El documento presenta una conversación entre Gastón Molayoli y el crítico de cine italiano Daniele Dottorini sobre cómo el arte y el cine están respondiendo a la pandemia de COVID-19. Dottorini discute cómo algunas películas como "Este no es un film" de Jafar Panahi y "Arirang" de Kim Ki-Duk capturan aspectos de estar aislado en casa. También habla sobre películas que están siendo creadas durante la pandemia que reflexionan sobre temas como el testimonio colectivo, la rel
1. Río Cuarto . Río Tercero . San Francisco . Villa María
RECUERDOS
DELCONFIN
POR JORGE SARRAUTE
PÁG. 8
HISTORIA
JUAN BAUTISTA BUSTOS:
FEDERALISMO
Y AUTONOMISMO
CORDOBÉS (3ra entrega)
POR MARTÍN A. TOSELLI
PÁG. 4-5
Miércoles 12 de agosto de 2020 . Año 20 Nº 916
Diálogo inaugural del ciclo “Imágenes en cuestión (Conversaciones en tiempos de pandemia), organizado por la
Agencia Córdoba Cultura, Delegación Río Cuarto, entre Gastón Molayoli, director del Centro Cultural Leonardo Fa-
vio, y el prestigioso crítico italiano de cine.
PÁG. 2 y 3
CONVERSACIÓNCON
DANIELEDOTTORINI
HASTA QUE
NADA QUEDE.
Poesía Reunida 1978-2019
de JoséAntonio Martínez Muñoz
Por Pilar Blanco
PÁG. 7
HISTORIA DEL ARTE
¿QUÉ FUE DE
ANGELICA
KAUFFMAN?
POR REDACCIÓN ECM-AT
PÁG. 6
LA COLUMNA
2. El Corredor Mediterráneo / Página 2
CONVERSACIÓN
CONDANIELE
DOTTORINI
Por Gastón Molayoli
Daniele Dotorini es profesor aso-
ciado de cine en la Universidad de
Calabria (Italia), crítico de cine, edi-
tor de las revistas “Fata Morgana”,
“Filmcritica”, “Sentieri Selvaggi”. Es
colaborador de la revista “Kilómetro
111. Ensayos sobre cine”. Es pro-
gramador del Festival dei Popoli de
Florencia, Festival Internacional de
cine documental desde el año 2008,
donde dirigió varias retrospectivas
dedicadas a directores de cine do-
cumental contemporáneo.Su último
libro es “La pasión de lo real: del do-
cumental a la creación del mundo”.
-Desde acá se observa que en Italia,
y en Europa en general, la situación
es crítica, aunque en la mayoría de
los países el coronavirus pareciera
haber dejado de crecer. ¿Cómo está
percibiendo el clima cultural y polí-
tico?
-Es una es una pregunta muy com-
pleja. Existe mucha incertidumbre,
mucho miedo, es algo que no sabe-
mos cuándo termina y no sabemos
cómo se desarrolla. Lo primero que
podemos sentir es que la percepción
del mundo externo cambia radical-
mente. En un primer momento todos
los medios de comunicación se con-
centraron en cuestiones sanitarias,
luego se pasó a una instancia de lo
económico y político, es decir, que
cuando se empezó a ver la salida,
como la luz al final del túnel, empe-
zó nuevamente el debate político, el
regreso de la lucha política. El sujeto
político europeo en este momento
tiene una prueba muy importante:
ver si tiene sentido su existencia.
En un momento como este, tan ex-
traordinario, tan difícil, que genera
tanta incertidumbre, ¿qué puede ha-
cer y decir el arte en general y el cine
en particular?
También es una pregunta con mu-
chas respuestas. Lo primero que se
observa es la multiplicación y la di-
fusión de una gran cantidad de imá-
genes, muchas de ellas artísticas, ya
que hay posibilidad de visitar mu-
seos virtuales, exposiciones virtua-
les, etc. Todos los canales están com-
pitiendo para proponer on demand o
gratuitamente en streaming todo un
archivo enorme de materiales artís-
ticos, culturales, teóricos, didácticos
y obviamente cinematográficos. Esto
tiene mucho que ver con lo que está
buscando cada uno como persona.
Hoy en día, luego de acomodarme
con el trabajo virtual, que me llevó
mucho tiempo, he sentido la necesi-
dad de tiempo para reflexionar sobre
las mutaciones profundas que nos
van a afectar, no solamente en este
período, sino también hacia adelan-
te, por un período que no podemos
determinar y que tampoco podemos
determinar cómo nos va a afectar.
-¿Ha podido tener algunas lecturas o
ha podido ver algunas películas que
le ayudaran a pensar este período de
distanciamiento?
-En un primer momento, me costaba
mucho disfrutar de toda la oferta cul-
tural y artística. Realmente no tenía
ganas. Recuerdo que todos decían:
“quédense en casa, aprovechen para
leer libros que nunca leyeron”. Pero
para ver una película o leer un libro
tienes que tener un estado de ánimo,
una atención, una mirada libre; y de-
finitivamente la mirada no estaba li-
bre. Leí muy poco y vi pocas pelícu-
las, solo algunas de animación de mi
infancia. Después empecé a trabajar
sobre algunas lecturas y vi algunas
películas. Intenté recuperar algunas
cosas que había visto antes de la
pandemia. Hay películas que hablan
de distintas situaciones, que vistas
desde hoy, retrospectivamente, pare-
cen comunicar algo del presente. Por
ejemplo una película como “Este no
es un film”, de Jafar Panahi, es una
película filmada totalmente adentro
de una casa, donde el director esta-
ba preso por cuestiones políticas en
Irán. Todas las situaciones filmadas
no tienen nada que ver con la situa-
ción actual, pero al mismo tiempo,
uno empieza a ver esta película y ve
algo sobre lo que significa estar en-
cerrado en una casa y todo lo que
trae aparejado. Pienso además en la
película “Arirang”, de Kim Ki-Duk,
donde el director voluntariamente
se aísla porque durante un rodaje
de una película anterior, una actriz
casi pierde la vida. Para el director
fue un shock y decidió alejarse del
set e irse a un campo, donde vivía en
una carpa, sin que nadie lo visitara y
al mismo tiempo filmándose. Fue de
alguna manera una suerte de confe-
sión por parte del realizador.
