Análisis, crítica... cuestionario más información, menos conocimiento
1.
2. Nicholas Carr estudió Literatura en Dartmouth College y en la Universidad de
Harvard y todo indica que fue en su juventud un voraz lector de buenos libros.
Luego, como le ocurrió a toda su generación, descubrió el ordenador, el Internet, los
prodigios de la gran revolución informática de nuestro tiempo, y no sólo dedicó
buena parte de su vida a valerse de todos los servicios online y a navegar mañana y
tarde por la Red; además, se hizo un profesional y un experto en las nuevas
tecnologías de la comunicación sobre las que ha escrito extensamente en
prestigiosas publicaciones de Estados Unidos e Inglaterra.
Un buen día descubrió que había dejado de ser un buen lector, y, casi casi, un lector.
Su concentración se disipaba luego de una o dos páginas de un libro, y, sobre todo si
aquello que leía era complejo y demandaba mucha atención y reflexión, surgía en su
mente algo así como un recóndito rechazo a continuar con aquel empeño
intelectual. Así lo cuenta: "Pierdo el sosiego y el hilo, empiezo a pensar qué otra
cosa hacer. Me siento como si estuviese siempre arrastrando mi cerebro
descentrado de vuelta al texto. La lectura profunda que solía venir naturalmente se
ha convertido en un esfuerzo".
“Los alumnos han perdido el hábito de leer para contentarse con un mariposeo
cognitivo”
(…)
3. SÍNTESIS DE ARTÍCULO
El presente artículo se inicia evocando a Nicholas Carr, Literato de la
Dartmouth College de la Universidad de Harvard, quien descubrió que había
dejado de ser un “buen lector”, y, casi casi, un lector, pues su concentración se
disipaba cuando empezaba a leer un libro, más aun si era complejo y
demandaba mucha atención y reflexión, experimentaba que en su mente
nacía un rechazo a continuar con el empeño intelectual de la lectura. Es así
que tomó la decisión radical, de abandonar junto a su familia, las
instalaciones de Boston y vivir en una cabaña de las montañas de Colorado,
donde no había telefonía móvil e Internet. Luego de dos años, escribió el
libro The Shallows: What the Internet is Doing to Our Brains, en
español, Superficiales: “¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?”.
Vargas Llosa quedó admirado con el libro de Carr, donde este último
reconocía la extraordinaria aportación de las megaempresas informáticas
como Google, Twitter, Facebook o Skype, las cuales ofrecen servicios de
información y comunicación, ahorrando tiempo y facilitando a una inmensa
cantidad de seres humanos el acceso a las mismas.
4. SÍNTESIS DE ARTÍCULO
El Premio Nobel indica: ¿quién podría negar que la informática es
un avance casi milagroso que, haciendo un pequeño clic con el
ratón, un internauta recabe una información que hace pocos años
le exigía semanas o meses de consultas en bibliotecas y a
especialistas? Por otro lado, cuestiona: ¿Para qué mantener fresca
y activa la memoria si toda ella está almacenada en algo que un
programador de sistemas ha llamado "la mejor y más grande
biblioteca del mundo"?.
Más adelante señala que los alumnos están
acostumbrados a “picotear” información en sus
computadoras, sin tener necesidad de hacer prolongados
esfuerzos de concentración, lo que ha permitido perder el
hábito de hacerlo, y han sido condicionados para
contentarse con ese resplandor cognitivo a que los
acostumbra la Red.
5. SÍNTESIS DE ARTÍCULO
Finalmente Vargas Llosa cita a Van
Nimwegen, quien dedujo luego de
algunos experimentos: que confiar a los
ordenadores la solución de todos los
problemas cognitivos reduce "la
capacidad de nuestros cerebros para
construir estructuras estables de
conocimientos". Lo que le impulsa a llegar
a la siguiente conclusión al literato: “…la
robotización de una humanidad
organizada en función de la "inteligencia
artificial" es imparable”.
7. 1. ¿Es cierto que existe una distorsión en la
capacidad de análisis del lector que está
atado a la información reverberante del
internet?
• Es cierto, el acceso a la información es hoy
mucho más fácil y rápido que hace unos
pocos años, pero todo apunta a que estamos
sufriendo una sobredosis informativa que
hace que disminuya nuestra atención,
nuestra capacidad de análisis y, en definitiva,
nuestra capacidad cognitiva.
• Se produce así, en contra de la intención
original de Internet una desinformación
importante, y lo que parecía ventaja se torna
inconveniente.
8. 2. De ser positiva su respuesta,
¿cómo se produce ésta?
• Sucede cuando por ejemplo, buscamos alguna
información y rápidamente acudimos a Google, que
nos ofrece un sinfín de posibilidades entre las que
tenemos que elegir.
• Antes, cuando en los domingos nos levantábamos sin
prisa, bajábamos a comprar los periódicos, tomar un
buen desayuno, y se disfrutaba de una larga mañana
sentada leyendo las noticias y los reportajes
dominicales. Es claro, que esta imagen está rodeada
de un halo de tranquilidad que hoy en día ha
desaparecido.
• Hoy nos levantamos, encendemos el ordenador y nos
empiezan a llegar todas las notificaciones de
Facebook, Twitter, los correos electrónicos
pendientes y en los Smartphone’s no deja de sonar el
“Whatsapp”. Sí, las noticias de actualidad te llegan de
todas partes, pero la interrogante es: ¿Estamos bien
informados?