1. Aquiles era el hijo del mortal Peleo, rey de los mirmidones en Ftía (sureste de
Tesalia), y la ninfa marina Tetis. Zeus y Poseidón se habían disputado su mano
hasta que Prometeo (o, según otras fuentes, Temis), profetizó que Tetis
engendraría un hijo más grande que su padre. Por esta razón ambos tuvieron
que renunciar a su deseo, y Tetis fue obligada a casarse con Peleo. Hay una
versión alternativa en las Argonáuticas,[2] donde Hera alude a la casta
resistencia de Tetis a los avances de Zeus, por lo que habría sido leal al lazo
matrimonial de Hera rechazándole fríamente.
Según el poema incompleto Aquileida, escrito por Estacio en el siglo I, versión
que no aparece en otras fuentes, cuando Aquiles nació Tetis intentó hacerle
inmortal sumergiéndolo en el río Estigia, pero olvidó mojar el talón por el que le
sujetaba, dejando vulnerable ese punto. (Véase talón de Aquiles, tendón de
Aquiles.) No está claro si esta versión del mito se conocía anteriormente. En
otra versión de la historia, Tetis ungía al niño con ambrosía y lo ponía al fuego
del hogar para quemar las partes mortales de su cuerpo. Fue interrumpida en
estos quehaceres por Peleo, que arrancó con violencia al niño de sus manos y
éste quedó con un talón carbonizado. Tetis, enfurecida, abandonó a ambos.[3]
Peleo sustituyó el talón quemado de Aquiles por la taba del gigante Dámiso,
célebre por su velocidad en la carrera. De ahí que se nombrara a Aquiles como
‘el de los pies ligeros’ (podas ôkus).
Sin embargo, ninguna de las fuentes anteriores a Estacio hace referencia a esta
invulnerabilidad. Al contrario, en la Ilíada Homero menciona que Aquiles es
herido: en el Libro XXI el héroe peonio Asteropeo, hijo de Pelegón, desafía a
Aquiles junto al río Escamandro. Le arrojó dos lanzas a la vez, alcanzando una el
hombro de Aquiles, «del cual brotó negra sangre».[4] Tampoco en los poemas
fragmentarios del ciclo troyano en los que aparece una descripción de la muerte
del héroe —Cipria (autor desconocido), Etiópida de Arctino de Mileto, Pequeña
Ilíada de Lesques e Iliupersis de Arctino— hay rastro de referencias a su
invulnerabilidad o su famoso talón. En vasijas pintadas posteriores
representando la muerte de Aquiles, una flecha (o en muchos casos varias)
alcanza su cuerpo.
Peleo confió a Aquiles y Patroclo al centauro Quirón en el monte Pelión para que
los criase.[5] Quirón los alimentó con fieros jabalíes, entrañas de león y médula
de oso para aumentar su valentía; además, les enseñó el tiro con arco, el arte
de la elocuencia y la curación de las heridas. La musa Calíope les enseñó el
canto, y el profeta Calcante predijo que a Aquiles se le daría a escoger entre
una vida corta y gloriosa o larga en años y anodina.
También en el canto IX de la Ilíada se cuenta que en la embajada integrada por
Odiseo, Áyax Telamonio y Fénix que este último —caballero mirmidón— habría
criado al héroe cuando era un niño, mencionando pasajes íntimos de su
infancia, así como en otros comentarios de la obra la convivencia con su madre
2. la nereida Tetis en el palacio de su padre. Por otro lado en Ifigenia en Áulide de
Eurípides se canta que Quirón predijo las hazañas de Aquiles
s dos primeras líneas de la Ilíada rezan:
μῆνιν ἄειδε θεὰ Πηληϊάδεω ‘Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquiles,
Ἀχιλῆος cólera funesta que causó infinitos males a
οὐλομένην, ἣ μυρί' Ἀχαιοῖς ἄλγε' los aqueos’
ἔθηκεν
Aquiles es el único mortal que experimenta la cólera no trivial, la que contiene
una especial referencia a los dioses (menis). Su ira es a veces vacilante y otras
veces absoluta. La «humanización» de Aquiles por los sucesos de la guerra es
un tema importante del relato.
uando los griegos partieron hacia la Guerra de Troya, se detuvieron
accidentalmente en Misia, donde gobernaba el rey Télefo. En la batalla
resultante, Aquiles hirió a Télefo. La herida no sanaba, y Télefo pidió un oráculo,
que afirmó que «el que hirió sanará».