Se puede ver por un lado la pelícu-
la de Panahi y la idea de no poder
hacer una película y tratar de inven-
tar alguna forma de filmar y contar
algo, esta condición también puede
ser vista como la que vivimos todos
en este momento. Por otro lado, en
la película Kim Ki-Duk, la idea de
hablar como modo de liberación y
como un modo de reflexión sobre sí
mismo.
Esta situación de hablar con otros me
resulta interesante, ya que creo que
nunca he hablado tanto por teléfono
como en este período y, obviamente,
sobre la situación del Coronavirus.
Si esta necesidad de hablar la lleva-
mos al cine, desde sus comienzos,
este nos ha querido hablar de algo.
También en este presente el cine tie-
ne algo para decir, así que comen-
cé a buscar algunas películas, como
así también me comenzaron a llegar
algunos materiales para mi trabajo
como programador. Lo primero que
pude notar fue que todas las pelí-
culas que me llegaban transcurrían
antes de la pandemia, realizadas en
el 2018 o 2019 y que parecían retra-
tar otro mundo. Luego me llegaron
películas realizadas durante el aisla-
miento y esto me parece muy impor-
tante, porque hay un cine que está
empezando a reflexionar y a crear
imágenes sobre una situación donde
no había imágenes; solo las imáge-
nes mediáticas.
-En este momento la información, y
en particular las imágenes, abundan,
tanto que en la mayoría de los casos
parecieran contribuir a la confusión,
3. El Corredor Mediterráneo / Página 3
al embotamiento perceptivo. Hace
poco publicaste un libro titulado La
pasión de lo real, el documental o
la creación del mundo. ¿Qué pue-
de observar acerca del estado de las
imágenes en este contexto, el modo
en que circulan, el modo en que se
conectan con lo real?
-En cualquier situación de sobrea-
bundancia, el riesgo es de perderse.
Los mass media están producien-
do imágenes que son más o menos
siempre las mismas. También las
entrevistas a personajes que tienen
una biblioteca detrás es un cliché.
Si una persona no tiene una biblio-
teca, debe pintarla o comprar una
biblioteca de cartón para no sentirse
menos (risas). El cine puede trabajar
este flujo de imágenes como siempre
lo hizo, puede trabajar en un sentido
cinematográfico, es decir, tratar de
remontar, de reutilizar este archivo
fluido y móvil; y construir una mira-
da y un análisis; esto lo hace el cine
de archivo continuamente.
En otro sentido puede hacerse otro
tipo de pregunta, estoy pensando en
el cine de lo real, del documental
contemporáneo, porque por ejem-
plo, las películas que empiezo a ver
son muy interesantes ya que tratan
de responder a varias preguntas que
están surgiendo. La primera es la
imagen como testigo. Hay algunos
directores que empezaron a difundir
en la web convocatorias para que la
gente envíe vídeos sobre su testimo-
nio o envíe imágenes de la ciudad
tomadas desde su punto de vista.
Esos directores luego arman una pe-
lícula con varias de estas imágenes
y la idea sería de formar una mirada
colectiva e intensa, un testimonio,
un cuento colectivo sobre este perío-
do histórico que nos toca vivir. Este
hecho artístico, creo, es el primer
nivel del cine. Un segundo nivel es
el de trabajar sobre, por ejemplo, la
relación entre un “yo y el mundo”;
que siempre fue una necesidad para
el cine. No es algo nuevo, sino que
cambia de intensidad, cambia de ob-
jetivo. Recientemente el festival de
Salónica, en Grecia, que no se va a
hacer de forma presencial sino que
será una edición online, contactó a
varios directores que habían partici-
pado en algunas ediciones anteriores
del festival para producir con los ins-
trumentos que tenían en su casa una
película sobre el Coronavirus. Ese
proyecto que se llama “Especies de
espacios”, trae su nombre de un li-
bro de Georges Perec, donde él hace
como un mapa y una reflexión sobre
los espacios de su vida, empezando
por la hoja de papel en blanco donde
está escribiendo, hasta a la mesa, las
sillas, el living, la cama, etc. Enton-
ces se da una idea de filmar desde su
punto de vista; se nota que muchos
de esos pequeños cortos hablaban
de cómo filmar el mundo, hablan de
qué mundo me llega.
Hay una película, por ejemplo, de
Denis Côté, donde él filma desde
varias perspectivas el techo de su
propia casa. Él se encuentra en un
departamento ubicado en un edi-
ficio, filma desde la ventana un te-
cho lindante: todo está vacío. Filma
ángulos de la casa y al final enfoca
la televisión. Desde una perspectiva
bastante móvil, empiezan a llegar
imágenes de películas, por ejem-
plo, de “La aventura”, de Antonio-
ni, donde Jeannne Moreau grita “ya
está, ya está, no quiero más”, como
si el mundo estuviera vacío y no pu-
diera verlo más y nuestro refugio sea
el cine que me puede hacer hablar.
Otro ejemplo es Jia Zhang Ke, que
realiza una película maravillosa con
un smartphone, donde hay un direc-
tor de cine y un productor que se
encuentran (sin encontrarse verdade-
ramente, la ilusión se realiza a través
del montaje); al entrar a un lugar, le
miden la temperatura, no se dan la
mano sino que chocan el codo, res-
petan el distanciamiento, usan barbi-
jos, si tocan la tablet deben limpiarse
las manos, no le sirven un café, sino
que en el platito le dan un alcohol
en gel. Se parece a una situación su-
rrealista, cómica, me hizo acordar
mucho a “Playtime” de Jacques Tati.
