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DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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DEL
SÁBADO
AL
DÍA DEL SEÑOR
por
The Mormon Lighthouse
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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DEL
SÁBADO
AL
DÍA DEL SEÑOR
por
The Mormon Lighthouse:
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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INDICE
INTRODUCCIÓN……………………………………………….……...4
CAPÍTULO I.- LA CREACIÓN Y EL DÍA DE REPOSO…..….5
CAPÍTULO II.- EL DÍA DE REPOSO EN LA LEY DE
MOISÉS………………………………………………………………...7
CAPÍTULO III.- EL DÍA DE REPÓSO EN LOS DÍAS DE
JESÚS……………………………………………………………..10
CAPÍTULO IV.- EL DÍA DE REPOSO DESPUÉS DE LA
RESURRECCIÓN DE CRISTO...……………..…………………17
CAPÍTULO V.- LAS FUENTES HISTÓRICAS Y EL DÍA DEL
SEÑOR………………………..….…..………………………..…….23
CAPÍTULO VI.- CONSTANTINO Y LA APOSTASÍA.……..…31
CAPÍTULO VII.- DE LA APOSTASÍA A LA
RESTAURACIÓN………………………………………………35
APÉNDICE 1………………………………….………………....44
APÉNDICE 2……………………………………………..……...46
APÉNDICE 3……………………………………………..……...47
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
4
INTRODUCCIÓN
El domingo es el primer día de la semana en el cual los miembros
de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días van a
la capilla para fortalecerse espiritualmente, y para renovar los
convenios que hicieron al bautizarse.
En el idioma griego, el primer día de la semana se llama Κυριακή,
se pronuncia “kiriaki”, y significa “El Día del Señor”. Esto se puede
comprobar fácilmente. Sólo diríjase a cualquier traductor en línea,
elija la opción de español a griego, y escriba “domingo”, el resultado
en griego será Κυριακή.
Como ya dijimos, esta palabra significa literalmente “El Día del
Señor”, y tiene su origen en el verso 10 del capítulo 1 de
apocalipsis:
“Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una
gran voz, como de trompeta” (Apocalipsis 1:10)
¿Por qué los griegos le llaman “día del Señor” al primer día de la
semana? Porque el primer día de la semana, o sea el domingo, es
el día en el que nuestro salvador resucitó de entre los muertos.
Después de la resurrección de Cristo, el primer día de la semana, el
día santo pasa del séptimo (“sábado”) al primero; “El Día del Señor”.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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CAPÍTULO I.- LA CREACIÓN Y EL DÍA DE REPOSO
Luego de haber acabado
la obra de la creación en
un período de seis días, el
Señor descansó el día
séptimo y lo santificó: “Y
acabó Dios en el día
séptimo la obra que hizo;
y reposó el día séptimo de
toda la obra que hizo. Y
bendijo Dios al día
séptimo, y lo santificó,
porque en él reposó de
toda la obra que había
hecho en la creación.”
(Génesis 2:2-3)
La historia del día de reposo empieza aquí, siete días después de la
creación de la tierra.
Existe una eternidad hacia atrás, antes de la creación de la tierra, en
la que el séptimo día (como día santificado) no existió.
El día de reposo es una creación de Dios y, por tanto, está sujeto a su
creador. Dios, que es todopoderoso, puede decidir cambiar al día de
descanso a otro día. SI DIOS NO PUDIESE HACER ESTO
ENTONCES NO SERÍA TODOPODEROSO, Y EL “DÍA DE
REPOSO” SERÍA UNA ESPECIE DE DIOS EN SI MISMO. Y en
las escrituras se dice claramente que no es así:
"Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los
que POR NATURALEZA NO SON DIOSES; mas ahora,
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo
es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los
cuales os queréis volver a esclavizar? GUARDÁIS LOS DÍAS, LOS
MESES, LOS TIEMPOS Y LOS AÑOS. Me temo de vosotros, que
haya trabajado en vano con vosotros." (Gálatas 4:9-10).
Si seguimos observando el sábado, después de haber conocido el
evangelio de Jesucristo, entonces se habría “trabajado en vano con
nosotros”. En vano se nos habría enseñado el evangelio de Jesucristo.
El evangelio de Jesucristo reemplaza a la ley antigua. Todo se ha
vuelto nuevo:
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios
5:17)
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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CAPÍTULO II
EL DÍA DE REPOSO Y LA LEY DE MOISÉS
El cuarto mandamiento, de los diez que el Señor le dio a Moisés,
(éxodo 31:18) dice lo siguiente: “Acuérdate del día de reposo para
santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el
séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra
alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu
bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en
seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas
que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová
bendijo el día de reposo y lo santificó.” (Éxodo 20:8-11).
El día de reposo contenido en la ley de Moisés, se dio como señal
entre los Israelitas y el Señor, veamos: “En verdad vosotros
guardaréis mis días de reposo; PORQUE ES SEÑAL ENTRE MÍ Y
VOSOTROS POR VUESTRAS GENERACIONES, PARA QUE
SEPÁIS QUE YO SOY JEHOVÁ QUE OS SANTIFICO. Así que
guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo
profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra
alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su
pueblo.” (Éxodo 31:13-14)
Como se puede apreciar en el pasaje anterior, cualquiera que hiciera
obra alguna el día de reposo era castigado con la muerte. La pena
capital estaba claramente estipulada, veamos: “Seis días se
trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a
Jehová; CUALQUIERA QUE TRABAJE EN EL DÍA DE
REPOSO, CIERTAMENTE MORIRÁ” (Éxodo 31:15-16).
En el Pentateuco se registraba la muerte de un hombre cuyo delito
había consistido en “juntar leña el sábado”, veamos: “Estando los
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hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía
leña en día de reposo. Y los que le hallaron recogiendo leña, lo
trajeron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación; y lo
pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le había
de hacer. Y Jehová dijo a Moisés: Irremisiblemente muera aquel
hombre; apedréelo toda la congregación fuera del
campamento. Entonces lo sacó la congregación fuera del
campamento, y lo apedrearon, y murió, como Jehová mandó a
Moisés.” (Números 15:32-36)
Todo eso cambió. Ya nadie es apedreado por trabajar el día santo.
Ese cambio se produjo cuando Cristo resucitó. Allí se cumplió la Ley
antigua y entró en vigor el Evangelio de Jesucristo.
El propósito de la ley de Moisés era preparar a los Israelitas para la
llegada del Mesías (Jesucristo). Veamos los siguientes pasajes:
“Entonces, ¿para qué sirve la ley? fue añadida a causa de las
transgresiones, HASTA QUE VINIESE LA SIMIENTE A QUIEN
FUE HECHA LA PROMESA; y fue ordenada por medio de
ángeles en mano de un mediador” (Gálatas 3:19).
“De manera que LA LEY HA SIDO NUESTRO AYO, PARA
LLEVARNOS A CRISTO, a fin de que fuésemos justificados por la
fe. PERO VENIDA LA FE, YA NO ESTAMOS BAJO
AYO” (Gálatas 3:24-25).
Por lo tanto, La ley de Moisés es semejante al tutor de un niño. En
otras palabras, la Ley de Moisés sería una especie de guía que
conduciría a Israel hacia Cristo.
Todas las ordenanzas y fiestas solemnes contenidas en la Ley de
Moisés sólo fueron parte de una ley preparatoria.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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Antes del nacimiento de Cristo, Israel ya había caído en apostasía. El
Señor ya no aceptaba sus Días de Reposo:
“No traigáis más ofrendas vanas. El incienso me es una
abominación; también las lunas nuevas, LOS SÁBADOS, el
convocar asambleas, no las puedo sufrir: son iniquidad vuestras
solemnidades. Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras
festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas”
(Isaías 13:14).
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CAPÍTULO III
EL DÍA DE REPÓSO EN LOS DÍAS DE JESÚS
III.a.- EL DUEÑO DEL DÍA DE REPOSO
Cuando Cristo ejerció su ministerio en la tierra, la ley de Moisés
estaba en vigencia. Por lo tanto, Cristo y sus discípulos guardaron el
“día de reposo”.
Sin embargo, aun cuando Cristo observó el “Día de Reposo”, uno de
los argumentos recurrentes por parte de los fariseos (en contra de
Jesús) era precisamente “el quebrantar el día de reposo”:
“Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿POR QUÉ HACÉIS LO
QUE NO ES LÍCITO HACER EN LOS DÍAS DE REPOSO?”
(Lucas 6:2).
“Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día
de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o quitarla? Y
mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y
él lo hizo así, y su mano fue restaurada. Y ELLOS SE LLENARON
DE FUROR, Y HABLABAN ENTRE SÍ QUÉ PODRÍAN HACER
CONTRA JESÚS” (Lucas 6:9-11).
Muchos religiosos de nuestros días actúan del mismo modo que los
fariseos; es decir, se “llenan de furor” cuando se toca el tema del día
de reposo. Dejando pues a un lado ese espíritu de contención,
continuaremos desarrollando el tema del día de reposo.
Cristo enseñó claramente que el Hijo de Dios era dueño del día de
reposo:
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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“El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre
por causa del día de reposo. Por lo tanto, el Hijo del Hombre es
Señor aun del día de reposo” (Marcos 2:27, 28).
Cristo y sus discípulos observaron el sábado hasta el día previo a la
resurrección de Cristo:
“Y vueltas, aparejaron especias aromáticas y ungüentos; y
REPOSARON EL SÁBADO, conforme al mandamiento.” (Lucas
23:56).
III.b.- “TODA POTESTAD ME ES DADA EN EL CIELO Y EN
LA TIERRA”
Consideremos las siguientes palabras de Jesús después de su
resurrección:
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: TODA POTESTAD ME
ES DADA EN EL CIELO Y EN LA TIERRA” (Mateo 28:18).
Si Jesucristo no pudiese cambiar el día santo a otro día que no sea el
séptimo, entonces su poder estaría limitado; no podría tener “toda
potestad” si tuviera esta limitación.
La Ley de Moisés, que era administrada por el sacerdocio según el
orden de Aarón, era imperfecta y por ello era necesario el cambio,
veamos:
“Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque
bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que
se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que
no fuese llamado según el orden de Aarón? PORQUE
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CAMBIADO EL SACERDOCIO, NECESARIO ES QUE HAYA
TAMBIÉN CAMBIO DE LEY” (Hebreos 7:11-12).
Esta nueva ley, la Ley del Evangelio, es la ley perfecta, la ley de la
libertad, en la cual hay que perseverar: “Mas el que mira
atentamente en LA PERFECTA LEY, LA DE LA LIBERTAD, y
persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la
obra, éste será bienaventurado en lo que hace” (Santiago 1:25).
Recordemos que hoy en día, a nadie se le apedrea por no guardar el
día Santo. En la Ley del Evangelio, el que no guarda el Día Santo
muere espiritualmente, no físicamente.
III.c.- UN PODER ILIMITADO
El Señor puede revocar incluso pactos perpetuos. Veamos el caso de
Elí, el juez de Israel, a quién el Señor le hizo una promesa y luego,
por medio de su Profeta, la Revocó: “Por tanto, Jehová el Dios de
Israel dice: YO HABÍA DICHO QUE TU CASA Y LA CASA DE
TU PADRE ANDARÍAN DELANTE DE MÍ PERPETUAMENTE;
MAS AHORA HA DICHO JEHOVÁ: NUNCA YO TAL HAGA,
porque yo honraré a los que me honran, y los que me tuvieren en
poco, serán viles. He aquí vienen días, en que cortaré tu brazo, y el
brazo de la casa de tu padre, que no haya viejo en tu casa.” (1
Samuel 2:30-31).
Dios puede hacer cambios si bien le parece. Lo mismo sucede con el
día de santo. El señor le mandó al pueblo de Israel que observara el
séptimo día como día sagrado y él también puede designar otro día
de la semana como sagrado. Esto ocurrió con la resurrección de
Cristo; todo se renovó.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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Sábado (séptimo día de la
semana)
Significado: Día del Reposo
(del hebreo ‫שבת‬ sabbath)
Domingo (primer día de la
semana)
Significado: El Día del Señor
(del latín “dominica die”, que a
la vez, es la traducción del grego
Κυριακή que en este idioma
significa “El Día del Señor” )
Último día de la semana.
Representa el fin, la
culminación, el término, el
cumplimiento de la Ley de
Moisés.
Primer día de la semana.
Representa el comienzo, la
entrada en vigor, el inicio de una
Ley Nueva; El Evangelio de
Jesucristo.
III.d.- EL REPOSO JUDIO CESARÍA
En el verso 11 del capírulo 2 de Oseas, el Señor anuncia que dará fin
no sólo las festividades y las nuevas lunas de Israel sino también a
sus Días de Reposo:
“Y haré CESAR todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y SUS
DÍAS DE REPOSO, y todas sus festividades.” (Oseas 2:11)
La palabra “cesar” significa suspenderse o acabarse (Diccionario de
la Real Academia Española).
Ahora bien, de acuerdo con la profecía de Oseas, el fin de los Días
de Reposo del antiguo Israel serían seguidos por un Nuevo Pacto. A
fin de ilustrar mejor esta verdad, Oseas utiliza una poderosa analogía;
el matrimonio simbólico entre el Señor y su pueblo. Esto se puede
ver claramente en los versículos 19-23, veamos: “Y TE
DESPOSARÉ CONMIGO PARA SIEMPRE; TE DESPOSARÉ
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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CONMIGO EN JUSTICIA, JUICIO, BENIGNIDAD Y
MISERICORDIA. Y TE DESPOSARÉ CONMIGO EN
FIDELIDAD, Y CONOCERÁS A JEHOVÁ…y tendré misericordia
de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá:
Dios mío.” (Oseas 2:19-23).
El apóstol Pablo indicó que en este pasaje el Señor se estaba
refiriendo a su Iglesia, la cual es su esposa simbólica (a la cual
pertenecían Pablo y sus lectores):
“COMO TAMBIÉN EN OSEAS DICE: LLAMARÉ PUEBLO
MÍO AL QUE NO ERA MI PUEBLO, Y A LA NO AMADA,
AMADA. Y EN EL LUGAR DONDE SE LES DIJO: VOSOTROS
NO SOIS PUEBLO MÍO, ALLÍ SERÁN LLAMADOS HIJOS DEL
DIOS VIVIENTE” (Romanos 9:25-26).
En la última parte de la profecía de Oseas, el Señor compara el
Nuevo Pacto que haría con Israel, luego del “cese” de sus “días de
reposo”, con un matrimonio (“y te desposaré conmigo para
siempre”). Esta misma analogía es utilizada por el apóstol Pablo para
explicar como es que el Evangelio reemplaza a la Ley de Moisés,
como legislación autorizada para la Iglesia (la esposa) de Jesucristo
(el esposo), veamos:
“¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la
ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive?
Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras
éste vive: pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del
marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será
llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de
tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. ASÍ
TAMBIÉN VOSOTROS, HERMANOS MÍOS, HABÉIS MUERTO
A LA LEY MEDIANTE EL CUERPO DE CRISTO, PARA QUE
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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SEÁIS DE OTRO, DEL QUE RESUCITÓ DE LOS MUERTOS, a
fin de que llevemos fruto para Dios” (Romanos 7:1-4).
El apóstol Pablo, en este pasaje, está usando la relación matrimonial,
y la ley que gobierna esa unión, para enseñar que la Ley Antigua
había cesado y que había entrado en vigor una Ley Nueva. Pablo
enfatiza aún más esta doctrina cuando añade: “Pero ahora estamos
libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos
sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y
no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:6).
Nótese que la Ley de Moisés, a la que se refiere Pablo en este pasaje,
incluía los Diez Mandamientos. Esto se puede ver claramente en el
versículo siguiente, donde dice: “Yo no conocí el pecado sino por la
ley; PORQUE TAMPOCO CONOCIERA LA CODICIA, SI LA
LEY NO DIJERA: NO CODICIARÁS” (Romanos 7:7)
Esto demuestra que la Ley de Moisés incluía los Diez Mandamientos
pues el décimo de estos es “No codiciarás”. Por consiguiente, Pablo
dice que aquella ley que incluía los diez mandamientos (ergo, la
observancia del séptimo día como Día de Reposo) ha cesado.
Luego de la resurrección del Señor la ley de Moisés caduca, es decir
se cumple en Jesucristo o tiene su fin en él, y entra en vigencia la
Nueva Ley, el Evangelio de Jesucristo. Por lo tanto, la Vieja Ley
cesa y todo se renueva:
“De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es; LAS
COSAS VIEJAS PASARON; HE AQUÍ TODAS SON HECHAS
NUEVAS.” (2 Corintios 5:17).
En otras palabras, en Jesucristo se origina una Nueva Creación:
“Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión
valen nada, sino UNA NUEVA CREACIÓN.” (Gálatas 6:15).
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
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Un análisis cuidadoso de las enseñanzas de los apóstoles nos ayuda a
comprender que, para los cristianos, la observancia del sábado judío
se había eliminado por completo:
“Por tanto, nadie os juzgue en comida, o en bebida, o con respecto
a días de fiesta, o de luna nueva, o de días de reposo, lo cual es
sombra de lo por venir; pero el cuerpo es de Cristo”. (Colosenses
2:16).
