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 Mezcla de tradición y modernidad, originada por la pasión de la
  literatura clásica (Manrique, Garcilaso, Fray Luis de León, San
  Juan de la Cruz…), tanto culta como popular (Cancionero y
  Romancero) y por el influjo de los «ismos», corriente que se
  observa en libros de algunos de estos poetas (Manual de espumas
  (1924), de Gerardo Diego; Sobre los ángeles (1928), de Rafael
  Alberti; o Poeta en Nueva York (1930), de Federico García Lorca.
  Toman del Surrealismo:
    Irracionalismo: lo onírico, lo ilógico.
    Posibilidad de expresar conflictos íntimos.
    Libertad formal.
    Asociaciones subjetivas: metáforas
 Abundante utilización de la imagen y la metáfora, con el fin de
  crear un mundo sugerente separado de la realidad cotidiana.
 Contactos en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Allí conocen al
    cineasta Luis Buñuel y al pintor Salvador Dalí.




                  Pájaro putrefacto (Dalí)
(en la siguiente diapositiva explico qué significa para el grupo
el adjetivo «putrefacto»)

                                                                   Composición surrealista con
                                                                   figuras invisibles (Dalí)
 Innovación métrica, mediante el uso del verso libre y el versículo
  (**) junto a estrofas tradicionales como el soneto, el romance, la
  seguidilla, etc. Ejemplo del uso del versículo en un poema de
  Luis Cernuda ;-)

  El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida
  En esa casa 8 Great College Street, Camden Town, Londres,
  Adonde en una habitación Rimbaud y Verlaine, rara pareja,
 Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron,
 Durante algunas breves semanas tormentosas.
 Al acto inaugural asistieron sin duda embajador y alcalde,
 Todos aquellos que fueran enemigos de Verlaine y Rimbaud cuando
                                                              [vivían.
(**)
La métrica tradicional se basa en el cómputo de sílabas,
en la distribución de los acentos y en las rimas como
medios para crear el ritmo (es decir, reiteración de
elementos fónicos)
Verso libre, versículo: crean otras formas de conseguir
ese ritmo:
• La medida de los versos y las pausas son variables.
• Los acentos no aparecen con regularidad.
• Reiteración de palabras, esquemas sintácticos       en
  paralelismos (revisad las figuras retóricas)
 Utilizaban mucho el término «putrefacto», con el que se referían
  a lo convencional y con el que expresaban su espíritu
  desenfadado y provocador.
 En la Residencia, se entretenían en realizar «Anaglifos», poemas
  compuestos por tres versos, el segundo de los cuales siempre
  debía ser «gallina», y el tercero no tener ninguna relación con el
  primero. Ejemplo (que recuerda Alberti):

  El té, el té,
  la gallina
  y el Teotocópuli.



                         Dalí, Moreno Villa, Buñuel, García Lorca, Rubio Sacristán
 Toma de partido con distinta intensidad. Poetas de
    «urgencia»: Primer romancero de la Guerra Civil (1936) y
    Romancero general de la Guerra de España (1937).
   Búsqueda de la perfección formal.
   Variedad de temas, echando mano de temas vanguardistas
    (la técnica, lo moderno) y de temas tradicionales (el amor,
    la muerte, el paisaje, la soledad, etc.)
   Influencia de Bécquer en la primera etapa de estos poetas.
   Posteriormente, influencia de JRJ y su «poesía pura» (¡ese
    concepto tan difícil!...). Dice León Felipe:
Deshaced este verso.
Quitadle los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso
será la poesía.

Frente a esta «poesía pura», Pablo Neruda (poeta chileno que
llega a Madrid en 1934, funda la revista Caballo verde para la
poesía y toma contacto con el grupo) alimentará la idea de
«poesía impura»: la que está en contacto con las
circunstancias humanas y sociales concretas.
 Podemos identificar, entonces, tres periodos en la evolución de
  estos poetas (teniendo siempre en cuenta las peculiaridades de
  cada uno):
    Periodo anterior a la Guerra Civil (años 20), clásico, temas y
     metros tradicionales.
    Guerra Civil: poesía «de urgencia». Toman partido a través de
     su poesía. Metros populares, poesía combativa.
    Tras la Guerra Civil: verso libre, versículo, temas de la realidad
     (el exilio, la tierra…)


Vamos a ver algunos ejemplos de su poesía (el orden de
los poetas es alfabético)
 DÁMASO ALONSO (1898-1990) (es el «crítico literario» de la
    Generación. Como autor lo veremos en la Generación de
    postguerra)
   RAFAEL ALBERTI (1902-1999)
   VICENTE ALEIXANDRE (1898-1984)
   LUIS CERNUDA (1902-1963)
   GERARDO DIEGO (1896-1987)
   FEDERICO GARCÍA LORCA(1898-1936)
   JORGE GUILLÉN (1893-1984)
   PEDRO SALINAS (1891-1951)
   MIGUEL HERNÁNDEZ (1910-1942) (por edad no le
    correspondería, pero sus amistades e influencias están en este
    grupo. Dámaso Alonso dijo que era «genial epígono» de la
    Generación)
¡No pruebes tú los licores!
¡Tú no bebas!

¡Marineros bebedores,
los de las obras del puerto,
que él no beba!

¡Que él no beba, pescadores!
¡Siempre sus ojos abiertos,
siempre sus labios despiertos
a la mar, no a los licores

¡Que él no beba!
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños la marejada
me tira del corazón;
se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá? Gimiendo por ver el mar,
un marinerito en tierra
iza al aire este lamento:
¡Ay mi blusa marinera;
siempre me la inflaba el viento
al divisar la escollera!
Ese ángel,                                  No en las calles, en todo,
ese que niega el limbo de su fotografía     indiferente, necio,
y hace pájaro muerto                        me lo encuentro.
su mano.
                                            ¡El ángel tonto!
Ese ángel que teme que le pidan las alas,
que le besen el pico,                       ¡Si será de la tierra!
seriamente,                                 —Sí, de la tierra sólo.
sin contrato.

