1. Orientación Pedagógica.
Orientación y pautas para que puedas manejar con más seguridad los asuntos educativos del día a
día con tus hijos: celos, estudios, valores, comunicación, hábitos...
Orientar significa indicar, señalar, mostrar el camino. Los sinónimos de orientar son: guiar,
conducir, controlar, dirigir. El movimiento de o. p. constituye una de las realizaciones más
significativas durante el pasado cuarto de siglo. El punto de partida lo encontramos en los trabajos
de Frank Pearson, que se refieren exclusivamente al aspecto vocacional (V. VOCACIÓN I). Sin
embargo, en lugar de limitar el uso del término al aspecto vocacional de la o., se identifica a ésta
con todo el proceso educativo, perdiendo así mucho de su significado específico.
La o. implica ayuda personal proporcionada por alguien. Su fundamento se encuentra en el
hecho de que los seres humanos necesitan ayuda. La necesidad de ayuda siempre ha existido;
pero los cambios sociales y económicos operados en la primera mitad del presente siglo han
determinado un fuerte incremento en las demandas de instalación de servicios destinados a
ofrecer ciertas formas de orientación. Estos cambios vienen determinados por: a) las condiciones
del hogar; b) las condiciones de la mano de obra y de la industria; c) las variaciones de población;
d) el aumento de la demanda de educación; e) las horas libres; f) las condiciones morales y
religiosas; g) los cambios en la filosofía de la educación.
Para Hoppock, orientar es: «ayudar a una persona a familiarizarse con un medio ambiente
nuevo». Willey se refiere al proceso como de «entrada a un cambio ambiental». La o. ha sido
concebida para asistir a una persona en sus decisiones respecto a donde quiere llegar, lo que
desea hacer o la mejor manera para realizar lo que se propone. Su objetivo es promover el
desarrollo personal intentando lograr que este proceso esté dirigido por el propio individuo.
La educación (v.) es, esencialmente, un proceso que se da en los individuos y mediante el cual
se producen cambios en ellos, o, todavía mejor, con cuyo concurso el individuo se transforma (v.
A. J. Dones, o. c. en bibl.), Algunos autores juzgan la educación y la o. como dos procesos distintos
y separados. Sin embargo, un aislamiento tal es imposible sin quebrantar la naturaleza esencial de
la educación. Actualmente, la discrepancia se produce entre los que consideran como sinónimos
los dos términos y los que estiman la o. como un aspecto y elemento fundamental en el proceso
educativo. La educación interviene en el curso total del desarrollo humano. Desde este punto de
vista, consiste en el esfuerzo consciente de la sociedad, dirigido a potenciar y preparar al individuo
para que éste pueda incorporarse a la misma, perfeccionarse y, de esta manera, alcanzar su más
alto desarrollo personal.
Los tipos de problemas que afrontan los individuos son tan complejos y están implicados de tal
manera en la vida social y económica de la comunidad y de la nación, que el individuo no puede
resolverlos por sí solo, es preciso proporcionarle alguna forma de asistencia organizada. Estas
situaciones constituyen el campo de la orientación. Por otra parte, los problemas cubren el curso
entero de la vida, desde la infancia hasta la vejez. Los problemas propios de la niñez, la juventud,
la madurez y la vejez difieren en naturaleza e intensidad. Los estudios realizados ponen de
manifiesto una extraordinaria variación en la cantidad de los problemas. Desde G. Stanley Hall
hasta nuestros días, se han ensayado muchas clasificaciones de problemas, aunque, en el mejor de
2. los casos, la clasificación no resulta satisfactoria, pues tanto las circunstancias como los problemas
son demasiado variados para aceptar su distribución en compartimientos estancos. El problema
de elegir una escuela o escoger una profesión está relacionado, casi siempre, a cuestiones tales
como recursos económicos, personalidad, salud, familia, domicilio, etc.