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
17
CAPÍTULO IV
EL DÍA DE REPOSO DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN DE
CRISTO
IV.a.- EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA
La resurrección del Señor el “primer día de la semana”, es uno de los
hechos más ampliamente atestiguados en el Nuevo Testamento. El
apóstol Juan, por ejemplo, relata los acontecimientos que tuvieron
lugar la noche de aquel mismo día:
“La noche de aquel mismo día, EL PRIMERO DE LA SEMANA,
estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos
por miedo de los Judíos, vino Jesús, y puesto en medio de ellos les
dijo: Paz a vosotros. Y como hubo dicho esto, les mostró las manos
y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.” (Juan
20:19-20).
El evangelio de Marcos también
da testimonio de la resurrección
del Señor en este día:
"Habiendo, pues, resucitado
Jesús, muy de mañana en EL
PRIMER DÍA DE LA SEMANA,
apareció primeramente a María
Magdalena…” (Marcos 16:9).
A partir de ese momento los
apóstoles y los miembros fieles de
la iglesia primitiva empezaron a
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
18
reunirse el primer día de la semana:
“OCHO DÍAS DESPUÉS, los discípulos se habían reunido de
nuevo en una casa, y esta vez Tomás estaba también. Tenían las
puertas cerradas, pero Jesús entró, se puso en medio de ellos y los
saludó, diciendo: ¡Paz a vosotros!” (Juan 20:26).
Este primer día de la semana se convirtió el día de adoración para los
primeros cristianos. en este día se participaba de la Cena del Señor:
“EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA, reunidos los discípulos para
partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día
siguiente…” (Hechos 20:7).
Además, puesto que los miembros de la iglesia se reunían en este día,
los líderes aprovechaban estas reuniones para recolectar las ofrendas:
“Cada PRIMER DÍA DE LA SEMANA cada uno de vosotros
ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo para que
cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.” (1 Corintios
16:2).
El séptimo día fue observado escrupulosamente por los mismos
discípulos de Jesús, tal como ya hemos visto, hasta el día en que él
resucitó de entre los muertos. Luego de ello el Día Santo pasó a ser
el primer día de la semana. No se eliminó el día sagrado, pero ya no
iba a ser el séptimo día sino el primero. Los miembros de la iglesia
seguirían descansando uno de cada siete días de la semana.
Después de la resurrección de Cristo los apóstoles empezaron a
predicar el evangelio. En toda ciudad, donde había judíos, los
apóstoles les predicaban primero a ellos. Los judíos se congregaban
el sábado en sus sinagogas para el culto, y los apóstoles
aprovechaban la oportunidad para predicarles (Hechos 13:14, 42, 44;
16:13).
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
19
Sin embargo, los apóstoles ya no se reunían el sábado judío (Séptimo
Día), sino el Primer Día de la Semana, en el cual participaban de la
Cena del Señor y entregaban sus ofrendas (Hechos 20:7, 1 Corintios
16:2).
Uno de los hechos más importantes de la historia del cristianismo, la
venida del Espíritu Santo, también se produjo el Primer Día de la
Semana:
“Cuando llegó el DÍA DE PENTECOSTÉS, estaban todos
unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de
un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde
estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de
fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos
del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les daba que hablasen.” (Hechos 2:1-4).
La mención de este acontecimiento es extremadamente relevante
puesto que el Día de Pentecostés caía el día primero de la semana
(véase Levítico 23:15, 16; Deuteronomio 16:9).
Tomando en cuenta que los cristianos ya no estaban obligados a
observar las fiestas judías (Gálatas 4:10, Colosenses 2:16-17), la
razón por la que estaban reunidos no podía ser para celebrar el
Pentecostés. El hecho evidente, e indiscutible, es que los apóstoles y
los miembros de la iglesia estaban reunidos un primer día de la
semana, y que ese día vino el Espíritu Santo.
IV.b.- EL DÍA DEL SEÑOR
La frase “el Día del Señor” (como nombre propio del primer día de
la semana) aparece por primera vez en el verso diez del primer
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
20
capítulo del Apocalipsis, libro que se escribió el año 96 d.C.,
veamos:
“Yo estaba en el Espíritu en EL DÍA DEL SEÑOR (κυριακη ημερα
[griego]), y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta”
(Apocalipsis 1:10).
El "Día del Señor", en el que Juan tuvo sus visiones, es un día de la
semana. Este día no es el séptimo día o día de reposo judío porque en
aquel tiempo a ese día se le llamaba sábado (σαββατων en griego). Si
Juan se hubiese estado refiriendo al séptimo día simplemente le
hubiera llamado sábado.
Este “Día del Señor” tampoco es el “día” de la Segunda Venida de
Cristo. El “Día” de la Segunda Venida del Señor, en el lenguaje
bíblico, siempre se refiere a un día de castigo divino.
Juan no estaba "en el Espíritu" en un día de castigo divino. A través
de las revelaciones apocalípticas se menciona repetidas veces el
acercamiento inevitable del “día” de la Segunda Venida de
Jesucristo, pero ese día está pautado (de forma particular) para los
momentos finales de la historia de la humanidad antes del “Gran
Juicio”.
Cuando en el Nuevo Testamento, se menciona el “día del Señor”
como el día de la segunda venida de Cristo, la expresión griega es
ἡμέρα ôü tó κύριος (ej. 1 Corintios 5:5; 1 Tesalonicenses 5:2) que es
completamente diferente a κυριακη ημερα de Apocalipsis 1:10,
veamos:
Apocalipsis 1:10 1 Corintios 5:5 1 Tesalonicenses 5:2
“día del Señor” “día del Señor” “día del Señor”
κυριακη ημερα ἡμέρα ôü tó κύριος ἡμέρα ôü tó κύριος
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
21
LA ETIMOLOGÍA
Otra fuerte evidencia de que, efectivamente, el primer día de la
semana se convirtió en el “Día del Señor” yace en el analisis
etimológico del nombre dado al primer día de la semana en distintos
idiomas. La etimología es la ciencia que estudia del origen de las
palabras (la razón de su existencia, de su significación y de su
forma). La palabra "etimología" viene del latín etymologia y ésta del
griego ἐτυμολογία, un compuesto de étymos (‘verdadero’), y logos
(‘estudio’). Por lo tanto, la etimología estudia el verdadero origen y
significado de la palabra.
Por medio de la etimología aprendemos que el nombre propio dado
al “primer día de la semana”, en los arcáicos idiomás griego,
armenio y latín, significa literalmente "El Día del Señor". En el caso
de la lengua rusa (es decir del idioma ruso) el nombre del primer día
de la semana significa literalmente “Resurrección”, veamos:
DOMINICA (DÍA DEL SEÑOR) …………………. LATÍN
KURIAKE (DÍA DEL SEÑOR) ……………………GRIEGO
GIRAGI (DÍA DEL SEÑOR) ………………………ARMENIO
VOSKRESENIE (RESURRECCIÓN)…………….. RUSO
Estos nombres tienen su origen en la resurrección de Cristo.
Cualquiera que viaje a Grecia en estos días, por ejemplo, encontrará
que el término griego κυριακη (Día del Señor) es el nombre del
primer día de la semana en esa nación. Antes de la resurrección de
Cristo el primer día de la semana en griego era hemera heliou (día
del Sol). Luego de la resurrección de Jesús, los apóstoles lo llamaron
κυριακη ημερα (el Día del Señor) en memoria de la resurrección de
Cristo. Es exclusivamente por motivo de la resurrección de Cristo
que el nombre del primer día de la semana, en el griego actual, es
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
22
κυριακη (Día del Señor). De otro modo se hubiera seguido llamando
hemera heliou (día del Sol).
En lo que se refiere al ruso, el hecho que, en esa lengua, el nombre
dado al primer día de la semana (“Voskresenie”) signifique
literalmente “Resurrección” es otra prueba más de que su origen está
ligado a la Resurrección de nuestro Señor.
En lo que se refiere al español, la palabra “Domingo” (que es el
nombre del primer día de la semana en todos los paises de habla
hispana) es la castellanización de la expresión latina “dominica die”
que, como ya vimos, significa “el Día del Señor”.
Otras lenguas que también tienen como origen la expresión “el Día
del Señor” para el nombre del primer día de la semana son:
ITALIANO……………………………..….DOMENICA
RUMANO…………………………………DUMINICA
PORTUGUÉS……………………………..DOMINGO
GALÉS……………………………………..DI-DOMHNUICH
FRANCÉS………………………………….DIMANCHE
CATALÁN…………………………………DIUMENGE
En el capítulo siguiente examinaremos las fuentes históricas, que
fundamentan la afirmación de que la frase “el Día del Señor” fue el
nombre que recibió el primer día de la semana en memoria de la
resurrección de Cristo. Así pues, examinaremos toda la información
que los primeros cronistas cristianos e historiadores de gran
renombre dan respecto de este tema.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
23
CAPÍTULO V
LAS FUENTES HISTÓRICAS Y EL DÍA DEL SEÑOR
V.a.- PRIMERAS EVIDENCIAS
Dentro de lo que se conoce en la actualidad como “el método
científico de investigación” se encuentra “el método histórico” que es
la rama del método científico que se utiliza para encontrar la verdad
respecto de un hecho que ocurrió en un pasado lejano.
Este Método histórico está vinculado al conocimiento de las distintas
etapas de los hechos en su sucesión cronológica. Para conocer la
evolución y desarrollo del hecho o fenómeno de investigación se
hace necesario revelar su historia, las etapas principales de su
desenvolvimiento y las conexiones históricas fundamentales.
Es evidente que cualquier estudio relacionado con los primeros años
del cristianismo, quedaría incompleto si no se acudieran a las fuentes
históricas del primer y segundo siglo de nuestra era. Estas fuentes
están constituidas principalmente por las cartas de los primeros
obispos de la Iglesia de Jesucristo. Además de ellas tenemos los
escritos de miembros de la iglesia que, aun cuando no fueron
obispos, testificaron de la observancia del “Día del Señor” en aquella
época. Finalmente, tenemos el testimonio escrito de prestigiosos
historiadores protestantes (como Johann Lorenz Von Mosheim)
respecto de este tema.
Ignacio, el obispo de Antioquia, sirvió como tal durante el reinado
del emperador Trajano (quién reinó entre los años 98-117 d.C.). Este
gran hombre fue ordenado como obispo por los mismos apóstoles, y
se mantuvo en ese cargo durante 40 años.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
24
En el camino a Roma, donde sufriría el martirio, Ignacio escribió
siete cartas (a los Magnesios, Tralianos, Romanos, Filipenses,
Esmírneos y una epístola al obispo Policarpo) que constituyen un
valiosísimo testimonio, tanto por su antigüedad como por su
contenido. Respecto del “Día del Señor” Ignacio escribió lo
siguiente:
“Los que vivían según el orden de cosas antiguas han pasado a la
nueva esperanza, no observando ya el sábado, sino EL DÍA DEL
SEÑOR, en el que nuestra vida surge de él y de su muerte” – (Carta
de Ignacio a los Magnesios, 101 d.C., capítulo 9,1 [Traducido por J.
B. Lightfoot]).
Ignacio no era ni apóstol ni profeta. Sin embargo, se debe admitir
que para examinar el tema de la observancia del día sagrado entre los
cristianos del siglo I, no existe otra fuente de más peso que estos
escritos. Por tanto, deben considerarse como evidencia histórica,
puesto que fueron escritas por personas contemporáneas de los
apóstoles y que a su vez eran líderes menores (obispos) dentro de la
iglesia primitiva de Jesucristo.
Por la información contenida en el libro de los Hechos de los
Apóstoles, se puede concluir que estos obispos fueron el ultimo
baluarte de la cristiandad antes de que la Apostasía envolviese por
completo a la Iglesia Primitiva:
“Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el
Espíritu Santo os ha puesto por OBISPOS, para apacentar la
iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. PORQUE
YO SÉ QUE DESPUÉS DE MI PARTIDA ENTRARÁN EN
MEDIO DE VOSOTROS LOBOS RAPACES, QUE NO
PERDONARÁN AL REBAÑO.” (Hechos 20:28-29).
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
25
Ahora bien, es importante indicar que entre las iglesias cristianas de
nuestros días existe una confusión absoluta respecto de la relación
que existe entre el “Día del Sol” (de origen pagano) y el “Día del
Señor” (de origen cristiano). Rogaremos al lector que lea con
detenimiento la información que daremos a continuación.
Empezaremos citando a un escritor cristiano (un gentíl convertido al
cristianismo) del primer siglo de nuestra era, Justino Martir. Este
escritor, que vivió aproximadamente entre los años 100 al 165 DC,
describe en su primera apología la costumbre respecto del “día de
culto” entre los cristianos del segundo siglo:
“Y en el día que se llama “DÍA DEL SOL”, todos los que viven en
ciudades o en el campo, se reúnen en un lugar, y leen las memorias
de los apóstoles o las enseñanzas de los profetas, según su tiempo
disponible; luego, cuando el lector finaliza, el presidente instruye
verbalmente, y exhorta a que se imiten esas buenas cosas. Entonces
todos juntos nos levantamos y oramos, y como dijimos antes,
cuando terminamos la oración, SE TRAE PAN, VINO Y AGUA, Y
EL PRESIDENTE, DE LA MISMA FORMA QUE ANTES, HACE
ORACIONES Y DA GRACIAS, SEGÚN SU EXPERIENCIA, Y
LA GENTE DA SU CONSENTIMIENTO, DICIENDO AMÉN; Y
SE DISTRIBUYE A CADA UNO, Y SE PARTICIPA DE
AQUELLO POR LO QUE SE HA DADO GRACIAS, Y SE ENVÍA
UNA PORCIÓN DE ELLO A QUIENES ESTÁN AUSENTES,
POR MEDIO DE LOS DIÁCONOS. Y quienes están en posición
de hacerlo, y quieren, dan lo que consideran que es apropiado; y lo
que se recoge es depositado en donde el presidente, que socorre a
los huérfanos y a las viudas, y a quienes, por enfermedad o alguna
otra causa, están en necesidad, y a quienes están esclavizados, y a
los extranjeros que están de visita entre nosotros, y, en definitiva,
cuida a todos los que están en necesidad. Pero el “DÍA DEL SOL”
es el día en el que todos nosotros hacemos nuestra común reunión,
porque es el primer día, el día en que Dios, habiendo forjado un
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
26
cambio en la oscuridad y las cosas, hizo el mundo; y el mismo día
en que nuestro Salvador Cristo Jesús se levantó de la muerte.” (La
Primera Apología de Justino Mártir, Cap. 67, pág. 354, 355.)
En el Mundo Griego y Latino de la época de Cristo los nombres de
los días de la semana se relacionaban con los astros del sistema solar
quienes a su vez representaban dioses paganos, veamos:
GRIEGO LATIN
hemera selenes (día de la
Luna)
hemera Areos
hemera Hermu
hemera Dios (día de Zeus)
hemera Aphrodites
hemera Khronu
hemera heliou (día del Sol)
dies lunae (día de la Luna)
dies marti
dies mercuri
dies iovis (día de Jupiter)
dies veneris (día de Venus)
dies saturni (día de Saturno)
dies solis (día del Sol)
Lo que hace Justino Mártir en su carta es informar cual de los días de
la semana que él conocía (hemera selenes, hemera Areos, etc.) era el
día de adoración de los primeros cristianos. De acuerdo con sus
palabras, el día que adoraban los cristianos (es decir, el día en que
participaban de la Cena del Señor, etc.) no era el “séptimo” sino el
“primer día de la semana” que en el griego, de aquel entonces, se
conocía como “hemera heliou”.
Justino no dice que los cristianos adoraban al dios sol en este día. Lo
que Justino dice es que el primer día de la semana, al que los griegos
llamaban “el día del sol”, era el día de adoración de los primeros
cristianos. Los obispos que conocían el griego (Ignacio de Antioquia,
Policarpo, etc.) ya no le llamaban “hemera heliou” (“día del sol”)
sino “Kuriake” (“el Día del Señor”).
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
27
Es precisamente este término (“Kuriake”) el que Ignacio usa en sus
cartas para referirse al primer día de la semana. Ignacio no utiliza la
expresión “Día del Sol”. En lugar de ello, Ignacio llama al día de
adoración “el Día del Señor” (“Kuriake”).
Hoy en día ocurre algo parecido a lo que sucedía en los días de
Justino Martir. En el mundo de habla inglesa el primer día de la
semana se llama “Sunday” (literalmente “Día del Sol”) pues el
término inglés evolucionó de las tradiciones normandas. Para los
miembros de la Iglesia de Jesucristo, sin embargo, ese día es el
“Lord’s Day” (“Día del Señor").
Ahora veremos qué es lo que escribió, sobre la observancia del día
de reposo cristiano durante el primer siglo de nuestra era, uno de los
historiadores más prestigiosos de todos los tiempos; Johann Lorenz
Von Mosheim:
“Los cristianos de este siglo se reunían piadosamente para adorar
a Dios y para su propio desarrollo el PRIMER DÍA DE LA
SEMANA, el día en que Cristo reasumió su vida, porque los
apóstoles mismos apartaron este día para la adoración religiosa, y
tenemos testimonio incontrovertible de que se observaba
generalmente, siguiendo el ejemplo de la iglesia de Jerusalén.”
