El documento resume las enseñanzas bíblicas sobre la segunda venida de Cristo y el milenio. Indica que habrá dos resurrecciones separadas: la de los justos al comienzo del milenio y la de los injustos al final. Durante el milenio, los justos reinarán con Cristo en el cielo mientras la tierra está deshabitada. Refuta las interpretaciones que predicen un reinado terrenal de Cristo o la iglesia durante el milenio.
Los muertos justos resucitarán en la segunda venida de cristo
1. Los muertos justos resucitarán en la segunda venida
de Cristo.
-La Biblia presenta dos resurrecciones: la de los justos y la de los injustos, separadas
por un período de mil años (ver com. Apoc. 20: 1, 4-5). No habrá una resurrección
general, pues hay otra de la cual aparentemente no todos participan (Fil. 3: 11; cf. Luc.
14: 14; 20: 35). En otra parte se describe a los justos como "los que son de Cristo, en
su venida" (1 Cor. 15: 23). Algunos sostienen que Apoc. 20: 4
sólo describe a los mártires cristianos; sin embargo, una
comparación con otros pasajes muestra que todos los justos, incluso los santos del AT
(ver com. Rom. 4: 3; 1 Cor. 15: 18) y los justos vivos, revestidos de inmortalidad en ese
momento (1 Cor. 15: 51-54), ascienden para estar con Cristo cuando él venga por
segunda vez (ver com. 1 Tes. 4: 16-17). Hbreos9:28
No hay fundamento válido en las Escrituras para separar a los "bienaventurados y
santos" que han resistido la persecución de la bestia, de los santos inmortales
mencionados en 1 Tes. 4 y 1 Cor. 15.
La unidad del segundo advenimiento.-Las diferentes referencias bíblicas al segundo
advenimiento se combinan para describir como un solo acontecimiento la venida de
Cristo para recoger a sus santos, y para destruir a los perseguidores de ellos. Las
referencias principales pueden resumirse como sigue:
2. 1. Mat. 24: 29-31.
La venida de Cristo será visible, "sobre las nubes del cielo", "después de la tribulación".
Jesús enviará a sus ángeles "con gran voz de trompeta",
para juntar a "sus escogidos".
3. 2. 1 Cor. 15: 23, 51-53. "Los que son de Cristo, en su venida" -tanto los muertos
resucitados como los vivos- recibirán la inmortalidad cuando "se tocará la trompeta".
3. 1 Tes. 4: 15-17. El Señor descenderá "con trompeta de Dios" para resucitar y
arrebatar a "los muertos en Cristo", junto con los que viven y los que quedan hasta el
día de su venida. Serán arrebatados "en las nubes para recibir al Señor en el aire",
para estar "siempre con el Señor".
4. 2 Tes. 1: 6-8. La iglesia recibirá "reposo" de la persecución cuando Cristo sea
revelado "desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego" para castigar a
los que no "obedecen el Evangelio".
5. 2 Tes. 2: 1-3, 8. La "reunión con él [Cristo]", respecto a la cual los tesalonicenses
estaban turbados, no vendrá hasta después de la "apostasía" y la revelación de "aquel
inicuo [el anticristo]", que será destruido "con el espíritu de su boca [de Cristo]" y el
"resplandor de su venida".
4. 6. Apoc. 1: 7. Su venida será "con las nubes" y visible para "todo ojo".
7. Apoc. 14: 14-20. Cuando Cristo venga, recogerá una doble cosecha: los justos y los
impíos.
8. Apoc. 19: 11 a 20: 6. Cuando Cristo venga, la venida en la que aparece
simbólicamente como un guerrero que es acompañado por las huestes del cielo,
arrojará a la bestia perseguidora y al falso profeta al lago de fuego, matará al resto de
sus enemigos con la espada que sale "de su boca". Y un ángel atará a Satanás;
5. entonces los fieles -los muertos resucitados y los vivos- recibirán su recompensa:
reinarán "con él mil años".
Estas referencias de las Escrituras concuerdan en describir el glorioso regreso del
Señor como un acontecimiento único y visible. Muestran que este suceso producirá
(1) la reunión de los santos inmortales recogidos de la tierra para estar con él, como es
evidente, en las "moradas" celestiales, en el lugar que Cristo fue a preparar para ellos
(Juan 14: 2-3), y (2) la muerte de todos los perseguidores de la última generación,
junto con todos los impíos, por la gloria consumidora de la venida de Cristo.
