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SUCURSAL CONSTITUCION
ALMACENES VIDRI S.A. DE C.V.
Blvd. Constitución No. 547, Col. Miranda
San Salvador, El Salvador, C.A.
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Fax.: (503) 2234-8333
e-mail:alvisa062@vidri.com.sv
1) Oración inicial
Señor, guarda a tu familia en el camino del bien que tú le señalaste; y haz
que, protegida por tu mano, en sus necesidades temporales, tienda con
mayor libertad hacia los bienes eternos. Por nuestro Señor.
Para la reflexión personal
• Santiago y Juan piden favores, Jesús promete sufrimiento. Yo, ¿qué le
pido al Señor en la oración? ¿Cómo acepto el sufrimiento y los dolores que
acontecen en mi vida?
• Jesús dice: “¡Entre ustedes no sea así!” Mi forma de vivir en comunidad,
¿concuerda con este consejo de Jesús?
Francisco para la Cuaresma 2015 que lleva como título “Fortalezcan sus
corazones”. El texto ha sido dado a conocer por la Sala Stampa de
la Santa Sedeen conferencia de prensa. Los idiomas en los que puede
encontrarse son el italiano, español, inglés, polaco, alemán, francés y
árabe.
A continuación el texto completo en español:
«Fortalezcan sus corazones» (St 5,8)
Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las
comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de
gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes:
«Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él
no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros,
nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo
dejamos.
Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo
que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a
gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace
jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las
injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la
indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de
quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha
alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos
hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar
que tenemos que afrontar como cristianos.
Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las
respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente.
Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en
este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia.
La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real
también para los cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada Cuaresma
el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan.
Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar
a su Hijo por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en
la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre
definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la
tierra.
Y la Iglesia es como la mano que tiene abierta esta puerta mediante la
proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el
testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6). Sin embargo,
el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de
la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es la
Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida.
El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser
indiferente y para no cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres
pasajes para meditar acerca de esta renovación.
1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26) – La Iglesia
La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la
indiferencia, nos la ofrece la Iglesia con sus enseñanzas y, sobre todo,
con su testimonio. Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes
se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite que Dios lo
revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar
a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres.
Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de
los pies. Pedro no quería que Jesús le lavase los pies, pero después
entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos
lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien
antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen "parte"
con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre.
La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así
llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios
y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella
nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay
lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder
en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y
en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos
sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1
Co 12,26).
La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos,
pero a su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que
se nos reveló en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está también la
respuesta de cuantos se dejan tocar por ese amor. En esta comunión de
los santos y en esta participación en las cosas santas, nadie posee sólo
para sí mismo, sino que lo que tiene es para todos.
Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo también por
quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo
con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para
que todos nos abramos a su obra de salvación.
2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) – Las parroquias y las
comunidades
Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en
la vida de las parroquias y comunidades. En estas realidades eclesiales
¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un
cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que
conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace
cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor universal que se
compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al Lázaro
sentado delante de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19-31).
Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso
superar los confines de la Iglesia visible en dos direcciones.
En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando
la Iglesia terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien
mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su
plenitud en Dios, formamos parte de la comunión en la cual el amor
vence la indiferencia.
La Iglesia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los
sufrimientos del mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y
gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús,
vencieron definitivamente la indiferencia, la dureza de corazón y el odio.
Hasta que esta victoria del amor no inunde todo el mundo, los santos
caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa de Lisieux,
doctora de la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en el cielo
por la victoria del amor crucificado no es plena mientras haya un solo
hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no
permanecer inactiva en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la
Iglesia y para las almas» (Carta 254,14 julio 1897).
También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los
santos, así como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de
paz y reconciliación. Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es
para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de
indiferencia y de dureza de corazón.
Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral
que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y
los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse
replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres.
Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la
realidad y cada hombre al Padre. La misión es lo que el amor no puede
callar. La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada
hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en
nuestro prójimo al hermano y a la hermana por quienes Cristo murió y
resucitó. Lo que hemos recibido, lo hemos recibido también para ellos.
E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y
para toda la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los
que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y
nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del
mar de la indiferencia.
3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) – La persona creyente
También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia.
Estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el
sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra
incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos
absorber por esta espiral de horror y de impotencia?
En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y
celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La
iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la
Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es
expresión de esta necesidad de la oración.
En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando
tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los
numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un
tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto,
aunque sea pequeño, de nuestra participación en la misma humanidad.
Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la
conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad
de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos
humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras
posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades que nos reserva
el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica que nos
hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros
mismos.
Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia,
quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un
camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct.
enc. Deus caritas est, 31).
Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil.
Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme,
cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje
impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos
llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que
conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a
Cristo en esta Cuaresma: "Fac cor nostrum secundum Cor tuum": "Haz
nuestro corazón semejante al tuyo" (Súplica de las Letanías al Sagrado
Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y
misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí
mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda
comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y
les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen los
guarde.
Vaticano, 4 de octubre de 2014
Fiesta de san Francisco de Asís
FRANCISCUS PP.
Etiquetas: Cuare
LA TENTACIÓN DE LAS PIEDRAS
[Índice]
El proyecto de liberación de Cristo consiste en cambiar a fondo el corazón de cada hombre y
cualquier proyecto de soluciones “inmediatistas” que busca solventar los problemas de este mundo
“de un golpe” se asimila a las tentaciones que el demonio hizo a Cristo, advirtió Mons. Romero
en su primera homilía de su última Cuaresma, pronunciada exactamente un mes antes de su
martirio, el 24 de febrero de 1980.
[Esta es la segunda parte de una serie sobre las últimas siete homilías de Monseñor
Romero comenzada el año pasado. Para leer el texto original de esta homilía en español,
pulse aquí. Para el texto en inglés, pulse acá. Y, para escuchar el audio de Mons. Romero
pronunciando la homilía, pulse acá.]
“La justicia social no es tanto una ley que ordene distribuir”, predicó el arzobispo, sino que: “es una
actitud interna como la de Cristo, que siendo rico, se hace pobre para poder compartir con los
pobres su amor”. Por eso, “a la Iglesia no le importa que haya sólo una distribución más equitativa
de las riquezas: le interesa que se dé esa distribución porque existe realmente en todos los
hombres una actitud de querer compartir no sólo los bienes, sino la misma vida”, con los pobres.
“No busquemos soluciones inmediatas”, insistió Mons. Romero: “no queramos organizar de un
golpe una sociedad tan injustamente organizada durante tanto tiempo”. Aunque pueda ser fácil
decretar a la fuerza una mejor distribución, explicó Monseñor, “no compondríamos el mundo: el rico
seguiría siendo egoísta, el hombre no se convertiría”. La justicia de Dios no se alcanza a través de
una insurrección marxista: “no por apariencias de salvación sino por la fuerza verdadera que
solamente dimana de la cruz y el sacrificio”, dijo.
Aunque presentada como una crítica amiga, la denuncia de Mons. Romero a la izquierda fue
contundente. “No sería completo mi llamamiento de Cuaresma para la conversión de los diversos
sectores salvadoreños”, comenzó, “si no dijera también una palabra cariñosa de pastor a las
fuerzas populares”. Y paso a cuestionar fuertemente las tácticas subversivas:
—¿Es con violencia terrorista proletaria como puede y debe combatirse la violencia represiva
millonaria?
—¿Es con bombas, incendios, tomas, secuestros y hasta asesinatos como se podrá por fin
instaurar el Reino de Dios y su justicia?
—¿Creen ustedes que el Espíritu Santo y no el demonio el que inspira esos actosvandálicos,
subversivos, más de la moral cristiana que de la vida y haciendas de los oligarcas?
No criticar los abusos de la izquierda violenta les restaría eficacia a los reformistas para acabar con
los abusos de la extrema derecha, dijo: “Defender o apañar, en vez de condenar con la misma
energía la violencia subversiva, es, a mi juicio, provocar más la insolencia represiva”— razonaba—
“pues ya estamos viendo por todos lados, cómo reaccionan los sanguinarios cuerpos de represión
contra el ataque de los grupos de subversión”.
Aquel primer domingo de Cuaresma de 1980 se había leído el Evangelio en que Satán le dice a
Jesús en ayunas que debería convertir unas piedras a pan para aliviarse del hambre, y el Divino
Maestro le contesta: “No sólo de pan vive el hombre, sino que de toda palabra que sale de la boca
de Dios”. (Lucas 4, 1-4.) Aún los hombres que contemplan el ayuno de todo un pueblo deben de
ser comprensivos con el programa de Dios para aliviar ese sufrimiento, y no querer quitarlo de un
golpe, dijo monseñor. “El proyecto de Dios quiere darle un sentido al ayuno, quiere darle un sentido
a la cruz, al desierto, al sacrificio”, aseveró. “Ya vendrá el pan. La palabra de Dios es justicia, y el
pan no solamente se hace de las piedras”. Tener fe: “Que sepan unos y otros vivir la austeridad del
desierto, que sepan saborear la redención fuerte de la cruz”.
El mensaje de monseñor no se debe confundir con el argumento paternalista que se usaba en
otras épocas para decir que los pobres tendrán en el cielo su recompensa. No es precisamente el
conformismo lo que monseñor estaba recomendando: “los que sufren perennemente el hambre, la
privación”—es decir, los pobres—deben “darle un sentido penitencial a su situación y no
adormecerse en esa situación sino trabajar por una justicia social que impere en el país”. Aunque
reservó sus palabras más duras para la extrema derecha, los cuerpos de seguridad que cometían
graves abusos a los derechos humanos, y los oligarcas que dirigían la ola de represión, recordó
que todos tenemos nuestras propias debilidades, con cuales el diablo puede tentarnos: “Unos por
el orgullo, otros por la codicia, otros por la vanidad, otros por los triunfos fáciles” y advirtió: “Mucho
cuidado, hermanos”.
Su pretensión, había dicho Mons. Romero al principio de su homilía, era “ofrecer a la Patria un
pueblo renovado, una Iglesia palpitante con Cristo resucitado, aferrada a la cruz del Señor y
dándonos el verdadero proyecto de Dios para salvar a nuestro país”. Al finalizar la homilía, era
evidente cual era “el verdadero proyecto de Dios”: “Tengamos fe, creamos de verdad y desde
nuestra fe, iluminemos nuestra política, trabajemos nuestra historia, seamos artífices del destino de
nuestro pueblo pero no haciendo un proyecto únicamente humano y, mucho menos, inspirado por
el diablo”. Contrario a la violencia y el odio que se estaba desatando, la meta señalada por Mons.
Romero era, “Un proyecto que lo inspire Dios y que me lleve a creer en Cristo”, dijo, “y que me
haga sentir la historia de mi Patria como una historia de salvación, porque Cristo está bien
entrañado en mi familia, en las leyes de mi tierra, en mi Gobierno, en todo aquello que es mi patria;
Cristo sea la luz que ilumine todo”.
Haciendo esto, “la patria se convierte en una antesala [del] Reino de Dios”. Con esta frase, Mons.
Romero distinguía entre las limitaciones de la “liberación” izquierdista y la trascendencia de la
liberación integral que es la salvación celestial, y aunque la política tiene que acercarse a la
voluntad de Dios, siempre existe un cierto distanciamiento: “el trabajo de la Iglesia es muy distinto
del trabajo del gobierno político”, pues, “Nuestro trabajo de Iglesia tiene que ser específicamente
de Iglesia”. La voluntad de Dios ejerce una primacía sobre ambos proyectos, que “deben de
converger hacia adorar al único Dios”.
Al final, Mons. Romero regresa a la figura de Cristo resistiendo a Satanás: “Les suplico, como
Jesús en el desierto, reflexionar, sobre todo, cuál es el proyecto de Dios” y ante las tentaciones de
cambiar piedras por pan, “Buscar ante todo la voluntad del Señor y no los caprichos de los
hombres”.
Arte: “Monseñor Romero, el Cadejo y yo”, Elena Rendón; yeso, pastel y acuarela sobre papel.
Muestra Colectiva Abierta,Catálogo Marzo 2011, San Salvador.
Sigue: El Salvador del Mundo
Post Datum:
En su reflexión cuaresmal durante su audiencia general, las palabras del Papa Benedicto XVI
asimilaron la prédica de Mons. Romero sobre las tentaciones. En el desierto, dijo el papa, “Jesús
está expuesto al peligro y se ve asaltado por la tentación y la seducción del Maligno, que le ofrece
otro camino mesiánico, lejos del plan de Dios, por que pasa a través del poder, el éxito, el dominio
y no a través de la entrega total en la Cruz”. Ahora esa tentación, dijo el Santo Padre, toma otras
formas: “el secularismo y la cultura materialista, que encierran a la persona en el horizonte
mundano del existir, sustrayéndole toda referencia a la trascendencia”. Sólo siendo “fieles a Jesús
y siguiéndolo por el camino de la cruz, el mundo luminoso de Dios, el mundo de la luz, de la verdad
y de la alegría se nos devolverá”, dijo el Pontífice.
Posted by Carlos X
LECTIO DIVINA: MATEO 5,17-19
Lectio:
Miércoles, 11 Marzo, 2015
Tiempo de Cuaresma
1) ORACIÓN INICIAL
Penetrados del sentido cristiano de la Cuaresma y alimentados con tu
palabra, te pedimos, Señor, que te sirvamos fielmente con nuestras
penitencias y perseveremos unidos en la plegaria. Por nuestro Señor.
2) LECTURA
Del santo Evangelio según Mateo 5,17-19
«No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a
abolir, sino a dar cumplimiento. Os lo aseguro: mientras duren el cielo y la
tierra, no dejará de estar vigente ni una tilde de la ley sin que todo se
cumpla. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más
pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino
de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande
en el Reino de los Cielos.»
3) REFLEXIÓN
• El Evangelio de hoy (Mt 5,17-19) enseña como observar la ley de Dios de
manera que su práctica muestre en qué consiste el pleno cumplimiento de
la ley (Mt 5,17-19). Mateo escribe para ayudar las comunidades de judíos
convertidos a superar las críticas de los hermanos de raza que los
acusaban diciendo: “Ustedes son infieles a la Ley de Moisés”. Jesús mismo
había sido acusado de infidelidad a la ley de Dios. Mateo trae la respuesta
esclarecedora de Jesús a los que lo acusaban. Así nos da una luz para
ayudar las comunidades a resolver su problema.
• Usando imágenes de la vida cotidiana, con palabras sencillas y directas,
Jesús había dicho que la misión de la comunidad, su razón de ser, es ser
sal y luz. Había dado algunos consejos respecto de cada una de las
imágenes. A continuación vienen los tres breves versículos del Evangelio de
hoy.
• Mateo 5,17-18: Ni una tilde de la ley dejará de ser vigente. Había varias
tendencias en las comunidades de los primeros cristianos. Unas pensaban
que no era necesario observar las leyes del Antiguo Testamento, pues es la
fe en Jesús lo que nos salva y no la observancia de la Ley (Rm 3,21-26).
Otros aceptaban a Jesús como Mesías, pero no aceptaban la libertad del
Espíritu con que algunas comunidades vivían la presencia de Jesús
resucitado. Pensaban que ellos, siendo judíos, debían continuar observando
las leyes del AT (Hec 15,1.5). Había además cristianos que vivían tan
plenamente en la libertad del Espíritu, que habían dejado de mirar la vida de
Jesús de Nazaret o el AT y que llegaban a decir: “¡Anatema Jesús!” (1Cor
12,3). Ante estas tensiones, Mateo procura un equilibrio más allá de los dos
extremos. La comunidad ha de ser un espacio, donde este equilibrio pueda
ser alcanzado y vivido. La respuesta dada por Jesús a los que lo criticaban
seguía bien actual para las comunidades: “¡No he venido a abolir la ley, sino
a darle pleno cumplimiento!”. Las comunidades no podían estar contra la
Ley, ni podían encerrarse en la observancia de la ley. Al igual que Jesús,
debían dar un paso y mostrar, en la práctica, cuál es el objetivo que la ley
quiere alcanzar en la vida de las personas, a saber, en la práctica perfecta
del amor.
• Mateo 5,17-18: Ni una tilde de la ley dejará de ser vigente Y a los que
querían deshacerse de toda la ley, Mateo recuerda otra palabra de Jesús:
“Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así
lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en
cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los
Cielos”. La gran inquietud del Evangelio de Mateo es mostrar que el AT,
Jesús de Nazaret y la vida en el Espíritu Santo, no pueden separarse. Los
tres forman parte del mismo y único proyecto de Dios y nos comunican la
certeza central de la fe: el Dios de Abrahán y Sara está presente en medio
de las comunidades por la fe en Jesús de Nazaret que nos manda su
Espíritu.
4) PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
• ¿Cómo veo y vivo la ley de Dios: cómo horizonte de libertad creciente o
cómo imposición que delimita mi libertad?
• Y ¿qué podemos hacer hoy para los hermanos y las hermanas que
consideran toda esta discusión como superada y sin actualidad? ¿Qué
podemos aprender de ellos?
5) ORACIÓN FINAL
¡Celebra a Yahvé, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión!,
que refuerza los cerrojos de tus puertas
y bendice en tu interior a tus hijos. (Sal 147,12-13)
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"La Lectio Divina es una fuente genuina de la espiritualidad cristiana y
Regla. Practiquémosla cada día para adquirir un suave y muy vivo a
supereminente ciencia de Jesucristo. Así cumpliremos el mandato del
recuerda la Regla: “La espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, h
en vuestra boca y en vuestros corazones, y todo lo que debáis hacer h
Señor”. Constituciones Carmelitas (n. 82)
LECTIO DIVINA: JUAN 5,17-30
Lectio:
Miércoles, 18 Marzo, 2015
Tiempo de Cuaresma
1) Oración inicial
Señor, Dios nuestro, que concedes a los justos el premio de sus méritos y a
los pecadores que hacen penitencia les perdonas sus pecados, ten piedad
de nosotros y danos, por la humilde confesión de nuestras culpas, tu paz y
tu perdón. Por nuestro Señor.
2) Lectura del Evangelio
Del Evangelio según Juan 5,17-30
Pero Jesús les replicó: « Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también
trabajo.» Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque
no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre,
haciéndose a sí mismo igual a Dios. Jesús, pues, tomando la palabra, les
decía:«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su
cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace
igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él
hace.
Y le mostrará obras aún mayores que éstas, para que os asombréis.
Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el
Hijo da la vida a los que quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al
Hijo,
para que todos honren al Hijo como honran al Padre.
El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado.
En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi palabra y cree en el que
me ha enviado,
tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la
vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella),en que los
muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque,
como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener
vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del
hombre.
No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los
sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una
resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección
de juicio. Yo no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y
mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me
ha enviado.
3) Reflexión
• El Evangelio de Juan es distinto de los otros tres. Revela una dimensión
más profunda que sólo la fe consigue percibir en las palabras y en los
gestos de Jesús. Los Padres de la Iglesia decían que el Evangelio de Juan
es “espiritual”, revela aquello que elEspíritu hace descubrir en las palabras
de Jesús (cf. Jn 16,12-13). Un bonito ejemplo de esta dimensión espiritual
del evangelio de Juan es el pasaje que meditamos hoy.
• Juan 5,17-18: Jesús explicita el significado profundo de la curación del
paralítico. Criticado por los judíos por haber curado en un día de sábado,
Jesús responde “Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo”. Los
judíos enseñaban que en el día de sábado no se podía trabajar, pues Dios
mismo descansó y no trabajó en el séptimo día de la creación (Ex 20,8-11).
Jesús afirma lo contrario. El dice que el Padre no paró de trabajar hasta
ahora. Por esto, Jesús también trabaja hasta en un día de sábado. ¡El imita
al Padre! Para Jesús, la obra criadora no terminó. Dios sigue trabajando, sin
cesar, día y noche, sustentando el universo y a todos nosotros. Jesús
colabora con el Padre dando continuidad a la obra de la creación, para que
un día todos puedan entrar en el reposo prometido. La reacción de los
judíos fue violenta. Querían matarle por dos motivos: por negar el sentido
del sábado, y por considerarse igual a Dios.
• Juan 5,19-21: El amor deja transparentar la acción creadora de
Dios. Estos versículos revelan algo del misterio de la relación entre Jesús y
el Padre. Jesús, el hijo, vive en atención permanente ante el Padre. Aquello
que ve hacer al Padre, lo hace también él. Jesús es el reflejo del Padre. ¡Es
la cara del Padre! Esta atención total del Hijo al Padre, hace que el amor del
Padre pueda entrar en el Hijo, y a través del Hijo, pueda realizar su acción
en el mundo. La gran preocupación del Padre es vencer la muerte y hacer
vivir. La curación del paralítico fue una manera de sacar a las personas de
la muerte y hacerlas vivir. Es una manera de dar continuidad a la obra
creadora del Padre.
• Juan 5,22-23: El Padre no juzga, pero confía el juicio al hijo. Lo decisivo en
la vida es la manera en que nos colocamos ante el Creador, pues
dependemos radicalmente de él. El Creador se hace presente para nosotros
en Jesús. En Jesús habita la plenitud de la divinidad (Cf. Col 1,19). Por esto,
expresamos nuestra postura ante Dios Creador en la manera en que nos
definimos ante Jesús. Lo que el Padre quiere es que lo conozcamos y lo
honremos en la revelación que El hace de sí mismo en Jesús.
• Juan 5,24: La vida de Dios en nosotros a través de Jesús. Dios es vida, es
fuerza creadora. Allí donde él se hace presente, la vida renace. El se hace
presente mediante la Palabra de Jesús. Quien escucha la palabra de Jesús
como enviado de Dios ya está resucitado. Ya recibió el toque vivificador que
lo lleva más allá de la muerte. Ya pasó de la muerte a la vida. La curación
del paralítico es la prueba de ello.