(Mosheim’s Church History, Tomo 1, Siglo 1, Parte 2, capítulo 4:4).
Mosheim es un historiador luterano que nació en 1693. Ingresó a la
Universidad de Kiel (1716) donde alcanzó su maestría. En 1723 es
nombrado professor erdinarius de la Universidad de Helmstedt, y en
1747 fue nombrado canciller de la Universidad de Göttingen. Este
erudito alemán es considerado el padre de la Escuela de Historia
Pragmática, y es citado por escritores e historiadores de distintas
denominaciones religiosas (católicos, bautistas, adventistas, testigos
de Jehová, etc.).
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
28
TESTIMONIOS CONVERGENTES
Los registros y documentos cristianos no canónicos de los siglos II y
III brindan testimonios convergentes respecto de la observancia del
primer día de la semana como el “Día del Señor”.
A continuación, presentaremos los testimonios escritos de otros
cronistas que nos dicen que el primer día de la semana, el día en que
el Señor se levantó de la tumba, era el que los cristianos tenían por
sagrado y en el que solían adorar:
“Un día, el primero de la semana, nos reuníamos.” (Barderaven,
año 180 de Cristo.)
“Él, en cumplimiento del precepto que concuerda con el evangelio
observa el día del Señor.” (Clemente de Alejandría, Tomo 7,
capítulo 12, año 198 de Cristo.)
“No concordamos con los judíos ni en sus peculiaridades
concernientes a la comida, ni en sus días sagrados.” (Apologías,
Sección 21, año 200 de Cristo.)
“Nosotros estamos acostumbrados a observar ciertos días, como
por ejemplo, el día del Señor.” (Orígenes, Libro 8, capítulo 23, año
201 de Cristo.)
“Pero preguntáis, ¿Por qué es que nos reunimos el día del Señor
para celebrar nuestras solemnidades? Porque así era como los
Apóstoles también lo hacían.” (De Fuga, XIV:ii, 141, año 200 de
Cristo.)
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
29
Respecto de otros líderes cristianos que también mencionaron este
tema en sus escritos, diremos que Teófilo, Obispo de Antioquía,
quien escribió en el Siglo II, dijo:
“Tanto la costumbre como la razón, exige que honremos el día del
Señor siendo que en aquel día el Señor Jesús resucitó de entre los
muertos”.
Finalmente, citaremos a Tertuliano, escritor cristiano que nació en el
año 160 d.C. y murió en el 220 d.C., quien testificó: "Solemnizamos
el día después del Sabbath en contradicción a aquellos quienes
llaman este día su Sabbath " (Apología de Tertuliano, capítulo 16),
y “Otros... suponen que el sol es el Dios de los Cristianos, porque es
bien sabido que ellos consideran el Domingo como un día de
regocijo” (A Las Naciones 1: 133).
DOCUMENTOS DEL SIGLO III
Los documentos del siglo III deben ser examinados con cuidado para
saber que es exactamente lo que sugieren.
Sin embargo, puesto que la figura de Constantino recién aparece en
el cuarto siglo, estos documentos resultan relevantes.
Anatolio, quien fue obispo de Alejandría el 270 d.C, compuso
innumerables obras. De todas ellas, sin embargo, sólo nos ha llegado
su Tratado sobre la Pascua. Veamos un extracto de este tratado
relacionado con el “Día del Señor”:
“La fiesta, de hecho, observaba el día de la pascua en el
decimocuarto día del primer mes, de acuerdo con el Evangelio,
según su creencia, no añadiendo nada extraño, sino manteniendo
en todas las cosas la regla de fe. Y la otra fiesta, pasando el día de
la Pasión del Señor como uno lleno de tristeza y dolor, sostienen
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
30
que no debería ser lícito celebrar el misterio del Señor de la Pascua
en cualquier otro momento, sino EN EL DÍA DEL SEÑOR, en el
que la RESURRECCIÓN DEL SEÑOR de la muerte se llevó a
cabo, y en el que también surge para nosotros la causa del gozo
eterno.” (El Canon Pascual, cap. 10.)
Es evidente que, aunque Anatolio no describe la adoración en el día
del Señor (pues el tema de la carta es “La Pascua), si designa con la
frase “el Día del Señor” al día en que Jesucristo resucitó de entre los
muertos.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
31
CAPITULO VI
CONSTANTINO Y LA APOSTASÍA
VI.a.- CONSIDERACIONES PREVIAS
Como acabamos de ver en el capítulo anterior, la frase el “Día del
Señor", como designación del primer día de la semana, se usaba
básicamente dentro de la iglesia primitiva (fundamentalmente entre
sus líderes).
En el mundo griego y romano, a este día se le llamaba oficialmente
"el Día del Sol". Tanto el "Día del Sol" como el "Día del Señor"
convergían el primer día de la semana. Al adoptarse el cristianismo,
el primer día de la semana llegó a ser conocido como "el Día del
Señor" entre los conversos cristianos, quienes usaban indistintamente
ambas frases (“Día del Sol” o "Día del Señor”) para referirse a su
día de común reunión.
Sin embargo, la frase "día del sol" siguió siendo el nombre para el
primer día de la semana en el norte de Europa, tal como lo
ejemplifica la frase germánica sunnon-dagaz y anglosajona
sunnandæg. El nombre evolucionó en el inglés medieval como
sonenday. Es por ello que el primer día de la semana se llama Sunday
(día del sol) en el inglés actual.
Eso no ocurrió con el griego, el idioma de los primeros cristianos de
los siglos I y II. En este idioma, la expresión "el Día del Señor", en
memoria de la resurrección de Cristo, se convirtió definitivamente en
el nombre del primer día de la semana. Lo mismo ocurrió con el
latín, francés, español, portugués, rumano, galés, catalán, italiano,
etc.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
32
VI.b.- EL VERDADERO ROL DE CONSTANTINO
El emperador Constantino, señalado por muchos como el causante
del cambio de la adoración del sábado al domingo, nació el 27 de
febrero del año 272 d.C. (más de 100 años después de la muerte de
Ignacio, clemente, Barderaven, Justino, etc.), fue proclamado
“Augusto” por sus tropas el año 306 d.C., y legalizó la religión
cristiana a través del edicto de Milán el 313 d.C. Por consiguiente, es
imposible que él haya sido el “creador” de la frase “el Día del
Señor” como nombre para el primer día de la semana, el día en que
resucitó Jesucristo.
Consideremos, en este respecto, el comentario que hace el historiador
Philip Scharff sobre el rol de Constantino en su obra History of the
Christian Church: “La observancia universal y sin oposición del
Domingo en el siglo segundo sólo se puede explicar por el hecho de
que tiene sus raíces en las prácticas apostólicas. Tal observancia es
la que más se debería considerar ya que no tenía respaldo de la
legislación civil antes de la época de Constantino, y que debió
haber tenido muchas inconveniencias, por la baja situación social
de la mayoría de los cristianos y su dependencia a los empleadores
y amos incrédulos.” (Philip Schaff, History of the Christian Church
[Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1995], Vol. 1,
pág. 478, 479 y Vol. 2, pág. 202).
Ahora veamos el aporte del historiador Mosheim respecto de este
mismo tema: “Es muy cierto que la vida de Constantino no fue lo
que exigían los preceptos del cristianismo; y también es cierto que
permaneció o fue catecúmeno (cristiano sin bautizar) toda su vida,
y fue recibido como miembro de la Iglesia por el bautismo unos
pocos días antes de su muerte.
Nota 25: Es casi seguro que Constantino, mucho antes de su
muerte en el año 824 de nuestra era, se declaró cristiano y así era
reconocido por las iglesias. También es cierto que por mucho
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
33
tiempo había cumplido con los actos religiosos de un cristiano sin
bautizar, es decir, de un catecúmeno; porque asistía a los actos de
adoración pública, ayunaba, oraba y observaba EL DÍA DE
REPOSO CRISTIANO y los aniversarios de los mártires, y velaba
las vigilias de la Pascua, etc.” (Mosheim’s Church History, Tomo 2,
Siglo 4, Parte 1, capítulo 1:8.)
Lo que en verdad hizo Constantino fue legalizar el primer día de la
semana como día de adoración y como tiempo de descanso para
todos los ciudadanos del imperio, aun cuando los Domingos ya se
habían considerado por los cristianos como un día separado para la
adoración desde el tiempo de los apóstoles.
En realidad, la creencia de que Constantino cambió el día de reposo
al primer día de al semana, es un error que tiene su origen en la mala
interpretación del decreto de Constantino del año 321 d.C. Este
decreto literalmente decía:
“En el venerable ‘Día del Sol’ se dejará a los magistrados y al
pueblo de las ciudades descansar y se cerrarán todos los talleres.
En el campo las personas ligadas a la agricultura podrán
voluntaria y legítimamente continuar sus labores, pues con
frecuencia sucede que el día siguiente no es el adecuado para
sembrar o plantar viñas, pues se teme que por dejar pasar el
momento propicio para tales operaciones se perderá el favor del
cielo.” (Decreto de Constantino, 7 de marzo del año 321 d.C.).
Constantino no establece la Adoración del Sol en este día. La
adoración del Sol en Roma (tanto antes como después del edicto) se
celebraba el 7 de cada més. Constantino no cambió en nada esta
tradición. Lo que Constantino si hizo fue establecer en todo el
imperio una costumbre que los cristianos ya habían estado
observado desde el primer siglo después de Cristo; la de descansar
el primer día de la semana (algo que los romanos no hacían).
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
34
Los paganos no descansaban el “día del Sol”. La designación de un
día de descanso entre aquellos que no eran cristianos (y que, por lo
tanto, no tenían esa costumbre) fue recibida con beneplacito por
estos.
El verdadero error de Constantino no consistió en cambiar el día
sagrado sino en mezclar ideas y filosofías paganas con la Doctrina
que regía las ordenanzas en la iglesia.
Constantino vistió (o mejor dicho, “disfrazó”) a la religión romana
con un atuendo cristiano. En lugar de profetas y apóstoles,
aparecieron el pontífice y los cardenales (pero ese es otro tema que lo
trataremos en una publicación futura).
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
35
CAPÍTULO VII
DE LA APOSTASÍA A LA RESTAURACIÓN
INTRODUCCIÓN
Como hemos podido ver claramente, luego de la muerte de Cristo los
primeros cristianos observaron el primer día de la semana, el Día del
Señor, como día santo porque los apóstoles mismos, bajo la dirección
del Señor, así lo habían establecido.
Cuando se produjo el período de la historia universal conocido como
“La Reforma”, la mayoría de los protestantes no realizó cambio
alguno respecto del día de adoración (domingo, el “Día del Señor”)
que se observaba. Los líderes reformadores entendían que, luego de
la resurrección de Cristo, el día santo había pasado del sábado al
domingo (“el día del Señor”).
El Error de Ellen G. White
Ellen G. White, profetiza de la Iglesia Adventista del Séptimo día, y
autora de uno de los plagios más grandes en la historia de los Estados
Unidos (algo que el propio White State tuvo que admitir, véase
https://www.nonsda.org/egw/graybill.shtml) dice en su libro “El
Conflicto de los Siglos” que, después de la muerte de Cristo, todos
los cristianos habían guardado el sábado, y que fue Constantino el
que realizó el cambio hacia el domingo:
“En los primeros siglos el verdadero día de reposo, el sábado, había
sido guardado por todos los cristianos...” (El Conflicto de los Siglos,
sexta edición, de 1968, pág. 56).
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
36
"Al principio del siglo IV el emperador Constantino expidió un
decreto que hacía del domingo un día de fiesta pública en todo el
Imperio Romano.” (pág. 57). (Se refiere al decreto de Constantino
del año 321, según el Apéndice del mismo libro, pág. 739).
Respecto de las razones por las que Constantino realizó este cambio,
Ellen dice lo siguiente:
“Los obispos de la iglesia, inspirados por su ambición y su sed de
dominio, le hicieron obrar así, pues comprendieron que si el mismo
día era observado por cristianos y paganos, éstos llegarían a
aceptar nominalmente el cristianismo y ello redundaría en
beneficio del poder y de la gloria de la iglesia.” (Ídem).
En resumen, Ellen G. White consideraba que los cristianos de los
siglos I, II y III habían observado el sábado como día sagrado y que
Constantino fue quien cambió el día santo al primero de la semana en
el siglo IV. Además, consideraba que Constantino había actuado de
esta manera inducido por los obispos cristianos de aquel entonces.
Pues bien, en años posteriores, los líderes de la iglesia adventista han
tenido que admitir la evidencia histórica a favor de la observancia del
primer día de la semana, el Día del Señor, en los siglos I y II,
veamos:
“La observancia del SÁBADO, el día de reposo establecido por
Dios, fue una de las doctrinas RECHAZADAS durante los
PRIMEROS SIGLOS de la historia de la iglesia cristiana. Muchas
religiones paganas ya adoraban el sol en el primer día de la
semana, y los dirigentes cristianos comenzaron a pensar que sería
más fácil ganarlos para la iglesia si podían continuar adorando en
el día de su costumbre y preferencia.” (Russell Holt, ¿El sábado o el
domingo?, págs. 24 y 25, Editado e impreso por PUBLICACIONES
INTERAMERICANAS, 1990)
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
37
Es claro que los líderes adventistas saben de la evidencia sobre la
observancia del primer día de la semana, el Día del Señor, en los
siglos I y II.
Ahora bien, ¿qué hay de cierto en lo que dice Russell respecto de las
motivaciones de los obispos? La documentación existente no apoya
la afirmación de que los primeros líderes cristianos (siglos I y II)
decidieran cambiar la observancia del sábado por el día del Señor
para “ganar almas” entre los paganos.
En síntesis, Constantino no creó el “día del Señor”. Lo que sí hizo
Constantino fue disfrazar la religión de Roma con un atuendo
cristiano en el siglo IV después de Cristo. Así, la Iglesia de
Jesucristo, como una organización terrenal operando bajo dirección
divina, y teniendo autoridad para oficiar en las ordenanzas
espirituales, dejó de existir.
Si, por lo tanto, ha de encontrarse hoy en día sobre la tierra, la Iglesia
de Jesucristo debió haberse restaurado por autoridad divina; y el
santo sacerdocio (el cual se perdió por la apostasía de la iglesia
primitiva) debió haberse restaurado también. La iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Últimos Días sostiene que esto efectivamente se
ha llevado a cabo por conducto de un profeta moderno; José Smith.
JOSÉ SMITH Y LA RESTAURACIÓN
Dejemos ahora que el propio José Smith nos relate su historia:
“Nací en el año de nuestro Señor mil ochocientos cinco, el día
veintitrés de diciembre, en el pueblo de Sharon, Condado de
Windsor, Estado de Vermont. Tendría yo unos diez años de edad,
cuando mi padre, que también se llamaba José [Joseph] Smith,
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
38
salió del Estado de Vermont y se trasladó a Palmyra, Condado de
Ontario (hoy Wayne), Estado de Nueva York. Como a los cuatro
años de la llegada de mi padre a Palmyra, se mudó con su familia a
Manchester, en el mismo Condado de Ontario.
Once personas integraban su familia, a saber, mi padre Joseph
Smith; mi madre, Lucy Smith (cuyo apellido de soltera era Mack,
hija de Solomon Mack); mis hermanos Alvin (fallecido el 19 de
noviembre de 1823, a los veinticinco años de edad), Hyrum, yo,
Samuel Harrison, William, Don Carlos, y mis hermanas
Sophronia, Catherine y Lucy.
Durante el segundo año de nuestra residencia en Manchester,
surgió en la región donde vivíamos una agitación extraordinaria
sobre el tema de la religión. Empezó entre los metodistas, pero
pronto se generalizó entre todas las sectas de la comarca. En
verdad, parecía repercutir en toda la región, y grandes multitudes
se unían a los diferentes partidos religiosos, ocasionando no poca
agitación y división entre la gente; pues unos gritaban: “¡He
aquí!”; y otros: “¡He allí!” Unos contendían a favor de la fe
metodista, otros a favor de la presbiteriana y otros a favor de la
bautista.
Porque a pesar del gran amor expresado por los conversos de estas
distintas creencias en el momento de su conversión, y del gran celo
manifestado por los clérigos respectivos, que activamente
suscitaban y fomentaban este cuadro singular de sentimientos
religiosos —a fin de lograr convertir a todos, como se complacían
en decir, pese a la secta que fuere— sin embargo, cuando los
conversos empezaron a dividirse, unos con este partido y otros con
aquél, se vio que los supuestos buenos sentimientos, tanto de los
sacerdotes como de los conversos, eran más fingidos que
verdaderos; porque siguió una escena de gran confusión y malos
sentimientos —sacerdote contendiendo con sacerdote, y converso
con converso— de modo que toda esa buena voluntad del uno para
con el otro, si es que alguna vez la abrigaron, se había perdido
completamente en una lucha de palabras y contienda de opiniones.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
39
Por esa época tenía yo catorce años de edad. La familia de mi
padre se convirtió a la fe presbiteriana; y cuatro de ellos ingresaron
a esa iglesia, a saber, mi madre Lucy, mis hermanos Hyrum y
Samuel Harrison, y mi hermana Sophronia.