Podemos, pues, afirmar con seguridad la naturaleza compleja e interrelacionada de los
problemas que afectan al sujeto. Por ello, la posición del orientador se inicia con la consideración
del problema tal como lo ve o lo percibe el consultante. Presenta así mismo la o. diferentes facetas
o aspectos: en el colegio, la social, de liderazgo, cívica y moral; en relación con la familia, la salud,
la vida espiritual, religiosa y moral y la utilización del tiempo libre.
Orientación y asistencia personal. El término «asistencia personal» aparece cada vez con mayor
frecuencia en los estudios y trabajos sobre servicios vinculados más o menos estrechamente con la
o.; tal hecho ha provocado una considerable confusión. «Orientación» se emplea para mencionar
un tipo de servicio personal en los ciclos escolares elemental y secundario. «Asistencia personal»
se aplica a servicios que funcionan en los establecimientos mercantiles e industriales y en las
distintas formas de organismos que dirigen el trabajo. Un objetivo concreto que se le asigna a este
término es el de «asistir al individuo para que éste alcance una eficacia creciente en la actividad a
la cual se halla dedicado». En la industria, esto significa «aumentar su eficacia como trabajador».
En las fuerzas armadas, «aumentar su eficacia como integrante de aquéllas». En la escuela,
«aumentar la eficacia como educando y miembro de la escuela».
En la empresa industrial es donde las experiencias de «adaptación del trabajador al empleo» se
han realizado más extensa y concienzudamente, dando lugar a diversas técnicas y ciencias. Dentro
de las primeras podemos englobar la organización del trabajo; dentro de las segundas, a la
psicología industrial (v.). Con timidez, los dirigentes de empresa comienzan a comprender que la
asistencia personal debe preocuparse más por el bienestar del trabajador, independientemente de
los problemas vinculados con la eficiencia en la producción.
El órgano gestor de la asistencia personal en la empresa es el asistente social (v. ASISTENCIA
SOCIAL). Los asistentes sociales reconocen, en grado creciente, las similitudes esenciales de sus
propósitos y objetivos con los de la propia escuela. Ello nos lleva a afirmar la similitud fundamental
entre la asistencia personal y la orientación. Strang mantiene, en este sentido, que la o. constituye
el principal «aspecto asistencial del trabajo personal».
Clases de orientación. Es imposible confeccionar una clasificación rígida de los problemas a los
que la o. atiende. Con frecuencia se hallan tan ligados entre sí que resulta impracticable separarlos
de manera alguna. Sus causas enraízan profundamente en la naturaleza y el ambiente del
individuo. Arthur I. Dones nos ofrece en su obra una lista amplia de los problemas que afectan al
individuo, diversificando de este modo la o. en ocho apartados: 1) salud y desarrollo físico; 2)
hogar y relaciones familiares; 3) tiempo libre; 4) personalidad; 5) credo y vida religiosa; 6) escuela;
7) vida social; 8) vocacional. Enraíza, pues, el citado autor la naturaleza de los problemas con los
tipos de orientación.
Algunos autores argumentan que la o. vocacional incluye todas las formas de o. y que, por
tanto, ella debería ser convertida en el núcleo central. Sin embargo, la educación no presenta con
exclusividad el aspecto vocacional, ya que no se preocupa meramente por la preparación
necesaria para desempeñar un trabajo u oficio; se interesa por el desarrollo de los individuos
3. según un criterio global que abarca todos sus aspectos. Por otra parte, tendremos continuamente
presente que todas las formas de o. están interrelacionadas, que cada una comprende una
consideración del individuo como un todo y no solamente aquella parte objeto de elección en un
momento determinado. Aunque la escuela moderna se encuentra en condiciones para asumir la
mayor parte de la responsabilidad respecto de los problemas que se le presentan al escolar, no
atiende, sin embargo, adecuadamente a determinados problemas de tratamiento específico,
puesto que requieren métodos especializados que el maestro común no posee. En consecuencia,
reclaman personal capacitado para su satisfactoria resolución. De ahí que se haga necesaria la
estrecha colaboración entre el cuerpo de directores y profesores por una parte y los asistentes
personales por otra. Si se requiere que la o. sea efectiva, ambos conjuntos de especialistas deben
complementarse en sus tareas.