Si es del cielo y tan tonto,
¿por qué en la tierra? Dime.
Decidme.
UN FANTASMA RECORRE EUROPA…
…Y las viejas familias cierran las ventanas,
afianzan las puertas,
y el padre corre a oscuras a los Bancos
y el pulso se le para en la Bolsa
y sueña por la noche con hogueras,
con ganados ardiendo,
que en vez de trigos tiene llamas,           Rafael Alberti y Mª Teresa León
en vez de granos, chispas,
cajas,
cajas de hierro llenas de pavesas.
¿Dónde estás,
dónde estás?
Los campesinos pasan pisando nuestra sangre.
¿Qué es esto?
—Cerremos,
cerremos pronto las fronteras.
Vedlo avanzar de prisa en el viento del Este,
de las estepas rojas del hambre.
Que su voz no la oigan los obreros,
que su silbido no penetre en las fábricas,
que no divisen su hoz alzada los hombres de los campos.
¡Detenedle!
Porque salta los mares,
recorriendo toda la geografía,
porque se esconde en las bodegas de los barcos
y habla a los fogoneros
y los saca tiznados a cubierta,
y hace que el odio y la miseria se subleven
y se levanten las tripulaciones.
¡Cerrad,
cerrad las cárceles!
Su voz se estrellará contra los muros.
¿Qué es esto?

—Pero nosotros lo seguimos,
lo hacemos descender del viento Este que lo trae,
le preguntamos por las estepas rojas de la paz y del triunfo,
lo sentamos a la mesa del campesino pobre,
presentándolo al dueño de la fábrica,
haciéndolo presidir las huelgas y manifestaciones,
hablar con los soldados y los marineros,
ver en las oficinas a los pequeños empleados
y alzar el puño a gritos en los Parlamentos del oro y de la sangre.
Un fantasma recorre Europa,
el mundo.
Nosotros
lo llamamos camarada.
Se ha de ver en tus manos el viento,   y tómate en él
anclado en tus dedos,                  y viérteme el cuerpo,
alzarse y prenderte.
De llama en tu pelo                    antes que mi frente,
—crepúsculo—,                          tú y el viento lejos,
se enrosca a mi cuerpo                 sea sólo roce,
y se yergue                            memoria del viento.
hecho cinta y reflejo,
de cobre en tus ojos,
de carne en mis dedos.
Si te das al viento,
date toda hecha
viento contra viento,
Eres hermosa como la piedra,
oh difunta;
oh viva, oh viva; eres dichosa como la nave.
Esta orquesta que agita
mis cuidados como una negligencia,
como un elegante biendecir de buen tono,
ignora el vello de los pubis,
ignora la risa que sale del esternón como una gran batuta.

Unas olas de afrecho,
un poco de serrín en los ojos,
o si acaso en las sienes,
o acaso adornando las cabelleras;
unas faldas largas hechas de colas de cocodrilos;
unas lenguas o unas sonrisas hechas con caparazones de cangrejos.
Todo lo que está suficientemente visto
no puede sorprender a nadie.

Las damas aguardan su momento sentadas sobre una lágrima,
disimulando la humedad a fuerza de abanico insistente.
Y los caballeros abandonados de sus traseros
quieren atraer todas las miradas a la fuerza hacia sus bigotes.
Pero el vals ha llegado.
Es una playa sin ondas,
es un entrechocar de conchas, de tacones, de espumas o de
                                         [dentaduras postizas.
Es todo lo revuelto que arriba.
Pechos exuberantes en bandeja en los brazos,
dulces tartas caídas sobre los hombros llorosos,
una languidez que revierte,
un beso sorprendido en el instante que se hacía «cabello
                                              [de ángel»,
un dulce «sí» de cristal pintado de verde.

Un polvillo de azúcar sobre las frentes
de una blancura cándida a las palabras limadas,
y las manos se acortan más redondeadas que nunca,
mientras fruncen los vestidos hechos de esparto querido.
Las cabezas son nubes, la música es una larga goma,
las colas de plomo casi vuelan, y el estrépito
se ha convertido en los corazones en oleadas de sangre,
en un licor, si blanco, que sabe a memoria o a cita.

Adiós, adiós, esmeralda, amatista o misterio;
adiós, como una bola enorme ha llegado el instante,
el preciso momento de la desnudez cabeza abajo,
cuando los vellos van a pinchar los labios obscenos que saben.

Es el instante, el momento de decir la palabra que estalla,
el momento en que los vestidos se convertirán en aves,
las ventanas en gritos,
las luces en ¡socorro!
y ese beso que estaba (en el rincón) entre dos bocas
se convertirá en una espina
que dispensará la muerte diciendo:
Yo os amo.
Se querían.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,
labios saliendo de la noche dura,
labios partidos, sangre, ¿sangre dónde?
Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz.

Se querían como las flores a las espinas hondas,
a esa amorosa gema del amarillo nuevo,
cuando los rostros giran melancólicamente,
giralunas que brillan recibiendo aquel besos.
Se querían de noche, cuando los perros hondos
laten bajo la tierra y los valles se estiran
como lomos arcaicos que se sienten repasados:
caricia, seda, mano, luna que llega y toca.

Se querían de amor entre la madrugada,
entre las duras piedras cerradas de la noche,
duras como los cuerpos helados por las horas,
duras como los besos de diente a diente solo.

