1. EDUCACIÓN SUPERIOR EN VENEZUELA
YESIKA YOHANA GARCIA HERNANDEZ
PROBLEMÁTICA DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN VENEZUELA
UNIVERSIDAD FERMIN TORO
VICERECTORADO ACADEMICO
DECANATO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO
MAESTRIA EN EDUCACIÓN SUPERIOR
2017
2. INTRODUCCION
Se entiende por educación universitaria a aquel tipo de educación superior que se lleva a cabo
cuando la persona ha terminado la educación básica y secundaria. Este tipo de educación se
caracteriza además por la especialización en una carrera, lo cual significa que ya no se
comparten conocimientos comunes en todo el grupo etario sino que cada uno elige una
carrera particular donde se especializará sobre algunos conocimientos (por ejemplo,
conocimientos de política, de abogacía, de medicina, de idiomas, de lenguaje, de historia, de
ciencia, etc.).
La educación universitaria no es considerada en la mayoría de los países como parte de la
educación obligatoria. Esto es así ya que para conseguir trabajo o estar empleado, el
individuo debe solamente completar los estudios primarios y secundarios. Se estima que en
ellos se reciben los conocimientos básicos y más necesarios respecto de diversas áreas. Sin
embargo, es innegable que para ejercer una profesión y no tener un trabajo de empleado que
cualquiera podría realizar, la carrera universitaria es de vital importancia.
La educación universitaria, como se dijo antes, es aquella que imparte conocimientos,
técnicas y saberes más específicos sobre una profesión o una carrera particular. Por ejemplo,
si uno quiere convertirse en contador público entonces deberá seguir la carrera de contador
público ya que allí recibirá todo el conocimiento apropiado. Esto le permitirá al individuo
estar mejor posicionado a la hora de conseguir trabajo, aunque muchas veces también es muy
estimada la experiencia además del título.
Por lo general, las carreras universitarias no duran menos de cuatro años, habiendo algunas
que pueden durar incluso más como las de medicina, abogacía o veterinaria. Si bien el tiempo
que se ocupa en terminarla depende del individuo (al ser el sistema mucho más libre que el
de la educación primaria o secundaria y no estar dividido por edades sino por etapas), siempre
se presenta un estimativo de cuánto tiempo debería tomar cada tipo de carrera. Además, es
claro que la educación universitaria es mucho más exigente y compleja que los niveles
anteriores de educación por lo cual obtener un título de este tipo no es un hecho menor.
3. LA EDUCACIÓN SUPERIOR
La educación superior se imparte en dos niveles: pregrado y posgrado.
El nivel de pregrado tiene, a su vez, tres niveles de formación:
Nivel Técnico Profesional (relativo a programas Técnicos Profesionales).
Nivel Tecnológico (relativo a programas tecnológicos).
Nivel Profesional (relativo a programas profesionales universitarios).
La educación de posgrado comprende los siguientes niveles:
Especializaciones (relativas a programas de Especialización Técnica Profesional,
Especialización Tecnológica y Especializaciones Profesionales). Maestrías. Doctorados.
Pueden acceder a los programas formales de pregrado, quienes acrediten el título de bachiller
y el Examen de Estado, que es la prueba oficial obligatoria que presentan quienes egresan de
la educación media y aspiran a continuar estudios de educación superior.
Para crear un nuevo país es fundamental revolucionar todo el sistema ideológico, es decir, es
imprescindible llevar la revolución a la cultura y a la educación. Debemos trabajar para la
recuperación de la calidad de vida, vista como preocupación por la dignidad de la persona,
por su capacitación para contribuir a la transformación y mejora de su comunidad, de su
región y de su país. Es necesario fomentar en los ciudadanos y ciudadanas el desarrollo del
entendimiento y la tolerancia de la diferencia, la comprensión y conocimiento de su patria,
su ámbito ecológico, su historia y su cultura.
Para construir un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, mandato prioritario
de la Constitución Bolivariana de Venezuela (1999) es necesario que impulsemos un
proyecto educativo-cultural alternativo que rescate nuestra identidad nacional con un
patriotismo real, inscrito dentro de una concepción geopolítica de integración de los países
latinoamericanos, que nos permita enfrentar desde una posición de fuerza el proyecto
globalizador colonialista.