Fines de la orientación. Todas las formas de o. tienen un propósito común: preparar al
individuo para que elija, se adapte e interprete inteligentemente en las situaciones difíciles de su
vida. En general, esto se obtiene a través de: 1) la información que se le ayuda a conseguir; 2)
hábitos, técnicas, aptitudes, ideales e intereses para cuyo desarrollo se le asiste; y 3) consejos
adecuados mediante asistencia directa en el proceso de sus elecciones, adaptaciones e
interpretaciones. El punto de vista es siempre el mismo: dar la asistencia que cada sujeto necesita
y administrarla de tal suerte que éste aumente su capacidad para resolver sus problemas sin
ayuda.
Las principales formas que asume la colaboración en el proceso educativo son las siguientes: 1)
la absoluta subordinación de las elecciones respecto de los hechos que les sirven de base; 2) el
valor de la experiencia como un factor de las elecciones acertadas; 3) la necesidad de ampliar el
área de intereses, de tal manera que el sujeto pueda tener la oportunidad de desarrollar la
suficiente cantidad de intereses sobre los cuales fundamentar sus elecciones; 4) la importancia del
asesoramiento competente y el contacto personal con el educando.
Métodos de investigación. Es necesario distinguir con claridad entre la investigación llevada a
cabo por expertos y la que emprenden los estudiantes bajo la guía de sus profesores. Mientras
que la primera se dirige al descubrimiento de nuevas verdades, la segunda se mueve en el
ejercicio práctico de las verdades conocidas.
Lo mismo que no puede hacerse una distinción rígida entre las diversas etapas de o., tampoco
es posible diferenciar con claridad los métodos de investigación del individuo que se emplean para
su orientación. Tanto la psicología como en determinados casos la psiquiatría vierten su
metodología en el campo de la orientación. A ellas acudimos para citar, sin ánimo exhaustivo,
algunos de los procedimientos más utilizados en el conocimiento del sujeto. Entre los que mayor
atención merecen encontramos los tests (v.), que si en general podemos dividirlos en orales y
escritos, asumen características propias cuando tratamos de aplicarlos a una faceta concreta del
individuo. Junto a ellos, señalaremos los registros, las listas y la entrevista como más significativos.
La aplicación concreta de un sistema u otro queda siempre a elección del asesor, consejero o
médico, que son los que en definitiva valoran la oportunidad y conveniencia del método, a la vista
de las circunstancias que concurren y la finalidad a conseguir. Pero es preciso resaltar en todo
proceso de o. la necesidad que tiene el asesor de contar con la máxima colaboración del sujeto, sin
la cual sería totalmente imposible el logro de un resultado satisfactorio en la función orientadora.
4. Sería interesante señalar, por último, que es el individuo el fin fundamental de la o. y que, por
tanto, la metodología aplicable en orden a su perfección ha de plegarse a sus propias y personales
características.
Se podría describir la o. e. como aquella que pretende ayudar a resolver las cuestiones que se
pueden plantear los alumnos, referentes a elecciones de cursos apropiados, de asignaturas que
cubran sus necesidades, etc., siempre dentro de los límites de la escuela; o bien, se podría definir
en pocas palabras y siguiendo el concepto del prof. García Hoz, como «un proceso por el cual se
encamina a un sujeto a la carrera y cursos de estudio que debe seguir» (v. García Hoz, Principios
de Pedagogía sistemática, 2 ed. Madrid 1963, 186).
1. Integración de la orientación escolar en la escuela. Siendo la o. e. parte de todo el proceso
educativo, es evidente que no será algo independiente de la escuela (v.), sino que deberá estar
íntimamente unida a ella para conseguir toda su eficacia. Los servicios de o. e. pueden formar un
departamento dentro del centro de enseñanza, y deberá gozar del apoyo de todo el conjunto de
profesores y directivos de la institución escolar. Sin ayuda eficaz por parte de éstos, será difícil que
los servicios tratados se desarrollen plenamente.
