1. Harvard vincula el autismo
con la contaminación
20 junio 2013 | Haga un comentario
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“Las futuras madres que estén expuestas a altos
niveles de diesel y mercurio tienen el doble de riesgo
de tener niños con este trastorno que aquellas que
viven en zonas limpias de polución”
El aire contaminado
contiene toxinas que afectan tanto a las
funciones neurológicas como al desarrollo del
feto en el útero, según han reflejado diferentes
organismos sanitarios, entre ellos la Agencia de
Protección Medioambiental de Estados Unidos.
“Vivir en una región con altos niveles de aire
contaminado puede incrementar el riesgo en
las embarazadas de tener un bebé con algún
trastorno del espectro autista”, concluye la
primera investigación nacional a este respecto
2. en Estados Unidos, elaborada por expertos de
la Universidad de Harvard y publicada este
martes en la revista Environmental Health
Perspectives.
“Las futuras madres que estén expuestas a
altos niveles de diesel y mercurio tienen el
doble de riesgo de tener niños con este
trastorno que aquellas que viven en zonas
limpias de polución. Dependiendo del
contaminante, del 20% al 60% de las mujeres
que participaron en nuestro estudio viven en
áreas donde el riesgo de autismo es elevado”,
ha asegurado Andrea Roberts, autora e
investigadora asociada en el Harvard School of
Public Health, a The Huffington Post.
Estudios anteriores habían establecido una
vinculación potencial entre estos dos factores,
aunque las muestras eran muy pequeñas. La
primera vez que se encontró la relación entre
autismo y polución fue en 2006, en un estudio
elaborado por el Departamento de Salud de
California. El último se publicó en noviembre
2012. Según el Centro de Control y Prevención
de Enfermedades, uno de cada 50 niños es
diagnosticado con autismo o algún trastorno
relacionado en EE.UU. Estos trastornos están
acompañados por deficiencias en la interacción
social y, en la mayoría de los casos, se
presentan patrones restringidos, repetitivos y
3. estereotipados del comportamiento. A pesar de
que muchos de los niños son diagnosticados a
la edad de 8 años, hay un incremento del
número de casos entre los menores de tres
años.
Los investigadores dividieron en cinco las áreas
de estudio, que iban desde lugares en los que
las mujeres vivían en zonas con altos niveles
de polución hasta casi ninguna. Tras analizar
los datos atmosféricos del área donde vivió
cada mujer durante su embarazo y parto y
ajustar otros factores como los ingresos
económicos, la educación y si eran fumadoras
o no en su gestación (usando datos de la EPA),
los datos mostraron que las mujeres
embarazadas que vivían en las zonas más
contaminadas con diesel y mercurio tenían el
doble de riesgo de tener un niño autista que
aquellas que vivían en zonas más limpias.
En cuanto a otros tipos de contaminantes,
como manganeso, metales pesados y plomo,
también se encontró cierta relación, pero no en
tan alta proporción. “Todos los productos
químicos sometidos a estudio, conocidos como
neurotoxinas, de los que se sabe que hay
transmisión de la madre al feto, hacen posible
que lo que esté respirando la madre afecte al
cerebro del bebé”, ha continuado Roberts. La
investigación actual incluye una muestra muy
4. amplia de mujeres repartidas por los 50
Estados que conforman la nación. El estudio
evaluó a 325 mujeres que habían tenido un hijo
con autismo y a 22.000 con hijos libres de
trastorno. Fueron seleccionadas de una
muestra total de más de 110.000 participantes
recogidos en The Nurses Health Study II, con
niños nacidos desde 1989 hasta 2002.
Los autores advierten que los resultados deben
ser leídos “con cuidado”, sobre todo en lo que
respecta al riesgo relacionado con el mercurio.
Muchos padres en EE.UU. están preocupados
por el hecho de que este elemento se usa en
las vacunas y su relación con el autismo “a
pesar de que esta preocupación ha sido muy
estudiada y rechazada en más de una ocasión
por los científicos”.
Fuente/Ambientum