Se querían de día, playa que va creciendo,
ondas que por los pies acarician los muslos,
cuerpos que se levantan de la tierra y flotando…
Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
Mediodía perfecto, se querían tan íntimos,
mar altísimo y joven, intimidad extensa,
soledad de lo vivo, horizontes remotos
ligados como cuerpos en soledad cantando.

Amando, Se querían como la luna lñucida,
como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida,
donde los peces rojos van y vienen sin música.

Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios,
ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas,
mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal,
metal, música, labio, silencio, vegetal,
mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.
Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo,
sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido,
llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado.

No es bueno
quedarse en la orilla
como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente
                                                [imitar a la roca.
Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha
de fluir y perderse,
encontrándose en el movimiento con el que el gran corazón de los
                                           [hombres palpita extendido.
Como ése que vive ahí, ignoro en qué piso,
y le he visto bajar por unas escaleras
y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse.
La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto corazón afluido.
Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe,
                                                [con temeroso denuedo,
con silenciosa humildad, allí él también
transcurría.

Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.
Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,
un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,
su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.
Y era el serpear que se movía
como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,
pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.
Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse.
Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,
con los ojos extraños y la interrogación en la boca,
quisieras algo preguntar a tu imagen,


no te busques en el espejo,
en un extinto diálogo en que no te oyes.
Baja, baja despacio y búscate entre los otros.
Allí están todos, y tú entre ellos.
Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.
Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo
                                                                   [al agua,
introduce primero sus pies en la espuma,
y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide.
Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía.
Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega
                                                                 [completo.
Y allí fuerte se reconoce, y crece y se lanza,
y avanza y levanta espumas, y salta y confía,
y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven.

Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza.
Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo.
¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latir
para ser él también el unánime corazón que le alcanza!
 Luis Cernuda agrupó todos sus libros de poesía bajo un título
  único: La realidad y el deseo. Esta obra incluye los siguientes
  títulos:
    Perfil del aire (1924-1927)
    Égloga, elegía, oda (1927-1929)
    Un río, un amor (1929)
    Los placeres prohibidos (1931)
    Donde habite el olvido (1932-1933)
    Invocaciones (1934-1935)
    Las nubes (1937-1940)
    Como quien espera el alba (1941-1944)
    Vivir sin estar viviendo (1944-1949)
    Con las horas contadas (1950-1956)
    Desolación de la quimera (1956-1962)
El amor mueve al mundo,     La palabra esperada
Que descansa perdido        Ilumina los ámbitos;
A la mirada. Y esta         Un nuevo amor resurge
Ternura sin servicio.       Al sentido postrado.

Ya las luces emprenden      Olvidados los sueños
El cotidiano éxodo          Los aires se los llevan.
Por las calles, dejando     Reposo. Convertida
Su espacio solo y quieto.   La ternura se deja.

Y el ángel aparece;
En un portal se oculta.
Un soneto buscaba
Perdido entre sus plumas
Como el viento a lo largo de la noche,     Como él mismo extranjero
Amor en pena o cuerpo solitario,           Como el viento huye lejos.
Toca en vano a los vidrios,                Y sin embargo vine como luz.
Sollozando abandona las esquinas;

O como a veces marcha en la tormenta,
Gritando locamente,
Con angustias de insomnio
Mientras gira la lluvia delicada;

Sí, como el viento que al que un alba le revela
Su tristeza errabunda por la tierra,
Su tristeza sin llanto,
Su fuga sin objeto;
Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos,
Como nace un deseo sobre torres de espanto,
Amenazadores barrotes, hiel descolorida,
Noche petrificada a fuerza de puños,
Ante todos, incluso el más rebelde,
Apto solamente en la vida sin muros.

Corazas infranqueables, lanzas o puñales,
Todo es bueno si deforma un cuerpo;
Tu deseo es beber esas hojas lascivas
O dormir en ese agua acariciadora.
No importa;
Ya declaran tu espíritu impuro.
No importa la pureza, los dones que un destino
Levantó hacia las aves con manos imperecederas;
No importa la juventud, sueño más que hombre,
La sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad
De un régimen caído.

Placeres prohibidos, planetas terrenales,
Miembros de mármol con sabor de estío,
Juego de esponjas abandonadas por el mar,
Flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre.

Soledades altivas, coronas derribadas,
Libertades memorables, manto de juventudes;
Quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua,
Es vil como un rey, como sombra de rey
Arrastrándose a los pies de la tierra
Para conseguir un trozo de vida.
No sabía los límites impuestos,
Límites de metal o papel,
Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta,
Adonde no llegan realidades vacías,
Leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos.

Extender entonces la mano
Es hallar una montaña que prohíbe,
Un bosque impenetrable que niega,
Un mar que traga adolescentes rebeldes.

Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte,
Ávidos dientes sin carne todavía,
Amenazan abriendo sus torrentes,
De otro lado vosotros, placeres prohibidos,
Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita,
Tendéis en una mano el misterio.
Sabor que ninguna amargura corrompe,
Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan.
Abajo, estatuas anónimas,
Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla;
Una chispa de aquellos placeres
Brilla en la hora vengativa.
Su fulgor puede destruir vuestro mundo.
Luis Cernuda y Serafín Ferro
Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
en mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
No me queréis, lo sé, y que os molesta
Cuanto escribo. ¿Os molesta? Os ofende.
¿Culpa mía tal vez o es de vosotros?
Porque no es la persona y su leyenda
Lo que ahí, allegados a mí, atrás os vuelve.
Mozo, bien mozo era, cuando no había brotado
Leyenda alguna, caísteis sobre un libro
Primerizo lo mismo que su autor: yo, mi primer libro.
Algo os ofende, porque sí, en el hombre y su tarea.