Esto plantea un serio problema: el de compenetrar al staff (personal) escolar con los servicios
de orientación. El conocimiento de las funciones, métodos y procedimientos de la o. determina en
gran medida la actitud que presenten los profesores del colegio hacia los orientadores y su
trabajo. Así, el modo de obtener esta ayuda tan necesaria será el de hacerles ver lo esencial de los
servicios que se prestan. El apoyo incondicional del staff se puede obtener a través de una
planeada combinación de procedimientos. Primeramente, todos los profesores pueden ser
invitados a participar en el estudio de las necesidades del individuo, que son la base de la o. Más
tarde, un grupo de profesores podrá participar en la evaluación de los datos obtenidos a través de
las técnicas empleadas. También, el plan de organización de los servicios puede ser revisado y
aprobado por ellos mismos, e incluso los más interesados tendrán la oportunidad de participar de
un modo más activo en todo el trabajo. Como se puede suponer, son muchos los medios que se
pueden emplear para interesar a todo el complejo escolar en los servicios de o. Todos ellos serán
métodos capaces de motivar suficientemente la creación de un interés del que se desprenderá la
situación de ayuda y aceptación necesaria, como se decía más arriba, para la eficacia total del
esfuerzo que, en vistas a la o., se pueda llevar a cabo.
2. Los consejeros en la orientación escolar. Uno de los principales problemas de la o. e. es,
como en todos los campos pedagógicos, el del personal que la llevará a cabo. Como ya se ha visto,
será toda la plantilla del centro la que participe de una manera u otra en el proceso de o., y, por
ello, cada uno deberá tener una misión específica que cumplir. Sin duda, la mayor o menor
necesidad de especialistas en este campo dependerá de la complejidad del sistema escolar que
tratemos.
Cuatro soluciones se pueden dar a la cuestión del personal encargado: a) La primera será
aquella en que los servicios de o. e. son llevados a cabo por una serie de administrativos y
profesores que, a la vez, tienen otros deberes y, por tanto, sin tiempo ni personal específicamente
5. entrenado para llevar a la práctica el trabajo. b) Una segunda solución sería el que la o. e. la
llevaran a cabo unos profesores especialmente seleccionados, a los que se les eximiera de dar
clase durante un cierto tiempo cada día, tiempo que dedican a estos servicios. Esta figura se
podría denominar con el nombre de profesor-consejero. c) En tercer lugar, la o. la llevarían unos
consejeros que dedicaran toda su actividad a los servicios. Según esto, el consejero sería un
verdadero especialista. d) Por último, cabría hacer una síntesis de las dos últimas posibilidades
señaladas, donde se tendría uno o varios especialistas dedicados exclusivamente a la actividad
orientadora, los cuales serían a la vez coordinadores de todo el programa, teniendo como personal
a profesores consejeros.
Es evidente que los cuatro planes tienen unos méritos, así como ciertas cosas negativas, pero
deben ser juzgados en términos de las necesidades que presentan los centros educativos y la
sociedad. Según esto, el criterio que puede ser más oportuno para aplicar localmente uno de estos
sistemas podría ser: 1) ¿lleva a cabo los objetivos buscados?; 2) ¿asegura una continuidad en la
valoración y adaptación? La primera posibilidad, a la que nos referíamos más arriba, es apta para
centros poco desarrollados, de pocos alumnos o de no demasiados medios económicos para tener
un personal con mayor cualificación. Sin duda, conforme el centro educativo se fuera
desarrollando, este plan podría desembocar con gran facilidad en aquel que llamábamos profesor-
consejero, que tiene matices ciertamente diversos. La ventaja de este último radica en que ayuda,
tanto al consejero como al alumno, a familiarizarse con la situación de la clase, lo cual facilitará las
actividades de o. e. y el establecimiento de buenas relaciones. Sin embargo, las desventajas son
patentes: este plan tiende a establecer entre consejero y estudiante la forma más autoritaria de
relación profesor-alumno, lo que irá contra la permisión que se debe dar en toda situación de
consejo. El doble papel del profesor (profesor y consejero) puede crear en el alumno un cierto
sentimiento de que sus problemas son vistos parcialmente, sobre todo si coinciden en la misma
persona el consejero y el profesor que explica aquella materia en la que el alumno encuentra
mayores dificultades.
