Este documento presenta un circuito pedagógico-pastoral para trabajar el lema del año "Ojos abiertos, corazones solidarios" en tres etapas: 1) "Cultura de la ceguera" para analizar la ceguera social e individual a través de la obra literaria "Ensayo sobre la ceguera" de José Saramago, 2) "Ojos abiertos" para reflexionar críticamente sobre las representaciones sociales que obstaculizan la mirada y promover una mística de ojos abiertos, y 3) "Cultura
Guia Modulo 3 Proyectos de Intevención Sociocomunitarios
Documento lema 2011
1. 1 Jardín N° 1322 “VIRGEN DEL ROSARIO”
Escuela N° 1042 y 3109 “SAGRADA FAMILIA”
4 de Enero 1246- Santa Fe- Tel. 0342-4595401
“Año de la Vida”
Lema 2011 “Ojos abiertos, corazones solidarios”
Circuito pedagógico- pastoral
“De una cultura de la ceguera a una cultura de la solidaridad”
“Creo que no nos quedamos ciegos, “Estamos entrenados para la ceguera y siempre es
creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, complicado re-descubrir la mirada. Necesitamos limpiar
ciegos que, viendo, no ven” los ojos de las telarañas que nos han ido imponiendo.
(Ensayo sobre la ceguera, José Saramago) Creo en las palabras que nacen de la necesidad de
decir”
(Eduardo Galeano)
“Maestro, que yo vea” “Vete y haz tú lo mismo”
(Mc 10, 51) (Lc 10, 37)
Nuestro lema del año es el eje direccionador y mensaje anual transversal que va a consustanciar y
definir nuestras actividades pedagógicas- pastorales de este ciclo lectivo 2011. Con lo cual, posee un sentido
que buscamos transmitir a nuestros alumnos y comunidad educativa toda durante este año.
Para poder ir transitándolo, sosteniéndolo y profundizando su sentido a lo largo de cada etapa del año,
hemos diseñando un circuito pedagógico- pastoral que nos permitirá ir desarrollándolo en nuestra dinámica
escolar y ser el soporte de los proyectos de aprendizaje- servicio a emprender.
Circuito pedagógico- pastoral
Cuando hablamos de circuito pedagógico- pastoral nos estamos refiriendo a una metodología
pedagógica de desarrollo del mismo. Es decir de un modo de enseñanza que va articulando eslabones para la
construcción de su mensaje. De esta manera, se va profundizando progresivamente su sentido en una red
conceptual para su apropiación y significación. Lo cual constituye el basamento para poder generar nuestros
proyectos de aprendizaje- servicio. En este sentido, no se trata de realizar un proyecto de aprendizaje servicio
desde la nada, sino desde aquello mismo que a nuestros alumnos vamos orientando a poder ver, cuestionarse
o interrogarse, que los moviliza y los motiva posteriormente a gestar una experiencia solidaria.
Con esta misma metodología no solo podemos trabajar los proyectos de AS, sino también vincular
otros contenidos que desarrollamos con ellos y que quizás no respondan o no puedan articularse con el mismo.
Esta metodología es conocida en el ámbito catequético como el ver-juzgar-actuar o experiencia de
vida, iluminación, compromiso.
Hemos desglosado el mismo en el siguiente circuito: Cultura de la ceguera ¿qué se escapa a nuestra
mirada o no podemos ver?- Ojos abiertos: abrir nuestra mirada a esa realidad desde la reflexividad- Cultura de
la solidaridad: corazones solidarios ¿impacto en mi corazón? ¿a qué me llama?
2. 2 Jardín N° 1322 “VIRGEN DEL ROSARIO”
Escuela N° 1042 y 3109 “SAGRADA FAMILIA”
4 de Enero 1246- Santa Fe- Tel. 0342-4595401
“Cultura de la ceguera”
El disparador de esta instancia lo constituye la narrativa literaria de José Saramago “Ensayo sobre la
ceguera”. Obra, podemos plantearla como una gran parábola: una comparación con una experiencia vivencial
que busca transmitir un mensaje a ser decodificado1.
Lo que le sucede en esta ficción literaria enmascara un mensaje que busca interpelar a su lector.
