3. La parte final, sobre los niños, lo tratamos en otras
ocasiones. Hoy nos vamos a fijar sólo en la parte más
amplia en que Jesús habla del matrimonio y
específicamente sobre el divorcio.
Mc 10, 2-12
4. Lo esencial de todo esto es lo positivo. No pensarán en
divorcio los que van haciendo de sus dos vidas como una
sola
y sobre
todo se
preocupan
de
alimentar
esa nueva
vida que
florece en
ellos.
5. Por eso, cuando van a hacer un acto religioso, como es
el ir el domingo a misa, en su corazón vayan diciendo al
Señor que van juntos hacia su altar.
Mucho más
esa vida
debe florecer
si la riegan
con la gracia
y la van
fortaleciendo
junto al altar
en la
presencia del
Señor.
13. Veamos la parte del
evangelio que habla
sobre los matrimonios
y, de una manera
específica, sobre el
divorcio. Es de san
Marcos, de quien se
leen la mayor parte de
los evangelios del
tiempo ordinario en el
ciclo B.
Mc 10, 2-12
14. En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos y le
preguntaron a Jesús, para ponerlo a prueba: “¿Le es
lícito a un hombre divorciarse de su mujer?” Él les
replicó: “¿Qué os ha mandado Moisés?” Contestaron:
“Moisés permitió divorciarse, dándole a la mujer un acta
de repudio.” Jesús les dijo: “Por vuestra terquedad dejó
escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación
Dios “los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el
hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y
serán los dos una sola carne”. De modo que ya no son
dos, sino una sola carne. Lo que Dios ha unido, que no lo
separe el hombre.” En casa, los discípulos volvieron a
preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: “Si uno se
divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio
contra la primera. Y si ella se divorcia de su marido y se
casa con otro, comete adulterio.”
15. Unos fariseos
fueron a
preguntarle a
Jesús. Fueron
con mala
voluntad, “para
ponerlo a
prueba”. Y le
dijeron: “¿Es
lícito a un hombre
divorciarse de su
mujer?”
16. Pensaban que con la pregunta Jesús podría enemistarse
con alguno. Pues entre ellos había quienes pensaban que
podían divorciarse por pequeñas cosas, como el hecho
de que la comida estuviera mal guisada.
17.
18. Jesús responde: ni poco ni mucho, sino
nada, porque Dios desde el principio quiso
la unidad del hombre y la mujer en el
matrimonio.
19. Hoy en la 1ª lectura se expone, a modo de
parábola, lo que significó para el hombre la
presencia de la mujer en su vida.
Génesis
2, 18-24
20. El Señor Dios se dijo: "No está bien que el hombre esté
solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude." Entonces
el Señor Dios modeló de arcilla todas las bestias del campo
y todos los pájaros del cielo y se los presentó al hombre,
para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el
nombre que el hombre le pusiera. Así, el hombre puso
nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del
cielo y a las bestias del campo; pero no encontraba
ninguno como él que lo ayudase. Entonces el Señor Dios
dejó caer sobre el hombre un letargo, y el hombre se
durmió. Le sacó una costilla y le cerró el sitio con carne. Y
el Señor Dios trabajó la costilla que le había sacado al
hombre, haciendo una mujer, y se la presentó al hombre. El
hombre dijo: "¡Ésta es hueso de mis huesos y carne de mi
carne! Su nombre será Mujer, porque ha salido del hombre.
Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se
unirá a su mujer y serán los dos una sola carne."
21. Sabemos que
las cosas
buenas
proceden de
Dios. Como el
amor en el
matrimonio es
una cosa muy
buena, deben
llegar los
esposos a
quedar
persuadidos de
que el Señor es
quien les ha
unido sus vidas
en el amor.
29. Los cristianos comenzaron en una sociedad en la
que estaba permitido el divorcio, incluso en el
judaísmo tradicional fundado en Moisés. El divor-
cio se aceptaba como algo normal y cotidiano.
30. Para Jesús el divorcio en el matrimonio es una
ruptura de los planes de Dios. Según Jesús el
divorcio no es una ley que se debe aceptar o no,
sino que era una concesión a la fragilidad humana
y a la terquedad del corazón.
Es por lo
tanto un
fallo, no es
la solución.
31. El ideal es lo que salió de las manos de Dios.
Para un cristiano lo más perfecto y deseable no
es el divorcio, sino el empeño por reconstruir la
unidad matrimonial hasta ser “una sola carne”.
32. Esta expresión, una sola carne, en la Biblia
significa una unión total: en cuerpo, alma y
espíritu. Hacia esa meta deben encaminar las
parejas cristianas su vida matrimonial.
Ya
sabemos
que eso es
difícil,
como toda
la
perfección.
33. Y reconstruir un matrimonio que nunca ha sido
una sola carne, una sola alma y un solo espíritu,
es muy difícil o imposible.