Según se cuenta, en la obra perdida de Eurípides que contaba la historia de
Télefo, éste fue a Áulide disfrazado de mendigo y pidió a Aquiles ayuda para
curar su herida. Aquiles se negó, alegando no tener conocimientos médicos.
Alternativamente, Télefo secuestró a Orestes, pidiendo por rescate que Aquiles
sanase la herida. Odiseo razonó que la lanza era la que había infligido la herida
y que por tanto la lanza debía ser capaz de curarla. Se rasparon unos trozos de
la lanza sobre la herida, y Télefo se curó. Este es un ejemplo de magia
simpática
Cicno de Colona
Según algunas tradiciones recogidas por Plutarco y el investigador bizantino
Juan Tzetzes, una vez que los barcos griegos llegaron a Troya, Aquiles luchó y
mató a Cicno de Colona, un hijo de Poseidón. Cicno era invulnerable, excepto
por su cabeza.[7] [8]
Troilo
Según el Relato de la Destrucción de Troya de Dares Frigio,[9] el resumen latino
que transmitió la historia de Aquiles a la Europa medieval, mientras Troilo, el
hijo menor de Príamo y Hécuba (cuentan algunos que en realidad su padre era
Apolo), estaba abrevando sus caballos en la Fuente del León fuera de las
murallas de Troya, Aquiles le vio y se enamoró de su belleza (cuya «bondad de
formas» fue descrita por Ibicos como «oro tres veces refinado»). El joven
rechazó sus proposiciones y se refugió en el templo de Apolo. Aquiles le
3. persiguió hasta el interior del santuario y le decapitó en el mismo altar del dios.
[8]
Se decía que en aquel momento a Troilo le faltaba un año para su vigésimo
cumpleaños, y cuenta la leyenda que si Troilo hubiera alcanzado esa edad,
Troya habría sido invencible.
En la Ilíada
Aquiles venda el brazo de su amigo Patroclo. Este último vuelve su cabeza a un
lado para evitar ver la sangre y que Aquiles advierta sus muecas de dolor.
Artículo principal: Ilíada
La Ilíada de Homero es el relato más famoso de las hazañas de Aquiles en la
Guerra de Troya. La épica homérica sólo abarca unas pocas semanas de la
guerra y no narra la muerte de Aquiles. Comienza con su retirada de la batalla
tras ser deshonrado por Agamenón, el comandante de las fuerzas aqueas.
Agamenón había tomado a una mujer llamada Criseida como esclava, y el padre
de ésta, Crises, un sacerdote de Apolo, le rogó que se la devolviera. Agamenón
se negó y Apolo envió una plaga entre los griegos. El profeta Calcante
determinó correctamente la fuente de los problemas pero no quiso hablar a
menos que Aquiles jurase protegerle. Aquiles así lo hizo, por lo que Calcante
declaró que Criseida debía ser devuelta a su padre. Agamenón accedió, pero
exigió entonces que la esclava de Aquiles, Briseida, debía dársele como
reemplazo. Enfadado por esta deshonra (y como dice más tarde, porque amaba
a Briseida)[11] y a instancias de Tetis, Aquiles se negó a luchar y llevar a sus
mirmidones junto a las fuerzas griegas.
Como la batalla se volvió contra los griegos, Néstor declaró que si Agamenón no
hubiese enfadado a Aquiles, los troyanos no estarían ganando, y le pidió que le
aplacase. Agamenón accedió y envió a Odiseo y a otros dos jefes para ofrecer a
Aquiles la devolución de Briseida y otros obsequios. Aquiles los rechazó
tercamente y pidió a los griegos que navegaran de vuelta a casa como él estaba
planeando hacer.
4. Sin embargo, deseando conservar su gloria a pesar de su ausencia de la batalla,
finalmente Aquiles rezó a su madre Tetis, pidiéndole que rogase a Zeus que
permitiese a los troyanos hacer retroceder a las fuerzas griegas. Los troyanos,
dirigidos por Héctor, hicieron así retroceder al ejército griego hasta las playas y
asaltaron sus barcos. Con las fuerzas griegas al borde de la destrucción
absoluta, Aquiles accedió a que Patroclo llevase a los mirmidones a la batalla,
aunque él permanecería en su tienda. Patroclo logró repeler a los troyanos de
las playas, pero murió a manos de Héctor antes de que lograsen asaltar
realmente la ciudad de Troya.