Durante estos días de tanta agitación, invadieron mi mente una
seria reflexión y gran inquietud; pero no obstante la intensidad de
mis sentimientos, que a menudo eran punzantes, me conservé
apartado de todos estos grupos, aunque concurría a sus respectivas
reuniones cada vez que la ocasión me lo permitía. Con el
transcurso del tiempo llegué a inclinarme un tanto a la secta
metodista, y sentí cierto deseo de unirme a ella, pero eran tan
grandes la confusión y la contención entre las diferentes
denominaciones, que era imposible que una persona tan joven
como yo, y sin ninguna experiencia en cuanto a los hombres y las
cosas, llegase a una determinación precisa sobre quién tenía razón
y quién no.
Tan grande e incesante eran el clamor y el alboroto, que a veces
mi mente se agitaba en extremo. Los presbiterianos estaban
decididamente en contra de los bautistas y de los metodistas, y se
valían de toda la fuerza del razonamiento, así como de la sofistería,
para demostrar los errores de aquéllos, o por lo menos, hacer creer
a la gente que estaban en error. Por otra parte, los bautistas y los
metodistas, a su vez, se afanaban con el mismo celo para establecer
sus propias doctrinas y refutar las demás.
En medio de esta guerra de palabras y tumulto de opiniones, a
menudo me decía a mí mismo: ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál de
todos estos grupos tiene razón; o están todos en error? Si uno de
ellos es verdadero, ¿cuál es, y cómo podré saberlo?
Agobiado bajo el peso de las graves dificultades que provocaban
las contiendas de estos grupos religiosos, un día estaba leyendo la
Epístola de Santiago, primer capítulo y quinto versículo, que dice:
Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el
cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
40
Ningún pasaje de las Escrituras jamás penetró el corazón de un
hombre con más fuerza que éste en esta ocasión, el mío. Pareció
introducirse con inmenso poder en cada fibra de mi corazón. Lo
medité repetidas veces, sabiendo que si alguien necesitaba
sabiduría de Dios, esa persona era yo; porque no sabía qué hacer, y
a menos que obtuviera mayor conocimiento del que hasta entonces
tenía, jamás llegaría a saber; porque los maestros religiosos de las
diferentes sectas entendían los mismos pasajes de las Escrituras de
un modo tan distinto, que destruían toda esperanza de resolver el
problema recurriendo a la Biblia.
Finalmente llegué a la conclusión de que tendría que permanecer
en tinieblas y confusión, o de lo contrario, hacer lo que Santiago
aconsejaba, esto es, recurrir a Dios. Al fin tomé la determinación
de “pedir a Dios”, habiendo decidido que si él daba sabiduría a
quienes carecían de ella, y la impartía abundantemente y sin
reprochar, yo podría intentarlo.
Por consiguiente, de acuerdo con esta resolución mía de recurrir
a Dios, me retiré al bosque para hacer la prueba. Fue por la
mañana de un día hermoso y despejado, a principios de la
primavera de 1820. Era la primera vez en mi vida que hacía tal
intento, porque en medio de toda mi ansiedad, hasta ahora no
había procurado orar vocalmente.
Después de apartarme al lugar que previamente había designado,
mirando a mi derredor y encontrándome solo, me arrodillé y
empecé a elevar a Dios el deseo de mi corazón. Apenas lo hube
hecho, cuando súbitamente se apoderó de mí una fuerza que me
dominó por completo, y surtió tan asombrosa influencia en mí, que
se me trabó la lengua, de modo que no pude hablar. Una densa
obscuridad se formó alrededor de mí, y por un momento me
pareció que estaba destinado a una destrucción repentina.
Mas esforzándome con todo mi aliento por pedirle a Dios que me
librara del poder de este enemigo que se había apoderado de mí, y
en el momento en que estaba para hundirme en la desesperación y
entregarme a la destrucción —no a una ruina imaginaria, sino al
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
41
poder de un ser efectivo del mundo invisible que ejercía una fuerza
tan asombrosa como yo nunca había sentido en ningún otro ser—
precisamente en este momento de tan grande alarma vi una
columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi
cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre
mí.
No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había
sujetado. Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos
Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de
ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al
otro: Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!
Había sido mi objeto recurrir al Señor para saber cuál de todas
las sectas era la verdadera, a fin de saber a cuál unirme. Por tanto,
luego que me hube recobrado lo suficiente para poder hablar,
pregunté a los Personajes que estaban en la luz arriba de mí, cuál
de todas las sectas era la verdadera (porque hasta ese momento
nunca se me había ocurrido pensar que todas estuvieran en error),
y a cuál debía unirme.
Se me contestó que no debía unirme a ninguna, porque todas
estaban en error; y el Personaje que me habló dijo que todos sus
credos eran una abominación a su vista; que todos aquellos
profesores se habían pervertido; que “con sus labios me honran,
pero su corazón lejos está de mí; enseñan como doctrinas los
mandamientos de los hombres, teniendo apariencia de piedad, mas
negando la eficacia de ella”. (José Smith Historia, Perla de Gran
Precio 3-19).
De esta manera se inicia la restauración de la Iglesia de Jesucristo
sobre la tierra; con el llamamiento de un profeta, tal como en los
tiempos antiguos. Más adelante, el 6 de abril de 1930, por conducto
de José Smith, se organiza la Iglesia de Jesucristo con doce apóstoles
a la cabeza de ella, tal como había sido establecido por el Señor
mismo en el primer siglo de nuestra era.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
42
JOSÉ SMITH Y EL DÍA DEL SEÑOR
Con la restauración de su Iglesia en esta dispensación, el Señor habló
sobre el asunto del día sagrado que los miembros de su Iglesia debían
observar. En dos revelaciones que se concedieron al profeta José
Smith, una en Sión, distrito de Jackson, estado de Missouri, el 7 de
agosto de 1831, y otra en Hiram, Ohio, en noviembre de 1831, el
Señor dijo lo siguiente:
“Y para que más íntegramente te conserves sin mancha del mundo,
irás a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día
santo; porque, en verdad, éste es un día que se te ha señalado para
descansar de tus obras y rendir tus devociones al Altísimo; sin
embargo, tus votos se ofrecerán en rectitud todos los días y a todo
tiempo; pero recuerda que en éste, EL DÍA DEL SEÑOR,
ofrecerás tus ofrendas y tus sacramentos al Altísimo, confesando
tus pecados a tus hermanos, y ante el Señor. Y en este día no harás
ninguna otra cosa sino preparar tus alimentos con sencillez de
corazón, a fin de que tus ayunos sean perfectos, o en otras
palabras, que tu gozo sea cabal.” (D y C 59:9-13).
Y
“Y los habitantes de Sión también observarán el DÍA DEL SEÑOR
para santificarlo.” (D y C 68:29).
Por lo tanto, para la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos
Días, el tema ha quedado completamente aclarado.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
43
PREGUNTA CLAVE
¿REALMENTE JOSÉ SMITH VIÓ AL PADRE Y AL HIJO EN
1820?
Es evidente que, si José Smith no vio a Dios ni a Jesucristo, la iglesia
que él organizó no es verdadera.
Pero si José Smith vio al Padre y al Hijo, y si ellos le hablaron,
entonces él en verdad fue un profeta de Dios y, por consiguiente, la
iglesia que él organizó es la única iglesia de Jesucristo sobre la tierra.
Ya no hay que buscar más, sólo hay que unirse a la iglesia de
Jesucristo de los santos de los Últimos Días por medio del bautismo
y perseverar hasta el fin.
“¿FUE JOSÉ SMITH UN PROFETA DE DIOS?”
Esta es la pregunta que todo investigador sincero debe hacer en su
oración. Sólo Dios puede decirle si un hombre determinado es su
profeta o no, pero para que se lo diga, usted tiene que preguntárselo.
Si lo hace con humildad y con un sincero deseo de saber, el Señor
responderá su oración porque él ha dicho:
“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el
cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”
(Santiago 1:5).
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
44
APÉNDICE I
¿NO DIJO CRISTO QUE HABÍA VENIDO A OBEDECER
(“CUMPLIR”) LA LEY?
En Mateo 5:17 Jesús dice que no ha venido a abolir la Ley sino a
darle cumplimiento.
“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he
venido para abrogar, sino para cumplir.” (Mateo 5:17)
Pero luego, en ese mismo capítulo, haciendo uso de su autoridad,
cambia seis preceptos de la Ley mosaica. Veamos sólo un ejemplo de
esos cambios: “Además habéis oído que fue dicho a los antiguos:
NO PERJURARÁS, SINO CUMPLIRÁS AL SEÑOR TUS
JURAMENTOS. Pero yo os digo: NO JURÉIS EN NINGUNA
MANERA; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la
tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es
la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes
hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí,
sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.” (Mateo
5:33-37)
De acuerdo con la Ley dada por el Señor a Moisés, los israelitas no
podían tomar el nombre de Dios “en vano”: “No tomarás el nombre
de Jehová tu Dios EN VANO; porque no dará por inocente Jehová
al que tomare su nombre EN VANO” (Éxodo 20:7). Esto, por
supuesto, permitía el uso del nombre de Dios siempre que no fuese
“en vano”. Es decir, siempre que el juramento se cumpliese. Es por
ello que los israelitas del antiguo testamento juraban casi
continuamente, veamos sólo un ejemplo:
“Y DAVID VOLVIÓ A JURAR DICIENDO: Tu padre sabe
claramente que yo he hallado gracia delante de tus ojos, y dirá: No
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
45
sepa esto Jonatán, para que no se entristezca; Y CIERTAMENTE,
VIVE JEHOVÁ Y VIVE TU ALMA, que apenas hay un paso entre
mí y la muerte. Y Jonatán dijo a David: Lo que deseare tu alma,
haré por ti" (1 Samuel 20:3-4).
Por si el lector no se ha dado cuenta Jesús cambió el tercer
mandamiento que decía: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios
EN VANO” por un nuevo mandamiento “No tomarás el nombre de
Jehová tu Dios DE NINGUNA MANERA”.
Si Jesús no vino a cambiar “ni una jota ni una tilde” ¿cómo se
explica esta inconsistencia? Si Jesucristo vino a sujetarse y a
obedecer la ley tal como estaba sin cambiar un ápice lo que estaba
escrito ¿por qué entonces dice: “Oísteis que fue dicho…Pero yo os
digo…”?
En realidad, lo que Jesús enseñó es que vino a dar fin a la ley. La
palabra “cumplir” no fue usada por Jesucristo en el sentido de
“sujetarse a la Ley” sino en él sentido de “dar fin a ella”. Veamos
algunos usos de esta connotación de la palabra “cumplir” en la
misma Biblia:
“Y CUMPLIDOS (completados o finalizados) los días de su
ministerio, se fue a su casa” (Lucas 1:23).
“Cuando a Elizabet se le CUMPLIÓ (se completó o finalizó) el
tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo" (Lucas 1:57).
“Y aconteció que estando ellos allí, se CUMPLIERON (se
completaron o finalizaron) los días de su alumbramiento. Y dio a
luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en
un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón" (Lucas
2:6-7).
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
46
“Cuando los mil años se CUMPLAN (se completen o finalicen),
Satanás será suelto de su prisión” (Apocalipsis 20:7).
En estos versículos la palabra “cumplir” en ningún caso se refiere a
obedecer sino a dar por finalizada o completada. Es decir, en Cristo
se cumplió el propósito de la Ley, la misma que había sido sólo “un
ayo para llevarnos a Cristo” (Gálatas 3:24). En otras palabras, en
Cristo murió la ley antigua, por lo cual los hombres quedan libres de
la Ley de Moisés: “Pero ahora ESTAMOS LIBRES DE LA LEY,
por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo
que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el
régimen viejo de la letra” (Romanos 7:6).
APÉNDICE 2
“EL DÍA DE REPOSO” y “EL REPOSO DEL SEÑOR”
Existe una diferencia entre el tema del “DÍA DE REPOSO”
(sabbaton en griego) y “EL REPOSO DEL SEÑOR” (καταπαυσιν en
griego). Del primero ya hemos hablado. Respecto del segundo es
importante recordar que Dios ha prometido a su pueblo un reposo a
través de Jesucristo, quien dijo: “Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y YO OS HARÉ DESCANSAR. Llevad mi
yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y HALLARÉIS DESCANSO PARA VUESTRAS
ALMAS; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28-
30).
Por medio de Moisés, Dios le ofreció a su pueblo del antiguo
convenio llevarlo a una tierra que “fluía leche y miel”. Sin embargo,
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
47
por motivo de su incredulidad no pudieron entrar a esa tierra
prometida. En lugar de ello tuvieron que vagar por el desierto por 40
años. Como sabemos, las condiciones del desierto no son las más
cómodas, es una vida de incomodidades y carencias. Para los
israelitas el poder entrar en la tierra prometida hubiera sido un
verdadero “reposo” pero el Señor no lo permitió: “Por lo cual, como
dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis
vuestros corazones Como en la provocación, en el día de la
tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me
probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me
enemisté con esta generación, Y dije: Siempre divagan ellos de
corazón, Y no han conocido mis caminos. Juré, pues, en mi ira:
NO ENTRARÁN EN MI REPOSO.” Hebreos 3:18-19.
Es evidente que aquí el Señor no está hablando del cuarto
mandamiento (la observancia del Sábado) porque los israelitas
guardaron ese día durante los 40 años que estuvieron en el desierto.
A lo que se refiere el Señor, cuando dice “entrad en el reposo”, es al
reposo que significa para el almá aceptar el evangelio de Jesucristo y
junto con éste la promesa de obtener la vida eterna. Tanto el ingreso
a la tierra prometida, de los hijos de los israelitas que salieron de
Egipto, como el descanso del Señor el día séptimo, luego de terminar
la creación, sirve como ejemplo del reposo en el que entra el alma de
aquel que acepta el evangelio de Jesucristo.
APÉNDICE 3
ISAÍAS 66:23
En isaías 66:23, el Señor dice que durante el milenio, luego de la
destrucción de los inicuos en la segunda venida, los sobrevivientes
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
48
vendrán de mes en mes, y de sábado en sábado a adorar delante del
Señor:
“Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda
carne á adorar delante de mí, dijo Jehová. Y saldrán, y verán los
cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí: porque su
gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará; y serán abominables á
toda carne.” (Isaías 66:23-24)
Aquí la palabra sábado equivale a una semana (un periodo de siete
días). En el antiguo testamento existen muchos pasajes, en hebreo, en
los que se usa la palabra “sabbath” (sábado) para referirse a
“semana”. Este es el caso de Isaias 66:23, pues se está hablando de
una secuencia cronológica descendente (año, mes, semana, día).
Veamos un ejemplo, en hebreo, en donde la palabra sabbath equivale
a semana:
Ejemplo: Levítico 23:15
“Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en
que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas
cumplidas serán.” (Levítico 23:15)
Veamos la versión hebrea (texto masorético) de este pasaje:
‫ֶםוּ‬‫כ‬ֲ‫א‬‫י‬ ִ‫ֲב‬‫ה‬ ‫ּיוֹם‬ ִ
‫מ‬ ‫ת‬ָּ‫ב‬ ַּׁ‫ש‬ַּׁ‫ה‬ ‫ת‬ ַּׁ
‫ֳר‬‫ח‬ָּ‫מ‬ ִ
‫מ‬ ‫ֶם‬‫כ‬ָּ‫ל‬ ‫ם‬ ֶ‫ת‬ ְ
‫ַּׁר‬‫פ‬ ְ‫ס‬
‫ימֹת‬ ִ
‫מ‬ ְ
‫ת‬ ‫תוֹת‬ָּ‫ב‬ ַּׁ‫ש‬ ‫ע‬ַּׁ‫ב‬ ֶ‫ש‬ ‫ָּה‬‫פ‬‫נוּ‬ ְ
‫ת‬ַּׁ‫ה‬ ‫ר‬ֶ‫מ‬ֹ‫ת־ע‬ ֶ‫א‬
‫ָּה‬‫נ‬‫ֶי‬‫י‬ ְ‫ה‬ ִ
‫ת‬
Levítico 23:15, téxto masoretico
hebreo
Y contaréis, desde el día después del
sábado, desde el día que ofreciereis
la gavilla de la oblación, siete
sábados enteros. (Levítico 23:15,
traducción literal del hebreo al
español)
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
49
En el hebreo antiguo, la palabra
sábado se escribe así:
‫ת‬ָּ‫ב‬ ַּׁ‫ש‬
Y contaréis desde el día que sigue al
día de reposo, desde el día en que
ofrecisteis la gavilla de la ofrenda
mecida; siete semanas cumplidas
serán. (Levítico 23:15, versión
Reina-Valera 1960)
Aquí la segunda palabra sábado equivale a semana, no al séptimo
día. Por ello la versión Reina-Valera traduce correctamente la
expresión como “siete semanas”. Sin embargo, versiones de gran
prestigio como la versión del Rey Santiago en inglés (King James
Version), y la Biblia del Jubileo 2000, traducen, incorrectamente, la
frase como “siete sábados” y no como “siete semanas”:
“And ye shall count unto you from the morrow after the sabbath,
from the day that ye brought the sheaf of the wave offering; seven
sabbaths shall be complete” (Levitico 23:15, King James Version)
“Y os habéis de contar desde el siguiente día del sábado, desde el día
en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete sábados
cumplidos serán” (Levitico 23:15, Biblia Jubileo 2000)
Es innegable que los traductores pueden cometer errores, pues son
seres humanos. Es por ello que los mormones creen que la Biblia es
la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente (Artículo
de Fe N° 8, José Smith)
En el caso de Isaias 66:23 se está mencionando una secuencia
cronológica descendente (ej. año, mes, semana, día). La clave está en
la frase “de mes en mes”. Siguiendo el orden descendente, la
siguiente frase debió ser “de semana en semana”. La palabra sabbath,
en este caso, es el equivalente de “semana”, por la secuencia
cronológica.
DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR
50
El domingo es el primer día de la semana en el cual los
miembros de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los
Últimos Días van a la capilla para fortalecerse espiritualmente,
y para renovar los convenios que hicieron al bautizarse.
En el idioma griego, el primer día de la semana se llama
Κυριακή. En español se pronuncia “kiriaki”, y significa “El Día
del Señor”. Esto se comprueba fácilmente. Sólo diríjase a
cualquier traductor en línea, elija la opción de español a
griego, y escriba “domingo”, el resultado en griego será
Κυριακή.
Como ya dijimos, esta palabra significa literalmente “El Día del
Señor”, y tiene su origen en el verso 10 del capítulo 1 de
apocalipsis:
“Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de
mí una gran voz, como de trompeta” (Apocalipsis 1:10)
¿Por qué los griegos le llaman “día del Señor” al primer día de
la semana? Porque el primer día de la semana, o sea el
domingo, es el día en el que nuestro salvador resucitó de
entre los muertos.
Después de la resurrección de Cristo, el primer día de la
semana, el Día Santo pasa del séptimo (“sábado”) al primero;
“El Día del Señor”.

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DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR

  • 1. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 1 DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR por The Mormon Lighthouse
  • 2. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 2 DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR por The Mormon Lighthouse:
  • 3. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 3 INDICE INTRODUCCIÓN……………………………………………….……...4 CAPÍTULO I.- LA CREACIÓN Y EL DÍA DE REPOSO…..….5 CAPÍTULO II.- EL DÍA DE REPOSO EN LA LEY DE MOISÉS………………………………………………………………...7 CAPÍTULO III.- EL DÍA DE REPÓSO EN LOS DÍAS DE JESÚS……………………………………………………………..10 CAPÍTULO IV.- EL DÍA DE REPOSO DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO...……………..…………………17 CAPÍTULO V.- LAS FUENTES HISTÓRICAS Y EL DÍA DEL SEÑOR………………………..….…..………………………..…….23 CAPÍTULO VI.- CONSTANTINO Y LA APOSTASÍA.……..…31 CAPÍTULO VII.- DE LA APOSTASÍA A LA RESTAURACIÓN………………………………………………35 APÉNDICE 1………………………………….………………....44 APÉNDICE 2……………………………………………..……...46 APÉNDICE 3……………………………………………..……...47
  • 4. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 4 INTRODUCCIÓN El domingo es el primer día de la semana en el cual los miembros de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días van a la capilla para fortalecerse espiritualmente, y para renovar los convenios que hicieron al bautizarse. En el idioma griego, el primer día de la semana se llama Κυριακή, se pronuncia “kiriaki”, y significa “El Día del Señor”. Esto se puede comprobar fácilmente. Sólo diríjase a cualquier traductor en línea, elija la opción de español a griego, y escriba “domingo”, el resultado en griego será Κυριακή. Como ya dijimos, esta palabra significa literalmente “El Día del Señor”, y tiene su origen en el verso 10 del capítulo 1 de apocalipsis: “Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta” (Apocalipsis 1:10) ¿Por qué los griegos le llaman “día del Señor” al primer día de la semana? Porque el primer día de la semana, o sea el domingo, es el día en el que nuestro salvador resucitó de entre los muertos. Después de la resurrección de Cristo, el primer día de la semana, el día santo pasa del séptimo (“sábado”) al primero; “El Día del Señor”.
  • 5. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 5 CAPÍTULO I.- LA CREACIÓN Y EL DÍA DE REPOSO Luego de haber acabado la obra de la creación en un período de seis días, el Señor descansó el día séptimo y lo santificó: “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.” (Génesis 2:2-3) La historia del día de reposo empieza aquí, siete días después de la creación de la tierra. Existe una eternidad hacia atrás, antes de la creación de la tierra, en la que el séptimo día (como día santificado) no existió. El día de reposo es una creación de Dios y, por tanto, está sujeto a su creador. Dios, que es todopoderoso, puede decidir cambiar al día de descanso a otro día. SI DIOS NO PUDIESE HACER ESTO ENTONCES NO SERÍA TODOPODEROSO, Y EL “DÍA DE REPOSO” SERÍA UNA ESPECIE DE DIOS EN SI MISMO. Y en las escrituras se dice claramente que no es así: "Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que POR NATURALEZA NO SON DIOSES; mas ahora,
  • 6. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 6 conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? GUARDÁIS LOS DÍAS, LOS MESES, LOS TIEMPOS Y LOS AÑOS. Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros." (Gálatas 4:9-10). Si seguimos observando el sábado, después de haber conocido el evangelio de Jesucristo, entonces se habría “trabajado en vano con nosotros”. En vano se nos habría enseñado el evangelio de Jesucristo. El evangelio de Jesucristo reemplaza a la ley antigua. Todo se ha vuelto nuevo: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” (2 Corintios 5:17)
  • 7. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 7 CAPÍTULO II EL DÍA DE REPOSO Y LA LEY DE MOISÉS El cuarto mandamiento, de los diez que el Señor le dio a Moisés, (éxodo 31:18) dice lo siguiente: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.” (Éxodo 20:8-11). El día de reposo contenido en la ley de Moisés, se dio como señal entre los Israelitas y el Señor, veamos: “En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; PORQUE ES SEÑAL ENTRE MÍ Y VOSOTROS POR VUESTRAS GENERACIONES, PARA QUE SEPÁIS QUE YO SOY JEHOVÁ QUE OS SANTIFICO. Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo.” (Éxodo 31:13-14) Como se puede apreciar en el pasaje anterior, cualquiera que hiciera obra alguna el día de reposo era castigado con la muerte. La pena capital estaba claramente estipulada, veamos: “Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; CUALQUIERA QUE TRABAJE EN EL DÍA DE REPOSO, CIERTAMENTE MORIRÁ” (Éxodo 31:15-16). En el Pentateuco se registraba la muerte de un hombre cuyo delito había consistido en “juntar leña el sábado”, veamos: “Estando los
  • 8. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 8 hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en día de reposo. Y los que le hallaron recogiendo leña, lo trajeron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación; y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le había de hacer. Y Jehová dijo a Moisés: Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento. Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Jehová mandó a Moisés.” (Números 15:32-36) Todo eso cambió. Ya nadie es apedreado por trabajar el día santo. Ese cambio se produjo cuando Cristo resucitó. Allí se cumplió la Ley antigua y entró en vigor el Evangelio de Jesucristo. El propósito de la ley de Moisés era preparar a los Israelitas para la llegada del Mesías (Jesucristo). Veamos los siguientes pasajes: “Entonces, ¿para qué sirve la ley? fue añadida a causa de las transgresiones, HASTA QUE VINIESE LA SIMIENTE A QUIEN FUE HECHA LA PROMESA; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador” (Gálatas 3:19). “De manera que LA LEY HA SIDO NUESTRO AYO, PARA LLEVARNOS A CRISTO, a fin de que fuésemos justificados por la fe. PERO VENIDA LA FE, YA NO ESTAMOS BAJO AYO” (Gálatas 3:24-25). Por lo tanto, La ley de Moisés es semejante al tutor de un niño. En otras palabras, la Ley de Moisés sería una especie de guía que conduciría a Israel hacia Cristo. Todas las ordenanzas y fiestas solemnes contenidas en la Ley de Moisés sólo fueron parte de una ley preparatoria.
  • 9. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 9 Antes del nacimiento de Cristo, Israel ya había caído en apostasía. El Señor ya no aceptaba sus Días de Reposo: “No traigáis más ofrendas vanas. El incienso me es una abominación; también las lunas nuevas, LOS SÁBADOS, el convocar asambleas, no las puedo sufrir: son iniquidad vuestras solemnidades. Mi alma aborrece vuestras lunas nuevas y vuestras festividades. Me son una carga; estoy cansado de soportarlas” (Isaías 13:14).
  • 10. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 10 CAPÍTULO III EL DÍA DE REPÓSO EN LOS DÍAS DE JESÚS III.a.- EL DUEÑO DEL DÍA DE REPOSO Cuando Cristo ejerció su ministerio en la tierra, la ley de Moisés estaba en vigencia. Por lo tanto, Cristo y sus discípulos guardaron el “día de reposo”. Sin embargo, aun cuando Cristo observó el “Día de Reposo”, uno de los argumentos recurrentes por parte de los fariseos (en contra de Jesús) era precisamente “el quebrantar el día de reposo”: “Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿POR QUÉ HACÉIS LO QUE NO ES LÍCITO HACER EN LOS DÍAS DE REPOSO?” (Lucas 6:2). “Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o quitarla? Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. Y ELLOS SE LLENARON DE FUROR, Y HABLABAN ENTRE SÍ QUÉ PODRÍAN HACER CONTRA JESÚS” (Lucas 6:9-11). Muchos religiosos de nuestros días actúan del mismo modo que los fariseos; es decir, se “llenan de furor” cuando se toca el tema del día de reposo. Dejando pues a un lado ese espíritu de contención, continuaremos desarrollando el tema del día de reposo. Cristo enseñó claramente que el Hijo de Dios era dueño del día de reposo:
  • 11. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 11 “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por lo tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo” (Marcos 2:27, 28). Cristo y sus discípulos observaron el sábado hasta el día previo a la resurrección de Cristo: “Y vueltas, aparejaron especias aromáticas y ungüentos; y REPOSARON EL SÁBADO, conforme al mandamiento.” (Lucas 23:56). III.b.- “TODA POTESTAD ME ES DADA EN EL CIELO Y EN LA TIERRA” Consideremos las siguientes palabras de Jesús después de su resurrección: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: TODA POTESTAD ME ES DADA EN EL CIELO Y EN LA TIERRA” (Mateo 28:18). Si Jesucristo no pudiese cambiar el día santo a otro día que no sea el séptimo, entonces su poder estaría limitado; no podría tener “toda potestad” si tuviera esta limitación. La Ley de Moisés, que era administrada por el sacerdocio según el orden de Aarón, era imperfecta y por ello era necesario el cambio, veamos: “Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? PORQUE
  • 12. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 12 CAMBIADO EL SACERDOCIO, NECESARIO ES QUE HAYA TAMBIÉN CAMBIO DE LEY” (Hebreos 7:11-12). Esta nueva ley, la Ley del Evangelio, es la ley perfecta, la ley de la libertad, en la cual hay que perseverar: “Mas el que mira atentamente en LA PERFECTA LEY, LA DE LA LIBERTAD, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace” (Santiago 1:25). Recordemos que hoy en día, a nadie se le apedrea por no guardar el día Santo. En la Ley del Evangelio, el que no guarda el Día Santo muere espiritualmente, no físicamente. III.c.- UN PODER ILIMITADO El Señor puede revocar incluso pactos perpetuos. Veamos el caso de Elí, el juez de Israel, a quién el Señor le hizo una promesa y luego, por medio de su Profeta, la Revocó: “Por tanto, Jehová el Dios de Israel dice: YO HABÍA DICHO QUE TU CASA Y LA CASA DE TU PADRE ANDARÍAN DELANTE DE MÍ PERPETUAMENTE; MAS AHORA HA DICHO JEHOVÁ: NUNCA YO TAL HAGA, porque yo honraré a los que me honran, y los que me tuvieren en poco, serán viles. He aquí vienen días, en que cortaré tu brazo, y el brazo de la casa de tu padre, que no haya viejo en tu casa.” (1 Samuel 2:30-31). Dios puede hacer cambios si bien le parece. Lo mismo sucede con el día de santo. El señor le mandó al pueblo de Israel que observara el séptimo día como día sagrado y él también puede designar otro día de la semana como sagrado. Esto ocurrió con la resurrección de Cristo; todo se renovó.
  • 13. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 13 Sábado (séptimo día de la semana) Significado: Día del Reposo (del hebreo ‫שבת‬ sabbath) Domingo (primer día de la semana) Significado: El Día del Señor (del latín “dominica die”, que a la vez, es la traducción del grego Κυριακή que en este idioma significa “El Día del Señor” ) Último día de la semana. Representa el fin, la culminación, el término, el cumplimiento de la Ley de Moisés. Primer día de la semana. Representa el comienzo, la entrada en vigor, el inicio de una Ley Nueva; El Evangelio de Jesucristo. III.d.- EL REPOSO JUDIO CESARÍA En el verso 11 del capírulo 2 de Oseas, el Señor anuncia que dará fin no sólo las festividades y las nuevas lunas de Israel sino también a sus Días de Reposo: “Y haré CESAR todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y SUS DÍAS DE REPOSO, y todas sus festividades.” (Oseas 2:11) La palabra “cesar” significa suspenderse o acabarse (Diccionario de la Real Academia Española). Ahora bien, de acuerdo con la profecía de Oseas, el fin de los Días de Reposo del antiguo Israel serían seguidos por un Nuevo Pacto. A fin de ilustrar mejor esta verdad, Oseas utiliza una poderosa analogía; el matrimonio simbólico entre el Señor y su pueblo. Esto se puede ver claramente en los versículos 19-23, veamos: “Y TE DESPOSARÉ CONMIGO PARA SIEMPRE; TE DESPOSARÉ
  • 14. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 14 CONMIGO EN JUSTICIA, JUICIO, BENIGNIDAD Y MISERICORDIA. Y TE DESPOSARÉ CONMIGO EN FIDELIDAD, Y CONOCERÁS A JEHOVÁ…y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío.” (Oseas 2:19-23). El apóstol Pablo indicó que en este pasaje el Señor se estaba refiriendo a su Iglesia, la cual es su esposa simbólica (a la cual pertenecían Pablo y sus lectores): “COMO TAMBIÉN EN OSEAS DICE: LLAMARÉ PUEBLO MÍO AL QUE NO ERA MI PUEBLO, Y A LA NO AMADA, AMADA. Y EN EL LUGAR DONDE SE LES DIJO: VOSOTROS NO SOIS PUEBLO MÍO, ALLÍ SERÁN LLAMADOS HIJOS DEL DIOS VIVIENTE” (Romanos 9:25-26). En la última parte de la profecía de Oseas, el Señor compara el Nuevo Pacto que haría con Israel, luego del “cese” de sus “días de reposo”, con un matrimonio (“y te desposaré conmigo para siempre”). Esta misma analogía es utilizada por el apóstol Pablo para explicar como es que el Evangelio reemplaza a la Ley de Moisés, como legislación autorizada para la Iglesia (la esposa) de Jesucristo (el esposo), veamos: “¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive: pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. ASÍ TAMBIÉN VOSOTROS, HERMANOS MÍOS, HABÉIS MUERTO A LA LEY MEDIANTE EL CUERPO DE CRISTO, PARA QUE
  • 15. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 15 SEÁIS DE OTRO, DEL QUE RESUCITÓ DE LOS MUERTOS, a fin de que llevemos fruto para Dios” (Romanos 7:1-4). El apóstol Pablo, en este pasaje, está usando la relación matrimonial, y la ley que gobierna esa unión, para enseñar que la Ley Antigua había cesado y que había entrado en vigor una Ley Nueva. Pablo enfatiza aún más esta doctrina cuando añade: “Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:6). Nótese que la Ley de Moisés, a la que se refiere Pablo en este pasaje, incluía los Diez Mandamientos. Esto se puede ver claramente en el versículo siguiente, donde dice: “Yo no conocí el pecado sino por la ley; PORQUE TAMPOCO CONOCIERA LA CODICIA, SI LA LEY NO DIJERA: NO CODICIARÁS” (Romanos 7:7) Esto demuestra que la Ley de Moisés incluía los Diez Mandamientos pues el décimo de estos es “No codiciarás”. Por consiguiente, Pablo dice que aquella ley que incluía los diez mandamientos (ergo, la observancia del séptimo día como Día de Reposo) ha cesado. Luego de la resurrección del Señor la ley de Moisés caduca, es decir se cumple en Jesucristo o tiene su fin en él, y entra en vigencia la Nueva Ley, el Evangelio de Jesucristo. Por lo tanto, la Vieja Ley cesa y todo se renueva: “De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es; LAS COSAS VIEJAS PASARON; HE AQUÍ TODAS SON HECHAS NUEVAS.” (2 Corintios 5:17). En otras palabras, en Jesucristo se origina una Nueva Creación: “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión valen nada, sino UNA NUEVA CREACIÓN.” (Gálatas 6:15).