Hacia el final de la película, los dos
personajes finalmente se sacan los
barbijos porque están tomando un
café, reconocemos que uno de ellos
es el mismo Jia Zhang Ke y mientras
están conversando sobre la próxima
película que van hacer, se sientan en
un microcine a ver una película. Las
imágenes que se proyectan son de
una cantidad impresionante de gente
que parece estar moviéndose al rit-
mo de una música. Suponemos que
están en un concierto. Así, lo que ve-
mos son dos personas distanciadas
viendo un mundo que no se puede
ver en la actualidad. Me interesó mu-
cho la relación con lo externo: entre
el interior y el exterior. Después po-
demos ver un tercer nivel que es un
nivel político, que está empezando,
por ejemplo una película que vi re-
cientemente de Stephan Coixet que
utiliza imágenes que está desarro-
llando una compañía de cámaras de
seguridad con termosensores; donde
mapean toda la ciudad, identifican
a las personas y pueden medirle la
temperatura corporal. Esas imágenes
parecen casi invertidas, como si fue-
ra el negativo, es decir, que el blanco
resulta negro y el oscuro resulta más
blanco. Entonces el director cuenta
una historia, que al mismo tiempo es
una reflexión, un diario, mostrando
esas imágenes que no sabemos qué
son (la película indica la proceden-
cia de las imágenes al final). Parece
que estamos mirando una pelícu-
la distópica, una película de cien-
cia ficción y paradójicamente no es
ciencia ficción sino algo totalmente
contemporáneo. Esos son, para mí,
los tres niveles en los que empieza a
moverse el cine: el nivel de testigo, la
reflexión interior- exterior y el nivel
político.
Ciclo Imágenes en cuestión (conver-
saciones en tiempos de pandemia)
https://www.youtube.com/watch?-
v=IMI-GBaiEEE&t=1071s
Transcripción: Mauro Serafino.
Edición: Juan Andrés Salinero.
El prestigioso crítico italiano de cine, profesor invitado desde 2016 en la
Universidad Nacional de las Artes de Buenos Aires y de la Universidad
de La Plata, es el personaje con quien se inicia el ciclo “Imágenes en
cuestión (Conversaciones en tiempos de Pandemia), organizado por la
Agencia Córdoba Cultura, Delegación Río Cuarto.
4. El Corredor Mediterráneo / Página 4
Con el paso de los años, y produc-
to de la relativa paz que se vivía en
la frontera, tras arduas negociacio-
nes, el 20 de diciembre de 1825,
los comisionados provinciales (de
Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires)
y algunos caciques, jefes de las tri-
bus que habitaban cerca de la línea
de fortines, reunidos en la Laguna
del Guanaco, situada treinta leguas
más arriba de las Salinas Grandes y
a más de cien de laVilla de la Con-
cepción, procederían, entonces, a
firmar unTratado de Paz.A través de
él las partes reconocían como úni-
co gobierno al soberano Congreso
(instalado desde diciembre de 1824
en Buenos Aires), que la paz debía
ser con todas las provincias, que sí
un cacique invadía una provincia
los demás caciques debían impedir-
lo, incluso con la fuerza, pues si no
las demás provincias le declaraban
la guerra. De todas maneras, no se
podían desguarnecer las fronteras y
se seguían con los obsequios. Tam-
poco podía continuar interrumpido
el proceso que intentaba poblar la
campaña (Lobos, 2011).
Previo a la firma de dicho Tratado,
el gobernador Bustos comunicaba
a Estanislao López, su par santafe-
sino, que: “(…) las relaciones de los
vecinos del Río Cuarto con los in-
dios no exceden de los lineamientos
contrastantes a fuerzas de costosas
especulaciones, con la desconfian-
za y el recelos de una y otra parte,
que acostumbran de treinta años a
esta fecha, que se hicieron las paces
(…)”(1). A su vez, Bustos también
alentaba a dos de los comisionados
representantes de las provincias, los
cuales provenían de la Villa de la
Concepción, a los buenos augurios
que produciría la firma del acuerdo
y la importancia de la acción que,
de concretarse, ellos llevarían a
cabo: “Querido Bargas: la comisión
que con ésta fha. encargo a V. será
muy oportuno se evaque (sic.) en
consorcio de Pedro Guerra, dado
que éste había servido en la iniciati-
va del negocio, no quisiera quitarle
su parte de gloria en la paz que se
espera concertar (…).”(2)
El problema de las levas y sus con-
secuencias se hicieron sentir desde
los primeros momentos del gobier-
no de Bustos, por lo que la reduc-
ción de las milicias a lo largo de
toda su etapa fue una constante,
implementada de modo paulatino.
Se reclutaban hombres recurriendo,
muchas veces, al envío de delin-
cuentes y vagos apresados por las
autoridades aprovechando el tránsi-
to de tropas de Mendoza al puerto
de Buenos Aires y viceversa. “Lue-
go se recurrió a los habitantes de la
región con lo que las autoridades
militares de allí tropezaron con no
pocas dificultades, muchas veces,
con la resistencia opuesta por las
autoridades locales que ven com-
prometida su subsistencia y la de
los estancieros al quitarles peones
y debilitar su poder defensivo (…)
El cabildo de la Villa de la Concep-
ción no tarda en hacer notar que las
múltiples atenciones del vecindario
(reclutamientos, auxilios, chasques,
indios, etc.) han determinado que
muchos hombres sólo alcancen a
trabajar dos días a la semana (…)
las zonas próximas a la frontera no
sólo son vulnerables a las incursio-
nes indígenas sino también al ingre-
so de fuerzas contrarias al gobierno
de turno, dando lugar a emigracio-
nes forzadas por las propias autori-
dades” (Lobos, 2011: 634-635).
El 21 de febrero de 1825, Juan
Bautista Bustos terminó su primer
mandato y, desde hacía tiempo, era
sabido que en la Legislatura no to-
dos estaban dispuestos a reelegirlo.