En el tercer caso, es decir, el del orientador que dedica toda su actividad a ello, se encuentran
también muchas ventajas: la especialización y profesionalización que pueden tener los servicios, la
continuidad con la que se pueden llevar adelante, el poderse dedicar un mayor tiempo a la
investigación, junto con otras muchas. Ahora bien, también presenta sus puntos débiles, que en
este caso sería fundamentalmente el problema del establecimiento de relaciones entre los
profesores y el consejero, ya que éste debe ganarse la confianza de aquéllos, todo lo cual tiene el
peligro de quitar al orientador un tiempo que debería dedicar al contacto con los alumnos.
Estas tres primeras soluciones van más encaminadas hacia los sistemas escolares pequeños
más o menos desarrollados; pero la cuarta solución se dirige hacia los grandes sistemas escolares,
pues se necesitan bastantes medios para que pueda funcionar. De todas formas, parece que en
esta combinación desaparecen las dificultades, al menos en su mayor parte, considerando ambos
planes separadamente.
3. Funciones de las personas que intervienen en el proceso de orientación escolar. Resumiendo
lo que se ha visto anteriormente, las personas que intervienen en el proceso de o. e. serían: el
profesor y el consejero. Además, se podría hablar de una tercera figura que, a partir de ahora,
denominaremos administrador, que son aquellas personas que ejercen una supervisión de los
6. servicios de o. e., y concretados en un sistema escolar, serían la cumbre de la administración, es
decir, los superintendentes, sus asistentes y los directores de la escuela. Estos administradores
juegan un importante papel, desde el momento que los servicios de o. e. se consideran inmersos
dentro de la escuela.
Generalmente, el administrador no interviene directamente en las actividades de o. e., ya que
tienen un especialista que dirige todos los servicios. Sin embargo, es de gran ayuda en el caso de
que cumpla tres requisitos: a) Estar relacionado o relacionados con los servicios de o. e. en sus
contactos con otros miembros del staff y con los estudiantes, es decir, deberán reconocer la
importancia del individuo y la ayuda que se debe dar a éste para que pueda desarrollar, lo más
posible, su personalidad. b) Tener unos conocimientos básicos de los procedimientos y principios
de los servicios de o. e., ya que sólo a través de estos conocimientos será como puedan contribuir
plenamente en este programa. c) Estar dispuestos a prestar toda la cooperación necesaria a los
especialistas que dirigen el programa, cooperación que es condición sine qua non para la
efectividad.
Ahora bien, este apoyo por parte del administrador no debe sobrevalorarse, pues, aunque si
bien en su ausencia es difícil que existan unos buenos servicios, sus funciones son, casi sólo,
actividades administrativas, tales como mantener una cierta disciplina u otra serie de servicios,
algo rutinarios, que no serían adecuados para que los realizaran directamente los especialistas.
(Cfr. J. A.Humphreys y a A. E. Traxler, Guidance Service, Chicago 1954, 392 ss.; G. E. Smith,
Counseling in the Secondary School, Nueva York 1955, 148 ss.).