¿Mi leyenda dije? Tristes cuentos
Inventados de mí por cuatro amigos
(¿Amigos?), que jamás quisisteis
Ni ocasión buscasteis de ver si acomodaban
A la persona misma así traspuesta.
Mas vuestra mala fe los ha aceptado.
Hecha está la leyenda, y vosotros, de mí desconocidos,
Respecto al ser que encubre mintiendo doblemente,
sin otro escrúpulo, a vuestra vez la propaláis.

Contra vosotros y esa vuestra ignorancia voluntaria,
Vivo aún, sé y puedo, si así quiero, defenderme.
Pero aguardáis al día cuando ya no me encuentre
Aquí. Y entonces la ignorancia,
La indiferencia y el olvido, vuestras armas
De siempre, sobre mí caerán, como la piedra,
Cubriéndome por fin, lo mismo que cubristeis
A otros que, superiores a mí, esa ignorancia vuestra
Precipitó en la nada, como al gran Aldana.
De ahí mi paradoja, por lo demás involuntaria,
Pues la imponéis vosotros: en nuestra lengua escribo,
Criado estuve en ella y, por eso, es la mía,
A mi pesar quizá, bien fatalmente. Pero con mis expresas excepciones,
A vuestros escritores de hoy ya no los leo.
De ahí la paradoja: soy, sin tierra y sin gente,
Escritor bien extraño; sujeto quedo aún más que otros
Al viento del olvido que, cuando sopla, mata.

Si vuestra lengua es la materia
Que empleé en mi escribir y, si por eso,
Habréis de ser vosotros los testigos
De mi existencia y su trabajo,
En hora mala fuera vuestra lengua
La mía, la que hablo, la que escribo.
Así podréis, con tiempo, como venís haciendo,
A mi persona y mi trabajo echar afuera
De la memoria, en vuestro corazón y vuestra mente.

Grande es mi vanidad, diréis,
Creyendo a mi trabajo digno de la atención ajena
Y acusándoos de no querer la vuestra darle.
Ahí tendréis razón. Mas el trabajo humano
con amor hecho, merece la atención de los otros,
Y poetas de ahí tácitos lo dicen
Enviando sus versos a través del tiempo y la distancia
Hasta mí, atención demandando.
¿Quise de mí dejar memoria? Perdón por ello pido.
Mas no todos igual trato me dais,
Que amigos tengo aún entre vosotros,
Doblemente queridos por esa desusada
Simpatía y atención entre la indiferencia,
Y gracias quiero darles ahora, cuando amargo
Me vuelvo y os acuso. Grande el número
No es, mas basta para sentirse acompañado
A la distancia en el camino. A ellos
Vaya así mi afecto agradecido.
Acaso encuentre aquí reproche nuevo:
Que ya no hablo con aquella ternura
Confiada, apacible de otros días.
Es verdad, y os lo debo, tanto como
A la edad, al tiempo, a la experiencia.
A vosotros y a ellos debo el camino. Si queréis
Que ame todavía, devolvedme
Al tiempo del amor. ¿Os es posible?
Imposible como aplacar ese fantasma que de mí evocasteis.
 Representante español del Creacionismo.
 Dos direcciones en su obra:
   Poesía de vanguardia: Imagen (1922) y Manual de
    espumas (1924). Poesía de libre imaginación, al margen
    de la lógica y de cualquier referencia a la realidad.
   Poesía «clásica» o «tradicional». Temas: el amor, el
    paisaje, los toros, la religión… Romances, sonetos,
    cantarcillos populares. Versos humanos (1925), Alondra
    de verdad (1941)
El mantel
                          jirón del cielo
es mi estandarte
y el licor del poniente
da su reflejo al arte

Yo prefiero el mar cerrado
y al sol le pongo sordina
Mi poesía y las manzanas
hacen la atmósfera más fina

En medio la guitarra
                          Amémosla
Ella recoge el aire circundante
Es el desnudo nuevo
venus del siglo o madona sin infante

Bajo sus cuerdas los ríos pasan
y los pájaros beben el agua sin mancharla

Después de ver el cuadro
la luna es más precisa
y la vida más bella

El espejo doméstico ensaya una sonrisa
y en un transporte de pasión
canta el agua enjaulada en la botella
Picasso, Naturaleza muerta
Río Duero, río Duero,
nadie a acompañarte baja;
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.

Indiferente o cobarde,
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.

Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.
Y entre los santos de piedra    sino los enamorados
y los álamos de magia           que preguntan por sus almas
pasas llevando en tus ondas     y siembran en tus espumas
palabras de amor, palabras.     palabras de amor, palabras.

Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.