Hablar de “cultura y educación” significa hablar de valores, de principios, de pueblos y de
identidad. Distintas concepciones del ser humano y de la sociedad llevan necesariamente a
propuestas diferentes respecto a la cultura y la educación. Quienes tenemos como finalidad
la construcción de una democracia participativa y protagónica no podemos sino concebir la
cultura como la manifestación social fundamental para reconocer y transformar la realidad,
acentuando ante todo su fin humanista, ético y político. El neoliberalismo relega la cultura y
la educación a un plano elitista, por el contrario, los pueblos albergan saberes que se conjugan
en escenarios educativos y culturales alejados de los espacios elitescos que tienden a
4. confundir y coartar los sueños y la creatividad popular.
Una educación en libertad debe ser comunitaria y propiciar la formación de una mentalidad
que permita construir una cultura que aliente la solidaridad, la participación, el compromiso
militante, la creatividad, la producción espiritual y el rescate de la identidad nacional. El
proceso de enseñanza aprendizaje debe fundamentarse en verdaderas comunidades
democráticas, con una organización simplificada que destierre las actitudes individualistas y
autoritarias, para permitir el desarrollo en todas las áreas y por parte de todos los actores del
diálogo abierto, la participación y la crítica, sin temor a ser excluido, reprimido o castigado.
Para enfrentar exitosamente el inmenso reto que tenemos por delante, que consiste en acceder
a la sociedad del conocimiento y enfrentarnos a la globalización, defendiendo nuestras
especificidades culturales, nuestras idiosincrasias y nuestro acervo histórico, es importante
alejarnos del tipo de educación que coarta el desarrollo del ser y establecer una educación
emancipadora que permita la creación original de una ciudadanía libertadora y
revolucionaria, esencialmente popular.
La calidad de esta educación no debe ser abstracta ni tecnicista, sino vincularse a la calidad
de vida de la población, en cuanto debe ser el elemento fundamental para el logro del
desarrollo sostenible que implica superar la pobreza material y espiritual, profundizar la
democracia, permitiendo la participación y el protagonismo de todos los ciudadanos.
2. Cómo ha sido en las últimas décadas y por qué: El “modelo Atcon”.
Después de la segunda guerra mundial las orientaciones en materia cultural y educativa
fueron dirigidas por los “triunfadores” en función del capital imperialista y sus necesidades.
Rudolph Atcon, asesor del gobierno norteamericano para América Latina desde el
Departamento de Estado, la OEA y la ONU, diseñó el modelo que ya fue denunciado en 1980
por un grupo de Venezolanos (“El modelo tecnocrático de la educación superior en
Venezuela”, Quintero, M. y col., 1980). El Plan Básico o “Plan Atcon” (1960 y 1970) fue
disciplinadamente concretado en Venezuela (con paralelos en el mundo: el "Plan Karachi",
en Asia (1959-60), el "Plan Addis Abeda", en Africa, (1960-61)
Se trazó un plan de reformas que incluyó la privatización, el alza de matriculas, la represión
al estudiantado y al profesorado. Se redujeron los aportes del estado, y el número de años de
estudio -para sacar mano de obra rápidamente por medio de carreras “cortas”, educación a
distancia, flexibilización de programas y la creación de Universidades para poner en marcha
el “Plan Básico” que consistió en:
Disminuir la importancia de las humanidades, las ciencias sociales y toda materia que
sirviera para analizar críticamente la sociedad, a cambio de un programa de orientación
tecnocrática y pragmática. La idea fue “convertir” la Universidad Pública en una institución
5. de formación tecnológica, para lo cual debía elevarse a estatus de científico y
profesional las áreas tecnológicas. Se promovió entonces la educación tecnológica
de 1 a 3 años, y proliferaron los Institutos Politécnicos y Colegios Universitarios.
Se promovieron estructuras curriculares individualizantes, con el conocimiento
fragmentado, superespecializado, sin una visión integral de los problemas estudiados.
Se suprimieron “facultades” y se fragmentaron, con la creación de numerosas “escuelas”,
“institutos” y “centros”, muy “exigentes” que consumieron el tiempo de los investigadores y
alumnos permitiendo el control político.