Héctor contra Aquiles
Tras recibir de Antíloco, el hijo de Néstor, la noticia de la muerte de Patroclo,
Aquiles lloró sobre el cuerpo de su amigo. Su madre Tetis vino a consolar al
afligido Aquiles, persuadiéndole para que Hefesto le hiciese una nueva
armadura, en lugar de la que Patroclo había llevado y que fue arrebatada por
Héctor. La nueva armadura incluía el escudo de Aquiles, descrito con gran
detalle por el poeta.
Enfurecido por la muerte de Patroclo, Aquiles terminó con su negativa a luchar y
regresó al campo de batalla matando muchos hombres en su ira, pero siempre
buscando a Héctor. Incluso luchó contra el dios fluvial Escamandro, que se
enfadó porque estaba obstruyendo sus aguas con todos los hombres que
mataba. El dios intentó ahogarle pero fue detenido por Hera y Hefesto. El propio
Zeus advirtió la furia de Aquiles y envió a los dioses para contenerlos, pues
Troya no debía destruirse aún. Finalmente Aquiles encontró a su víctima y
persiguió a Héctor alrededor de las murallas de Troya. Dieron tres vueltas en
torno a ellas hasta que Atenea tomó la forma de Deífobo, hermano de Héctor y
así convenció a este último para luchar cara a cara contra Aquiles. Aquiles
obtuvo su venganza y mató a Héctor clavándole la lanza en el cuello. Entonces
ató el cuerpo a su carro y lo arrastró por el campo de batalla durante nueve
días. Luego presidió los juegos funerarios en honor de Patroclo.
Con la ayuda del dios Hermes, Príamo, el padre de Héctor, fue a la tienda de
Aquiles y le convenció de que le permitiese celebrar los ritos funerarios de su
hijo. El pasaje final de la Ilíada es el funeral de Héctor, tras el que la caída de
Troya es sólo una cuestión de tiempo.
Pentesilea
Aquiles, tras su tregua temporal con Príamo, luchó y mató a la reina guerrera
amazona Pentesilea.
5. Memnón
Tras la muerte de Patroclo, el compañero más cercano de Aquiles pasó a ser
Antíloco, el hijo de Néstor. Cuando Memnón de Etiopía mató a Antíloco, Aquiles
irrumpió de nuevo en el campo de batalla buscando venganza. La lucha entre
Aquiles y Memnón por Antíloco se hace eco de la de Aquiles y Héctor por
Patroclo, salvo porque Memnón (a diferencia de Héctor) es también hijo de una
diosa, como Aquiles. Muchos investigadores homéricos argumentan que este
episodio inspiró muchos detalles de la Ilíada sobre la descripción de la muerte
de Patroclo y la reacción de Aquiles. El episodio formó así la base de la épica
cíclica Etiópida, que fue compuesta tras la Ilíada, posiblemente el siglo VII a. C.
La Etiópida se ha perdido, salvo por fragmentos dispersos citados por autores
posteriores. Quinto de Esmirna también nos da un tratamiento épico a la muerte
de Memnón y a la inmortalidad entonces concedida por Zeus, así como una
descripción lírica del extremo dolor de sus compatriotas.
Muerte de Aquiles
Como había predicho Héctor en su último aliento, Paris mató más tarde a
Aquiles, bien con una flecha (en el talón según Estacio) o con un cuchillo por la
espalda cuando visitaba a Políxena, una princesa troyana. En algunas versiones,
el dios Apolo guiaba la flecha de Paris, o bien era Apolo el que lo mataba sin
intervención de Paris.
Sus huesos fueron mezclados con los de Patroclo, y se celebraron juegos
funerarios. Aquiles fue representado en la perdida épica de la Guerra de Troya
de Arctino de Mileto viviendo tras su muerte en la isla de Leuce en la
desembocadura del Danubio (véase más abajo).
Más tarde Filoctetes mató a Paris usando el enorme arco de Heracles.