El 25 del mismo mes se procedió
a la elección de gobernador: se
votó tres veces dado que ninguno
de los candidatos más votados que
se habían presentado (Juan Bautista
Bustos y el coronel José Julián Mar-
tínez) llegó a obtener la mayoría re-
querida, según lo establecía el Re-
glamento. En función de todo ello,
y siguiendo a aquél, debía sortearse
entre ambos y al parecer con ayuda
resultó elegido Martínez, resolvién-
dose que jurara al día siguiente. In-
mediatamente entró a la Legislatura
un oficio de Bustos que adjuntan-
do representaciones de las juris-
dicciones de Río Segundo Abajo y
de Calamuchita, firmadas por los
comandantes militares y “vecinos”
de ambas, manifestaba que fuese
elegido él como gobernador y de-
claraba no reconocer a otra perso-
na. La Legislatura le informó que ya
se había hecho la elección y que le
correspondía mantener la tranquili-
dad pública (Segreti, 1973).
“Bustos, movilizó a su gente, que
recorriendo la ciudad exigía su re-
elección y denostaba a Martínez”
(Lobos, 2011: 50).
Bajo el argumento de los momentos
gravísimos que vivía la provincia, se
resolvió disolver la Legislatura, con-
ceder provisoriamente a Bustos la
suma del poder público y levantar
un acta de lo resuelto.
El 26 de febrero de 1825, Bustos
convocó, nuevamente, a la pro-
vincia a elegir electores para que
procedieran a escoger a los repre-
sentantes a la Legislatura. Reunidos
los electores el 30 de marzo y ante
el hecho de que todos ellos traían
JUAN BAUTISTA BUSTOS:
FEDERALISMO
Y AUTONOMISMO
CORDOBÉS* (3ª ENTREGA)
Por Martín A. Toselli
HISTORIA. Bicentenario del Primer Gobierno Constitucional de Córdoba
5. El Corredor Mediterráneo / Página 5
consigo el mandato para que Bus-
tos sea reelegido como gobernador,
se propone hacerlo extraordinaria-
mente, lo que se realizó jurando al
día siguiente.
El 4 de abril, se reinstaló la Legis-
latura y el doctor Learte mocionó
para que el cuerpo reeligiera for-
malmente a Bustos como goberna-
dor y capitán general, lo que no se
estimó necesario, pero sí que pres-
tara juramento ante dicho órgano
según lo establecía el Reglamento
Provisorio, así Juan Bautista Bustos
fue electo nuevamente gobernador
titular de Córdoba.
La jurisdicción de la Frontera Sur
tuvo participación en esos aconte-
cimientos, a través de su represen-
tante, electo a tal efecto, aunque no
sin cambios y algunas controver-
sias, que se generaron por la situa-
ción. No obstante, ante la reelec-
ción de Bustos, el representante de
esta jurisdicción se inclinó por esa
opción.
La Villa de la Concepción, por in-
termedio del comandante militar
de la Frontera Sur, Luis Ordoñez,
felicitó a través de una nota envia-
da al gobernador Bustos por haber
sido reelecto, considerando que
ello representaba la voluntad y los
sentimientos de la sociedad de toda
la provincia: “El comandante de
ésta Villa, por sí y a nombre de sus
oficiales, se felicitan con el mayor
placer porque ven en la persona de
V.E. al supremo Xeje de la Provincia
de Córdoba, que a su vez a estado
tan pronta a manifestarle su gratitud
pronunciada por la confesión le-
gislativa a impulsos del sentimien-
to público. Desde este momento
recibimos el honor de dirigir a V.E.
nuestras felicitaciones al considerar
que su glorioso nombre se presenta-
rá a la posteridad cómo primer ob-
jeto de su reconocimiento (…).”(3).
Además, con el paso del tiempo,
fue apareciendo la necesidad de
restañar las heridas que provocaron
las luchas de facciones vividas en
la provincia y que habían llevado el
destierro de algunos “vecinos”. El
21 de mayo de 1825, el doctor Juan
Manuel Bustos presentó a la legisla-
tura un proyecto de “ley de olvido”
que fue sancionada ese mismo día,
por el que se establecía el olvido y
amnistía general por los crímenes
políticos llamados “de opinión”,
con lo que podían regresar todos
los ciudadanos desterrados bajo la
garantía de la ley.
Sin embargo, para 1827 el estado
de conspiración contra el goberna-
dor Bustos era alentando desde el
norte provincial y desde Buenos
Aires. El complot en el sur de la
provincia, impulsó a que fuesen de-
tenidas y sumariadas dos personas
de la Villa de la Concepción con
supuesta activa participación en ta-
les acontecimientos, por confabular
contra el gobernador Bustos, reci-
biendo apoyo e influencias de Bue-
nos Aires. Algunos meses después
el gobierno provincial ordenaba al
comandante de la Villa a extremar
las medidas de control y seguridad
para impedir nuevas conjuras y el
abastecimiento, fundamentalmente
de armas, a los implicados en esas
actividades.
A su vez, el gobernador tuvo que
hacer frente a levantamientos en
otras partes del interior provincial,
nuevos malones indígenas en la
Frontera Sur y apoyar al gobierno
de San Luis sacudido por una revo-
lución.
Tras el triunfo de la revolución del
1º de septiembre de 1828 en Bue-
nos Aires, una de las primeras me-
didas del general Juan Galo Lavalle,
quien la encabezaba, fue mandar
a buscar al general José María Paz,
que aún se encontraba en la Banda
Oriental, para ofrecerle el Ministe-
rio de Guerra y Marina y designarlo
general en jefe del ejército unitario.
El 2 de enero de 1829, Paz se hizo
cargo de ambas funciones e, inme-
diatamente, preparó su cuerpo del
ejército para marchar al interior,
siendo su primera etapa Córdoba.
Era sabido que Paz se había ene-
mistado con Bustos y que aspiraba
a la gobernación de esa provincia.