Río Duero, río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada,

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Generación del 27

  • 1.
  • 2.  Mezcla de tradición y modernidad, originada por la pasión de la literatura clásica (Manrique, Garcilaso, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz…), tanto culta como popular (Cancionero y Romancero) y por el influjo de los «ismos», corriente que se observa en libros de algunos de estos poetas (Manual de espumas (1924), de Gerardo Diego; Sobre los ángeles (1928), de Rafael Alberti; o Poeta en Nueva York (1930), de Federico García Lorca. Toman del Surrealismo:  Irracionalismo: lo onírico, lo ilógico.  Posibilidad de expresar conflictos íntimos.  Libertad formal.  Asociaciones subjetivas: metáforas  Abundante utilización de la imagen y la metáfora, con el fin de crear un mundo sugerente separado de la realidad cotidiana.
  • 3.  Contactos en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Allí conocen al cineasta Luis Buñuel y al pintor Salvador Dalí. Pájaro putrefacto (Dalí) (en la siguiente diapositiva explico qué significa para el grupo el adjetivo «putrefacto») Composición surrealista con figuras invisibles (Dalí)
  • 4.  Innovación métrica, mediante el uso del verso libre y el versículo (**) junto a estrofas tradicionales como el soneto, el romance, la seguidilla, etc. Ejemplo del uso del versículo en un poema de Luis Cernuda ;-) El gobierno francés, ¿o fue el gobierno inglés?, puso una lápida En esa casa 8 Great College Street, Camden Town, Londres, Adonde en una habitación Rimbaud y Verlaine, rara pareja, Vivieron, bebieron, trabajaron, fornicaron, Durante algunas breves semanas tormentosas. Al acto inaugural asistieron sin duda embajador y alcalde, Todos aquellos que fueran enemigos de Verlaine y Rimbaud cuando [vivían.
  • 5. (**) La métrica tradicional se basa en el cómputo de sílabas, en la distribución de los acentos y en las rimas como medios para crear el ritmo (es decir, reiteración de elementos fónicos) Verso libre, versículo: crean otras formas de conseguir ese ritmo: • La medida de los versos y las pausas son variables. • Los acentos no aparecen con regularidad. • Reiteración de palabras, esquemas sintácticos en paralelismos (revisad las figuras retóricas)
  • 6.  Utilizaban mucho el término «putrefacto», con el que se referían a lo convencional y con el que expresaban su espíritu desenfadado y provocador.  En la Residencia, se entretenían en realizar «Anaglifos», poemas compuestos por tres versos, el segundo de los cuales siempre debía ser «gallina», y el tercero no tener ninguna relación con el primero. Ejemplo (que recuerda Alberti): El té, el té, la gallina y el Teotocópuli. Dalí, Moreno Villa, Buñuel, García Lorca, Rubio Sacristán
  • 7.  Toma de partido con distinta intensidad. Poetas de «urgencia»: Primer romancero de la Guerra Civil (1936) y Romancero general de la Guerra de España (1937).  Búsqueda de la perfección formal.  Variedad de temas, echando mano de temas vanguardistas (la técnica, lo moderno) y de temas tradicionales (el amor, la muerte, el paisaje, la soledad, etc.)  Influencia de Bécquer en la primera etapa de estos poetas.  Posteriormente, influencia de JRJ y su «poesía pura» (¡ese concepto tan difícil!...). Dice León Felipe:
  • 8. Deshaced este verso. Quitadle los caireles de la rima, el metro, la cadencia y hasta la idea misma. aventad las palabras, y si después queda algo todavía, eso será la poesía. Frente a esta «poesía pura», Pablo Neruda (poeta chileno que llega a Madrid en 1934, funda la revista Caballo verde para la poesía y toma contacto con el grupo) alimentará la idea de «poesía impura»: la que está en contacto con las circunstancias humanas y sociales concretas.
  • 9.  Podemos identificar, entonces, tres periodos en la evolución de estos poetas (teniendo siempre en cuenta las peculiaridades de cada uno):  Periodo anterior a la Guerra Civil (años 20), clásico, temas y metros tradicionales.  Guerra Civil: poesía «de urgencia». Toman partido a través de su poesía. Metros populares, poesía combativa.  Tras la Guerra Civil: verso libre, versículo, temas de la realidad (el exilio, la tierra…) Vamos a ver algunos ejemplos de su poesía (el orden de los poetas es alfabético)
  • 10.  DÁMASO ALONSO (1898-1990) (es el «crítico literario» de la Generación. Como autor lo veremos en la Generación de postguerra)  RAFAEL ALBERTI (1902-1999)  VICENTE ALEIXANDRE (1898-1984)  LUIS CERNUDA (1902-1963)  GERARDO DIEGO (1896-1987)  FEDERICO GARCÍA LORCA(1898-1936)  JORGE GUILLÉN (1893-1984)  PEDRO SALINAS (1891-1951)  MIGUEL HERNÁNDEZ (1910-1942) (por edad no le correspondería, pero sus amistades e influencias están en este grupo. Dámaso Alonso dijo que era «genial epígono» de la Generación)
  • 11. ¡No pruebes tú los licores! ¡Tú no bebas! ¡Marineros bebedores, los de las obras del puerto, que él no beba! ¡Que él no beba, pescadores! ¡Siempre sus ojos abiertos, siempre sus labios despiertos a la mar, no a los licores ¡Que él no beba!
  • 12. El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños la marejada me tira del corazón; se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá? Gimiendo por ver el mar, un marinerito en tierra iza al aire este lamento: ¡Ay mi blusa marinera; siempre me la inflaba el viento al divisar la escollera!
  • 13. Ese ángel, No en las calles, en todo, ese que niega el limbo de su fotografía indiferente, necio, y hace pájaro muerto me lo encuentro. su mano. ¡El ángel tonto! Ese ángel que teme que le pidan las alas, que le besen el pico, ¡Si será de la tierra! seriamente, —Sí, de la tierra sólo. sin contrato. Si es del cielo y tan tonto, ¿por qué en la tierra? Dime. Decidme.