El destino de la armadura de Aquiles
La armadura de Aquiles fue objeto de una disputa entre Odiseo y Áyax el Grande
(primo mayor de Aquiles). Ambos compitieron por ella dando discursos sobre por
qué fueron los más bravos tras Aquiles y los más merecedores del mismo.
Odiseo ganó. Áyax se volvió loco de dolor y angustia y juró matar a sus
compañeros; empezó a matar vacas u ovejas, creyendo en su locura que eran
soldados griegos. Entonces se suicidó.
Aquiles y Patroclo
La relación de Aquiles con Patroclo es un aspecto clave de su mito. Su
naturaleza exacta ha sido objeto de disputa tanto en el periodo clásico como en
la época moderna. En la Ilíada queda claro que los dos héroes tienen una
6. amistad profunda y extremadamente significativa, pero la evidencia de un
elemento romántico o sexual es equívoca. Los comentadores del periodo
clásico hasta la actualidad han tendido a interpretar la relación a través de las
lentes de sus propias culturas. Así, en la Atenas del siglo V a. C. la relación era
comúnmente interpretada como pederástica. Los lectores contemporáneos
tienden a interpretar a la pareja de héroes como «compañeros de guerra» no
sexuales o como una pareja homosexual igualitaria.
El culto de Aquiles en la Antigüedad
Hubo un culto arcaico de Aquiles en la Isla de las Serpientes (Leuce) del mar
Negro, frente a las costas de las actuales Rumania y Ucrania, con un templo y
un oráculo que sobrevivieron hasta la época romana.[12]
En la épica perdida Etiópida, una continuación de la Ilíada atribuida a Arctino de
Mileto, la madre de Aquiles, Tetis, regresaba para llorar su muerte y retiraba sus
cenizas de la pira, llevándolas a Leuce, en la desembocadura del Danubio. Allí
los aqueos erigieron un túmulo en su honor y celebraron juegos funerarios.
Plinio menciona en su Naturalis Historia un túmulo en la isla consagrada a
Aquiles, que ya no era evidente,[13] situado a una distancia de cincuenta millas
romanas de la isla Peuce junto al delta del Danubio, y el templo que había allí. A
Pausanias le dijeron que la isla estaba «cubierta con bosques y llena de
animales, algunos salvajes, otros mansos. En esta isla está también el templo
de Aquiles y su estatua».[14] Las ruinas de un templo cuadrado de 30 m de lado,
posiblemente dedicado a Aquiles, fueron descubiertas por el Capitán Kritzikly
en 1823, pero no se han realizado excavaciones modernas en la isla.
Pomponio Mela cuenta que Aquiles está enterrado en la isla llamada Aquilea,
entre el Borístenes y el Ister.[15] Y el geógrafo griego Dionisio Periegeta, que
vivió en la época de Domiciano, escribió que la isla se llamaba Leuce «debido a
que los animales salvajes que vivían eran blancos. Se decía que allí, en la isla
Leuce, residen las almas de Aquiles y otros héroes, y que vagan por los valles
inhabitados de esta isla; así es como Júpiter recompensó a los hombres que se
habían distinguido por sus virtudes, gracias a que por ellas adquirieron honor
eterno.»[16]
El Periplus Ponti Euxini da los siguientes detalles:[17]
Se decía que la diosa Tetis levantó la isla del mar para su hijo Aquiles, que mora
allí. Aquí están su templo y su estatua, una obra arcaica. La isla no está
habitada y las cabras, no muchas, pastan en ella, sacrificándola a Aquiles la
gente que llega a ella en sus barcos. En este templo también están depositados
gran cantidad de regalos sagrados, cráteras, anillos y piedras preciosas,
ofrecidos a Aquiles en agradecimiento. Aún pueden leerse inscripciones en
7. griego y latín, en las que Aquiles es elogiado y celebrado. Algunas de ellas
están escritas en honor de Patroclo, porque aquellos que desean ser
favorecidos por Aquiles honran a Patroclo al mismo tiempo. Hay también en
esta isla incontables pájaros marinos, que cuidan del templo de Aquiles. Cada
mañana vuelan al mar, mojan sus alas con agua y regresan rápidamente al
templo para rociarlo. Cuando terminan de hacerlo, limpian el hogar del templo