Los consejeros especialistas, como ya se ha dicho antes, son los que llevarán
fundamentalmente la dirección de los servicios de o. e., ya que esto requiere conocer todo su
mecanismo, los métodos, procedimientos y técnicas, el ser habilidoso en las relaciones humanas,
el tener tiempo libre para otras ocupaciones, requisitos que se encuentran, casi siempre, sólo en
este tipo de personas. Muchas son sus funciones dentro de este campo. Se podría enfocar el
problema bajo el punto de vista de las competencias que tiene en la función de o. e.: interpretará
y usará de las informaciones recogidas, tanto relativas al fondo del alumno, como aquellas de tipo
más externo; intervendrá activamente en el programa de continuidad; organizará todos los
servicios. Además, y enfocando la cuestión desde un ángulo algo más externo, encontramos que
deberá hacer asequible al staff el uso de la información que pueda obtener a través de los
contactos con los padres, y a la sociedad en general a entender mejor a los adolescentes y sus
problemas; hará estudios periódicos de los varios aspectos de la vida de la sociedad, tales como: a)
socioeconómicos, étnicos y religiosos; b) servicios de la sociedad para los jóvenes en los campos
de recreo, la salud, y otros; c) oportunidades de empleo y condiciones para la colocación. En todas
estas funciones, estará auxiliado por los profesores-consejeros, ya que la función de éstos es la de
ayudar a aquéllos y sustituirles en caso de ausencia. (Cfr. H. B. McDaniel, Guidance in the Modern
School, 4 ed. Nueva York 1958, 339 ss.).
Por último, tratamos la figura del profesor (v.). A veces han sido mal valorados en el campo de
los servicios de o. e., y se les ha intentado dejar un poco al margen. Es cierto que su preparación
está dirigida hacia la enseñanza, concretada en una o dos materias. Sin embargo, es un elemento
eficacísimo dentro del programa total de o. Por su estrecho contacto con los alumnos, puede ser
una fuente importante de recolección de datos, ya que tiene las mejores posibilidades para
7. observar la conducta de sus alumnos. No sólo esto, sino que también puede guiar a los alumnos a
lo largo de las clases, haciendo hincapié, p. ej., en las implicaciones vocacionales del problema que
explica, o siguiendo otros métodos. Además, todo profesor tiene libertad para hablar con sus
alumnos; de aquí que, si conoce algo de las técnicas de la entrevista, podrá obtener datos que
luego transmitirá a los consejeros.
4. Actitudes posibles en el orientador. La o. e. es un proceso de ayuda y se realiza
fundamentalmente a través del contacto personal, del trato de persona a persona, lo que implica
el nacimiento de una actitud en ambos. Desde el punto de vista del orientador, se han venido
dando tres actitudes diferentes, que se pueden denominar: directiva, no directiva o permisiva, y
ecléctica. Estas actitudes aparecen, como se desprende de lo dicho, en el proceso de la entrevista,
que es la técnica de mayor importancia en todo el programa de o. e.
La actitud directiva se caracteriza porque el orientador está en un plano superior, autoritario,
frente al cliente, que oye y acepta las soluciones dadas por aquél. Esta postura ayuda poco a la
formación del cliente, puesto que no es capaz de formarle en la libertad y propia responsabilidad
que, después de salir de la entrevista o proceso de éstas, deberá ejercitar en las otras muchas
encrucijadas que le presente la vida.
La actitud no directiva consistiría en ponerse a la altura del cliente y dejarle que exprese todo
aquello que tiene en su interior, ante un clima de comprensión por parte del orientador.
Nos detendremos más en la actitud ecléctica, que es la que está más relacionada y se exige de
modo preferente en la o. e., ya que la directiva estaría más dirigida hacia los problemas
puramente técnicos de la o. profesional (v. III), y la no directiva se encuadraría mejor en el campo
psiquiátrico de la o. personal. La actitud ecléctica consistiría en un compendio de puntos tomados,
y estructurados, de las dos actitudes vistas anteriormente. La corriente ecléctica sería directiva en
el sentido de que pone especial énfasis en un proceso y una relación del consejero con el alumno,
en la que aquél insiste para que el proceso de pensamiento del estudiante esté dirigido hacia un
fin determinado. Así, el consejero es directivo con respecto al proceso (directivo en el sentido de
que su papel es guiar al cliente a través del examen de datos, conclusiones de tests y hacer
planes), pero es no directivo en cuanto a la relación con el cliente como persona y en relación a los
fines y soluciones conseguidas por aquél.
