1. Lambayeque, abril de 2015
Querido y entrañable amigo te escribo esta carta para saludarte
cariñosamente, así como para expresarte lo mucho que te amo y agradezco a la
divina misericordia de Dios por haberte colocado en el lugar privilegiado en el que
te encuentras muy dentro de mí y por darme vida y salud, física y mental que nos
permite permanecer juntitos confiando en que me acompañarás eternamente.
No está demás decirte cuanto valoro tu amistad, porque tu lealtad se
manifiesta permanentemente, sé que no me abandonarás, eres para mí como el
sol que me da luz y energía durante todo el día. Eres ese amigo con el cual puedo
compartir y disfrutar las aventuras de mi día a día y con quien puedo adentrarme
en nuevos mundos llenos de aventuras de las cuales salimos airosos.
Eres y serás el mejor de mis amigos, el que nunca falla, el que me tolera, el
que me ayuda a ser como soy, el que apoya mis decisiones, el que me empuja a
obtener los logros obtenidos, eres ese ser espectacular que ilumina mi consciente
y controla mi inconsciente, el único que no me abandona en la tristeza y el
desasosiego.
Te pido humildemente perdón por los sacrificios que haces por mí cuando
me empecino en trabajar sobretiempo obligándote a trabajar desvelándote
conmigo, aún sabiendo que necesitas reposo.
Me despido no sin antes reconocer que sin ti mi vida no tendría sentido. Por
lo tanto te prometo que de ahora en adelante seré cautelosa y te dejaré descansar
al menos seis horas diarias.
Te ama tu amiga del alma.
Sarita.
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CARTA A MI CEREBRO
Autora: Sara Solangge Quevedo Salazar