“En aquellos años, Paz había aban-
donado su antigua filiación federal,
aunque las coincidencias con los
unitarios al mando de Lavalle y sus
aliados porteños no eran muchas”
(Ternavasio, 2009: 166).
El vertiginoso éxito obtenido por el
general Paz con fuerzas militares
tan reducidas sólo se explica por
la debilidad del bloque adversario.
Paz avanzó militarmente sobre Bus-
tos y obtuvo una victoria decisiva
en San Roque, en abril de 1829.
Esto condujo a Bustos a retirarse a
La Rioja y a buscar refugio en Qui-
roga, proporcionándole a Paz una
sólida base de operaciones, además
de la adhesión de las provincias de
Tucumán y Salta. “Con ellos con-
quista sin esfuerzo a Córdoba, don-
de conserva contactos importantes
(que vienen de los primeros años de
la década, cuando formó parte en
el partido montonero, hostil a Bus-
tos y a los antiguos directoriales con
él identificados)” (Halperín Donghi,
2007: 259).
En junio de 1829, Facundo Qui-
roga, quien aún dominaba el fren-
te andino, avanzó sobre Córdoba
con una fuerza de unos cinco mil
hombres. Pese a que el ejército co-
mandado por Paz se reducía a la
mitad de esos efectivos, el general
cordobés venció al riojano en La
Tablada. A comienzos de 1830,
Quiroga volvió a invadir Córdoba,
pero nuevamente resultó vencido
por las fuerzas de Paz en la batalla
de Oncativo (Ternavasio, 2009). En
esa batalla donde Bustos participó,
aparentemente como parte de la
oficialidad de Quiroga, ante el cual
había pedido refugio y apoyo que le
fueron concedidos, el ex-goberna-
dor de Córdoba resultó gravemente
herido, pero pudo escapar del com-
bate y refugiarse en la provincia de
Santa Fe, bajo la égida de Estanislao
López, quien lo protegió hasta su
muerte unos meses después, el 18
de septiembre de 1830.
Una de las principales consecuen-
cias del triunfo de Paz fue la cons-
titución de un bloque opositor en
todo el interior que, en nombre del
unitarismo, intentó erradicar a los
federales del conjunto del territo-
rio. En verdad, ambos bandos eran
sumamente heterogéneos: ni los
unitarios liderados por Paz tenían
fuertes coincidencias respecto de la
futura organización del país bajo un
régimen de unidad, ni menos aún
acordaban los federales en torno
al significado que le daban a éste
término. “(…) Frente a éste nuevo
mapa político, al general Paz no le
quedaban mayores alternativas que
buscar apoyos en las provincias del
interior para neutralizar el avance
de las fuerzas federales y consoli-
dar así su autoridad en Córdoba.
Se lanzó entonces a trascender la
esfera provincial, valiéndose de las
alianzas previas” (Ternavasio, 2009:
167).
Mientras tanto, en la ciudad capital
los apoyos con que contaba no se
limitaban a los sectores altos única-
mente, al igual que en la campaña
del norte provincial, que fue la base
de la disidencia federal cordobesa
entre 1815 y 1822, pero “(…) no
ocurre lo mismo con la del sur y el
este, mucho menos segura, ni con
el bloque de la sierra y Traslasierra,
que le es más decididamente hostil,
y comienza ya a formar montoneras
(…)” (Halperín Donghi, 2007: 259),
en las cuales muchos de sus secto-
res sociales más bajos apoyaban la
causa federal y al ex-gobernador
Bustos, y serán decididamente im-
prescindibles para el triunfo defi-
nitivo de los federales sobre Paz en
1831.
1. Oficio del Gobernador Bustos al de San-
ta Fe. A.H.P.C. 24/01/1824 - 28/10/1825.
2. Oficio del Gobernador Bustos a Pedro
Bargas. A.H.P.C. Gobierno. Caja Nª: 284.
3. Oficio del Comandante Ordoñez al Go-
bierno. A.H.P.C. 01/04/1825. Gobierno.
Caja Nº: 89.
*El presente artículo constituye
una síntesis del Trabajo Final de Li-
cenciatura (T.F.L.), presentado en
el año 2012 y dirigido por la Dra.
María R. Carbonari, para acceder
al título de Licenciado en Historia,
del Departamento de Historia, Fa-
cultad de Ciencias Humanas, Uni-
versidad Nacional de Río Cuarto.
6. El Corredor Mediterráneo / Página 6
¿QUÉ FUE
DE ANGELICA
KAUFFMANN??
Por Redacción ECM-AT
Angelica Kauffmann es una artista
de primera magnitud de la segunda
mitad del siglo XVIII, que desde niña
asombró por su especial talento para
la música y para la pintura. Sin em-
bargo y a pesar de haber sido una de
las dos mujeres que participaron en
la fundación de la RoyalAcademy de
Londres, en 1768, y de que muchas
de sus obras enriquecen las principa-
les pinacotecas del mundo y colec-
ciones privadas, su nombre apenas si
es recordado en el reducido círculo
de los historiadores del arte.
Angelica Kauffmann nació en pue-
blo suizo de Coira, en 1741, aunque
creció en la localidad austríaca de
Schwarzenberg, de donde era origi-
nariasumodestafamilia.Supadreera
un pintor menor que, sin embargo,
percibió el talento de su hija para la
pintura a muy temprana edad. Tam-
bién muy pronto, la niña demostró
una extraordinaria sensibilidad para
la música y facilidad para el apren-
dizaje de otros idiomas. Con apenas
doce años, Angelica ya era una artis-
ta reconocida entre nobles y obispos
austriacos, quienes no vacilaban en
encargarle sus retratos, y con trece
visitó Milán, donde su arte causó ver-
dadera sensación. Italia se convirtió
desde ese momento en un campo
propicio para Angelica y las socieda-
des de Bolonia,Venecia y Roma que-
daron cautivadas tanto por sus dotes
para la pintura como para la música.