En este sentido, uno de los análisis posibles tiene que ver con el planteo de nuestra sociedad actual2.
Sociedad de consumo, de cartografía líquida, de vínculos fugaces, de desconexión de lo real, del espectáculo,
de la indiferencia, de invisibilización, del predominio de una cultura de la muerte, de la ausencia de legalidades
simbólicas y el individualismo salvaje junto a una multiplicidad de otras notas que caracterizan a un modelo
socio- económico que va conformando nuevos modos de producción subjetiva.
La naturalización de estas situaciones, que se van conformando como un habitus social, generan
subjetividades que viven ciegas en un mundo artificialmente puesto ante nuestros ojos que nos va haciendo
cerrar nuestra mirada hacia los otros, hacia la cuestión de la alteridad, volcando nuestra visión y orientando
nuestros deseos hacia aquello que debemos ver.
Esta ceguera que cautiva la mirada o la secuestra, hace que se naturalicen ciertos hechos sociales y no
sean cuestionados ni generen algún orden de interrogación subjetiva. Los ciegos de la obra de Saramago somos
todos nosotros que hemos cerrado nuestros ojos hacia el otro y nos hemos vuelto presos del modelaje social
imperante y sus díctamenes. Richard Sennet (sociólogo estadounidense) habla del término “fatiga de la
compasión” para dar cuenta de esta naturalización.
Frente a la ceguera y las representaciones sociales vigentes, el hombre actual es aquel que se mueve
movilizado por sus ambiciones personales y que aflora lo más primitivo de su ser ligado a la subsistencia
individual a toda costa dejando de lado cualquier signo de “humanidad” como el interés por aquello que le
sucede al otro. Aflora lo que Hanna Arendt3 ha llamado “la banalidad del mal4”, la indiferencia y el consiguiente
ejercicio de destrucción del otro que ha dejado de ser un semejante. Procesos que socialmente se van
instalando deconstruyendo y desmantelando subjetividades reducidas al aspecto meramente autoconservativo
de la vida y que imposibilitan la reconstrucción de un pacto intersubjetivo.
El otro en la cultura de la ceguera aparece como un competidor que debo eliminar, y nunca otro con el
cual yo tengo que establecer relaciones de reciprocidad. Es el rival sobre el cual tengo que ejercer una fuerza
para que no se oponga a mi deseo. En Saramago esto aparece reflejado en la convivencia en el manicomio
donde un grupo impone por la fuerza prácticas de vejación hacia los más débiles. Cuestión que hoy
1
«Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a
quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple la
profecía de Isaías: "Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis." Mateo 10,11-14.
2
Algunos autores que describen este nuevo escenario socio-cultural:
BLEICHMAR, Silvia (2008) “Violencia social- violencia escolar. De la puesta de límites a la construcción de legalidades”, Buenos Aires, Edic. Novedades
Educativas.
BLEICHMAR, Silvia (2007) “Dolor País y después”, Buenos Aires, Editorial El Zorzal.
CAFFARELLI, Constanza (2008), “Tribus urbanas. Cazadores de identidad”, Buenos
DEBORD, Guy (1995), “La sociedad del espectáculo”, Buenos Aires, Edit. La Marca.
AUGÉ, Marc (1994) “Los no lugares. Una antropología de la sobremodernidad”, Edic. Gedisa, Barcelona.
BAUMAN, Zygmunt (2005) “Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias”, Buenos Aires, Edic. Paidós.
BAUMAN, Zygmunt () “Vida líquida”, Buenos Aires, Edic. Paidós.
BAUMAN, Zygmunt () “Vida de consumo”, Buenos Aires, Edit.
3
ARENDT, Hanna (1999) “Eischmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal, Barcelona, Edit. Lumen
4
Hanna Arendt describe como durante la segunda guerra mundial se decidía sobre el exterminio de los judíos en tanto no eran considerados personas y
no había ningún tipo de reconocimiento del otro como semejante. Lo cual lo diferencia de los modos de ejercicio del sadismo, la crueldad y la agresividad
en términos psicológicos.
