LABERINTOS DE DISCIPLINAS DEL PENTATLÓN OLÍMPICO MODERNO. Por JAVIER SOLIS NO...
Platón, Banquete
1. Yo conozco mi herencia.
¿Y tú?
14 de febrero de 2014
Texto adaptado a partir de la traducción de Fernando García Romero
2. A mí me parece -dijo Aristófanes- que los
hombres no se dan cuenta del poder del
amor, ya que si se hubieran dado cuenta,
le habrían construido los más grandes
santuarios y altares. Yo, pues, trataré de
exponeros su poder y vosotros seréis los
maestros de otros.
Pero, en primer lugar, debéis conocer la
naturaleza humana y sus vicisitudes, ya
que nuestra naturaleza en tiempos
antiguos no era la misma de ahora, sino
distinta.
3. En primer lugar, eran tres los sexos de
los seres humanos, no dos como ahora,
masculino y femenino, sino que había
además un tercero que era común a
esos dos, del cual perdura el nombre,
aunque él mismo haya desaparecido. El
andrógino era entonces una sola cosa
en cuanto a figura y nombre, que
participaba de uno y otro sexo,
masculino y femenino.
4. En segundo lugar, la figura de cada
individuo era completamente esférica;
tenía cuatro brazos, cuatro piernas y dos
rostros situados en direcciones opuestas
sobre un cuello circular, con cuatro
orejas, una sola cabeza y dos órganos
sexuales. Caminaba además erecto, en
cualquiera de las direcciones que
quisiera, pero cada vez que se lanzaba a
correr lo hacía dando vueltas,
apoyándose en los ocho miembros que
tenía entonces. Eran, pues, circulares,
terribles por su fuerza y vigor y de gran
arrogancia, hasta el punto de que
intentaron ascender al cielo para atacar a
los dioses.
5. Entonces Zeus y los demás dioses deliberaron
qué hacer con ellos, puesto que no podían
matarlos ni hacer desaparecer su raza
fulminándolos con el rayo como a los gigantes –
porque entonces desaparecerían los honores y
sacrificios que los hombres les tributaban-, ni
permitir que siguieran siendo altaneros.
Tras mucho pensarlo, al final Zeus tuvo una idea
y dijo: “Me parece que tengo la manera de que
continúe habiendo hombres y dejen de ser
insolentes, al hacerse más débiles. Ahora
mismo voy a cortarlos en dos a cada uno, y así
serán más débiles y más útiles para nosotros, al
haber aumentado su número. Y caminarán
sobre dos piernas, pero si nos parece que
todavía no están dispuestos a mantenerse
tranquilos, los cortaré de nuevo otra vez en dos,
de manera que andarán a la pata coja.”
6. Dicho esto, fue cortando a los hombres en dos, como los que
cortan los huevos con crines. Y ordenaba a Apolo que les fuera
dando la vuelta al rostro en dirección al corte, para que al verlo
fueran más moderados, y recogiendo la piel que sobraba de todas
partes la ataba en lo que ahora llamamos ombligo, como
recordatorio de lo que en tiempos antiguos sucedió.
7. Así pues, una vez que la naturaleza de ese
ser quedó cortada en dos, cada parte
echaba de menos su otra mitad, se reunía
con ella y se abrazaban queriendo ser una
sola naturaleza. Cada uno de nosotros es,
pues, al haber quedado seccionado como
los lenguados, la mitad de un hombre y
busca continuamente su mitad.
8. En consecuencia, cuantos hombres son sección del ser común que en aquel
tiempo se llamaba andrógino, son aficionados a las mujeres, y la mayoría de los
adúlteros y las adúlteras proceden de este sexo. Pero cuantas mujeres son
sección de mujer, no prestan atención a los hombres, sino que se interesan por
las mujeres, y las lesbianas proceden de este sexo. En cambio, cuantos hombres
son sección de varón, persiguen a los varones, y son los mejores de los niños y
muchachos, por ser los más viriles por naturaleza, y cuando se hacen hombres
no se preocupan del matrimonio ni de la procreación de hijos por inclinación
natural, sino obligados por la ley, pues les basta pasar la vida unos con otros sin
casarse.
9. Así pues, cuando unos u otros se
tropiezan con aquella verdadera mitad
de sí mismos, sienten un maravilloso
impacto de amistad, afinidad y amor, de
manera que no están dispuestos a
separarse ni siquiera un instante, y si se
les presentara Hefesto con sus
instrumentos y les preguntara qué es lo
que más desean, si fundirlos y llegar a ser
uno solo mientras viven y, tras la
muerte, ser uno también en el Hades,
todos creerían haber escuchado lo que
anhelaban hace tiempo: unirse y fundirse
con el amado y llegar a ser uno de dos
que eran. El anhelo y la persecución de
ese todo recibe el nombre de amor.