  • 16. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 16 Un análisis cuidadoso de las enseñanzas de los apóstoles nos ayuda a comprender que, para los cristianos, la observancia del sábado judío se había eliminado por completo: “Por tanto, nadie os juzgue en comida, o en bebida, o con respecto a días de fiesta, o de luna nueva, o de días de reposo, lo cual es sombra de lo por venir; pero el cuerpo es de Cristo”. (Colosenses 2:16).
  • 17. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 17 CAPÍTULO IV EL DÍA DE REPOSO DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO IV.a.- EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA La resurrección del Señor el “primer día de la semana”, es uno de los hechos más ampliamente atestiguados en el Nuevo Testamento. El apóstol Juan, por ejemplo, relata los acontecimientos que tuvieron lugar la noche de aquel mismo día: “La noche de aquel mismo día, EL PRIMERO DE LA SEMANA, estando las puertas cerradas donde los discípulos estaban juntos por miedo de los Judíos, vino Jesús, y puesto en medio de ellos les dijo: Paz a vosotros. Y como hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.” (Juan 20:19-20). El evangelio de Marcos también da testimonio de la resurrección del Señor en este día: "Habiendo, pues, resucitado Jesús, muy de mañana en EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA, apareció primeramente a María Magdalena…” (Marcos 16:9). A partir de ese momento los apóstoles y los miembros fieles de la iglesia primitiva empezaron a
  • 18. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 18 reunirse el primer día de la semana: “OCHO DÍAS DESPUÉS, los discípulos se habían reunido de nuevo en una casa, y esta vez Tomás estaba también. Tenían las puertas cerradas, pero Jesús entró, se puso en medio de ellos y los saludó, diciendo: ¡Paz a vosotros!” (Juan 20:26). Este primer día de la semana se convirtió el día de adoración para los primeros cristianos. en este día se participaba de la Cena del Señor: “EL PRIMER DÍA DE LA SEMANA, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente…” (Hechos 20:7). Además, puesto que los miembros de la iglesia se reunían en este día, los líderes aprovechaban estas reuniones para recolectar las ofrendas: “Cada PRIMER DÍA DE LA SEMANA cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.” (1 Corintios 16:2). El séptimo día fue observado escrupulosamente por los mismos discípulos de Jesús, tal como ya hemos visto, hasta el día en que él resucitó de entre los muertos. Luego de ello el Día Santo pasó a ser el primer día de la semana. No se eliminó el día sagrado, pero ya no iba a ser el séptimo día sino el primero. Los miembros de la iglesia seguirían descansando uno de cada siete días de la semana. Después de la resurrección de Cristo los apóstoles empezaron a predicar el evangelio. En toda ciudad, donde había judíos, los apóstoles les predicaban primero a ellos. Los judíos se congregaban el sábado en sus sinagogas para el culto, y los apóstoles aprovechaban la oportunidad para predicarles (Hechos 13:14, 42, 44; 16:13).
  • 19. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 19 Sin embargo, los apóstoles ya no se reunían el sábado judío (Séptimo Día), sino el Primer Día de la Semana, en el cual participaban de la Cena del Señor y entregaban sus ofrendas (Hechos 20:7, 1 Corintios 16:2). Uno de los hechos más importantes de la historia del cristianismo, la venida del Espíritu Santo, también se produjo el Primer Día de la Semana: “Cuando llegó el DÍA DE PENTECOSTÉS, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” (Hechos 2:1-4). La mención de este acontecimiento es extremadamente relevante puesto que el Día de Pentecostés caía el día primero de la semana (véase Levítico 23:15, 16; Deuteronomio 16:9). Tomando en cuenta que los cristianos ya no estaban obligados a observar las fiestas judías (Gálatas 4:10, Colosenses 2:16-17), la razón por la que estaban reunidos no podía ser para celebrar el Pentecostés. El hecho evidente, e indiscutible, es que los apóstoles y los miembros de la iglesia estaban reunidos un primer día de la semana, y que ese día vino el Espíritu Santo. IV.b.- EL DÍA DEL SEÑOR La frase “el Día del Señor” (como nombre propio del primer día de la semana) aparece por primera vez en el verso diez del primer
  • 20. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 20 capítulo del Apocalipsis, libro que se escribió el año 96 d.C., veamos: “Yo estaba en el Espíritu en EL DÍA DEL SEÑOR (κυριακη ημερα [griego]), y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta” (Apocalipsis 1:10). El "Día del Señor", en el que Juan tuvo sus visiones, es un día de la semana. Este día no es el séptimo día o día de reposo judío porque en aquel tiempo a ese día se le llamaba sábado (σαββατων en griego). Si Juan se hubiese estado refiriendo al séptimo día simplemente le hubiera llamado sábado. Este “Día del Señor” tampoco es el “día” de la Segunda Venida de Cristo. El “Día” de la Segunda Venida del Señor, en el lenguaje bíblico, siempre se refiere a un día de castigo divino. Juan no estaba "en el Espíritu" en un día de castigo divino. A través de las revelaciones apocalípticas se menciona repetidas veces el acercamiento inevitable del “día” de la Segunda Venida de Jesucristo, pero ese día está pautado (de forma particular) para los momentos finales de la historia de la humanidad antes del “Gran Juicio”. Cuando en el Nuevo Testamento, se menciona el “día del Señor” como el día de la segunda venida de Cristo, la expresión griega es ἡμέρα ôü tó κύριος (ej. 1 Corintios 5:5; 1 Tesalonicenses 5:2) que es completamente diferente a κυριακη ημερα de Apocalipsis 1:10, veamos: Apocalipsis 1:10 1 Corintios 5:5 1 Tesalonicenses 5:2 “día del Señor” “día del Señor” “día del Señor” κυριακη ημερα ἡμέρα ôü tó κύριος ἡμέρα ôü tó κύριος
  • 21. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 21 LA ETIMOLOGÍA Otra fuerte evidencia de que, efectivamente, el primer día de la semana se convirtió en el “Día del Señor” yace en el analisis etimológico del nombre dado al primer día de la semana en distintos idiomas. La etimología es la ciencia que estudia del origen de las palabras (la razón de su existencia, de su significación y de su forma). La palabra "etimología" viene del latín etymologia y ésta del griego ἐτυμολογία, un compuesto de étymos (‘verdadero’), y logos (‘estudio’). Por lo tanto, la etimología estudia el verdadero origen y significado de la palabra. Por medio de la etimología aprendemos que el nombre propio dado al “primer día de la semana”, en los arcáicos idiomás griego, armenio y latín, significa literalmente "El Día del Señor". En el caso de la lengua rusa (es decir del idioma ruso) el nombre del primer día de la semana significa literalmente “Resurrección”, veamos: DOMINICA (DÍA DEL SEÑOR) …………………. LATÍN KURIAKE (DÍA DEL SEÑOR) ……………………GRIEGO GIRAGI (DÍA DEL SEÑOR) ………………………ARMENIO VOSKRESENIE (RESURRECCIÓN)…………….. RUSO Estos nombres tienen su origen en la resurrección de Cristo. Cualquiera que viaje a Grecia en estos días, por ejemplo, encontrará que el término griego κυριακη (Día del Señor) es el nombre del primer día de la semana en esa nación. Antes de la resurrección de Cristo el primer día de la semana en griego era hemera heliou (día del Sol). Luego de la resurrección de Jesús, los apóstoles lo llamaron κυριακη ημερα (el Día del Señor) en memoria de la resurrección de Cristo. Es exclusivamente por motivo de la resurrección de Cristo que el nombre del primer día de la semana, en el griego actual, es
  • 22. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 22 κυριακη (Día del Señor). De otro modo se hubiera seguido llamando hemera heliou (día del Sol). En lo que se refiere al ruso, el hecho que, en esa lengua, el nombre dado al primer día de la semana (“Voskresenie”) signifique literalmente “Resurrección” es otra prueba más de que su origen está ligado a la Resurrección de nuestro Señor. En lo que se refiere al español, la palabra “Domingo” (que es el nombre del primer día de la semana en todos los paises de habla hispana) es la castellanización de la expresión latina “dominica die” que, como ya vimos, significa “el Día del Señor”. Otras lenguas que también tienen como origen la expresión “el Día del Señor” para el nombre del primer día de la semana son: ITALIANO……………………………..….DOMENICA RUMANO…………………………………DUMINICA PORTUGUÉS……………………………..DOMINGO GALÉS……………………………………..DI-DOMHNUICH FRANCÉS………………………………….DIMANCHE CATALÁN…………………………………DIUMENGE En el capítulo siguiente examinaremos las fuentes históricas, que fundamentan la afirmación de que la frase “el Día del Señor” fue el nombre que recibió el primer día de la semana en memoria de la resurrección de Cristo. Así pues, examinaremos toda la información que los primeros cronistas cristianos e historiadores de gran renombre dan respecto de este tema.
  • 23. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 23 CAPÍTULO V LAS FUENTES HISTÓRICAS Y EL DÍA DEL SEÑOR V.a.- PRIMERAS EVIDENCIAS Dentro de lo que se conoce en la actualidad como “el método científico de investigación” se encuentra “el método histórico” que es la rama del método científico que se utiliza para encontrar la verdad respecto de un hecho que ocurrió en un pasado lejano. Este Método histórico está vinculado al conocimiento de las distintas etapas de los hechos en su sucesión cronológica. Para conocer la evolución y desarrollo del hecho o fenómeno de investigación se hace necesario revelar su historia, las etapas principales de su desenvolvimiento y las conexiones históricas fundamentales. Es evidente que cualquier estudio relacionado con los primeros años del cristianismo, quedaría incompleto si no se acudieran a las fuentes históricas del primer y segundo siglo de nuestra era. Estas fuentes están constituidas principalmente por las cartas de los primeros obispos de la Iglesia de Jesucristo. Además de ellas tenemos los escritos de miembros de la iglesia que, aun cuando no fueron obispos, testificaron de la observancia del “Día del Señor” en aquella época. Finalmente, tenemos el testimonio escrito de prestigiosos historiadores protestantes (como Johann Lorenz Von Mosheim) respecto de este tema. Ignacio, el obispo de Antioquia, sirvió como tal durante el reinado del emperador Trajano (quién reinó entre los años 98-117 d.C.). Este gran hombre fue ordenado como obispo por los mismos apóstoles, y se mantuvo en ese cargo durante 40 años.
  • 24. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 24 En el camino a Roma, donde sufriría el martirio, Ignacio escribió siete cartas (a los Magnesios, Tralianos, Romanos, Filipenses, Esmírneos y una epístola al obispo Policarpo) que constituyen un valiosísimo testimonio, tanto por su antigüedad como por su contenido. Respecto del “Día del Señor” Ignacio escribió lo siguiente: “Los que vivían según el orden de cosas antiguas han pasado a la nueva esperanza, no observando ya el sábado, sino EL DÍA DEL SEÑOR, en el que nuestra vida surge de él y de su muerte” – (Carta de Ignacio a los Magnesios, 101 d.C., capítulo 9,1 [Traducido por J. B. Lightfoot]). Ignacio no era ni apóstol ni profeta. Sin embargo, se debe admitir que para examinar el tema de la observancia del día sagrado entre los cristianos del siglo I, no existe otra fuente de más peso que estos escritos. Por tanto, deben considerarse como evidencia histórica, puesto que fueron escritas por personas contemporáneas de los apóstoles y que a su vez eran líderes menores (obispos) dentro de la iglesia primitiva de Jesucristo. Por la información contenida en el libro de los Hechos de los Apóstoles, se puede concluir que estos obispos fueron el ultimo baluarte de la cristiandad antes de que la Apostasía envolviese por completo a la Iglesia Primitiva: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por OBISPOS, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. PORQUE YO SÉ QUE DESPUÉS DE MI PARTIDA ENTRARÁN EN MEDIO DE VOSOTROS LOBOS RAPACES, QUE NO PERDONARÁN AL REBAÑO.” (Hechos 20:28-29).
  • 25. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 25 Ahora bien, es importante indicar que entre las iglesias cristianas de nuestros días existe una confusión absoluta respecto de la relación que existe entre el “Día del Sol” (de origen pagano) y el “Día del Señor” (de origen cristiano). Rogaremos al lector que lea con detenimiento la información que daremos a continuación. Empezaremos citando a un escritor cristiano (un gentíl convertido al cristianismo) del primer siglo de nuestra era, Justino Martir. Este escritor, que vivió aproximadamente entre los años 100 al 165 DC, describe en su primera apología la costumbre respecto del “día de culto” entre los cristianos del segundo siglo: “Y en el día que se llama “DÍA DEL SOL”, todos los que viven en ciudades o en el campo, se reúnen en un lugar, y leen las memorias de los apóstoles o las enseñanzas de los profetas, según su tiempo disponible; luego, cuando el lector finaliza, el presidente instruye verbalmente, y exhorta a que se imiten esas buenas cosas. Entonces todos juntos nos levantamos y oramos, y como dijimos antes, cuando terminamos la oración, SE TRAE PAN, VINO Y AGUA, Y EL PRESIDENTE, DE LA MISMA FORMA QUE ANTES, HACE ORACIONES Y DA GRACIAS, SEGÚN SU EXPERIENCIA, Y LA GENTE DA SU CONSENTIMIENTO, DICIENDO AMÉN; Y SE DISTRIBUYE A CADA UNO, Y SE PARTICIPA DE AQUELLO POR LO QUE SE HA DADO GRACIAS, Y SE ENVÍA UNA PORCIÓN DE ELLO A QUIENES ESTÁN AUSENTES, POR MEDIO DE LOS DIÁCONOS. Y quienes están en posición de hacerlo, y quieren, dan lo que consideran que es apropiado; y lo que se recoge es depositado en donde el presidente, que socorre a los huérfanos y a las viudas, y a quienes, por enfermedad o alguna otra causa, están en necesidad, y a quienes están esclavizados, y a los extranjeros que están de visita entre nosotros, y, en definitiva, cuida a todos los que están en necesidad. Pero el “DÍA DEL SOL” es el día en el que todos nosotros hacemos nuestra común reunión, porque es el primer día, el día en que Dios, habiendo forjado un
  • 26. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 26 cambio en la oscuridad y las cosas, hizo el mundo; y el mismo día en que nuestro Salvador Cristo Jesús se levantó de la muerte.” (La Primera Apología de Justino Mártir, Cap. 67, pág. 354, 355.) En el Mundo Griego y Latino de la época de Cristo los nombres de los días de la semana se relacionaban con los astros del sistema solar quienes a su vez representaban dioses paganos, veamos: GRIEGO LATIN hemera selenes (día de la Luna) hemera Areos hemera Hermu hemera Dios (día de Zeus) hemera Aphrodites hemera Khronu hemera heliou (día del Sol) dies lunae (día de la Luna) dies marti dies mercuri dies iovis (día de Jupiter) dies veneris (día de Venus) dies saturni (día de Saturno) dies solis (día del Sol) Lo que hace Justino Mártir en su carta es informar cual de los días de la semana que él conocía (hemera selenes, hemera Areos, etc.) era el día de adoración de los primeros cristianos. De acuerdo con sus palabras, el día que adoraban los cristianos (es decir, el día en que participaban de la Cena del Señor, etc.) no era el “séptimo” sino el “primer día de la semana” que en el griego, de aquel entonces, se conocía como “hemera heliou”. Justino no dice que los cristianos adoraban al dios sol en este día. Lo que Justino dice es que el primer día de la semana, al que los griegos llamaban “el día del sol”, era el día de adoración de los primeros cristianos. Los obispos que conocían el griego (Ignacio de Antioquia, Policarpo, etc.) ya no le llamaban “hemera heliou” (“día del sol”) sino “Kuriake” (“el Día del Señor”).
  • 27. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 27 Es precisamente este término (“Kuriake”) el que Ignacio usa en sus cartas para referirse al primer día de la semana. Ignacio no utiliza la expresión “Día del Sol”. En lugar de ello, Ignacio llama al día de adoración “el Día del Señor” (“Kuriake”). Hoy en día ocurre algo parecido a lo que sucedía en los días de Justino Martir. En el mundo de habla inglesa el primer día de la semana se llama “Sunday” (literalmente “Día del Sol”) pues el término inglés evolucionó de las tradiciones normandas. Para los miembros de la Iglesia de Jesucristo, sin embargo, ese día es el “Lord’s Day” (“Día del Señor"). Ahora veremos qué es lo que escribió, sobre la observancia del día de reposo cristiano durante el primer siglo de nuestra era, uno de los historiadores más prestigiosos de todos los tiempos; Johann Lorenz Von Mosheim: “Los cristianos de este siglo se reunían piadosamente para adorar a Dios y para su propio desarrollo el PRIMER DÍA DE LA SEMANA, el día en que Cristo reasumió su vida, porque los apóstoles mismos apartaron este día para la adoración religiosa, y tenemos testimonio incontrovertible de que se observaba generalmente, siguiendo el ejemplo de la iglesia de Jerusalén.” (Mosheim’s Church History, Tomo 1, Siglo 1, Parte 2, capítulo 4:4). Mosheim es un historiador luterano que nació en 1693. Ingresó a la Universidad de Kiel (1716) donde alcanzó su maestría. En 1723 es nombrado professor erdinarius de la Universidad de Helmstedt, y en 1747 fue nombrado canciller de la Universidad de Göttingen. Este erudito alemán es considerado el padre de la Escuela de Historia Pragmática, y es citado por escritores e historiadores de distintas denominaciones religiosas (católicos, bautistas, adventistas, testigos de Jehová, etc.).