Se semestralizaron y hasta trimestralizaron las carreras para darle “vertiginosidad” al
proceso educativo y mantener un permanente ciclo de inscribirse-evaluar-inscribirse y no dar
tiempo a la reflexión.
Eliminaron las “secciones” o salones estables de estudiantes, para impedir que los alumnos
se conocieran y establecieran relaciones afectivas y/o políticas.
Profundizaron el modelo unidireccional de “transmisión” de conocimientos y
disminuyeron la construcción de saberes a partir de la experiencia compartida, reflexionada
y analizada.
Se ejecutaron diversas estrategias para desmovilizar estudiantado, como los programas de
extensión universitaria - poco pertinentes socialmente o de alcances limitados-, para ocupar
el tiempo libre y se adelantaron campañas contra el movimiento de resistencia estudiantil,
promoviendo las formas organizativas y la ideología corporativista (centros excursionistas,
cine clubes, organizaciones de turismo estudiantil, negocios administrados por estudiantes
dentro de las universidades, etc...)
Crearon nuevas universidades alejadas de los centros poblados para disminuir el contacto
directo de los estudiantes con el resto de la sociedad.
Diseñaron arquitectónicamente las nuevas universidades para impedir los mítines y tener
mayor control de los estudiantes: inexistencia de grandes auditorios, cafetines pequeños y
dispersos, planta física con diseño de “tránsito” y no de “permanencia”, áreas verdes sin
asientos ni facilidades para estar reunidos.
El horario fue restringido lo más posible al diurno, con transportes que vacían las
universidades a una hora determinada.
En los años 80 cobra fuerza la tendencia mundial hacia la división internacional de la
producción de conocimientos tecnológicos, y comienzan a “financiarse” proyectos de
investigación en diversos países, cada uno de los cuales serían fragmentos aislados e inútiles
6. por sí solos, pero que integrados si han sido útiles para los “financiadores”.
Vincularon a la universidad con el “aparato productivo” y así vimos las reuniones con los
“empresarios” para “determinar y egresar lo que estos necesitan: cuadros al servicio de las
clases dominantes, con la creación de grupos de investigación articulados a las líneas de
desarrollo del nuevo orden neoliberal.
3. ¿Como están los números?
En Venezuela existen 251 instituciones de educación Superior, de las cuales 116 son públicas
y 135 son privadas (datos OPSU, 2004). Para la presente discusión se consideran como
instituciones de educación superior todas las que ofrecen estudios de tercer nivel:
universidades, institutos universitarios e institutos tecnológicos. Las 116 instituciones de
educación superior públicas tienen un costo anual aproximado de cuatro billones de
bolívares, es decir, cuatro mil millardos de bolívares, que son invertidos anualmente por el
Estado. En este costo no se incluyen las 135 instituciones privadas que por su carácter no son
auditadas comúnmente por el Estado. Creemos firmemente que a esos cuatro mil millardos
de bolívares, tiene que sumarse una cantidad que puede ser similar o superior en costo y que
es invertida por la sociedad, bien sea por el gasto que hacen los padres o el propio estudiante.
Es decir, estamos planteando que cuando se considera el gasto en educación superior no
puede afirmarse que ese gasto es únicamente de cuatro mil millardos, dado que no se está
sumando el gasto para los venezolanos que significa la educación privada.
En estas instituciones de educación superior se ofrecen 583 carreras y participan
aproximadamente en la actualidad 803 mil estudiantes. Estas cifras en nuestra opinión -y sin
pretender ser expertos en la materia-, no tienen coincidencia lógica con el país que encontró
el actual gobierno en 1999, con 80% de pobreza, 25% de desnutrición, aproximadamente tres
millones de personas excluidos del sistema educativo y 1.500.000 de analfabetas, con una
infraestructura para la producción, el transporte y la agricultura prácticamente inexistente o
muy deteriorada y con un sistema de salud también en condiciones precarias: un país de
importadores a pesar de tener cuantiosos recursos físicos, materiales y humanos, con miles
de kilómetros de costa, entre los primeros países con reservas de agua dulce, millones de
hectáreas apropiadas para el desarrollo ganadero, paisaje natural variado, grandes
posibilidades para el desarrollo del turismo, recursos minerales y reservas energéticas,
particularmente petroleras, que se sitúan entre las mejores del mundo.
