El documento argumenta que los pacientes organizados provocarán cambios positivos en los sistemas de salud. Con la democratización de la información, los pacientes pasaron de ser espectadores pasivos a protagonistas activos, informados y comprometidos con mejorar su salud y la atención recibida. Los pacientes agrupados en asociaciones pueden incidir en las decisiones, apoyar a otros y mejorar la calidad del sistema de salud trabajando junto a los profesionales en una relación céntrica en el paciente.