• Juan 5,25-29: La resurrección ya está aconteciendo. Los muertos somos
todos nosotros que todavía no nos abrimos a la voz de Jesús que viene del
Padre. Pero “llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la
voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán”. Con la palabra de Jesús,
venida del Padre se inició una nueva creación. Ya está en camino. La
palabra creadora de Jesús va a alcanzar a todos, también a los que ya
murieron. Ellos oyeron y murieron.
• Juan 5,30: Jesús es el reflejo del Padre. “Yo no puedo hacer nada por mi
cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi
voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado”. Esta frase final es el
resumen de todo lo que fue reflexionado anteriormente. Esta era la idea que
las comunidades del tiempo de Juan tenían e irradiaban respecto a Jesús.
4) Para la reflexión personal
• ¿Cómo te imaginas la relación entre Jesús y el Padre?
• ¿Cómo vives la fe en la resurrección?
5) Oración final
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. (Sal 144)
El sí de María y nuestro sí
Lucas 1,26-38
25 DE MARZO
1. ORACIÓN INICIAL
Padre misericordioso, envíame también a mí, en este tiempo de oración y
de escucha de tu Palabra, tu ángel santo, para yo pueda recibir el anuncio
de la salvación y, abriendo el corazón, pueda ofrecer mi sí al Amor. Envía
sobre mí, te ruego, tu Espíritu Santo, como sombra que me cubra, como
potencia que me llene. Hasta ahora, oh Padre, yo no quiero decirte otra
cosa que mi sí; decirte: “He aquí, que estoy aquí por ti. Haz de mí lo que
quieras. “Amén.
2. LECTURA
a) Para colocar el pasaje en su contexto:
El pasaje de la anunciación nos conduce del templo, espacio sagrado por
excelencia, a la casa, a la intimidad del encuentro personal de Dios con su
criatura; nos conduce dentro de nosotros mismos, al profundo de nuestro
ser y de nuestra historia, allá donde Dios puede llegar y tocarnos. El
anuncio del nacimiento de Juan el Bautista había abierto el seno estéril de
Isabel, deshaciendo la absoluta impotencia del hombre y transformándola
en capacidad de obrar junto con Dios. El anuncio del nacimiento de Jesús,
por el contrario, llama a la puerta del seno fructífero de la “Llena de Gracia”
y espera respuesta: es Dios que espera nuestro sí, para poder obrar todo.
b) Para ayudar en la lectura del pasaje:
vv.26-27: Estos dos primeros versículos nos colocan en el tiempo y el
espacio sagrados del acontecimiento que meditamos y que reviven en
nosotros: estamos en el sexto mes de la concepción de Juan Bautista y
estamos en Nazaret, ciudad de Galilea, territorio de los alejados e impuros..
Aquí ha bajado Dios para hablarle a una virgen, para hablar a nuestro
corazón.
Nos vienen presentados los personajes de este acontecimiento maravilloso:
Gabriel, el enviado de Dios, una joven mujer de nombre María y su esposo
José, de la casa real de David. También nosotros somos acogidos a esta
presencia, estamos llamados a entrar en el misterio.
vv.28-29: Son las primerísimas frases del diálogo de Dios con su criatura.
Pocas palabras, apenas un suspiro, pero palabras omnipotentes, que turban
el corazón, que ponen profundamente en discusión la vida, los planes, las
esperanzas humanas. El ángel anuncia el gozo, la gracia y la presencia de
Dios; María queda turbada y se pregunta de dónde le pueda venir a ella
todo esto. ¿De dónde un gozo tal? ¿Cómo una gracia tan grande que puede
cambiar incluso el ser?
vv.30-33: Estos son los versículos centrales del pasaje: y la explosión del
anuncio, la manifestación del don de Dios, de su omnipotencia en la vida del
hombre. Gabriel. el fuerte, habla de Jesús: el rey eterno, el Salvador, el Dios
hecho niño, el Omnipotente humilde. Habla de María, de su seno, de su vida
que ha sido elegida para dar entrada y acogida a Dios en este mundo y en
cualquier otra vida. Dios comienza, ya aquí, a hacerse vecino, a llamar. Está
en pie, espera, junto a la puerta del corazón de María; pero también aquí,
en nuestra casa, junto a nuestro corazón….
v.34: María ante la propuesta de Dios, se deja manejar por una completa
disposición; revela su corazón, sus deseos. Sabe que para Dios lo imposible
es realizable, no tiene la mínima duda, no endurece su corazón ni su mente,
no hace cálculos; quiere solamente disponerse plenamente, abrirse, dejarse
alcanzar de aquel toque humanamente imposible, pero ya escrito, ya
realizado en Dios. Pone delante de Él, con un gesto de purísima pobreza,
su virginidad, su no conocer varón; es una entrega plena, absoluta,
desbordante de fe y abandono. Es la premisa del sí.
vv. 35-37: Dios, humildísimo responde; la omnipotencia se inclina sobre la
fragilidad de esta mujer, que somos cada uno de nosotros. El diálogo
continúa, la alianza crece y se refuerza. Dios revela el cómo, habla del
Espíritu Santo, de su sombra fecundante, que no viola, no rompe, sino
conserva intacta. Habla de la experiencia humana de Isabel, revela otro
imposible convertido en posible; casi una garantía, una seguridad. Y
después, la última palabra, ante la cual es necesario escoger: decir sí o
decir no; creer o dudar, entregarse o endurecerse, abrir la puerta o cerrarla.
“Nada es imposible para Dios”
v.38: Este último versículo parece encerrar el infinito. María dice su “He
aquí” se abre, se ofrece a Dios y se realiza el encuentro, la unión por
siempre. Dios entra en el hombre y el hombre se convierte en lugar de Dios:
son las Bodas más sublimes que se puedan jamás realizar en esta tierra. Y
sin embargo el evangelio se cierra con una palabra casi triste, dura: María
queda sola, el ángel se va. Queda, sin embargo, el sí pronunciado por María
a Dios y su Presencia; queda la verdadera Vida.
c) El texto:
Al sexto mes envió Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa
de David; el nombre de la virgen era María. Y, entrando, le dijo: «Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras
y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas,
María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno
y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande,
se le llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su
padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá
fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco
varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo
y se le llamará Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido
un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que era
estéril, porque no hay nada imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la
esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola,
se fue.
3. UN MOMENTO DE SILENCIO ORANTE
He leído y escuchado las palabras del evangelio. Estoy en silencio…Dios
está aquí, a la puerta, y pide asilo, precisamente a mí, a mi pobre vida….
4. ALGUNAS PREGUNTAS
a) El anuncio de Dios, su ángel, entra en mi vida, ante mí y me habla.
¿Estoy preparado para recibirlo, para dejarle espacio, para escucharlo con
atención?
b) Enseguida recibo un anuncio desconcertante; Dios me habla de gozo, de
gracia, de presencia. Precisamente las cosas que yo estoy buscando desde
hace tanto tiempo, de siempre. ¿Quién me podrá hacer verdaderamente
feliz?¿Quiero fiarme de su felicidad, de su presencia?
c) Ha bastado un poco, apenas un movimiento del corazón, del ser; Él ya se
ha dado cuenta. Ya me está llenando de luz y amor. Me dice: “Has
encontrado gracia a mis ojos”. ¿Agrado yo a Dios? ¿Él me encuentra
amable? Sí, así es. ¿Por qué no lo hemos querido creer antes?¿Por qué no
lo he escuchado?
d) El Señor Jesús quiere venir a este mundo también a través de mí; quiere
acercarse a mis hermanos a través de los senderos de mi vida, de mi ser.
¿Podré estropearle la entrada?¿Podré rechazarlo, tenerlo lejano?¿Podré
borrarlo de mi historia de mi vida?
5. UNA CLAVE DE LECTURA
Algunas palabras importantes y fuertes que resuenan en este pasaje del
evangelio
¡Alégrate!
Verdaderamente es extraño este saludo de Dios a su criatura; parece
inexplicable y quizás sin sentido. Y sin embargo, ya desde siglos resonaba
en las páginas de las divinas Escrituras y, por consiguiente, en los labios del
pueblo hebreo. ¡Gózate, alégrate, exulta! Muchas veces los profetas habían
repetido este soplo del respiro de Dios, habían gritado este silencioso latido
de su corazón por su pueblo, su resto. Lo leo en Joel: “No temas, tierra, sino
goza y alégrate, porque el Señor ha hecho cosas grandes….”(2,21-23); en
Sofonías: “Gózate, hija de Sion, exulta, Israel, y alégrate con todo el
corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha revocado tu condena” (3,4); en
Zacarías: “Gózate, exulta hija de Sion porque, he aquí, que yo vengo a
morar en medio de ti, oráculo del Señor” (2,14). Lo leo y lo vuelvo a
escuchar, hoy, pronunciado también sobre mi corazón, sobre mi vida;
también a mí se me anuncia un gozo, una felicidad nueva, nunca antes
vivida. Descubro las grandes cosas que el Señor ha hecho por mí;
experimento la liberación que viene de su perdón, yo no estoy ya
condenado, sino agraciado, para siempre; vivo la experiencia de la
presencia del Señor junto a mí, en mí. Sí, Él ha venido a habitar entre
nosotros; Él está de nuevo plantando su tienda en la tierra de mi corazón,
de mi existencia. Señor, como dice el salmo, Tú te gozas con tus criaturas
(Sal 104, 31) y también yo me gozo en ti; mi gozo está en ti (Sal 104, 34).
El Señor está contigo
Estas palabras tan simples, tan luminosas, dicha por el ángel a María,
encierra una fuerza omnipotente; me doy cuenta que bastaría, por sí sola, a
salvarme la vida, a levantarme de cualquier caída o fallo, de cualquier error.
El hecho de que Él, mi Señor, está conmigo, me sostiene en vida, me
vuelve animoso, me da confianza para continuar existiendo. Si yo existo, es
porque Él está conmigo. Quizás pueda valer para mí la experiencia que la
Escritura cuenta de Isaac, al cual le sucedió la cosa más bella que se puede
desear a un hombre que cree en Dios y lo ama; un día se le acerca a él
Abimelech con sus hombres, diciéndole; “Hemos visto que el Señor está
contigo” (Gén 26, 28) y pidiendo que se hicieran amigos, que se hiciera un
pacto. Quisiera que también de mí se dijera la misma cosa; quisiera poder
manifestar que el Señor verdaderamente está en mí, dentro de mi vida, en
mis deseos, mis afectos, mis gustos y acciones; quisiera que otros pudieran
encontrarlo por mi mediación. Quizás, por esto, es necesario que yo
absorba su presencia, que lo coma y lo beba.
Me voy a la escuela de la Escritura, leo y vuelvo a leer algunos pasajes en
la que la voz del Señor me repite esta verdad y, mientras Él me habla, me
voy cambiando, me siento más habitado. ”Permanece en este país y yo
estaré contigo y te bendeciré” (Gén 26,3). “Después el Señor comunicó sus
órdenes a Josué , hijo de Nun, y le dijo: “Sé fuerte y ten ánimo, porque tu
introducirás a los Israelitas en el país que he jurado darles, y yo estaré
contigo” (Dt 31,23). ”Lucharán contra ti pero no prevalecerán, porque yo
estaré contigo para salvarte y liberarte” (Jer 15,20). “El ángel del Señor
aparece a Gedeón y le dice: “¡El Señor es contigo, hombre fuerte y
valeroso!” (Jue 6,12). “En aquella noche se le apareció el Señor y le dijo: Yo
soy el Dios de Abrahán tu padre, no temas porque yo estoy contigo. Te
bendeciré y multiplicaré tu descendencia por amor a Abrahán, mi siervo”
(Gén 26,24). “He aquí que yo estoy contigo y te protegeré a donde quieras
que vayas; luego te haré regresar a este país, porque no te abandonaré sin
hacer todo lo que te he dicho” (Gén 28,15) “No temas porque yo estoy
contigo; no te descarríes, porque yo soy tu Dios. Te hago fuerte y acudo en
tu ayuda y te sostengo con la diestra victoriosa” (Is 41,10)
No temas
La Biblia se encuentra rebosante de este anuncio lleno de ternura; casi
como un río de misericordia esta palabra recorre todos los libros sagrados,
desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Es el Padre que repite a sus hijos
que no tengan miedo, porque Él está con ellos, no los abandona, no los
olvida, no los deja en poder del enemigo. Es como si fuese una declaración
de amor, de corazón a corazón, y llega hasta nosotros. Abrahán ha oído
esta palabra y después de él su hijo Isaac, después los patriarcas, Moisés,
Josué, David, Salomón y con ellos, Jeremías y todos los profetas. Ninguno
está excluido de este abrazo de salvación que el Padre ofrece a sus hijos,
también a los más alejados, los más rebeldes. María sabe escuchar
profundamente esta palabra y se la cree con fe plena, con absoluto
abandono; Ella escucha y cree, acoge y vive también para nosotros. Ella es
la mujer fuerte y animosa que se abre a la llegada del Señor, dejando caer
todos los miedos, las incredulidades, las negativas. Ella repite este anuncio
de Dios dentro de nuestra vida y nos invita a creer con Ella.
Has encontrado gracia
“Señor, si he encontrado gracia a tus ojos…”. Esta es la plegaria que sale
más veces del corazón de hombres y mujeres que buscan refugio en el
Señor; de ellos habla la Escritura, los encontramos en las encrucijadas de
nuestras calles, cuando no sabemos bien a donde ir, cuando nos sentimos
golpeados por la soledad o la tentación, cuando vivimos los abandonos, las
traiciones, las desconfianzas que pesan sobre nuestra existencia. Cuando
no tenemos a nadie y no logramos ni siquiera encontrarnos a nosotros
mismo, entonces también nosotros, como ellos, nos ponemos a rezar
repitiendo aquellas palabras: “Señor, si he encontrado gracias a tus ojos…”.
¡Cuantas veces quizás las hemos repetido, también solo, en silencio! Pero
hoy aquí, en este pasaje evangélico tan sencillo, se nos adelantaron, hemos
estado escuchando con anterioridad; ya no necesitamos suplicar, porque ya
hemos encontrado todo aquello que estábamos siempre buscando y mucho
más. Hemos recibido gratuitamente, hemos sido colmados y ahora
rebosamos.
Para Dios nada hay imposible
Hemos llegado casi al final de este recorrido fortísimo de gracia y de
liberación; acaba de alcanzarme ahora una palabra que me sacude en lo
más profundo. Mi fe está puesta al retortero; el Señor me prueba, me
sondea, pone a prueba mi corazón. Lo que el ángel afirma aquí, delante de
María, había sido ya proclamado muchas veces en el Antiguo Testamento;
ahora alcanza la plenitud, ahora todos los imposibles se realizan; Dios se
hace hombre; el Señor se convierte en amigo; el lejano está muy cerca. Y
yo, también yo, pequeño y pobre, me hago partícipe de esta inmensidad de
gracia; se me dice que también en mi vida lo imposible se convierte en
posible. Sólo debo creer, sólo dar mi consentimiento. Pero esto significa
dejarse sacudir por la potencia de Dios; entregarme a Él: que me cambia,
me libera, me renueva. Nada de esto es imposible. Sí, yo puedo renacer
hoy, en este momento, por gracia de su palabra que me ha hablado, que me
ha alcanzado hasta el punto más profundo del corazón. Busco y transcribo
los pasos de la Escrituras que me repiten esta verdad. Y mientras escribo,
mientras las leo y las pronuncio despacio, masticando cada palabra, lo que
ellas dicen se realizan en mí… Génesis 18,14; Job 42,2; Jeremías 32, 17;
Jeremías 32, 27; Zacarías 8,6; Mateo 19,26; Lucas 18,27.
Heme aquí
Y ahora no puedo huir, ni evitar la conclusión. Sabía desde el principio que
precisamente aquí, dentro de esta palabra, tan pequeña sin embargo, tan
llena, tan definitiva, Dios me estaba aguardando. La cita del amor, de la
alianza entre Él y yo se había señalado precisamente en esta palabra,
apenas un suspiro de su voz. Permanezco aturdido por la riqueza de
presencia que siento en este ¡“Heme aquí”!; no debo esforzarme mucho
para recordar las innumerables veces que Dios mismo la ha pronunciado
primero, la ha repetido. Él es el “Heme aquí” hecho persona, hecho fidelidad
absoluta, insustituible. Debería ponerme solamente bajo su onda, sólo
encontrar su impronta en los polvos de mi pobreza, de mi desierto; debería
sólo acoger su amor infinito que no ha cesado jamás de buscarme, de estar
junto a mi, de caminar conmigo, donde quiera que yo he ido. El “Heme aquí”
está ya dicho y vivido, es ya verdad. ¡Cuántos, antes que yo y cuántos
también hoy, junto a mi! No, no estoy solo. Hago una vez más silencio, me
coloco una vez más a la escucha, antes de responder… “¡Heme aquí, heme
aquí!” (Is 65,1) repite Dios; “Heme aquí, soy la sierva del Señor”, responde
María; “Heme aquí, que yo vengo para hacer tu voluntad” (Sal 39,8) dice
Cristo.
6. UN MOMENTO DE ORACIÓN: SALMO 138
Estribillo: Padre, en tus manos encomiendo mi vida
Tú me escrutas, Yahvé, y me conoces;
sabes cuándo me siento y me levanto,
mi pensamiento percibes desde lejos;
de camino o acostado, tú lo adviertes,
familiares te son todas mis sendas.
Aún no llega la palabra a mi lengua,
y tú, Yahvé, la conoces por entero;
me rodeas por detrás y por delante,
tienes puesta tu mano sobre mí.
Maravilla de ciencia que me supera,
tan alta que no puedo alcanzarla.
¿Adónde iré lejos de tu espíritu,
adónde podré huir de tu presencia?
Si subo hasta el cielo, allí estás tú,
si me acuesto en el Seol, allí estás.
Porque tú has formado mis riñones,
me has tejido en el vientre de mi madre;
te doy gracias por tantas maravillas:
prodigio soy, prodigios tus obras.
¡Qué arduos me resultan tus pensamientos,
oh Dios, qué incontable es su suma!
Si los cuento, son más que la arena;
al terminar, todavía estoy contigo.
Sondéame, oh Dios, conoce mi corazón,
examíname, conoce mis desvelos.
Que mi camino no acabe mal,
guíame por el camino eterno.
7. ORACIÓN FINAL
Padre mío, tu has bajado hasta mí, me has tocado el corazón, me has
hablado, prometiéndome gozo, presencia, salvación. En la gracia del
Espíritu Santo, que me ha cubierto con su sombra, también yo junto a
María, he podido decirte mi sí, el “Heme aquí” de mi vida por ti. Ahora no me
queda nada más que la fuerza de tu promesa, tu verdad: “Concebirás y
darás a la luz Jesús”. Señor, aquí tienes el seno abierto de mi vida, de mi
ser, de todo lo que soy. Pongo todo en tu corazón. Tú, entra, ven, desciende
te ruego a fecundarme, hazme generadora de Cristo en este mundo. El
amor que yo recibo de ti, en medida desbordante, encuentre su plenitud y
su verdad cuando alcance a los hermanos y hermanas que tú pones en mi
camino. Nuestro encuentro, oh Padre, sea abierto, sea don para todos; sea
Jesús, el Salvador. Amén.
LIBROS DE LA BIBLIA
Se toma un grupo de libros de la Biblia, por ejemplo los profetas o las epístolas paulinas. Se
sientan todos en rueda y a cada uno se le asigna el nombre de un libro (puede ser en el orden
en que aparecen en la Escritura). El primero lo dice, el segundo repite ese y dice el siguiente,
y así se continúa.
Ejemplo: Epístolas Católicas
El primero dice: Primera de Pedro
El segundo dice: Primera de Pedro, segunda de Pedro
El tercero dice: Primera de Pedro, segunda de Pedro, carta de Santiago.
Se tiene ya preparadas unas series de "pistas" sobre diferentes personajes de la Biblia. Puede
ser verbalmente o con papeletas, para que se pueda descubrir de quién se trata. De acuerdo a
la madurez del grupo, se puede preguntar a todos en general, o a cada uno en particular. Es
posible establecer quipos.
Ejemplo:
· Un profeta
· Tuvo un encuentro especial con Dios en el monte Horeb
· Puso en ridículo a los sacerdotes de Baal
· Fue arrebatado en un carro de fuego.
Las pistas se escogen de acuerdo
Se asignan sacramentos a las personas, de manera que estén representados todos siete.
Cuando el sacramento se mencione, ellos deben cambiar de puesto. Cuando se diga
"sacramentos", todos deben cambiar.
Quien dirige el juego, va inventando una pequeña historia, o frases sueltas, nombrando los
sacramentos:
Ejemplo:
El guía dice: El domingo pasado en la Parroquia hubo Primeras Comuniones. (Todos los que
tiene el sacramento de la Eucaristía cambian de puesto).
El guía continúa: pero se habían confesado el sábado.
(Todos los que tiene la confesión cambian de puesto).
Y en esta Misa un adulto recibió el Bautismo, la Confirmación y la Primera Comunión. (Los
que tienen esos sacramentos cambian).
Se puede observar quién se equivoca, o no cambia y tener una penitencia al final.
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ROSARIO DE LA CUARESMA
Indicaciones: Seleccionar los coros y los cantos antes del inicio del rosario.
Todos: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos libranos Señor, Dios nuestro.
Se inicia con la oraciones tradicionales.
Cuaresma es un tiempo de especial gracia, es tiempo favorable para convertirnos. Nosotros
como Iglesia nos preparamos para vivir y celebrar el Misterio de la Reconciliación, cada vez
con un corazón más convertido. Este es el sentido: convertir nuestro corazón al Señor.
Meditemos en este rosario en algunos medios que la Iglesia nos propone para poder
prepararnos adecuadamente para la celebración de los misterios centrales de nuestra fe.