3. 3 Jardín N° 1322 “VIRGEN DEL ROSARIO”
Escuela N° 1042 y 3109 “SAGRADA FAMILIA”
4 de Enero 1246- Santa Fe- Tel. 0342-4595401
socialmente vislumbramos en la disparidad con la cual el goce de algunos impone un sufrimiento mayor a
otros.
Como recursos literarios Saramago utiliza intencionadamente párrafos y capítulos largos con
descripción de multiplicidad de detalles que buscan hacer sentir al lector el mismo encierro que padecen los
ciegos y en el anonimato de los nombres el hecho de pensar que son personas comunes y corrientes como
nosotros. Personas que llegaron a un estado de ceguera que nunca buscaron pero que sin embargo los aqueja.
Este es el primer eslabón de este circuito a trabajar con nuestros alumnos: ayudarlos a plantearse la
cuestión de la ceguera como un hecho social instituido que ellos puedan descubrir y vivenciar.
“Ojos abiertos”
Desde esa apertura a poder ver cierta realidad invisibilizada o naturalizada la invitación es a analizar
por qué se da puntualmente esa situación. Como dice Galeano5 la invitación es a re-descubrir la mirada, limpiar
nuestros ojos y sacarnos las telarañas que nos han ido imponiendo. Allí nuestra labor como docentes
interlocutores se juega mucho en vislumbrar mitos o representaciones sociales instituidas sobre todo en
relación al semejante. En particular, si nos toca generar un proyecto de aprendizaje- servicio que implique
algún tipo de contacto con otros en una situación social injusta, poder ver junto a ellos el imaginario social que
sostienen en sus formulaciones. Hay muchas representaciones sociales que devienen en obturaciones para
poder habilitar el encuentro real y profundo con el otro.
Este trabajo demanda tiempos de escucha y diálogo porque implica, no pocas veces, transformar
nuestros modos de sentir, pensar y actuar. Y el planteo se juega en la responsabilidad de tener ojos abiertos
cuando otros lo han perdido. Parar, abrir nuestros ojos y ver. En la obra de Saramago aparece solo un
personaje que puede ver, pero que a pesar de ello, no puede solucionar los problemas de los que lo rodean
sino que se limita a guiarlos, sin que los demás se den cuenta que su vista está intacta. Personaje que es testigo
de las profundas humillaciones humanas y del despojo de todo rastro de humanidad. Allí el planteo con
nuestros alumnos puede ser más profundo y vinculante.
El teólogo alemán J.B. Metz habla de una mística de los ojos abiertos diciendo “La experiencia de Dios
inspirada bíblicamente no es una mística de ojos cerrados, sino una mística de ojos abiertos; no es una
percepción relacionada únicamente con uno mismo sin una percepción intensificada del sufrimiento ajeno”.
Cuestión que también se juega en la espiritualidad de ojos abiertos dominicana. Domingo fue llamado
por Dios como Elmina a través del contacto con la humanidad doliente. Allí Domingo escucha el clamor del
Evangelio. Los ojos de Domingo y Elmina estuvieron abiertos a lo que estaba aconteciendo y en esta
contemplación sus misiones fueron causa de justicia y paz. La compasión del otro provino de una profunda
unión con Dios en el rostro de aquellos que padecían la injusticia.
A Dios lo descubrimos presente en todas las cosas, pero es el semejante, el prójimo aquel que me
revela el rostro de Cristo. Dios uno y trino es comunión y relación. Ninguna mística ni espiritualidad nos puede
hacer desviar la mirada de la realidad. Ricardo San Victor decía que el elemento incomunicable de Dios, su
esencia, es el amor como salida hacia el otro. Esa también es nuestra esencia porque somos imagen de Dios. La
apertura, alteridad, es nuestro sello trinitario. No podemos imaginar o pensar un encuentro con Dios trinitario,
encarnado que nos lleve a cerrar los ojos para no ver a los otros ni la realidad, que no nos fortalezca en el
olvido de sí y salida hacia el otro.
En el evangelio de Marcos (Mc 8, 22-26) aparece el relato del ciego de Betsaida. En este caso es Jesús el
que directamente abre los ojos del ciego; Y lo hace en varios momentos, todos importantes: a) primero lo saca
fuera de la aldea; b) le toca los ojos con saliva y le impone las manos y c) le pone por segunda vez las manos
sobre los ojos, cada uno de estos momentos es significativo en la nueva visión del ciego.