  • 14. UN FANTASMA RECORRE EUROPA… …Y las viejas familias cierran las ventanas, afianzan las puertas, y el padre corre a oscuras a los Bancos y el pulso se le para en la Bolsa y sueña por la noche con hogueras, con ganados ardiendo, que en vez de trigos tiene llamas, Rafael Alberti y Mª Teresa León en vez de granos, chispas, cajas, cajas de hierro llenas de pavesas. ¿Dónde estás, dónde estás? Los campesinos pasan pisando nuestra sangre. ¿Qué es esto?
  • 15. —Cerremos, cerremos pronto las fronteras. Vedlo avanzar de prisa en el viento del Este, de las estepas rojas del hambre. Que su voz no la oigan los obreros, que su silbido no penetre en las fábricas, que no divisen su hoz alzada los hombres de los campos. ¡Detenedle! Porque salta los mares, recorriendo toda la geografía, porque se esconde en las bodegas de los barcos y habla a los fogoneros y los saca tiznados a cubierta, y hace que el odio y la miseria se subleven y se levanten las tripulaciones.
  • 16. ¡Cerrad, cerrad las cárceles! Su voz se estrellará contra los muros. ¿Qué es esto? —Pero nosotros lo seguimos, lo hacemos descender del viento Este que lo trae, le preguntamos por las estepas rojas de la paz y del triunfo, lo sentamos a la mesa del campesino pobre, presentándolo al dueño de la fábrica, haciéndolo presidir las huelgas y manifestaciones, hablar con los soldados y los marineros, ver en las oficinas a los pequeños empleados y alzar el puño a gritos en los Parlamentos del oro y de la sangre.
  • 17. Un fantasma recorre Europa, el mundo. Nosotros lo llamamos camarada.
  • 18. Se ha de ver en tus manos el viento, y tómate en él anclado en tus dedos, y viérteme el cuerpo, alzarse y prenderte. De llama en tu pelo antes que mi frente, —crepúsculo—, tú y el viento lejos, se enrosca a mi cuerpo sea sólo roce, y se yergue memoria del viento. hecho cinta y reflejo, de cobre en tus ojos, de carne en mis dedos. Si te das al viento, date toda hecha viento contra viento,
  • 19. Eres hermosa como la piedra, oh difunta; oh viva, oh viva; eres dichosa como la nave. Esta orquesta que agita mis cuidados como una negligencia, como un elegante biendecir de buen tono, ignora el vello de los pubis, ignora la risa que sale del esternón como una gran batuta. Unas olas de afrecho, un poco de serrín en los ojos, o si acaso en las sienes,
  • 20. o acaso adornando las cabelleras; unas faldas largas hechas de colas de cocodrilos; unas lenguas o unas sonrisas hechas con caparazones de cangrejos. Todo lo que está suficientemente visto no puede sorprender a nadie. Las damas aguardan su momento sentadas sobre una lágrima, disimulando la humedad a fuerza de abanico insistente. Y los caballeros abandonados de sus traseros quieren atraer todas las miradas a la fuerza hacia sus bigotes. Pero el vals ha llegado. Es una playa sin ondas, es un entrechocar de conchas, de tacones, de espumas o de [dentaduras postizas. Es todo lo revuelto que arriba.
  • 21. Pechos exuberantes en bandeja en los brazos, dulces tartas caídas sobre los hombros llorosos, una languidez que revierte, un beso sorprendido en el instante que se hacía «cabello [de ángel», un dulce «sí» de cristal pintado de verde. Un polvillo de azúcar sobre las frentes de una blancura cándida a las palabras limadas, y las manos se acortan más redondeadas que nunca, mientras fruncen los vestidos hechos de esparto querido.
  • 22. Las cabezas son nubes, la música es una larga goma, las colas de plomo casi vuelan, y el estrépito se ha convertido en los corazones en oleadas de sangre, en un licor, si blanco, que sabe a memoria o a cita. Adiós, adiós, esmeralda, amatista o misterio; adiós, como una bola enorme ha llegado el instante, el preciso momento de la desnudez cabeza abajo, cuando los vellos van a pinchar los labios obscenos que saben. Es el instante, el momento de decir la palabra que estalla, el momento en que los vestidos se convertirán en aves, las ventanas en gritos, las luces en ¡socorro!
  • 23. y ese beso que estaba (en el rincón) entre dos bocas se convertirá en una espina que dispensará la muerte diciendo: Yo os amo.
  • 24. Se querían. Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada, labios saliendo de la noche dura, labios partidos, sangre, ¿sangre dónde? Se querían en un lecho navío, mitad noche, mitad luz. Se querían como las flores a las espinas hondas, a esa amorosa gema del amarillo nuevo, cuando los rostros giran melancólicamente, giralunas que brillan recibiendo aquel besos.
  • 25. Se querían de noche, cuando los perros hondos laten bajo la tierra y los valles se estiran como lomos arcaicos que se sienten repasados: caricia, seda, mano, luna que llega y toca. Se querían de amor entre la madrugada, entre las duras piedras cerradas de la noche, duras como los cuerpos helados por las horas, duras como los besos de diente a diente solo. Se querían de día, playa que va creciendo, ondas que por los pies acarician los muslos, cuerpos que se levantan de la tierra y flotando… Se querían de día, sobre el mar, bajo el cielo.
  • 26. Mediodía perfecto, se querían tan íntimos, mar altísimo y joven, intimidad extensa, soledad de lo vivo, horizontes remotos ligados como cuerpos en soledad cantando. Amando, Se querían como la luna lñucida, como ese mar redondo que se aplica a ese rostro, dulce eclipse de agua, mejilla oscurecida, donde los peces rojos van y vienen sin música. Día, noche, ponientes, madrugadas, espacios, ondas nuevas, antiguas, fugitivas, perpetuas, mar o tierra, navío, lecho, pluma, cristal, metal, música, labio, silencio, vegetal, mundo, quietud, su forma. Se querían, sabedlo.