  • 28. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 28 TESTIMONIOS CONVERGENTES Los registros y documentos cristianos no canónicos de los siglos II y III brindan testimonios convergentes respecto de la observancia del primer día de la semana como el “Día del Señor”. A continuación, presentaremos los testimonios escritos de otros cronistas que nos dicen que el primer día de la semana, el día en que el Señor se levantó de la tumba, era el que los cristianos tenían por sagrado y en el que solían adorar: “Un día, el primero de la semana, nos reuníamos.” (Barderaven, año 180 de Cristo.) “Él, en cumplimiento del precepto que concuerda con el evangelio observa el día del Señor.” (Clemente de Alejandría, Tomo 7, capítulo 12, año 198 de Cristo.) “No concordamos con los judíos ni en sus peculiaridades concernientes a la comida, ni en sus días sagrados.” (Apologías, Sección 21, año 200 de Cristo.) “Nosotros estamos acostumbrados a observar ciertos días, como por ejemplo, el día del Señor.” (Orígenes, Libro 8, capítulo 23, año 201 de Cristo.) “Pero preguntáis, ¿Por qué es que nos reunimos el día del Señor para celebrar nuestras solemnidades? Porque así era como los Apóstoles también lo hacían.” (De Fuga, XIV:ii, 141, año 200 de Cristo.)
  • 29. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 29 Respecto de otros líderes cristianos que también mencionaron este tema en sus escritos, diremos que Teófilo, Obispo de Antioquía, quien escribió en el Siglo II, dijo: “Tanto la costumbre como la razón, exige que honremos el día del Señor siendo que en aquel día el Señor Jesús resucitó de entre los muertos”. Finalmente, citaremos a Tertuliano, escritor cristiano que nació en el año 160 d.C. y murió en el 220 d.C., quien testificó: "Solemnizamos el día después del Sabbath en contradicción a aquellos quienes llaman este día su Sabbath " (Apología de Tertuliano, capítulo 16), y “Otros... suponen que el sol es el Dios de los Cristianos, porque es bien sabido que ellos consideran el Domingo como un día de regocijo” (A Las Naciones 1: 133). DOCUMENTOS DEL SIGLO III Los documentos del siglo III deben ser examinados con cuidado para saber que es exactamente lo que sugieren. Sin embargo, puesto que la figura de Constantino recién aparece en el cuarto siglo, estos documentos resultan relevantes. Anatolio, quien fue obispo de Alejandría el 270 d.C, compuso innumerables obras. De todas ellas, sin embargo, sólo nos ha llegado su Tratado sobre la Pascua. Veamos un extracto de este tratado relacionado con el “Día del Señor”: “La fiesta, de hecho, observaba el día de la pascua en el decimocuarto día del primer mes, de acuerdo con el Evangelio, según su creencia, no añadiendo nada extraño, sino manteniendo en todas las cosas la regla de fe. Y la otra fiesta, pasando el día de la Pasión del Señor como uno lleno de tristeza y dolor, sostienen
  • 30. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 30 que no debería ser lícito celebrar el misterio del Señor de la Pascua en cualquier otro momento, sino EN EL DÍA DEL SEÑOR, en el que la RESURRECCIÓN DEL SEÑOR de la muerte se llevó a cabo, y en el que también surge para nosotros la causa del gozo eterno.” (El Canon Pascual, cap. 10.) Es evidente que, aunque Anatolio no describe la adoración en el día del Señor (pues el tema de la carta es “La Pascua), si designa con la frase “el Día del Señor” al día en que Jesucristo resucitó de entre los muertos.
  • 31. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 31 CAPITULO VI CONSTANTINO Y LA APOSTASÍA VI.a.- CONSIDERACIONES PREVIAS Como acabamos de ver en el capítulo anterior, la frase el “Día del Señor", como designación del primer día de la semana, se usaba básicamente dentro de la iglesia primitiva (fundamentalmente entre sus líderes). En el mundo griego y romano, a este día se le llamaba oficialmente "el Día del Sol". Tanto el "Día del Sol" como el "Día del Señor" convergían el primer día de la semana. Al adoptarse el cristianismo, el primer día de la semana llegó a ser conocido como "el Día del Señor" entre los conversos cristianos, quienes usaban indistintamente ambas frases (“Día del Sol” o "Día del Señor”) para referirse a su día de común reunión. Sin embargo, la frase "día del sol" siguió siendo el nombre para el primer día de la semana en el norte de Europa, tal como lo ejemplifica la frase germánica sunnon-dagaz y anglosajona sunnandæg. El nombre evolucionó en el inglés medieval como sonenday. Es por ello que el primer día de la semana se llama Sunday (día del sol) en el inglés actual. Eso no ocurrió con el griego, el idioma de los primeros cristianos de los siglos I y II. En este idioma, la expresión "el Día del Señor", en memoria de la resurrección de Cristo, se convirtió definitivamente en el nombre del primer día de la semana. Lo mismo ocurrió con el latín, francés, español, portugués, rumano, galés, catalán, italiano, etc.
  • 32. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 32 VI.b.- EL VERDADERO ROL DE CONSTANTINO El emperador Constantino, señalado por muchos como el causante del cambio de la adoración del sábado al domingo, nació el 27 de febrero del año 272 d.C. (más de 100 años después de la muerte de Ignacio, clemente, Barderaven, Justino, etc.), fue proclamado “Augusto” por sus tropas el año 306 d.C., y legalizó la religión cristiana a través del edicto de Milán el 313 d.C. Por consiguiente, es imposible que él haya sido el “creador” de la frase “el Día del Señor” como nombre para el primer día de la semana, el día en que resucitó Jesucristo. Consideremos, en este respecto, el comentario que hace el historiador Philip Scharff sobre el rol de Constantino en su obra History of the Christian Church: “La observancia universal y sin oposición del Domingo en el siglo segundo sólo se puede explicar por el hecho de que tiene sus raíces en las prácticas apostólicas. Tal observancia es la que más se debería considerar ya que no tenía respaldo de la legislación civil antes de la época de Constantino, y que debió haber tenido muchas inconveniencias, por la baja situación social de la mayoría de los cristianos y su dependencia a los empleadores y amos incrédulos.” (Philip Schaff, History of the Christian Church [Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1995], Vol. 1, pág. 478, 479 y Vol. 2, pág. 202). Ahora veamos el aporte del historiador Mosheim respecto de este mismo tema: “Es muy cierto que la vida de Constantino no fue lo que exigían los preceptos del cristianismo; y también es cierto que permaneció o fue catecúmeno (cristiano sin bautizar) toda su vida, y fue recibido como miembro de la Iglesia por el bautismo unos pocos días antes de su muerte. Nota 25: Es casi seguro que Constantino, mucho antes de su muerte en el año 824 de nuestra era, se declaró cristiano y así era reconocido por las iglesias. También es cierto que por mucho
  • 33. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 33 tiempo había cumplido con los actos religiosos de un cristiano sin bautizar, es decir, de un catecúmeno; porque asistía a los actos de adoración pública, ayunaba, oraba y observaba EL DÍA DE REPOSO CRISTIANO y los aniversarios de los mártires, y velaba las vigilias de la Pascua, etc.” (Mosheim’s Church History, Tomo 2, Siglo 4, Parte 1, capítulo 1:8.) Lo que en verdad hizo Constantino fue legalizar el primer día de la semana como día de adoración y como tiempo de descanso para todos los ciudadanos del imperio, aun cuando los Domingos ya se habían considerado por los cristianos como un día separado para la adoración desde el tiempo de los apóstoles. En realidad, la creencia de que Constantino cambió el día de reposo al primer día de al semana, es un error que tiene su origen en la mala interpretación del decreto de Constantino del año 321 d.C. Este decreto literalmente decía: “En el venerable ‘Día del Sol’ se dejará a los magistrados y al pueblo de las ciudades descansar y se cerrarán todos los talleres. En el campo las personas ligadas a la agricultura podrán voluntaria y legítimamente continuar sus labores, pues con frecuencia sucede que el día siguiente no es el adecuado para sembrar o plantar viñas, pues se teme que por dejar pasar el momento propicio para tales operaciones se perderá el favor del cielo.” (Decreto de Constantino, 7 de marzo del año 321 d.C.). Constantino no establece la Adoración del Sol en este día. La adoración del Sol en Roma (tanto antes como después del edicto) se celebraba el 7 de cada més. Constantino no cambió en nada esta tradición. Lo que Constantino si hizo fue establecer en todo el imperio una costumbre que los cristianos ya habían estado observado desde el primer siglo después de Cristo; la de descansar el primer día de la semana (algo que los romanos no hacían).
  • 34. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 34 Los paganos no descansaban el “día del Sol”. La designación de un día de descanso entre aquellos que no eran cristianos (y que, por lo tanto, no tenían esa costumbre) fue recibida con beneplacito por estos. El verdadero error de Constantino no consistió en cambiar el día sagrado sino en mezclar ideas y filosofías paganas con la Doctrina que regía las ordenanzas en la iglesia. Constantino vistió (o mejor dicho, “disfrazó”) a la religión romana con un atuendo cristiano. En lugar de profetas y apóstoles, aparecieron el pontífice y los cardenales (pero ese es otro tema que lo trataremos en una publicación futura).
  • 35. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 35 CAPÍTULO VII DE LA APOSTASÍA A LA RESTAURACIÓN INTRODUCCIÓN Como hemos podido ver claramente, luego de la muerte de Cristo los primeros cristianos observaron el primer día de la semana, el Día del Señor, como día santo porque los apóstoles mismos, bajo la dirección del Señor, así lo habían establecido. Cuando se produjo el período de la historia universal conocido como “La Reforma”, la mayoría de los protestantes no realizó cambio alguno respecto del día de adoración (domingo, el “Día del Señor”) que se observaba. Los líderes reformadores entendían que, luego de la resurrección de Cristo, el día santo había pasado del sábado al domingo (“el día del Señor”). El Error de Ellen G. White Ellen G. White, profetiza de la Iglesia Adventista del Séptimo día, y autora de uno de los plagios más grandes en la historia de los Estados Unidos (algo que el propio White State tuvo que admitir, véase https://www.nonsda.org/egw/graybill.shtml) dice en su libro “El Conflicto de los Siglos” que, después de la muerte de Cristo, todos los cristianos habían guardado el sábado, y que fue Constantino el que realizó el cambio hacia el domingo: “En los primeros siglos el verdadero día de reposo, el sábado, había sido guardado por todos los cristianos...” (El Conflicto de los Siglos, sexta edición, de 1968, pág. 56).
  • 36. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 36 "Al principio del siglo IV el emperador Constantino expidió un decreto que hacía del domingo un día de fiesta pública en todo el Imperio Romano.” (pág. 57). (Se refiere al decreto de Constantino del año 321, según el Apéndice del mismo libro, pág. 739). Respecto de las razones por las que Constantino realizó este cambio, Ellen dice lo siguiente: “Los obispos de la iglesia, inspirados por su ambición y su sed de dominio, le hicieron obrar así, pues comprendieron que si el mismo día era observado por cristianos y paganos, éstos llegarían a aceptar nominalmente el cristianismo y ello redundaría en beneficio del poder y de la gloria de la iglesia.” (Ídem). En resumen, Ellen G. White consideraba que los cristianos de los siglos I, II y III habían observado el sábado como día sagrado y que Constantino fue quien cambió el día santo al primero de la semana en el siglo IV. Además, consideraba que Constantino había actuado de esta manera inducido por los obispos cristianos de aquel entonces. Pues bien, en años posteriores, los líderes de la iglesia adventista han tenido que admitir la evidencia histórica a favor de la observancia del primer día de la semana, el Día del Señor, en los siglos I y II, veamos: “La observancia del SÁBADO, el día de reposo establecido por Dios, fue una de las doctrinas RECHAZADAS durante los PRIMEROS SIGLOS de la historia de la iglesia cristiana. Muchas religiones paganas ya adoraban el sol en el primer día de la semana, y los dirigentes cristianos comenzaron a pensar que sería más fácil ganarlos para la iglesia si podían continuar adorando en el día de su costumbre y preferencia.” (Russell Holt, ¿El sábado o el domingo?, págs. 24 y 25, Editado e impreso por PUBLICACIONES INTERAMERICANAS, 1990)
  • 37. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 37 Es claro que los líderes adventistas saben de la evidencia sobre la observancia del primer día de la semana, el Día del Señor, en los siglos I y II. Ahora bien, ¿qué hay de cierto en lo que dice Russell respecto de las motivaciones de los obispos? La documentación existente no apoya la afirmación de que los primeros líderes cristianos (siglos I y II) decidieran cambiar la observancia del sábado por el día del Señor para “ganar almas” entre los paganos. En síntesis, Constantino no creó el “día del Señor”. Lo que sí hizo Constantino fue disfrazar la religión de Roma con un atuendo cristiano en el siglo IV después de Cristo. Así, la Iglesia de Jesucristo, como una organización terrenal operando bajo dirección divina, y teniendo autoridad para oficiar en las ordenanzas espirituales, dejó de existir. Si, por lo tanto, ha de encontrarse hoy en día sobre la tierra, la Iglesia de Jesucristo debió haberse restaurado por autoridad divina; y el santo sacerdocio (el cual se perdió por la apostasía de la iglesia primitiva) debió haberse restaurado también. La iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sostiene que esto efectivamente se ha llevado a cabo por conducto de un profeta moderno; José Smith. JOSÉ SMITH Y LA RESTAURACIÓN Dejemos ahora que el propio José Smith nos relate su historia: “Nací en el año de nuestro Señor mil ochocientos cinco, el día veintitrés de diciembre, en el pueblo de Sharon, Condado de Windsor, Estado de Vermont. Tendría yo unos diez años de edad, cuando mi padre, que también se llamaba José [Joseph] Smith,
  • 38. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 38 salió del Estado de Vermont y se trasladó a Palmyra, Condado de Ontario (hoy Wayne), Estado de Nueva York. Como a los cuatro años de la llegada de mi padre a Palmyra, se mudó con su familia a Manchester, en el mismo Condado de Ontario. Once personas integraban su familia, a saber, mi padre Joseph Smith; mi madre, Lucy Smith (cuyo apellido de soltera era Mack, hija de Solomon Mack); mis hermanos Alvin (fallecido el 19 de noviembre de 1823, a los veinticinco años de edad), Hyrum, yo, Samuel Harrison, William, Don Carlos, y mis hermanas Sophronia, Catherine y Lucy. Durante el segundo año de nuestra residencia en Manchester, surgió en la región donde vivíamos una agitación extraordinaria sobre el tema de la religión. Empezó entre los metodistas, pero pronto se generalizó entre todas las sectas de la comarca. En verdad, parecía repercutir en toda la región, y grandes multitudes se unían a los diferentes partidos religiosos, ocasionando no poca agitación y división entre la gente; pues unos gritaban: “¡He aquí!”; y otros: “¡He allí!” Unos contendían a favor de la fe metodista, otros a favor de la presbiteriana y otros a favor de la bautista. Porque a pesar del gran amor expresado por los conversos de estas distintas creencias en el momento de su conversión, y del gran celo manifestado por los clérigos respectivos, que activamente suscitaban y fomentaban este cuadro singular de sentimientos religiosos —a fin de lograr convertir a todos, como se complacían en decir, pese a la secta que fuere— sin embargo, cuando los conversos empezaron a dividirse, unos con este partido y otros con aquél, se vio que los supuestos buenos sentimientos, tanto de los sacerdotes como de los conversos, eran más fingidos que verdaderos; porque siguió una escena de gran confusión y malos sentimientos —sacerdote contendiendo con sacerdote, y converso con converso— de modo que toda esa buena voluntad del uno para con el otro, si es que alguna vez la abrigaron, se había perdido completamente en una lucha de palabras y contienda de opiniones.