Y ello es muy
difícil, porque
muchos sólo
se fijan, al
pensar en el
matrimonio,
en la parte
sexual o
corporal. Y
porque no van
hacia Dios.
43. dos mitades de un amor que
por siempre ya nos une.
Hacer
CLICK
44. Lo que hace Jesucristo es reafirmar lo que ya decía el
libro del Génesis en el Ant. Testamento. Los hechos
concretos de Adán y Eva es posible que fueran una
especie de parábola;
pero lo
importante
es la
conclusión,
que es donde
está la
verdadera
palabra de
Dios.
45. Entonces ¿Porqué hay tantísimos matrimonios
que no progresan hacia ese ideal? Es sobre todo
porque han fundamentado su unión sólo en la
unión corporal, en lo sexual, como si ello fuese
el único ingrediente del amor.
Eso es una parte
en cuanto al
tiempo y en
cuanto al valor
de la persona.
49. Querer al esposo o a la esposa es ver la otra
mitad, el otro yo, alguien con quien se comparte
todo: el dinero, el tiempo, las ilusiones, la
intimidad física y espiritual.
Por eso no
sólo se
casan los
cuerpos,
sino las
almas y los
corazones.
50. Para eso hay que prepararse. ¿Qué preparación
van a tener los matrimonios que sólo buscan el
placer corporal, y no saben lo que es unir las
almas, los criterios, los valores religiosos y
morales?
Muchos
hablan de
amor y no
saben lo
que dicen.
51. Por eso la Iglesia, cuando bendice un matrimonio
en presencia de Jesús, que eso es un sacramento,
declara que es para siempre, porque supone que
hay verdadero amor.
El amor es
para siempre o
no es amor. Si
no es para
siempre, no es
verdadero
amor.
52. Y en ese acto
sagrado los
nuevos
esposos se
comprometen
a estar unidos
en la salud y
en la
enfermedad,
en la abundancia y en la escasez, en la alegría
y en la adversidad.
63. Hay algo muy
hermoso en el
evangelio de este día
sobre Jesús como
defensor de las
mujeres. Siempre
Jesús es defensor de
los pequeños y los
débiles. Y en aquel
tiempo entre los
débiles estaban las
mujeres.
64. El divorcio, al menos
entre los judíos, era
como una especie de
condena para la mujer.
El divorcio la solía
acarrear pobreza y
desprecio. El que se
divorciaba era el
hombre, retirando a
una mujer de su vida.
Y se quedaba tan
tranquilo.
65. Hoy el evangelio es de san Marcos, que como
parece, escribió el evangelio en medio de otra
cultura, entre los romanos. Y recuerda algo que
dijo Jesús, quizá “por lo bajito”: que el divorcio
no sólo se da cuando un hombre deja una mujer,
sino también cuando una mujer deja a un
hombre.
Esto era casi
impensable
entre los
judíos.
66. Jesús está rehabilitando a la mujer, no por lo
del divorcio, sino porque manifiesta que en el
matrimonio los dos tienen las mismas
oportunidades y que los dos están llamados a
formar “una sola carne”.
67. Para llegar ahí, el
camino es largo y
la tarea debe ser
continua. Hay
quienes se creen
que el llegar a la
celebración del
matrimonio es
como el fin. Más
bien podemos
decir que es el
principio de una
tarea o un sÍ de
cada día.
68. Que no sea sólo hoy cuando nos demos el sí.
Automático
69. Y que sea una tarea que día a día
hay que construir,
71. El matrimonio, como
todas las cosas vivas
que tenemos, como la
misma vida y la gracia,
deben ser cultivadas. Y
en la tierra la vida se
cultiva muchas veces
con sacrificio. El amor,
como hay que
construirlo día a día,
también se puede
destruir día a día, si no
se cultiva o se
descuida.
72. Para cultivarla, entre otros consejos, decimos
que hay que saber dialogar. Para ello hay que
saber escuchar, estar atentos a los detalles y
estar por encima de los sentimientos.
73.
74. Si ese amor está bendecido con la presencia de
Dios en el sacramento, debe acrecentarse esa
presencia con la oración y la presencia de Jesús
en la Eucaristía.
El amor
matrimonial,
como la vida,
para crecer debe
alimentarse.
75. Y como el ideal de
unión no es fácil y
estamos
mezclados con
egoísmos y otras
faltas, hay que
saberse perdonar.
Con la gracia de
Dios el amor
deteriorado puede
restablecerse.
76. Algunas veces la Iglesia declara nulo algún
matrimonio. Es cuando, consideradas todas las
razones, opina que no hubo amor en el momento
de la celebración del acto.
Normalmente
tampoco se ha
dado pleno
después el amor.
77. Si hay buena voluntad y hay fe en Dios y
confianza entre vosotros, !ÁNIMO¡ Parejas
matrimoniales, seguid con entusiasmo hasta el
final y hasta la eternidad, pues el Señor camina
a vuestro lado.