Consideramos que ese país que tenemos y que la Revolución Bolivariana con esfuerzos
denodados intenta transformar, no tiene correspondencia con la inmensa inversión que se
hace en el sistema de educación superior, a pesar de que el gobierno esté haciendo grandes
esfuerzos de transformación con la creación de nuevas instituciones como la Universidad
Bolivariana y otros Institutos Universitarios. Creemos que este esfuerzo puede ser
insuficiente si no se aborda la discusión de la transformación universitaria desde una
perspectiva crítica que toque no solamente las estructuras formales si no que se plantee la
reforma ideológica
7. Además del problema de la exclusión -ya crónica- de la mayoría de los estudiantes
pobres del sistema universitario, tiene que hacerse una discusión en relación a dónde deben
ser incluidas esas personas de los estratos populares. Ciertamente las clases muy pobres
apenas logran entrar en un porcentaje entre el 15 al 20 % a las Universidades, mientras que
la demanda de las clases altas es satisfecha en
Pero el problema no es solamente incluir a las personas en el sistema educativo superior
actual, sino la conveniencia o no de incluirlos en instituciones enclaustradas, excluyentes,
cuyos pensa de estudios son concebidos y ejecutados fuera de los contextos comunitarios y
las necesidades sociales más urgentes, con programas que proponen un conocimiento
desagregado, fragmentado, unidireccional, escolástico y poco participativo. Creemos que esa
no es la respuesta precisa para las necesidades de un país que se está transformando.
En el modelo curricular tradicional universitario venezolano, los seres humanos ingresan a
un currículo que no toma en cuenta su perfil previo, no importa de dónde proviene, ni las
capacidades ni cualidades de ese ser humano. Existe todo un menú de carreras que ofrece la
universidad tradicional, independientemente del lugar de nacimiento y ejecución de vida de
la persona. Es decir, el hijo de un ganadero del Estado Guárico o el hijo de un pescador de
Oriente tienen el mismo menú de carreras en unas universidades que ofrecen el tránsito a
través de un currículo en áreas de conocimientos presuntamente dependientes, continuas y
secuenciadas, en un tiempo determinado, por semestres o por años, con una rigidez que
impide salir del sistema por un tiempo para poder volver a entrar. Un sistema que pone trabas
en relación a la edad de las personas tiene pruebas de admisión, reglamentos de repitientes y
ofrece un menú fijo que egresa a los profesionales con un perfil individualista, con una visión
poco colectiva de los problemas nacionales, con una ultra especialización, que lo aleja del
pensamiento integral.
El hecho cierto es que las presuntas prelaciones se han ido perdiendo con el tiempo. Las
materias ya casi no tienen conexión entre sí, el conocimiento se ha departamentalizado al
punto que los profesores expresan opiniones y definen sus lugares de trabajo como sus
departamentos, laboratorios, áreas de conocimiento, etc. La fragmentación ha llegado a tal
extremo que inclusive materias que tienen prelación desde el punto de vista formal, en la
realidad no dependen una de otra, llegándose a casos en algunas universidades, donde los
estudiantes pueden aprobar una materia sin haber aprobado la que presuntamente la prelaba.
El conocimiento adquirido además es certificable sólo al final en razón del otorgamiento de
un título, que se convierte en el único objetivo del estudiante que espera poder “patentarlo”
para ganar dinero y ascender en la escala social. Es un régimen de estudios escolástico,
catedralicio, en el que un profesor expone el conocimiento desde una tarima, ya que él es
quien conoce, el propietario de la verdad, mientras el participante es un sujeto pasivo que
sólo recibe información.