Fue precisamente en Roma, en 1764,
donde el arqueólogo e historiador del
arte alemán, Johan Winckelmann, le
encargó un retrato y escribió a un
amigo destacando su belleza y sus
virtudes musicales. “Cantando puede
igualarse a nuestros mejores virtuo-
sos”, afirmó Winckelmann.
Poco tiempo después, durante una
estancia en Venecia, donde igual-
mente gozaba de gran considera-
ción, Angelia conoció a Lady Wen-
tworth, esposa del embajador inglés,
quien no dudó en invitarla a Londres
y abrirle las puertas de la alta socie-
dad, incluida la familia real. Aquí su
primer retrato fue el del más popular
actor y dramaturgo inglés del siglo
XVIII, David Garrick. Pero sería el
celebrado e influyente pintor Joshua
Reynolds, quien se convirtió en su
más prestigioso mentor y el garante
que le permitió afianzar su carrera.
El estrecho y admirativo vínculo entre
Kauffmann y Reynolds dio lugar a un
interesante diálogo artístico, que se
plasmó en los retratos que ambos se
hicieron y en variaciones temáticas
de unos y otros. Asimismo, cuando
Angelica Kauffmann fue víctima de
una estafa a través de su boda con un
falso conde ruso, Joshua Reynolds no
dudó en acudir en su apoyo para des-
hacer el matrimonio.
En 1768, los arquitectos Sir William
Chambers y James Paine libraron una
encarnizada disputa por el control de
la Sociedad de Artistas, que se resol-
vió a favor de Paine, Sin embargo, la
comunidad artística quedó dividida
y Chambers promovió, merced a su
relación con el rey Jorge III, la crea-
ción de la Royal Academy of Arts, de
la que Joshua Reynolds fue su primer
presidente. Entre los cuarenta miem-
bros fundadores había dos artistas
mujeres, Angelica Kauffmann y Mary
Moser.
La relación de Kauffmann y Rey-
nolds, dieciocho años mayor que
ella, siempre estuvo en el foco de
la maledicencia y no fueron pocos
quienes achacaron a ella su entrada
en la Royal Academy. Pero el talento
de la pintora acabó imponiéndose y
presentando obras de extraordina-
ria calidad, como son, entre otras,
“Ariadna abandonada por Teseo” o
“Leonardo expirando en los brazos
de Francisco I”. J.M.W. Turner, dis-
cípulo de Reynolds y luego uno de
los pintores más famosos del Reino
Unido, se ufanaba de tener obras de
Angelica Kauffman en su colección.
Como todo artista consciente de su
talento, Angelica Kauffmann era am-
biciosa y no se limitaba a la factura
de retratos a los que era aficionada la
sociedad inglesa, sino que también
deseaba abrir el horizonte de la pin-
tura histórica y alegórica. Es así que,
viendo que esta temática no rendía
los frutos previstos, después de quin-
ce años de estancia en Londres, deci-
dió instalarse en Roma.
En la capital italiana, Angelica Kau-
ffmann logró mantener su prestigio
y ampliar su clientela, sumando en
ella a Catalina la Grande, la sobera-
na rusa, y entrar por su reconocido
talento en la Accademia di San Luca.
En el círculo de amistades del conti-
nente figuraban los más importantes
artistas, intelectuales y poetas, entre
éstos el alemán Johan Wolfgang von
Goethe, quien en su “Viaje italiano”
escribió “ella trabaja más duro que
cualquier otro artista que conozca,
pero ella es impaciente y siempre
quiere más”.
Angelica Kauffmann murió en Roma,
el5denoviembrede1807.Elcélebre
escultor italianoAntonio Canova, a la
sazón presidente de la Accademia di
San Luca, le organizó un extraordi-
nario funeral, al que asistieron todos
sus miembros, eclesiásticos y nobles
señores y se portaron en procesión
dos de sus mejores obras, un busto
suyo colocado junto al de Rafael en
el Panteón. Angelica Kauffmann fue
enterrada en Sant’Andrea delle Fratte.
Muchas de las obras de la gran pinto-
ra se encuentran en las grandes pina-
cotecas del mundo, como el Hermi-
tage de San Petersburgo, El Prado de
Madrid. la Galeria degli Uffizi de Flo-
rencia, Tate Gallery de Londres, etc.
Su último cuadro fue “Religion atten-
ded by virtues”, una alegoría que pre-
tendía ser su obra maestra, pero de la
que no se tienen fotografías ni nada
se sabe después de haber sido cedi-
da por su primer propietario al British
Museum, el cual la pasó a la Natio-
nal Gallery y luego a la Tate Gallery,
la cual ha iniciado su búsqueda. De
acuerdo con algunos documentos la
obra fue enviada en 1913 a Plymou-
th para su exhibición y de allí deam-
buló por varios museos perdiéndose
en 1941, según algunos historiadores
destruida durante los bombardeos de
la Segunda Guerra Mundial.
La suerte del cuadro es indicativa
además de la poca importancia que
suscitaba por esa época la figura de
Angelica Kauffmann, una de las artis-
tas más talentosas del siglo XVIII.
HISTORIA DEL ARTE
7. El Corredor Mediterráneo / Página 7
HASTA QUE
NADA QUEDE.
POESÍA REUNIDA 1978-2019.
de JoséAntonio
Martínez Muñoz
Oiré el desorden de la noche hun-
diéndose.
Carlos Sahagún
Que la noche es territorio de pla-
ceres y hundimientos nos lo dicen
la historia de la poesía y la íntima
de cualquier persona, cuanto más
un poeta. La noche es humo, ruido,
alcohol, búsqueda de otro cuerpo,
la salida de incendios por la que
huir de la quema. La noche es ri-
sas, amistad en vena, vacío que se
expande hasta colonizar las almas.