El eclecticismo no es un confusionismo de supuestos, ni un fracaso para diferenciar entre
autoridades; no es necesariamente rechazar toda situación de consejo como sistemáticamente
estructurada. Se reconoce, como algo de sentido común, que las diferencias entre los individuos y
sus problemas son tan grandes, que excluyen la posibilidad de que una sola estructuración o unas
determinadas técnicas tengan eficacia universal. Tanto la persona como la sociedad son
complejas, y la interacción de ambas da como resultado una infinita variedad de problemas, hasta
el punto de que dos individuos con el mismo problema difieren entre ellos en multitud de rasgos.
Cabe aclarar, por último, que la mera adopción de actitudes hacia la o. e. no dará el éxito a un
consejero. El éxito se relaciona con la adquisición de técnicas y procedimientos, descubriendo, a
través de la experiencia, cuáles deben ser utilizadas en cada caso. El verdadero consejero deberá
estructurar una situación diversa para cada uno de sus alumnos, manteniendo la separación
emocional y la vigilancia intelectual requeridas, para aceptar y analizar los datos de cada
problema, estando preparado a contribuir con sus mejores conocimientos y su mayor intuición
8. sensitiva al esfuerzo de pensamiento con el estudiante, buscando la solución para su dificultad.
5. El proceso y las técnicas de la orientación escolar. La o. e. es un proceso que debe durar
desde la entrada del niño en la escuela primaria hasta que salga al mundo profesional. Es un
proceso largo y, por tanto, las técnicas y los métodos que se pueden emplear son muchos. Todas
estas técnicas irán dirigidas a la formación del sujeto para que sea capaz, en un momento
determinado, de elegir por sí solo aquello que más le conviene, si bien antes habrá mediado toda
esa labor que se venía haciendo con el alumno desde que dio sus primeros pasos escolares. Como
se puede observar, estamos inmersos en la escuela: fuera de ella es difícil que se dé una verdadera
o. e., siendo como es una parte del proceso educativo, proceso del que son principales partícipes
la familia y la escuela, y separando lo uno de lo otro romperíamos el todo que hace
verdaderamente eficaz el esfuerzo.
El proceso de o. e. cuenta con diferentes fases, y llega a sus puntos álgidos en los momentos en
que el individuo se encuentra con las encrucijadas en las que debe decidirse por alguna rama,
asignatura o carrera. Dentro de estas fases, es doctrina común mencionar dos que abarcan todo el
proceso: la entrevista y las técnicas objetivas y de observación. Dentro de la entrevista queda
incluida la decisión, es decir, la elección a la que se dirige primordialmente la o. e.
1) La entrevista. Sin entrevista es difícil que haya verdadera o.; se podrá conocer al sujeto a
través de las técnicas objetivas que más adelante se estudiarán, pero, si falta el trato personal, se
perderán cantidad de detalles, necesarios para la buena marcha del proceso. La entrevista, más
que una técnica de la o. e., será el vehículo del proceso, por medio del cual la relación cara a cara
del consejero con el alumno se hace posible. La efectividad de la o. e., por tanto, está
inevitablemente condicionada por la habilidad del consejero como entrevistador; y, según esto, la
buena preparación del consejero en este terreno es necesaria, si se quiere realmente servir al
sujeto.
La entrevista podríamos definirla como una conversación con un propósito. El elemento
fundamental que encontramos en esta definición, además del hecho de ser conversación, que
implica ya un trato personal, es el tener un propósito perfectamente determinado. Por tanto,
antes de comenzar la entrevista se deberán tener muy claros los objetivos que se quieren
conseguir. Esta toma de conciencia de lo que se persigue no se podrá llevar a cabo en el curso
mismo de la entrevista, sino que de antemano habrá que tenerlo perfectamente fijado. De este
modo, aparece clara la necesidad de preparar un plan de la entrevista, de estructurar
adecuadamente este instrumento.
