El documento presenta un análisis de las 10 cartas escritas por Paulo Freire dirigidas a educadores, en donde ofrece recomendaciones para una educación democrática y transformadora. En la primera carta Freire enfatiza la importancia de la lectura crítica del mundo y la palabra. En la segunda carta habla sobre superar los miedos a las dificultades. Y en la tercera carta señala que la elección de ser educador es fundamental para la transformación social.
1. INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE
COLEGIO MODELO LOMAS
Profesorado de Educación Especial
CUARTO AÑO
Profesor Titular: Prof. María Isabel Barreiro
DIMENSION ETICO POLITICO DE LA PRAXIS DOCENTE
TRABAJO PRÁCTICO: “CARTAS A QUIEN PRETENDE
ENSEÑAR” de Paulo Freire.
Alumno:
Barrios, Samuel
Ciclo lectivo 2013
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2. INTRODUCCCION:
Se realizará una síntesis de cada carta, tomando en cuenta que están dirigidas a los
educadores americanos (“latinoamericanos”, desde la visión de la hegemonía de la
globalización), invitándolos a reflexionar en la formación educativa de niños, jóvenes y
adultos en el marco de una escuela democrática, haciendo de ellos futuras personas
que generen la transformación social con una conciencia critica.
DESARROLLO:
PRIMERA CARTA
“Enseñar – aprender. Lectura del mundo- lectura de la palabra”
En esta primera carta, Paulo Freire nos invita a pensar en la acción de que el
educador aprende primero a enseñar, pero también aprende a enseñar al enseñar algo
que es reaprendido por estar siendo enseñado.
Preparar a los educandos para aprender y estudiar es en primer lugar un trabajo
crítico, creador y recreador sin importar el contenido, porque partiendo de una reflexión
crítica, uno puede dirigirse a la lectura de otros textos que me atraen según mi
curiosidad y experiencia.
Resalta la importancia de la lectura, como un sujeto crítico de lectura, buscando crear
la comprensión de lo leído, y de ahí parte la importancia de la buena enseñanza de la
lectura y la escritura.
Define al acto de estudiar como un acto de “desocultar”, tratando de alcanzar la
comprensión más exacta de las realidades. Por eso enseñar, no es un proceso simple
de transferencia de conocimientos, sino es un enseñanza crítica que se corresponde
con un estudio crítico que necesita una comprensión también crítica que es forjada por
quien lee y estudia. Por eso resalta el autor, que leer y estudiar es un trabajo paciente,
desafiante y persistente y no es para las personas apresuradas o poco humildes.
SEGUNDA CARTA
“No permita que el miedo a la dificultad lo paralice”
En esta segunda carta, Paulo Freire presenta la relación que existe entre el sujeto
que teme y la situación u objeto del miedo y a su vez hay otro elemento constitutivo que
es el sentimiento de inseguridad del sujeto temeroso como una falta de fuerza física,
falta de equilibrio emocional, falta de competencia científica, ya sea real o imaginaria
del sujeto para afrontar obstáculos.
Dándole la importancia que venía desde su primera carta, nos indica que ante el
trabajo de comprensión de un texto, previamente debo saber si mi capacidad de
respuesta está al nivel del texto, si es menor o si es mayor. En el caso de que el
educador sienta que su capacidad de respuesta es menor, no debe permitir que el
miedo lo paralice, para eso necesito pedir la ayuda. Uno de los errores que se puede
cometer, tanto como educadores o estudiantes, es retroceder ya que no incorporamos
a nuestra disciplina intelectual el hábito de de consultar instrumentos auxiliares como
los diccionarios, enciclopedias, hoy sería la búsqueda de fuentes fiables en la red
virtual. También indica el problema de la falta de disciplina cuando uno se desconecta
de la lectura. Un lector es un recreador del texto, el lector debe desocultar la
comprensión del texto y así es leer críticamente, reescribiendo lo leído. Por eso,
cuando el lector alcanza al objeto del que habla el autor, el lector conoce la inteligencia
del texto y se convierte en coautor del mismo.
