro discursivo que
conjuga una profusa narración en-
sayística y una profunda argumen-
tación teórico-conceptual, la obra
Ética Erótica focaliza su temática
central en la indagación de las re-
laciones existentes entre moral,
erotismo y sexualidad desde una
cosmovisión que el autor denomi-
na como “izquierda ética” opues-
ta a la cosmovisión conversadora
y hegemónica representada en la
“derecha moral”. Si bien la deno-
minación de izquierda y derecha
remiten a conceptualizaciones en
cierto modo canónicas a la hora de
dar cuenta de modelos antagóni-
cos de compresión y organización
de la vida social de corte igualita-
rio y ‘progresista’ en el primero de
los casos y, en el segundo de ellos,
de corte conservador y meritocráti-
co, la idea de una “izquierda éti-
ca” defendida por Barra Ruatta se
inscribe en una concepción ácrata
de la vida social que encuentra en
la liberación erótico-sexual una de
las vías centrales para una auténtica
revolución social. Desde esta pers-
pectiva, la sexualidad y el erotismo
configuran las dimensiones axiales
de una Ética Erótica anclada en una
gestión de los placeres a través de
tecnologías y políticas del cuer-
po orientadas a cimentar una vida
individual y colectiva signada por
una visión hedónica de la existen-
cia humana.
En tal sentido, la obra Ética Eróti-
ca representa en primer término
una crítica a las éticas tradicionales
inscriptas en un universalismo abs-
tracto fundado en la postulación de
un orden trascendente capaz de di-
reccionar y regular la totalidad de
las conductas morales humanas. La
creencia por parte de las llamadas
éticas universalistas tradicionales
de un orden suprahistórico a prio-
ri, metaempírico y metacorporal ha
operado históricamente -en el pla-
no de los asuntos morales- como un
instrumento desvalorizador de lo
corporal, lo pasional y los placeres.
Asimismo la postulación por parte
de las éticas universalistas contem-
poráneas de establecer una guía
procedimental mediante la cual al-
canzar consensos argumentativos
anclados en el carácter objetivo del
discurso racional se inscribe en la
superioridad atribuida a este último
y, por ende, en el obstáculo que re-
presenta para la deliberación ética
la esfera de lo corporal y lo pasional.
Sin ubicarse en la clásica discusión
producida al interior del campo de
la ética contemporánea de la filoso-
fía occidental entre “universalistas”
y “comunitaristas”, la obra Ética
Erótica se adentra en otros derrote-
ros filosóficos en pos de establecer
los pilares de una ética pensada
con una fuerte pretensión hedónica
y libertaria. En esta clave, se trata de
una propuesta ética fundada en la
dimensión material y política atri-
buida al placer cuyo límite irreba-
sable es el sufrimiento o el dolor del
Otro y, a su vez, en una propuesta
ética que asume al cuerpo -en tan-
to sustrato material y psicoafectivo-
como espacio desde el cual pensar
la esfera de “lo común”.
En este sentido, la idea de una Éti-
ca Erótica se funda en una triple
dimensión ética que da fundamen-
to y sentido a la misma. En primer
término, la dimensión “realista”
de dicha ética al situar la posibili-
dad de su materialización en las
prácticas concretas y contingentes
por las que transcurren las diver-
sas experiencias erótico-amatorias.
En segundo término, la dimensión
SOBRE ÉTICA
ERÓTICA, POLÍTICA,
TECNOLOGÍA
Y GESTIÓN DE LOS
PLACERES DEABELARDO
BARRA RUATTA
Por Martín E. Díaz*
LECTURAS
5. El Corredor Mediterráneo / Página 5
“material” contenida en una Ética
Erótica al focalizarse la misma en la
singularidad y materialidad de los
cuerpos inscriptos en situaciones
histórico-culturales concretas. En
tercer y último término, la dimen-
sión “comunista” contenida en una
Ética Erótica al asumir como cons-
trucción política posible la cimen-
tación de lo “común” a partir de
un devenir -tanto individual como
colectivo- libre y gozoso. La cons-
trucción de lo común encuentra
por tanto en el cuerpo -en su di-
mensión inmanente, material y psi-
co-afectiva- el sustrato desde el cual
Barra Ruatta proyecta la posibilidad
de una revolución social fundada
en una auténtica vida hedónica. Se
trata de una revolución social que,
distante del ascetismo y sacrificio
redentor encarnado en las tradi-
cionales vanguardias revoluciona-
rias, encuentra en la potencialidad
de los cuerpos gozosos, sufrientes
y sentipensantes -para decirlo con
Fals Borda (1984)-, la posibilidad
de conjugar una vida social “otra”
cuyo axioma revolucionario es ex-
presado por Barra Ruatta (2019:36)
en el enunciado: “¡Todo para todos!