5. Proponemos otra cosa.
8. Proponemos un modelo alternativo que tome en cuenta el perfil del individuo: quién
es, qué sabe, qué quiere ser. Estas son preguntas obligatorias en el nuevo modelo y sobre
todo conocer qué problemas existen en su comunidad. Estamos presentando un modelo
educativo donde las personas y grupos ejecuten proyectos a partir de problemas comunitarios
concretos. Estos proyectos se van ejecutando en una temporalidad, definida por el propio
problema estudiado. El conocimiento deberá construirse de manera no enclaustrada,
ejecutándose en el seno de las propias comunidades, ser certificable en cualquier nivel, sin
un tiempo definido, ya que el participante marca su propio ritmo de acuerdo a sus necesidades
y posibilidades. Este conocimiento por ser aprehendido fundamentalmente a través de la
metodología de proyectos es un conocimiento colectivista, útil, que acredita la experiencia,
es decir, las personas que poseen experiencia previa, formal o no formal, pueden obtener
créditos que contribuyan no sólo a elevar su autoestima, sino que además les permiten acortar
el tiempo de la licenciatura. Estamos hablando de penas abiertos o semi-abiertos, flexibles,
que se transitan a ritmo propio y en los cuales están incorporados los valores de la identidad
latinoamericana, regional, local y nacional.
Tomemos como ejemplo un bachiller de una comunidad de pescadores de una zona x de
Venezuela. Probablemente este bachiller, si logra ingresar en una universidad a estudiar
Ingeniería Mecánica, no vuelve a su comunidad y más bien como ingeniero intentará
insertarse en alguna industria ligada a su pequeño pueblo o establecerse en una capital para
integrarse a la burocracia estatal o privada. Es probable que ese pescador, si logra ingresar
en otra universidad para estudiar Medicina, Administración o Biología, tampoco vuelva a su
lugar de origen. Con ese tipo de conocimientos tradicional es poco probable que contribuya
al desarrollo de su región. Pero ese mismo pescador, en el modelo alternativo puede ser
incluido en un proyecto comunitario para el arreglo de los motores fuera de borda de las
lanchas de los pescadores de su comunidad y otras comunidades cercanas, sin necesidad de
egresar como Ingeniero Mecánico. Si profesores universitarios expertos en administración le
enseñan los elementos básicos del cooperativismo, la organización para la pequeña empresa,
la metodología y la técnica para obtener créditos y micro créditos, es probable que ese
pescador funde una cooperativa, compre cavas de refrigeración o vehículos de transporte y
pueda romper las cadenas de comercialización, que devoran al pequeño productor. Es muy
probable también que él no requiera estudiar medicina como una carrera compleja y
completa, sino que sea suficiente que aprenda a controlar uno de los problemas precisos que
se presentan en su comunidad, como ejemplo, problemas de diarrea y conjuntivitis en los
niños de la zona. Los pescadores probablemente no requieran ser médicos para aprender que
con el manejo adecuado de los alimentos y el control de insectos pueden contribuir a controlar
estas dos enfermedades que afectan a su comunidad. También este pescador puede recibir
nociones básicas para el manejo de las especies de peces de las que él vive como, por ejemplo,
el reconocimiento de la hembra que está ovulando para devolverla al cauce del río. Es
probable que ese pescador con todos estos conocimientos sea un buen pescador organizado,
cooperativista que contribuye al desarrollo local de su comunidad, arraigado a su zona de
trabajo. Este es el modelo educativo de aprendizaje por proyectos que se ejecuta en las
9. propias comunidades, contribuyendo a detener las migraciones y a estimular el
desarrollo endógeno de la región.
El mismo ejemplo puede aplicarse a un pintor en un pueblo andino venezolano. Este pintor
sin necesidad de egresar de una carrera tradicional puede obtener nociones de arte, de
promoción cultural, de cooperativismo, agricultura, porque en su pueblo probablemente
requiera sembrar lo que se come y también principios fundamentales de salud para el manejo
de enfermedades fácilmente controlables y allí la Universidad estaría participando -como uno
más- con sus “saberes” (técnicos, científicos y especializados) hacia la construcción de los
conocimientos útiles para el hombre desde el punto de vista material y espiritual. El problema
de la certificación (títulos, diplomas y reconocimientos formales) deja de ser un fin en si
mismo, para ser substituido por la necesidad de que el hombre “sepa”, “conozca”: deje de
ignorar.