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3. Sugiere que se evite caer en una “lectura bancaria”, en la que el lector come el
contenido del texto, con la ayuda del educador nutricionista. Por esa razón es
importante superar los miedos en esta tarea de educadores y acompañar a los lectores
en el descubrimiento de interacciones entre los temas y continuar con el discurso y el
vocabulario del autor, transformándonos en coautores de la lectura.
TERCERA CARTA
“Vine a hacer el curso de magisterio porque no tuve otra posibilidad"
Esta tercera carta, presenta sobre la importancia de la elección de la práctica
docente, sin pensar que es la más importante de todas. Significa reconocer que es
fundamental para la transformación social, ya que ninguna sociedad se afirma sin antes
perfeccionar su educación y por ende su ciencia, su cultura, su tecnología y su futuro.
Más allá de los salarios, y la situación de las instituciones educativas en nuestra región,
no es posible aceptar a alguien que quiere ser educador por el solo hecho de no haber
tenido otra opción en sus elecciones vocacionales.
Se debe tener en cuenta que los problemas relacionados con la educación, no sólo
son pedagógicos, sino también políticos y éticos. Por eso, la educación no es la
palanca de transformación, pero sin ella los cambios no darían sus frutos.
CUARTA CARTA
“De las cualidades indispensables para el mejor desempeño de las maestras y los
maestros progresistas”
En esta carta nos presenta sobre las cualidades que debe tener un educador
progresista, comenzando por el de la humildad, como la valentía y el respeto a
nosotros mismos y hacia los demás, reconociendo que nadie los sabe todo y nadie
ignora todo. La humildad, dice, Freire en su carta, nos mantiene abiertos a aprender y a
enseñar, siendo uno de sus auxiliares es el” sentido común”.
Es preciso sumar otra cualidad a la humildad con que el educador actúa y se
relaciona con sus alumnos, y esta cualidad es la amorosidad, sin la cual pierde
significado su trabajo.
Otra virtud, es la valentía, como superadora de un miedo concreto, y que importante
es conocerlo, dominarlo y educarlo.
La tolerancia, otra virtud más que necesaria para el educador progresista. Sin ésta,
no se puede realizar un trabajo pedagógico. Y no es cubrir lo intolerante o disfrazar a
un agresor o la victima. Tolerar, implica establecer límites y principios que deben ser
respetados.
Presenta también otras cualidades, como la decisión, la seguridad, la paciencia e
impaciencia y la alegría de vivir, las cuales deben ser cultivadas.
Por eso hace hincapié en que la capacidad de decisión del educador es absolutamente
necesaria en su trabajo formador.
Sobre la seguridad, no dice que se requiere competencia científica, claridad política e
integridad ética. Pues así no se puede estar seguro de lo que se hace sin tener una
fundamentación científica o las ideas por lo que se hace.
La necesidad de estar entre la paciencia y la impaciencia, coloca al educador en una
acomodación, buscando un equilibrio que permita que ser de la escuela un lugar de
vivencia feliz. Una escuela, donde se piensa, se actúa, se crea, se habla, se ama y se
vive.
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4. QUINTA CARTA
“Primer día de clase”
Cuando el miedo del educador se apodera el primer día de clase, puede hacer de
este que devele su inseguridad. No es bueno esconder el miedo con le disfraz de
autoritario, sino mas bien estar atentos a los movimientos de los educandos, sus
miradas, sus reacciones y esto hace que uno como educador sepa de la identidad
cultural de sus alumnos. El lo asemeja a la lectura de un texto, esta lectura de la clase.
También propone que ellos hagan una lectura de los gestos, de la manera de hablar
del educador sin temer a las emociones que surjan, sino más bien trabajar con ellos
con el fin de hacer una escuela progresista. Democrática, alegre y capaz de pensar la
realidad del mundo.
SEXTA CARTA
“De las relaciones entre la educadora y los educandos”
En el análisis de las relaciones entre el educador y los educandos, Freire incluye la
cuestión de la enseñanza, del aprendizaje, del proceso de conocer-enseñar-aprender,
de la autoridad, de la libertad, de la lectura, de la escritura, de las virtudes de la
educadora, de la identidad cultural de los educandos y del debido respeto hacia ella.