PRIMERA MEDITACIÓN: La iniciativa siempre es de Dios
Hay dos medios que nos propone la Iglesia para este tiempo litúrgico de la Cuaresma, que nos
manifiestan claramente que la iniciativa parte de Dios-Amor. Por un lado, se nos propone tener
una escucha atenta y reverente a la Palabra de Dios. Debemos tener durante esta Cuaresma
un constante contacto con la Palabra Divina. Dios mismo sale a nuestro encuentro y nos invita
a prepararnos nutriéndonos de su propia Palabra. Esta lectura de la Palabra de Dios, nos lleva
a una oración más intensa, y éste es el segundo medio. Debemos nutrirnos de la oración
durante esta Cuaresma, para no sucumbir y salir fortalecidos ante las tentaciones de Satanás.
Esta oración debe mostrar nuestra reconciliación con Dios que nos invita al amor.
Padre nuestro...
SEGUNDA MEDITACIÓN: Cooperar con la gracia de Dios
Otro de los medios que se nos propone durante la Cuaresma es acudir a los sacramentos de
la reconciliación y de la Eucaristía. Es necesario acudir a la misericordia del Señor. Para
convertirnos debemos dejar todo pecado. Pero solos no podemos. Confiemos en el perdón
que nos ofrece el Señor. No hay pecado que Él no pueda perdonarnos. Y acudamos también
al encuentro con el Hijo de Santa María, realmente presente en la Eucaristís. Él mismo se
ofrece por nosotros y se entrega en el altar de la reconciliación.
Padre nuestro...
TERCERA MEDITACIÓN: El ayuno y la abstinencia
Dos medios que nos ayudan a ir preparando mejor nuestro corazón. Debemos tomar
conciencia de la bendición que nos da el Señor. Muchos no se percatan de la importancia de
esto. Cuántos de nosotros sabemos del ayuno y abstinencia de todos los viernes de
Cuaresma, como preparación. ¿Y cuántos de nosotros realmente lo vivimos?
Muy importante es también la mortificación y la renuncia en algunas circunstancias ordinarias
de nuestra vida, ocasiones para acercarnos a la luz del Señor y conformarnos con Él,
purificando nuestros corazones.
En esta meditación vamos a cantar el primer Ave María.
Padre nuestro...
CUARTA MEDITACION: Llamado a la conversión
El Señor nos invita a convertirnos a Él. Debemos llegar hasta el fondo de nosotros mismos,
pues se trata de morir a todo lo que es muerte para resucitar a una vida nueva en el Señor.
Confiemos en la misericordia de Dios. Escuchemos lo que Él mismo nos dice en la Escritura:
(hacer una pausa)
«Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra
carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne»
Padre nuestro...
QUINTA MEDITACION: En compañía de María
Y todo este camino que hemos emprendido, lo hacemos en la compañía tierna y amorosa de
nuestra Santa Madre. Ella es guía segura en nuestro peregrinar hacia la plena configuración
con su Hijo, el Señor Jesús. Es Ella quien con su intercesión nos ayuda a cambiar nuestro
corazón de piedra en un corazón de carne.
Acojámonos a su intercesión y confiémosle nuestros esfuerzos para vivir intensamente este
tiempo de conversión.
Padre nuestro...
Convirtamos nuestro corazón, trabajemos por nuestra propia reconciliación personal, siempre
guiados de la mano amorosa de nuestra Madre.
Terminemos nuestra oración cantando LA SALVE.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la
gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo
de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la
Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del
domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que
debemos vivir como hijos de Dios.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de
reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma
como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con
el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos
ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos
más de Dios.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día,
durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los
celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a
conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con
alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
40 días
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En
ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo
judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta
días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que
duró la estancia de los judíos en Egipto.
En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el
tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en
tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la
abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de
oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente,
pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.
raciones para la Cuaresma ~☆~♥
[ Editado ]
Opciones
Gracias, Señor, porque la Cuaresma llama a la puerta
y nos ofrece una nueva oportunidad:
que nos preparemos para acoger el misterio de la muerte
y resurrección del Señor que celebraremos, dentro de cuarenta días.
Ayúdame a hacer silencio, Señor, quiero escuchar tu voz.
Toma mi mano, guíame al desierto,
que nos encontremos a solas, Tú y yo.
Necesito contemplar tu rostro,
me hace falta la calidez de tu voz,
caminar juntos... callar para que hables Tú.
Me pongo en tus manos,
quiero revisar mi vida,
descubrir en qué tengo que cambiar,
afianzar lo que anda bien,
sorprenderme con lo nuevo que me pides.
Ayúdame a dejar a un lado las prisas,
las preocupaciones que llenan mi cabeza,
barre mis dudas e inseguridades,
ayúdame a archivar mis respuestas hechas,
quiero compartir mi vida y revisarla a tu lado.
Me tienta la seguridad, el "saberlas todas",
tenerla "clara", no necesitarte.
Me tienta el activismo:
Hay que hacer, hacer y hacer.
Y me olvido del silencio y la oración,
Me tienta la incoherencia.
Hablar mucho y hacer poco.
Mostrar facha de buen/a cristiano/a,
pero adentro,
donde Tú y yo conocemos,
hay mucho para cambiar.
Me tienta ser el centro del mundo.
Que los demás giren a mi alrededor.
Que me sirvan en lugar de servir.
Me tienta la idolatría. Fabricarme un ídolo
con mis proyectos, mis convicciones,
mis certezas y conveniencias,
y ponerle tu nombre de Dios.
Me tienta la falta de compromiso.
Es más fácil pasar de largo
que bajarse del caballo y
hacer la del samaritano.
¡Hay tantos caídos/as a mi lado, Señor,
y yo me hago el distraído!
Me tienta la falta de sensibilidad,
no tener compasión,
acostumbrarme a que otros sufren
y tener excusas, razones, explicaciones…
que no tienen nada de Evangelio
pero que me conforman… un rato, Señor,
porque en el fondo no puedo engañarte.
Me tienta el separar la fe y la vida.
Leer el diario, ver las noticias
sin indignarme evangélicamente
por la ausencia de justicia
y la falta de solidaridad.
Me tienta el mirar la realidad
sin la mirada del Reino.
Me tienta el tener tiempo para todo
menos para lo importante.
Y lamentarlo pero no hacer nada para cambiarlo.
Me tienta, Señor, el desaliento,
lo difícil que a veces se presentan las cosas.
Me tienta la desesperanza, la falta de utopía.
Me tienta el dejarlo para mañana,
cuando hay que empezar a cambiar hoy.
Me tienta creer que te escucho
cuando escucho mi voz.
¡Enséñame a discernir!
Dame luz para distinguir tu rostro.
Llévame al desierto, Señor,
despójame de lo que me ata,
sacude mis certezas y
pon a prueba mi amor y mi fe.
Para empezar de nuevo, humilde, sencillo/a,
con fuerza y Espíritu para vivir fiel a Tí.
Amén
ORACION DECUARESMA
Buen Jesús, que te retiraste cuarenta días en el desierto para
preparar tu misión entre nosotros, permíteme que tu ejemplo sea un
espejo donde verme reflejado durante esta cuaresma.
Yo también sé que debo prepararme para cada momento de mi vida,.
Sé que junto a Ti, puedo tomar fuerza que necesito para vivir como
quiere el Padre.
Deseo vivir cada uno de estos días como un prólogo para la Pascua.
Que sean una preparación adecuada para poder resucitar contigo y
dejar atrás las cadenas del error que me esclavizan.
Tu Pascua es signo de libertad; te pido que me ayudes a lograrla, ya
no estar atado a nada que no sea bueno.
Que cada día sea un
escalón más que me acerque a la verdadera felicidad que Tú me
propones con tu vida y tu mensaje.
Amén.
ORACION DECUARESMA
Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar en
el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta
Cuaresma dé en nosotros fruto abundante. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el
Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.
Amén...
Oración al inicio de la Cuaresma ~☆~♥
Opciones
Jesús. Un año más me invitas a recorrer el camino hacia la Pascua.
Soy consciente de que, tal vez, me encuentres con las mismas dudas e
inquietudes que el año pasado.
Jesús. Perdóname, porque muchas veces pretendo orar y siempre
encuentro mil excusas.
Sin embargo, tú, Jesús, siempre estás allí, a mi lado;
sales a mi encuentro cuando estoy decaído
y por eso, quiero recuperar las ganas de estar junto a ti.
Jesús. Cuando caminas cansado y agotado hacia el gólgota, me haces
ver que la vida es maravillosa,
porque igual que tú, cuando uno se ofrece para llevar la felicidad a los
demás,
a los despreciados,
a los que nadie quiere,
a los enfermos;
se da cuenta que a tu lado la vida tiene otro sentido.
Por eso, Jesús, ayúdame:
-para que tu palabra no sobre en mi mochila;
-para que pueda conocerte mejor;
-para que si hago ayuno lo haga sin ruido;
-para que mi caridad florezca con sencillez;
-que mi oración brote como un rayo de sol entre las nubes,
y sobre todo, que nunca deje de buscarte.
Jesús. Ayúdame también, para que este tiempo de cuaresma,
sea un oasis de meditación y de paz;
de pensar en las veces que me he olvidado de ti mientras tú
sufrías y morías por cada uno de nosotros.
Nada más ni nada menos, que por amor.
Jesús. Ya sé que quieres que te mire a los ojos y así pueda
descubrir que merece la alegría seguirte.
Por todo eso, Jesús, ayúdame…
10 Ejemplos de Oraciones de Cuaresma
La cuaresma es el tiempo litúrgico de 40 días, que la iglesia dispone como
preparación para la pascua, que inicia el miércoles de ceniza y termina el Jueves
Santo.
Existen muchas oraciones de cuaresma que sirven para acercarse más a Cristo y
nos ayudan a ser mejores y a pedir perdón por nuestros pecados.
Las oraciones de cuaresma favorecen la reconciliación, la penitencia y sirven para
vivir este tiempo de preparación al misterio pascual.
10 ejemplos de oraciones de cuaresma:
1.- Oración de Cuaresma.
Padre nuestro que estás en el Cielo, durante esta época de arrepentimiento ten
misericordia de nosotros. Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas
obras, transforma nuestro egoísmo en generosidad. Abre nuestros corazones a tu
palabra, sana nuestras heridas del pecado, ayúdanos a hacer el bien en este mundo.
Que transformemos la obscuridad y el dolor en vida y alegría. Concédenos estas
cosas por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
2.- Oración de cuaresma, tiempo de conversión.
Sigue curvado sobre mí Señor, remodelándome, aunque yo me resista. Qué atrevido
pensar que tengo yo mi llave, si no sé de mi mismo, si nadie, como tú puede decirme
lo que llevo en mí dentro. Ni nadie hacer que vuelva de mis caminos que no son como
los tuyos. Sigue curvando sobre mí, tallándome, aunque a veces de dolor te grite. Soy
pura debilidad, tú bien lo sabes, tanta, que a ratos hasta me duelen tus
caricias. Lábrame los ojos y las manos, la mente, la memoria y el corazón, que es mi
sagrado, al que no te dejo entrar cuando me llamas. Entra, Señor, sin llamar, sin
permiso. Tú tienes otra llave, además de la mía, que en mi día primero tú me diste y
que empleo, pueril, para cerrarme. Que sienta sobre mí tu conversión y se encienda la
mía del fuego de la tuya, que arde siempre, allá en mí adentro. Amén.
3.- Señor, Padre santo.
Señor, Padre Santo, que nos has mandado escuchar a tu amado Hijo, aliméntanos
con el gozo interior de tu palabra, para que purificados por ella, podamos contemplar
tu gloria con mirada limpia en la perfección de tus obras. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los
siglos de los siglos. Amén.
4.- Oración de cuaresma.
Señor espero con ilusión la cuaresma porque tiene que ver con mi vida. Sé que me
hará bien porque es la lucha entre el instinto y el bien, la carne y el Espíritu. Por eso te
pido que por tu bondad, este tiempo sea para mi vida un tiempo de gracia, paz y
felicidad. En mi corazón se dará más fuerte la lucha entre el bien y el mal. Ya que
saldré vencedor porque tú haz vencido el mal en la cruz, previa victoria sobre mi mal.
Haz que tu palabra me permita discernir tantas cosas en las que tengo enredada mi
vida. Señor que la cuaresma sea un tiempo de libertad interior para dar un nuevo
respiro a mi vida y a la de mis hermanos. Límpianos de anhelos turbios, apegos que
me sobornan ,instintos que no me permiten hacer el bien que quiero y por el contrario
cometer las torpezas que quisiera evitar. Señor renuévame por dentro con espíritu
firme, dame un corazón sano, devuélveme la alegría de la salvación. Señor que en
esta cuaresma tenga la tranquilidad y el detenimiento para caer en cuenta de los
signos de tu amor, las pruebas de tu perdón y misericordia. Así será más fácil
convertirme a tu amor y cambiar mi manera de pensar. Señor conviérteme rápido
porque la cuaresma es corta. No, mejor toma todo el tiempo para cambiarme, pues
aún no estoy convencido de que eres Padre y me has amado tanto que te entregaste
por mí en la cruz. Gracias por Jesucristo, razón última de mi conversión. Amén.
5.- Indulgencias para los viernes de cuaresma.
Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús, en tu presencia me postro de rodillas y con el
mayor fervor de mi alma te pido y suplico que imprimas en mi corazón vivos
sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito
firmísimo de enmendarme, mientras con gran afecto y dolor considero y contemplo en
mi alma tus cinco llagas, teniendo ante mis ojos aquello que ya el profeta David ponía
en tus labios acerca de ti: “Me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis
huesos” (Sal. 21(22), 17-18).
6.- Oración de Cuaresma.
Jesús, un año más me invitas a recorrer el camino hacia la Pascua. Soy consciente de
que tal vez, me encuentres con las mismas dudas e inquietudes que el año
pasado. Jesús, perdóname, porque muchas veces pretendo orar y siempre encuentro
mil excusas. Sin embargo, tú, Jesús siempre estás allí, a mi lado, sales a mi
encuentro cuando estoy decaído y por eso quiero recuperar las ganas de estar junto a
ti. Jesús, cuando caminas cansado y agotado hacia el Gólgota, me haces ver que la
vida es maravillosa, porque igual que tú, cuando uno se ofrece para llevar la felicidad
a los demás, a los despreciados, a los que nadie quiere, a los enfermos, se da cuenta
que a tu lado la vida tiene otro sentido. Por eso, Jesús, ayúdame, para que tu palabra
no sobre en mi mochila, para que pueda conocerte mejor, para que si hago ayuno lo
haga sin ruido, para que mi caridad florezca con sencillez, que mi oración brote como
un rayo de sol entre las nubes y sobre todo que nunca deje de buscarte. Jesús.
Ayúdame también, para que este tiempo de cuaresma, sea un oasis de meditación y
de paz, de pensar en las veces que me he olvidado de ti mientras tú sufrías y morías
por cada uno de nosotros. Nada más ni nada menos, que por amor. Jesús, ya sé que
quieres que te mire a los ojos y así pueda descubrir que merece la alegría
seguirte. Por todo eso, Jesús, ayúdame. Amén.
7.- Entréname Señor.
Quiero estar preparado, por ti y contigo, para que la dureza de la cruz no me
sorprenda y que lejos de asustarme, vea en ella un exponente y un altavoz de tu
gloria. Quiero mantenerme en forma, para no perder el ritmo de la fe y no se apague
el brillo de mi esperanza. Porque temo que si tú no vas conmigo, el maligno
aproveche cualquier fisura y se adentre en lo más hondo de mis entrañas. Entréname
Señor. Quiero jugar contigo el gran partido de la Pascua, ahora con el color morado
de la penitencia, pero pronto, en la alborada de resurrección, con el color blanco del
triunfo de la vida. Sí, Señor, quiero que en estos 40 días me enseñes a mirar hacia el
cielo, me indiques cómo entregarme a mis hermanos me recuerdes que en la
sobriedad y no en la abundancia, está la riqueza y la felicidad de mis años. Entréname
Señor. Y que pueda volver de los caminos equivocados y que postrándome ante
ti, pueda decir sin temor ni vergüenza alguna que he pecado, no merezco ser de los
tuyos, trátame como a uno de tus jornaleros, necesito correr Señor, recuperar el estilo
de un auténtico creyente y hablarte con oraciones que nacen en el silencio. Escuchar
palabras que sanan y salvan Corregir pautas y comportamientos, actitudes y
olvidos que me alejaron de ti hace tiempo. Entréname Señor. Y haz que esta Santa
Cuaresma sea una oportunidad para acercarme a todo ello. Amén.
8.- Oración de cuaresma para encontrarnos con Dios.
Ayúdame a hacer silencio Señor, quiero escuchar tu voz. Toma mi mano, guíame al
desierto, que nos encontremos a solas, tú y yo. Necesito contemplar tu rostro, me
hace falta la calidez de tu voz, caminar juntos, callar para que hables tú. Me pongo en
tus manos, quiero revisar mi vida, descubrir en qué tengo que cambiar, afianzar lo que
anda bien, sorprenderme con lo nuevo que me pides. Ayúdame a dejar a un lado las
prisas, las preocupaciones que llenan mi cabeza, barre mis dudas e
inseguridades, ayúdame a archivar mis respuestas hechas, quiero compartir mi vida y
revisarla a tu lado. Ver dónde “aprieta el zapato” para apurar el cambio. Me tienta la
seguridad el “saberlas todas”, tenerla “clara”, no necesitarte, total tengo todas las
respuestas. Me tienta el activismo. Hay que hacer, hacer y hacer. Y me olvido del
silencio, aflojo en la oración, ¿leer la Biblia?, para cuando haya tiempo. Me tienta la
incoherencia. Hablar mucho y hacer poco. Mostrar facha de buen cristiano, Pero
adentro, donde tú y yo conocemos, tener mucho para cambiar. Me tienta ser el centro
del mundo. Que los demás giren a mí alrededor. Que me sirvan en lugar de servir. Me
tienta la idolatría. Fabricarme un ídolo con mis proyectos, mis convicciones, mis
certezas y conveniencias y ponerle tu nombre de Dios. No será el becerro de oro,
pero se le parece. Me tienta la falta de compromiso. Es más fácil pasar de largo que
bajarse del caballo y hacer la del samaritano. ¡Hay tantos caídos a mi lado, Señor y yo
me hago el distraído. Me tienta la falta de sensibilidad, no tener
compasión. Acostumbrarme a que otros sufren y tener excusas, razones,
explicaciones que no tienen nada de Evangelio pero que me conforman un rato
Señor, porque en el fondo no puedo engañarte. Me tienta el separar la fe y la
vida. Leer el diario, ver las noticias sin indignarme evangélicamente por la ausencia de
justicia y la falta de solidaridad. Me tienta el mirar la realidad sin la mirada del
Reino. Me tienta el tener tiempo para todo menos para lo importante. Y lamentarlo
pero no hacer nada para cambiarlo. La familia, los hijos, la oración, al cuadragésimo
lugar. Hay cosas más importantes. ¿Las hay? Me tienta, Señor, el desaliento, lo difícil
que a veces se presentan las cosas. Me tienta la desesperanza, la falta de utopía. Me
tienta el dejarlo para mañana, cuando hay que empezar a cambiar hoy. Me tienta
creer que te escucho cuando escucho mi voz. Enséñame a discernir, dame luz para
distinguir tu rostro. Llévame al desierto, Señor, despójame de lo que me ata, sacude
mis certezas y pon a prueba mi amor y mi fe. Para empezar de nuevo, humilde,
sencillo, con fuerza y Espíritu para vivir fiel a ti. Amén.
9.- Encuentro.
Convierte mi mirada, Señor, para que sepa ver el amor escondido, para que descubra
las heridas de quienes me rodean, y quiera curarlas, para que vea más problemas
reales y menos figurados; para que perciba las lágrimas ajenas. Transforma mi
mirada, Señor, para que intuya las posibilidades de paz, de concordia, de justicia, de
amor. Convierte mi mirada, Señor. Convertirse es comprometerse un poco más, un
poco mejor. Hazme alguien comprometido con mi mundo, Señor. Ayúdame a luchar
por mi familia. Dame coraje para perseverar cuando el camino se haga difícil. Dame
paciencia para sobrellevar los obstáculos sin rendirme. Dame ilusión para seguir
creyendo cuando me quede sin apoyos. Dame fuerza para complicarme en batallas
buenas. Dame manos para acariciar, pies para caminar, palabra para cantar, siempre
a favor de un mundo bueno. Hazme alguien comprometido con mi mundo,
Señor. Jesús hoy nos dice que “Convertirse es creer en mí, en ti, en las posibilidades”
Amén.
10.- Dame fe Señor.
Dame fe, Señor. Fe en las posibilidades de una creación nueva. Fe en que los seres
humanos somos capaces de algo verdaderamente grande. Dame fe, Señor en que a
pesar de lo frágiles que somos, sin embargo tu fuerza puede manifestarse en
nosotros. Ayúdame a creer en el ser humano, en mí, en mi marido y mis hijos. Dame
fe y fuerzas para comenzar hoy este camino de conversión. Ayúdame, Dios mío, por
tu bondad. Perdóname por lo que no hago bien, tú sabes cómo soy. Yo sé que no
miras lo que está mal, sino lo bueno que es posible. Te gusta un corazón sincero y en
mi interior me das sabiduría. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por
dentro con espíritu firme, no me dejes vagar lejos de tu rostro, no me quites tu santo
espíritu. Enséñame a vivir la alegría profunda de tu salvación, Hazme vibrar con
espíritu generoso, entonces mi vida anunciará tu grandeza, enseñaré tus caminos a
quienes están lejos, los que se alejan volverán a ti. Hazme crecer, Dios, salvador mío
y mi lengua cantará tu justicia. Señor, me abrirás los labios y mi boca proclamará tu
alabanza. Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera ritos sólo por cumplir, no los
querrías. Amén.
UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DE LA
CUARESMA 2015
989
Se trata de que hagas oración cada
día. Todos los días puedes empezar
el rato de oración con la "oración
inicial para cada día"; después,
leyendo con atención el "texto de
cada día", charlas con Dios y con
María; por último, terminar rezando
la "oración final".