Y es también pérdida, hastío e insa-
tisfacción cuya banda sonora mata
suavemente: sonriendo y pesta-
ñeando vivamente: en la manos ji-
rones de piel arte y soltería, alcohol:
zigin’ & zagin’: mambo o rythm &
blues: ):
José A Martínez Muñoz desordena
sus noches con una amplia cultu-
ra literaria y musical, fruto de toda
una vida dedicada a cultivarla y
promocionarla en programas radio-
fónicos de larga trayectoria. Muer-
den su aprendizaje la carcoma de
la curiosidad y el afán de probarlo
todo, de correr todos los riesgos, de
nadar a contracorriente. Aun así, a
lo largo de 40 años de coqueteo
con distintas estéticas ha logrado
que ninguna de ellas suene impos-
tada, sino como evolución natural
de una creatividad reacia al acomo-
do, de una mente hiperactiva que,
como dice el poeta León Molina en
el prólogo, pertenece a un hombre
de respeto porque decide ser libre.
Un hombre de resonancias clásicas
porque decide abrir la puerta de
la jaula a sus poemas. Porque este
poeta nunca escoge la opción fácil,
las lecturas predigeridas, el camino
trillado de la poesía de usar y olvi-
dar, como no podía ser de otra ma-
nera en un adicto a Homero, Dan-
te, Pessoa, Eliot o Vallejo, que lo
vacunaron sin dolor contra cantos
de sirenas oportunistas, reclamos
de almas infernales o devaneos de
personalidad que diluyan la propia.
La firmeza de su voz la muestra
la presencia de un hilo conductor
cuya elasticidad se pone a prueba a
lo largo de una obra extensa y dila-
tada en el tiempo. Desde el primer
libro, moanin (some blues) hasta
los apuntes inéditos de fragmenta,
oscurana y sofoclea podemos ad-
vertir, entre abundantes tanteos ex-
presivos, los evidentes nexos forma-
les y temáticos. Entre estos últimos
destacaría su concepción de la vida
humana como música, como viaje
y como espejismo desde el que se
produce la disolución del yo.
El primero se aprecia tanto en los
títulos como en las citas que imbri-
can a poetas y músicos, rítmos y
versos: (: suena un blues mientras
la cerveza ahoga a la cerveza y las
palabras a las palabras, mas no so-
naba I can’t quit you baby ni she’ll
stay just one more day, el blues aho-
ga al blues:).
El segundo se encarna en “nadie”,
navegante de un mar vinoso y cruel,
prisionero del laberinto de la exis-
tencia y poblador de sus silencios,
el mortal que se atreve a transitar
los círculos del Infierno e interrogar
a las almas penitentes: los hombres
son naufragios / cuyos rostros flotan
en el bajío / aves en vuelo al ocaso
/ gotas que mojan el cristal llovido
/ y dejan apenas unas huellas / un
poco de olvido.
Este trasiego vital no procura res-
puestas, al contrario, cada vez ero-
siona más las primitivas preguntas,
que necesitan sustentarse en pala-
bras y rastros de Celan, Rimbaud,
Lautréamont y Pessoa entre mu-
chos, innumerables otros.
Lo que podría haberse construido
en moldes clásicos presenta, sin
embargo, tanto un evidente afán
de trasgredir y alterar la comodidad
rítmica y conceptual como de evi-
denciar la insuficiencia del lengua-
je para dar nombre a lo que existe
y, más aún, a lo que no existe pero
se vislumbra bajo la niebla del de-
seo. Así, junto a silvas como las de
silva del alba maleva o estásimos de
la tragedia griega en sofoclea, en-
contramos poemas y libros enteros
donde el poeta disloca la sintaxis,
la mutila, la omite; donde elimina
las mayúsculas, los límites, los so-
brepasa; juega con los signos de
puntuación o borra el verbo con
tachaduras espesas y crispadas que
nos hunden en el tercer núcleo te-
mático: Nadie ya no es solo una fi-
gura que se disuelve, sino que pier-
de lenguaje, camina hacia el feraz
silencio de un viaje al interior de
la conciencia cuyo éxito es incier-
to: :porque alguien tiene que morir
para que nazca el poema.
Toda vida suele alternar torrentes
de vértigo con océanos de la tran-
quilidad, diferentes estímulos, pa-
radas en seco, momentos de cele-
bración o de añoranza.Y una “obra
reunida” durante 40 años (las en-
trañas de las aves / auguraban una
navegación larga) no puede dejar
de mostrar ese enjambre de voces
y de ecos que nos entrega el placer
de leer poesía en estado puro, en
íntima fusión de lenguaje y trascen-
dencia.
Pilar Blanco
Chamán Ediciones.
Albacete, 2019.
8. El Corredor Mediterráneo / Página 8
RECUERDOS
DEL CONFIN
Por Jorge Sarraute
Hoy es 24 de marzo, un nefasto día que muchos argentinos recordamos con dolor y
rabia. Recordamos, cada 24 de marzo especialmente recordamos. Se da la circuns-
tancia de este confinamiento que nos impide asistir a los actos que normalmente se
hacen para unirnos en este dolor, así cada uno en su casa recordará a todos aquellos
que sufrieron el peso de la política de terror de estado dictada por el gran hermano
de norte para casi toda Sudamérica, y que los obsecuentes esbirros nacionales se
encargaron de poner en práctica convirtiéndose en los verdugos más sanguinarios,
indignos e inhumanos, no hubo bajeza humana que no traspasaran. Recordamos y
recordaremos.
Sin embargo los pueblos renacen y sobreviven a las calamidades más terribles que
podamos imaginar. Es nuestro triunfo, siempre estamos ahí y estaremos, sobrevivien-
do, luchando por lo que creemos justo y cantando. Nos pueden hacer sufrir derrotas a
veces, pero seguimos. Ahora nos toca vivir esta plaga del coronavirus y sabemos que
mañana nos volveremos a encontrar bajo el sol para abrazarnos como antes, quizás
con más fuerza porque esta reclusión forzada nos ayuda a ver en que medida somos
simplemente personas, personas que se necesitan, con un destino común, viajando
por el espacio en este pequeño y enfermo planeta, más allá de razas u orígenes,
parlas, banderas, religiones o sexos, simples personas en un mundo globalizado, sin
fronteras absurdas o mezquinas que mafias financieras, enfermedades, terremotos o
tormentas no reconocen. Los invito a cantar juntos hoy, cada uno como pueda y don-
de pueda, esta canción que adquiere un especial sentido este martes 24 de marzo.