Para que exista una escuela progresista, debe ser la intervención del educador de
manera democrática. Es decir que no solo enseñamos contenidos, nuestra tarea exige
un compromiso en superar las injusticias sociales.
En cuanto al tomar registro, entiendo como un cuaderno de bitácora, el haber
vivenciado, observado, comparado, seleccionado, establecido relaciones, etc., y esto
nos ayuda a conocernos en la formación de escuela democrática.
SÉPTIMA CARTA
“De hablarle al educando a hablarle a él y con él; de oír al educando a ser oído por él”.
Freire parte de que la educación es un acto político, ya que si el educador es
autoritario, los educandos responderían a su verdad, a su certeza sin reclamar duda
alguna. En cambio la educadora democrática, lo forma como un sujeto crítico. No
obstante, el educador espontáneo, deja a los alumnos sin orientación, en cambio desde
la formación democrática, los invita al análisis crítico, con un diálogo no solo sobre los
contenidos , sino sobre la vida misma, y lo más importante , los escucha.
OCTAVA CARTA
“Identidad cultural y educación”
En esta carta, Freire nos especifica, que no somos sólo lo que heredamos ni lo que
adquirimos, sino la relación dinámica y procesal de estos, y es en la práctica de
experimentar las diferencias donde nos descubrimos como yo en plural y como vos
también en plural. Pero la clase dominante, debido a su propio poder de mejorar a la
clase dominada, en una primera instancia rechaza la diferencia, segundo no desea
quedar igual al diferente y en tercer lugar no tiene la intención de que el diferente
quede igual a ella. Lo que pretende este grupo es conceder y subrayar en la práctica la
inferioridad de los dominados al mantener las diferencias y las distancias. Así Freire
nos propone como punto de partida que la práctica comprensiva es saber y estar
convencido de que la educación es una práctica política.
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5. El educador precisa saber lo que sucede en el mundo de los educandos, sus sueños,
su lenguaje con que se defienden para enseñarles que su lengua es tan valiosa como
la de los hombres cultos y que no tienen porque avergonzarse y así disminuya sus
desventajas en la lucha por la vida.
NOVENA CARTA
“Contexto concreto-contexto teórico”
Nos invita a reflexionar sobre los modos de comportamiento que tenemos sobre la
relación entre el contexto concreto y el teórico y en cada uno de ellos. Es imposible que
enseñemos contenidos sin saber cómo piensan los alumnos en su contexto real, de su
vida cotidiana. Como educarlos sin saber lo que ellos saben fuera de la escuela, por un
lado a saber mejor lo que ya saben, y por el otro lado para enseñarles, a partir de ahí,
lo que aún no saben. Por eso en el contexto teórico, el de la formación permanente, es
indispensable la reflexión crítica sobre los condicionamientos que el contexto cultural
ejerce sobre nosotros, sobre nuestro modo de actuar, sobre nuestros valores. Inclusive
la influencia que ejercen sobre nosotros las dificultades económicas, que pueden
obstaculizar nuestra capacidad de aprender.
Por eso mismo debemos estimular a los niños para que hablen y para que escriban.
Ya que el contexto teórico, formador, jamás podrá transformarse en un contexto de la
praxis. Felicitarlos por su escritura, por la narración y renaración de cuentos de su
contexto es una mejor manera de vivir la formación permanente.
DECIMA CARTA
“Una vez más, la cuestión de la disciplina”
Para Freire, no hay disciplina en la autoridad indiferente, distante, y que renuncia en
nombre del respeto a la libertad, sólo hay disciplina en el movimiento contradictorio
entre la coercibilidad (entiendo por el ejercicio de aplicar un castigo por parte del
estado) necesaria de la autoridad y la búsqueda despierta de la libertad para asumirse
como tal. Es por esto por lo que la autoridad que se hipertrofia en el autoritarismo, se
atrofia en libertinaje, y amenaza la libertad.
Plantea que es importante ir creando una disciplina social, cívica, política,
absolutamente indispensable para la democracia que va más allá de la simple
democracia burguesa y liberal, que finalmente persiga la superación de los niveles de
injusticia y de irresponsabilidad del capitalismo.