  • 39. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 39 Por esa época tenía yo catorce años de edad. La familia de mi padre se convirtió a la fe presbiteriana; y cuatro de ellos ingresaron a esa iglesia, a saber, mi madre Lucy, mis hermanos Hyrum y Samuel Harrison, y mi hermana Sophronia. Durante estos días de tanta agitación, invadieron mi mente una seria reflexión y gran inquietud; pero no obstante la intensidad de mis sentimientos, que a menudo eran punzantes, me conservé apartado de todos estos grupos, aunque concurría a sus respectivas reuniones cada vez que la ocasión me lo permitía. Con el transcurso del tiempo llegué a inclinarme un tanto a la secta metodista, y sentí cierto deseo de unirme a ella, pero eran tan grandes la confusión y la contención entre las diferentes denominaciones, que era imposible que una persona tan joven como yo, y sin ninguna experiencia en cuanto a los hombres y las cosas, llegase a una determinación precisa sobre quién tenía razón y quién no. Tan grande e incesante eran el clamor y el alboroto, que a veces mi mente se agitaba en extremo. Los presbiterianos estaban decididamente en contra de los bautistas y de los metodistas, y se valían de toda la fuerza del razonamiento, así como de la sofistería, para demostrar los errores de aquéllos, o por lo menos, hacer creer a la gente que estaban en error. Por otra parte, los bautistas y los metodistas, a su vez, se afanaban con el mismo celo para establecer sus propias doctrinas y refutar las demás. En medio de esta guerra de palabras y tumulto de opiniones, a menudo me decía a mí mismo: ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál de todos estos grupos tiene razón; o están todos en error? Si uno de ellos es verdadero, ¿cuál es, y cómo podré saberlo? Agobiado bajo el peso de las graves dificultades que provocaban las contiendas de estos grupos religiosos, un día estaba leyendo la Epístola de Santiago, primer capítulo y quinto versículo, que dice: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
  • 40. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 40 Ningún pasaje de las Escrituras jamás penetró el corazón de un hombre con más fuerza que éste en esta ocasión, el mío. Pareció introducirse con inmenso poder en cada fibra de mi corazón. Lo medité repetidas veces, sabiendo que si alguien necesitaba sabiduría de Dios, esa persona era yo; porque no sabía qué hacer, y a menos que obtuviera mayor conocimiento del que hasta entonces tenía, jamás llegaría a saber; porque los maestros religiosos de las diferentes sectas entendían los mismos pasajes de las Escrituras de un modo tan distinto, que destruían toda esperanza de resolver el problema recurriendo a la Biblia. Finalmente llegué a la conclusión de que tendría que permanecer en tinieblas y confusión, o de lo contrario, hacer lo que Santiago aconsejaba, esto es, recurrir a Dios. Al fin tomé la determinación de “pedir a Dios”, habiendo decidido que si él daba sabiduría a quienes carecían de ella, y la impartía abundantemente y sin reprochar, yo podría intentarlo. Por consiguiente, de acuerdo con esta resolución mía de recurrir a Dios, me retiré al bosque para hacer la prueba. Fue por la mañana de un día hermoso y despejado, a principios de la primavera de 1820. Era la primera vez en mi vida que hacía tal intento, porque en medio de toda mi ansiedad, hasta ahora no había procurado orar vocalmente. Después de apartarme al lugar que previamente había designado, mirando a mi derredor y encontrándome solo, me arrodillé y empecé a elevar a Dios el deseo de mi corazón. Apenas lo hube hecho, cuando súbitamente se apoderó de mí una fuerza que me dominó por completo, y surtió tan asombrosa influencia en mí, que se me trabó la lengua, de modo que no pude hablar. Una densa obscuridad se formó alrededor de mí, y por un momento me pareció que estaba destinado a una destrucción repentina. Mas esforzándome con todo mi aliento por pedirle a Dios que me librara del poder de este enemigo que se había apoderado de mí, y en el momento en que estaba para hundirme en la desesperación y entregarme a la destrucción —no a una ruina imaginaria, sino al
  • 41. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 41 poder de un ser efectivo del mundo invisible que ejercía una fuerza tan asombrosa como yo nunca había sentido en ningún otro ser— precisamente en este momento de tan grande alarma vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí. No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado. Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo! Había sido mi objeto recurrir al Señor para saber cuál de todas las sectas era la verdadera, a fin de saber a cuál unirme. Por tanto, luego que me hube recobrado lo suficiente para poder hablar, pregunté a los Personajes que estaban en la luz arriba de mí, cuál de todas las sectas era la verdadera (porque hasta ese momento nunca se me había ocurrido pensar que todas estuvieran en error), y a cuál debía unirme. Se me contestó que no debía unirme a ninguna, porque todas estaban en error; y el Personaje que me habló dijo que todos sus credos eran una abominación a su vista; que todos aquellos profesores se habían pervertido; que “con sus labios me honran, pero su corazón lejos está de mí; enseñan como doctrinas los mandamientos de los hombres, teniendo apariencia de piedad, mas negando la eficacia de ella”. (José Smith Historia, Perla de Gran Precio 3-19). De esta manera se inicia la restauración de la Iglesia de Jesucristo sobre la tierra; con el llamamiento de un profeta, tal como en los tiempos antiguos. Más adelante, el 6 de abril de 1930, por conducto de José Smith, se organiza la Iglesia de Jesucristo con doce apóstoles a la cabeza de ella, tal como había sido establecido por el Señor mismo en el primer siglo de nuestra era.
  • 42. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 42 JOSÉ SMITH Y EL DÍA DEL SEÑOR Con la restauración de su Iglesia en esta dispensación, el Señor habló sobre el asunto del día sagrado que los miembros de su Iglesia debían observar. En dos revelaciones que se concedieron al profeta José Smith, una en Sión, distrito de Jackson, estado de Missouri, el 7 de agosto de 1831, y otra en Hiram, Ohio, en noviembre de 1831, el Señor dijo lo siguiente: “Y para que más íntegramente te conserves sin mancha del mundo, irás a la casa de oración y ofrecerás tus sacramentos en mi día santo; porque, en verdad, éste es un día que se te ha señalado para descansar de tus obras y rendir tus devociones al Altísimo; sin embargo, tus votos se ofrecerán en rectitud todos los días y a todo tiempo; pero recuerda que en éste, EL DÍA DEL SEÑOR, ofrecerás tus ofrendas y tus sacramentos al Altísimo, confesando tus pecados a tus hermanos, y ante el Señor. Y en este día no harás ninguna otra cosa sino preparar tus alimentos con sencillez de corazón, a fin de que tus ayunos sean perfectos, o en otras palabras, que tu gozo sea cabal.” (D y C 59:9-13). Y “Y los habitantes de Sión también observarán el DÍA DEL SEÑOR para santificarlo.” (D y C 68:29). Por lo tanto, para la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el tema ha quedado completamente aclarado.
  • 43. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 43 PREGUNTA CLAVE ¿REALMENTE JOSÉ SMITH VIÓ AL PADRE Y AL HIJO EN 1820? Es evidente que, si José Smith no vio a Dios ni a Jesucristo, la iglesia que él organizó no es verdadera. Pero si José Smith vio al Padre y al Hijo, y si ellos le hablaron, entonces él en verdad fue un profeta de Dios y, por consiguiente, la iglesia que él organizó es la única iglesia de Jesucristo sobre la tierra. Ya no hay que buscar más, sólo hay que unirse a la iglesia de Jesucristo de los santos de los Últimos Días por medio del bautismo y perseverar hasta el fin. “¿FUE JOSÉ SMITH UN PROFETA DE DIOS?” Esta es la pregunta que todo investigador sincero debe hacer en su oración. Sólo Dios puede decirle si un hombre determinado es su profeta o no, pero para que se lo diga, usted tiene que preguntárselo. Si lo hace con humildad y con un sincero deseo de saber, el Señor responderá su oración porque él ha dicho: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” (Santiago 1:5).
  • 44. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 44 APÉNDICE I ¿NO DIJO CRISTO QUE HABÍA VENIDO A OBEDECER (“CUMPLIR”) LA LEY? En Mateo 5:17 Jesús dice que no ha venido a abolir la Ley sino a darle cumplimiento. “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.” (Mateo 5:17) Pero luego, en ese mismo capítulo, haciendo uso de su autoridad, cambia seis preceptos de la Ley mosaica. Veamos sólo un ejemplo de esos cambios: “Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: NO PERJURARÁS, SINO CUMPLIRÁS AL SEÑOR TUS JURAMENTOS. Pero yo os digo: NO JURÉIS EN NINGUNA MANERA; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.” (Mateo 5:33-37) De acuerdo con la Ley dada por el Señor a Moisés, los israelitas no podían tomar el nombre de Dios “en vano”: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios EN VANO; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre EN VANO” (Éxodo 20:7). Esto, por supuesto, permitía el uso del nombre de Dios siempre que no fuese “en vano”. Es decir, siempre que el juramento se cumpliese. Es por ello que los israelitas del antiguo testamento juraban casi continuamente, veamos sólo un ejemplo: “Y DAVID VOLVIÓ A JURAR DICIENDO: Tu padre sabe claramente que yo he hallado gracia delante de tus ojos, y dirá: No
  • 45. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 45 sepa esto Jonatán, para que no se entristezca; Y CIERTAMENTE, VIVE JEHOVÁ Y VIVE TU ALMA, que apenas hay un paso entre mí y la muerte. Y Jonatán dijo a David: Lo que deseare tu alma, haré por ti" (1 Samuel 20:3-4). Por si el lector no se ha dado cuenta Jesús cambió el tercer mandamiento que decía: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios EN VANO” por un nuevo mandamiento “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios DE NINGUNA MANERA”. Si Jesús no vino a cambiar “ni una jota ni una tilde” ¿cómo se explica esta inconsistencia? Si Jesucristo vino a sujetarse y a obedecer la ley tal como estaba sin cambiar un ápice lo que estaba escrito ¿por qué entonces dice: “Oísteis que fue dicho…Pero yo os digo…”? En realidad, lo que Jesús enseñó es que vino a dar fin a la ley. La palabra “cumplir” no fue usada por Jesucristo en el sentido de “sujetarse a la Ley” sino en él sentido de “dar fin a ella”. Veamos algunos usos de esta connotación de la palabra “cumplir” en la misma Biblia: “Y CUMPLIDOS (completados o finalizados) los días de su ministerio, se fue a su casa” (Lucas 1:23). “Cuando a Elizabet se le CUMPLIÓ (se completó o finalizó) el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo" (Lucas 1:57). “Y aconteció que estando ellos allí, se CUMPLIERON (se completaron o finalizaron) los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón" (Lucas 2:6-7).
  • 46. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 46 “Cuando los mil años se CUMPLAN (se completen o finalicen), Satanás será suelto de su prisión” (Apocalipsis 20:7). En estos versículos la palabra “cumplir” en ningún caso se refiere a obedecer sino a dar por finalizada o completada. Es decir, en Cristo se cumplió el propósito de la Ley, la misma que había sido sólo “un ayo para llevarnos a Cristo” (Gálatas 3:24). En otras palabras, en Cristo murió la ley antigua, por lo cual los hombres quedan libres de la Ley de Moisés: “Pero ahora ESTAMOS LIBRES DE LA LEY, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7:6). APÉNDICE 2 “EL DÍA DE REPOSO” y “EL REPOSO DEL SEÑOR” Existe una diferencia entre el tema del “DÍA DE REPOSO” (sabbaton en griego) y “EL REPOSO DEL SEÑOR” (καταπαυσιν en griego). Del primero ya hemos hablado. Respecto del segundo es importante recordar que Dios ha prometido a su pueblo un reposo a través de Jesucristo, quien dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y YO OS HARÉ DESCANSAR. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y HALLARÉIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11:28- 30). Por medio de Moisés, Dios le ofreció a su pueblo del antiguo convenio llevarlo a una tierra que “fluía leche y miel”. Sin embargo,
  • 47. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 47 por motivo de su incredulidad no pudieron entrar a esa tierra prometida. En lugar de ello tuvieron que vagar por el desierto por 40 años. Como sabemos, las condiciones del desierto no son las más cómodas, es una vida de incomodidades y carencias. Para los israelitas el poder entrar en la tierra prometida hubiera sido un verdadero “reposo” pero el Señor no lo permitió: “Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me enemisté con esta generación, Y dije: Siempre divagan ellos de corazón, Y no han conocido mis caminos. Juré, pues, en mi ira: NO ENTRARÁN EN MI REPOSO.” Hebreos 3:18-19. Es evidente que aquí el Señor no está hablando del cuarto mandamiento (la observancia del Sábado) porque los israelitas guardaron ese día durante los 40 años que estuvieron en el desierto. A lo que se refiere el Señor, cuando dice “entrad en el reposo”, es al reposo que significa para el almá aceptar el evangelio de Jesucristo y junto con éste la promesa de obtener la vida eterna. Tanto el ingreso a la tierra prometida, de los hijos de los israelitas que salieron de Egipto, como el descanso del Señor el día séptimo, luego de terminar la creación, sirve como ejemplo del reposo en el que entra el alma de aquel que acepta el evangelio de Jesucristo. APÉNDICE 3 ISAÍAS 66:23 En isaías 66:23, el Señor dice que durante el milenio, luego de la destrucción de los inicuos en la segunda venida, los sobrevivientes
  • 48. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 48 vendrán de mes en mes, y de sábado en sábado a adorar delante del Señor: “Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrá toda carne á adorar delante de mí, dijo Jehová. Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí: porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará; y serán abominables á toda carne.” (Isaías 66:23-24) Aquí la palabra sábado equivale a una semana (un periodo de siete días). En el antiguo testamento existen muchos pasajes, en hebreo, en los que se usa la palabra “sabbath” (sábado) para referirse a “semana”. Este es el caso de Isaias 66:23, pues se está hablando de una secuencia cronológica descendente (año, mes, semana, día). Veamos un ejemplo, en hebreo, en donde la palabra sabbath equivale a semana: Ejemplo: Levítico 23:15 “Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán.” (Levítico 23:15) Veamos la versión hebrea (texto masorético) de este pasaje: ‫ֶםוּ‬‫כ‬ֲ‫א‬‫י‬ ִ‫ֲב‬‫ה‬ ‫ּיוֹם‬ ִ ‫מ‬ ‫ת‬ָּ‫ב‬ ַּׁ‫ש‬ַּׁ‫ה‬ ‫ת‬ ַּׁ ‫ֳר‬‫ח‬ָּ‫מ‬ ִ ‫מ‬ ‫ֶם‬‫כ‬ָּ‫ל‬ ‫ם‬ ֶ‫ת‬ ְ ‫ַּׁר‬‫פ‬ ְ‫ס‬ ‫ימֹת‬ ִ ‫מ‬ ְ ‫ת‬ ‫תוֹת‬ָּ‫ב‬ ַּׁ‫ש‬ ‫ע‬ַּׁ‫ב‬ ֶ‫ש‬ ‫ָּה‬‫פ‬‫נוּ‬ ְ ‫ת‬ַּׁ‫ה‬ ‫ר‬ֶ‫מ‬ֹ‫ת־ע‬ ֶ‫א‬ ‫ָּה‬‫נ‬‫ֶי‬‫י‬ ְ‫ה‬ ִ ‫ת‬ Levítico 23:15, téxto masoretico hebreo Y contaréis, desde el día después del sábado, desde el día que ofreciereis la gavilla de la oblación, siete sábados enteros. (Levítico 23:15, traducción literal del hebreo al español)
  • 49. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 49 En el hebreo antiguo, la palabra sábado se escribe así: ‫ת‬ָּ‫ב‬ ַּׁ‫ש‬ Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. (Levítico 23:15, versión Reina-Valera 1960) Aquí la segunda palabra sábado equivale a semana, no al séptimo día. Por ello la versión Reina-Valera traduce correctamente la expresión como “siete semanas”. Sin embargo, versiones de gran prestigio como la versión del Rey Santiago en inglés (King James Version), y la Biblia del Jubileo 2000, traducen, incorrectamente, la frase como “siete sábados” y no como “siete semanas”: “And ye shall count unto you from the morrow after the sabbath, from the day that ye brought the sheaf of the wave offering; seven sabbaths shall be complete” (Levitico 23:15, King James Version) “Y os habéis de contar desde el siguiente día del sábado, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete sábados cumplidos serán” (Levitico 23:15, Biblia Jubileo 2000) Es innegable que los traductores pueden cometer errores, pues son seres humanos. Es por ello que los mormones creen que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente (Artículo de Fe N° 8, José Smith) En el caso de Isaias 66:23 se está mencionando una secuencia cronológica descendente (ej. año, mes, semana, día). La clave está en la frase “de mes en mes”. Siguiendo el orden descendente, la siguiente frase debió ser “de semana en semana”. La palabra sabbath, en este caso, es el equivalente de “semana”, por la secuencia cronológica.
  • 50. DEL SÁBADO AL DÍA DEL SEÑOR 50 El domingo es el primer día de la semana en el cual los miembros de la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días van a la capilla para fortalecerse espiritualmente, y para renovar los convenios que hicieron al bautizarse. En el idioma griego, el primer día de la semana se llama Κυριακή. En español se pronuncia “kiriaki”, y significa “El Día del Señor”. Esto se comprueba fácilmente. Sólo diríjase a cualquier traductor en línea, elija la opción de español a griego, y escriba “domingo”, el resultado en griego será Κυριακή. Como ya dijimos, esta palabra significa literalmente “El Día del Señor”, y tiene su origen en el verso 10 del capítulo 1 de apocalipsis: “Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta” (Apocalipsis 1:10) ¿Por qué los griegos le llaman “día del Señor” al primer día de la semana? Porque el primer día de la semana, o sea el domingo, es el día en el que nuestro salvador resucitó de entre los muertos. Después de la resurrección de Cristo, el primer día de la semana, el Día Santo pasa del séptimo (“sábado”) al primero; “El Día del Señor”.