“Cantando al sol, como la Cigarra, después de un año bajo la tierra.”*
8 de abril. Detrás de la ventana es miércoles y canta la naturaleza. La venganza de
Pacha Mama fue completa: eligió la primavera, cuando la vida florece, para mostrar-
nos la fragilidad y la estupidez que nos caracteriza como especie.Y aquí dentro solo
florecen los recuerdos.
Mi viejo era marino. Nunca sabré que luz se le encendió a ese pueblerino de tierra
adentro, nacido a 400 km en línea recta de la costa más cercana a principios de los
20, a decidir que su vida transcurriría en el mar. Un mar que nunca había visto. Y si
en mi adolescencia ya era difícil imaginar la vida más allá de la ruta, ventipico años
antes, a finales de los años 30 mucho debió ahogarle el enorme cielo de la pampa
para abandonarla para siempre.
Ahí se fue con 16 añitos a estudiar mecánica naval en lo que después fue la maldita
Escuela de Mecánica de la Armada de Buenos Aires, hoy museo de los horrores de lo
más abyecto que puede haber en la condición humana. Y ahí se pasó la vida, en la
panza de los barcos, cuidando esos enormes motores diesel, entre el calor y el ruido
ensordecedor que tapa al de las olas cuando rompen contra el casco.
Cuando nací no estaba, según contó mi madre, vaya a saber dónde andaría nave-
gando. Cuando nació mi hermano, en el 47, estaba en Inglaterra, había ido a buscar
un Liberty y tardó meses en regresar. El Liberty era un tipo de barco de carga que
los norteamericanos fabricaron durante la segunda guerra de a miles para los enor-
mes convoyes que iban a Europa transportando pertrechos para la tropa. Eran buques
pensados para no durar demasiado, hasta llegar a Inglaterra, al Mediterráneo o a las
islas del Pacífico, si tenían suerte de no ser hundidos por los submarinos japoneses o
alemanes antes.
Al final de la guerra quedaron diseminados en puertos del mundo miles de Libertys.
Perón asume en el 45. Consciente de la necesidad de tener una flota naviera nacional
que le permitiera asegurar el abastecimiento de materias primas y suministros para
su proyecto de independencia económica, decide aumentar por tres el número de
barcos y capacidad de transporte. Compra un buen número de aquellos Libertys que
son llevados a Inglaterra donde se les reforzó el casco y se mejoraron los motores.
A mi viejo le tocó supervisar parte de este trabajo y después venir en uno de estos
buques ya remozados. Después siguió navegando, no paraba en casa por mucho
tiempo, diez o quince días, el tiempo que duraba la descarga y la carga para el nuevo
viaje, salíamos a la puerta ya sin palabras y lo veía con su maleta, caminando rumbo
a la estación de tren.
Entrábamos y no se hablaba. El buque hacía rutas que le llevaban a estar meses fuera,
llevando todo tipo de mercaderías de un puerto a otro entre América y Europa. Re-
cuerdo las cartas timbradas en Baltimore, Amberes, Rotterdam, Lima, Panamá, San
Francisco, Lisboa, incluso Barcelona, quien iba a pensar... Hasta no hace mucho ha-
bía frente al Moll de la Fusta, en el balcón de un edificio, un cartel envejecido que
ponía ELMA, que debió estar la oficina de la Empresa Lineas Maritimas Argentinas.
La flota argentina llegó a ser de las grandes sino también de las más modernas del
mundo en aquellos años.
A partir del golpe militar del 55 contra Perón comenzó un proceso de desmantela-
miento del país, y de su flota, claro. Ante la resistencia obrera se militarizó la empresa,
se aplicó la ley marcial, los obreros trataron de defender su puesto de trabajo, termi-
naron en varias cárceles, incluso en la de Ushuaia.
En el 97 ya no quedaban barcos y desapareció ELMA y toda marina mercante del país.
Aplicaron el sistema típico: se privatiza diciendo que lo privado es mejor, después se
desmantela y se vende para repartir el fruto del expolio entre unos pocos. Fin de la so-
beranía. Mi viejo, por suerte, ya se había jubilado y se fue a vivir con la que entonces
era su mujer a Mar del Plata, allí lo vimos una tarde caminando por la costa mirando
mar adentro. Mi viejo, Pepe, Peti, el Vasco para sus compañeros, creía en la reencar-
nación. Cuando sabíamos los dos que el cáncer no lo soltaría, en una de esas largas
charlas que me di el lujo de tener con él (también tuvimos grandes silencios) me dijo
“ en la próxima vida me gustaría volver ser marino”.
No se si ese cuerpo donde se habrá reencarnado está ahora mismo navegando.Ya no
hay marina mercante. Tal vez en otro país. Muchos de aquellos Libertys fueron bau-
tizados con nombres de ríos argentinos, al Rio Salado, uno de los barcos donde pasó
años, lo vimos una tarde, al principio de los 90, mientras caminábamos con Montse
por lo que hoy es Puerto Madero, en un dique, oxidado, esperando el desguace.
De eso va este tango, Nieblas del Riachuelo, de Cobián y letra de Cadícamo. En la
boca de Riachuelo, donde ahora van los turistas a pasear por la calle Caminito, es-
tuvo durante años el cementerio de barcos, allí, semihundidos, ladeados esqueletos
oxidados, esperaban el fin. “Turbio fondeadero donde van a recalar, barcos que en el
muelle para siempre han de quedar.”
La Columna