Dos ideas previas:
1. PROHIBIDO CORRER: Es corto;
no tengas prisa en acabar. No es
leer y ya está.
2. LO QUE NO ESTÁ ESCRITO:
¿Sabes qué es lo mejor de este
texto? Lo que no está escrito y tú le
digas; la conversación que tú,
personalmente, tengas con Él.
ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA
Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos
de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte.
PEDIRTE la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me
amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada
día en la Misa ese sacrificio.
Y AGRADECERTE con obras lo mucho que me amas: ¡ Tuyo soy, para ti nací !
¿qué quieres, Señor, de mí?
ORACIÓN FINAL
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en la Cruz y escarnecido.
Muéveme ver tu cuerpo tan herido
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
Día 1º. MIÉRCOLES DE CENIZA (18 de Febrero)
¿Por qué la cuaresma?. ¡Qué absurdo! Si te fijas, los hombres estamos
continuamente con el Yo en la boca: que si me han dicho, si siempre tengo que
hacerlo yo, si me tienen manía, si era mío o para mí, que si yo he metido el gol,
si yo le dije y entonces .... si me apetece a mí, qué pensarán de mí, ... y mil
frases más que conjugan con distintos verbos el Yo, a Mí, Mío.
Y hoy, miércoles de ceniza, la Iglesia nos recuerda: polvo eres y en polvo te
convertirás. ¿Sabes qué quiere decir eso? Dios creó el cuerpo de Adán de la
tierra, y nuestro cuerpo volverá a ser tierra con la muerte. Y nuestra alma
volverá a Dios:
a) Si es una persona que ha amado a Dios se quedará disfrutando de Dios ya
para siempre.
b) Y si es una persona que ha amado el YO, lo MÍO y el A MI no podrá estar en
el Cielo porque allí sólo pueden ir los que han querido y quieren a Dios; y éstos
también ya para siempre.
Por eso empieza así la Cuaresma: tenemos que ir amando a Dios y olvidando -
matando- el Yo. Es tiempo para recordar que mi cuerpo se convertirá en polvo;
recordar que tengo que cuidar la vida de mi alma; pedir más perdón por mis
pecados; prepararme para recibir la salvación y el amor de Jesús que
conmemoramos en la Semana Santa.
Dile a la Virgen que te gustaría vivir la Cuaresma como Ella quiere que lo hagas.
Y pídele que te recuerde y te ayude a hacer con cariño este rato de oración
estos 40 días. Le darás una alegría a Jesús. Se lo merece.
Ahora es el momento importante, en el que tú hablas a Dios con tus palabras, comentándole
algo de lo que has leído. Cuando lo hayas hecho termina con la oración final.
Día 2º. JUEVES (19 de Febrero)
Santa Misa. A media tarde, Jorge entra en la cocina como un huracán y le dice
a su mujer: "Hola, cariño... Voy a cambiarme. Felipe y yo vamos a jugar un
partido de tenis antes de que se haga de noche". "¡Pero, Jorge! -objeta su
mujer- es muy tarde y tenía preparada una excelente cena: carne a la
borgoñesa, y verduras, y una tarta de limón." "Lo siento, cariño -responde
Jorge- tomaré un bocadillo en un bar. Tómatelo tú..."
A los cinco minutos, Jorge ya está en camino. Su mujer no puede reprimir el
llanto.
"No me quiere", solloza contemplando la excelente cena que había preparado a
su marido.
Cualquier mujer que lea esto simpatizará con la esposa de Jorge y hasta
muchos hombres le darán la razón, sin pensar que casi todos somos culpables
de una falta de consideración semejante, y en mucho mayor grado.
Falta de consideración con Jesús. Desprecio de¡ amor que ha derrochado con
nosotros. Indiferencia ante el Gran Banquete -la Eucaristía, la Comunión- a que
nos invita.
¿Vas a Misa siempre que puedes? ¿Adelantas el estudio para poder ir a estar
con tu Amigo acompañándole en la Pasión, que eso es la Misa? Qué buen
propósito: durante la Cuaresma ir a Misa siempre que pueda, todos los días que
me sea posible.
Lo que no está escrito es ahora cuando puedes decírselo, comentando el texto que has leído y
las preguntas. Después termina con la oración final.
Día 3º. VIERNES 20 de Febrero
Rechazar excusas. El cardenal Mindszenty era cardenal en Hungría cuando
este país fue tomado por los comunistas. En seguida lo metieron en la cárcel,
donde pasó muchos años, años que fueron un martirio. Salió de la cárcel cuando
Hungría se independizó de la Rusia comunista; era ya muy mayor y murió al poco
tiempo.
Durante los muchos años que pasó encarcelado fue un ejemplo como cristiano
por su fortaleza y fidelidad a Dios y a la Iglesia. Una muestra, es, por ejemplo,
su firmeza en vivir la abstinencia, que es el mandamiento de la Iglesia que nos
manda a los cristianos mayores de 14 años, que vivamos la mortificación de no
comer carne los viernes de todo el año. Como sabes, fuera de la Cuaresma la
abstinencia de carne se puede sustituir por otro acto penitencial (oración,
mortificación o limosna); pero durante la cuaresma no.
Todos los viernes, y sólo los viernes, le daban carne para comer y cenar. El
cardenal sabía perfectamente que en sus circunstancias no le obligaba esa ley
de la Iglesia, pero jamás tomaba aquella carne. Quería libremente vivir aquella
mortificación.
En sus "memorias" escribe este diálogo con el Comandante de la prisión, un día
en que el policía no pudo aguantar más aquella actitud:
- ¿Cree usted que son los presos quienes dictan el reglamento en la cárcel?
- No; no creo semejante cosa.
- Pues entonces coma lo que se le da.
- Los viernes no como carne.
- No le daré otra cosa.
- Tampoco pido que me dé otra comida. Pero si me da carne no la comeré los
viernes.
- En tal caso, le castigaré.
- Estoy dispuesto a aceptar cualquier castigo.
Aquel día la comida se quedó sobre la mesa. Se la llevaron poco antes de la
cena, que también consistió en un poco de carne, La escena se repitió en los
sucesivos viernes, hasta que acabaron por dársela los domingos.
Puedes decirle ahora a Dios lo que sigue, pero dándote cuenta de que le estás
hablando y ÉL te está escuchando.
Señor, cuántas veces yo tengo compasión de mí mismo, y me busco excusas
para no mortificarme, o no obedecer a mi madre la iglesia. A veces, por el
deporte o por el estudio soy capaz de esforzarme y sufrir, y sin embargo
cuando lo tengo que hacer por ti me echo para atrás. Si te amase más, sería
más generoso y fuerte. Te amo, Señor, pero quiero amarte más. La próxima vez
que ante una mortificación me venga a la cabeza una excusa, la rechazaré
"porque te quiero". Y, en concreto, seré en la abstinencia de comer carne
porque te quiero.
Día 4º. SÁBADO 21 de Febrero
Su Cruz y mi Cruz. La cruz de Cristo no era sólo el leño que llevó a cuestas y en
el que murió. La cruz de Jesús fue, junto a ésa, el dolor de la soledad, las
injusticias que sufrió, los insultos que recibió... Los de aquel momento y los de
toda la historia. El dolor que siente por lo que yo he hecho mal hoy contra otra
persona, o contra mí mismo o contra Él. Esa es su cruz. Por eso yo soy
RESPONSABLE DE LA CRUZ DE JESÚS.
Y mi cruz de cada día, la que tengo que coger para seguirle, no es un leño de
madera. Mi cruz es el dolor de la enfermedad, las injusticias que sufro, el
cansancio en el trabajo, el dolor que me supone luchar contra la pereza, el
esfuerzo por ser generoso -porque me cuesta dar mis cosas-. Mi Cruz es
trabajar bien cuando no me apetece. Y saber pisotearme y obedecer cuando no
quiero, y...
Mi cruz es el DOLOR QUE SUPONE A VECES ACTUAR DE ACUERDO CON EL
AMAR A DIOS, CON EL AMAR A LOS DEMÁS -más que a mí mismo- y CON EL
AMARME BIEN A Mí MISMO ¿para perfeccionarme y no destruirme?.
Durante esta cuaresma, Señor, quiero coger mi cruz de cada día porque quiero
seguirte. ¡Que sea generoso, Dios mío!
Continúa hablándole a Dios con tus palabras
Día 5º. DOMINGO PRIMERO 22 de Febrero
Confesión. Papá y mamá están ocupados trabajando en el jardín y ruegan a la
pequeña Sofía, su hija, que ponga la mesa. Sofía, que está viendo su programa
favorito de televisión, dice que sí, pero continúa ante el televisor, de tal forma
que cuando sus padres entran en casa, la mesa no está puesta. Aquello
desagrada a los padres, pero no les ofende, porque en la desobediencia de
Sofía ha habido poco interés, descuido, poca malicia, ir a lo suyo en algo
pequeño.
Una noche, sin embargo, Vanesa, la hija mayor, ya en la puerta, se enfrenta a
sus padres y les dice: "¡Ya estoy harta de que me digáis a qué hora tengo que
regresar. Volveré cuando me apetezca, os guste o no!". Y, dando un portazo,
desaparece. En este caso, está claro que hay mayor malicia, una desobediencia
buscada y querida, que lleva consigo desprecio a los padres y rechazo de su
autoridad. Entre la desobediencia de Sofía y la de Vanesa, hay una diferencia.
Pues bien, tal es la diferencia que existe, desde el punto de vista de Dios,
entre el pecado mortal y el pecado venial; una diferencia inconmensurable. El
pecado mortal mata la presencia de Dios en mí; rompe y destruye mi relación
con Dios: le doy un portazo y desaparezco.
Señor, te pido que me ayudes a darme cada vez más cuenta de que mis pecados,
son actos míos que te duelen a ti, momentos en los que paso de ti, elijo lo que a
mí me viene bien, dejándote a ti o a otros de lado; y por lo tanto mis pecados
te duelen. Dame dolor de mis pecados, dolor de amor.
¿Esperas más de un día para confesarte si has cometido algún pecado mortal? ¿
Te duelen de verdad los pecados veniales? ¡Madre mía, antes morir que pecar!
Continúa hablándole a Dios con tus palabras
Día 6º. LUNES PRIMERO (23 de Febrero)
A Dios le afecta todo, porque lo ve todo. Felipe, uno de los apóstoles, era amigo
de Natanael, y le dice a éste que quiere presentarle a Jesús, porque era el Hijo
de Dios. Natanael duda mucho que un carpintero de un pueblucho como
Nazareth, pudiese ser el Mesías. Pero Felipe se lo presenta, y con una frase de
Jesús, Natanael se convirtió. Y ésta fue la frase: CUANDO ESTABAS
DEBAJO DE LA HIGUERA, TE VÍ.
Algo habría hecho Natanael debajo de la higuera. No sabemos qué. Lo había
hecho a solas, algo que nadie sabía. Pero resulta que, a pesar de haberse
asegurado para estar solo, resulta que Jesús le vio. Y alguien que ve lo que sólo
yo sé y hago, ése tiene que ser Dios. Por eso le contesta Natanael a Jesús: Tú
eres el Hijo de Dios.
Esta mañana cuando te has despertado, Dios te estaba viendo. Y lo que has
pensado cuando ese amigo te ha dicho tal cosa, Dios lo ha visto. Y eso que has
guardado para que no te lo pidiesen, Dios te lo ha visto. Y ese esfuerzo por
sonreír a ése que te cae mal, Dios lo ha visto... Y COMO DIOS VE TODO LO
TUYO, TODO LO TUYO LE AFECTA.
Dios mío, que me dé cuenta de que todo el día y toda la noche estoy en Tu
presencia. ¡Cuántas alegrías puedo darte en un día! ¡y cuánto dolor puedo
causarte también en un día! ¡Creo que me ves y que me oyes! Gracias, y
auméntame la fe.
Continúa hablándole a Dios con tus palabras
Día 7º. MARTES PRIMERO (24 de Febrero)
Pecado. Siempre que hablo del pecado, sobre todo del pecado mortal, viene a
mi mente el triste recuerdo de una tragedia que presencié un día. Un niño de
unos tres años corría por el césped del jardín de su casa, perseguido por su
madre: "¡Ven aquí, Jimmy!", gritaba ésta. "¡No atravieses el seto!". Pero Jimmy
no le hizo ningún caso. Traspasó el seto y sorteó hábilmente los automóviles
estacionados en la calzada, hasta que un coche que pasaba le lanzó por los
aires. Su cuerpecillo roto fue a caer casi en brazos de su madre.
Dejando aparte el hecho de que Jimmy era demasiado joven para responder de
sus actos, la escena recuerda mucho la actitud de Dios con los pecadores. "¡Ven
aquí, ven aquí!", grita ansiosamente, con su gracia, cuando un alma corre hacia el
pecado. Pero el pecador, ajeno a todo lo que no sea su deseo, hace oídos sordos
a la voz de Dios y sale voluntariamente al encuentro de la muerte. La estupidez
es un elemento siempre presente en el pecado.
Señor, no quiero ofenderte, pero a veces me olvido de Ti y, cuando llega el
momento me vence la estupidez. Perdona, Señor, desde ahora con tu gracia
odiaré el pecado, también los pequeños, y te pediré perdón por ellos en la
confesión.
Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con la oración
final.
Día 8º. MIÉRCOLES PRIMERO (25 de de Febrero)
Dios no se asusta de mí. Quizá hayas visto la película "Tarzán en Nueva York".
Describe las divertidas aventuras de Tarzán y Chita cuando son trasladados en
avión desde la selva a la ciudad de los rascacielos, donde todo les llena de
asombro y les ocurren mil peripecias.
Chita protagoniza una de las sorpresas: al llegar a la habitación del hotel ve
reflejada su fea cara sobre el gran espejo del armario. El susto fue tan
descomunal que, lanzando un terrible bramido presa de pavor, salió corriendo:
no se imaginaba que aquel feísimo "monstruo" que ha visto en la habitación es
su propia imagen reflejada en el espejo.
La escena acaba bien: Chita se refugió en los brazos de Tarzán, que la cogió
con afecto, calmándola con sus caricias. Y es que Tarzán quería a Chita como
era: con sus pelos negros y largos, su rostro de irracional y su mirada
extraviada.
Dios nos quiere a cada uno de nosotros infinitamente más: sabe mejor que
nadie cómo somos; conoce nuestros fallos; no ignora que somos miserables y
que tenemos muchos defectos. Nos conoce mucho mejor que podemos
conocernos a nosotros mismos, y tiene en cuenta nuestras cosas buenas y
nuestros deseos de mejorar.
Dios no se asusta de nuestras fealdades.
Gracias, Dios mío, porque me quieres a mí y a cada uno más que todas las
madres del mundo puedan querer a sus hijos; no te asustas ante nuestras
torpezas, ni ante nuestras miserias, y nos acoges con un cariño infinitamente
mayor que el que tenía Tarzán a Chita. El problema es que cuando yo voy
descubriendo lo feo que soy (mis limitaciones, fallos, miserias, etc) me puedo
"medio asustar" y pensar que no me es posible ser santo, que no puedo estar
cerca de ti, entonces puedo desanimarme, olvidarme de que Tú me quieres
como soy, y alejarme de Ti. Que no me pase esto, Señor. Si alguna vez me alejo
de Ti, volveré corriendo a tu lado contándote lo que me pasa.
Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con la oración
final.
Día 9º. JUEVES PRIMERO (26 de Febrero)
Conversión. La Cuaresma es buen momento para una profunda conversión.
Conversión significa cambiar la dirección de tu vida, quizá perezosa, quizá
facilona. ¡Cuántas veces buscas la felicidad en una vida cómoda! Y sabemos que
para alcanzar la felicidad lo que se necesita es amor, servicio a los demás,
corazón que se da. Es una paradoja: para vivir y ser feliz, hay que morir, no
buscar la felicidad cómodamente. Para tener hay que dar. Ahora Jesús puede
ayudarte. Te propongo un cambio en concreto, por si te sirve: morir a la ley del
gusto.
Debes morir a la ley del gusto: Hacer las cosas porque me gusta, me apetece,
me va bien.... Un cristiano hace las cosas por dar gusto a Jesús: Porque le
gustará a Jesús, le dará una alegría, le interesará que yo haga esto, o lo otro.
Madre mía, que siempre actúe para darle gusto a tu Hijo; que muera a la ley del
gusto mío. Esta es la elección que tengo que hacer vivir esclavo de mis
caprichos, o vivir con la ilusión de hacerme esclavo de Dios. Prefiero esto
último, María, pero ayúdame.
Continúa hablándole a Dios con tus palabras
Día 10º. VIERNES PRIMERO ( 27 de Febrero)
Rezaba por los secuestradores. El 12 de abril de 1993 secuestran a una joven
madrileña, Anabel Segura, mientras hace footing cerca de su casa. Después de
dos años de secuestro encontraron su cuerpo ya sin vida. Su padre, José, es un
ejemplo como persona y como cristiano. Transcribo unas preguntas de una
entrevista que le hacen en Mundo Cristiano:
- Dos años y medio: ¿en qué es distinto ahora don José Segura, el padre de
Anabel?
- En la fe, sin duda.
- Pero esa fe, a mí me parece que no es de ahora.
- No, desde luego. A nosotros nos viene de familia, pero se hace más profunda;
situaciones como ésta te sirven para acercarte más. Lógicamente hay
momentos de duda, o mejor de desconcierto: ¿cómo puede Dios permitir
algunas cosas? Pero uno, en el fondo de su alma, sabe que Dios sabe más.
¿Y nunca la rebelión? ¿Puede uno no rebelarse?
Mi experiencia es que se puede: no sé cómo, pero con la ayuda de Dios, yo he
podido no rebelarme.
¿Pero el odio? ¿Se puede sin ser un héroe vencer al odio?
Odio no hemos tenido nunca. Me lo preguntaba un periodista en los primeros
días, en esta misma sala, cuando los ánimos estaban más alterados, y le tuve
que dar la misma respuesta. A usted quizá se lo puedo explicar más y sé que me
entenderá: desde el principio he pedido al Señor por Anabel y por sus
secuestradores, unas veces antes por Anabel y otras veces antes por ellos, por
si Dios les tocaba el corazón. Desde el principio. Lógicamente, en la sociedad
española hay unas reglas de juego, unas normas y unas leyes y según esas leyes
tendrán que ser juzgados,
Odio no. Pienso que si su mente funciona bien, estarán sufriendo ahora tanto
como sufro yo. Por muy especiales que sean, es imposible que estén tranquilos,
que puedan dormir bien. Sobre todo, si no pueden rezar, si no tienen confianza
en alguien, si no pueden abrirse a nadie.
Señor, creo en Ti. ¡Cómo ayudas a los tuyos para que se comporten como lo
hubieses hecho Tú! Cuando no entienda algo, que en el fondo de mi alma sepa
que Tú sabes más. Que ame y rece por los que no me quieren o los que obran
contra mi. ¡Amar al enemigo! Eso quiero. Solo podré con tu ayuda. ¡María, ayuda
a tus hijos!
Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leido. Después termina
con la oración final.
Día 11º. SÁBADO PRIMERO (28 de Febrero)
Muerte. Tal vez hayas asistido alguna vez a la proyección de un video en casa
de un amigo que quiere mostrarte lo mucho que ha disfrutado en su último viaje
por el Caribe. De repente, para hacerse el gracioso, da el interruptor y la cinta
se detiene; en la pantalla queda la imagen congelada en su acción: Una
expresión bobalicona, un ceño fruncido, una ingenua sonrisa... Resulta cómico y
todo el mundo se ríe. Sin embargo, no nos entrará la risa cuando Dios
interrumpa la cinta de nuestra vida y quedemos captados para siempre en
nuestra fealdad o en nuestra hermosura. Por eso debemos estar preparados,
en gracia, para recibir a la muerte, que es un cambio de casa. Por eso repetía
Jesús: Velad y orad, porque no sabéis el día ni la hora.
¿Eres consciente de que Jesús puede que te llame en cualquier momento? ¿y de
que vale la pena morir bien porque comparado con la tierra el cielo dura
infinitamente más?
Madre mía, ayúdame a estar preparado para cuando me llame Jesús. Pero no de
cualquier manera: con toda la gracia que me sea posible. Tú eres la llena de
gracia, esto es, que Dios te llenaba, no había nada tuyo personal que se
opusiese a Dios; El hacía a través de ti todo lo que quería, porque le dejabas.
Así quiero vivir y morir yo.
Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina
con la oración final.
Día 12º. DOMINGO SEGUNDO ( 1 de Marzo)
Tendremos una eternidad para descansar. "Cualquier persona -ha dicho Joaquín
Navarro Valls, portavoz oficial de la Santa Sede hablando de Juan Pablo II-
con mucha menos responsabilidad que la que él soporta, tiene su sistema de
descanso, su fin de semana intocable, su deporte, cosas todas ellas que
probablemente son necesarias. En el caso del Papa, nada de eso existe. Su
único descanso es la posibilidad de caminar por una terraza que hay encima de
su apartamento. En diez años de pontificado, en total serán cuatro las veces
que ha podido salir un día a la montaña. Cuando alguna vez le han dicho: "Santo
Padre, está cansado ... ", la respuesta que ha dado en tono humorístico ha sido:
"Tendremos una eternidad para descansar".
Como ha dicho, también con humor, André Frossard, "hasta ahora, el único
medio que se ha descubierto para obligarle a dejar el trabajo es la anestesia
total".
Y decía en Uruguay: Jesucristo, nuestro Señor, es también nuestro guía y
modelo.