  • 27. Hermoso es, hermosamente humilde y confiante, vivificador y profundo, sentirse bajo el sol, entre los demás, impelido, llevado, conducido, mezclado, rumorosamente arrastrado. No es bueno quedarse en la orilla como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente [imitar a la roca. Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha de fluir y perderse, encontrándose en el movimiento con el que el gran corazón de los [hombres palpita extendido.
  • 28. Como ése que vive ahí, ignoro en qué piso, y le he visto bajar por unas escaleras y adentrarse valientemente entre la multitud y perderse. La gran masa pasaba. Pero era reconocible el diminuto corazón afluido. Allí, ¿quién lo reconocería? Allí con esperanza, con resolución o con fe, [con temeroso denuedo, con silenciosa humildad, allí él también transcurría. Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia. Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo, un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano, su gran mano que rozaba las frentes unidas y las reconfortaba.
  • 29. Y era el serpear que se movía como un único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso, pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra. Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse. Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete, con los ojos extraños y la interrogación en la boca, quisieras algo preguntar a tu imagen, no te busques en el espejo, en un extinto diálogo en que no te oyes. Baja, baja despacio y búscate entre los otros. Allí están todos, y tú entre ellos. Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.
  • 30. Entra despacio, como el bañista que, temeroso, con mucho amor y recelo [al agua, introduce primero sus pies en la espuma, y siente el agua subirle, y ya se atreve, y casi ya se decide. Y ahora con el agua en la cintura todavía no se confía. Pero él extiende sus brazos, abre al fin sus dos brazos y se entrega [completo. Y allí fuerte se reconoce, y crece y se lanza, y avanza y levanta espumas, y salta y confía, y hiende y late en las aguas vivas, y canta, y es joven. Así, entra con pies desnudos. Entra en el hervor, en la plaza. Entra en el torrente que te reclama y allí sé tú mismo. ¡Oh pequeño corazón diminuto, corazón que quiere latir para ser él también el unánime corazón que le alcanza!
  • 31.
  • 32.  Luis Cernuda agrupó todos sus libros de poesía bajo un título único: La realidad y el deseo. Esta obra incluye los siguientes títulos:  Perfil del aire (1924-1927)  Égloga, elegía, oda (1927-1929)  Un río, un amor (1929)  Los placeres prohibidos (1931)  Donde habite el olvido (1932-1933)  Invocaciones (1934-1935)  Las nubes (1937-1940)  Como quien espera el alba (1941-1944)  Vivir sin estar viviendo (1944-1949)  Con las horas contadas (1950-1956)  Desolación de la quimera (1956-1962)
  • 33. El amor mueve al mundo, La palabra esperada Que descansa perdido Ilumina los ámbitos; A la mirada. Y esta Un nuevo amor resurge Ternura sin servicio. Al sentido postrado. Ya las luces emprenden Olvidados los sueños El cotidiano éxodo Los aires se los llevan. Por las calles, dejando Reposo. Convertida Su espacio solo y quieto. La ternura se deja. Y el ángel aparece; En un portal se oculta. Un soneto buscaba Perdido entre sus plumas
  • 34. Como el viento a lo largo de la noche, Como él mismo extranjero Amor en pena o cuerpo solitario, Como el viento huye lejos. Toca en vano a los vidrios, Y sin embargo vine como luz. Sollozando abandona las esquinas; O como a veces marcha en la tormenta, Gritando locamente, Con angustias de insomnio Mientras gira la lluvia delicada; Sí, como el viento que al que un alba le revela Su tristeza errabunda por la tierra, Su tristeza sin llanto, Su fuga sin objeto;
  • 35. Diré cómo nacisteis, placeres prohibidos, Como nace un deseo sobre torres de espanto, Amenazadores barrotes, hiel descolorida, Noche petrificada a fuerza de puños, Ante todos, incluso el más rebelde, Apto solamente en la vida sin muros. Corazas infranqueables, lanzas o puñales, Todo es bueno si deforma un cuerpo; Tu deseo es beber esas hojas lascivas O dormir en ese agua acariciadora. No importa; Ya declaran tu espíritu impuro.
  • 36. No importa la pureza, los dones que un destino Levantó hacia las aves con manos imperecederas; No importa la juventud, sueño más que hombre, La sonrisa tan noble, playa de seda bajo la tempestad De un régimen caído. Placeres prohibidos, planetas terrenales, Miembros de mármol con sabor de estío, Juego de esponjas abandonadas por el mar, Flores de hierro, resonantes como el pecho de un hombre. Soledades altivas, coronas derribadas, Libertades memorables, manto de juventudes; Quien insulta esos frutos, tinieblas en la lengua, Es vil como un rey, como sombra de rey Arrastrándose a los pies de la tierra Para conseguir un trozo de vida.
  • 37. No sabía los límites impuestos, Límites de metal o papel, Ya que el azar le hizo abrir los ojos bajo una luz tan alta, Adonde no llegan realidades vacías, Leyes hediondas, códigos, ratas de paisajes derruidos. Extender entonces la mano Es hallar una montaña que prohíbe, Un bosque impenetrable que niega, Un mar que traga adolescentes rebeldes. Pero si la ira, el ultraje, el oprobio y la muerte, Ávidos dientes sin carne todavía, Amenazan abriendo sus torrentes, De otro lado vosotros, placeres prohibidos,
  • 38. Bronce de orgullo, blasfemia que nada precipita, Tendéis en una mano el misterio. Sabor que ninguna amargura corrompe, Cielos, cielos relampagueantes que aniquilan. Abajo, estatuas anónimas, Sombras de sombras, miseria, preceptos de niebla; Una chispa de aquellos placeres Brilla en la hora vengativa. Su fulgor puede destruir vuestro mundo.