4. Es un nuevo modelo.
La Revolución Bolivariana exige una propuesta para la educación superior que innove el
procedimiento de enseñanza aprendizaje, resuelva el problema de la exclusión de la
educación y que al mismo tiempo revolucione las modalidades tradicionales de estudios
universitarios, es decir, lleve la revolución a la educación en general, sobre todo a la
educación superior, que impulse el proyecto de desarrollo endógeno y sostenible según el
plan nacional y forme profesionales críticos con un alto compromiso social, bien preparados
pero que al mismo tiempo entiendan la sociedad en la cual se mueven y cuyas funciones
tengan que ver con la pertinencia social y respondan a las necesidades locales regionales y
nacionales.
El funcionamiento del proyecto para atender con calidad grandes masas de participantes está
basado en una estructura piramidal. Por un lado, tenemos al tutor o tutora que es la persona
que tiene más experiencia en este tipo de aprendizaje por proyectos y que, por lo tanto, forma,
supervisa y acompaña la aplicación de la estrategia de formación. Es decir, durante este
proceso, no solamente se forma él mismo en unos talleres, formado luego a los facilitadores,
sino que además supervisa, acompaña y ayuda a evaluar el proceso y a mejorarlo en cada uno
de sus momentos. Cada tutor o tutora atiende a un grupo de cinco facilitadores o facilitadoras.
Es importante recalcar que estos facilitadores no son todos de una misma disciplina, sino que
los grupos se forman con profesionales de varias disciplinas, por lo tanto, se trata de equipos
educativos interdisciplinarios y transdisciplinarios. En ellos los facilitadores discuten entre
sí para elaborar las cartas descriptivas de las diferentes áreas de conocimiento, las cuales
tienen que responder a la intención educativa de cada una y al propósito general de todo el
ciclo. Los facilitadores en el intercambio van también preparando los objetivos de
aprendizaje que luego discutirán con sus participantes.
10. Cada facilitador puede atender cuatro grupos de veinte participantes cada uno. Esto es posible
porque la atención en los equipos de sistematización es de una vez a la semana, con una
duración de entre cuatro a seis horas. El resto del tiempo los participantes que están insertos
en la comunidad y trabajan en ella, van desarrollando sus proyectos relacionados con las
necesidades comunitarias.
Es importante destacar que dentro de esta metodología de enseñanza aprendizaje es
fundamental el trabajo en equipo. Los tutores trabajan entre sí para formar supervisar y
acompañar la aplicación de la estrategia; los facilitadores trabajan en equipo porque como
cada uno cubre una determinada disciplina y juntos intercambian conocimientos en las
diferentes áreas, para que luego, cada uno de ellos pueda atender los proyectos de los
participantes que necesariamente tocan diversas disciplinas. A su vez, los participantes
trabajan en equipo, discuten sus proyectos en equipo y también en el momento de la
evaluación. Esta se realiza en equipo, porque comprende la evaluación del facilitador, la
autoevaluación de cada uno de los participantes y la coevaluación del equipo.
Los facilitadores o facilitadoras con los tutores y tutoras también tienen encuentros, que
pueden ser quincenales, para discutir cómo se desarrolla el programa, cuáles son las
dificultades encontradas, cómo pueden ser superadas y cómo cada uno con su experiencia
puede ayudar a mejorar toda la metodología de enseñanza aprendizaje. Los participantes a
medida que trabajan y discuten en los equipos de sistematización, analizan al mismo tiempo
lo que cada uno aporta sobre las diversas áreas de conocimiento y cuáles son las áreas que
quedan fallas. Así se van descubriendo -en el trabajo colectivo- las fortalezas y las
debilidades, determinando de esta manera los objetivos de aprendizaje que faltan por cubrir.
En cada uno de los momentos de este proceso lo que realmente se desarrolla es un encuentro
de saberes y un intercambio de los conocimientos de los tutores, de los facilitadores y de los
participantes.
Todo un conjunto de precisiones en relación con esta propuesta podemos hacerlas en
discusiones más amplias que lo que permite el papel, para enriquecer o refutar los asuntos
filosóficos, políticos y técnicos, y poder dar explicaciones más amplias de los detalles
operativos también. Decimos que es una propuesta “nueva” por el carácter “masificado” que
tiene, pero experiencias similares a este modelo las ha habido en Venezuela desde hace
décadas y en otras partes del mundo a una escala menor.