"Todo lo hizo bien" decían de Él las gentes. Cada uno de nosotros -asumida por
la fe nuestra condición de hijos de Dios en Cristo- hemos de esforzarnos por
seguir sus huellas en el trabajo de cada día. Como leemos en el Antiguo
Testamento, no se le deben hacer a Dios ofrendas defectuosas. Los cristianos
serán verdaderamente "sal de la tierra" y "luz del mundo", si saben dar a su
trabajo la calidad humana de una obra bien hecha, con amor de Dios y con
espíritu de servicio al prójimo".
Señor, quiero trabajar en serio. Y cuando esté cansado, también. A partir de
ahora, cuando empiece a trabajar te lo ofreceré, te lo regalaré. Por eso
intentaré que no sea defectuoso, sino algo bien hecho. Y ya, sólo porque es mi
regalo para Ti, mi trabajo es importante. Este es mi propósito: en cuaresma
trabajar bien por Ti. Y cansarme trabajando.
Continúa hablándole a Dios con tus palabras
Día 13º. LUNES SEGUNDO ( 2 de Marzo)
Amar al enemigo. Perdonar todo y siempre. El 13 de mayo de 1981, fiesta de la
Virgen de Fátima, miles de personas acuden a la plaza de San Pedro para ver a
Juan Pablo II. Una niña rubia con un globo azul levanta sus manitas al Papa, que
la toma en sus brazos y la levanta en alto sonriente. "Nada hacía presentir -
comenta el secretario del Papa, don Estanislao- lo que iba a suceder. Cuando el
Santo Padre daba la segunda vuelta a la plaza, el turco Alí Agca disparó contra
él, ( ... ). Yo estaba sentado como de costumbre detrás de¡ Santo Padre, y la
bala, a pesar de su fuerza, cayó entre nosotros en el automóvil, a mis pies. La
otra rozó el codo derecho, quemó la piel y fue a herir a otras personas ( ... )".
"¿Qué pensé? Nadie creía que una cosa así fuera posible ( ... ) Vi que el Santo
Padre había sido alcanzado. Entonces le pregunté:
¿Dónde está herido?" Me respondió: "En el vientre". Todavía le pregunté: "¿Es
doloroso?". Y me respondió: "Sí"."
"El Santo Padre no nos miraba. Con los ojos cerrados, sufría mucho y repetía
breves plegarias exclamatorias. Si no recuerdo mal, eran sobre todo: "¡María,
Madre mía! ¡María, Madre mía!."
"Cuando llegamos al hospital todo era confusión. Una cosa era prepararse para
recibir a un Papa, y otra verle llegar exangüe e inconsciente La operación duró
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Lectio divinaw

  • 1. SUCURSAL CONSTITUCION ALMACENES VIDRI S.A. DE C.V. Blvd. Constitución No. 547, Col. Miranda San Salvador, El Salvador, C.A. Tel.: (503) 2274-3033 Fax.: (503) 2234-8333 e-mail:alvisa062@vidri.com.sv 1) Oración inicial Señor, guarda a tu familia en el camino del bien que tú le señalaste; y haz que, protegida por tu mano, en sus necesidades temporales, tienda con mayor libertad hacia los bienes eternos. Por nuestro Señor. Para la reflexión personal • Santiago y Juan piden favores, Jesús promete sufrimiento. Yo, ¿qué le pido al Señor en la oración? ¿Cómo acepto el sufrimiento y los dolores que acontecen en mi vida? • Jesús dice: “¡Entre ustedes no sea así!” Mi forma de vivir en comunidad, ¿concuerda con este consejo de Jesús? Francisco para la Cuaresma 2015 que lleva como título “Fortalezcan sus corazones”. El texto ha sido dado a conocer por la Sala Stampa de la Santa Sedeen conferencia de prensa. Los idiomas en los que puede encontrarse son el italiano, español, inglés, polaco, alemán, francés y árabe. A continuación el texto completo en español: «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) Queridos hermanos y hermanas: La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de
  • 2. gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos. Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia. La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan. Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra. Y la Iglesia es como la mano que tiene abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6). Sin embargo,
  • 3. el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a través de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida. El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser indiferente y para no cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres pasajes para meditar acerca de esta renovación. 1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26) – La Iglesia La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la indiferencia, nos la ofrece la Iglesia con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio. Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres. Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies. Pedro no quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen "parte" con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre. La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26). La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que
  • 4. se nos reveló en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está también la respuesta de cuantos se dejan tocar por ese amor. En esta comunión de los santos y en esta participación en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene es para todos. Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo también por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para que todos nos abramos a su obra de salvación. 2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) – Las parroquias y las comunidades Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en la vida de las parroquias y comunidades. En estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor universal que se compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al Lázaro sentado delante de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19-31). Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso superar los confines de la Iglesia visible en dos direcciones. En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Iglesia terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, formamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia. La Iglesia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús, vencieron definitivamente la indiferencia, la dureza de corazón y el odio. Hasta que esta victoria del amor no inunde todo el mundo, los santos
  • 5. caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en el cielo por la victoria del amor crucificado no es plena mientras haya un solo hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no permanecer inactiva en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia y para las almas» (Carta 254,14 julio 1897). También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación. Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón. Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse replegada en sí misma, sino que es enviada a todos los hombres. Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la realidad y cada hombre al Padre. La misión es lo que el amor no puede callar. La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al hermano y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibido, lo hemos recibido también para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad. Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunidades, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia. 3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) – La persona creyente También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. Estamos saturados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el
  • 6. sufrimiento humano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia? En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración. En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participación en la misma humanidad. Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conversión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos. Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un camino de formación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus caritas est, 31). Tener un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos
  • 7. llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro. Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: "Fac cor nostrum secundum Cor tuum": "Haz nuestro corazón semejante al tuyo" (Súplica de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia. Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen los guarde. Vaticano, 4 de octubre de 2014 Fiesta de san Francisco de Asís FRANCISCUS PP. Etiquetas: Cuare LA TENTACIÓN DE LAS PIEDRAS [Índice]
  • 8. El proyecto de liberación de Cristo consiste en cambiar a fondo el corazón de cada hombre y cualquier proyecto de soluciones “inmediatistas” que busca solventar los problemas de este mundo “de un golpe” se asimila a las tentaciones que el demonio hizo a Cristo, advirtió Mons. Romero en su primera homilía de su última Cuaresma, pronunciada exactamente un mes antes de su martirio, el 24 de febrero de 1980. [Esta es la segunda parte de una serie sobre las últimas siete homilías de Monseñor Romero comenzada el año pasado. Para leer el texto original de esta homilía en español, pulse aquí. Para el texto en inglés, pulse acá. Y, para escuchar el audio de Mons. Romero pronunciando la homilía, pulse acá.] “La justicia social no es tanto una ley que ordene distribuir”, predicó el arzobispo, sino que: “es una actitud interna como la de Cristo, que siendo rico, se hace pobre para poder compartir con los pobres su amor”. Por eso, “a la Iglesia no le importa que haya sólo una distribución más equitativa de las riquezas: le interesa que se dé esa distribución porque existe realmente en todos los hombres una actitud de querer compartir no sólo los bienes, sino la misma vida”, con los pobres. “No busquemos soluciones inmediatas”, insistió Mons. Romero: “no queramos organizar de un golpe una sociedad tan injustamente organizada durante tanto tiempo”. Aunque pueda ser fácil decretar a la fuerza una mejor distribución, explicó Monseñor, “no compondríamos el mundo: el rico seguiría siendo egoísta, el hombre no se convertiría”. La justicia de Dios no se alcanza a través de una insurrección marxista: “no por apariencias de salvación sino por la fuerza verdadera que solamente dimana de la cruz y el sacrificio”, dijo. Aunque presentada como una crítica amiga, la denuncia de Mons. Romero a la izquierda fue contundente. “No sería completo mi llamamiento de Cuaresma para la conversión de los diversos sectores salvadoreños”, comenzó, “si no dijera también una palabra cariñosa de pastor a las fuerzas populares”. Y paso a cuestionar fuertemente las tácticas subversivas: —¿Es con violencia terrorista proletaria como puede y debe combatirse la violencia represiva millonaria? —¿Es con bombas, incendios, tomas, secuestros y hasta asesinatos como se podrá por fin instaurar el Reino de Dios y su justicia? —¿Creen ustedes que el Espíritu Santo y no el demonio el que inspira esos actosvandálicos, subversivos, más de la moral cristiana que de la vida y haciendas de los oligarcas?
  • 9. No criticar los abusos de la izquierda violenta les restaría eficacia a los reformistas para acabar con los abusos de la extrema derecha, dijo: “Defender o apañar, en vez de condenar con la misma energía la violencia subversiva, es, a mi juicio, provocar más la insolencia represiva”— razonaba— “pues ya estamos viendo por todos lados, cómo reaccionan los sanguinarios cuerpos de represión contra el ataque de los grupos de subversión”. Aquel primer domingo de Cuaresma de 1980 se había leído el Evangelio en que Satán le dice a Jesús en ayunas que debería convertir unas piedras a pan para aliviarse del hambre, y el Divino Maestro le contesta: “No sólo de pan vive el hombre, sino que de toda palabra que sale de la boca de Dios”. (Lucas 4, 1-4.) Aún los hombres que contemplan el ayuno de todo un pueblo deben de ser comprensivos con el programa de Dios para aliviar ese sufrimiento, y no querer quitarlo de un golpe, dijo monseñor. “El proyecto de Dios quiere darle un sentido al ayuno, quiere darle un sentido a la cruz, al desierto, al sacrificio”, aseveró. “Ya vendrá el pan. La palabra de Dios es justicia, y el pan no solamente se hace de las piedras”. Tener fe: “Que sepan unos y otros vivir la austeridad del desierto, que sepan saborear la redención fuerte de la cruz”. El mensaje de monseñor no se debe confundir con el argumento paternalista que se usaba en otras épocas para decir que los pobres tendrán en el cielo su recompensa. No es precisamente el conformismo lo que monseñor estaba recomendando: “los que sufren perennemente el hambre, la privación”—es decir, los pobres—deben “darle un sentido penitencial a su situación y no adormecerse en esa situación sino trabajar por una justicia social que impere en el país”. Aunque reservó sus palabras más duras para la extrema derecha, los cuerpos de seguridad que cometían graves abusos a los derechos humanos, y los oligarcas que dirigían la ola de represión, recordó que todos tenemos nuestras propias debilidades, con cuales el diablo puede tentarnos: “Unos por el orgullo, otros por la codicia, otros por la vanidad, otros por los triunfos fáciles” y advirtió: “Mucho cuidado, hermanos”. Su pretensión, había dicho Mons. Romero al principio de su homilía, era “ofrecer a la Patria un pueblo renovado, una Iglesia palpitante con Cristo resucitado, aferrada a la cruz del Señor y dándonos el verdadero proyecto de Dios para salvar a nuestro país”. Al finalizar la homilía, era evidente cual era “el verdadero proyecto de Dios”: “Tengamos fe, creamos de verdad y desde nuestra fe, iluminemos nuestra política, trabajemos nuestra historia, seamos artífices del destino de nuestro pueblo pero no haciendo un proyecto únicamente humano y, mucho menos, inspirado por el diablo”. Contrario a la violencia y el odio que se estaba desatando, la meta señalada por Mons. Romero era, “Un proyecto que lo inspire Dios y que me lleve a creer en Cristo”, dijo, “y que me haga sentir la historia de mi Patria como una historia de salvación, porque Cristo está bien entrañado en mi familia, en las leyes de mi tierra, en mi Gobierno, en todo aquello que es mi patria; Cristo sea la luz que ilumine todo”. Haciendo esto, “la patria se convierte en una antesala [del] Reino de Dios”. Con esta frase, Mons. Romero distinguía entre las limitaciones de la “liberación” izquierdista y la trascendencia de la liberación integral que es la salvación celestial, y aunque la política tiene que acercarse a la voluntad de Dios, siempre existe un cierto distanciamiento: “el trabajo de la Iglesia es muy distinto del trabajo del gobierno político”, pues, “Nuestro trabajo de Iglesia tiene que ser específicamente de Iglesia”. La voluntad de Dios ejerce una primacía sobre ambos proyectos, que “deben de converger hacia adorar al único Dios”. Al final, Mons. Romero regresa a la figura de Cristo resistiendo a Satanás: “Les suplico, como Jesús en el desierto, reflexionar, sobre todo, cuál es el proyecto de Dios” y ante las tentaciones de cambiar piedras por pan, “Buscar ante todo la voluntad del Señor y no los caprichos de los hombres”. Arte: “Monseñor Romero, el Cadejo y yo”, Elena Rendón; yeso, pastel y acuarela sobre papel. Muestra Colectiva Abierta,Catálogo Marzo 2011, San Salvador. Sigue: El Salvador del Mundo
  • 10. Post Datum: En su reflexión cuaresmal durante su audiencia general, las palabras del Papa Benedicto XVI asimilaron la prédica de Mons. Romero sobre las tentaciones. En el desierto, dijo el papa, “Jesús está expuesto al peligro y se ve asaltado por la tentación y la seducción del Maligno, que le ofrece otro camino mesiánico, lejos del plan de Dios, por que pasa a través del poder, el éxito, el dominio y no a través de la entrega total en la Cruz”. Ahora esa tentación, dijo el Santo Padre, toma otras formas: “el secularismo y la cultura materialista, que encierran a la persona en el horizonte mundano del existir, sustrayéndole toda referencia a la trascendencia”. Sólo siendo “fieles a Jesús y siguiéndolo por el camino de la cruz, el mundo luminoso de Dios, el mundo de la luz, de la verdad y de la alegría se nos devolverá”, dijo el Pontífice. Posted by Carlos X LECTIO DIVINA: MATEO 5,17-19 Lectio: Miércoles, 11 Marzo, 2015 Tiempo de Cuaresma 1) ORACIÓN INICIAL Penetrados del sentido cristiano de la Cuaresma y alimentados con tu palabra, te pedimos, Señor, que te sirvamos fielmente con nuestras penitencias y perseveremos unidos en la plegaria. Por nuestro Señor. 2) LECTURA Del santo Evangelio según Mateo 5,17-19 «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Os lo aseguro: mientras duren el cielo y la tierra, no dejará de estar vigente ni una tilde de la ley sin que todo se cumpla. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.» 3) REFLEXIÓN • El Evangelio de hoy (Mt 5,17-19) enseña como observar la ley de Dios de manera que su práctica muestre en qué consiste el pleno cumplimiento de la ley (Mt 5,17-19). Mateo escribe para ayudar las comunidades de judíos convertidos a superar las críticas de los hermanos de raza que los acusaban diciendo: “Ustedes son infieles a la Ley de Moisés”. Jesús mismo
  • 11. había sido acusado de infidelidad a la ley de Dios. Mateo trae la respuesta esclarecedora de Jesús a los que lo acusaban. Así nos da una luz para ayudar las comunidades a resolver su problema. • Usando imágenes de la vida cotidiana, con palabras sencillas y directas, Jesús había dicho que la misión de la comunidad, su razón de ser, es ser sal y luz. Había dado algunos consejos respecto de cada una de las imágenes. A continuación vienen los tres breves versículos del Evangelio de hoy. • Mateo 5,17-18: Ni una tilde de la ley dejará de ser vigente. Había varias tendencias en las comunidades de los primeros cristianos. Unas pensaban que no era necesario observar las leyes del Antiguo Testamento, pues es la fe en Jesús lo que nos salva y no la observancia de la Ley (Rm 3,21-26). Otros aceptaban a Jesús como Mesías, pero no aceptaban la libertad del Espíritu con que algunas comunidades vivían la presencia de Jesús resucitado. Pensaban que ellos, siendo judíos, debían continuar observando las leyes del AT (Hec 15,1.5). Había además cristianos que vivían tan plenamente en la libertad del Espíritu, que habían dejado de mirar la vida de Jesús de Nazaret o el AT y que llegaban a decir: “¡Anatema Jesús!” (1Cor 12,3). Ante estas tensiones, Mateo procura un equilibrio más allá de los dos extremos. La comunidad ha de ser un espacio, donde este equilibrio pueda ser alcanzado y vivido. La respuesta dada por Jesús a los que lo criticaban seguía bien actual para las comunidades: “¡No he venido a abolir la ley, sino a darle pleno cumplimiento!”. Las comunidades no podían estar contra la Ley, ni podían encerrarse en la observancia de la ley. Al igual que Jesús, debían dar un paso y mostrar, en la práctica, cuál es el objetivo que la ley quiere alcanzar en la vida de las personas, a saber, en la práctica perfecta del amor. • Mateo 5,17-18: Ni una tilde de la ley dejará de ser vigente Y a los que querían deshacerse de toda la ley, Mateo recuerda otra palabra de Jesús: “Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos”. La gran inquietud del Evangelio de Mateo es mostrar que el AT, Jesús de Nazaret y la vida en el Espíritu Santo, no pueden separarse. Los tres forman parte del mismo y único proyecto de Dios y nos comunican la
  • 12. certeza central de la fe: el Dios de Abrahán y Sara está presente en medio de las comunidades por la fe en Jesús de Nazaret que nos manda su Espíritu. 4) PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL • ¿Cómo veo y vivo la ley de Dios: cómo horizonte de libertad creciente o cómo imposición que delimita mi libertad? • Y ¿qué podemos hacer hoy para los hermanos y las hermanas que consideran toda esta discusión como superada y sin actualidad? ¿Qué podemos aprender de ellos? 5) ORACIÓN FINAL ¡Celebra a Yahvé, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sión!, que refuerza los cerrojos de tus puertas y bendice en tu interior a tus hijos. (Sal 147,12-13) ol - Italiano  HOME  CITOC-NOTICIAS  LECTIO DIVINA  SOLICITUD DE ORACIONES  CONTÁCTENOS Página principal » Lectio Divina: Juan 5,17-30
  • 13. "La Lectio Divina es una fuente genuina de la espiritualidad cristiana y Regla. Practiquémosla cada día para adquirir un suave y muy vivo a supereminente ciencia de Jesucristo. Así cumpliremos el mandato del recuerda la Regla: “La espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios, h en vuestra boca y en vuestros corazones, y todo lo que debáis hacer h Señor”. Constituciones Carmelitas (n. 82) LECTIO DIVINA: JUAN 5,17-30 Lectio: Miércoles, 18 Marzo, 2015 Tiempo de Cuaresma 1) Oración inicial Señor, Dios nuestro, que concedes a los justos el premio de sus méritos y a los pecadores que hacen penitencia les perdonas sus pecados, ten piedad de nosotros y danos, por la humilde confesión de nuestras culpas, tu paz y tu perdón. Por nuestro Señor. 2) Lectura del Evangelio Del Evangelio según Juan 5,17-30 Pero Jesús les replicó: « Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo.» Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios. Jesús, pues, tomando la palabra, les decía:«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún mayores que éstas, para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi palabra y cree en el que
  • 14. me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella),en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 3) Reflexión • El Evangelio de Juan es distinto de los otros tres. Revela una dimensión más profunda que sólo la fe consigue percibir en las palabras y en los gestos de Jesús. Los Padres de la Iglesia decían que el Evangelio de Juan es “espiritual”, revela aquello que elEspíritu hace descubrir en las palabras de Jesús (cf. Jn 16,12-13). Un bonito ejemplo de esta dimensión espiritual del evangelio de Juan es el pasaje que meditamos hoy. • Juan 5,17-18: Jesús explicita el significado profundo de la curación del paralítico. Criticado por los judíos por haber curado en un día de sábado, Jesús responde “Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo”. Los judíos enseñaban que en el día de sábado no se podía trabajar, pues Dios mismo descansó y no trabajó en el séptimo día de la creación (Ex 20,8-11). Jesús afirma lo contrario. El dice que el Padre no paró de trabajar hasta ahora. Por esto, Jesús también trabaja hasta en un día de sábado. ¡El imita al Padre! Para Jesús, la obra criadora no terminó. Dios sigue trabajando, sin cesar, día y noche, sustentando el universo y a todos nosotros. Jesús colabora con el Padre dando continuidad a la obra de la creación, para que un día todos puedan entrar en el reposo prometido. La reacción de los judíos fue violenta. Querían matarle por dos motivos: por negar el sentido del sábado, y por considerarse igual a Dios. • Juan 5,19-21: El amor deja transparentar la acción creadora de
  • 15. Dios. Estos versículos revelan algo del misterio de la relación entre Jesús y el Padre. Jesús, el hijo, vive en atención permanente ante el Padre. Aquello que ve hacer al Padre, lo hace también él. Jesús es el reflejo del Padre. ¡Es la cara del Padre! Esta atención total del Hijo al Padre, hace que el amor del Padre pueda entrar en el Hijo, y a través del Hijo, pueda realizar su acción en el mundo. La gran preocupación del Padre es vencer la muerte y hacer vivir. La curación del paralítico fue una manera de sacar a las personas de la muerte y hacerlas vivir. Es una manera de dar continuidad a la obra creadora del Padre. • Juan 5,22-23: El Padre no juzga, pero confía el juicio al hijo. Lo decisivo en la vida es la manera en que nos colocamos ante el Creador, pues dependemos radicalmente de él. El Creador se hace presente para nosotros en Jesús. En Jesús habita la plenitud de la divinidad (Cf. Col 1,19). Por esto, expresamos nuestra postura ante Dios Creador en la manera en que nos definimos ante Jesús. Lo que el Padre quiere es que lo conozcamos y lo honremos en la revelación que El hace de sí mismo en Jesús. • Juan 5,24: La vida de Dios en nosotros a través de Jesús. Dios es vida, es fuerza creadora. Allí donde él se hace presente, la vida renace. El se hace presente mediante la Palabra de Jesús. Quien escucha la palabra de Jesús como enviado de Dios ya está resucitado. Ya recibió el toque vivificador que lo lleva más allá de la muerte. Ya pasó de la muerte a la vida. La curación del paralítico es la prueba de ello. • Juan 5,25-29: La resurrección ya está aconteciendo. Los muertos somos todos nosotros que todavía no nos abrimos a la voz de Jesús que viene del Padre. Pero “llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán”. Con la palabra de Jesús, venida del Padre se inició una nueva creación. Ya está en camino. La palabra creadora de Jesús va a alcanzar a todos, también a los que ya murieron. Ellos oyeron y murieron. • Juan 5,30: Jesús es el reflejo del Padre. “Yo no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado”. Esta frase final es el resumen de todo lo que fue reflexionado anteriormente. Esta era la idea que las comunidades del tiempo de Juan tenían e irradiaban respecto a Jesús. 4) Para la reflexión personal
  • 16. • ¿Cómo te imaginas la relación entre Jesús y el Padre? • ¿Cómo vives la fe en la resurrección? 5) Oración final El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. (Sal 144) El sí de María y nuestro sí Lucas 1,26-38 25 DE MARZO 1. ORACIÓN INICIAL Padre misericordioso, envíame también a mí, en este tiempo de oración y de escucha de tu Palabra, tu ángel santo, para yo pueda recibir el anuncio de la salvación y, abriendo el corazón, pueda ofrecer mi sí al Amor. Envía sobre mí, te ruego, tu Espíritu Santo, como sombra que me cubra, como potencia que me llene. Hasta ahora, oh Padre, yo no quiero decirte otra cosa que mi sí; decirte: “He aquí, que estoy aquí por ti. Haz de mí lo que quieras. “Amén. 2. LECTURA a) Para colocar el pasaje en su contexto: El pasaje de la anunciación nos conduce del templo, espacio sagrado por excelencia, a la casa, a la intimidad del encuentro personal de Dios con su criatura; nos conduce dentro de nosotros mismos, al profundo de nuestro ser y de nuestra historia, allá donde Dios puede llegar y tocarnos. El anuncio del nacimiento de Juan el Bautista había abierto el seno estéril de Isabel, deshaciendo la absoluta impotencia del hombre y transformándola en capacidad de obrar junto con Dios. El anuncio del nacimiento de Jesús, por el contrario, llama a la puerta del seno fructífero de la “Llena de Gracia” y espera respuesta: es Dios que espera nuestro sí, para poder obrar todo.