con sus alas. Otra gente dice incluso más: que algunos de los hombres que llega
a esta isla lo hacen intencionadamente. Llevan animales en sus barcos,
destinados a sacrificios. Algunos de estos animales se matan y otros se dejan
libres en la isla, en honor de Aquiles. Pero hay otros que se ven obligados a
llegar a la isla por las tormentas marinas. Como no tienen animales para
sacrificar pero desean obtenerlos del propio dios de la isla, consultan el oráculo
de Aquiles. Piden permiso para matar las vícitmas escogidas de entre los
animales que pastan libres en la isla, y depositan a cambio el precio que
consideran justo. Pero en caso de que el oráculo les niegue el permiso, porque
hay un oráculo allí, añaden algo al precio ofrecido, y si el oráculo niega de
nuevo, añaden algo más, hasta que al final el oráculo juzga que el precio es
suficiente. Y entonces la víctima no huye más, sino que espera
intencionadamente a ser atrapada. Así, hay una gran cantidad de plata allí,
consagrada al héroe, como precio por las víctimas sacrificadas. A alguna de la
gente que llega a esta isla Aquiles se le aparece en sueños, a otra se le aparece
incluso durante su navegación si no están muy lejos y les enseña en qué parte
de la isla sería mejor que anclasen sus barcos.
El culto de Aquiles en la isla de Leuce estaba extendido en la Antigüedad, no
sólo por las costas del mar Póntico sino también por ciudades marítimas cuyos
intereses económicos estaban estrechamente relacionados con las riquezas del
mar Negro.
El Aquiles de la isla de Leuce era venerado como Pontarches, señor y dueño del
mar Póntico, protector de los marineros y la navegación. Los marineros se
desviaban de su curso para ofrecerle sacrificios. A Aquiles de Leuce le fueron
dedicados varios importantes puertos comerciales en aguas griegas, como
Achilleion en Mesenia[18] y Achilleios en Laconia.[19] Nicolae Densuşianu pensaba
incluso que reconocía a Aquiles en el nombre de Aquilea y en el brazo norte del
delta del Danubio, el brazo de Chilia (Achileii), aunque su conclusión de que
Leuce tenía derechos de soberanía sobre Pontos, evoca las leyes marinas
modernas en lugar de las arcaicas.
Leuce también tenía reputación como lugar de sanación. Pausanias cuenta que
la sibila délfica envió a un señor de Crotona para ser curado de una herida en el
pecho.[20] Amiano Marcelino atribuye la sanación a las aguas de la isla.[21]
8. El culto de Aquiles en la época moderna: El Achilleion de Corfú
[editar]
En la región de Gastouri (Γαστούρι) al sur de la ciudad de Corfú (Grecia), la
emperatriz austriaca Sissi construyó en 1890 un palacio de verano con Aquiles
como tema principal, en lo que supone un monumento al romanticismo
platónico. Naturalmente, el palacio fue bautizado en su honor: Achilleion
(Αχίλλειον). En esta elegante construcción abundan las pinturas y esculturas de
Aquiles, tanto en el salón principal como en los espléndidos jardines,
representando las escenas heroicas y trágicas de la Guerra de Troya.
El nombre de Aquiles
El nombre de Aquiles puede ser analizado como una combinación de ἄχος akhos
(‘dolor’, ‘pena’) y λαός laos (‘pueblo’, ‘tribu’, ‘nación’, etcétera). En otras
palabras, Aquiles es una personificación de la pena, siendo este dolor un tema
que aparece numerosas veces en la Ilíada (frecuentemente debido a Aquiles). El
papel de Aquiles como héroe de las penas constituye una yuxtaposición irónica
con la visión convencional de Aquiles como héroe del kleos (‘gloria’,
normalmente en la batalla).
Laos ha sido interpretado por Gregory Nagy, siguiendo a Leonard Palmer, con el
significado de ‘cuerpo de soldados’. Con esta derivación, el nombre tendría un
doble sentido en el poema: cuando el héroe actúa correctamente sus hombres
llenan de dolor al enemigo, pero cuando se equivoca son sus hombres los que
reciben el dolor. El poema trata en parte sobre la mala administración de la ira
por parte del liderazgo.