  • 39. Luis Cernuda y Serafín Ferro
  • 40. Donde habite el olvido, en los vastos jardines sin aurora; Donde yo sólo sea Memoria de una piedra sepultada entre ortigas Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. Donde mi nombre deje Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, Donde el deseo no exista. En esa gran región donde el amor, ángel terrible, No esconda como acero en mi pecho su ala, Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
  • 41. Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, Sometiendo a otra vida su vida, Sin más horizonte que otros ojos frente a frente. Donde penas y dichas no sean más que nombres, Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, Disuelto en niebla, ausencia, Ausencia leve como carne de niño. Allá, allá lejos; Donde habite el olvido.
  • 42. No me queréis, lo sé, y que os molesta Cuanto escribo. ¿Os molesta? Os ofende. ¿Culpa mía tal vez o es de vosotros? Porque no es la persona y su leyenda Lo que ahí, allegados a mí, atrás os vuelve. Mozo, bien mozo era, cuando no había brotado Leyenda alguna, caísteis sobre un libro Primerizo lo mismo que su autor: yo, mi primer libro. Algo os ofende, porque sí, en el hombre y su tarea. ¿Mi leyenda dije? Tristes cuentos Inventados de mí por cuatro amigos (¿Amigos?), que jamás quisisteis
  • 43. Ni ocasión buscasteis de ver si acomodaban A la persona misma así traspuesta. Mas vuestra mala fe los ha aceptado. Hecha está la leyenda, y vosotros, de mí desconocidos, Respecto al ser que encubre mintiendo doblemente, sin otro escrúpulo, a vuestra vez la propaláis. Contra vosotros y esa vuestra ignorancia voluntaria, Vivo aún, sé y puedo, si así quiero, defenderme. Pero aguardáis al día cuando ya no me encuentre Aquí. Y entonces la ignorancia, La indiferencia y el olvido, vuestras armas De siempre, sobre mí caerán, como la piedra, Cubriéndome por fin, lo mismo que cubristeis A otros que, superiores a mí, esa ignorancia vuestra Precipitó en la nada, como al gran Aldana.
  • 44. De ahí mi paradoja, por lo demás involuntaria, Pues la imponéis vosotros: en nuestra lengua escribo, Criado estuve en ella y, por eso, es la mía, A mi pesar quizá, bien fatalmente. Pero con mis expresas excepciones, A vuestros escritores de hoy ya no los leo. De ahí la paradoja: soy, sin tierra y sin gente, Escritor bien extraño; sujeto quedo aún más que otros Al viento del olvido que, cuando sopla, mata. Si vuestra lengua es la materia Que empleé en mi escribir y, si por eso, Habréis de ser vosotros los testigos De mi existencia y su trabajo, En hora mala fuera vuestra lengua La mía, la que hablo, la que escribo.
  • 45. Así podréis, con tiempo, como venís haciendo, A mi persona y mi trabajo echar afuera De la memoria, en vuestro corazón y vuestra mente. Grande es mi vanidad, diréis, Creyendo a mi trabajo digno de la atención ajena Y acusándoos de no querer la vuestra darle. Ahí tendréis razón. Mas el trabajo humano con amor hecho, merece la atención de los otros, Y poetas de ahí tácitos lo dicen Enviando sus versos a través del tiempo y la distancia Hasta mí, atención demandando. ¿Quise de mí dejar memoria? Perdón por ello pido.
  • 46. Mas no todos igual trato me dais, Que amigos tengo aún entre vosotros, Doblemente queridos por esa desusada Simpatía y atención entre la indiferencia, Y gracias quiero darles ahora, cuando amargo Me vuelvo y os acuso. Grande el número No es, mas basta para sentirse acompañado A la distancia en el camino. A ellos Vaya así mi afecto agradecido. Acaso encuentre aquí reproche nuevo: Que ya no hablo con aquella ternura Confiada, apacible de otros días. Es verdad, y os lo debo, tanto como A la edad, al tiempo, a la experiencia. A vosotros y a ellos debo el camino. Si queréis
  • 47. Que ame todavía, devolvedme Al tiempo del amor. ¿Os es posible? Imposible como aplacar ese fantasma que de mí evocasteis.
  • 48.  Representante español del Creacionismo.  Dos direcciones en su obra:  Poesía de vanguardia: Imagen (1922) y Manual de espumas (1924). Poesía de libre imaginación, al margen de la lógica y de cualquier referencia a la realidad.  Poesía «clásica» o «tradicional». Temas: el amor, el paisaje, los toros, la religión… Romances, sonetos, cantarcillos populares. Versos humanos (1925), Alondra de verdad (1941)
  • 49. El mantel jirón del cielo es mi estandarte y el licor del poniente da su reflejo al arte Yo prefiero el mar cerrado y al sol le pongo sordina Mi poesía y las manzanas hacen la atmósfera más fina En medio la guitarra Amémosla
  • 50. Ella recoge el aire circundante Es el desnudo nuevo venus del siglo o madona sin infante Bajo sus cuerdas los ríos pasan y los pájaros beben el agua sin mancharla Después de ver el cuadro la luna es más precisa y la vida más bella El espejo doméstico ensaya una sonrisa y en un transporte de pasión canta el agua enjaulada en la botella
  • 52. Río Duero, río Duero, nadie a acompañarte baja; nadie se detiene a oír tu eterna estrofa de agua. Indiferente o cobarde, la ciudad vuelve la espalda. No quiere ver en tu espejo su muralla desdentada. Tú, viejo Duero, sonríes entre tus barbas de plata, moliendo con tus romances las cosechas mal logradas.
  • 53. Y entre los santos de piedra sino los enamorados y los álamos de magia que preguntan por sus almas pasas llevando en tus ondas y siembran en tus espumas palabras de amor, palabras. palabras de amor, palabras. Quién pudiera como tú, a la vez quieto y en marcha, cantar siempre el mismo verso pero con distinta agua. Río Duero, río Duero, nadie a estar contigo baja, ya nadie quiere atender tu eterna estrofa olvidada,