¡todo el placer para todos! ¡toda la
libertad para todos!”.
No obstante lejos de abogar por
una centralización egoísta e indi-
vidualista en la obtención y con-
sumación del placer corporal, la
propuesta de una Ética Erótica par-
te de una concepción política del
deseo, o bien de una política del
deseo, anclada en una satisfacción
igualitaria, fraternal y solidaria tan-
to de los placeres corporales como
de las necesidades materiales que
hacen a la posibilidad de una vida
humana digna, libre y gozosa. Una
ética de los afectos y la aspiración
de una felicidad material y hedó-
nica se entrelazan por tanto en la
construcción de una existencia in-
dividual y colectiva cuya máxima
aspiración es la materialización de
una vida dignificada en el placer y
la consumación de una política de
la alegría que Barra Ruatta entiende
como radicalmente fraternal, soli-
daria y subversiva. Para decirlo de
otro modo, la aspiración a la felici-
dad humana y la exaltación de una
vida hedónica no posee posibilidad
de materialización alguna frente al
sufrimiento y el dolor de un Otro
cuya vida se encuentra signada por
el hambre, la pobreza, la opresión
y la violencia en sus múltiples di-
mensiones. Así como la alegría
-tal como sostiene el autor- es de-
cididamente política, el dolor y el
sufrimiento infringido -al decir del
pensador argentino-español Augus-
to Klappenbach- a los cientos de se-
res humanos de carne y hueso que
pueblan este planeta, posee igual
connotación y dimensión política.
La búsqueda de una felicidad hu-
mana de carácter siempre provi-
sorio, contingente y alejada del
modelo idílico que el orden social
capitalista promueve y promete, se
inscribe desde el planteo de una
Ética Erótica como el resultado de
una educación erótica -o más pre-
cisamente de una “deseducación
erótica”- orientada a desarticular
los valores dominantes impuestos
con el modelo de sexualidad hege-
mónica desplegado con el patrón
heteropatriarcal. En este sentido, la
propuesta de “deseducar en la feli-
cidad” es pensada por Barra Ruatta
como un proceso de ruptura axioló-
gico y ontológico de los imperativos
morales impuestos por el sistema
educativo tradicional sostenido en
una concepción heteronormativa,
binaria, monogámica y, por ende,
normalizadora de la sexualidad y
la eroticidad humana. El desprendi-
miento de los imperativos morales
hegemónicos alojados en la esfera
de los afectos y de la sexualidad
supone por tanto una labor de des-
naturalización de su aparente na-
turalidad y normalidad y, con ello,
una ampliación del horizonte eró-
tico-amatorio. Esta ampliación del
horizonte erótico-amatorio asume
en el planteo de Barra Ruatta la idea
de una “anarquía relacional” o bien
de una “camaradería amorosa” sos-
tenida en una visión expansiva del
amor que implica asumir al Otro en
su plena potencialidad ontológica y
antropológica.
La obra Ética Erótica culmina su de-
rrotero teórico con una interesante
reflexión de carácter deconstructiva
ypropositivaacercadeloqueenten-
demos en un sentido laxo por amor
y, con ello, sobre la necesidad de
pensar una educación sobre la base
del mismo. La romantización del
amor llevada a cabo por la cultura
heteropatriarcal ha construido for-
mas idealizadas, idílicas y despoliti-
zadas del amor que han conducido
-como bien señala el autor- a una
institucionalización de la vida afec-
tiva y, por ende, a una restricción
de los vínculos amorosos dentro de
los estrechos límites impuestos con
el modelo de familia monogámica
tradicional. La idealización y ro-
mantización del amor conlleva, en
este sentido, una despolitización de
la vida erótico-afectiva al igual que
la reproducción de un modelo de
organización de la vida social an-
clado en la construcción de la fami-
lia moderna como sujeto y objeto
de gobierno -tanto anatomo como
biopolítico (Foucault, 1987)- de los
cuerpos y de las poblaciones. Fren-
te a la concepción romantizada e
idealista del amor y la naturaliza-
ción del modelo de familia mono-
gámica tradicional impuesto con
la cultura dominante, el trabajo de
Barra Ruatta plantea una descons-
trucción y des-institucionalización
de dicha concepción hegemónica
del amor a partir de lo que deno-
mina una “educación amorosa”. La
propuesta de una “educación amo-
rosa” supone asumir -en sus rasgos
centrales- al amor como una cons-
trucción política atravesada por
condicionamientos económicos y
socio-culturales. Al decir de nues-
tro autor: “Un beso es político. Un
compromiso amoroso es político.