5
“Estamos entrenados para la ceguera y siempre es complicado re-descubrir la mirada. Necesitamos limpiar los ojos de las telarañas
que nos han ido imponiendo. Creo en las palabras que nacen de la necesidad de decir”
4. 4 Jardín N° 1322 “VIRGEN DEL ROSARIO”
Escuela N° 1042 y 3109 “SAGRADA FAMILIA”
4 de Enero 1246- Santa Fe- Tel. 0342-4595401
En las inmediaciones de Betsaida de Galilea, cuna de Felipe, Pedro y Andrés, Jesús multiplicó los panes
y los peces (Luc. 9,10-17). Pero también es una de las ciudades que El denunció por falta de fe en su ministerio
(Mat. 11,21). Estos datos nos dicen que Betsaida era una ciudad galilea y como tal no muy bien vista por los
ortodoxos judíos de Jerusalén; En Galilea las tradiciones y las supersticiones se mezclaban un poco y los
impuros convivían con los puros de forma habitual. No es extraño que en este contexto Jesús se fije en la
ceguera no sólo material sino también vital.
El encuentro del ciego con Jesús no sabemos si es voluntario, porque Marcos nos dice que lo llevan a
Jesús para que lo toque. Seguramente sus familiares o amigos, aquellos que lo llevan tienen más fe que el
ciego. Lo primero que hace Jesús para poder devolverle la vista es sacarlo fuera de la ciudad. Esa es la primera
condición para poder abrir los ojos y ver. Jesús lo sabe porque lo ha vivido y por ello seguramente quiere
ofrecerle la posibilidad al ciego de poder ver otra cosa desde otra perspectiva. A veces, a menudo tenemos que
salir de “nuestros círculos” para comenzar a ver de otra manera, para dejarnos sorprender y permitir que otros
nos abran los ojos. Y entonces es cuando ya podemos regresar a nuestros ámbitos, a nuestra realidad con la
mirada abierta, siendo capaces de descubrir a Dios en lo que antes nos parecía imposible.
Jesús después de sacar al ciego de la aldea le toca los ojos con saliva y le impone las manos, pero el
ciego aún no ve con claridad: “Alzo los ojos y dijo Veo los hombres, porque los veo caminar, como árboles” (Mc
8,24). El proceso de comenzar a vivir esta mística de ojos abiertos, este encuentro con Dios y con el hermano
en sus necesidades, en su sufrimiento, es un camino largo y lento. Hay que aprender a ver de verdad desde la
mirada de Dios y de la vida. Hay que irse acostumbrando a discernir los signos de Dios, y su estilo, discreto,
sencillo, hondo… hay que acostumbrase a quitarse etiquetas y escamas de los ojos para ver la realidad y a los
demás como habitados por Dios, como destinatarios del Reino que ya ha llegado. Y eso también le cuesta
trabajo al ciego. No ve al principio sino hombres como árboles que se mueven. No son auténticamente
hombres aunque les ve caminar. Por eso Jesús insiste en ponerle sus manos sobre los ojos. La experiencia de
Dios, el contacto personal con Jesús que hemos llamado experiencia mística tiene que ser honda y no es
espontánea. No es fácil desaprender nuestra forma habitual de mirar y pensar y necesitamos entrenarnos cada
día una y otra vez haciendo lecturas creyentes de nuestra vida cotidiana y compartiendo en nuestras
comunidades esas miradas hondas, místicas, capaces de generar alternativas, de ser proféticas. A esas miradas
vamos llegando sólo ayudadas por el contacto con las manos de Jesús cuando dejamos que se apoyen en
nosotros, por las manos de los pobres que nos sacan fuera de nuestros contextos y nos abren los ojos, y por las
manos de nuestras comunidades cristianas, religiosas y laicas que nos empujan y nos permiten también
descansar. Creemos para poder ver, no para cerrar nuestros ojos al mundo. Creemos para poder ver y soportar
y asumir lo que vemos. Queremos estar atentas para no confundir a los hombres con árboles, para vivir
despiertas y en discernimiento, para hacer lo debido en el momento debido.