  • 17. b) Para ayudar en la lectura del pasaje: vv.26-27: Estos dos primeros versículos nos colocan en el tiempo y el espacio sagrados del acontecimiento que meditamos y que reviven en nosotros: estamos en el sexto mes de la concepción de Juan Bautista y estamos en Nazaret, ciudad de Galilea, territorio de los alejados e impuros.. Aquí ha bajado Dios para hablarle a una virgen, para hablar a nuestro corazón. Nos vienen presentados los personajes de este acontecimiento maravilloso: Gabriel, el enviado de Dios, una joven mujer de nombre María y su esposo José, de la casa real de David. También nosotros somos acogidos a esta presencia, estamos llamados a entrar en el misterio. vv.28-29: Son las primerísimas frases del diálogo de Dios con su criatura. Pocas palabras, apenas un suspiro, pero palabras omnipotentes, que turban el corazón, que ponen profundamente en discusión la vida, los planes, las esperanzas humanas. El ángel anuncia el gozo, la gracia y la presencia de Dios; María queda turbada y se pregunta de dónde le pueda venir a ella todo esto. ¿De dónde un gozo tal? ¿Cómo una gracia tan grande que puede cambiar incluso el ser? vv.30-33: Estos son los versículos centrales del pasaje: y la explosión del anuncio, la manifestación del don de Dios, de su omnipotencia en la vida del hombre. Gabriel. el fuerte, habla de Jesús: el rey eterno, el Salvador, el Dios hecho niño, el Omnipotente humilde. Habla de María, de su seno, de su vida que ha sido elegida para dar entrada y acogida a Dios en este mundo y en cualquier otra vida. Dios comienza, ya aquí, a hacerse vecino, a llamar. Está en pie, espera, junto a la puerta del corazón de María; pero también aquí, en nuestra casa, junto a nuestro corazón…. v.34: María ante la propuesta de Dios, se deja manejar por una completa disposición; revela su corazón, sus deseos. Sabe que para Dios lo imposible es realizable, no tiene la mínima duda, no endurece su corazón ni su mente, no hace cálculos; quiere solamente disponerse plenamente, abrirse, dejarse alcanzar de aquel toque humanamente imposible, pero ya escrito, ya realizado en Dios. Pone delante de Él, con un gesto de purísima pobreza, su virginidad, su no conocer varón; es una entrega plena, absoluta, desbordante de fe y abandono. Es la premisa del sí.
  • 18. vv. 35-37: Dios, humildísimo responde; la omnipotencia se inclina sobre la fragilidad de esta mujer, que somos cada uno de nosotros. El diálogo continúa, la alianza crece y se refuerza. Dios revela el cómo, habla del Espíritu Santo, de su sombra fecundante, que no viola, no rompe, sino conserva intacta. Habla de la experiencia humana de Isabel, revela otro imposible convertido en posible; casi una garantía, una seguridad. Y después, la última palabra, ante la cual es necesario escoger: decir sí o decir no; creer o dudar, entregarse o endurecerse, abrir la puerta o cerrarla. “Nada es imposible para Dios” v.38: Este último versículo parece encerrar el infinito. María dice su “He aquí” se abre, se ofrece a Dios y se realiza el encuentro, la unión por siempre. Dios entra en el hombre y el hombre se convierte en lugar de Dios: son las Bodas más sublimes que se puedan jamás realizar en esta tierra. Y sin embargo el evangelio se cierra con una palabra casi triste, dura: María queda sola, el ángel se va. Queda, sin embargo, el sí pronunciado por María a Dios y su Presencia; queda la verdadera Vida. c) El texto: Al sexto mes envió Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y, entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande, se le llamará Hijo del Altísimo y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez y este es ya el sexto mes de la que se decía que era estéril, porque no hay nada imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel, dejándola, se fue.
  • 19. 3. UN MOMENTO DE SILENCIO ORANTE He leído y escuchado las palabras del evangelio. Estoy en silencio…Dios está aquí, a la puerta, y pide asilo, precisamente a mí, a mi pobre vida…. 4. ALGUNAS PREGUNTAS a) El anuncio de Dios, su ángel, entra en mi vida, ante mí y me habla. ¿Estoy preparado para recibirlo, para dejarle espacio, para escucharlo con atención? b) Enseguida recibo un anuncio desconcertante; Dios me habla de gozo, de gracia, de presencia. Precisamente las cosas que yo estoy buscando desde hace tanto tiempo, de siempre. ¿Quién me podrá hacer verdaderamente feliz?¿Quiero fiarme de su felicidad, de su presencia? c) Ha bastado un poco, apenas un movimiento del corazón, del ser; Él ya se ha dado cuenta. Ya me está llenando de luz y amor. Me dice: “Has encontrado gracia a mis ojos”. ¿Agrado yo a Dios? ¿Él me encuentra amable? Sí, así es. ¿Por qué no lo hemos querido creer antes?¿Por qué no lo he escuchado? d) El Señor Jesús quiere venir a este mundo también a través de mí; quiere acercarse a mis hermanos a través de los senderos de mi vida, de mi ser. ¿Podré estropearle la entrada?¿Podré rechazarlo, tenerlo lejano?¿Podré borrarlo de mi historia de mi vida? 5. UNA CLAVE DE LECTURA Algunas palabras importantes y fuertes que resuenan en este pasaje del evangelio ¡Alégrate! Verdaderamente es extraño este saludo de Dios a su criatura; parece inexplicable y quizás sin sentido. Y sin embargo, ya desde siglos resonaba en las páginas de las divinas Escrituras y, por consiguiente, en los labios del pueblo hebreo. ¡Gózate, alégrate, exulta! Muchas veces los profetas habían repetido este soplo del respiro de Dios, habían gritado este silencioso latido de su corazón por su pueblo, su resto. Lo leo en Joel: “No temas, tierra, sino goza y alégrate, porque el Señor ha hecho cosas grandes….”(2,21-23); en Sofonías: “Gózate, hija de Sion, exulta, Israel, y alégrate con todo el corazón, hija de Jerusalén! El Señor ha revocado tu condena” (3,4); en
  • 20. Zacarías: “Gózate, exulta hija de Sion porque, he aquí, que yo vengo a morar en medio de ti, oráculo del Señor” (2,14). Lo leo y lo vuelvo a escuchar, hoy, pronunciado también sobre mi corazón, sobre mi vida; también a mí se me anuncia un gozo, una felicidad nueva, nunca antes vivida. Descubro las grandes cosas que el Señor ha hecho por mí; experimento la liberación que viene de su perdón, yo no estoy ya condenado, sino agraciado, para siempre; vivo la experiencia de la presencia del Señor junto a mí, en mí. Sí, Él ha venido a habitar entre nosotros; Él está de nuevo plantando su tienda en la tierra de mi corazón, de mi existencia. Señor, como dice el salmo, Tú te gozas con tus criaturas (Sal 104, 31) y también yo me gozo en ti; mi gozo está en ti (Sal 104, 34). El Señor está contigo Estas palabras tan simples, tan luminosas, dicha por el ángel a María, encierra una fuerza omnipotente; me doy cuenta que bastaría, por sí sola, a salvarme la vida, a levantarme de cualquier caída o fallo, de cualquier error. El hecho de que Él, mi Señor, está conmigo, me sostiene en vida, me vuelve animoso, me da confianza para continuar existiendo. Si yo existo, es porque Él está conmigo. Quizás pueda valer para mí la experiencia que la Escritura cuenta de Isaac, al cual le sucedió la cosa más bella que se puede desear a un hombre que cree en Dios y lo ama; un día se le acerca a él Abimelech con sus hombres, diciéndole; “Hemos visto que el Señor está contigo” (Gén 26, 28) y pidiendo que se hicieran amigos, que se hiciera un pacto. Quisiera que también de mí se dijera la misma cosa; quisiera poder manifestar que el Señor verdaderamente está en mí, dentro de mi vida, en mis deseos, mis afectos, mis gustos y acciones; quisiera que otros pudieran encontrarlo por mi mediación. Quizás, por esto, es necesario que yo absorba su presencia, que lo coma y lo beba. Me voy a la escuela de la Escritura, leo y vuelvo a leer algunos pasajes en la que la voz del Señor me repite esta verdad y, mientras Él me habla, me voy cambiando, me siento más habitado. ”Permanece en este país y yo estaré contigo y te bendeciré” (Gén 26,3). “Después el Señor comunicó sus órdenes a Josué , hijo de Nun, y le dijo: “Sé fuerte y ten ánimo, porque tu introducirás a los Israelitas en el país que he jurado darles, y yo estaré contigo” (Dt 31,23). ”Lucharán contra ti pero no prevalecerán, porque yo estaré contigo para salvarte y liberarte” (Jer 15,20). “El ángel del Señor
  • 21. aparece a Gedeón y le dice: “¡El Señor es contigo, hombre fuerte y valeroso!” (Jue 6,12). “En aquella noche se le apareció el Señor y le dijo: Yo soy el Dios de Abrahán tu padre, no temas porque yo estoy contigo. Te bendeciré y multiplicaré tu descendencia por amor a Abrahán, mi siervo” (Gén 26,24). “He aquí que yo estoy contigo y te protegeré a donde quieras que vayas; luego te haré regresar a este país, porque no te abandonaré sin hacer todo lo que te he dicho” (Gén 28,15) “No temas porque yo estoy contigo; no te descarríes, porque yo soy tu Dios. Te hago fuerte y acudo en tu ayuda y te sostengo con la diestra victoriosa” (Is 41,10) No temas La Biblia se encuentra rebosante de este anuncio lleno de ternura; casi como un río de misericordia esta palabra recorre todos los libros sagrados, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Es el Padre que repite a sus hijos que no tengan miedo, porque Él está con ellos, no los abandona, no los olvida, no los deja en poder del enemigo. Es como si fuese una declaración de amor, de corazón a corazón, y llega hasta nosotros. Abrahán ha oído esta palabra y después de él su hijo Isaac, después los patriarcas, Moisés, Josué, David, Salomón y con ellos, Jeremías y todos los profetas. Ninguno está excluido de este abrazo de salvación que el Padre ofrece a sus hijos, también a los más alejados, los más rebeldes. María sabe escuchar profundamente esta palabra y se la cree con fe plena, con absoluto abandono; Ella escucha y cree, acoge y vive también para nosotros. Ella es la mujer fuerte y animosa que se abre a la llegada del Señor, dejando caer todos los miedos, las incredulidades, las negativas. Ella repite este anuncio de Dios dentro de nuestra vida y nos invita a creer con Ella. Has encontrado gracia “Señor, si he encontrado gracia a tus ojos…”. Esta es la plegaria que sale más veces del corazón de hombres y mujeres que buscan refugio en el Señor; de ellos habla la Escritura, los encontramos en las encrucijadas de nuestras calles, cuando no sabemos bien a donde ir, cuando nos sentimos golpeados por la soledad o la tentación, cuando vivimos los abandonos, las traiciones, las desconfianzas que pesan sobre nuestra existencia. Cuando no tenemos a nadie y no logramos ni siquiera encontrarnos a nosotros mismo, entonces también nosotros, como ellos, nos ponemos a rezar repitiendo aquellas palabras: “Señor, si he encontrado gracias a tus ojos…”.
  • 22. ¡Cuantas veces quizás las hemos repetido, también solo, en silencio! Pero hoy aquí, en este pasaje evangélico tan sencillo, se nos adelantaron, hemos estado escuchando con anterioridad; ya no necesitamos suplicar, porque ya hemos encontrado todo aquello que estábamos siempre buscando y mucho más. Hemos recibido gratuitamente, hemos sido colmados y ahora rebosamos. Para Dios nada hay imposible Hemos llegado casi al final de este recorrido fortísimo de gracia y de liberación; acaba de alcanzarme ahora una palabra que me sacude en lo más profundo. Mi fe está puesta al retortero; el Señor me prueba, me sondea, pone a prueba mi corazón. Lo que el ángel afirma aquí, delante de María, había sido ya proclamado muchas veces en el Antiguo Testamento; ahora alcanza la plenitud, ahora todos los imposibles se realizan; Dios se hace hombre; el Señor se convierte en amigo; el lejano está muy cerca. Y yo, también yo, pequeño y pobre, me hago partícipe de esta inmensidad de gracia; se me dice que también en mi vida lo imposible se convierte en posible. Sólo debo creer, sólo dar mi consentimiento. Pero esto significa dejarse sacudir por la potencia de Dios; entregarme a Él: que me cambia, me libera, me renueva. Nada de esto es imposible. Sí, yo puedo renacer hoy, en este momento, por gracia de su palabra que me ha hablado, que me ha alcanzado hasta el punto más profundo del corazón. Busco y transcribo los pasos de la Escrituras que me repiten esta verdad. Y mientras escribo, mientras las leo y las pronuncio despacio, masticando cada palabra, lo que ellas dicen se realizan en mí… Génesis 18,14; Job 42,2; Jeremías 32, 17; Jeremías 32, 27; Zacarías 8,6; Mateo 19,26; Lucas 18,27. Heme aquí Y ahora no puedo huir, ni evitar la conclusión. Sabía desde el principio que precisamente aquí, dentro de esta palabra, tan pequeña sin embargo, tan llena, tan definitiva, Dios me estaba aguardando. La cita del amor, de la alianza entre Él y yo se había señalado precisamente en esta palabra, apenas un suspiro de su voz. Permanezco aturdido por la riqueza de presencia que siento en este ¡“Heme aquí”!; no debo esforzarme mucho para recordar las innumerables veces que Dios mismo la ha pronunciado primero, la ha repetido. Él es el “Heme aquí” hecho persona, hecho fidelidad absoluta, insustituible. Debería ponerme solamente bajo su onda, sólo
  • 23. encontrar su impronta en los polvos de mi pobreza, de mi desierto; debería sólo acoger su amor infinito que no ha cesado jamás de buscarme, de estar junto a mi, de caminar conmigo, donde quiera que yo he ido. El “Heme aquí” está ya dicho y vivido, es ya verdad. ¡Cuántos, antes que yo y cuántos también hoy, junto a mi! No, no estoy solo. Hago una vez más silencio, me coloco una vez más a la escucha, antes de responder… “¡Heme aquí, heme aquí!” (Is 65,1) repite Dios; “Heme aquí, soy la sierva del Señor”, responde María; “Heme aquí, que yo vengo para hacer tu voluntad” (Sal 39,8) dice Cristo. 6. UN MOMENTO DE ORACIÓN: SALMO 138 Estribillo: Padre, en tus manos encomiendo mi vida Tú me escrutas, Yahvé, y me conoces; sabes cuándo me siento y me levanto, mi pensamiento percibes desde lejos; de camino o acostado, tú lo adviertes, familiares te son todas mis sendas. Aún no llega la palabra a mi lengua, y tú, Yahvé, la conoces por entero; me rodeas por detrás y por delante, tienes puesta tu mano sobre mí. Maravilla de ciencia que me supera, tan alta que no puedo alcanzarla. ¿Adónde iré lejos de tu espíritu, adónde podré huir de tu presencia? Si subo hasta el cielo, allí estás tú, si me acuesto en el Seol, allí estás. Porque tú has formado mis riñones, me has tejido en el vientre de mi madre; te doy gracias por tantas maravillas: prodigio soy, prodigios tus obras. ¡Qué arduos me resultan tus pensamientos, oh Dios, qué incontable es su suma! Si los cuento, son más que la arena; al terminar, todavía estoy contigo.
  • 24. Sondéame, oh Dios, conoce mi corazón, examíname, conoce mis desvelos. Que mi camino no acabe mal, guíame por el camino eterno. 7. ORACIÓN FINAL Padre mío, tu has bajado hasta mí, me has tocado el corazón, me has hablado, prometiéndome gozo, presencia, salvación. En la gracia del Espíritu Santo, que me ha cubierto con su sombra, también yo junto a María, he podido decirte mi sí, el “Heme aquí” de mi vida por ti. Ahora no me queda nada más que la fuerza de tu promesa, tu verdad: “Concebirás y darás a la luz Jesús”. Señor, aquí tienes el seno abierto de mi vida, de mi ser, de todo lo que soy. Pongo todo en tu corazón. Tú, entra, ven, desciende te ruego a fecundarme, hazme generadora de Cristo en este mundo. El amor que yo recibo de ti, en medida desbordante, encuentre su plenitud y su verdad cuando alcance a los hermanos y hermanas que tú pones en mi camino. Nuestro encuentro, oh Padre, sea abierto, sea don para todos; sea Jesús, el Salvador. Amén. LIBROS DE LA BIBLIA Se toma un grupo de libros de la Biblia, por ejemplo los profetas o las epístolas paulinas. Se sientan todos en rueda y a cada uno se le asigna el nombre de un libro (puede ser en el orden en que aparecen en la Escritura). El primero lo dice, el segundo repite ese y dice el siguiente, y así se continúa. Ejemplo: Epístolas Católicas El primero dice: Primera de Pedro El segundo dice: Primera de Pedro, segunda de Pedro El tercero dice: Primera de Pedro, segunda de Pedro, carta de Santiago. Se tiene ya preparadas unas series de "pistas" sobre diferentes personajes de la Biblia. Puede ser verbalmente o con papeletas, para que se pueda descubrir de quién se trata. De acuerdo a
  • 25. la madurez del grupo, se puede preguntar a todos en general, o a cada uno en particular. Es posible establecer quipos. Ejemplo: · Un profeta · Tuvo un encuentro especial con Dios en el monte Horeb · Puso en ridículo a los sacerdotes de Baal · Fue arrebatado en un carro de fuego. Las pistas se escogen de acuerdo Se asignan sacramentos a las personas, de manera que estén representados todos siete. Cuando el sacramento se mencione, ellos deben cambiar de puesto. Cuando se diga "sacramentos", todos deben cambiar. Quien dirige el juego, va inventando una pequeña historia, o frases sueltas, nombrando los sacramentos: Ejemplo: El guía dice: El domingo pasado en la Parroquia hubo Primeras Comuniones. (Todos los que tiene el sacramento de la Eucaristía cambian de puesto). El guía continúa: pero se habían confesado el sábado. (Todos los que tiene la confesión cambian de puesto). Y en esta Misa un adulto recibió el Bautismo, la Confirmación y la Primera Comunión. (Los que tienen esos sacramentos cambian). Se puede observar quién se equivoca, o no cambia y tener una penitencia al final. 743
  • 26. ROSARIO DE LA CUARESMA Indicaciones: Seleccionar los coros y los cantos antes del inicio del rosario. Todos: Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos libranos Señor, Dios nuestro. Se inicia con la oraciones tradicionales. Cuaresma es un tiempo de especial gracia, es tiempo favorable para convertirnos. Nosotros como Iglesia nos preparamos para vivir y celebrar el Misterio de la Reconciliación, cada vez con un corazón más convertido. Este es el sentido: convertir nuestro corazón al Señor. Meditemos en este rosario en algunos medios que la Iglesia nos propone para poder prepararnos adecuadamente para la celebración de los misterios centrales de nuestra fe. PRIMERA MEDITACIÓN: La iniciativa siempre es de Dios Hay dos medios que nos propone la Iglesia para este tiempo litúrgico de la Cuaresma, que nos manifiestan claramente que la iniciativa parte de Dios-Amor. Por un lado, se nos propone tener una escucha atenta y reverente a la Palabra de Dios. Debemos tener durante esta Cuaresma un constante contacto con la Palabra Divina. Dios mismo sale a nuestro encuentro y nos invita a prepararnos nutriéndonos de su propia Palabra. Esta lectura de la Palabra de Dios, nos lleva a una oración más intensa, y éste es el segundo medio. Debemos nutrirnos de la oración durante esta Cuaresma, para no sucumbir y salir fortalecidos ante las tentaciones de Satanás. Esta oración debe mostrar nuestra reconciliación con Dios que nos invita al amor. Padre nuestro... SEGUNDA MEDITACIÓN: Cooperar con la gracia de Dios Otro de los medios que se nos propone durante la Cuaresma es acudir a los sacramentos de la reconciliación y de la Eucaristía. Es necesario acudir a la misericordia del Señor. Para convertirnos debemos dejar todo pecado. Pero solos no podemos. Confiemos en el perdón que nos ofrece el Señor. No hay pecado que Él no pueda perdonarnos. Y acudamos también al encuentro con el Hijo de Santa María, realmente presente en la Eucaristís. Él mismo se ofrece por nosotros y se entrega en el altar de la reconciliación. Padre nuestro...