Por lo tanto, es evidente que cuando comiencen los mil años sólo habrá dos grupos de
seres humanos: los que han sido llevados al cielo revestidos de inmortalidad, y los que
quedaron muertos en la tierra desolada y oscura.
Este despoblamiento de la tierra es lo que
atará a Satanás (ver com. Apoc. 20: 1-2), pues no puede llegar hasta los redimidos ni
899 tiene poder para engañar a sus súbditos muertos. Los engañará de nuevo cuando
sean resucitados al terminar los "mil años" (vers. 5).
Base equivocada de la creencia en un milenio terrenal.- Algunos sostienen que el
milenio será un período de justicia, paz y prosperidad en la tierra. Llegan a esta
conclusión mayormente por aplicar a los mil años, ya sea literal o figuradamente, las
profecías de restauración del reino que fueron dadas al antiguo Israel en el AT.
Los pre milenaristas que pertenecen a este grupo aplican estas profecías literalmente,
o a un reino mundial de la iglesia o de los judíos, en un milenio futuro después de la
segunda venida.
6. Los pos milenaristas aplican estas mismas predicciones a una era áurea futura que
disfrutará la iglesia antes de la segunda venida. Un tercer grupo,
los amilenaristas, reduce las descripciones del AT relativas al reinado ofrecido al
antiguo Israel, a simples alegorías de las victorias de la iglesia en la dispensación
evangélica.
La falsedad de estas tres posiciones es doble: (1) Ninguna de ellas armoniza con las
especificaciones que presenta Apoc. 19: 11 a 20: 15, el pasaje más importante de las
Escrituras que trata del milenio. Este pasaje muestra claramente que no habrá ser
humano vivo en la tierra durante este período (ver lo anterior; cf. com. cap. 20: 1). Por
lo tanto, el milenio no puede ser un período de justicia, paz y prosperidad en la tierra.
(2) Estas posiciones se fundan en un concepto falso de la naturaleza de las profecías
del AT.
Por ejemplo, muchos pre milenaristas sostienen que estas profecías del reino son
decretos literales e inalterables que aún deben cumplirse para el Israel literal, es decir
para los judíos (en cuanto al término "Israel", que se aplica a los judíos de cualquier
tribu, ver com. Hech. 1: 6). Esta creencia equivocada ha producido un sistema
conocido como futurismo (ver pp. 133-134) que, en vez de considerar a la iglesia
cristiana como heredera de las promesas que se hicieron a Israel, considera la era
cristiana como un "paréntesis" en la profecía, es decir, que llena la brecha hasta que se
cumplan literalmente en el futuro las antiguas profecías respecto a Israel (cf. pp. 133-
134).
Los intérpretes de esta escuela aplican la mayor parte de las predicciones del
Apocalipsis principalmente a los judíos, y creen que estas predicciones se cumplirán en
lo que llaman "el tiempo del fin". Esperan que las profecías del AT respecto del reino
que le fueron dadas a Israel, se cumplan durante el milenio. Dividen la historia sagrada
en dispensaciones o períodos (por lo cual se los denomina "dispensacionalistas"), en
los cuales la "edad de la iglesia" se considera como una dispensación intermedia de
gracia entre las edades judías de la ley pasada y la futura. Esta división en
dispensiones lógicamente requiere un "rapto anterior a la tribulación" (ver com. 1 Tes.
4: 17) a fin de sacar a los santos cristianos de la tierra antes del "período de
tribulación" judío. Estos intérpretes sostienen además que los judíos sobrevivientes
aceptarán a Cristo cuando aparezca en
las nubes después de la tribulación. Entonces con las "naciones" sobrevivientes
entrarán en el milenio; y si bien es cierto que seguirán siendo mortales, vivirán en una
tierra parcialmente renovada. Según esta teoría, en ese tiempo los judíos gozarán no
sólo de prosperidad material y de longevidad, sino también del reino davídico
restaurado, de un templo restaurado y de un sistema de sacrificios "conmemorativos";
de la ley, el sábado, el dominio político del mundo, la aplicación por la fuerza del
7. reinado "con vara de hierro" de Cristo sobre naciones sumisas, que finalmente se
harán rebeldes. Todo esto en un reino terrenal milenario, mientras que los santos
cristianos reinarán con Cristo revestidos de inmortalidad.