Una convivencia pasional es políti-
ca. Una infidelidad es política. Una
separación es política” (2019:134).
Asumir el carácter político cons-
titutivo del amor en sus múltiples
dimensiones y manifestaciones
configura por tanto un poderoso
antídoto frente al modelo de amor
impoluto y extremadamente censor
de los afectos impuesto con la cul-
tura heteropatriarcal dominante. En
este sentido, la idea de una “educa-
ción amorosa” propuesta por Barra
Ruatta apunta a una desarticulación
de los imperativos morales hege-
mónicos en pos de cimentar nue-
vos modos de vinculación erótica
y hedónica desde una concepción
libertaria del amor y de los afectos.
La obra Ética Erótica de Abelardo
Barra Ruatta representa, en suma,
una potente y disruptiva apuesta
filosófica en pos de re-pensar los
vínculos afectivos humanos en su
absoluta dimensión ético-política.
La propuesta de una gestión políti-
ca de los afectos y de las pasiones
emerge, en este marco, como una
posible “línea de fuga” a partir de
la cual idear o inventar una “vida
otra” frente a la gestión micropolí-
tica y biopolítica de las emociones
(Sztualwark, 2019) impulsada por
la racionalidad de gobierno neoli-
beral en nuestro presente histórico.
De este campo de disputa focali-
zado en las pasiones y los afectos
es que habrá de jugarse la suerte la
construcción de una vida humana
digna y gozosa que no se reduzca a
su mero vivir o sobrevivir.
Referencias bibliográficas
-Barra Ruatta, Abelardo. Ética Eró-
tica. Política, tecnología y gestión
de los placeres. Editorial Prometeo,
Buenos Aires, 2019.
-Fals Borda, Osvaldo. Resistencia en
el San Jorge. Bogotá, Carlos Valen-
cia Editores, Bucamaranga, 1984.
-Foucault, Michel Historia de la se-
xualidad.Tomo I. La voluntad de Sa-
ber. Siglo XXI, México, 1987.
-Foucault, Michel Gobierno de sí de
los otros. Curso en el Collège de
France (1982-1983). FCE, Buenos
Aires, 2019
-Sztualwark, Diego. La ofensiva sen-
sible. Neoliberalismo, populismo
y el reverso de lo político. Futuros
Próximos. Buenos Aires, 2019.
*Martín E. Díaz es Doctor en Filo-
sofía y profesor adjunto del Área
gral. y del Área de Antropología
social del Dpto. de Filosofía de la
Universidad de Córdoba.
6. El Corredor Mediterráneo / Página 6
JUAN FILLOY
Y LA MÚSICA
Por Antonio M. Álvarez
Desde la fundación del Conserva-
torio Provincial y por muchos años
Juan Filloy estuvo ligado a nuestra
institución. A través de su adhesión
a recitales y homenajes; al evocar a
nuestro fundador en “Adiós a la Me-
lodía” de su magnífico Urumpta, y
con su participación como vocal in-
tegrante de la primera cooperadora
creada en 1941.
Determinante fue su colaboración
como disertante en dos festivales pre-
parados, coordinados y dirigidos por
Vasco Zacaría, director del Conser-
vatorio (1938-1958). Nos referimos a
la “Soiree Debussienne” y al Festival
Ravell.
El trabajo de Candelaria de Olmos y
Juan M. Conforte, compiladores de
“Juan Filloy – Papeles Sueltos” (Edito-
rial UniRío 2017) nos ayuda a enten-
der que si bien el escritor no recibió
instrucción musical, logró sí una ex-
quisita formación de la que supo dar
cuenta en libros, poemas y ensayos
con nombres de géneros musicales.
La obra citada alude a la conferencia
sobre Debussy y, en llamada al pie
(pág. 189 op. cit.), detallan que fue
pronunciada por Juan Filloy en lugar
y fecha no precisados. Sólo se cuen-
ta, dicen, con la referencia de que
así ocurrió durante el transcurso del
año 1946 (carta de Ricardo Ernesto
Montes i Bradley del 18 de junio de
1946 obrante en el Museo Histórico
de Río Cuarto). Probablemente, agre-
gan los autores, la conferencia sobre
Debussy sea el único texto que Filloy
dedicó enteramente a la música, aun-
que tal vez haya que decir: a un músi-
co. Las alusiones a las composiciones
son más bien vagas y el conferencista
se muestra menos entusiasmado en
hacer una crítica musical que una
semblanza biográfica de quien tanto
se le parece (pág. 30 op. cit.).