Siglos después de Homero, su nombre se transformó en la forma femenina
Aquilia, recogida en un relieve de Halicarnaso como el nombre de una
gladiadora luchando con Amazonia. Los juegos de gladiadores romanos a
menudo aludían a la mitología clásica y esto parece una referencia a la lucha de
Aquiles con Pentesilea, pero le da el giro adicional de que Aquiles sea
«interpretado» por un hombre.
Otras historias sobre Aquiles
9. Aquiles descubierto entre las hijas de Licomedes, de Rubens y Van Dyck.
Algunas fuentes posteriores a Homero afirman que para mantener a Aquiles
alejado de la guerra, Tetis (o en algunas versiones Peleo) escondió al joven en
la corte de Licomedes, rey de Esciro. Allí Aquiles fue disfrazado de doncella y
vivió entre las hijas de Licomedes con el nombre de Pirra (‘pelirroja’). Con una
de ellas, Deidamia, a quien en la versión de Estacio violaba, tuvo a su único hijo,
Neoptólemo (también llamado Pirro, por el apodo de su padre). Según esta
historia, Odiseo supo por el profeta Calcas que los aqueos serían incapaces de
capturar Troya sin la ayuda Aquiles, por lo que marchó a Esciro disfrazado de
vendedor ambulante vendiendo ropas y joyas femeninas entre las que puso un
escudo y una lanza. Cuando Aquiles inmediatamente tomó la lanza, Odiseo le
descubrió a pesar del disfraz y le convenció para unirse a la campaña de Troya.
En otra versión de la historia, Odiseo tocó una trompeta de alarma mientras
estaba con las mujeres de Licomedes. Mientras éstas huyeron presas del
pánico, Aquiles se preparó para defender la corte, desvelando así su identidad.
En la Odisea de Homero hay un pasaje en el que Odiseo navega hasta el
inframundo y conversa con las sombras. Una de éstas es Aquiles, quien
saludado como «bendito en vida, bendito en la muerte», responde que preferiría
ser esclavo del peor de los amos a rey de todos los muertos. Esto ha sido
interpretado como un rechazo a su vida de guerrero, pero también como una
humillación a la levedad de su martirio. Aquiles era adorado como un dios del
mar en muchas de las colonias griegas del mar Negro, ubicación de la mítica
«Isla Blanca» en la que se decía que habitaba tras su muerte, junto con muchos
otros héroes.
La literatura posthomérica explora una interpretación pederasta del amor entre
Aquiles y Patroclo. Para los siglos V y IV, la estrecha —y discutiblemente
ambigua— amistad retratada por Homero floreció en una inequívoca relación
amorosa y erótica en las obras de Esquilo, Platón y Esquines, y parece haber
inspirado los enigmáticos versos en el Alejandra de Licofrón que afirmaban que
Aquiles mató a Troilo por una cuestión de amor no correspondido.
Los reyes de Epiro reivindicaban ser descendientes de Aquiles por su hijo.
Alejandro Magno, hijo de la princesa Olimpia de Epiro, podría por tanto reclamar
también este parentesco, y se esforzó en ser como su gran antepasado de
muchas formas. Se dice que visitó su tumba al pasar por Troya.
Algunos también afirman que Aquiles se casó con Medea y que tras su muerte
ambos se unieron en los Campos Elíseos del Hades, como Hera prometiese a
Tetis en la Argonáutica de Apolonio. En algunas versiones del mito, Aquiles tuvo
una aventura con su cautiva Briseida.
10. Aquiles en la tragedia griega
El dramaturgo griego Esquilo escribió una trilogía de obras sobre Aquiles,
llamada Aquileida por los investigadores modernos. Las tragedias narraban las
hazañas de Aquiles durante la Guerra de Troya, incluyendo su victoria sobre
Héctor y finalmente su muerte cuando una flecha disparada por Paris le
alcanzó. Fragmentos conservados de Los mirmidones y otros fragmentos de
Esquilo han sido reunidos para producir una obra moderna factible.
Otra obra perdida de Esquilo, Los mirmidones, se centraba en la relación entre
Aquiles y Patroclo. Sólo se conservan unas pocas líneas.
El dramaturgo Sófocles también escribió una obra protagonizada por Aquiles,
Los amantes de Aquiles, de la que sólo sobreviven unos pocos fragmentos.