Nos dice que solo enseñar no es transmitir conocimiento. Para que el acto de
enseñar se constituya como tal es preciso que el acto de aprender sea precedido al,
acto de aprehender el contenido o el objeto cognoscible, con el que el educando
también se hace productor del conocimiento que le fue enseñado. Púes así en este
movimiento dialéctico entre el enseñar y el aprender el educando va conociendo lo que
aún no conoce y el educador va reconociendo lo antes sabido.
Concluye hablando sobre el respeto hacia los educandos, mas allá de todas sus
condiciones y cuantos más testimonios de respeto demos en nuestra vida diaria, en la
escuela, en las relaciones con nuestros colegas, con los auxiliares porteros, los padres
cuanto más reduzcamos la distancia entre lo que hacemos y lo que decimos, tanto más
estaremos contribuyendo para el fortalecimiento de las experiencias democráticas. Se
estará forjando en nosotros mismos una disciplina intelectual y política a favor de la
ciudadanía.
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6. El educador precisa saber lo que sucede en el mundo de los educandos, sus sueños,
su lenguaje con que se defienden para enseñarles que su lengua es tan valiosa como
la de los hombres cultos y que no tienen porque avergonzarse y así disminuya sus
desventajas en la lucha por la vida.
NOVENA CARTA
“Contexto concreto-contexto teórico”
Nos invita a reflexionar sobre los modos de comportamiento que tenemos sobre la
relación entre el contexto concreto y el teórico y en cada uno de ellos. Es imposible que
enseñemos contenidos sin saber cómo piensan los alumnos en su contexto real, de su
vida cotidiana. Como educarlos sin saber lo que ellos saben fuera de la escuela, por un
lado a saber mejor lo que ya saben, y por el otro lado para enseñarles, a partir de ahí,
lo que aún no saben. Por eso en el contexto teórico, el de la formación permanente, es
indispensable la reflexión crítica sobre los condicionamientos que el contexto cultural
ejerce sobre nosotros, sobre nuestro modo de actuar, sobre nuestros valores. Inclusive
la influencia que ejercen sobre nosotros las dificultades económicas, que pueden
obstaculizar nuestra capacidad de aprender.
Por eso mismo debemos estimular a los niños para que hablen y para que escriban.
Ya que el contexto teórico, formador, jamás podrá transformarse en un contexto de la
praxis. Felicitarlos por su escritura, por la narración y renaración de cuentos de su
contexto es una mejor manera de vivir la formación permanente.
DECIMA CARTA
“Una vez más, la cuestión de la disciplina”
Para Freire, no hay disciplina en la autoridad indiferente, distante, y que renuncia en
nombre del respeto a la libertad, sólo hay disciplina en el movimiento contradictorio
entre la coercibilidad (entiendo por el ejercicio de aplicar un castigo por parte del
estado) necesaria de la autoridad y la búsqueda despierta de la libertad para asumirse
como tal. Es por esto por lo que la autoridad que se hipertrofia en el autoritarismo, se
atrofia en libertinaje, y amenaza la libertad.
Plantea que es importante ir creando una disciplina social, cívica, política,
absolutamente indispensable para la democracia que va más allá de la simple
democracia burguesa y liberal, que finalmente persiga la superación de los niveles de
injusticia y de irresponsabilidad del capitalismo.
Nos dice que solo enseñar no es transmitir conocimiento. Para que el acto de
enseñar se constituya como tal es preciso que el acto de aprender sea precedido al,
acto de aprehender el contenido o el objeto cognoscible, con el que el educando
también se hace productor del conocimiento que le fue enseñado. Púes así en este
movimiento dialéctico entre el enseñar y el aprender el educando va conociendo lo que
aún no conoce y el educador va reconociendo lo antes sabido.
Concluye hablando sobre el respeto hacia los educandos, mas allá de todas sus
condiciones y cuantos más testimonios de respeto demos en nuestra vida diaria, en la
escuela, en las relaciones con nuestros colegas, con los auxiliares porteros, los padres
cuanto más reduzcamos la distancia entre lo que hacemos y lo que decimos, tanto más
estaremos contribuyendo para el fortalecimiento de las experiencias democráticas. Se
estará forjando en nosotros mismos una disciplina intelectual y política a favor de la
ciudadanía.
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