En los años 70 se descubrió que la sangre del cordón umbilical contiene células madre hematopoyéticas similares a las de la médula ósea. Estas células progenitoras pueden regenerar tejido sanguíneo y fueron utilizadas por primera vez en 1988 en un trasplante exitoso en Francia. Actualmente se usan las células de la sangre del cordón para tratar enfermedades hematológicas y se investiga su potencial para otras aplicaciones.