Otro relato bíblico que sumamos es el del ciego Bartimeo (Mc 10, 46-51) quién llama a Jesús movido
por su fe diciéndole “Maestro que yo vea”. La ceguera solo desaparece cuando algo nos empieza a mover a
abrir los ojos. La reflexividad de esta instancia deberá conducirnos a decirnos a nosotros mismos las palabras
de Saramago: ““Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos, Ciegos que ven, ciegos que,
viendo, no ven”.
“Cultura de la solidaridad: corazones solidarios”
Como tercer y último eslabón aparece el planteo de gestar frente a una cultura de la ceguera una
cultura de la solidaridad. Y es donde empezamos a pensar junto a nuestros alumnos la problemática del
proyecto de aprendizaje- servicio. Solo habiendo hecho el recorrido anterior de recuperar nuestra mirada
cautiva y secuestrada se abre ante nosotros el otro que padece, sufre y nos interpela frotando nuestros ojos
hasta que la misericordia y compasión surjan plasmada en la solidaridad. La protagonista que siempre pudo ver
en la obra de Saramago recupera lo visto, reflexionado y es entonces que luego de ver que solo tejiendo lazos y
5. 5 Jardín N° 1322 “VIRGEN DEL ROSARIO”
Escuela N° 1042 y 3109 “SAGRADA FAMILIA”
4 de Enero 1246- Santa Fe- Tel. 0342-4595401
vínculos con el otro se recupera la vista. En esta instancia nos acompaña la figura del Buen Samaritano (Lc 10,
25-37) que es aquel que se detiene en el camino, que suaviza con el aceite y cauteriza con el vino. Un “hacedor
de misericordia”, no alguien que tenía gestos misericordiosos, sino que era misericordioso. Misericordia (de
miser = miseria y cordia = corazón) viene de la propia miseria y del sentir con el otro sus miserias y
necesidades, y como consecuencia de esa compasión (sentir con) unirse al otro que padece ayudándolo y
auxiliándolo. “Vete tú y haz lo mismo”, le dice Jesús al joven. Y aquí se abren nuevos sentidos para trabajar con
nuestros alumnos: el otro no es aquel en el cual voy a encontrar el sentido de mi vida ni pagar mis culpas o
remordimientos por aquello que tengo y lo que a otros les falta. La alteridad se juega en el reconocimiento del
otro como un semejante, no es un ejercicio asimétrico que se ejerce de arriba hacia abajo dice Galeano, sino ed
un igual a otro igual6. De un prójimo a otro prójimo abriendo nuestros corazones al “sentir con” en clave de
solidaridad. Elmina abrió su casa a otros “Mi casa será la de ellos”. Como comunidad educativa que mantiene
vivo su legado queremos abrir nuestro colegio a la escucha de los nuevos gritos y orfandades que acucian a
nuestra sociedad forjando una cultura de la solidaridad. No quedarnos en el solo ver, sino gestar procesos de
cambio de mentalidades y apertura al otro en actos concretos, en proyectos de aprendizaje- servicio. Este es el
desafío.
Simbología del logo
¿Por qué ojos abiertos? Porque hay una cultura de la ceguera instalada que no nos deja ver ciertas
realidades acuciantes de nuestra realidad actual y necesitamos como dice Eduardo Galeano, “redescubrir la
mirada, sacándonos las telarañas que nos han ido imponiendo”. ¿Por qué corazones solidarios? Porque
vamos a habilitar proyectos de aprendizaje- servicio con nuestros alumnos buscando instalar una cultura de la
solidaridad en nuestros corazones como un elemento identitatario de nuestra escuela en clave de pastoral
dominica siempre abierta al prójimo en quien vemos el rostro de Jesús.
En nuestro logo aparece:
La casa: Signo de las palabras y legado de nuestra Fundadora Madre Elmina que supo abrir su casa para los
niños huérfanos de Tucumán.
Dos personas formando un corazón: Signo del encuentro con el prójimo desde el corazón solidario que va
tejiendo la esperanza simbolizada en el color verde de la esperanza.
Los colores misioneros: Signo de misión como cristianos de llevar la Buena Noticia a todos los hombres.
Coordinador de Pastoral
Lic. Adrián Lilino
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“La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”.