  • 27. TERCERA MEDITACIÓN: El ayuno y la abstinencia Dos medios que nos ayudan a ir preparando mejor nuestro corazón. Debemos tomar conciencia de la bendición que nos da el Señor. Muchos no se percatan de la importancia de esto. Cuántos de nosotros sabemos del ayuno y abstinencia de todos los viernes de Cuaresma, como preparación. ¿Y cuántos de nosotros realmente lo vivimos? Muy importante es también la mortificación y la renuncia en algunas circunstancias ordinarias de nuestra vida, ocasiones para acercarnos a la luz del Señor y conformarnos con Él, purificando nuestros corazones. En esta meditación vamos a cantar el primer Ave María. Padre nuestro... CUARTA MEDITACION: Llamado a la conversión El Señor nos invita a convertirnos a Él. Debemos llegar hasta el fondo de nosotros mismos, pues se trata de morir a todo lo que es muerte para resucitar a una vida nueva en el Señor. Confiemos en la misericordia de Dios. Escuchemos lo que Él mismo nos dice en la Escritura: (hacer una pausa) «Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne» Padre nuestro... QUINTA MEDITACION: En compañía de María Y todo este camino que hemos emprendido, lo hacemos en la compañía tierna y amorosa de nuestra Santa Madre. Ella es guía segura en nuestro peregrinar hacia la plena configuración con su Hijo, el Señor Jesús. Es Ella quien con su intercesión nos ayuda a cambiar nuestro corazón de piedra en un corazón de carne. Acojámonos a su intercesión y confiémosle nuestros esfuerzos para vivir intensamente este tiempo de conversión. Padre nuestro...
  • 28. Convirtamos nuestro corazón, trabajemos por nuestra propia reconciliación personal, siempre guiados de la mano amorosa de nuestra Madre. Terminemos nuestra oración cantando LA SALVE. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo. La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios. El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual. En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios. Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección. 40 días La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
  • 29. En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades. La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión. raciones para la Cuaresma ~☆~♥ [ Editado ] Opciones
  • 30. Gracias, Señor, porque la Cuaresma llama a la puerta y nos ofrece una nueva oportunidad: que nos preparemos para acoger el misterio de la muerte y resurrección del Señor que celebraremos, dentro de cuarenta días. Ayúdame a hacer silencio, Señor, quiero escuchar tu voz. Toma mi mano, guíame al desierto, que nos encontremos a solas, Tú y yo. Necesito contemplar tu rostro, me hace falta la calidez de tu voz, caminar juntos... callar para que hables Tú. Me pongo en tus manos, quiero revisar mi vida, descubrir en qué tengo que cambiar, afianzar lo que anda bien, sorprenderme con lo nuevo que me pides. Ayúdame a dejar a un lado las prisas, las preocupaciones que llenan mi cabeza, barre mis dudas e inseguridades, ayúdame a archivar mis respuestas hechas, quiero compartir mi vida y revisarla a tu lado. Me tienta la seguridad, el "saberlas todas", tenerla "clara", no necesitarte. Me tienta el activismo: Hay que hacer, hacer y hacer. Y me olvido del silencio y la oración, Me tienta la incoherencia. Hablar mucho y hacer poco. Mostrar facha de buen/a cristiano/a, pero adentro, donde Tú y yo conocemos, hay mucho para cambiar.
  • 31. Me tienta ser el centro del mundo. Que los demás giren a mi alrededor. Que me sirvan en lugar de servir. Me tienta la idolatría. Fabricarme un ídolo con mis proyectos, mis convicciones, mis certezas y conveniencias, y ponerle tu nombre de Dios. Me tienta la falta de compromiso. Es más fácil pasar de largo que bajarse del caballo y hacer la del samaritano. ¡Hay tantos caídos/as a mi lado, Señor, y yo me hago el distraído! Me tienta la falta de sensibilidad, no tener compasión, acostumbrarme a que otros sufren y tener excusas, razones, explicaciones… que no tienen nada de Evangelio pero que me conforman… un rato, Señor, porque en el fondo no puedo engañarte. Me tienta el separar la fe y la vida. Leer el diario, ver las noticias sin indignarme evangélicamente por la ausencia de justicia y la falta de solidaridad. Me tienta el mirar la realidad sin la mirada del Reino. Me tienta el tener tiempo para todo menos para lo importante. Y lamentarlo pero no hacer nada para cambiarlo. Me tienta, Señor, el desaliento, lo difícil que a veces se presentan las cosas.
  • 32. Me tienta la desesperanza, la falta de utopía. Me tienta el dejarlo para mañana, cuando hay que empezar a cambiar hoy. Me tienta creer que te escucho cuando escucho mi voz. ¡Enséñame a discernir! Dame luz para distinguir tu rostro. Llévame al desierto, Señor, despójame de lo que me ata, sacude mis certezas y pon a prueba mi amor y mi fe. Para empezar de nuevo, humilde, sencillo/a, con fuerza y Espíritu para vivir fiel a Tí. Amén ORACION DECUARESMA Buen Jesús, que te retiraste cuarenta días en el desierto para preparar tu misión entre nosotros, permíteme que tu ejemplo sea un espejo donde verme reflejado durante esta cuaresma. Yo también sé que debo prepararme para cada momento de mi vida,. Sé que junto a Ti, puedo tomar fuerza que necesito para vivir como quiere el Padre. Deseo vivir cada uno de estos días como un prólogo para la Pascua. Que sean una preparación adecuada para poder resucitar contigo y dejar atrás las cadenas del error que me esclavizan. Tu Pascua es signo de libertad; te pido que me ayudes a lograrla, ya no estar atado a nada que no sea bueno. Que cada día sea un escalón más que me acerque a la verdadera felicidad que Tú me propones con tu vida y tu mensaje. Amén.
  • 33. ORACION DECUARESMA Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar en el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta Cuaresma dé en nosotros fruto abundante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén... Oración al inicio de la Cuaresma ~☆~♥ Opciones Jesús. Un año más me invitas a recorrer el camino hacia la Pascua. Soy consciente de que, tal vez, me encuentres con las mismas dudas e inquietudes que el año pasado. Jesús. Perdóname, porque muchas veces pretendo orar y siempre encuentro mil excusas. Sin embargo, tú, Jesús, siempre estás allí, a mi lado; sales a mi encuentro cuando estoy decaído y por eso, quiero recuperar las ganas de estar junto a ti. Jesús. Cuando caminas cansado y agotado hacia el gólgota, me haces ver que la vida es maravillosa, porque igual que tú, cuando uno se ofrece para llevar la felicidad a los demás, a los despreciados, a los que nadie quiere, a los enfermos; se da cuenta que a tu lado la vida tiene otro sentido. Por eso, Jesús, ayúdame: -para que tu palabra no sobre en mi mochila; -para que pueda conocerte mejor; -para que si hago ayuno lo haga sin ruido; -para que mi caridad florezca con sencillez; -que mi oración brote como un rayo de sol entre las nubes, y sobre todo, que nunca deje de buscarte.
  • 34. Jesús. Ayúdame también, para que este tiempo de cuaresma, sea un oasis de meditación y de paz; de pensar en las veces que me he olvidado de ti mientras tú sufrías y morías por cada uno de nosotros. Nada más ni nada menos, que por amor. Jesús. Ya sé que quieres que te mire a los ojos y así pueda descubrir que merece la alegría seguirte. Por todo eso, Jesús, ayúdame… 10 Ejemplos de Oraciones de Cuaresma La cuaresma es el tiempo litúrgico de 40 días, que la iglesia dispone como preparación para la pascua, que inicia el miércoles de ceniza y termina el Jueves Santo. Existen muchas oraciones de cuaresma que sirven para acercarse más a Cristo y nos ayudan a ser mejores y a pedir perdón por nuestros pecados. Las oraciones de cuaresma favorecen la reconciliación, la penitencia y sirven para vivir este tiempo de preparación al misterio pascual. 10 ejemplos de oraciones de cuaresma: 1.- Oración de Cuaresma. Padre nuestro que estás en el Cielo, durante esta época de arrepentimiento ten misericordia de nosotros. Con nuestra oración, nuestro ayuno y nuestras buenas obras, transforma nuestro egoísmo en generosidad. Abre nuestros corazones a tu palabra, sana nuestras heridas del pecado, ayúdanos a hacer el bien en este mundo. Que transformemos la obscuridad y el dolor en vida y alegría. Concédenos estas cosas por nuestro Señor Jesucristo. Amén. 2.- Oración de cuaresma, tiempo de conversión. Sigue curvado sobre mí Señor, remodelándome, aunque yo me resista. Qué atrevido pensar que tengo yo mi llave, si no sé de mi mismo, si nadie, como tú puede decirme lo que llevo en mí dentro. Ni nadie hacer que vuelva de mis caminos que no son como
  • 35. los tuyos. Sigue curvando sobre mí, tallándome, aunque a veces de dolor te grite. Soy pura debilidad, tú bien lo sabes, tanta, que a ratos hasta me duelen tus caricias. Lábrame los ojos y las manos, la mente, la memoria y el corazón, que es mi sagrado, al que no te dejo entrar cuando me llamas. Entra, Señor, sin llamar, sin permiso. Tú tienes otra llave, además de la mía, que en mi día primero tú me diste y que empleo, pueril, para cerrarme. Que sienta sobre mí tu conversión y se encienda la mía del fuego de la tuya, que arde siempre, allá en mí adentro. Amén. 3.- Señor, Padre santo. Señor, Padre Santo, que nos has mandado escuchar a tu amado Hijo, aliméntanos con el gozo interior de tu palabra, para que purificados por ella, podamos contemplar tu gloria con mirada limpia en la perfección de tus obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quién contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén. 4.- Oración de cuaresma. Señor espero con ilusión la cuaresma porque tiene que ver con mi vida. Sé que me hará bien porque es la lucha entre el instinto y el bien, la carne y el Espíritu. Por eso te pido que por tu bondad, este tiempo sea para mi vida un tiempo de gracia, paz y felicidad. En mi corazón se dará más fuerte la lucha entre el bien y el mal. Ya que saldré vencedor porque tú haz vencido el mal en la cruz, previa victoria sobre mi mal. Haz que tu palabra me permita discernir tantas cosas en las que tengo enredada mi vida. Señor que la cuaresma sea un tiempo de libertad interior para dar un nuevo respiro a mi vida y a la de mis hermanos. Límpianos de anhelos turbios, apegos que me sobornan ,instintos que no me permiten hacer el bien que quiero y por el contrario cometer las torpezas que quisiera evitar. Señor renuévame por dentro con espíritu firme, dame un corazón sano, devuélveme la alegría de la salvación. Señor que en esta cuaresma tenga la tranquilidad y el detenimiento para caer en cuenta de los signos de tu amor, las pruebas de tu perdón y misericordia. Así será más fácil convertirme a tu amor y cambiar mi manera de pensar. Señor conviérteme rápido porque la cuaresma es corta. No, mejor toma todo el tiempo para cambiarme, pues aún no estoy convencido de que eres Padre y me has amado tanto que te entregaste por mí en la cruz. Gracias por Jesucristo, razón última de mi conversión. Amén.
  • 36. 5.- Indulgencias para los viernes de cuaresma. Mírame, oh bueno y dulcísimo Jesús, en tu presencia me postro de rodillas y con el mayor fervor de mi alma te pido y suplico que imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito firmísimo de enmendarme, mientras con gran afecto y dolor considero y contemplo en mi alma tus cinco llagas, teniendo ante mis ojos aquello que ya el profeta David ponía en tus labios acerca de ti: “Me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis huesos” (Sal. 21(22), 17-18). 6.- Oración de Cuaresma. Jesús, un año más me invitas a recorrer el camino hacia la Pascua. Soy consciente de que tal vez, me encuentres con las mismas dudas e inquietudes que el año pasado. Jesús, perdóname, porque muchas veces pretendo orar y siempre encuentro mil excusas. Sin embargo, tú, Jesús siempre estás allí, a mi lado, sales a mi encuentro cuando estoy decaído y por eso quiero recuperar las ganas de estar junto a ti. Jesús, cuando caminas cansado y agotado hacia el Gólgota, me haces ver que la vida es maravillosa, porque igual que tú, cuando uno se ofrece para llevar la felicidad a los demás, a los despreciados, a los que nadie quiere, a los enfermos, se da cuenta que a tu lado la vida tiene otro sentido. Por eso, Jesús, ayúdame, para que tu palabra no sobre en mi mochila, para que pueda conocerte mejor, para que si hago ayuno lo haga sin ruido, para que mi caridad florezca con sencillez, que mi oración brote como un rayo de sol entre las nubes y sobre todo que nunca deje de buscarte. Jesús. Ayúdame también, para que este tiempo de cuaresma, sea un oasis de meditación y de paz, de pensar en las veces que me he olvidado de ti mientras tú sufrías y morías por cada uno de nosotros. Nada más ni nada menos, que por amor. Jesús, ya sé que quieres que te mire a los ojos y así pueda descubrir que merece la alegría seguirte. Por todo eso, Jesús, ayúdame. Amén. 7.- Entréname Señor. Quiero estar preparado, por ti y contigo, para que la dureza de la cruz no me sorprenda y que lejos de asustarme, vea en ella un exponente y un altavoz de tu gloria. Quiero mantenerme en forma, para no perder el ritmo de la fe y no se apague el brillo de mi esperanza. Porque temo que si tú no vas conmigo, el maligno aproveche cualquier fisura y se adentre en lo más hondo de mis entrañas. Entréname
  • 37. Señor. Quiero jugar contigo el gran partido de la Pascua, ahora con el color morado de la penitencia, pero pronto, en la alborada de resurrección, con el color blanco del triunfo de la vida. Sí, Señor, quiero que en estos 40 días me enseñes a mirar hacia el cielo, me indiques cómo entregarme a mis hermanos me recuerdes que en la sobriedad y no en la abundancia, está la riqueza y la felicidad de mis años. Entréname Señor. Y que pueda volver de los caminos equivocados y que postrándome ante ti, pueda decir sin temor ni vergüenza alguna que he pecado, no merezco ser de los tuyos, trátame como a uno de tus jornaleros, necesito correr Señor, recuperar el estilo de un auténtico creyente y hablarte con oraciones que nacen en el silencio. Escuchar palabras que sanan y salvan Corregir pautas y comportamientos, actitudes y olvidos que me alejaron de ti hace tiempo. Entréname Señor. Y haz que esta Santa Cuaresma sea una oportunidad para acercarme a todo ello. Amén. 8.- Oración de cuaresma para encontrarnos con Dios. Ayúdame a hacer silencio Señor, quiero escuchar tu voz. Toma mi mano, guíame al desierto, que nos encontremos a solas, tú y yo. Necesito contemplar tu rostro, me hace falta la calidez de tu voz, caminar juntos, callar para que hables tú. Me pongo en tus manos, quiero revisar mi vida, descubrir en qué tengo que cambiar, afianzar lo que anda bien, sorprenderme con lo nuevo que me pides. Ayúdame a dejar a un lado las prisas, las preocupaciones que llenan mi cabeza, barre mis dudas e inseguridades, ayúdame a archivar mis respuestas hechas, quiero compartir mi vida y revisarla a tu lado. Ver dónde “aprieta el zapato” para apurar el cambio. Me tienta la seguridad el “saberlas todas”, tenerla “clara”, no necesitarte, total tengo todas las respuestas. Me tienta el activismo. Hay que hacer, hacer y hacer. Y me olvido del silencio, aflojo en la oración, ¿leer la Biblia?, para cuando haya tiempo. Me tienta la incoherencia. Hablar mucho y hacer poco. Mostrar facha de buen cristiano, Pero adentro, donde tú y yo conocemos, tener mucho para cambiar. Me tienta ser el centro del mundo. Que los demás giren a mí alrededor. Que me sirvan en lugar de servir. Me tienta la idolatría. Fabricarme un ídolo con mis proyectos, mis convicciones, mis certezas y conveniencias y ponerle tu nombre de Dios. No será el becerro de oro, pero se le parece. Me tienta la falta de compromiso. Es más fácil pasar de largo que bajarse del caballo y hacer la del samaritano. ¡Hay tantos caídos a mi lado, Señor y yo me hago el distraído. Me tienta la falta de sensibilidad, no tener compasión. Acostumbrarme a que otros sufren y tener excusas, razones,
  • 38. explicaciones que no tienen nada de Evangelio pero que me conforman un rato Señor, porque en el fondo no puedo engañarte. Me tienta el separar la fe y la vida. Leer el diario, ver las noticias sin indignarme evangélicamente por la ausencia de justicia y la falta de solidaridad. Me tienta el mirar la realidad sin la mirada del Reino. Me tienta el tener tiempo para todo menos para lo importante. Y lamentarlo pero no hacer nada para cambiarlo. La familia, los hijos, la oración, al cuadragésimo lugar. Hay cosas más importantes. ¿Las hay? Me tienta, Señor, el desaliento, lo difícil que a veces se presentan las cosas. Me tienta la desesperanza, la falta de utopía. Me tienta el dejarlo para mañana, cuando hay que empezar a cambiar hoy. Me tienta creer que te escucho cuando escucho mi voz. Enséñame a discernir, dame luz para distinguir tu rostro. Llévame al desierto, Señor, despójame de lo que me ata, sacude mis certezas y pon a prueba mi amor y mi fe. Para empezar de nuevo, humilde, sencillo, con fuerza y Espíritu para vivir fiel a ti. Amén. 9.- Encuentro. Convierte mi mirada, Señor, para que sepa ver el amor escondido, para que descubra las heridas de quienes me rodean, y quiera curarlas, para que vea más problemas reales y menos figurados; para que perciba las lágrimas ajenas. Transforma mi mirada, Señor, para que intuya las posibilidades de paz, de concordia, de justicia, de amor. Convierte mi mirada, Señor. Convertirse es comprometerse un poco más, un poco mejor. Hazme alguien comprometido con mi mundo, Señor. Ayúdame a luchar por mi familia. Dame coraje para perseverar cuando el camino se haga difícil. Dame paciencia para sobrellevar los obstáculos sin rendirme. Dame ilusión para seguir creyendo cuando me quede sin apoyos. Dame fuerza para complicarme en batallas buenas. Dame manos para acariciar, pies para caminar, palabra para cantar, siempre a favor de un mundo bueno. Hazme alguien comprometido con mi mundo, Señor. Jesús hoy nos dice que “Convertirse es creer en mí, en ti, en las posibilidades” Amén. 10.- Dame fe Señor. Dame fe, Señor. Fe en las posibilidades de una creación nueva. Fe en que los seres humanos somos capaces de algo verdaderamente grande. Dame fe, Señor en que a pesar de lo frágiles que somos, sin embargo tu fuerza puede manifestarse en nosotros. Ayúdame a creer en el ser humano, en mí, en mi marido y mis hijos. Dame
  • 39. fe y fuerzas para comenzar hoy este camino de conversión. Ayúdame, Dios mío, por tu bondad. Perdóname por lo que no hago bien, tú sabes cómo soy. Yo sé que no miras lo que está mal, sino lo bueno que es posible. Te gusta un corazón sincero y en mi interior me das sabiduría. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme, no me dejes vagar lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Enséñame a vivir la alegría profunda de tu salvación, Hazme vibrar con espíritu generoso, entonces mi vida anunciará tu grandeza, enseñaré tus caminos a quienes están lejos, los que se alejan volverán a ti. Hazme crecer, Dios, salvador mío y mi lengua cantará tu justicia. Señor, me abrirás los labios y mi boca proclamará tu alabanza. Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera ritos sólo por cumplir, no los querrías. Amén. UNA REFLEXIÓN PARA CADA DÍA DE LA CUARESMA 2015 989 Se trata de que hagas oración cada día. Todos los días puedes empezar el rato de oración con la "oración inicial para cada día"; después, leyendo con atención el "texto de cada día", charlas con Dios y con María; por último, terminar rezando la "oración final". Dos ideas previas: 1. PROHIBIDO CORRER: Es corto; no tengas prisa en acabar. No es leer y ya está. 2. LO QUE NO ESTÁ ESCRITO: ¿Sabes qué es lo mejor de este texto? Lo que no está escrito y tú le digas; la conversación que tú,
  • 40. personalmente, tengas con Él. ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte. PEDIRTE la gracia de darme más cuenta de que Tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la Misa ese sacrificio. Y AGRADECERTE con obras lo mucho que me amas: ¡ Tuyo soy, para ti nací ! ¿qué quieres, Señor, de mí? ORACIÓN FINAL No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor; muéveme el verte clavado en la Cruz y escarnecido. Muéveme ver tu cuerpo tan herido muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera; pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.