Conforme lo mencionado nos permi-
timos ampliar las referencias de los
ensayistas y echar algo de luz sobre
el tema. La prensa escrita local pro-
mocionó dicho evento por lo que
estamos en condiciones de sostener
que: 1) El Festival Debussy se llevó
a cabo el 14 de junio de 1946 en el
Salón Blanco de la Municipalidad,
oportunidad en que el Dr. Filloy di-
sertó sobre Claude Debussy, inter-
calando semblanzas sobre su vida y
obra musical con ejecuciones mu-
sicales de alumnos, profesores y or-
questa. 2) Nueve años después, el 23
de noviembre de 1955, otra audición
denominada Festival Ravel engalanó
el mismo lugar y se desarrolló con
la misma tónica que la anterior. En
este caso Juan Filloy disertó sobre la
vida y obra de Maurice Ravel, consti-
tuyéndose en la segunda conferencia
en la que otro músico francés fuera
celebrado.
Nuestro Conservatorio tuvo el privi-
legio de contar con la asistencia de
Juan Filloy como conferencista en
estas dos audiciones que marcaron
la impronta de una época fecunda
en actividades musicales, atesoradas
con afecto, tanto por la calidad de sus
mentores como por el legado artísti-
co transmitido.
Fuente: Diario El Pueblo
HISTORIAS DEL “CONSER”
7. El Corredor Mediterráneo / Página 7
JARDÍN
SALVAJE
de Leonor Mauvecin
Leonor Mauvecín nació en la ciudad
de Córdoba, este es un hecho anecdó-
tico, lo cierto es que creció y vivió en lo
alto de la montaña, en Ñu Porá de Río
Ceballos. Y hasta hoy, en su imagina-
rio, sigue viviendo en esa casa familiar,
“la casa del aire” llena de prodigios, re-
descubrimientos y reescrituras. De ella
da cuenta ahora este Jardín salvaje lu-
minoso y colorido, espacio encantado
con su atmósfera sagrada donde convi-
ven en armonía los caballos terrestres
y celestes, el relámpago de las iguanas,
la hierba olorosa, los pausados cara-
coles, los huéspedes adoptados por la
generosidad de una madre inventora
de historias y un padre en estado de
gracia poética.
La energía subjetiva de la autora se va
encarnando a través del lenguaje poé-
tico en distintos referentes: la vieja casa
y el jardín y va delineando sus propias
visiones. Los recuerdos están alojados
en esa casa que es también el alma, la
morada donde la poeta regresa para
recuperar la sensación de la felicidad
infantil y el amor en todas sus mani-
festaciones. La relación sustancial de
Mauvecín con la naturaleza, entendida
como relación amorosa, contemplati-
va y mística, es una de las premisas
básicas para adentrarse en este Jardín
salvaje y extraer algo de esa intimidad
cósmica, esa fusión indisoluble entre
el ser de la poeta y el ser de la natu-
raleza, una fusión impregnada de ero-
tismo: mundos de metáforas carnaliza-
das que copulan con hojas, alas, rosas,
frutos y raíces: “El placer es una raíz/
que crece debajo de la escarcha/trepa
por el cuerpo/acaricia los bordes del
abismo/ entreteje abrazos/ palpita en
la piel/ y atrapa los pájaros que anidan
en el vello./ Descubre las alas del tac-
to y vuela./Vuela y nos deja/ a merced
delas tormentas. / Y no es suficiente.”
(Jardín salvaje, pág. 23) El brillo fugaz
que atraviesa los poemas no es sufi-
ciente para fijar esa eternidad que nace
y muere en el instante del placer, como
esa mariposa “(pequeña luz cegada)”
Casa y jardín son ese mundo que se
mira con la lente de una sensualidad
que transfigura la realidad de ese otro
jardín que es el cuerpo de los aman-
tes: “Fue entonces el roce apenas de
tus labios./ Fue la luz y dijo:/ - Hágase
la tierra – y dijo- aquí los frutos./ Fue
entonces la lluvia y dijo:/ - Aquí las
lágrimas./ Y fue el agua en la tierra de
mi cuerpo/ y la manzana/ y el barro/ y
tus manos/ labrando esta mujer7 y este
hombre, para este jardín salvaje/ don-
de habito.” (Jardín salvaje, pág. 25)
En su poesía el sentimiento recupera
su contenido hondo y verdadero, su
plena autenticidad. Muy lejos, desde
luego, de toda efusión y fácil lirismo,
la palabra emocionada de Mauvecín
se absorbe en lo humano y vuelve a
ella como la hoja conmovida que cae
del árbol. Alimentada de vivencias, de-
vuelve a éstas recreadas a través de la
palabra poética en un ensimismamien-
to sereno y profundo “Donde la flor
renace/ y queda la memoria/ deshojo
hoja por hoja/ el paraíso/ trepada, al
árbol de la infancia.” (Paraíso, pág. 16)
Este Jardín salvaje ha sido compuesto
con un lenguaje evocador y preciso
con “palabras cultivadas en un jardín
salvaje.” que nos trasmite ese simplísi-
mo temblor de pequeñas criaturas flo-
reciendo y moviéndose en la espesura,
ese temblor que da testimonio de la
persona que sostiene a la poeta con-
sustanciada con su entorno: la casa, el
jardín y la montaña que son el centro
de gravedad hacia donde apunta su
canto a la vida.