Dentro de esta estructuración, los pasos fundamentales serían: a) el establecimiento de la
relación inicial; b) exposición del problema por parte del alumno, a petición del consejero; c)
profundización en la cuestión, por parte del orientador, buscando las distintas implicaciones que el
problema pueda tener; d) invitar al alumno para que acuda a posteriores entrevistas, donde, en
base a lo ya conocido, se pueda ir ayudando a solucionar la cuestión.
A lo largo de estas entrevistas iremos conociendo las opiniones subjetivas, lo que el sujeto
piensa de sí mismo. Irán descubriéndose factores de rendimiento, incapacidades especiales,
actitudes frente a los profesores y régimen escolar, deseos, ambiciones, aficiones, amistades,
género de vida extraescolar. Todos estos datos son absolutamente necesarios para la o. e. del
alumno (v.). Con lo dicho hasta el momento, queda suficientemente claro el carácter central que
9. tiene la entrevista dentro del proceso que estudiamos.
2) Técnicas objetivas y de observación. Las entrevistas se apoyarán en unas técnicas
complementarias de conocimiento objetivo de los diversos rasgos del alumno. Estas técnicas
objetivas tienen su importancia como complemento, pero no se les podrá dar nunca un lugar de
preferencia en la o. e. Las técnicas a las que nos referimos son los tests y los cuestionarios.
En toda o. e. debe incluirse un programa completo de tests, en el que queden comprendidos
instrumentos dirigidos a medir las habilidades, aptitudes, intereses e inteligencia del estudiante,
junto con otros, más especializados, que miden el tropismo de la personalidad (v.) y la adaptación
(v.).
Se reconocen casi universalmente dos tipos de programas de tests: uno, general, que se aplica
a todos los estudiantes; y otro, suplementario, de tests especiales, que hacen sólo determinados
alumnos. El programa general debe poseer los mismos o similares tests para todos los años que el
alumno permanezca en la escuela, con lo que se determina su progreso. Un buen programa de
este tipo incluye los siguientes tests: de aptitud escolar, de habilidad, de ejecución, y de intereses.
En el caso de que en algún lugar, por las razones que fueran, sólo se pudiese aplicar un tipo de
test, se escoge el de aptitudes escolares, que tiene un uso más extensivo para el trabajo de o. e.
Complemento de este programa general es el suplementario, que comprende tres tipos de
tests: de ejecución y aptitud personal, de aptitudes específicas, y de medida de las cualidades
personales. Todos ellos son de aplicación individual, y deben ser escogidos, entre los existentes,
los que más convengan para cada caso concreto.
Además de estos instrumentos, hay también algún test (v.) de personalidad, aunque no
siempre hace falta su aplicación, a no ser que existan algunos datos confusos después de
realizadas algunas entrevistas, o bien que el criterio del orientador lo considere oportuno.
Todos los datos obtenidos a través de estos medios psicotécnicos, en las entrevistas, y en la
observación directa se agrupan en el expediente personal de cada alumno, para que los
conocimientos que poco a poco se vayan poseyendo perduren, orden
Orientación Pedagógica.
QUE PRETENDEMOS?
Apoyar en el proceso de adquisición de las competencias de cada alumno.
Asesorar a alumnos, padres, profesores y dirección en el proceso de enseñanza y
aprendizaje de las competencias escolares.
Contribuir al desarrollo de la orientación académica y profesional de los alumnos.
¿QUE HACEMOS?
10. Exploraciones psicopedagógicas individuales de alumnos con dificultades de
aprendizaje, emocionales, conductuales, sociales, etc. y redacción del informe
correspondiente.
Pruebas colectivas de aptitudes escolares.
Redacción de programas de intervención como:
o Adaptación de nuevos alumnos.
o Transición de primaria a secundaria.
o Mediación entre iguales.
o Orientación académica y vocacional.
o Prevención de dificultades en lectoescritura.
o Coordinación de clases de refuerzo de Lengua y Matemáticas.
o Organización de conferencias y mesas redondas para alumnos, padres y
profesores.
o Redacción y seguimiento del Plan de Acción Tutorial de primaria,
secundaria y bachillerato.