  • 41. Día 1º. MIÉRCOLES DE CENIZA (18 de Febrero) ¿Por qué la cuaresma?. ¡Qué absurdo! Si te fijas, los hombres estamos continuamente con el Yo en la boca: que si me han dicho, si siempre tengo que hacerlo yo, si me tienen manía, si era mío o para mí, que si yo he metido el gol, si yo le dije y entonces .... si me apetece a mí, qué pensarán de mí, ... y mil frases más que conjugan con distintos verbos el Yo, a Mí, Mío. Y hoy, miércoles de ceniza, la Iglesia nos recuerda: polvo eres y en polvo te convertirás. ¿Sabes qué quiere decir eso? Dios creó el cuerpo de Adán de la tierra, y nuestro cuerpo volverá a ser tierra con la muerte. Y nuestra alma volverá a Dios: a) Si es una persona que ha amado a Dios se quedará disfrutando de Dios ya para siempre. b) Y si es una persona que ha amado el YO, lo MÍO y el A MI no podrá estar en el Cielo porque allí sólo pueden ir los que han querido y quieren a Dios; y éstos también ya para siempre. Por eso empieza así la Cuaresma: tenemos que ir amando a Dios y olvidando - matando- el Yo. Es tiempo para recordar que mi cuerpo se convertirá en polvo; recordar que tengo que cuidar la vida de mi alma; pedir más perdón por mis pecados; prepararme para recibir la salvación y el amor de Jesús que conmemoramos en la Semana Santa. Dile a la Virgen que te gustaría vivir la Cuaresma como Ella quiere que lo hagas. Y pídele que te recuerde y te ayude a hacer con cariño este rato de oración estos 40 días. Le darás una alegría a Jesús. Se lo merece. Ahora es el momento importante, en el que tú hablas a Dios con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Cuando lo hayas hecho termina con la oración final. Día 2º. JUEVES (19 de Febrero) Santa Misa. A media tarde, Jorge entra en la cocina como un huracán y le dice a su mujer: "Hola, cariño... Voy a cambiarme. Felipe y yo vamos a jugar un partido de tenis antes de que se haga de noche". "¡Pero, Jorge! -objeta su
  • 42. mujer- es muy tarde y tenía preparada una excelente cena: carne a la borgoñesa, y verduras, y una tarta de limón." "Lo siento, cariño -responde Jorge- tomaré un bocadillo en un bar. Tómatelo tú..." A los cinco minutos, Jorge ya está en camino. Su mujer no puede reprimir el llanto. "No me quiere", solloza contemplando la excelente cena que había preparado a su marido. Cualquier mujer que lea esto simpatizará con la esposa de Jorge y hasta muchos hombres le darán la razón, sin pensar que casi todos somos culpables de una falta de consideración semejante, y en mucho mayor grado. Falta de consideración con Jesús. Desprecio de¡ amor que ha derrochado con nosotros. Indiferencia ante el Gran Banquete -la Eucaristía, la Comunión- a que nos invita. ¿Vas a Misa siempre que puedes? ¿Adelantas el estudio para poder ir a estar con tu Amigo acompañándole en la Pasión, que eso es la Misa? Qué buen propósito: durante la Cuaresma ir a Misa siempre que pueda, todos los días que me sea posible. Lo que no está escrito es ahora cuando puedes decírselo, comentando el texto que has leído y las preguntas. Después termina con la oración final. Día 3º. VIERNES 20 de Febrero Rechazar excusas. El cardenal Mindszenty era cardenal en Hungría cuando este país fue tomado por los comunistas. En seguida lo metieron en la cárcel, donde pasó muchos años, años que fueron un martirio. Salió de la cárcel cuando Hungría se independizó de la Rusia comunista; era ya muy mayor y murió al poco tiempo. Durante los muchos años que pasó encarcelado fue un ejemplo como cristiano por su fortaleza y fidelidad a Dios y a la Iglesia. Una muestra, es, por ejemplo, su firmeza en vivir la abstinencia, que es el mandamiento de la Iglesia que nos
  • 43. manda a los cristianos mayores de 14 años, que vivamos la mortificación de no comer carne los viernes de todo el año. Como sabes, fuera de la Cuaresma la abstinencia de carne se puede sustituir por otro acto penitencial (oración, mortificación o limosna); pero durante la cuaresma no. Todos los viernes, y sólo los viernes, le daban carne para comer y cenar. El cardenal sabía perfectamente que en sus circunstancias no le obligaba esa ley de la Iglesia, pero jamás tomaba aquella carne. Quería libremente vivir aquella mortificación. En sus "memorias" escribe este diálogo con el Comandante de la prisión, un día en que el policía no pudo aguantar más aquella actitud: - ¿Cree usted que son los presos quienes dictan el reglamento en la cárcel? - No; no creo semejante cosa. - Pues entonces coma lo que se le da. - Los viernes no como carne. - No le daré otra cosa. - Tampoco pido que me dé otra comida. Pero si me da carne no la comeré los viernes. - En tal caso, le castigaré. - Estoy dispuesto a aceptar cualquier castigo. Aquel día la comida se quedó sobre la mesa. Se la llevaron poco antes de la cena, que también consistió en un poco de carne, La escena se repitió en los sucesivos viernes, hasta que acabaron por dársela los domingos. Puedes decirle ahora a Dios lo que sigue, pero dándote cuenta de que le estás hablando y ÉL te está escuchando. Señor, cuántas veces yo tengo compasión de mí mismo, y me busco excusas para no mortificarme, o no obedecer a mi madre la iglesia. A veces, por el deporte o por el estudio soy capaz de esforzarme y sufrir, y sin embargo cuando lo tengo que hacer por ti me echo para atrás. Si te amase más, sería más generoso y fuerte. Te amo, Señor, pero quiero amarte más. La próxima vez que ante una mortificación me venga a la cabeza una excusa, la rechazaré "porque te quiero". Y, en concreto, seré en la abstinencia de comer carne porque te quiero. Día 4º. SÁBADO 21 de Febrero
  • 44. Su Cruz y mi Cruz. La cruz de Cristo no era sólo el leño que llevó a cuestas y en el que murió. La cruz de Jesús fue, junto a ésa, el dolor de la soledad, las injusticias que sufrió, los insultos que recibió... Los de aquel momento y los de toda la historia. El dolor que siente por lo que yo he hecho mal hoy contra otra persona, o contra mí mismo o contra Él. Esa es su cruz. Por eso yo soy RESPONSABLE DE LA CRUZ DE JESÚS. Y mi cruz de cada día, la que tengo que coger para seguirle, no es un leño de madera. Mi cruz es el dolor de la enfermedad, las injusticias que sufro, el cansancio en el trabajo, el dolor que me supone luchar contra la pereza, el esfuerzo por ser generoso -porque me cuesta dar mis cosas-. Mi Cruz es trabajar bien cuando no me apetece. Y saber pisotearme y obedecer cuando no quiero, y... Mi cruz es el DOLOR QUE SUPONE A VECES ACTUAR DE ACUERDO CON EL AMAR A DIOS, CON EL AMAR A LOS DEMÁS -más que a mí mismo- y CON EL AMARME BIEN A Mí MISMO ¿para perfeccionarme y no destruirme?. Durante esta cuaresma, Señor, quiero coger mi cruz de cada día porque quiero seguirte. ¡Que sea generoso, Dios mío! Continúa hablándole a Dios con tus palabras Día 5º. DOMINGO PRIMERO 22 de Febrero Confesión. Papá y mamá están ocupados trabajando en el jardín y ruegan a la pequeña Sofía, su hija, que ponga la mesa. Sofía, que está viendo su programa favorito de televisión, dice que sí, pero continúa ante el televisor, de tal forma que cuando sus padres entran en casa, la mesa no está puesta. Aquello desagrada a los padres, pero no les ofende, porque en la desobediencia de Sofía ha habido poco interés, descuido, poca malicia, ir a lo suyo en algo pequeño. Una noche, sin embargo, Vanesa, la hija mayor, ya en la puerta, se enfrenta a sus padres y les dice: "¡Ya estoy harta de que me digáis a qué hora tengo que regresar. Volveré cuando me apetezca, os guste o no!". Y, dando un portazo, desaparece. En este caso, está claro que hay mayor malicia, una desobediencia buscada y querida, que lleva consigo desprecio a los padres y rechazo de su
  • 45. autoridad. Entre la desobediencia de Sofía y la de Vanesa, hay una diferencia. Pues bien, tal es la diferencia que existe, desde el punto de vista de Dios, entre el pecado mortal y el pecado venial; una diferencia inconmensurable. El pecado mortal mata la presencia de Dios en mí; rompe y destruye mi relación con Dios: le doy un portazo y desaparezco. Señor, te pido que me ayudes a darme cada vez más cuenta de que mis pecados, son actos míos que te duelen a ti, momentos en los que paso de ti, elijo lo que a mí me viene bien, dejándote a ti o a otros de lado; y por lo tanto mis pecados te duelen. Dame dolor de mis pecados, dolor de amor. ¿Esperas más de un día para confesarte si has cometido algún pecado mortal? ¿ Te duelen de verdad los pecados veniales? ¡Madre mía, antes morir que pecar! Continúa hablándole a Dios con tus palabras Día 6º. LUNES PRIMERO (23 de Febrero) A Dios le afecta todo, porque lo ve todo. Felipe, uno de los apóstoles, era amigo de Natanael, y le dice a éste que quiere presentarle a Jesús, porque era el Hijo de Dios. Natanael duda mucho que un carpintero de un pueblucho como Nazareth, pudiese ser el Mesías. Pero Felipe se lo presenta, y con una frase de Jesús, Natanael se convirtió. Y ésta fue la frase: CUANDO ESTABAS DEBAJO DE LA HIGUERA, TE VÍ. Algo habría hecho Natanael debajo de la higuera. No sabemos qué. Lo había hecho a solas, algo que nadie sabía. Pero resulta que, a pesar de haberse asegurado para estar solo, resulta que Jesús le vio. Y alguien que ve lo que sólo yo sé y hago, ése tiene que ser Dios. Por eso le contesta Natanael a Jesús: Tú eres el Hijo de Dios. Esta mañana cuando te has despertado, Dios te estaba viendo. Y lo que has pensado cuando ese amigo te ha dicho tal cosa, Dios lo ha visto. Y eso que has guardado para que no te lo pidiesen, Dios te lo ha visto. Y ese esfuerzo por sonreír a ése que te cae mal, Dios lo ha visto... Y COMO DIOS VE TODO LO TUYO, TODO LO TUYO LE AFECTA. Dios mío, que me dé cuenta de que todo el día y toda la noche estoy en Tu
  • 46. presencia. ¡Cuántas alegrías puedo darte en un día! ¡y cuánto dolor puedo causarte también en un día! ¡Creo que me ves y que me oyes! Gracias, y auméntame la fe. Continúa hablándole a Dios con tus palabras Día 7º. MARTES PRIMERO (24 de Febrero) Pecado. Siempre que hablo del pecado, sobre todo del pecado mortal, viene a mi mente el triste recuerdo de una tragedia que presencié un día. Un niño de unos tres años corría por el césped del jardín de su casa, perseguido por su madre: "¡Ven aquí, Jimmy!", gritaba ésta. "¡No atravieses el seto!". Pero Jimmy no le hizo ningún caso. Traspasó el seto y sorteó hábilmente los automóviles estacionados en la calzada, hasta que un coche que pasaba le lanzó por los aires. Su cuerpecillo roto fue a caer casi en brazos de su madre. Dejando aparte el hecho de que Jimmy era demasiado joven para responder de sus actos, la escena recuerda mucho la actitud de Dios con los pecadores. "¡Ven aquí, ven aquí!", grita ansiosamente, con su gracia, cuando un alma corre hacia el pecado. Pero el pecador, ajeno a todo lo que no sea su deseo, hace oídos sordos a la voz de Dios y sale voluntariamente al encuentro de la muerte. La estupidez es un elemento siempre presente en el pecado. Señor, no quiero ofenderte, pero a veces me olvido de Ti y, cuando llega el momento me vence la estupidez. Perdona, Señor, desde ahora con tu gracia odiaré el pecado, también los pequeños, y te pediré perdón por ellos en la confesión. Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con la oración final. Día 8º. MIÉRCOLES PRIMERO (25 de de Febrero) Dios no se asusta de mí. Quizá hayas visto la película "Tarzán en Nueva York". Describe las divertidas aventuras de Tarzán y Chita cuando son trasladados en avión desde la selva a la ciudad de los rascacielos, donde todo les llena de asombro y les ocurren mil peripecias.
  • 47. Chita protagoniza una de las sorpresas: al llegar a la habitación del hotel ve reflejada su fea cara sobre el gran espejo del armario. El susto fue tan descomunal que, lanzando un terrible bramido presa de pavor, salió corriendo: no se imaginaba que aquel feísimo "monstruo" que ha visto en la habitación es su propia imagen reflejada en el espejo. La escena acaba bien: Chita se refugió en los brazos de Tarzán, que la cogió con afecto, calmándola con sus caricias. Y es que Tarzán quería a Chita como era: con sus pelos negros y largos, su rostro de irracional y su mirada extraviada. Dios nos quiere a cada uno de nosotros infinitamente más: sabe mejor que nadie cómo somos; conoce nuestros fallos; no ignora que somos miserables y que tenemos muchos defectos. Nos conoce mucho mejor que podemos conocernos a nosotros mismos, y tiene en cuenta nuestras cosas buenas y nuestros deseos de mejorar. Dios no se asusta de nuestras fealdades. Gracias, Dios mío, porque me quieres a mí y a cada uno más que todas las madres del mundo puedan querer a sus hijos; no te asustas ante nuestras torpezas, ni ante nuestras miserias, y nos acoges con un cariño infinitamente mayor que el que tenía Tarzán a Chita. El problema es que cuando yo voy descubriendo lo feo que soy (mis limitaciones, fallos, miserias, etc) me puedo "medio asustar" y pensar que no me es posible ser santo, que no puedo estar cerca de ti, entonces puedo desanimarme, olvidarme de que Tú me quieres como soy, y alejarme de Ti. Que no me pase esto, Señor. Si alguna vez me alejo de Ti, volveré corriendo a tu lado contándote lo que me pasa. Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con la oración final. Día 9º. JUEVES PRIMERO (26 de Febrero) Conversión. La Cuaresma es buen momento para una profunda conversión. Conversión significa cambiar la dirección de tu vida, quizá perezosa, quizá facilona. ¡Cuántas veces buscas la felicidad en una vida cómoda! Y sabemos que para alcanzar la felicidad lo que se necesita es amor, servicio a los demás, corazón que se da. Es una paradoja: para vivir y ser feliz, hay que morir, no
  • 48. buscar la felicidad cómodamente. Para tener hay que dar. Ahora Jesús puede ayudarte. Te propongo un cambio en concreto, por si te sirve: morir a la ley del gusto. Debes morir a la ley del gusto: Hacer las cosas porque me gusta, me apetece, me va bien.... Un cristiano hace las cosas por dar gusto a Jesús: Porque le gustará a Jesús, le dará una alegría, le interesará que yo haga esto, o lo otro. Madre mía, que siempre actúe para darle gusto a tu Hijo; que muera a la ley del gusto mío. Esta es la elección que tengo que hacer vivir esclavo de mis caprichos, o vivir con la ilusión de hacerme esclavo de Dios. Prefiero esto último, María, pero ayúdame. Continúa hablándole a Dios con tus palabras Día 10º. VIERNES PRIMERO ( 27 de Febrero) Rezaba por los secuestradores. El 12 de abril de 1993 secuestran a una joven madrileña, Anabel Segura, mientras hace footing cerca de su casa. Después de dos años de secuestro encontraron su cuerpo ya sin vida. Su padre, José, es un ejemplo como persona y como cristiano. Transcribo unas preguntas de una entrevista que le hacen en Mundo Cristiano: - Dos años y medio: ¿en qué es distinto ahora don José Segura, el padre de Anabel? - En la fe, sin duda. - Pero esa fe, a mí me parece que no es de ahora. - No, desde luego. A nosotros nos viene de familia, pero se hace más profunda; situaciones como ésta te sirven para acercarte más. Lógicamente hay momentos de duda, o mejor de desconcierto: ¿cómo puede Dios permitir algunas cosas? Pero uno, en el fondo de su alma, sabe que Dios sabe más. ¿Y nunca la rebelión? ¿Puede uno no rebelarse? Mi experiencia es que se puede: no sé cómo, pero con la ayuda de Dios, yo he podido no rebelarme.
  • 49. ¿Pero el odio? ¿Se puede sin ser un héroe vencer al odio? Odio no hemos tenido nunca. Me lo preguntaba un periodista en los primeros días, en esta misma sala, cuando los ánimos estaban más alterados, y le tuve que dar la misma respuesta. A usted quizá se lo puedo explicar más y sé que me entenderá: desde el principio he pedido al Señor por Anabel y por sus secuestradores, unas veces antes por Anabel y otras veces antes por ellos, por si Dios les tocaba el corazón. Desde el principio. Lógicamente, en la sociedad española hay unas reglas de juego, unas normas y unas leyes y según esas leyes tendrán que ser juzgados, Odio no. Pienso que si su mente funciona bien, estarán sufriendo ahora tanto como sufro yo. Por muy especiales que sean, es imposible que estén tranquilos, que puedan dormir bien. Sobre todo, si no pueden rezar, si no tienen confianza en alguien, si no pueden abrirse a nadie. Señor, creo en Ti. ¡Cómo ayudas a los tuyos para que se comporten como lo hubieses hecho Tú! Cuando no entienda algo, que en el fondo de mi alma sepa que Tú sabes más. Que ame y rece por los que no me quieren o los que obran contra mi. ¡Amar al enemigo! Eso quiero. Solo podré con tu ayuda. ¡María, ayuda a tus hijos! Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leido. Después termina con la oración final. Día 11º. SÁBADO PRIMERO (28 de Febrero) Muerte. Tal vez hayas asistido alguna vez a la proyección de un video en casa de un amigo que quiere mostrarte lo mucho que ha disfrutado en su último viaje por el Caribe. De repente, para hacerse el gracioso, da el interruptor y la cinta se detiene; en la pantalla queda la imagen congelada en su acción: Una expresión bobalicona, un ceño fruncido, una ingenua sonrisa... Resulta cómico y todo el mundo se ríe. Sin embargo, no nos entrará la risa cuando Dios interrumpa la cinta de nuestra vida y quedemos captados para siempre en nuestra fealdad o en nuestra hermosura. Por eso debemos estar preparados, en gracia, para recibir a la muerte, que es un cambio de casa. Por eso repetía
  • 50. Jesús: Velad y orad, porque no sabéis el día ni la hora. ¿Eres consciente de que Jesús puede que te llame en cualquier momento? ¿y de que vale la pena morir bien porque comparado con la tierra el cielo dura infinitamente más? Madre mía, ayúdame a estar preparado para cuando me llame Jesús. Pero no de cualquier manera: con toda la gracia que me sea posible. Tú eres la llena de gracia, esto es, que Dios te llenaba, no había nada tuyo personal que se opusiese a Dios; El hacía a través de ti todo lo que quería, porque le dejabas. Así quiero vivir y morir yo. Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con la oración final. Día 12º. DOMINGO SEGUNDO ( 1 de Marzo) Tendremos una eternidad para descansar. "Cualquier persona -ha dicho Joaquín Navarro Valls, portavoz oficial de la Santa Sede hablando de Juan Pablo II- con mucha menos responsabilidad que la que él soporta, tiene su sistema de descanso, su fin de semana intocable, su deporte, cosas todas ellas que probablemente son necesarias. En el caso del Papa, nada de eso existe. Su único descanso es la posibilidad de caminar por una terraza que hay encima de su apartamento. En diez años de pontificado, en total serán cuatro las veces que ha podido salir un día a la montaña. Cuando alguna vez le han dicho: "Santo Padre, está cansado ... ", la respuesta que ha dado en tono humorístico ha sido: "Tendremos una eternidad para descansar". Como ha dicho, también con humor, André Frossard, "hasta ahora, el único medio que se ha descubierto para obligarle a dejar el trabajo es la anestesia total". Y decía en Uruguay: Jesucristo, nuestro Señor, es también nuestro guía y modelo. "Todo lo hizo bien" decían de Él las gentes. Cada uno de nosotros -asumida por la fe nuestra condición de hijos de Dios en Cristo- hemos de esforzarnos por seguir sus huellas en el trabajo de cada día. Como leemos en el Antiguo Testamento, no se le deben hacer a Dios ofrendas defectuosas. Los cristianos
  • 51. serán verdaderamente "sal de la tierra" y "luz del mundo", si saben dar a su trabajo la calidad humana de una obra bien hecha, con amor de Dios y con espíritu de servicio al prójimo". Señor, quiero trabajar en serio. Y cuando esté cansado, también. A partir de ahora, cuando empiece a trabajar te lo ofreceré, te lo regalaré. Por eso intentaré que no sea defectuoso, sino algo bien hecho. Y ya, sólo porque es mi regalo para Ti, mi trabajo es importante. Este es mi propósito: en cuaresma trabajar bien por Ti. Y cansarme trabajando. Continúa hablándole a Dios con tus palabras Día 13º. LUNES SEGUNDO ( 2 de Marzo) Amar al enemigo. Perdonar todo y siempre. El 13 de mayo de 1981, fiesta de la Virgen de Fátima, miles de personas acuden a la plaza de San Pedro para ver a Juan Pablo II. Una niña rubia con un globo azul levanta sus manitas al Papa, que la toma en sus brazos y la levanta en alto sonriente. "Nada hacía presentir - comenta el secretario del Papa, don Estanislao- lo que iba a suceder. Cuando el Santo Padre daba la segunda vuelta a la plaza, el turco Alí Agca disparó contra él, ( ... ). Yo estaba sentado como de costumbre detrás de¡ Santo Padre, y la bala, a pesar de su fuerza, cayó entre nosotros en el automóvil, a mis pies. La otra rozó el codo derecho, quemó la piel y fue a herir a otras personas ( ... )". "¿Qué pensé? Nadie creía que una cosa así fuera posible ( ... ) Vi que el Santo Padre había sido alcanzado. Entonces le pregunté: ¿Dónde está herido?" Me respondió: "En el vientre". Todavía le pregunté: "¿Es doloroso?". Y me respondió: "Sí"." "El Santo Padre no nos miraba. Con los ojos cerrados, sufría mucho y repetía breves plegarias exclamatorias. Si no recuerdo mal, eran sobre todo: "¡María, Madre mía! ¡María, Madre mía!." "Cuando llegamos al hospital todo era confusión. Una cosa era prepararse para recibir a un Papa, y otra verle llegar exangüe e inconsciente La operación duró