No hay nada en el Jardín Salvaje que
no sea humanidad, belleza, sensación,
sentimiento e idea. Los poemas se ha-
cen con la poeta adentro. El poema es
una experiencia decía Rainer María
Rilke, los poemas viven en este suelo
nutricio y hacia él inclina sus mejores
frutos “(…) para que puedas leer/ la ín-
tima escritura/ despojada del velo que
enturbia la mirada.” Esa experiencia
estructurada en forma de contenido
impresionista y expresionista en un do-
ble movimiento otorga a este libro una
orientación animista o de vivificación
del mundo circundante. Los poemas
de Jardín salvaje de Leonor Mauvecín
recrean el rescate del pasado por la
palabra, todo ocurre dentro de esa pa-
labra que revive y manifiesta el estado
anímico de la poeta como una expe-
riencia mítica de la vida.
Hernán Jaeggi
El Mensú Ediciones,
Villa María-Córdoba, 2020
8. El Corredor Mediterráneo / Página 8
DESDE EL MIRADOR
ESPERANZA
Por Kepa Murua
Necesitamos que nos digan lo que somos con los dolores
de la vida mezclados con la alegría del sentimiento. ¿Se
imaginan? Ni un extranjero ni un emigrante, nadie que se
avergüence por lo que es, nadie que no se atreva a decir
lo que piensa, lo que siente, lo que hace, cómo se llama.
Lo que necesitamos es un poco de color para sentir la
vida como si estuviéramos desnudos en una isla con el
barco de los sueños al lado, preparado para navegar y lle-
gar a puerto. Necesitamos caminar sin olvidar la historia
a nuestras espaldas y llamar a las cosas por su nombre.
Atrevernos, por lo menos. Colorear el paisaje sin locuras,
sin trincheras frente a tanto valle agreste y montaña ne-
bulosa. Necesitamos el silencio para mirarnos después
de tanto grito de aquellos que se atrevieron a huir a nado
o a buscar el mundo en caminos disparatados con una
fe ciega.
No hay clases que nos diferencien, no hay vestidos que
tapen los errores cometidos, no hay vendas que nos sal-
ven de los horrores percibidos como afrentas personales.
En esta nave de la locura, que es la existencia de las dife-
rencias compartidas, necesitamos del cuerdo y del loco,
del cojo y del vidente, del extraño, del feo y del enfermo,
del hermano y de la muchacha que bebe con lágrimas
la desaparición de sus seres queridos. Necesitamos de
lo poco que tenemos, de las ruinas compartidas, de los
lisiados de corazón, de los mutilados de la historia, de la
realidad que nos hizo creer lo imposible para recuperar
el sentido de las promesas compartidas. No sobra nadie.
Aquí no hay enemigos, no hay banderas ni fronteras en
un navío sin nombre que cruza un desierto donde nos
están viendo los muertos. Los nuestros, los de los otros,
esas palabras que diferencian lo que no debería ser así,
por lo menos, al principio, pero que han hecho mella en
el esfuerzo por compartir las cosas elementales y bellas.
Las que primero se olvidan: un abrazo, una caricia o una
mirada tierna.
En el fondo no existen las diferencias. Por lo menos, no
las de raza o religión, no las de patria o comunidad, no
las de victoria o derrota, imposición o muerte, sino las
que nos dañan por lo que sentimos, como la envidia y
el resentimiento al pensar que se nos rechaza. No por lo
que somos si nos creemos algo cuando en realidad no
somos nada. No por lo que seremos, sino por los colores
de mil sombras en luz plena, que es como decir, la espe-
ranza que nos queda.
La Columna