A continuación se detallan algunos de los principios de la interpretación profética del
AT que pasan por alto los que aplican las profecías del reino del AT a los judíos en una
era futura (ver t. IV, pp. 27-40; com. Deut. 18: 15).
1. Las promesas hechas al antiguo Israel eran condicionales. Dios dijo: "Si diereis oído
a mi voz. . . vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos" (Exo. 19: 5; cf.
Deut. 7: 8; 27-30; Jer. 18: 6-10; ver t. IV, p. 36).
2. Israel como nación no cumplió las condiciones; por lo tanto, perdió el reino y las
promesas. Cuando Cristo, el hijo de David, vino y la nación judía rechazó a su Rey, ella
perdió el reino (ver com. Mat. 21: 43; cf. com. Apoc. 20: 1).
3. La iglesia cristiana, el "Israel espiritual", es ahora la heredera de las promesas. El
fracaso del Israel literal no significa que "la palabra de Dios haya fallado" (Rom. 9: 6).
Cuando la nación de Israel fue cortada como ramas muertas de la verdadera raíz de
Abrahán, el Israel 900 verdadero era entonces el fiel remanente judío que había
aceptado al Mesías (ver com. Rom. 11: 5); y a esos judíos cristianos fueron agregados
los cristianos gentiles injertados en el tronco original; por lo tanto, el árbol incluye
ahora a los hijos espirituales de Abrahán (Gál. 3: 16, 26-29), es decir, la iglesia cristiana.
Pablo dice que "todo Israelserá salvo" (Rom. 11: 26), pero establece
claramente que "todo Israel" no significatodos los judíos (ver el
comentario respectivo). Excluye a los que son sólo "hijos según la carne" e incluye
únicamente a los "hijos según la promesa" (Rom. 9: 6-8). A éstos les añade los gentiles
que tienen la circuncisión verdadera, espiritual, que proviene de Cristo (Rom. 2: 26, 28-
29; Col. 2: 11; ver com. Rom. 11: 25-26; Fil. 3: 3). Pablo dice específicamente que los
que no son judíos pero son salvos por la gracia de Cristo, no son ya extranjeros de la
"ciudadanía de Israel" y "los pactos de la promesa", sino que son "conciudadanos de
los santos" (Efe. 2: 8-22). En el Israel espiritual "no hay judío ni griego", sino que todos
son uno en Cristo Jesús (Gál. 3: 28).
Pablo aplica a "toda su descendencia" -cristianos judíos y gentiles- la promesa del reino
(ver com. Rom. 4: 13, 16). Pedro cita casi textualmente un pasaje clave (Exo. 19: 5- 6)
que le prometía a Israel la condición de un pueblo escogido, una nación santa, un "real
sacerdocio", y lo aplica a los cristianos que no son judíos. Esto muestra que él
consideraba a la iglesia cristiana como heredera de la condición especial que poseyó
anteriormente el Israel desobediente (ver com. 1 Ped. 2: 5-10). Juan usa dos veces una
expresión que parece aludir a este mismo pasaje de Exodo: "reyes y sacerdotes" (ver
com. Apoc. 1: 6; 5: 10), demostrando así que hace una aplicación similar de aquella
8. promesa del reino a la iglesia: no sólo a la futura iglesia triunfante sino también a los
cristianos del Asia Menor. Hay otros ejemplos en el NT de pasajes inspirados que se
aplican a la iglesia de los tiempos apostólicos en Hech. 2: 16-21; 13: 47; 15: 13-17 . Esas
promesas y profecías fueron hechas, por supuesto, a Israel. 4. Profecías que fueron
originalmente literales pueden tener un cumplimiento espiritual para el "Israel
espiritual" en esta época, y trascendentalmente en el mundo venidero. Las
aplicaciones del NT muestran que las profecías dadas literalmente al antiguo Israel
pueden tener un cumplimiento no literal en la iglesia en las nuevas condiciones de la
era cristiana, y un cumplimiento final, sin los factores propios de la mortalidad, en el
reino eterno.