Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
Mensage de apertura de la Superiora General
1. Muy buen día a todos. Muchas gracias a los que nos brindaron esta linda
representación de acogida, a la comunidad educativa de Concepción que
ensancha y acomoda sus espacios para acogernos, especialmente las familias
que nos reciben en sus hogares. Gracias a los que nos han ido introduciendo ya
con la orientación, la animación y la ambientación en el clima de este II
Congreso de Pastoral Consolación.
Bienvenidos todos, los de argentina, el país anfitrión que se ha volcado en los
preparativos, y bienvenidos los que han tenido que cruzar fronteras y llegar de
más lejos. Gracias por el esfuerzo que supone estar aquí para los venidos de
Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, México, Venezuela. Bemvindas as irmas e irmaos
do Brasil. Bienvenida especialmente Ade Gutierrez, como coordinadora general
del Movimiento, que viene desde España y nos acompaña con su esposo. Gracias
también a quienes están supliendo en nuestras presencias para hacer posible
nuestro encuentro aquí. Mi saludo también para muchos más que hubieran
querido acompañarnos y no han podido superar tantas circunstancias difíciles
que lo impiden. Un recuerdo especial para la Familia Consolación de Venezuela
que no puede hacerse presente tanto como hubiera deseado.
Doy gracias a Dios, como hemos hecho juntos ya, por este segundo Congreso;
por la oportunidad que me brinda para volver a visitar esta tierra y encontrarme
con todos ustedes, con tantas personas conocidas y entrañables. Gracias a
Milagro y al Secretariado por haber impulsado este evento; a las superioras
provinciales implicadas desde el trienio anterior y a las actuales y especialmente
a Loreto por haber coordinado su realización aquí. Gracias a todas las personas
que han colaborado en las distintas comisiones y han hecho posible que este II
Congreso, este encuentro de la Familia Consolación en Latinoamerica sea una
realidad. Gracias especialmente a la colaboración de los más próximos, de la
comunidad educativa de Tafí que nos facilitaron los desplazamientos y tantos
detalles.
Este congreso, el estar aquí, es expresión de la fuerza del Carisma que se mueve
y nos mueve en este continente. Es la vida de Santa Maria Rosa Molas que
después de 200 años sigue contagiándonos a tantos con la energía que solo
tienen los santos. Es manifestación del Espíritu Consolador que pone en nuestros
corazones la pasión por el Reino, el deseo de anunciar a Jesucristo y de ser
profetas de consolación en nuestro mundo. Es el Señor quien nos une y convoca
a hermanas y laicos, como Familia llamada en la Iglesia a derramar consuelo
entre quienes más lo necesitan. Vamos a compartir especialmente en estos días,
eso que el Papa Francisco ha dicho algunas veces como dirigido especialmente a
nosotros: la alegría de ser consolados y de ser llamados a consolar
En continuidad con el Congreso anterior estos días nos permitirán profundizar en
la hondura y novedad del carisma que nos compromete a compartir nuestra
espiritualidad y a promover una Evangelización que humaniza, libera y
transforma. Que el Congreso logre motivarnos para avivar el espíritu misionero
en nuestras presencias, conscientes que es un gran continente que requiere de
nuevas fuerzas, formas y creatividad para seguir evangelizando. No podemos
dejar pasar la invitación que nos dejó APARECIDA y que el Papa Francisco nos
recordó también a su paso por estas tierras. En Quito concretamente nos decía
que donarse, dar testimonio de Jesús, “Eso es evangelizar, ésa es nuestra
revolución –porque nuestra fe siempre es revolucionaria–, ése es nuestro más
profundo y constante grito”.
2. Esa llamada “revolucionaria” a evangelizar que recibimos todos, que percibimos
como urgencia, la compartimos como Familia aquí con gozo, hermanas y laicos,
con la riqueza y belleza de cada vocación y lo hacemos conjuntamente, como el
Papa nos sugería en este año de la Vida consagrada (en su carta apostólica). La
misión realmente se comparte porque nace de la experiencia vocacional de unos
y de otros y luego se plasma en proyectos de misión para servir a los
desconsolados de nuestro hoy, a “otros cualesquiera necesitados” como dejaba
abierto el deseo de nuestra Madre cuando fundó. Seguro que estos días nos
permitirán avanzar en este proceso de Misión compartida y desplegar
posibilidades de futuro en línea de una mayor corresponsabilidad con la misión
de consolar, a la que también de nuevo somos interpelados por las palabras de
Francisco, al convocar el Año de la Misericordia, diciéndonos “con la cual todos
somos llamados a dar consolación a cada hombre y cada mujer de nuestro
tiempo”.
Además todo esto lo compartimos y celebramos creando lazos de comunión entre
todo el continente, como ha ido haciendo el Secretariado desde que inició su
andadura. Sus acciones las vamos conociendo poco a poco todavía, pero van
tendiendo puentes y construyendo Familia y así nos encontramos aquí,
superando fronteras, diferencias culturales, en una “santa peregrinación”, como
dice el Papa, en una unidad que “no es uniformidad sino la multiforme armonía
que atrae”. Así crece también nuestra fraternidad universal porque desde otros
continentes todas nuestras comunidades nos siguen, nos apoyan con su cercanía
y oración, especialmente desde la Casa Madre y la Casa Generalicia.
Este congreso, en el bicentenario del nacimiento de nuestra Madre Maria Rosa,
sobre todo nos tiene que ayudar a hacer que Ella viva hoy, nazca de nuevo aquí
en la realidad que viven nuestros países de Latinoamérica. A lo largo de este año
estamos queriendo profundizar detenidamente en esto que San Juan Pablo II dijo
en la Eucaristía de su canonización: que “Nuestra Santa consolaba “mirando a
Jesucristo” dando a “conocer a Jesucristo, como manantial de toda consolación”
(cf. Regla común Hermanas de la Consolación, n.3) Consolaba sosteniendo la
esperanza de los pobres, defendiendo su vida y sus derechos, curando heridas
del cuerpo y del alma; consolaba luchando por la justicia, construyendo la paz,
promoviendo a la mujer; consolaba con humildad y con mansedumbre, con
bondad y misericordia; consolaba con la libertad de los hijos de Dios que nada
temen.” A través de los temas que ya vamos recibiendo, elaborados desde
distintos continentes por hermanas y laicos, queremos comprometernos a vivirlo
en nuestro entorno concreto, haciendo que Maria Rosa nazca de nuevo cada día.
Celebrar este Congreso en el marco de la solemnidad de la Virgen de la
Consolación sin duda nos trae un mensaje especial que tendremos espacio para
orar y reflexionar. Confiándolo a su intercesión queda oficialmente abierto este II
Congreso de Pastoral Consolación y con las palabras del Papa pido “Que Ella nos
ayude a dar testimonio de la alegría de la consolación de Dios, sin tener miedo a
la alegría; que Ella nos ayude a conformarnos con la lógica de amor de la Cruz, a
crecer en una unión cada vez más intensa con el Señor en la oración. ¡Así
nuestra vida será rica y fecunda! Amén.”
Emilia Sebastiá